La Naturaleza del Esoterismo

de Alice A. Bailey

Los educadores de la nueva era deben poner cada vez más el énfasis en el acercamiento esotérico y sería de valor que definieran el esoterismo en términos que estén al alcance de la inteligencia media del estudiante esotérico y de acuerdo a su grado de evolución. Les recordaré que el verdadero esoterismo es algo más profundo (desde el punto de vista de la Jerarquía) de lo que se cree.

Una de las más inadecuadas definiciones dadas sobre el esoterismo es la que concierne a lo que está oculto y velado, pero aunque se lo presiente, se desconoce. Con ello se quiere insinuar que ser esotérico es estar entre quienes tratan de penetrar en cierto reino secreto, en el cual no se le permite entrar al estudiante común. Si esto fuera todo, entonces el desarrollo de cada científico y místico representaría el acercamiento de tipo mental y de tipo emocional al mundo del esoterismo y de las realidades ocultas, lo cual no sería exacto. El místico jamás es un verdadero esotérico, porque no se ocupa conscientemente de fuerzas ni de energías, sino de algo indefinido (llamado Dios, Cristo, Bienamado) y que es, por lo tanto, aquello que satisface el ansia de su alma. El científico que actualmente estudia y penetra con tanta rapidez en el mundo de las fuerzas y las energías es, en realidad, un verdadero esotérico — aunque en su esfuerzo por controlar las energías que busca, niega su fuente de origen. Esto no tiene importancia, porque más adelante reconocerá la fuente de donde emanan.

El acercamiento fundamental de quienes tratan de captar el esoterismo o enseñarlo a los estudiantes, consiste en hacer hincapié en el mundo de las energías y reconocer que detrás de todo lo que acontece en el mundo de los fenómenos (quiero significar los tres mundos de la evolución humana), existe el mundo de las energías, las cuales son de la mayor diversidad y complejidad, pero todas se mueven y actúan bajo la ley de Causa y Efecto. Es innecesario señalar la naturaleza práctica de esta definición, como también indicar cómo puede ser aplicada a la vida del aspirante, a la de la comunidad y a la de los asuntos mundiales, o su aplicación en los condicionantes niveles inmediatos de las energías espirituales experimentales que constantemente tratan de hacer impacto o contacto, con el mundo de los fenómenos. Esto lo hacen bajo la dirección espiritual, a fin de complementar el Plan. Lo afirmado anteriormente es de vital importancia; las demás afirmaciones están implícitas en ellas, y es la primera verdad importante que sobre el esoterismo debe conocer y aplicar cada aspirante a los misterios y a la universalidad de lo que mueve los mundos y fundamenta el proceso evolutivo.

La primera tarea del esotérico consiste en captar la naturaleza de las energías que tratan de condicionarlo y que se expresan en el plano físico a través de su equipo o vehículo de manifestación. Por consiguiente, el estudiante esotérico debe comprender que:

  1. Es un conjunto de fuerzas heredadas y condicionadas por lo que ha sido, además de una gran fuerza opositora que no es un principio y que llamamos cuerpo físico.
  2. Es sensible a, y debería ser cada vez más consciente de ciertas energías que aunque hoy las desconoce y no las puede utilizar; debe llegar a ser consciente eventualmente si quiere penetrar con más profundidad en el mundo de las fuerzas ocultas. Tales energías podrían ser malignas para él si trabaja con ellas y, por lo tanto, debe saber diferenciarlas y descartarlas; hay otras energías que deberá aprender a emplear por que son benéficas aumentarán su conocimiento, por lo tanto, deberán considerárselas como buenas. Tengan en cuenta que las energías en sí no son buenas ni malas. La Gran Logia Blanca, nuestra Jerarquía espiritual, y la Logia Negra emplean las mismas energías universales, pero con diferentes móviles y objetivos; ambas están formadas por esoteristas entrenados.

Por lo tanto el esotérico en entrenamiento debe:

