Boletín 2015 #2 - MANIFESTANDO LA VISIÓN DE LA HUMANIDAD UNA


CUANDO CONTEMPLAMOS el actual escenario mundial, la necesidad de realizar cambios fundamentales se vuelve cada vez más evidente. Las relaciones entre ciudadanos y estado; entre feligreses y clero; entre trabajadores y empresa necesitan, todas, una revisión urgente. Para poder mantener su relevancia, todas las instituciones precisan extraer nueva inspiración de los ideales que las originaron. Necesitan aprender a transfigurar la vida en términos de logros.

Son servidores mundiales quienes están activamente implicados en este proceso de re-imaginar formas de vida. Esto lo realizan entregándose a una profunda reflexión sobre los problemas de la humanidad. Esta reflexión les pone en contacto con el mundo de las Ideas abstractas –principios eternos de energía mental viva, como Libertad e Igualdad, que pueden adoptar nuevas formas para ajustarse a los desafíos del momento.

La búsqueda de vías para lograr que las relaciones humanas y las estructuras sociales personifiquen principios universales ha sido una característica de la era moderna. Esto resulta especialmente evidente en los principales Informes Internacionales y Declaraciones de las últimas décadas. Los Informes son análisis meticulosos de aquello que no está funcionando bien en el presente, junto con sugerencias para remediarlo; mientras que las Declaraciones son llamamientos a la acción. Los Informes pueden informar la acción, pero las Declaraciones están dirigidas a inspirar la acción; o, expresándolo de otra manera, las Declaraciones se ocupan de orientar hacia un  objetivo/propósito, mientras que los Informes ofrecen las técnicas detalladas para construir el camino hacia ese objetivo. Ambos son necesarios.

Evidentemente, la ONU ha estado en la vanguardia del trabajo en este campo –por ejemplo, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos; Nuestro futuro común; las principales conferencias de los años 90, los Objetivos de Desarrollo del Milenio; etc. Otros grupos también han adoptado este modelo –Norte-Sur y Crisis común, de la Comisión Brandt; la Carta de la Tierra; Nuestro vecindario global; Los límites del crecimiento, del Club de Roma; etc.

Dos ejemplos recientes de Declaraciones significativas son Global Call for Sharing [Llamada global a compartir] (www.sharing.org/global-call) de Share the World’s Resources y la Declaración Fuji (http://fujideclaration.org), iniciada por los fundadores del Club de Budapest, el Dr. Ervin Laszlo, y la Goi Peace Foundation, Masami Saionji and Hiroo Saoinji. Global Call for Sharing va acompañada de un informe, Sharing as Our Common Cause [Compartir como nuestra causa común] (www.sharing.org/common-cause), que examina los argumentos de la Declaración y da ejemplos de cómo el Ideal de Compartir está actualmente manifestándose en muchos campos diferentes (ver la Reseña más abajo).

En los artículos que siguen, empezamos examinando algunos de los Informes y Declaraciones más importantes publicados en las últimas décadas, y después pasamos a la gran contribución de la ONU con la promoción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y su objetivo actual de elaborar una nueva agenda para los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Mediante este inspirador trabajo en el mundo de la consciencia, de las Ideas e Ideales, la ONU y los Servidores Mundiales de todas partes están ayudando a reconstruir el santuario de la vida humana. Este tema será examinado de diversas formas en nuestro seminario anual en Londres, Nueva York y Ginebra, el 14 de noviembre, al que está cordialmente invitado.

 

UNA CONSCIENCIA DE TOTALIDAD

El período de setenta años transcurrido desde la fundación de la ONU en 1945, cuando podría decirse que comenzó la Era Interdependiente, ha contemplado el gradual surgimiento de una consciencia de totalidad. Como especie, estamos desarrollando una percepción intuitiva de qué es bueno o malo en las relaciones entre pueblos y naciones, junto con un cúmulo de experiencia en coordinación y planificación de acciones que refleja y responde a esa consciencia. Cuando nos impacientamos en relación con la aparente falta de progreso (y es bueno que nos impacientemos) es necesario recordar que, durante siglos, viejos hábitos estructurados por el separatismo han condicionado quiénes somos. Como Kofi Anan ha comentado, el espíritu de comunidad internacional es todavía ‘poco más que embrionario’. Su desarrollo no puede acelerarse. Hace falta tiempo para que una consciencia global eche raíces –generaciones de actividad persistente e intencionada y una profunda reflexión por parte de las personas de buena voluntad de todos los caminos y profesiones de la vida.

