Una perspectiva esotérica del 2012

El poder creador de los ciclos

Cada nuevo año contiene dentro de su lapso de tiempo alegrías imprevistas, retos y quizás aflicciones, pero el 2012 — y específicamente el 21 de diciembre de 2012— es una fecha que se espera con un particular sentido de expectativa y, para algunos, con un poco de temor. El estudio de la Escatología —la rama de la Teología que estudia el fin del mundo, el juicio final— nos ayuda a entender por qué las profecías sobre momentos específicos a menudo inspiran un sentimiento de temor o al menos ansiedad. Sin embargo, como el escritor Gerald Benedict señala en su libro Las profecías mayas para el 2012, las predicciones en torno al 2012 no se encuadran dentro de la Escatología tradicional, porque provienen de la comprensión maya del tiempo, que es cíclico y no lineal.

Esto sitúa el tema bajo una nueva luz, una más compatible con la interpretación dada al tiempo por la Sabiduría Eterna. De hecho, podría ser sorprendente saber que el dominio del tiempo es uno de los poderes psíquicos que deben desarrollar todos los discípulos si van a cooperar con la Jerarquía para satisfacer la necesidad del mundo, pero así es. “Una verdadera comprensión del elemento tiempo (con su flujo y reflujo cíclico) y del tiempo correcto para la acción, es un poder síquico muy difícil de dominar, pero esto puede lograrse a través de la paciencia y la eliminación de la prisa”, escribió el Maestro el Tibetano.
El flujo y reflujo cíclico rige a toda la vida en manifestación, con ciclos de energía saliente que se alternan con ciclos de un flujo más interno. El empuje de la actividad humana en los últimos 250 años se ha manifestado como un ciclo orientado externamente, regido por un excesivo énfasis en el desarrollo material. Gran parte de este enfoque ha contribuido al bienestar general, como puede verse en los avances científicos que han llevado a mejorar la salud y la higiene, el alivio de mucho trabajo físico duro y una mayor disponibilidad de tiempo libre, así como la exploración de la Tierra y de sus vecinos.

Lo que ha sido pasado por alto en el empuje para lograr un mayor bienestar material es el conocimiento de lo que es el hombre, por qué está aquí en la Tierra y cuál es su papel en la evolución de nuestro planeta. Pero esta consciencia no ha sido completamente olvidada, porque se corporifica en la red de servidores conocidos en los escritos de Alice Bailey como El nuevo grupo de servidores del mundo. Sirven como reveladores del camino para el resto de la humanidad, y su contribución a nuestra evolución planetaria se celebra durante una “Semana de Festival” que se realiza cada siete años entre el 21 y el 28 de diciembre. Esta semana especial se celebrará nuevamente en este año (2012), y su fecha de apertura coincide con la fecha predicha en el calendario maya, el 21 de diciembre, marcando el final de un viejo ciclo y el comienzo de uno nuevo. El significado de esto está abierto a interpretación de todos los esoteristas, pero ciertamente es motivo para celebrar la existencia de este gran grupo de servidores.

El flujo y reflujo cíclico de la energía, que fue entendido en forma innata por los antiguos Mayas, es un poder directriz con el que todos los discípulos deben aprender a trabajar. Rige no solamente sobre el gasto de la fuerza físico-etérica, sino también de la energía mental y funciona de acuerdo con leyes muy diferentes de las que parecen dominar los tiempos actuales de hiper-comunicación e incrementos de tiempo medidos en “nanosegundos”. Uno de los más valiosos tesoros de la Sabiduría Eterna es quizás la amplia perspectiva que nos ofrece acerca de la evolución y el flujo cíclico de energía espiritual, conocimiento que la humanidad está destinada a obtener y emplear en el servicio planetario.

Preparémosnos durante todo este año para la celebración de esta especial Semana de Festival que ocurre cada siete años.

(Retomado del artículo publicado en The Beacon Enero-Marzo 2012)

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