El Antakarana como un Fenómeno Eléctrico

Laurence Newey

Para poder hablar del antakarana como un fenómeno eléctrico, la primera y más obvia pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Qué es electricidad? ¿Qué es esa fuerza atractiva entre un objeto con carga positiva y otro con carga negativa? ¿Qué es esa fuerza atractiva entre un protón y un electrón dentro de un átomo? La ciencia sabe bastante bien cómo trabaja la carga eléctrica y cómo se comporta, pero parece que no sabe realmente como describirla o comprender qué es ella en esencia. Más aún, la ciencia no dispone de las herramientas necesarias para poder penetrar en el meollo del misterio, porque la electricidad está, casi literalmente, viva. Ella es una entidad viviente; un hecho que probablemente sorprenderá, incluso asustará, al electricista de tu región.

La literatura esotérica se refiere a esta Gran Vida eléctrica como Fohat. Parafraseando a Helena Blavatsky: “Fohat es el poder eléctrico vital personificado, la Unidad trascendental que enlaza todas las Energías Cósmicas, tanto en los planos invisibles como en los manifestados… En el nivel Cósmico, su influencia se halla presente en el poder constructor que, en la formación de las cosas, ―desde el sistema planetario hasta la luciérnaga y la simple margarita― lleva a cabo el plan que está en la mente de la Naturaleza… En el plano terrestre, su influencia se siente en la fuerza magnética. Fohat es la fuerza activa en la Vida Universal, el mensajero de las Ideaciones cósmica y humana. Y en una escala inferior, es el pensamiento objetivado de los Dioses: el Verbo hecho carne”. 1

Otra cita dice: Fohat, el Hijo veloz de los Hijos divinos, lleva mensajes circulares … Él atraviesa como el rayo las nubes de fuego (nieblas cósmicas); da Tres y Cinco y Siete Pasos a través de las Siete Regiones superiores y de las Siete inferiores (el mundo que será). Alza la Voz, y llama a las Chispas innumerables (átomos) y las reúne..2

“Fohat lleva mensajes circulares”. Qué manera más hermosa de describir el primordial, el principal circuito eléctrico. De acuerdo con ello, todo en la manifestación es parte de un gigantesco circuito eléctrico, conjuntamente con una miríada de circuitos pequeños que existen dentro de uno mucho mayor. Además, donde hay electricidad, hay magnetismo; ellos son dos manifestaciones de la misma entidad electromagnética: toda corriente eléctrica va acompañada de un campo magnético, y viceversa. Y esta relación es la que constituye la base de la ciencia de invocación y evocación.

Para poder comprender esto, visualicemos un circuito eléctrico simple, a fin de ver, en el nivel estrictamente físico, cómo se lleva a cabo en cada casa electrificada la invocación de la Gran Vida, así también como ocurre, de hecho, con un grupo de personas que se reúnen para participar en un trabajo espiritual, a través de rituales y ceremonias de invocación grupal.

En un circuito simple, por ejemplo, formado de un alambre de cobre, una batería y una bombilla, los electrones externos de los átomos del cobre que componen el alambre no están muy ligados entre sí; de este modo, ellos son empujados a través del alambre, de átomo en átomo, cuando se conecta la energía química de la batería. Esto es lo que generalmente comprendemos por el término de “corriente eléctrica”. Pero, esta corriente no suministra de sí misma una potencia; el flujo de corriente, el movimiento de los electrones a través del alambre, es menos que un centímetro por minuto; ésta es la corriente continua, o CC (DC). En nuestras casas usamos la corriente alterna, CA (AC); y aquí los electrones no fluyen, de ninguna manera, por el circuito; ellos sólo vibran; ellos se sacuden o se mecen adelante y atrás, en un solo sitio; es decir, la corriente eléctrica se mueve muy lentamente hacia delante, o incluso no lo hace en absoluto. Entonces, ¿qué ocurre aquí?