Sin embargo, la percepción todavía embrionaria de que todos formamos parte de una comunidad global está cambiando el mundo. Los setenta años transcurridos desde 1945 pueden verse como un tiempo durante el cual las personas de buena voluntad han sido inspiradas creciente y repetidamente para transformar el santuario de la vida humana en formas que reflejan su percepción de totalidad. Una de las áreas clave donde podemos seguir las huellas de la historia de este proceso es en los tratados, informes, declaraciones y cartas de las principales comisiones, conferencias y negociaciones globales. Es aquí donde observamos cómo la visión toma forma a nivel global, los principios de totalidad ganan en claridad y definición, y descubren cómo expresarse dentro de marcos legales. No se trata de voces aisladas –reflejan a la humanidad en su totalidad (gobiernos y personas) encontrando un consenso a medida que ayudan a dar forma al futuro en torno a principios de libertad y unidad humanas (derechos y responsabilidades).

En 1945 había poca percepción de la relación de la humanidad con el mundo natural de animales y plantas, agua y tierra, y el aire que respiramos. En las décadas subsiguientes esto ha cambiado –tanto es así que una de las dinámicas centrales al estructurar una agenda que responda a la visión de totalidad ha sido la cuestión de cómo tratar todas las dimensiones de satisfacer las necesidades humanas a la vez que cuidamos la Tierra.

En todos los campos del vivir humano se han producido declaraciones e informes cruciales que han sido producto del diálogo entre personas de buena voluntad de diferentes grupos culturales, económicos y políticos. Algunos de los documentos más influyentes fruto de estos diálogos concentrados incluyen:

La Declaración Universal de los Derechos Humanos 1948

La Carta de Naciones Unidas se hace eco de las Cuatro Libertades declaradas conjuntamente por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Como es bien sabido, afirma que cada ser humano posee una dignidad y un valor natural con derechos y libertades fundamentales. Eleanor Roosevelt presidió un Comité de Redacción dedicado a definir esos derechos. Representantes de distintas partes del mundo y de diferentes creencias políticas se esforzaron para llegar a un consenso. El 10 de diciembre de 1948, la Declaración Universal preparada por el Comité fue adoptada por 148 miembros de la Asamblea General de la ONU, incluyendo potencias Occidentales establecidas como Reino Unido, EEUU, Holanda y Francia, junto con naciones de reciente independencia como India y Filipinas, y una diversidad de países que incluían Afganistán, Irán, Costa Rica y Argentina. Incluso en 1948 esto constituyó, verdaderamente, una afirmación universal del individuo. Los artículos 1 y 2 de la Declaración afirman los principios universales de dignidad, libertad, igualdad y fraternidad. Estos constituyen los cimientos de la Declaración. Siete párrafos del preámbulo establecen las razones para la Declaración, empezando con el reconocimiento primordial de que la dignidad inherente y los derechos iguales e inalienables de cada miembro individual de la familia humana son los cimientos de la libertad, la justicia y la paz en el mundo. El resto del artículo especifica los derechos individuales, culturales, sociales y espirituales.

Este respeto por el individuo –en ley y en ética-- es central a la totalidad de la visión. El altar de la vida humana depende de los seres humanos individuales –seres con alma y personalidad. La Declaración desafía a cada comunidad a proteger, capacitar y habilitar a sus miembros individuales. Como Eleanor Roosevelt declaró en el 10º aniversario de la
Declaración:

¿Dónde empiezan los derechos humanos universales? En lugares pequeños, cerca del hogar –tan cerca y tan pequeños que no pueden apreciarse en ningún mapa del mundo. Sin embargo, son el mundo de cada persona; el vecindario donde habita; el colegio o instituto donde estudia; la fábrica, granja u oficina donde trabaja. Estos son los lugares donde cada hombre, mujer y niño busca igualdad de justicia, igualdad de oportunidades, igualdad de dignidad sin discriminación. A no ser que estos derechos tengan sentido allí, tendrán poco sentido en cualquier otro sitio. Sin una acción concertada de los ciudadanos para preservarlos cerca del hogar, buscaremos en vano el progreso en el resto del  mundo.

Si alguien duda de la importancia de la Declaración en la estructuración del mundo moderno, conviene recordarles que ha sido incorporada, o ha influido, en la mayoría de las constituciones nacionales desde 1948 y es la base y la inspiración de un número creciente de leyes nacionales y de tratados internacionales.