  1. Llegar a ser consciente de la naturaleza de las fuerzas que constituyen el equipo de su personalidad y que él mismo ha manifestado magnéticamente en los tres mundos, las cuales forman una combinación de fuerzas activas. Aprender a diferenciar entre la energía estrictamente física, que responde automáticamente a energías internas y a otras, y las que vienen de los niveles emocionales y mentales de la conciencia, las cuales se enfocan a través del cuerpo etérico; esto moviliza y energetiza a su vez a su vehículo físico para ciertas actividades.
  2. Llegar a ser sensible a las energías impulsoras del alma que emanan de los niveles mentales superiores, las cuales tratan de controlar las fuerzas del triple hombre cuando ha alcanzado cierto grado definido de evolución.
  3. Reconocer las energías que condicionan su medio ambiente, viéndolas no como hechos o circunstancias, sino como energías en acción; por ese medio aprende a abrirse camino detrás de la escena de los acontecimientos externos y llega al mundo de las energías, tratando de hacer contacto y capacitarse para Ilevar a cabo ciertas actividades. Así penetra en el mundo de significados. Los hechos y circunstancias, los acontecimientos y fenómenos físicos de todo tipo, son simplemente símbolos de lo que ocurre en los mundos internos, mundos que debe penetrar el esotérico, hasta donde se lo permita su percepción; por lo tanto descubrirá secuencialmente mundos que le exigirán su penetración científica.
  4. Para la mayoría de los aspirantes la Jerarquía es un reino esotérico que demanda ser descubierto y acepta ser penetrado. Elijo mis palabras cuidadosamente a fin de evocar una respuesta esotérica.

No trato de ir más allá del objetivo destinado a la humanidad; para los iniciados y discípulos que aún no han pasado por la iniciación de la Transfiguración, los reinos superiores de la conciencia y el "Lugar Secreto del Altísimo" (la cámara del concilio de Sanat Kumara) siguen siendo profundamente esotéricos, porque constituyen un reino superior de energías plane-tarias, extraplanetarias e interplanetarias, que no concierne a los educadores; por lo tanto, el cuerpo docente de una escuela esotérica no está llamado a tratarlas. La tarea de tales educadores consiste en entrenar a los estudiantes para poder reconocer entre la energía y la fuerza, saber discriminar entre los diversos tipos de energía, tanto respecto a ellos mismos como a los asuntos mundiales, y comenzar a relacionar lo que se ve y experimenta, con lo invisible, lo que condiciona y lo que determina. Esta es la tarea del esotérico.

Existe la tendencia entre los estudiantes esotéricos, especialmente entre los que pertenecen a antiguos grupos piscianos, a considerar el interés puesto en las energías, que producen los acontecimientos universales o que conciernen al gobierno y a la política, como antagónico al esfuerzo esotérico y espiritual. Pero el nuevo esoterismo, patrocinado por los grupos modernos y los tipos más mentales, considera todos los acontecimientos, los movimientos mundiales y los gobiernos nacionales, y también todos los hechos políticos, como expresiones de las energías que se encuentran en el mundo interno de la investigación esotérica en consecuencia no ven una razón valedera para excluir de; razonamiento y pensamiento un aspecto tan importante de los asuntos humanos, ni el descubrimiento de las nuevas verdad técnicas que pueden establecer la nueva era de correctas relaciones humanas. Ellos se preguntan: ¿por qué excluir la investigación política del plan de estudios espirituales? Lo consideran de la misma o de mayor importancia, que las actividades de las iglesias; los gobiernos condicionan a los pueblos y contribuyen a la formación de cualquier civilización actual, obligando a las masas a seguir ciertas y necesarias líneas de pensamiento. Las iglesias y los hombres deben aprender que nada existe en el mundo de los fenómenos, de las fuerzas y de las energías, que no pueda ser controlado por lo espiritual. Todo lo que existe es, en realidad espíritu en manifestación. Los pueblos están adquiriendo mentalidad política y esto los Maestros lo ven como un gran paso hacia adelante. Un gran progreso se habrá obtenido cuando las personas espiritualmente orientadas incluyan esta zona relativamente nueva del pensamiento humano y su actividad internacional, dentro del campo de su investigación esotérica.

Permítanme darles una simple ilustración: La guerra es, de hecho, una gran explosión de energías y fuerzas -generadas los planos internos, en los cuales debería estar trabajando el esotérico (y donde raras veces se lo encuentra)- que hallan horrenda y espantosa expresión en el plano físico. La pauta de esto la tenemos hoy en el hecho del empleo constante de las expresiones "Fuerzas de la Luz" y "Fuerzas del Mal". Cuando las causas internas y esotéricas, que inducen a la guerra, se descubran mediante la investigación esotérica, habrá Ilegado el momento en que la guerra y las guerras terminarán para siempre. Éste es el verdadero trabajo esotérico, pero los esotéricos hoy lo desprecian porque se consideran espiritualmente superiores a esos acontecimientos y (en su torre de marfil) se concentran en su propio desarrollo, al que agregan un poco de filosofía.

