060-063


[60] Escritos Inspirados,
[61] Escuelas de Ocultismo,
[62] Escuelas de Pensamiento,
[63] Esoterismo

[60]

ESCRITOS INSPIRADOS

(1) Quisiera señalar ciertos factores y métodos que deben tenerse presentes en conexión con los escritos inspirados y la mediumnidad, y con la redacción de esos libros como La Doctrina Secreta, las Escrituras del mundo y esas obras dictadas que afectan poderosamente el pensar de la raza.

Algunos trasmisores trabajan totalmente en niveles astrales, y su trabajo es necesariamente parte de la gran ilusión. Son médium inconscientes e incapaces de comprobar la fuente de donde proceden las enseñanzas; cuando aseguran conocer esa fuente, con frecuencia están equivocados.

Otros trabajan sólo en niveles mentales, aprendiendo, por medio de la telepatía, lo que los Hermanos Mayores de la raza y sus propias almas tienen que impartir. Extraen de las fuentes de conocimiento, lo acumulado en la conciencia egoica. Llegan a percibir los conocimientos acumulados en el cerebro de los discípulos que pertenecen a su mismo rayo. Aún otros de ellos, siendo una avanzada de la conciencia del Maestro, llegan también a conocer Su pensamiento. Algunos utilizan, consciente o inconscientemente, diversos métodos.

Cada generación deberá tener sus videntes.

Deben tratar preeminentemente de ser instrumentos de confianza, inmu­table ante las tormentas pasajeras. Han de procurar no sentirse deprimidos ni desalentados, no importa lo que ocurra; tener un agudo sentido de propor­ción, sano juicio en todas las cosas, vida moderada, un cuerpo físico discipli­nado y una devoción íntegra hacia la humanidad. Allí donde estén presentes estas cualidades, los Maestros podrán empezar a utilizar esos trabajadores que ya tienen destinados; cuando ellos no existen, hay que buscar otros instrumentos.

Algunas personas aprenden durante la noche y traen con regularidad a la conciencia de su cerebro físico los hechos que necesitan saber y las enseñan­zas que deben trasmitir. Se prueban muchos métodos adecuados a la natura­leza del aspirante o chela. Algunos poseen cerebros que actúan telepática­mente como trasmisores. Me refiero a métodos más seguros y poco comunes, que emplean el vehículo mental como intermediario entre el alma y el cerebro, o entre el instructor y el discípulo. Los métodos de comunicación en el plano astral, tales como el tablero ouija, el lápiz plancheta, la escritura automática, la voz directa y las afirmaciones hechas por el médium, tempo­ralmente obsesionado, no son utilizados por los chelas, aunque a veces resulte útil emplear la voz. Los métodos mentales superiores son más avanzados y seguros, aunque no tan comunes.

Los verdaderos transmisores de los niveles egoicos superiores al plano físico, proceden de alguna de las maneras siguientes:

  1. Escriben con conocimiento personal y, por lo tanto, utilizan sus mentes concretas en la tarea de expresar ese conocimiento en térmi­nos que revelarán la verdad a los que tengan ojos para ver, aunque oculten lo que puede ser peligroso para los curiosos y los ciegos.
  2. Escriben porque están inspirados. Debido a su equipo físico, pureza de vida, sinceridad de propósito, devoción a la humanidad y karma a agotar como servicio en sí, han desarrollado la capacidad de hacer contacto con las fuentes superiores, de las cuales fluye la verdad pura o simbólica. Pueden extraer de las corrientes de pensamientos movilizadas por ese gran grupo de Contempladores --denominados Nirmanakayas -- o de esas corrientes mentales definidas y especializadas, iniciadas por uno de los miembros del grupo de instructores. Sus cerebros, que son receptivos trasmisores, les permiten trasladar al papel los pensamientos captados; la exactitud de la trasmisión depen­de de la receptividad del instrumento (es decir, la mente y el cerebro) del trasmisor. En dichos casos, la formulación de palabras y frases se dejan libradas por lo general al criterio del escritor.
  3. Escriben, porque han desarrollado el oído interno. Su trabajo es en gran parte taquigráfico, aunque depende también de su grado de desarrollo y educación. La responsabilidad respecto a la exactitud, corresponde tanto al que imparte las enseñanzas como al agente trasmisor.

