Dejar que la Luz Penetre - Marzo 2016

Desde mediados de la década de 1940 y hasta el año 2025, un período de aproximadamente 80 años, y que ha sido llamado “La Etapa del Precursor”, la humanidad ha estado activamente comprometida en reconstruir el santuario de la vida humana. Este período transcendental y desafiante ha sido descrito como “de naturaleza preparatoria, de prueba en sus métodos, y destinada a revelar sus técnicas y resultados”.  Este ciclo de 80 años, si todo va de acuerdo con el plan, preparará el camino para la primera fase de la exteriorización de la Jerarquía espiritual. Esas grandes Vidas de infinita e incondicional compasión, Quienes recorren las Aulas sagradas de Sabiduría y hollan el Sendero de Santidad se capacitan para “el trabajo objetivo que desempeñarán públicamente” y para establecer una relación telepática más estrecha e íntima (aunque  estrictamente impersonal) con Sus discípulos que pertenecen a todos los rayos, para que haya un libre intercambio de pensamiento y la consecuente mejor integridad jerárquica, no importando lo que pueda suceder en los tres mundos—no pudiendo ser desintegrada o aminorada de modo alguno”.

No es de sorprender, entonces, que estos sean tiempos extremadamente probatorios y críticos para la familia humana, y aunque se ha logrado un progreso notable durante las últimas pocas décadas, de todos modos ha habido un espectacular y enfático aumento de pensamiento separatista, tales como el extremismo religioso, el nacionalismo político y el materialismo galopante. Las fuerzas separatistas siempre intentaran encontrar modos y medios para desestabilizar, para separar, y crear confusión y temor en la conciencia colectiva.  Estas tendencias, aunque no necesariamente imprevistas, están presentando retos significativos a los hombres y mujeres de estado visionarios, a los líderes religiosos progresistas, a las personas de buena voluntad y, por supuesto, a muchos millones de personas que están atrapadas en medio de la guerra, la violencia, la privación económica y el egoismo rampante. Estos hechos también están ocasionando una migración de personas sin precedentes (al menos desde finales de la segunda guerra mundial). La humanidad inquieta, insegura y desconcertada ante tales tareas hercúleas, sin embargo siempre llena de recursos, está en camino y pocas naciones no están afectadas por este drama global que se está desarrollando.

Así pues, ¿cómo podemos servir para mejorar las condiciones del mundo, para romper la intolerancia e intransigencia religiosa, el pensamiento nacionalista y separatista y, en su momento, producir una cultura del alma a través de la vida de la humanidad?  Una de las formas en las que podemos compensar esta espiral descendente es ayudando a cultivar una opinión pública iluminada, tan orientada hacia los principios y valores espirituales, que estos “impactos” negativos se “evaporaran” finalmente en la luz de la razón, el entendimiento y la buena voluntad. Ejerciendo y tejiendo la buena voluntad iluminada en la vasta red constantemente a lo largo del día, y cada día, los Triángulos son una herramienta indispensable para producir esos cambios duraderos y constructivos en la conciencia.

Y, a medida que nos aproximamos al punto supremo del ciclo espiritual anual abarcado en los tres Festivales espirituales, una vez más se nos ofrece una profunda oportunidad para dejar penetrar la luz y producir una belleza cada vez mayor en los asuntos de la humanidad. Es una alegría y un privilegio ser una parte de esta continua y prolongada aproximación científica a Dios e introducir el comienzo de una era de Luz que trae las semillas de la inspiración, la revelación y, sobre todo, las correctas relaciones que motivan los cambios que transforman espiritualmente a los individuos, las comunidades y las naciones.