La Comisión Brandt 1977 – 1983

En 1977 el Presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, en un intento por romper el atasco de la diplomacia en la guerra fría y la falta de progreso en las relaciones norte-sur, propuso el establecimiento de una comisión de políticos y economistas de renombre internacional que se reunirían a título personal para celebrar consultas y definirían una serie de propuestas para el desarrollo global. El antiguo canciller alemán Willy Brandt presidió la Comisión Independiente sobre Cuestiones de Desarrollo Internacional. Incluía antiguos jefes de gobierno y diplomáticos de primera fila de países del norte y el sur. El objetivo era cambiar el pensamiento en las negociaciones gubernamentales entre el norte y el sur estimulando la opinión pública en apoyo al desarrollo global (educando e informando a redes de buena voluntad por todo el mundo) y con propuestas específicas sobre cuestiones relativas a la alimentación y el desarrollo agrario, ayudas, energía, comercio, reforma monetaria y financiera internacional, medioambiente, crecimiento demográfico y negociaciones globales. Los dos informes de la Comisión, Norte-Sur (1980) y Crisis Común (1983) ofrecieron posibilidades claras y bien elaboradas para el futuro con una perspectiva de desarrollo que enfatizaba una relación dual: las naciones del norte dependientes de los países pobres para su riqueza, y los países más pobres dependientes de los del norte para su desarrollo.

La comisión Brundtland / Comisión Mundial sobre Medioambiente y Desarrollo 1983 – 1987

El antiguo primer ministro noruego Gro Harlem Brundtland fue invitado por el Secretario General de la ONU a formar una comisión independiente de líderes y expertos mundiales para desarrollar propuestas que pudieran unir a los gobiernos en iniciativas destinadas a reducir la pobreza, a la vez que respondían a la creciente crisis medioambiental. En 1987 la Comisión produjo su influyente informe: Nuestro futuro común que, por primera vez, introdujo la expresión desarrollo sostenible. El desarrollo considerado en términos de satisfacer las necesidades de las personas más pobres del mundo no puede separarse del bienestar medioambiental: …el “medioambiente” es donde vivimos; y el “desarrollo” es lo que todos hacemos intentando mejorar nuestra situación en esa morada. Los dos son inseparables.

Convención sobre los Derechos del Niño 1989

Desde la década de los 20 y el trabajo pionero de la fundadora de Save the Children, Eglantyne Jebb, se ha creado un foco sobre la necesidad de proporcionar protección especial a los derechos del niño. En 1924 la Liga de Naciones endorsó una Carta Mundial para el Bienestar de la Infancia definiendo cinco derechos y en 1959 la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una Declaración de los Derechos del Niño con diez principios. Este foco sobre los derechos del niño culminó en 1989 con la adopción de la Convención de los Derechos del Niño por parte de la Asamblea General de la ONU.  La Convención establece derechos civiles, políticos, económicos, sociales, sanitarios y culturales de todo niño menor de 18 años. Es un hito significativo, porque las naciones que ratifican la Convención están obligadas por la legislación internacional a informar sobre el progreso que están realizando hacia su implementación. Hasta la fecha, todos los miembros de Naciones Unidas han firmado la Convención con la excepción de EEUU y Somalia.

Informes sobre el Desarrollo Humano 1990 –

Lanzado en 1990, el Informe anual sobre el desarrollo humano publicado por el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PDNU) ha sido enormemente importante a la hora de proporcionar estadísticas y análisis solventes midiendo el desarrollo más en términos de seres humanos que pueden satisfacer necesidades básicas (cuidados médicos, alojamiento, seguridad, educación) que en el crecimiento económico. Los informes son producidos por un equipo independiente de académicos y expertos de primera línea, provenientes de diferentes regiones, inicialmente dirigidos por el pakistaní Mahbub ul Haq y el premio Nobel indio Amartya Sen. Escribiendo el primer informe, Haq observó: “Las personas son la verdadera riqueza de una nación. El objetivo básico del desarrollo es crear un entorno que permita a las personas disfrutar de una vida larga, sana y creativa. Esto puede parecer una verdad simple. Pero a menudo se olvida en la premura por la acumulación de comodidades y riqueza económica”. Los informes anuales han sido pioneros en la presentación de herramientas fundamentales para comparar el desarrollo en diferentes regiones –incluyendo el Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad, el Índice de Desigualdad de Géneros y el Índice de Desarrollo Humano.