Debe tener cierto grado de instrucción y convertirse en un profundo buscador de la verdad, antes de ser elegido como receptor de ense­ñanzas destinadas al público en general o para uso esotérico. Ante todo debe haber aprendido, por la meditación, a enfocarse en el plano mental. (4 – 134/7).

(2) Esta forma de trabajo podría ser dividida en tres métodos: Primero, tenemos la clauriaudiencia superior que habla directamente de mente a mente. Esto no es exactamente telepatía, sino una forma directa de oír. El instructor habla al discípulo de persona a persona. En consecuencia se entabla una conversación totalmente en niveles mentales con las facultades superiores como punto de enfoque.

Segundo, tenemos la comunicación telepática. Constituye el registro, en la conciencia del cerebro físico, de la información impartida.

Tercero, tenemos la inspiración. Implica otro aspecto de desarrollo. La inspiración es análoga a la mediumnidad, pero totalmente egoica. Utiliza la mente como medio para trasmitir al cerebro lo que el alma sabe. La mediumnidad describe generalmente el proceso cuando está confinado totalmente en los niveles astrales. El médium es un instrumento inconsciente. No es el factor controlador, sino que está controlado. (4 – 137/8).

(3) Una de las cosas más interesantes que están sucediendo y uno de los factores que oportunamente servirán para demostrar la realidad de la exist­encia del alma, reside en el cúmulo de comunicaciones, escritos inspirados y dictados telepáticos que inundan el mundo en la actualidad. Como bien saben, el movimiento espiritista está produciendo gran cantidad de literatura inspirada o seudo inspirada, una de orden muy elevado, que indudablemente es el trabajo de discípulos muy evolucionados, y otra de calidad muy medio­cre. Las diversas sociedades teosóficas y otros grupos han sido receptores de comunicaciones similares. Cuando las comunicaciones son verdaderas, tie­nen frecuentemente un profundo valor espiritual y contienen mucha enseñan­za y ayuda para el aspirante. Los estudiantes actuales deberían recordar que lo más importante es la enseñanza y no su supuesta fuente de origen; tales escritos y comunicaciones deben ser juzgados únicamente por su valor intrín­seco. Dichas comunicaciones emanan, en la mayoría de los casos, del plano del alma; el receptor o comunicador (el intermediario o amanuense) ha sido inspirado por su propia alma o lo ha extraído del nivel mental y del conoci­miento impartido por el rayo al cual pertenece su grupo y su alma; al sintonizarse con el depósito de pensamientos, su mente y cerebro los traducen en palabras y frases.

En un menor número de casos, la persona que recibe un dictado o escrito, está en relación telepática con algún aspirante más avanzado que él, y su mente está siendo impresionada por un discípulo de su grupo, el cual impre­siona su mente porque se encuentra más cerca del Maestro y le transmite alguno de los conocimientos que ha asimilado, porque es capaz de vivir dentro del aura del Maestro. El Maestro no interviene en el proceso, es cuestión de discípulo y aspirante. Por lo general en estos casos, el receptor de la comunicación se ilusiona y cree que el Maestro Mismo le está dictando, pero en realidad ha sintonizado -- por intermedio de un discípulo más avanzado que él -- la atmósfera mental del Maestro.

Ninguno de los Maestros de la sexta iniciación (tales como los Maestros M. y K. H.) trabaja actualmente con Sus discípulos por medio del dictado. Se hallan demasiado absorbidos con los problemas mundiales y el trabajo de vigilar los destinos de prominentes personalidades mundiales en las distintas naciones, para que puedan dictar enseñanza a cualquier discípulo particular, en algún pequeño campo de actividad y sobre temas suficientemente conoci­dos como para que el discípulo pueda seguir adelante, solo y sin ayuda.

Únicamente dos Maestros, trabajan telepáticamente y por medio del dictado, con varios discípulos aceptados y se empeñan en inspirar a estos discípulos activos en el trabajo mundial, para que sean de mayor utilidad al Plan. Actúan así a fin de impartir a unos pocos pensadores prominentes, en el campo de la ciencia y del bien social, el conocimiento necesario que les permita efectuar la correcta actividad a fin de ayudar a la raza a obtener una mayor liberación.

