La mayor alegría emana de la austeridad. Serie Agni Yoga

La historia demuestra que las épocas de austeridad pueden tener la capacidad de transformar a las personas y a las naciones. Por ejemplo, Esparta, la ciudad-estado de la antigua Grecia, se hizo famosa por las proezas militares de sus ciudadanos a través de su austero modo de vida. Del nombre de esta ciudad, procede la palabra "espartano", que todavía se utiliza hoy para connotar frugalidad y abnegación. Irónicamente, es la Grecia moderna la que está experimentando algunas de las dificultades económicas más graves y está siendo sometida a "programas de austeridad", pero también lo están muchos otros países endeudados.

Cuando esta estrechez económica está trayendo dificultades a muchos, probablemente la austeridad es una palabra que pocos ven bajo una luz positiva, asociándola principalmente al pesimismo económico, la pérdida de un estándar habitual de vida, y todo ello sin ningún objetivo a la vista que compense. Pero hay otro tipo de austeridad que, practicada de buen grado, es de gran ayuda en la búsqueda de un objetivo espiritual. Desde luego, esto es de poco consuelo para los que se encuentran privados de medios de vida decentes, pero la diferencia esencial es que la austeridad espiritual se lleva a cabo por libre elección - en este último caso, no es una imposición no deseada. No se trata de defender el camino ascético o la práctica de la raja yoga para todos aquellos que sufren la actual crisis económica mundial, pero es interesante reflexionar sobre la práctica de la austeridad en la espiritualidad, para ver si puede haber por lo menos alguna recompensa espiritual que compense a los afectados.

La “ práctica de la austeridad" se llama "Tapasya" en Sánscrito y a través de ella el yogui trabaja para liberar su mente de los deseos mundanos, despejando un espacio en donde la acumulación secular de las fuerzas que alimentan su fascinación por el mundo físico son "quemadas”, permitiendo a la conciencia elevarse sin obstáculos hacia la meta espiritual imaginada. Tapasya significa literalmente quemar o calentar, para convertirse en lo que una afirmación espiritual denomina “un punto de fuego de sacrificio enfocado dentro de la ardiente Voluntad de Dios". Aunque el sendero del yogui puede ser demasiado extremo para la mayoría de las personas, cierto control o restricción de los sentidos y apetitos materiales es esencial para proporcionar el espacio interior necesario para explorar nuestra verdadera identidad. Los retiros espirituales se están convirtiendo en formas cada vez más populares de desarrollar Tapasya, incluyendo a menudo el silencio y el ayuno como parte de su régimen. La práctica de la austeridad implica una elección consciente para soportar alguna privación sin quejas, apego o aversión. Cuando se decide emprender esta observancia, el estado mental es de importancia primordial.

Mientras el llamado mundo Occidental está entrando en un período de austeridad, por lo menos económicamente, en realidad muchas naciones, especialmente en vías de desarrollo y naciones con ingresos bajos, han estado viviendo en condiciones mucho peores de pobreza y privación durante años. Finalmente debe surgir la comprensión de que la inestabilidad financiera y económica con “grandes altibajos” siempre estará presente en el mundo, mientras las naciones aboguen por una estructura económica “basada en la codicia”, en vez de un sistema beneficioso para el bien de la totalidad. Algunos economistas pensaban que los "grandes altibajos " habían sido erradicados de la economía de hoy en día, sin embargo esta polaridad refleja el dualismo de la condición psicológica colectiva de la humanidad y como todos los demás pares de opuestos, no se puede eludir hasta que se huella el sendero espiritual que se encuentra entre ellos.

Hasta que este sendero de austeridad espiritual sea conscientemente aceptado y hollado con alegría, los pares de opuestos continuarán proporcionando sus duras pero justas lecciones. El cambio social y finalmente la evolución, se produce a través de calamidades y crisis, si no se da por una elección consciente. Así, pues, es mejor aprender las lecciones de la dualidad y elegir el sendero medio más pronto que tarde, y luego, cuando se haya elegido conscientemente, la alegría puede acompañar la acción de liberarse de la carga de las cosas materiales. Por lo tanto, las medidas de austeridad actuales tienen un potencial positivo para reducir el consumismo excesivo y conducir a las personas a pensar más creativamente acerca del futuro. Hay muchos ejemplos de personas y grupos que están liderando el camino en esta área. El Movimiento de la Simplicidad Voluntaria fundado por Duane Elgin, por ejemplo, invita a la humanidad a dejar de vivir en piloto automático y realizar deliberadamente elecciones que cambien la vida. Esto conlleva liberarnos nosotros mismos de las actividades no esenciales que invaden la vida moderna, para que sea posible vivir de acuerdo con nuestros objetivos y valores más importantes. Las prioridades de nuestra cultura orientada al consumismo y al trabajo, a menudo van en contra de lo que nos enriquece e inspira. La vida "simplificada", dicen, frecuentemente se refuerza por medio de elecciones para reducir el consumo, y volver a las actividades que tienen un efecto positivo en las relaciones, la vida familiar, el servicio y el medio ambiente.

No es demasiado idealista decir que muchas personas hoy están profundamente preocupadas por el bienestar de los demás en todo el mundo, de una manera como nunca había ocurrido antes. Satisfacer las demandas que este reconocimiento recién desarrollado de que vivimos en “un mundo”, implica que es esencial que valores y cualidades espirituales tales como la justicia, la compasión y la fraternidad ya no sean sólo abstracciones sino que se convierten en la trama de la vida cotidiana. Los mundos interno y externo, subjetivo y objetivo deben conectarse entre sí para formar un todo - relaciones humanas, sistemas económicos, sociales y ecológicos - para que todo lo que se manifiesta en el mundo externo de la vida cotidiana se maneje conscientemente desde una apreciación subjetiva de la totalidad, de la unidad del espíritu humano y de compartir en la Vida Una.

Desde aquí es posible entender que la benevolencia y la austeridad espiritual son lo mismo. Para las personas más ricas del mundo, aquellas que poseen educación, profesiones y habilidades, las acciones benévolas son cada vez más comunes, como lo atestiguan las numerosas donaciones magnánimas y los actos de servicio, que siembran las semillas para que surja de una manera de vivir más disciplinada, desinteresada y satisfactoria. Para algunos de estos donantes y filántropos, tales donaciones pueden no implicar ningún sacrificio personal y tal vez sea sólo un porcentaje de los ingresos que, en realidad, no afecta a la calidad de vida. Sin embargo, la tendencia actual muestra que muchos donantes están implicándose personalmente en la distribución de su dinero o habilidades y descubriendo los primeros destellos de ardiente alegría que caracteriza al sendero de la verdadera austeridad.

Cuando esta actitud se intensifica en una vida regida por la compasión y la energía de buena voluntad, el sufrimiento en términos de negación y de pérdida de personal desaparece automáticamente para ser sustituido por un compromiso positivo con el mundo y la identificación con el alma de todos. La meta a alcanzar vale más que todo lo demás, y el perfeccionamiento y simplificación de la vida personal con el fin de vivir para el bien de los demás y de todo lo que vive en el planeta, es la característica de la conciencia. La conciencia de semejante persona de buena voluntad se transforma luego continuamente en el fuego de Tapasya porque ha puesto un pie, aunque sea inconscientemente, en el sendero del verdadero yogui.

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