Vibración y Números

Por El Tibetano

Reimpreso de The Beacon, Septiembre de 1946

La Ley de Correspondencias, la que tanto interesa a todos los verdaderos pensadores, no es más que ejercitarse en hacer trabajar la mente y hacer descender a los niveles mentales el ideal, el arquetipo y algo aproximado de la manifestación de ese arquetipo, tal como se ve en los tres mundos. Sobre todo, es un intento de comprender los hechos básicos de la geometría divina. La Ley de Correspondencias y la ciencia de los números están estrechamente vinculadas. Comprender el significado numérico de cualquier número dado es la clave de la Ley de Correspondencias. La razón por la que el estudio de los números en la construcción del cosmos y en el simbolismo ha caído en descrédito, se debe a dos causas.

Primera: la tentativa del hombre poco evolucionado por entender lo que aún no puede comprender. Segunda: los números, tal como se reconocen en la Ley de Correspondencias, son puramente abstractos; y el hombre todavía no tiene desarrollada la mente abstracta. Las matemáticas puras son abstractas; pero, son pocos los que pueden estudiar de esta manera. Sólo cuando los dos centros principales de la cabeza comienzan a trabajar al unísono, sólo cuando el pasaje que conecta los dos empieza a ser un canal libre y comienza la interacción entre ellos, sólo entonces la ciencia real de los números puede ser estudiada y su sentido interno comprendido. Cuando estos dos centros de la cabeza comienzan a vibrar, entonces suceden dos cosas:

El hombre se está volviendo clariaudiente y clarividente. Sin embargo, éste es un asunto incidental que no tiene gran importancia; desde la perspectiva de la eternidad, no es más importante que el desarrollo del sentido del gusto o del olfato. Lo que no tenemos siempre nos parece deseable; pero, poseerlo conduce, con frecuencia, a un estado en que uno se arrepiente de ello. Esta clariaudiencia puede ser astral o mental, y en última instancia ambas. La visión astral es la capacidad de ver u oír en la materia más fina del plano astral, es la síntesis de la visión o audición en ese plano, es la capacidad de percepción a través de la facultad de la sensación. La visión o audición físicas consisten en percibir a través del impacto de las vibraciones en los órganos físicos de la visión o audición. La clariaudiencia o clarividencia consisten en captar a través del impacto, sentidos no sólo en las contrapartes del ojo o del oído, sino percibidos o sentidos en todas las partes mediante el hábito de la mente del pensador, localizadas al parecer en ciertas zonas.

La visión mental, o la audición, es algo más. En los niveles concretos, es la recepción intuitiva de las formas mentales y el uso de la mente concreta para su interpretación. La visión mental está en relación con la visión ordinaria así como las fracciones decimales lo están con la tabla de multiplicar. Ver u oír en los niveles abstractos implica no sólo el uso de la mente concreta, sino la capacidad para comprender, de alguna forma, las cosas de los planos superiores y de pensar teniendo como fundamento las matemáticas abstractas; también implica la capacidad de ver las formas mentales en los niveles concretos, a fin de interpretarlos en lo que concierne a los tres mundos, y de hacer aún mucho más. Es la facultad que le permite a uno lograr todo eso y utilizarlo como base para crear de manera constructiva y como una clave para las matemáticas superiores, como una clave de acceso a las más altas vibraciones y expansiones del sistema.

Hermano mío, en la aritmética usted tiene sus cuatro grandes divisiones, que constituyen la clave de la vibración en los tres mundos —adición, sustracción, multiplicación y división—. Mucho se oculta en ellas; y los pensadores venideros arrojarán luz sobre este asunto. Ellos esclarecerán el desarrollo del hombre en los mundos físico, astral, mental y mental superior. Esto está prácticamente más allá de su comprensión, hermano mío, porque la verdad no se alcanza por el camino de la ciencia concreta. Sin embargo, puedo dar algunas sugerencias que podrán aclarar un poco.

1. La adición es la clave del plano físico. No puedo explicarles más sobre esto siguiendo las líneas de las matemáticas. Debido a su estructura mental, ustedes no tienen la base para la comprensión inteligente. Pero, ciertamente pueden entender que cada unidad de la familia humana, en sus experiencias del plano físico y en cada hora de su vida en ese plano, está adicionando un poco. Sin cesar, las impresiones pasan continuamente delante de esta unidad; su ojo, su oído, su nariz y la facultad de aprehensión están siendo impactados incesantemente a través de cualquiera de los cinco sentidos. Durante las primeras etapas de la evolución, la recepción es puramente negativa; la persona recibe, absorbe y la naturaleza hace lo que es necesario. Quizás durante toda una vida se focalizará solamente para comprender la razón de uno de estos impactos. A modo de ilustración, pongamos un ejemplo crudo: un hombre comete un asesinato. Él no comprende la ley de la unicidad de la vida. Toda su vida ha vivido como un animal y los impactos de sus experiencias no los ha reconocido de forma inteligente. Por este asesinato él recibe el debido castigo; y de este modo reconoce el dictado de la ley a través del duro impacto que ha caído sobre él. Él ha adicionado, ha añadido a sus facultades una capacidad permanente. La vida entera del plano físico está regida por la operación aritmética de la adición. Y usted podrá comprender que toda la vida del plano físico tiene como finalidad desarrollar el puro impulso de apropiarse, con el propósito de agregarlo al contenido del cuerpo causal.