No conozco a otros en esta generación que estén haciendo lo mismo, porque han delegado mucho de este trabajo a Sus iniciados y discípulos. La mayor parte de los comunicadores (que trabajan por intermedio de aspirantes en el plano físico) son discípulos aceptados muy activos que (viven en el aura del Maestro y Su grupo) continuamente tratan de acercarse a todo tipo de personas y de grupos que existen en el mundo. A eso se debe el sin fin de comunicaciones, escritos inspirados, mensajes y enseñanzas personales.

Si agregamos a lo anterior la gran afluencia de comunicaciones que emanan de las propias almas de los trasmisores y del reino del subconsciente, se explicará la cantidad de material que se está difundiendo ahora. Sentimos profundo agradecimiento por la acrecentada respuesta y sensibilidad del hombre. (14 – 105/7).

Ver también: (18 – 210/1).

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[61]

ESCUELAS DE OCULTISMO

(1) Ciertas escuelas de ocultismo y orientación teosófica han pretendido ser las únicas depositarias de Sus enseñanzas y la única exteriorización de Sus esfuerzos, limitando, en consecuencia, lo que Ellos hacen y formulando premisas que el tiempo y las circunstancias no corroborarán. Trabajan ciertamente por medio de tales grupos de pensadores y ponen la mayor parte de sus fuerzas en la tarea de tales organizaciones; sin embargo, tienen Sus discípulos y Sus adictos en todas partes, trabajando a través de muchos grupos y aspectos de la enseñanza. En todo el mundo, los discípulos de estos Maestros han encarnado en esta época con el único fin de participar en las actividades, tareas y difusión de la verdad de las distintas iglesias, ciencias y filosofías, produciendo así, dentro de la organización misma, una expansión, una extensión y la desintegración necesaria, que de otra forma resultaría imposible. Sería conveniente que todo estudiante de esoterismo conociera estos hechos y cultivara la capacidad de reconocer la vibración jerárquica, tal como se manifiesta a través de los discípulos, en los lugares y grupos más inverosímiles.

En lo que respecta al trabajo de los Maestros a través de sus discípulos, debería explicarse un punto, y es que las diversas escuelas de pensamiento, fomentadas por la energía de la Logia, son fundadas en cada caso por uno o varios discípulos, y sobre ellos y no sobre el Maestro recae la responsabilidad de los resultados y el karma consiguiente. El procedimiento es más o menos el siguiente: El Maestro revela al discípulo el objetivo que se propone realizar en un breve ciclo inmediato y le sugiere la conveniencia de tal o cual desarrollo. El trabajo del discípulo consiste en asegurarse el mejor método para obtener los resultados deseados, y en formular planes por medio de los cuales obtener cierto éxito. Entonces inicia sus proyectos, funda su sociedad y organización, y difunde la enseñanza necesaria. Sobre él recae la responsabilidad de elegir colaboradores apropiados, trasmitir el trabajo a los más capacitados y presentar debidamente la enseñanza. Todo lo que hace el Maestro es observar el esfuerzo con interés y simpatía; mientras tanto el discípulo mantiene su elevado ideal inicial y sigue su camino con puro altruismo.

El Maestro no es culpable si el discípulo muestra falta de discernimiento en la elección de colaboradores o evidencia incapacidad para representar la verdad. Si lo hace bien y el trabajo progresa, como es de desear, el Maestro continuará impartiendo Su bendición sobre el esfuerzo. Si fracasa y sus sucesores se apartan del impulso original, difundiendo así toda clase de errores, el Maestro, con amor y simpatía, omitirá esa bendición, retendrá Su energía y dejará de estimular aquello que es mejor que desaparezca. Las formas van y vienen y el interés del Maestro y Su bendición, fluirán a través de un canal u otro; el trabajo puede continuar por cualquier medio, pero siempre la fuerza de la vida persistirá, destruyendo la forma allí donde sea inadecuada o utilizándola cuando satisfaga la necesidad inmediata. (1 – 54/5).

