Enero 2009

El Servicio en una Era de Transición

La humanidad está pasando actualmente a través de un ci­clo de excesiva actividad. Por primera vez en la historia huma­na esta actividad abarca a la humanidad en gran escala, en los tres aspectos de la conciencia de la personalidad. El cuerpo físico y los estados de conciencia emocional y mental están grandemen­te trastornados. Esta triple actividad unificada es acrecentada por un cielo de intensa actividad planetaria, debido a la entrada en una nueva era, al desplazamiento del sol a un nuevo signo del Zo­díaco y a la consiguiente preparación que capacitará al hom­bre para trabajar fácilmente con las nuevas fuerzas y energías que actúan sobre él. En el centro de la vida humana, el grupo integrador de los nuevos servidores del mundo debe enfrentar, por lo tanto, una verdadera necesidad. Su trabajo primordial consiste en mantenerse en estrecha unión con el alma de lahumanidad ‑constituida por todas las almas en su propio nivel del ser, mediante la propia actividad del alma organizada, para que siempre haya quien "trabaje en los intervalos" y así permi­tir que progrese el plan y la visión, ante los ojos de quienes aún no pueden penetrar en el lugar elevado y secreto. Como muchas veces he dicho, ellos deben aprender a trabajar subjetivamente, a fin, de mantener ‑en este ciclo de actividad y expresión exo­térica‑ el poder, latente en todos, de retirarse al centro. Hablando simbólicamente, ellos constituyen la puerta. Las faculta­des y los poderes se pueden perder por no emplearlos; el poder de divina abstracción y la facultad de hallar lo que ha sido lla­mado "el sendero dorado que conduce al claro estanque y de allí al Templo de Retiro", no deben perderse. Éste es el primer trabajo del Grupo de Místicos Mundiales, y deben conservar abierto el sendero y el camino libre de obstáculos. De otro mo­do la magia blanca podría dejar de existir temporalmente, y asumir indebido control los propósitos egoístas de la naturaleza forma. Este lamentable acontecimiento ocurrió en los días de la Atlántida, y los que entonces formaban el grupo de trabajadores tuvieron que retirarse de toda actividad externa y "abstraer los divinos misterios, ocultándolos de los curiosos y de los indignos". (Tratado sobre Magia Blanca, pp. 375-76)