Declaración de Río y Agenda 21 1992

En junio de 1992 se produjo una reunión de gobiernos en Río de Janeiro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo, la Cumbre de la Tierra – anteriormente, en 1972, se habían reunido en Estocolmo en la Conferencia sobre el Entorno Humano. En 1992, tras el informe de la Comisión Brundtland, había un entendimiento claro de que el desarrollo humano y la eliminación de la pobreza ahora tenían que lograrse sin aumentar los daños medioambientales. El evento de Río fue la primera gran conferencia internacional que estuvo acompañada por una inmensa reunión de millares de activistas medioambientales y del desarrollo, movimientos populares, líderes empresariales y más. Los gobiernos adoptaron la Declaración de Río sobre Medioambiente y Desarrollo que proclamó 27 principios, incluyendo el importante Principio 4: Para lograr el desarrollo sostenible, la protección medioambiental deberá constituir una parte integral del proceso de desarrollo y no puede ser considerada en forma aislada del él. El acuerdo más importante de la Cumbre de 1992 fue la lista de acciones recomendadas a nivel local, nacional y global para el siglo XXI: la Agenda 21. Cuarenta capítulos especifican las acciones a ejecutar para el desarrollo sostenible. El documento, que ha sido modificado en posteriores reuniones de la ONU sobre el medioambiente, ha sido enormemente influyente, guiando a incontables ayuntamientos y organizaciones de todo el mundo en su desarrollo de políticas medioambientales. Una medida de su impacto es que la Cumbre de la Tierra se ha vuelto a convocar cada diez años desde 1992 –2002 en Johannesburgo y 2012 de nuevo en Río, cuando se estableció el trabajo preparatorio para los Objetivos del Desarrollo Sostenible--.

Comisión sobre Gobierno Global 1992 – 1995

El fin de la Guerra Fría creó un nuevo entorno para la cooperación global y nuevas oportunidades para avanzar hacia el logro de los principios preservados en la Carta de la ONU. Bajo el liderazgo del anterior primer ministro sueco, Ingvar Carlsson, y del anterior Secretario General de la Commonwealth, Shridath Ramphal, de Guyana, 28 personas establecieron la Comisión basándose en la iniciativa de Willy Brandt y los miembros de otros grupos globales. El Informe de la Comisión, Nuestro vecindario global, fue presentado para ser revisado ante la Asamblea General de la ONU en 1995. Constituía una llamada a la acción a todos los líderes gubernamentales y de la sociedad civil para trabajar unidos bajo una ética mundial común y unos valores universales compartidos. Las recomendaciones respecto a políticas incluían la reforma de Naciones Unidas y programas para gestionar la interdependencia económica.

Carta de la Tierra 2000

La Carta de la Tierra es una declaración de valores y principios fundamentales para construir una sociedad global justa, sostenible y pacífica. Es notable porque fue el resultado de consultas y diálogos exhaustivos a lo largo de un período de seis años entre representantes de organizaciones de la sociedad civil de todas partes del mundo y de todos los sectores de la sociedad. El proceso de negociación fue supervisado por una comisión compuesta por Maurice Strong (presidente de la Cumbre de la Tierra de la ONU en Río en 1992) y Mikhail Gorbachev. La Carta afirma la necesidad de un cambio de mente y corazón que requeriría un nuevo concepto de interdependencia global y de responsabilidad universal. Además reconoce que la paz es la totalidad creada por las correctas relaciones con uno mismo, con otras personas, otras culturas, otras vidas, con la Tierra, y con la totalidad mayor de la que todos formamos parte. La Carta de la Tierra tiene el apoyo de grupos que representan a millones de personas, incluyendo más de 250 universidades de todo el mundo, la UNESCO, grupos religiosos, numerosas ciudades y autoridades urbanas.

Carta para la Compasión 2009

La autora Karen Armstrong fue galardonada con el premio TED en febrero de 2008. A los galardonados con el premio se les invita a solicitar ‘Un Deseo para Cambiar el Mundo’ –y la comunidad TED ofrece su apoyo para lograr ese deseo. Armstrong deseó ayuda “con la creación, lanzamiento y distribución de una Carta para la Compasión, formulada por un grupo de los principales pensadores inspiradores… y basada en los principios fundamentales de justicia y respeto universales”. El apoyo creció rápidamente y miles de personas de todo el mundo ofrecieron ideas para la Carta. Un año después del premio TED un grupo de líderes y pensadores religiosos de todo tipo de creencias y naciones se reunió en Suiza para revisar todas las propuestas y redactar la Carta final. Cuando la Carta se presentó formalmente, el 12 de noviembre de 2009, se celebraron más de 75 eventos simultáneamente. La Carta hace un llamamiento a todos los hombres y mujeres a restaurar la compasión como el centro de la moralidad y la religión… a alentar una apreciación positiva de la diversidad cultural y religiosa… afirma que: Necesitamos urgentemente convertir la compasión en una fuerza clara, luminosa y dinámica en nuestro mundo polarizado. Arraigada en la determinación –fundada en principios éticos– de transcender el egoísmo, la compasión puede derribar las barreras políticas, dogmáticas, ideológicas y religiosas… Desde 2009 cientos de organizaciones, numerosas ciudades, el parlamento austriaco y decenas de miles de personas han firmado la Carta; cerca de 300 comunidades y ciudades están en el proceso de generar un Plan de Acción Compasiva.