(2) El gran obstáculo para el trabajo de la mayoría de las escuelas esotéricas, en la actualidad, es su sentido de la separatividad y su intolerancia para otras escuelas y métodos. Los conductores de dichas escuelas deben asimilar el hecho siguiente: Todas las escuelas que reconocen la influencia de la Logia Trashimaláyica y cuyos trabajadores están vinculados, consciente o incons­cientemente, con los Maestros de Sabiduría, tales como el Maestro Morya o el Maestro K. H., constituyen una escuela y parte de una "disciplina". Por lo tanto, no existen esencialmente conflictos de intereses, y en el aspecto interno -- si actúan de alguna manera en forma eficaz -- las diferentes escuelas y presentaciones son consideradas como una unidad. (13 – 19).

(3) Deberían reconocer que los estudiantes de escuelas análogas, que trabajan bajo los mismos impulsos espirituales, son miembros de la escuela una y están vinculados en una unidad subjetiva básica.

Entonces cesarán las tentativas actuales de obstaculizarse el trabajo mutuamente, mediante la comparación de métodos y técnicas, la crítica y la difamación, la prevención y el cultivo del temor y la insistencia sobre la exclusividad. Estas actitudes y métodos obstaculizan en la actualidad la entrada de la luz pura de la verdad. (13 – 20).

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[62]

ESCUELAS DE PENSAMIENTO

(1) Cuando el trabajo del médico y del cirujano, en relación con el cuerpo físico, sea reconocido como esencial y bueno, cuando los análisis y las conclusiones de los sicólogos complementen su trabajo y cuando el poder del recto pensar se emplee también como ayuda, sólo entonces entraremos en una nueva era de bienestar.

En la actualidad muy poco trabajo coherente e integrado realizan al unísono los cuatro grupos siguientes:

  1. Clínicos y cirujanos ‑ortodoxos y académicos.
  2. Sicólogos, neurólogos y siquiatras.
  3. Curadores mentales y los trabajadores del Nuevo Pensamiento, más los pensadores de Unity y de Christian Science.
  4. Discípulos entrenados y quienes trabajan con las almas de los hom­bres.

Cuando estos cuatro grupos puedan ser llevados a una estrecha relación y trabajen juntos para liberar a la humanidad de las enfermedades, entonces llegaremos, a comprender la verdadera maravilla del ser humano. Algún día tendremos hospitales en los cuales los cuatro aspectos de este trabajo médico y medicamentoso actuarán paralelamente, en la más plena colaboración. Ningún grupo puede realizar una tarea completa sin los demás; todos son interdependientes.

La incapacidad de tales grupos en reconocer el bien en los demás grupos que se esfuerzan por lograr el bienestar físico de la humanidad, casi me imposibilita dar una enseñanza más específica y hablar más directamente sobre estas cuestiones. ¿Poseen ustedes una remota idea de la barrera de pensamientos y palabras antagónicas contra la cual tiene que chocar una idea nueva o precursora? ¿Han considerado alguna vez seriamente el conglome­rado de cristalizadas formas mentales que deben enfrentar todas las ideas nuevas -- y podría llamarlas proposiciones jerárquicas? ¿Han calculado el peso de las preconcebidas y antiguas determinaciones que deben ser remo­vidas antes de que la Jerarquía pueda hacer penetrar un nuevo y necesario, concepto en la conciencia del público reflexivo -- o debería decir irreflexivo? Es muy difícil trabajar en el campo de la medicina, pues el tema es muy íntimo y el temor se introduce fuertemente en las reacciones de aquellos a quienes debe Negar. El abismo entre lo viejo y establecido y lo nuevo y espiritualmente exigido, necesita una prolongada y cuidadosa unificación. Gran parte de la dificultad es, en forma curiosa, fomentada por las nuevas escuelas de pensa­miento. La medicina ortodoxa es lenta, y debidamente lenta, en adoptar nuevas técnicas y métodos; a veces es demasiado lenta, pero cuando se trata de nuevos sistemas de tratamiento o diagnóstico, deben ser correctamente demostrados y estadísticamente comprobados antes de que puedan ser in­corporados a los programas y métodos médicos: los riesgos para el ser humano son muy grandes y el buen médico humanitario no convertirá a su paciente en el objeto de experimentación. Sin embargo, en las últimas pocas décadas, la medicina ha avanzado a pasos agigantados; la ciencia de la electricidad y la terapéutica, mediante la aplicación de la luz y muchas otras técnicas y métodos modernos, han sido agregadas a otras varias ciencias de las que se vale la medicina. Las exigencias de lo intangible y el tratamiento de lo nebuloso ‑ si tales términos peculiares son apropiados ‑ han sido acrecentadamente reconocidos y se sabe que desempeñan una parte ortodoxa y conocida en los nuevos acercamientos a la enfermedad.