Aquí debe dejarse sentado un punto: el esoterismo no es, ningún modo, de naturaleza mística e indefinida. Es una ciencia -esencialmente la ciencia del alma de todas las cosas- y tiene su terminología, experimentos, deducciones y leyes propias. Cuando digo alma me refiero a la conciencia animadora que se halla en la naturaleza toda y en los niveles que están fuera de la zona que generalmente llamamos naturaleza. Los estudiantes suelen olvidar que todo nivel de conciencia, desde el superior al inferior, es un aspecto del plano físico cósmico y, en consecuencia — desde el punto de vista del proceso evolutivo —, es de naturaleza material y — desde el punto de vista de determinados Observadores divinos — es absolutamente tangible y está formado de sustancia creadora. El esotérico trabaja todo el tiempo con sustancia; tiene que ver con esa sustancia viviente y vibrante de que están hechos los mundos y que — heredada de un sistema solar anterior — está matizada por los hechos pasados y, como ya se ha dicho, "teñida por el karma". También debe observarse que así como el plano físico, tan familiar para nosotros, no es considerado por el estudiante esotérico como un principio, tampoco el plano físico cósmico (desde el punto de vista de las vidas cósmicas) no es análogamente un principio. He aquí mucho material para reflexionar.

Podría afirmarse que el esotérico se ocupa de descubrir y trabajar con esos principios que energetizan cada nivel del plano físico cósmico, pero que en realidad son aspectos de la energía vital calificada que actúa dentro de la sustancia sin principio y a través de ella. La tarea del estudiante consiste en no prestar atención a la sustancia forma de la existencia y llegar a ser consciente de lo que fue la fuente de producción de la forma, en cualquier nivel específico. Su tarea radica en desarrollar en sí misma la necesaria sensibilidad y respuesta a la cualidad de la vida que predomina en cada forma, hasta que llega, con el tiempo, a obtener la cualidad de la VIDA UNA que anima al planeta, dentro de Cuya actividad vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Para lograr esto debe, antes que nada, descubrirse la naturaleza de sus propias energías cualificadas (aquí tiene cabida la naturaleza de los rayos regentes), las cuales se expresan por medio de sus vehículos inferiores de manifestación, y después por medio de su personalidad integrada. Después de lograda una parte de este conocimiento y orientarse hacia el aspecto de la vida cualificada, el estudiante empieza a desarrollar el mecanismo interno y sutil, mediante el cual puede establecer contacto con aspectos más generales y universales. Aprende así a diferenciar entre la cualidad o las predisposiciones kármicas de la sustancias sin principio de la que está hecha su forma, y todas las forma y los principios cualificados que tratan de expresarse por medio de esas formas e, incidentalmente, redimirlas, salvarlas y purificarlas, a fin de que la sustancia del próximo sistema solar sea de un orden superior a la del actual, y pueda, en consecuencia responder mejor al aspecto voluntad del Logos.

Visto desde este ángulo, el esoterismo es la ciencia de la redención, y los Salvadores del Mundo constituyen Sus exponentes y el símbolo perdurable. Para redimir la sustancia y sus formas se manifestó el Logos planetario, y toda la Jerarquía con su gran Conductor, el Cristo (Símbolo del mundo actual), podría ser considerada como una Jerarquía de Redentores expertos en la ciencia de la redención. Una vez que Ellos hayan dominado esta ciencia considerarán la Ciencia de la Vida y se ocuparán las energías, las cuales eventualmente retendrán y utilizarán sustancia y las formas redimidas y cualificadas, imbuidas de principio. Esto tiene como objetivo redimir la sustancia sin principio restaurar su creatividad y lograr su integración espiritual. Los frutos de Su labor se verán en el tercero y último sistema solar. Debido a su actividad se producirá una gran fusión espiritual planetaria, cuyo símbolo es la fusión de la personalidad con el alma (en cierta etapa del sendero de evolución), en sentido microcósmico. Podrá verse así la estrecha relación que existe en el trabajo del aspirante o discípulo individual, cuando redimir salva y purifica su triple cuerpo de manifestación, y el trabajo del Logos planetario cuando realiza una tarea similar en conexión con los "tres vehículos periódicos", a través de los cuales trabaja: el vehículo de Su personalidad, la expresión de Su alma y Su aspecto monádico.

Por lo expuesto se darán cuenta que trato de aclarar el significado de la palabra, "esoterismo" e indicar la naturaleza extremadamente práctica y científica de la empresa en que han embarcado todos los esotéricos.