2. La Sustracción, la clave para el plano astral. Ella siempre recuerda que lo que se gana en el plano físico —el poder de adicionar— es tan sólo una parte del contenido de la totalidad del pensador, y por lo tanto, también tiene poder sobre los demás planos. El enunciado «Dos más dos es igual a cuatro» tiene un profundo sentido oculto. Es una afirmación fundamental, es la clave para la manifestación Logoica en este sistema. En el plano astral se adquiere, en la mayor parte, la facultad para sustraer, para diferenciar entre los dos planos, el astral y el físico. Quien tiene desarrollados los cinco sentidos en el plano astral y en el físico ha adquirido la capacidad para sustraer o discernir una vibración de la otra, tiene existencia consciente en los dos planos y sabe cómo funcionar en los dos. Actualmente usted funciona de forma inteligente en el plano físico y durante su sueño lúcido no tiene limitaciones físicas en el plano astral; pero, cuando pueda comprender la regla aritmética de la sustracción, será capaz de funcionar en los dos planos. Más que esto no puedo decirle. No olvide que la simplificación yace en la sustracción, que es la regla de la última mitad del sendero de la evolución. El sendero descendente de la evolución está regido por la adición y halla su consumación en el ser humano en su estado más evolucionado. La regla del sendero ascendente es la simplificación por medio de la sustracción—la sustracción a través del discernimiento, producido por la adición—. ElEgo sustrae, la Personalidad adiciona, la Mónada multiplica.

No olvide que la multiplicación no es más que la expansión de la adición y la división lo es de la sustracción. Éste es un sistema de la dualidad. Y en estas dos —la adición y la sustracción—, usted tiene la base de la evolución en este sistema. Una tercera vendrá en el tercer sistema.

La segunda cosa que ocurre, hermano mío, cuando vibran los dos centros de la cabeza es que el hombre no sólo se vuelve clariaudiente y clarividente, sino que también adquiere conocimiento directamente por medio de la aprehensión. Él sabe no por el empleo de la facultad de razonamiento, sino por un reconocimiento intuitivo de la verdad. Este reconocimiento intuitivo corresponde a lo que podría denominarse inspiración mental.

La mediumnidad es el empleo del cuerpo astral para la transmisión del pensamiento; la podríamos denominar telepatía astral en su manifestación más elevada. Pero, el reconocimiento intuitivo de la verdad es otro asunto. Éste resulta ya sea por el contacto directo de la Mónada con el yo superior, y desde allí con los centros vibrantes de la cabeza, o bien por la telepatía mental, la comunicación que pasa (como expliqué antes) de un cuerpo causal a otro o del Maestro al cuerpo causal. Y aquí reside su seguridad, porque el mal no existe en el cuerpo causal. Y cuando en el curso natural de la evolución el hombre llega al punto en el que recibe la impresión o la telepatía mental, simultáneamente surge en él el uso sensato de la facultad que es capaz de discernir.

Cuando la intuición empieza a manifestarse (y la intuición es el discernimiento en el punto más elevado de la manifestación) antes del desarrollo de la facultad psíquica, entonces usted tiene la mejor forma de desarrollar la intuición; y la facultad de discernimiento sabio protege de la mayoría de los peligros de la clariaudiencia y la clarividencia.

Le he mostrado, hermano mío, cómo en sus cuatro reglas aritméticas básicas tiene la clave de la ley de la vibración, la ley de las matemáticas superiores. He explicado la adición y la sustracción y demostrado cómo la multiplicación y la división son extensiones de las dos primeras. He finalizado señalando que «la Mónada multiplica». Y ahora añado que el Logos divide. Por medio de la diferenciación, a través de la multiplicación infinita, la Mónada progresa. La involución es multiplicación. La conciencia monádica es triple en la manifestación; y se descubrirá que el ego reencarnante reencarna un número determinado de veces, basado en la multiplicación de los tres.

Las mónadas humanas aprenden por multiplicación —adición y multiplicación.

Las mónadas dévicas aprenden por sustracción y división; pero, las dos son una en su efecto final. Para este sistema, la conciencia logoica, en la que ambas son absorbidas, es la «sustracción» .

Para el primer sistema fue la adición, lo positivo, la adquisición.

Para el segundo sistema es la sustracción, lo negativo, la extracción de la esencia. El hallazgo del número raíz es la meta de toda evolución, 2 + 2 = 4. La Mónada y la tríada conjuntamente dan forma a la personalidad, la manifestación monádica en su punto más bajo. Combinando los dos aspectos, amor y actividad, se alcanza la meta: los cuatro se convierten en dos; la segunda Persona, en plena expresión.

La quinta jerarquía hallará la meta por sustracción. Pero, usted sabe tan poco de la evolución dévica que casi es inútil explicarle más. Ellos progresan deshaciéndose de sus atributos inherentes, mientras que el hombre evoluciona construyendo cualidades.

En este sistema, estas dos evoluciones están divididas, pero existen inherentemente en la dualidad. Esta dualidad separada (porque en este sistema el Logos separa) llegará a fusionarse eventualmente con el Logos.

En el tercer sistema habrá otra regla aritmética, aún incomprensible, que dará por resultado una tercera evolución.

La cuarta jerarquía creativa, 2 + 2 = 4. En la consumación, la Mónada triple se sustraerá y quedará el uno.

La quinta jerarquía creativa, las cuatro evoluciones menores del primer sistema más el 1 = 5. Por lo tanto, usted resta el 2 del 3 y otra vez queda el 1 final

La Mónada humana es una triplicidad.

La Mónada dévica es una dualidad, de ahí nuestro sistema dual femenino dominante.

A ver si lo tiene claro, hermano mío...

Para la Mónada humana es la adición y la multiplicación, puesto que este sistema negativo lleva a una sustracción definitiva, lo que resulta en lograr el 1. Es la línea de mayor resistencia.

Para la Mónada dévica es la sustracción y la división, que lleva a los mismos resultados, pero esta vez a lo largo de la línea de menor resistencia; de ahí la negación del dolor en la evolución dévica.

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