El acercamiento de las escuelas y cultos mentales, tal como erróneamente se los denomina, no han sido de mucha ayuda. Esto en gran parte es culpa de ellos. Las escuelas de pensamiento como Ciencia Mental, Nuevo Pensamien­to, Unity, Christian Science, actividades quiroprácticas, los esfuerzos de los naturópatas y muchos otros, perjudican su causa, debido a las desmedidas proclamas y a sus incesantes ataques a la medicina ortodoxa y a otros canales de comprobada utilidad y también al conocimiento adquirido, durante siglos de experimentación, por las escuelas académicas de medicina y cirugía. Olvidan que la mayoría de sus pretendidos éxitos (frecuentemente irrefutables) pueden ser clasificados bajo la denominación general de curaciones por la fe, lo cual puede ser efectuado correcta o incorrectamente. Tales curacio­nes han sido reconocidas durante mucho tiempo por los pensadores académicos y se sabe que son reales. Estos cultos, que en realidad son custodios de las verdades necesarias, ante todo deben cambiar su acercamiento y aprender la naturaleza espiritual de las concesiones, en estos días de desarrollo evolu­tivo. Sus ideas no pueden tener una plena y deseada utilidad, fuera de¡ conocimiento que Dios ya ha otorgado y la medicina ha acumulado en el trascurso de las épocas, y también mantener un registro de sus numerosos fracasos y de los éxitos que tan ruidosamente proclaman. Quisiera puntualizar aquí que estos éxitos no son de ningún modo tan numerosos como los de la medicina ortodoxa ni el trabajo benéfico realizado en las clínicas de nuestros hospitales, que ‑a pesar de los fracasos y a menudo burda estupidez ‑alivian grandemente los dolores y males de las masas humanas. Estos cultos no dicen ni siquiera reconocen, que en los casos de enfermedad grave o accidente, el paciente está físicamente incapacitado de afirmar o reclamar la curación divina, y depende del trabajo de algún curador que actúa sir conocer el karma del paciente. La mayoría de las denominadas curaciones (y tal es el caso de la medicina ortodoxa) se debe a que no ha llegado el momento final para el paciente, que de todas maneras se hubiera recuperado (aunque lo hace frecuentemente) con rapidez, debido a las medidas medicamentosas del médico entrenado.

En los casos de graves accidentes, donde las personas accidentadas san­gran, el que pertenece a un culto (no importa cual sea) forzosamente aprovechará los métodos de los médicos ortodoxos; aplicará, por ejemplo, un torniquete y adoptará las medidas que la medicina ortodoxa prescribe, en vez de permanecer inactivo y dejar morir a la persona accidentada, por no utilizar esos métodos. Cuando enfrenta la muerte, frecuentemente empleará los probados y comprobados métodos de ayuda y comúnmente acudirá a un médico antes de ser culpado de asesinato.

Todo lo que he dicho no ha sido con el espíritu de menosprecio, sino en un esfuerzo por probar que las numerosas escuelas de pensamiento -- ortodoxa, académica, antigua, material o espiritual, nueva, precursora o mental -- son interdependientes y necesitan unirse en una gran ciencia de curación. Esta ciencia curará al hombre y pondrá en juego todos los recursos -- físico, emocional, mental y espiritual -- de que la humanidad es capaz. La medicina ortodoxa está más dispuesta a colaborar con los nuevos cultos, que los neófitos de la ciencia del control mental de la enfermedad; ellos no pueden, sin embargo, permitir que sus pacientes se conviertan en cobayos (¿no es éste el término que se emplea en esos casos?) para satisfacción de los cultores precursores y para probar su teoría ‑ no importa cuán correcta sea, cuando es aplicada conjuntamente con lo que ya ha sido comprobado. El camino medio de las concesiones y de la mutua colaboración es siempre el más inteligente, y constituye una lección muy necesaria en todos los sectores del pensar humano. (17 – 192/5).

