Diciembre 2007

La tarea del Maestro consiste en evocar en Sus discípulos tal profundo y consagrado amor, más la comprensión de la oportunidad actual, que desaparecerán de sus conciencias los aspectos personales de sus vidas, y su principal preocupación será: ¿Cuál debe ser mi servicio actual? ¿Cuáles son las cosas no esenciales de la vida, a las que no debo prestar atención? ¿Cuál es la tarea que debo realizar? ¿A quiénes puedo ayudar? ¿A qué aspecto del trabajo del Maestro debo prestar máxima ayuda? Todos estos interrogantes deben ser contestados con equilibrio, inteligencia y sin fanatismo.

(El Discipulado en la Nueva Era T. I p. 636)

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