Dejando Penetrar la Luz

(Triángulos - Boletín 191)

La filosofía espiritual enseña que “el gran tema de la LUZ subyace en nuestro entero propósito planetario”. Tal es la atracción y la majestad de la luz —espiritual y física— que ha atraido la atención de los pensadores en los campos de la filosofía, las artes, la ciencia, la religión, etc., durante incontables eones. En los últimos cien años, aproximadamente, considerables avances en la ciencia han abierto nuevos aspectos para la investigación y el descubrimiento. La luz artificial ilumina nuestras ciudades, pueblos y vías públicas. El uso de las tecnologías basadas en la luz — rayos gamma, rayos x y rayos ultravioleta— en particular, son utilizadas en el campo de la medicina, y con los recursos, habilidades y enfoque incisivo de la clase científica ¿quién puede predecir qué desarrollos tendremos en el futuro en cuanto a exploración de la luz y las tecnologías basadas en la luz, en la noble persecución del bienestar humano?

También está la contribución de grandes artistas quienes, por medio de sus obras de arte, han demostrado el poder y la importancia de la luz y el color para evocar un sentido de admiración y asombro del mundo natural. De hecho, William Turner, el gran paisajista inglés, conocido como “el pintor de la luz”, encontró inspiración en los escritos de Goethe, especialmente en su libro, la Teoría de los Colores. Era tal la fascinación de Turner con la luz que dicen que sus últimas palabras antes de dejar la tierra fueron “el sol es Dios”.

La luz física del sol, a 93 millones de millas de distancia, sostiene toda la vida sobre la tierra en una miríada de formas. Sus rayos profilácticos (de luz y calor) que son indispensables en el mantenimiento de la salud y el bienestar, vitalizan la forma física-etérica. Su presencia también lleva pequeñas semillas a través de la oscuridad de la materia hasta la luz total del día para desplegar sus radiantes ofrendas. En una vuelta superior de la espiral, la luz del sol interno espiritual brilla eternamente, siempre buscando revelar sus perlas de sabiduría y la gloria de la Deidad que subyace en los mundos manifestados.

Las ciencias esotéricas sugieren que la luz es un efecto del impulso de la Vida misma. Lo que esto significa, en esencia, es casi imposible de comprender; sin embargo, la filosofía espiritual dice que cuando la vida y la forma (espíritu y materia) se unen, aparece la luz. De modo similar, la liberación de la energía de Shamballa (que incorpora la energía de la Vida) durante las últimas décadas, y su interacción directa con la familia humana, está produciendo una intensificación de la luz que está revelando, como nunca antes, la transcendental importancia que subyace en los retos espirituales, psicológicos y estructurales que nos confrontan a todos hoy. Estas revelaciones están actuando en y a través de la conciencia, y en la esfera de la vida humana y experiencia.

No sería una exageración sugerir que la humanidad está despertando de su largo sueño en la oscuridad. Alborea una luz que está iluminando el pensamiento humano y disipando las siempre presentes sombras de la separación y la división. La luz de la conciencia está revelando la grandeza de las ideas progresivas e inminentes que se están abriendo camino hacia el mundo exterior y esperando anclarse. Por ello, trabajemos duro para asegurar que la luz penetre perpetuamente los cansados valles de la tierra y traiga en su estela el poder transformador de la buena voluntad.