El Discipulado

Discípulo es aquel que, por sobre todo, se compromete a hacer tres cosas:

  • Servir a la humanidad.
  • Colaborar en el plan de los Grandes Seres, tal como lo ve, y de la mejor manera posible.
  • Desarrollar los poderes del ego, expandir su conciencia hasta poder actuar en el cuerpo causal, en los tres planos de los tres mundos, y seguir la guía del yo superior y no los dictados de su triple manifestación inferior.

 

Discípulo es aquel que comienza a comprender el trabajo grupal, y a trasladar su centro de actividad, desde sí mismo (co­mo un eje alrededor del cual todo gira) al centro del grupo.

Discípulo es aquel, que comprende simultáneamente la rela­tiva insignificancia de cada unidad de conciencia como también su vasta importancia. Se ajusta su sentido de proporción y ve las cosas tal cual son, a las personas como son, a sí mismo tal cual es inherentemente, entonces trata de llegar a ser lo que él es.

El discípulo comprende la vida o el aspecto fuerza de la na­turaleza y no le atrae la forma. Trabaja con la fuerza y por medio de la fuerza; se reconoce como un centro de fuerza dentro de otro centro mayor de fuerza, y tiene la responsabilidad de dirigir la energía que puede afluir a través de él hacia los canales por me­dio de los cuales el grupo puede beneficiarse.

El discípulo reconoce que es, en mayor o menor grado, una avanzada de la conciencia del Maestro, considerando al Maestro en un sentido dual:

1. Como su propia conciencia egoica.

2. Como el centro de su grupo; fuerza que anima a las uni­dades del grupo, uniéndolas en un todo homogéneo.

Discípulo es aquel que transfiere su conciencia de lo personal a lo impersonal, y que durante la etapa de transición soporta necesariamente muchas dificultades y sufrimientos, provenientes de varias causas:

1. De su yo inferior, que se rebela en contra de la transmutación.

2. De su grupo inmediato, de sus amigos y familiares que se rebelan ante su creciente impersonalidad. No les agra­da ser considerados uno con él, en el aspecto vida, y sin embargo independientes de él, en lo que respecta a de­seos e intereses. No obstante, la ley rige, y sólo cabe verdadera unidad en la vida esencial del alma. Descu­brir lo que la forma es, causa muchos sufrimientos al discípulo, pero el camino conduce eventualmente a la perfecta unión.

Discípulo es aquel que conoce su responsabilidad para con todas las unidades que están bajo su influencia ‑responsabilidad de colaborar con el plan de la evolución, tal como es para ellos, y así expandir las conciencias y enseñarles la diferencia entre lo real y lo irreal, la vida y la forma. Esto puede realizarlo muy fá­cilmente demostrando en su propia vida cuál es su meta, objetivo y centro de conciencia.

Alice A. Bailey, Iniciación Humana y Solar. pp. 71 - 72 (ed. inglesa)

El Discipulado en la Nueva Era, Tomo I

El Discipulado en la Nueva Era, Tomo II

La Vida del Discipulado

Reflexiones de estudiantes de la Escuela Arcana sobre la Vida del Discipulado

Leer Más

Entrenamiento para el Discipulado en la Nueva Era

La Escuela Arcana, fundada por Alice Bailey, imparte entrenamiento para el discipulado en la Nueva Era.

Leer Más