Estos no son sino unos cuantos de los informes y comisiones que han influido en el desarrollo de una consciencia global y en la movilización de las fuerzas de buena voluntad en el trabajo de reconstruir el santuario de la vida humana. Muchas iniciativas como el Club de Roma, el Club de Budapest, la Comisión Independiente sobre Cuestiones Humanitarias Internacionales y la Declaración de Fuji de este año no se han incluido por falta de espacio.

 

RESEÑA, Sharing as Our Common Cause [Compartir como Nuestra Causa Común], de Share the World’s Resources (puede bajarse en www.sharing.org/common-cause)

En este informe, Share the World’s Resources (una organización de la sociedad civil que hace campaña por un compartir más justo de la riqueza, el poder y los recursos en y entre naciones) busca demostrar que realizar una llamada al principio clave de compartir es esencial para el desarrollo de un movimiento mundial de ciudadanos globales. El informe observa la creciente discusión sobre los extremos de la desigualdad, y el aumento del movimiento de los ‘comunes’, que enmarca muchos de nuestros temas más urgentes en términos de nuestra necesidad de proteger cooperativamente los recursos compartidos de la Tierra. Argumenta que una llamada a compartir “contiene el potencial de conectar grupos de campaña, activistas y movimientos sociales dispares bajo un tema y una visión común”. El informe también contempla su potencial para movilizar a la opinión pública.

En cinco secciones, Sharing as Our Common Cause define cómo el compartir es algo esencial para las cuestiones clave de justicia social, protección medioambiental, paz global, democracia participativa, y movimientos sociales. En cada sección, los temas se subdividen en asuntos específicos, y la conexión con el compartir se explora más a fondo, incluyendo referencias a organizaciones activas en el área relativa al asunto, y publicaciones significativas.

Concluyendo, el informe presenta los siguientes puntos clave:

1. Una llamada a compartir representa la unidad en la diversidad
2. Compartir personifica una propuesta positiva más allá de los ‘ismos’ y de las facciones políticas
3. Todos comprendemos el valor humano de compartir
4. La demanda por compartir está ya en aumento<
5. Una llamada global a compartir tiene repercusiones importantes

Sus recomendaciones finales son:

1. Integrar el mensaje de compartir en las actividades de campaña y de promoción
2. Movilizarse en plataformas colectivas para compartir
3. Firmar y promover la llamada global de Share the World’s Resources para compartir (www.sharing.org/global-call)

El informe, redactado en un estilo claro, conciso y no técnico, es un convincente alegato respecto a la importancia clave del principio de compartir, y merece un amplio público.

 

SOSTENIBILIDAD EN EL NUEVO MILENIO

¿Cómo podemos aprender del pasado sin aferrarnos a él y, sin embargo, vivir en el momento presente real a la vez  que nos enfocamos en el futuro? Reconocer el devenir de los diversos caminos futuros tampoco es fácil. Está el camino concreto ante nosotros de seguir haciendo lo que siempre hemos hecho y no cambiar; o el camino menos trillado de actuar para un cambio positivo; o también el camino lleno de maleza de nuestros pensamientos y deseos fantasiosos. Incluso si atajamos a través de la bruma de las exigencias contradictorias personales y globales, de los intereses y los programas, hace falta una gran habilidad para ver la verdadera necesidad y luego afirmar la intención, responder a la llamada a la acción, y sin embargo, mantenerse abierto al cambio. Como dijo John Maynard Keynes, “cuando los hechos cambian, mi mente cambia”. Ese es el reto ante la humanidad: cambiar nuestra mentalidad, acción y dirección a la luz de nuevos hechos más que aferrarnos al pasado e ignorar el futuro.

Este es también el reto de los Objetivos del Milenio y el movimiento creciente por la Sostenibilidad. La sostenibilidad en sí es un concepto interesante –una de las muchas definiciones de Sostenibilidad es ‘una habilidad o capacidad de algo para ser preservado o para autosostenerse’. Así, ¿cómo encaja ‘movimiento’ en preservar? Posiblemente nos ayudaría empezar por observar cuáles fueron los objetivos originales de la Cumbre del Milenio, y el contexto en el que se situó este importante acontecimiento.

