Una de las convicciones centrales que inspira el trabajo de Buena Voluntad Mundial es que sólo podremos avanzar hacia un mundo gobernado por las correctas relaciones humanas a través de la aplicación perseverante del principio de la buena voluntad. Al igual que ‘buena voluntad’, ‘correctas relaciones humanas’ es un concepto que todavía no ha recibido una consideración que necesita urgentemente, requiriendo, como lo hace, una revolución casi total de mente y corazón. Las diversas crisis que continúan afectándonos en cuanto al racismo, la desigualdad económica, la devastación ecológica, etc., son ejemplos tan patentes de relaciones humanas erróneas que debería resultar evidente que la práctica de las correctas relaciones humanas es esencial, a escala individual, grupal, nacional y planetaria. Somos afortunados porque mucha gente de buena voluntad está aceptando el desafío de aplicar la buena voluntad en una amplia variedad de situaciones, como se ve en el último número de este boletín de noticias. Tal como comentó Alice Bailey, “un interesante aspecto de la buena voluntad, a medida que se va desarrollando en la consciencia humana, trae ante todo la revelación de las existentes separaciones, características de la vida política, religiosa, social y económica de los pueblos de todas partes. La revelación de un división va siempre acompañada (porque esa es la belleza del espíritu humano) de esfuerzos a lo largo de todas las líneas posibles para salvar o eliminar esa división” (Los Rayos y las Iniciaciones, p. 614, Ed. Fundación Lucis).

Aún así, un posible inconveniente que para algunos podría surgir respecto a las ‘correctas relaciones humanas’ reside precisamente en la última palabra, ‘humanas’. En una época de la historia de la Tierra en la que algunos conservacionistas están advirtiendo de una sexta gran ola de extinción de especies, una ola que por primera vez parece ser plenamente atribuible a las acciones humanas, ¿qué hay de las correctas relaciones con los demás reinos de la naturaleza? La respuesta está en el hecho de que la aplicación de la buena voluntad no puede limitarse a un aspecto de la creación, sino que se trata de una irradiación universal que abarca a todos los seres. Así, a la vez que concilia las divisiones entre humanos, sanea también las a veces problemáticas relaciones que tenemos con las criaturas que nos acompañan. De manera que las correctas relaciones con los demás reinos evolucionan, como es lógico, en paralelo con las correctas relaciones humanas.

Aún así, es indudable que, al igual que en el caso humano, todavía tenemos mucho por hacer en el establecimiento de relaciones con animales, plantas e incluso el reino mineral capaces de ser descritas verazmente como ‘correctas’. De manera que merece la pena detenernos a considerar dónde estamos ahora, y reflexionar sobre algunas de las iniciativas noveles, lideradas por individuos y grupos, que están sanando las divisiones entre nosotros y otros seres sintientes.

BUENA VOLUNTAD ES… el puente que une los reinos de la naturaleza en una totalidad.

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