El Círculo de Amor - Junio de 2016

La práctica diaria de los Triángulos incluye la visualización y creación en forma triangular, uniéndonos con nuestros colaboradores de todo el mundo, extrayendo de las reservas internas de energía espiritual y liberándolas y poniéndolas en circulación a través de la red etérica que rodea el planeta.

Y aunque trabajamos construyendo y vitalizando una red triangular, sabemos así mismo que esa red es construida dentro de la estructura esferoidal etérica  que es la contraparte etérica de  nuestra Tierra. Por lo tanto, la red no es una estructura bidimensional estática o plana, sino mas bien una intricada forma viviente, delicadamente tejida, que responde a las siempre cambiantes energías que entran y salen en formas rítmicas regulares.

Se dice que el trabajo de Triángulos tiene su origen en el “lejano y brillante centro”, el centro Shamballa. Dentro de ese centro sagrado todas las formas mantienen su cohesión dentro de un círculo de amor divino. Este círculo contiene el único punto de paz perfecta en el planeta. Y en la medida en que nosotros lleguemos a ser mejores vehículos para la liberación de ese amor en nuestro medio ambiente, aplicándolo sobre la aspereza de nuestro  mundo, fusionamos  nuestra pequeña voluntad con la Voluntad mayor de Dios. La función esencial de Triángulos consiste en “facilitar el trabajo de distribución dentro de la Jerarquía y la Humanidad, de la entrante energía del amor puro (expresándose como luz y buena voluntad)”. (Alice Bailey). A medida que mantenemos esta simplicidad y potencia de propósito en nuestras mentes y corazones, podemos desempeñar nuestra parte, ayudando a nuestro Logos a realizar Su nota clave, la cual se dice que es la de relación.

El círculo no tiene ni principio ni fin y relaciona todas las cosas dentro de su circunferencia. Se dice que dentro del “radio del amor de Dios, dentro del círculo del sistema solar giran todas las formas, todas las almas, todas las vidas. Que cada hijo de Dios entre en su sabiduría. Revela a cada uno la Unicidad de las muchas vidas” (Alice Bailey, adaptado). Como puntos dentro de puntos, trabajamos juntos para irradiar amor ayudando así a nuestro planeta a cumplir no sólo su dharma individual sino también ese Propósito colectivo mayor del cual nuestro planeta es una parte pequeña aunque importante.