La Cumbre se celebró tras un período de importantes conferencias de la ONU explorando temas tan diversos como las mujeres, la población y el medioambiente a lo largo de los años 90. Previamente a la Cumbre del Milenio, se abrió un período de consulta de dos años, explorando cuestiones globales clave como los derechos humanos, la pobreza y el medioambiente. Existe un historial de estudiar las ‘cuestiones globales’, estableciendo objetivos, algunos de ellos alcanzados y otros no; pero esto iba a ser un hito para la fecha simbólica del segundo milenio, iba a plantear una nueva propuesta y a traer nuevas energías a los problemas existentes. La increíble tarea consistía en identificar las cuestiones reales, establecer objetivos, y cumplirlos; entonces, supuestamente, el mundo sería un lugar mejor. Cualquiera que haya reflexionado seriamente sobre estas cuestiones sabe lo inextricablemente unidas que están entre sí.

La Declaración del Milenio

En la Cumbre del año 2000, los líderes mundiales aprobaron y adoptaron la Declaración del Milenio de Naciones Unidas. La tolerancia y la solidaridad iban a fomentarse, a la vez que se afirmaba el derecho de cada individuo a la dignidad, la libertad, la igualdad, y a un nivel de vida básico libre de hambre y de violencia. A esto seguía la tarea, aún más ardua, de convertir esos derechos en realidades.

Naturalmente, para lograr y disfrutar estos derechos, primero había que identificar correctamente algunos de los principales problemas mundiales, y a continuación abordarlos e implementarlos. Se ha criticado los objetivos y metas establecidos, pero cortar la situación mundial en trozos manejables nunca será fácil. Dada la complejidad de las cuestiones, la cantidad de gente, idiomas, y culturas implicados, los distintos puntos de partida y las enormes variaciones en riqueza económica, esto no sería un proyecto fácil para una nación individual, mucho menos para un mundo entero de naciones, así que es inteligente suspender el juicio sobre los pequeños detalles y considerarlo como un punto inicial y trabajo en progreso.

Objetivos

Así, tras la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas en el año 2000, se identificaron ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODMs):

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
2. Lograr una educación Primaria universal
3. Promover la igualdad de género
4. Reducir la mortalidad infantil
5. Mejorar la salud materna
6. Combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades
7. Asegurar la sostenibilidad del medio ambiente
8. Fomentar una alianza  mundial para el desarrollo

Por el lado de la financiación, en 2005 los ministros de economía del G8 acordaron proveer fondos para cancelar hasta 55 mil millones de dólares de la deuda contraída por los países más pobres. Existe una línea muy fina y un debate polémico sobre cuánto dinero se destina a necesidades inmediatas y cuánto a necesidades de desarrollo. También hay que tener presente que así como existe una enorme variedad en culturas económicas, políticas y sociales por todo el planeta, también existe una enorme variación espiritual en términos de entendimiento y práctica. Estos factores en sí pueden ejercer una gran influencia sobre cómo y dónde se distribuyen el dinero, los recursos y la energía, y sobre los derechos y libertades disfrutados por la población. Por ejemplo, el dinero destinado a armas y equipamiento militar opresivo considerados como ‘esenciales’ por un país pueden estar considerados como un desperdicio de recursos valiosos y una explotación de los derechos humanos por otro. Y aún más, frecuentemente existirá una diferencia entre la opinión de la mayoría de la gente de cualquier país y la opinión de los políticos y las organizaciones empresariales.

Se establecieron metas e indicadores vinculados a cada uno de los ocho objetivos para poder lograr los Derechos establecidos en la Declaración en 2015. Sin embargo, aunque extremadamente útiles como marco de referencia, podría argüirse que los objetivos y metas no proporcionan una imagen completa, y que basarse en ellos sin la flexibilidad de la espontaneidad puede conducir a una impresión distorsionada de reveses, progresos y el camino a seguir. Además, aunque las metas y objetivos nacionales puedan a veces lograrse, estos reflejan porcentajes de la población nacional, así que podría existir un gran número de personas o de grupos vulnerables en el país que todavía no hubieran alcanzado la meta.

Amor, Compasión y Buena Voluntad

¿Cómo entran el amor, la compasión y la buena voluntad en este encuadre de establecer metas y objetivos? ¿Cuándo y dónde comienzan y finalizan la paciencia, la  tenacidad y la ocasión propicia para la acción? ¿Las metas y objetivos iniciales son sostenibles? Si intentamos abordar superficialmente las complejidades intrínsecas a las cuestiones globales, estamos limitados en cuanto a lo que podemos hacer y lograr. La tarea se vuelve algo más fácil cuando aportamos energía y voluntad renovadas.  

