Marzo 2009

¡Grande es el misterio del dolor! Las palabras pronunciadas para todos los hijos de los hombres, los Hijos de Dios, fueron: Aprendan por medio de la lucha en la vida terrena a elegir el camino mejor, después el más bueno. No evadan el dolor. No busquen el camino más fácil, pues no lo encontrarán. Recorran el Camino que mediante el sufrimiento, el dolor y la terrible angustia, conduce a ese lugar elevado de donde ustedes vinieron -lugar donde Dios camina con los hijos de los hombres, que son los Hijos de Dios. Ante la augusta presencia todo dolor desaparecerá, el sufrimiento se desvanecerá y la muerte no triunfará. La belleza, la bondad y la fortaleza de Dios irradian la faz de los hombres. (Discipulado en la Nueva Era, Vol. II, p. 653)