El estudio esotérico, unido a una forma, de vivir esotérica, revela a su debido tiempo el mundo de los significados y conduce oportunamente al mundo de las significaciones. El esotérico procura descubrir la razón de los por qué; lucha con el problema de los hechos, acontecimientos, crisis y circunstancias, a fin de lograr el significado que éstos puedan tener para él; cuando descubre el significado de cualquier problema específico lo utiliza como estímulo para, penetrar más profundamente en el mundo de significados que le fue recientemente revelado; entonces aprende a incorporar sus pequeños problemas personales al Todo mayor, perdiendo así de vista el yo inferior y descubriendo al yo superior. El verdadero punto de vista esotérico es siempre el del Todo mayor. El estudiante ve el mundo de significados como una red intrincada y extendida sobre todas las actividades y los aspectos del mundo fenoménico. La trama etérica es el símbolo y el diseño de esta red, que se encuentra entre los centros situados a lo largo de la columna vertebral del individuo, su analogía microcósmica, como si fuera una serie de puertas de entrada al mundo más amplio de significados. Esto en realidad concierne a la verdadera Ciencia de los Centros, a la cual me he referido con frecuencia. Son modos de entrar conscientemente (cuando se desarrollan y funcionan) en un mundo de realidades subjetivas y en ciertas fases hasta ahora desconocidas de la conciencia Divina.

Sin embargo, el esoterismo no se preocupa de los centros como tales, puesto que no es un esfuerzo para despertar científicamente los centros, como creen muchos estudiantes. El esote-rismo, en realidad, es el entrenamiento para obtener la capacidad de actuar libremente en el mundo de significados; no se ocupa de ningún aspecto de la forma mecánica, sino totalmente del aspecto alma el aspecto del Salvador, del Redentor y del Intérprete- y del principio mediador entre la vida y la sustancia. Este principio mediador es el alma del aspirante o discípulo individual (si se pueden emplear términos que inducen a engaño), y es también el "ánima mundi" de la totalidad del mundo.

El esoterismo implica, por lo tanto, vivir una vida a tono con las realidades subjetivas internas, posible únicamente cuando eI estudiante está inteligentemente polarizado y mentalmente en-focado, siendo de utilidad sólo cuando él puede moverse entre estas realidades internas con destreza y comprensión. El esoterismo implica además comprender la relación que existe entre fuerzas y energías y el poder de utilizar la energía para reforzar y luego emplear en forma creadora las fuerzas con las cuales ha entrado en contacto, de allí su redención. El esoterismo usa las fuerzas del tercer aspecto (el de la sustancia inteligente) como receptoras de las energías de los dos aspectos superiores, y al hacerlo salva así a la sustancia. Es también el arte de hacer "descender a la tierra" esas energías que emanan de fuentes superiores, para "arraigarlas" o introducirlas. Un ejemplo ilustrativo lo tenemos en la actividad esotérica de un grupo mundial de estudiantes que dio por resultado la divulgación de la enseñanza sobre el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo [Tratado sobre Magia Blanca, págs. 291-316. Tratado sobre los Siete Rayos, T. II (Psicología Esotérica), págs. 473-556], introduciendo y fijando en la conciencia de la humanidad la realidad de la existencia del trabajo de este grupo fundamentalmente subjetivo; así centralizó el trabajo de este grupo y su actividad redentora se intensificó.

Toda verdadera actividad esotérica produce luz e iluminación; trae como resultado la intensificación y cualificación de la luz heredada de la sustancia mediante la luz superior del alma — en el caso de que la humanidad obrara conscientemente. Por consiguiente, podemos definir el esoterismo y su actividad en términos de luz, pero me abstengo de hacerlo debido a la vaguedad y aplicación mística realizada hasta ahora por los esotéricos de décadas pasadas. Si los esotéricos aceptaran en su forma simple el pronunciamiento de la ciencia moderna, que sustancia y luz son términos sinónimos, y reconocieran que la luz que pueden arrojar sobre la sustancia (o sea la aplicación de la energía a la fuerza) es también de naturaleza sustancial, podría ser encarado el tema en forma mucho más inteligente. El esotérico se ocupa de la luz en sus tres aspectos, pero actualmente es preferible que se ocupe de un acercamiento diferente hasta que — mediante desarrollos, ensayos y experimentos — conozca esas triples diferenciaciones en un sentido práctico y no sólo teórico y místico. Debemos pagar algunos de los errores del pasado.

He dado diferentes definiciones en otros libros, muchas de ellas sumamente sencillas, las cuales podrán tener hoy un significado, pero más adelante llegarán a tener significaciones más abstrusas.

Quisiera lanzar un desafío a todos los esotéricos para que intenten hacer el práctico acercamiento que he delineado. Les pediría que vivan una vida redentora, desarrollen la sensibilidad mental innata y actúen continuamente de acuerdo al significado que hay detrás de los asuntos mundiales, nacionales, comunales e individuales. Si lo realizan, entonces la luz brillará repentina y acrecentadamente sobre el camino. Por lo tanto, podrán ser portadores de luz y saber que "en esa luz verán la Luz", y también la verán sus semejantes. (La Educación en la Nueva Era, pp. 72-81).

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