Necesitamos recordar que establecer metas y alcanzar objetivos es una herramienta y un marco desde donde trabajar. Cuando se establecen metas, nadie sabe qué puede suceder espontáneamente en el intervalo entre la definición del objetivo y su consecución. Es probable que la mayoría de nosotros esté familiarizada con la definición de metas y objetivos en el trabajo para justificar gastos, o en nuestras vidas personales para motivarnos a hacer más, y ser más. Pero depender excesivamente de las metas y los objetivos puede crearnos una impresión distorsionada del progreso. También necesitamos tener en cuenta los sucesos espontáneos que no se rigen por las leyes con las que establecemos metas y objetivos.

El caso de Nepal

Consideremos por ejemplo Nepal, el país más pobre del sur de Asia. A pesar de esta desventaja, a base de focalizarse en sus áreas más pobres y de duplicar el gasto en salud pública, los nepaleses han conseguido reducir a la mitad las tasas de mortandad materna, lo que a su vez incide en la salud y economía familiar, lo que a su vez incide en los derechos y libertades disfrutados por la familia y la sociedad. De manera que basándose en una meta sencilla de salud materna, se ha realizado un progreso significativo.

Sin embargo, en abril y mayo de 2015 Nepal sufrió dos terremotos de proporciones devastadoras. Las secuelas y complejidades de los problemas respecto a las acciones de limpieza y a seguir adelante son enormes. Pero Nepal no está sólo; el mundo observó y actuó. Una inmensa cantidad de buena voluntad, dinero y recursos está actualmente siendo dirigida a Nepal. En el año 2000, cuando se establecieron los objetivos para 2015, esto no podría haberse considerado ni con la mejor tecnología para predicciones.

Aunque para Nepal esto pueda suponer un retroceso en términos de gastos financieros y de lograr las metas y objetivos, ¿no es probable que la consciencia global, las contribuciones realizadas y las oraciones y buenas intenciones que el mundo ha vertido para ayudar a Nepal cuenten algo, incluso aunque no puedan medirse?  

Volviendo a la imagen global, los intentos por medir el progreso realizado con los ODMs indican un avance desigual. En el tramo hasta 2015, algunos países iban bien y cumpliendo, mientras que parecía poco probable que otros llegasen a lograr algún objetivo. En el Preámbulo al informe de 2015 sobre los ODMs, Ban Ki-Moon observó que los ODMs “ayudaron a sacar a más de mil millones de personas de la pobreza extrema, a avanzar en la lucha contra el hambre, a permitir a más niñas que nunca asistir al colegio, y a proteger nuestro planeta. Generaron alianzas nuevas e innovadoras, galvanizaron a la opinión pública y mostraron el inmenso valor de establecer objetivos ambiciosos. Poniendo como prioridad a las personas y a sus necesidades inmediatas, los ODMs reformaron la toma de decisiones tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo. Sin embargo, a pesar de todos estos logros notables, soy profundamente consciente de que las desigualdades persisten y de que el progreso ha sido desigual”.

La cualidad aspiracional de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, junto con su sencillez, han hecho que la comunidad internacional avance considerablemente. El mero hecho de haberse mantenido como un foco visible para los gobiernos y la sociedad civil durante quince años, cuando otros objetivos de la ONU se han perdido de vista, es notable. De manera que, ¿puede la humanidad proponer un nuevo conjunto de objetivos que actúen como la estrella polar del progreso global en los próximos quince años?

Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

En 2012, Markus Loewe del Instituto de Desarrollo Alemán observó que a lo largo de los últimos veinte años han existido dos corrientes principales de pensamiento sobre el desarrollo: una centrada en la reducción de la pobreza en los países en vías de desarrollo; y la otra centrada en la idea ecológica de sostenibilidad, puesta de relieve por primera vez en la Cumbre de la Tierra de Río en 1992. Lo que los ODS buscan hacer es unir estas dos corrientes en una agenda integrada. En este proceso, inevitablemente, se producirán tensiones creativas, dado que existen diferencias de énfasis: por ejemplo, la sostenibilidad tiende a favorecer soluciones que tienen en cuenta el largo plazo. Pero cada día se vuelve más claro que todo es interdependiente, que la pobreza y los trastornos ecológicos no pueden verse como aislados, y así el mundo está desarrollando una agenda que reconoce y honra este hecho.

