Mayo 2010

Quisiera recordarles que el esfuerzo sostenido es la simiente de la síntesis, la causa de la realización y aquello que finalmente vence a la muerte. La muerte es, realmente, deterioración en tiempo y espacio, y se debe a la tendencia de la materia-espíritu a aislarse, mientras está en manifestación (desde el punto de vista de la conciencia). Este esfuerzo sostenido del Logos mantiene a todas las formas en manifestación y hasta conserva el aspecto vida como factor integrante en la construcción de la forma y --lo que es también un acto de la voluntad sustentadora-- puede abstraer o retirar intacta la conciencia de la vida al finalizar un ciclo de manifestación. Muerte y limitación son términos sinónimos. Cuando la conciencia está enfocada en la forma y totalmente identificada con el principio de limitación, considera la liberación de la vida de la forma como la muerte; pero, a medida que prosigue la evolución, la conciencia se convierte acrecentadamente en percepción de aquello que no es la forma, y en el reino de lo trascendente, o el mundo de lo abstracto, por ejemplo, en lo que ha sido abstraído de la forma y enfocado en sí mismo. Dicho sea de paso, esto es una definición de la meditación desde el ángulo de la meta y de la realización. Un hombre puede verdaderamente meditar cuando empieza a emplear la mente, reflejo del aspecto voluntad, y lo aplica en sus tres aspectos: al iniciar su entrada en el mundo de las almas, al condicionar su vida de la personalidad y al reforzar y, oportunamente, crear, el propósito del alma en su plena expresión. Esto da por resultado la total conquista de la muerte. Llevo todo este concepto a los niveles del microcosmos, aunque se evidenciará que sólo el discípulo consagrado, en preparación para la iniciación, puede empezar a comprender algo de las significativas implicaciones.

(Astrología Esotérica, p. 457)