(2) Cada punto presentado podría constituir la base de una prolongada discusión, pero no es posible hacerlo en este tratado, porque sólo intento indicar futuras posibilidades. También procuro fomentar la desconfianza en el actual acercamiento del mundo metafísico, al tema de la enfermedad y su curación, y de socavar ‑si puedo emplear tan drástica expresión ‑ la con­fianza que ha puesto el público en los así llamados métodos de curación de la nueva era, en los sistemas de la Christian Science, en la Ciencia Mental y en esas escuelas de pensamiento que intentan curar desde el ángulo de la afirmación de la divinidad del hombre, y la pretensión que esa inherente e innata divinidad garantiza su curación. Dicha pretensión es un espejismo y un engaño, como frecuentemente he tratado de demostrar. (17 – 408/9).

(3) La Ciencia Mental (tal como se expresa en la pobre imitación de la realidad denomina pensamiento) reconoce correctamente que las emociones del hombre son responsables de gran parte de las enfermedades. También es correcto en sus esfuerzos por lograr que el paciente cambie sus actitudes emocionales y reaccione en diferente línea, ante la vida, las circunstancias y la gente. Pero está muy equivocada si cree que eso es suficiente; al ignorar todos los procedimientos científicos vinculados con el cuerpo etérico, no tiene cómo relacionar la naturaleza emocional con el vehículo físico, por lo tanto existe una laguna en sus razonamientos y una falla consiguiente en su técnica. Esto hace que sus actividades sean inútiles, excepto desde el ángulo del carácter. Cuando ha logrado una curación, se debe a que en cualquier caso el paciente estaba destinado a recuperarse, pero ha servido un propósito útil al corregir la condición de carácter, por el cual se mantuvo en constante peligro de enfermarse. Ella no ha obtenido la curación, y proclamarlo es un engaño tanto para el curador como para el paciente. Todo engaño es peligro­so y obstaculizador.

(4) Actualmente en el mundo moderno, no existe un verdadero sistema de curación espiritual que se pueda enseñar a los futuros curadores. Pero en su lugar se está haciendo un esfuerzo con el fin de basar todo el procedimiento, más las técnicas empleadas, sobre niveles puramente mentales, sistemas de afirmación, métodos de orar, estimulación de la voluntad de vivir del paciente, y ocasionalmente el empleo de pases magnéticos o hipnóticos en relación con el cuerpo etérico; son enseñadas varias fórmulas para aplicar el pensamiento subjetivo, pero no existe la verdadera fórmula para una inteligente y anhelada cura, sino sólo la vaga fe del curador y del paciente y una ciega autosugestión acerca de lo que debe producir el reconocimiento y la afirmación de la divinidad. (17 – 471).

(5) Los agentes de segundo rayo comenzaron su preparación alrededor del año 1825 y se exteriorizaron con fuerza poco después de 1860. Desde esa fecha grandes conceptos y nuevas ideas y las modernas ideologías y argumen­tos en pro y en contra de los aspectos de la verdad, caracterizaron el pensamiento moderno y produjeron el caos mental actual y las numerosas escuelas e ideologías antagónicas con sus correspondientes movimientos y organizaciones, de lo cual emergerá el orden, la verdad y la nueva civilización. (13 – 558).

(6) Tenga presente que no es necesario que se identifique con determinada escuela. Cada una de ellas representa el esfuerzo de la mente humana por comprender, subjetiva y objetivamente, la naturaleza y el propósito de la evolución del hombre. Las conclusiones a que llegan todas ellas parcialmente son correctas, pero mayormente erróneas y todas son preparatorias para la nueva y futura escuela de sicología que constituirá la actitud característica de la nueva era. (5 – 389/90).

