Las redes rápidas de comunicación, como una característica distintiva prominente de la era de la información, son un indicio de que están ocurriendo procesos dinámicos en la conciencia humana; el primero y más importante de ellos es el acentuado aumento de la capacidad intelectual. La naturaleza mental mercuriana ―veloz y diestra― está transformándose en una vida más dinámica, y en este vasto mundo mental urge establecer principios rectores ycódigos de conductaporquela volátil mente inferiorpuedeserastuta y manipuladora, ymuy propensa a entrometerse enla libertad psicológica de los otros. Mientras que los principios de libertad, en sentido físico, son actualmente de aceptación general como un derecho humano básico, los asuntos más sutiles de la libertad psicológica recién ahora comienzan a formar parte del dominio público para ser examinados. El escándalo de la piratería telefónica que ocurrió en el sector de la investigación periodística en GB es un ejemplo actual de una transgresión perniciosa de la libertad personal, especialmente cuando la información obtenida es tergiversada y distorsionada con el fin de excitar los apetitos de sensacionalismo y excitación más bajos del público.

Pero lo más grave de todo esto es la cuestión de la veracidad de la información proporcionada por los medios de comunicación sobre los asuntos nacionales e internacionales, puesto que ella influencia la comprensión pública y su consecuente punto de vista. A través de un periodismo veraz y responsable, los medios de difusión tienen el poder milagroso para expandir y profundizar nuestro sentido de relación con el mundo y de los unos con otros. Esto nos pone en contacto con las vidas de las personas de diferentes países, de distintas creencias y culturas, destacando la rica diversidad de la especie humana y, al mismo tiempo, consolidando el sentido de parentesco al revelar y confirmar que las mismas emociones y sensibilidades fluyen por todos nosotros. Dependemos de informaciones imparciales y no censuradas para poder ayudar a cultivar este sentido esencial de relación global. Más aún, toda manipulación de la verdad por los medios de comunicación divide, fragmenta, degrada enormemente y constituye una amenaza insidiosa para la libertad psicológica de las personas, a quiénes se supone que se debería servir.

El ex periodista y editor Dan Hind, autor del libro “The threat to Reason” y más recientemente de “The Return of the Public” [Traducción libre de los títulos: “Amenaza a la razón” y “El Regreso del Público”, respectivamente], escribe sobre este asunto con perspicacia y persuasión. Él sostiene que actualmente la opinión pública no es el producto de un proceso abierto de indagaciones y debates. “En cierta medida, sólo podemos hacer conjeturas”, dice él, “que esto es un logro de agentes particulares. Ya es hora de que hagamos de la opinión pública un asunto público”. Debido a la debacle de la piratería telefónica, que ha atraído mucho la opinión pública alrededor del mundo, Hind dice que “por primera vez en la historia tenemos la oportunidad de discutir cómo operan comúnmente los medios de comunicación y qué necesitamos de ellos... El poder para encargarse de la investigación y el poder para dar a conocer lo que ha sido descubierto están actualmente en las manos de un reducido número de editores profesionales y de dueños de medios de difusión. Estos poderes ya no deberían estar monopolizados por individuos quienes son poco representativos e irresponsables hacia el público y vulnerables a toda clase de presión privada y de incentivos... ¿Quién, después de todo, nos hubiera dicho que los medios de comunicación estaban fracasando con su tarea autoimpuesta de mantenernos informados? ¿Estos mismos medios de comunicación?” (1) Hind continúa y explica la idea de poner más bajo control del público a las empresas mediáticas y examina cómo el público puede crear medios por los cuales la verdad puede ser lograda y compartida sin la interferencia del estado o de instituciones comerciales.

El problema de los imperios de comunicación que estamos enfrentando aumenta en grado sumo debido la explosión de las redes mediáticas que se entrecruzan ahora por todo el globo. Las personalidades más poderosas de esta era han ocupado posiciones dominantes y se han aprovechado de la tecnología veloz para alcanzar e influir en mucho más personas de lo que era posible en épocas anteriores. Los pioneros de nuestro tiempo ya no son conquistadores de territorios nuevos, sino conquistadores de los éteres. Y esto es bueno, en tantoquelas verdades sean transmitidas de forma no adulterada, sin embargo la humanidad debe estar alerta a los peligros del aprisionamiento psicológico causado por los sutiles agentes condicionantes del poder, pero sólo interesados en sí mismos. El uso correcto de las redes comunicativas es de vital importancia, y un medio de difusión tiene la enorme responsabilidad de ser un servidor y mensajero de la verdad. El dilema al que nos enfrentamos es cuánta libertad de investigación se debería conceder a la prensa y a las empresas mediáticas para descubrir corrupción y negligencia; pero también ya es preciso un poder judicial independiente para supervisar sus actuaciones de tal manera que las transgresiones de la privacidad, los derechos humanos y el decoro en general no sean violados.

