Marzo 2008

Una profunda reflexión sobre la urgencia de la época y el reconocimiento compasivo de la condición de la humanidad, son cosas que deben hacer muchos discípulos y aspirantes hoy en el mundo, especialmente, los que, no estando muy cerca de la situación mundial, la observan desde lejos. Es muy fácil expresar superficialmente compasión, y al mismo tiempo evitar el empleo de demasiada energía para prestar servicio y realizar un excesivo e intenso esfuerzo para prestar ayuda.

La marca característica del discípulo y la cualidad que debiera predominar cada vez más en su vida, es la capacidad de identificarse con la parte o con la totalidad, según sea necesario en un momento dado. Tal actitud implica un abarcante amor, que nos lleva a ser incluyentes y a dedicar la vida a servir al mayor número y a los más necesitados. Si se me pidiera especificar cuál es en la actualidad el defecto predominante en la mayoría de los grupos de discípulos, diría que es la expresión de un equivocado tipo de indiferencia, que los lleva a una casi inconmovible preocupación por sus ideas y empresas personales, las que militan contra la integración del grupo y tienden a obstruir el trabajo.

Una de las cosas más necesarias para cada discípulo es aplicar la enseñanza impartida a la idea de promover y acrecentar su servicio en el mundo, y así llevar a la práctica y efectividad en su medio ambiente el conocimiento adquirido y el estímulo a que ha sido sometido. Quisiera que prestaran verdadera atención a esta sugerencia.(El Discipulado en la Nueva Era Vol. I, pp. 89-90)