Ver también: (17 – 210/2).

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[63]

ESOTERISMO

(1) El acercamiento fundamental de quienes tratan de captar el esoterismo o enseñarlo a los estudiantes, consiste en hacer hincapié en el mundo de las energías y reconocer que detrás e todo lo que acontece en el mundo de los fenómenos (quiero significar los tres mundos de la evolución humana), existe el mundo de las energías, las cuales son de la mayor diversidad y complejidad, pero todas se mueven y actúan bajo la ley de Causa y Efecto.

La primera tarea del esotérico consiste en captar la naturaleza de las energías que tratan de condicionarlo y que se expresan en el plano físico a través de su equipo o vehículo de manifestación. Por consiguiente, el estu­diante esotérico debe comprender que:

  1. Es un conjunto de fuerzas heredadas y condicionadas por lo que ha sido, además de una gran fuerza opositora que no es un principio y que llamamos cuerpo físico.
  2. Es sensible a, y debería ser cada vez más consciente de ciertas energías que aunque hoy las desconoce y no las puede utilizar; debe llegar a ser consciente eventualmente si quiere penetrar con más profundidad en el mundo de las fuerzas ocultas. Tales energías podrían ser malig­nas para él si trabaja con ellas y, por lo tanto, debe saber diferenciarlas y descartarlas; hay otras energías que deberá aprender a emplear porque son benéficas y aumentarán su conocimiento, por lo tanto, deben considerárselas como buenas. Tengan en cuenta que las energías en sí no son buenas ni malas. La Gran Logia Blanca, nuestra Jerarquía espiritual, y la Logia Negra, emplean las mismas energías universales, pero con diferentes móviles y objetivos; ambas están formadas por esoteristas entrenados.

Por lo tanto el esotérico en entrenamiento debe:

  1. Llegar a ser consciente de la naturaleza de las fuerzas que constituyen el equipo de su personalidad y que él mismo ha manifestado magnéticamente en los tres mundos.
  2. Llegar a ser sensible a las energías impulsoras del alma, que emanan de los niveles mentales superiores, las cuales tratan de controlar las fuerzas del triple hombre cuando ha alcanzado cierto grado definido de evolución.
  3. Reconocer las energías que condicionan su medio ambiente, viéndolas no como hechos o circunstancias, sino como energías en acción; por ese medio aprende a abrirse camino detrás de la escena de los acontecimientos externos y llega al mundo de las energías, tratando de hacer contacto y capacitarse para llevar a cabo ciertas actividades. Así penetra en el mundo de significados. Los hechos y circunstancias, los acontecimientos y fenómenos físicos de todo tipo, son simplemente símbolos de lo que ocurre en los mundos internos, mundos que debe penetrar el esotérico, hasta donde se lo permita su percepción; por lo tanto descubrirá secuencialmente mundos que le exigirán su penetración científica.
  4. Para la mayoría de los aspirantes la Jerarquía es un reino esotérico que demanda ser descubierto y acepta ser penetrado. Elijo mis palabras cuidadosamente a fin de evocar una respuesta esotérica.

La tarea consiste en entrenar a los estudiantes para poder reconocer entre la energía y la fuerza, saber discriminar entre los diversos tipos de energía, tanto respecto a ellos mismos como a los asuntos mundiales, y comenzar a relacionar lo que se ve y experimenta, con lo invisible, lo que condiciona y lo que determina. Esta es la tarea del esotérico. (12 – 73/5).

(2) El esoterismo es el arte de hacer "descender a la tierra" esas energías que emanan de fuentes superiores, para "arraigarlas" o introducirlas. (12 – 80).

(3) Les pediría a todos los esotéricos que vivan una vida redentora, desa­rrollen la sensibilidad mental innata y actúen continuamente de acuerdo al significado que hay detrás de los asuntos mundiales, nacionales, comunales e individuales. Si lo realizan, entonces la luz brillará repentina y acrecentadamente sobre el camino. Por lo tanto, podrán ser portadores de luz y saber que "en esa luz verán la Luz", y también la verán sus semejantes. (12 – 81).

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