En Buena Voluntad Mundial , tenemos en el blog de la ONU (http://lucis.typepad.com/wg-un/), varios comentarios recientes abarcan parte de las reflexiones y la planificación para la cumbre de los ODS en septiembre de 2015 en la ONU, en Nueva York. Surge la imagen de un proceso complejo implicando a muy diversos actores –organizaciones de la sociedad civil, académicos, gobiernos y empresas: un proceso que supuestamente culminará en una agenda visionaria que encenderá la imaginación de personas de todo el mundo en los próximos años. Pueden percibirse dos diferencias de definición entre los ODM y el borrador de los ODS. En primer lugar, mientras que los ODM se centran principalmente en resolver los problemas de los países menos desarrollados, los ODS admiten, en cambio, que los problemas de un desarrollo sostenible afectan a todos los países. Y en segundo lugar, la naturaleza ecológica de muchas de las cuestiones implica que el alcance se extiende aún más, hasta incluir la responsabilidad  que afecta a la humanidad por su relación con los demás reinos de la naturaleza. Así, los ODS serán una expresión más completa  del principio de universalidad, destacado por Ban KiMoon en su Informe de Síntesis sobre la Agenda Post-2015. Como él explica, la agenda de los ODS está dirigida a todos los pueblos y naciones, teniendo en cuenta la interdependencia ecológica, económica y social, y a la vez reconociendo la realidad de las diferentes necesidades y capacidades nacionales.

Otro aspecto de este proceso más inclusivo queda reflejado en la amplia participación de numerosos grupos en las consultas y debates previos a la Cumbre. Lo que queda por ver es si esta amplia participación puede traducirse en un movimiento que avance con el impulso necesario como para implementar la agenda. Como Jimena Leiva-Roesch, Youssef Mahmoud y Steve Nation comentaron en un trabajo reciente, “Los ODM pueden desatar un nuevo potencial para que todos comprendan que las acciones que emprenden por separado están ahora confluyendo en una agenda mundial. Pero esto requerirá un liderazgo auténtico, de abajo a arriba así como de arriba abajo”. 1 Y para que este liderazgo vitalice y atraiga a las gentes del mundo, es importante que a la agenda de los ODM se le dé una forma inspiradora.

Los diecisiete objetivos del borrador son los siguientes:

1: Fin de la pobreza en todas sus formas en todas partes.
2: Fin del hambre, conseguir seguridad en cuanto a la alimentación y mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible.
3: Asegurar vidas sanas y promover el bienestar de todos en todas las edades.
4: Asegurar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje de por vida para todos.
5: Lograr la igualdad de géneros y capacitar a mujeres y niñas.
6: Asegurar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua potable y el saneamiento para todos.
7: Asegurar el acceso a energía económica, fiable, sostenible y moderna para todos.
8: Promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, un empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos.
9: Construir infraestructuras resistentes, promover una industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
10: Reducir la desigualdad en y entre países.
11: Convertir las ciudades y los asentamientos humanos inclusivos, seguros, resistentes y sostenibles.
12: Asegurar patrones sostenibles de consumo y producción.
13: Emprender acciones urgentes para combatir el cambio climático y su impacto.
14: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible.
15: Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, combatir la desertificación, y detener y
revertir la degradación del suelo y detener la pérdida de biodiversidad.
16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, proporcionar acceso a la justicia para todos y construir instituciones efectivas, responsables e inclusivas a todos los niveles.
17: Fortalecer los medios de implementar y revitalizar la alianza global para el desarrollo sostenible.

Tal como están los ODS, ¿presentan un programa convincente para arreglar las relaciones, no sólo entre seres humanos, sino entre todos los reinos de la naturaleza? Sin duda, habrá tiempo a lo largo de los próximos quince años para que la ONU, la sociedad civil global, los gobiernos y otros participantes refinen y vivifiquen los ODS con el fuego de su apasionado compromiso.

Las personas implicadas de buena voluntad están invitadas a participar en el apoyo subjetivo a la Cumbre de los ODS, que se celebrará desde el 25 al 27 de septiembre, mediante la iniciativa de meditación del Ciclo de Conferencias –visite www.lucistrust.org/cycles/. mediante el poder unido de un pensamiento iluminado y con propósito, podemos apoyar a los participantes en este esfuerzo vital por llevar ideales a su expresión práctica, dando forma y dirección al progreso humano.

1. Jimena Leiva-Roesch, Youssef Mahmoud, and Steve Nation, Building a Sustainable Future Requires Leadership from State and Citizen, http://bit.ly/1HRqs1a

keep in touch

World Goodwill in Social Media