De hecho, en el movimiento simple de los electrones estamos presenciando las nociones básicas de la ceremonia y el ritual. Esta pequeña danza electrónica, o ceremonia, es una “obra del séptimo rayo”, puesto que, como nos dice la Sabiduría Eterna, el séptimo rayo opera en relación con el fenómeno de la electricidad. Y este movimiento rítmico es una parte del rito de invocación a Fohat, Quien, invocado por la reacción química en la batería, recorre el círculo de los electrones vibrantes, con el objeto de llevar a cabo Su tarea electrizante. A diferencia de las pequeñas vidas electrónicas que componen la corriente eléctrica, es la fuerza del campo electromagnético la que realiza el trabajo de alumbrar nuestra bombilla. Una gran vida ha sido evocada para realizar esto, en cooperación con el movimiento rítmico de miríadas de vidas electrónicas no tan grandes. Fohat recorre los espacios en torno a los alambres que conectan la batería al filamento de la bombilla, con una velocidad cercana a la de la luz. Aquí, él se abalanza sobre los elementales del electrón en el filamento y los estimula con Su energía eléctrica, a tal punto en que Él es convertido en luz y calor, que se irradian hacia el medioambiente.

Pensemos ahora en el modo en que trabajan las ceremonias rituales del séptimo rayo, como las preparaciones realizadas para el festival anual de Wesak. Antes de la aparición del Buddha, asistentes de todos los grados ejecutan movimientos rituales con el fin de magnetizar los éteres y de fortalecer la fuerza de invocación, para facilitar la aparición del Buddha y su trabajo. Ellos zigzaguean con movimientos sincrónicos para formar símbolos importantes, como la estrella de cinco puntas, el triángulo y la cruz, y todo ello acompañado de sonidos de cánticos de ciertas palabras y mantras. El sentimiento de expectación crece y la tensión aumenta. “A través de los cuerpos de las personas parece haber un estímulo o una vibración potente que … fusiona y mezcla los participantes del grupo en un todo unido”. Fohat ha sido invocado y un aspecto de su poder eléctrico penetra en los presentes. Cada asistente actúa como batería y como bombilla, participando en el rito de invocación a Fohat por medio de rituales de sonidos y movimientos; y cuando la carga eléctrica invocada se vierte en los centros de los cuerpos de los asistentes, ella se convierte en luz y “permite la cálida exteriorización energética”, expresado esto con términos esotéricos. La luz y el calor ocultos se irradian al medioambiente, y en realidad al mundo entero. Ahora que el circuito está vivo y funcionando, la bendición del Buddha puede ser impartida al grupo y fluir en el mundo sobre ondas de energía Fohática.

Visto lo principal acerca de los circuitos electromagnéticos, ahora podemos considerar el antakarana mismo como un fenómeno eléctrico. Un escollo inicial consiste en que al antakarana no se lo considera comúnmente como un circuito, sino más bien como un puente para salvar la distancia que existe ―pero sólo en la conciencia― entre la mente inferior de la personalidad y la mente superior del Ego Espiritual. Sin embargo, recordemos que, en realidad, el antakarana está tejido en torno a un hilo de fuerza ya existente, que se extiende sobre este abismo. Es el sutratma, el hilo de la vida que se extiende desde cada hijo de Dios individualizado, en los más elevados planos del sistema, descendiendo a través del Ángel Solar en el plano mental, hasta la personalidad en los tres mundos; suministrando la energía vital de la Vida misma y la mayor parte de la conciencia de los planos superiores, las que pueden ser registradas en cada estadio de desarrollo de la personalidad. Durante la meditación, cuando nuestros pensamientos vuelven a dirigirse hacia arriba, hacia esta fuente superior del reino espiritual, el antakarana se entreteje con el sutratma, formando así una vía bidireccional de energía viviente y consciente, y esto completa el circuito eléctrico o fohático. Curiosamente, el antiguo comentario describe a alguien que hiló, o tejió, el primer y tenue hilo ascendente del circuito, como “un tejedor con iniciativa fohática”.

Hemos comprobado el hecho de que no existe un abismo real de comunicación entre la Mónada, el alma y la personalidad, sino que tan sólo se trata de una falta de conciencia de esa realidad. Para poder comprender mejor esto, podemos considerar otro fenómeno eléctrico del plano físico: el relámpago.  ¿Cuántas veces hemos observado con asombro el poder de Fohat, cuando él corre por los cielos lanzando  rayos, que conectan el cielo con la tierra? Aquí, otra vez, la ciencia se afana por dar una explicación de esas incontables descargas eléctricas que ocurren en cada momento por todo el planeta, a través de las tormentas eléctricas. Generalmente se cree que son debidas a perturbaciones atmosféricas; sin embargo, las tormentas eléctricas son, en realidad, lo contrario de lo que ellos normalmente piensan que son. Más que generadores eléctricos, son disipadores de energía dentro de un circuito planetario, siendo el relámpago como una chispa de una corriente celestial que se conecta con la Tierra.