La libertad de pensamiento es vital para poder transformar la humanidad en un organismo único, creativamente dinámico, preparado para desempeñar el papel de custodioplanetario. Las redes de comunicación son como las vías neuronales de un cerebro global, que tienen la capacidad potencial para superar el tiempo y el espacio y para integrar el pensamiento y el comportamiento humanos, tal como lo hace una colmena o una colonia de hormigas, que constituyen como un único organismo con el propósito de lograr un objetivo común. Las redes rápidas de comunicación nos ofrecen la excelente oportunidad de ayudar a la humanidad a emanciparse, para que penetre en un estado de conciencia intemporal; pero antes hemos de vencer nuestra obsesión develocidad por la velocidad misma. Paul Virilio, un teórico de la cultura, lo expuso una vez de manera muy controvertida: “... cuanto más aumenta la velocidad, tanto más disminuye la libertad”. Él argumenta que la aceleración de la sociedad tecnológica, sus controles y restricciones, nos están privando del tiempo para pensar, de ser nosotros mismos. En otro sitio escribe: “El peligro de esta manía de la velocidad radica en el hecho de que ello ha estructurado el mundo para funcionar en un constante estado de crisis, en una interminable guerra fría de explotación del medio ambiente y de la economía... El resultado de esto es una guerra librada en el tiempo en vez de en la distancia. El mundo físico ha dejado de ser el campo de batalla, y en lugar de la batalla son las ideologías y economías y velocidad... Vivimos en un mundo que ya no está más basado en las expansiones geográficas, sino en uno donde las distancias temporales están siendo acortadas constantemente por el transporte, por las capacidades de transmisión y de teleacción; ...el nuevo espacio es un espacio-velocidad; ya no es más un espacio-tiempo”. (2)

Adicionalmente a esto, el sociólogo Zygmunt Bauman comenta: “Uno puede decir que la velocidad es un tipo de sustancia etérea que satura el mundo y al cual transfiere cada vez más nuestras acciones... La nueva velocidad convierte a nuestra acción en algo pasajero, y por lo tanto, en algo inevitable, pero así también en algo potencialmente no punible... Uno de los efectos de mayor importancia de esto es que surge la nueva situación en la que todas las fronteras se han vuelto imprecisas, frágiles y porosas... Ya no importa la discontinuidad geográfica que cubre la totalidad de la superficie terrestre, puesto que la misma distancia-velocidad acerca entre sí a los territorios, haciéndolos contiguos”.(3)

Entonces, aquí vemos un gran e inminente reto para la humanidad ―la inevitable confrontación entre la personalidad y su necesidad de velocidad y de fronteras en su espacio, y el alma viviendo en un estado de omnipresencia dinámica―. La transmutación del espacio-velocidad en omnipresencia dinámica es el objetivo aspirado ante el cual se halla la humanidad, donde todas las fronteras están condenadas a desmoronarse, sean éstas físicas o psicológicas. Y este proceso está en marcha a través de la explosión en los medios electrónicos. La información, verídica o falsa, está circulando sin cesar por todo el globo a la velocidad de la luz; la naturaleza y la cualidad de la información generan en la conciencia pública crisis de discriminación moral. El sentido de discriminación y la orientación ética de la humanidad están siendo puestos a punto y examinados como nunca se había hecho antes, direccionados hacia un futuro donde la circulación excesiva de núcleos aislados de información egocéntrica sean transmutadas en un mundo interconectado, donde el arte decompartir con los otros se hará con sensatez y amor.

Los principios que la humanidad está buscando para guiar la conducta en el mundo mental se han de encontrar en aquel símbolo que está asociado a los Medios de difusión y a las Comunicaciones ―Mercurio, el mensajero alado de los Dioses―. Mercurio es también el símbolo de la intuición, y es desde el reino subjetivo de amor y sabiduría intuitivos que viene la infalible orientación para la comunicación correcta. La intuición es la verdad pura y su velocidad de transmisión es virtualmente instantánea. Mientras que la humanidad en masa está transmutando a lo intelectual la actual polarización de su naturaleza instintiva y de sentimiento natural, del mismo modo los intelectuales más destacados están moviéndose hacia la naturaleza intuitiva. La corriente evolutiva avanza inexorablemente, y un día la intuición florecerá por todo el reino humano, volviéndolo sensible a las impresiones telepáticas directas procedentes del reino espiritual. Entonces, dicho con las palabras de Alice Bailey, veremos «la producción de una síntesis subjetiva en la humanidad y de un intercambio telepático que finalmente aniquilará al tiempo. Hará asequibles a los hombres todas las realizaciones y conocimientos del pasado, les revelará el verdadero significado de su mente y cerebro, los convertirá en el amo de ese equipo. Por lo tanto, lo hará omnipresente y, con el tiempo, le abrirá la puerta a la omnisciencia». (4)

1.http://www.opendemocracy.net/ourkingdom/dan-hind/blueprint-for-democratic-media-system

2.http://www.daaq.net/folio/bibliography/b_virilio.html

3.http://www.tikkun.org/article.php/jan2002_bauman/print

4. Tratado sobre Magia Blanca. A.A.Bailey, p. 373, Málaga: Ed. Sirio, 2006. Vers. ingl. p. 403

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