Septiembre 2010

La Humanidad Determina Su Propio Destino
Los discípulos...deben comprender que los asuntos mundiales no son ni pueden ser moldeados ni determinados por cualquier conocimiento jerárquico que pueda poseer el discípulo. Los asuntos y las condiciones mundiales deben basarse lógicamente en la demanda y en la etapa de evolución de la masa humana, que actúa a través de sus representantes elegidos o impuestos en cada país. Esta demanda puede ser y es afectada, modificada y espiritualizada por la actitud y la enseñanza de los discípulos verbalmente expresivos y de instintos humanitarios. No obstante, si la voluntad y el conocimiento de los discípulos en todas las naciones condicionaran los asuntos mundiales y controlaran totalmente la vida política, económica y social de los pueblos, se produciría una brecha mayor y más grave que la existente, por ejemplo, entre el rico y el pobre, entre clases y castas. Traería una marcada línea divisoria entre el reino de Dios y el de los hombres. Esto iría en contra de la intención jerárquica que está eliminando rápidamente la existente brecha, y anularía la obra que Cristo se propuso realizar en la Tierra. Con frecuencia esto lo pasan por alto los discípulos bien intencionados. La humanidad determina su propio destino. Los discípulos señalan el camino, indican la visión, dan el ejemplo necesario y acentúan los antiguos jalones. (El Discipulado en la Nueva Era, T. II, p. 68 - ed. inglesa)