Sirviéndonos de la visualización que hizo William Beaty en la página web Aficionados de la Ciencia, indicada abajo 3, imaginémonos que ahí fuera hay una tormenta eléctrica, y reduzcamos unas mil veces la velocidad del proceso, de tal modo que podamos ver lo que realmente ocurre cuando cae un rayo. Así, ahora estamos fuera, el tiempo se ha parado, vemos un mundo paralizado. El viento detenido sacude los árboles y los arbustos en nuestro entorno, y algunas tejas rotas de un tejado vecino están suspendidas en el aire, cerca de nosotros. Bien arriba en el cielo vemos una enmarañada y ramificada red de líneas sutiles, de color violeta, incandescentes y serpenteantes como las raíces de un árbol, que se alargan. Ahora observamos que todo en el suelo comienza a brillar. Trocitos de tenue fuego púrpura surgen de la parte superior de los arbustos, de las esquinas del techo del vecino, de las puntas de las ramificaciones de los árboles y de los pedazos de tejas que están volando. Si extendemos nuestras manos hacia afuera, vemos que de las puntas de todos nuestros dedos también brota un tenue fuego púrpura. Como podemos ver, el fuego púrpura del cielo se alarga y desciende, mientras que los fuegos púrpuras de todos los objetos que están sobre o cerca del suelo se vuelven más intensos y comienzan a crecer hacia arriba. El rito de invocación-evocación a Fohat está en marcha, y así también la formación de un antakarana entre los cielos y la tierra.

A medida que el tenue relámpago de color violeta desciende, su velocidad también aumenta y, simultáneamente, las irregulares llamas púrpuras de nuestros dedos crecen hacia arriba, como unas delgadas líneas de color violeta serpenteantes (!). Observamos estelas que se elevan de los árboles, de los arbustos, del techo de la casa; y todos ellos van al encuentro del rayo que llega. A medida que la atracción, o carga, entre el cielo y el suelo aumenta a tal punto de tensión irresistible, las estelas que ascienden y crecen se conectan con los descendentes; ahora Fohat se eleva repentinamente, y el color púrpura cambia al resplandeciente relámpago blanco azulado, con el que tan bien estamos familiarizados, y la diferencia de voltaje entre el cielo y la tierra se neutraliza. Por otro lado, el destello blanco azulado que vemos durante la caída de un rayo no es Fohat en sí, sino que es el puente de plasma formado en el aire, por donde él pasa; un puente de nitrógeno y oxígeno, a los que se les ha arrancado sus electrones, que irradian luz y calor cuando Fohat pasa rápidamente a través de ellos. Un canal de aire desempeña la misma función que hace el filamento de tungsteno en la bombilla de nuestro circuito.

Fohat mismo es invisible, intangible; consiste de algo que los sentidos inferiores no pueden captar. Y así también es el antakarana que estamos construyendo durante la meditación. El Tibetano dice que el antakarana está compuesto de sustancia mental, o de sustancia de luz; pero, después en otra parte nos dice que esto es tan sólo un modo simbólico de hablar. De igual modo como la corriente eléctrica en nuestro circuito o el canal de plasma de aire durante las tormentas eléctricas, el antakarana puede ser descrito como un puente o como un conductor compuesto de sustancias de varios planos; es la vida que corre a través de éste, que es lo que nos concierne.  De hecho, tenemos que comenzar a pensar sobre nosotros mismo como siendo, en general, proyecciones divinas, emanaciones de fuerzas provenientes de campos de ondas electromagnéticas divinas, y no identificarnos con nuestros vehículos materiales, independientemente de cuán sublimes sean estos. Nuestros cuerpos son como nudos solidificados de electricidad estática ―condensadores que almacenan carga eléctrica en todos los niveles del sistema, en los que focalizamos nuestra conciencia; y como sabemos, la energía sigue al pensamiento.

Prosiguiendo con la analogía luminosa, el antakarana es semejante a un puente conector de sustancia mental electrificada que conecta dos terminales de polaridades o cargas opuestas. Por medio del pensamiento concentrado, durante nuestras meditaciones acumulamos carga en un punto de elevada tensión eléctrica, como un condensador, y luego la liberamos intencionalmente, elevándola hacia la Tríada espiritual, completando el circuito de conciencia. Una vez realizado esto, los centros de nuestros vehículos inferiores asumen la función de la bombilla en el circuito, y el campo de ondas electromagnéticas de la Tríada espiritual se vierte en ellos, con lo cual estos se convierten en una forma de energía que es apropiada para estimular la conciencia humana, en concordancia con el Plan Divino.

Todo este asunto de la electricidad también lo podemos considerar en el plano físico, en nuestros cerebros, donde ocurren constantemente tormentas eléctricas. Observando tan sólo desde una perspectiva física, el hombre es un ser eléctrico, que para comunicarse depende de la capacidad conductiva de los metales. El cerebro humano está compuesto de más de 100 mil millones de células nerviosas, y cada una de ellas posee más o menos 100.000 conexiones. Cada segundo, trillones de señales eléctricas se transmiten entre las neuronas; en comparación, esto hace que Internet sea algo trivial. Y son los metales de sodio y potasio los que actúan como baterías, que regulan el balance de energía eléctrica en todas las membranas celulares. Todo lo que vemos, sentimos, imaginamos o recordamos, se expresa a sí mismo a través de un mundo de señales eléctricas; todo ello transmitido y comunicado desde y hacia la conciencia central en el cerebro, por medio de vínculos iónicos establecidos a través de la atracción electrostática entre estos metales.

En realidad, el ser humano es una entidad eléctrica, y su función es ofrecer resistencia eléctrica a la fuerza afluente de Fohat y a las cualidades que éste transmite. A través del contacto con los planos inferiores, y especialmente en los aires vitales en las cavidades cerebrales, las formas mentales que hemos creado se iluminan y funcionan como filamentos, o resistencias, por medio de los cuales Fohat puede convertir para el mundo su fuerza eléctrica en luz. Curiosamente, el término de medida utilizado para la resistencia eléctrica es OHMS, que tiene un conocido círculo…; pero, tal vez deberíamos acabar aquí este asunto, porque probablemente sería un analogía demasiado atrevida (!).

Para finalizar, aquí tenemos dos citas del Tibetano que explican la importancia de comenzar a pensar en términos de electricidad, de ver la vida y el universo en el que vivimos desde una perspectiva eléctrica, y la razón detrás de la iniciativa de la sección Puente Eléctrico de la Escuela Arcana, que se halla en la página web de Lucis Trust.

 

“En el futuro, nos veremos unos a otros y a todas las formas de manifestación divina como unidades de luz de distintos grados de brillantez y hablaremos cada vez más en términos de electricidad, voltaje, intensidad y fuerza. La edad y la etapa y ubicación de los hombres, respecto a la escala de evolución, serán observables y se harán objetivamente evidentes … restableciendo así en la tierra el reino de los iluminados … Estos desarrollos se deberán al trabajo de los científicos de las dos generaciones venideras y al resultado de sus esfuerzos. Su trabajo con el átomo de la sustancia y sus investigaciones en el reino de la electricidad, de la luz y de la fuerza, deberán demostrar inevitablemente la relación entre las formas ―otro término para la hermandad―, el hecho del alma, la luz interna y la irradiación de todas las formas.” 4

 
 

“Si este tratado [Tratado sobre Fuego Cósmico] no sirve a otro propósito que llamar la atención de los que estudian ciencia y filosofía para que estudien la fuerza o la energía en el hombre y en los grupos, e interpreten al hombre y a la familia humana en términos de fenómenos eléctricos, mucho bueno se habrá logrado. La polaridad de un hombre, de un grupo y de un conjunto de grupos; la polaridad de los planetas y su relación entre sí y con el sol; la polaridad del sistema solar y su relación con otros sistemas; la polaridad de los vehículos más sutiles y la aplicación científica de las leyes de la electricidad a todo lo existente en el plano físico, traerá una revolución en este planeta sólo comparable a la efectuada en el momento de la individualización.” 5

 

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1.  La Doctrina Secreta. Vol. I,  H. P. Blavatsky, pág. 161, 2ª.  ed., Ed. Sirio.
2.  La Doctrina Secreta, “Estancia V”, Vol. I, H. P. Blavatsky, págs, 103-104, 2ª.  ed., Ed. Sirio.
3.  Sparks and Lightning, William Beaty http://amasci.com/tesla/spark.html
4. Tratado sobre Magia Blanca, pág. 311, Ed. Sirio; vers. ingl. págs. 334-5.
5. Tratado sobre Fuego Cósmico, pág. 575, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl. pág. 714.

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