Vivimos en una era de ciudades. Es fácil ser pesimista acerca de las ciudades modernas, con unas infraestructuras que no dan más de sí y obstruidas por vehículos, con sus guetos, barriadas y poblados de chabolas, y sus locuras arquitectónicas y urbanísticas. Su forma externa es la de una máquina gigantesca que transforma incesantemente materia prima en todos los productos que puede concebir el ingenio humano. Sin embargo, desde el lado interno, si pudiéramos visualizar ese ingenio, percibiríamos las ciudades como grandes vórtices ardientes de creatividad, que magnetizan la ciencia, el arte y la religión. Podríamos verlos como motores que laten con los cambios, que impulsan nuevas percepciones a la consciencia humana. Y en una época de viajes y migraciones internacionales, son sin duda crisoles en los que las culturas se encuentran y se funden, sintetizando nuevas formas de vida. Alice Bailey sugiere considerar las ciudades como puntos de entrada de energías espirituales, e identifica ciertas ciudades como especialmente significativas actualmente para la humanidad –Nueva York, Londres, Ginebra, Darjeeling y Tokio. Ciertamente, identifica estas ciudades como centros de consciencia en el planeta, y propone los rayos (las cualidades condicionantes) que vitalizan cada centro en su aspecto inferior y superior. 1 Reflexionar sobre estas ideas puede sernos útil para comprender la amplia dirección que ha tomado actualmente la humanidad, especialmente cuando se ve a la luz de la composición de los rayos de las diferentes naciones, tema que se trató en el seminario de Buena Voluntad Mundial de 2007, Evocando el alma de las naciones. 2

Hay muchas maneras con las que las ciudades podrían y deberían mejorar: en justicia social, está la cuestión de las barriadas y la pobreza humana que representan; en sostenibilidad, está el impacto que las ciudades ejercen sobre el campo que las rodea; y en las correctas relaciones entre ciudadanos, está la amplia cuestión de cómo (y quién) puede controlarse la planificación urbana para beneficiar a todos cuantos viven y trabajan en la ciudad. En los artículos que siguen a continuación, echamos una mirada a grupos e individuos que están tratando de resolver todas estas cuestiones –algunos con la vista puesta en la necesidad inmediata, otros con una visión más a largo plazo. Todas estas iniciativas necesitan el apoyo de las personas de buena voluntad para que el futuro urbano esté a la altura de su potencial de nutrir unas relaciones correctas entre los habitantes de la ciudad y el planeta.

Por último, una breve actualización sobre el número anterior, Custodios de la sostenibilidad.
Para obtener una percepción de la relevancia del trabajo de un granjero, y su importancia en los tiempos actuales, los lectores interesados pueden consultar este artículo online “World Food Stocks Dwindling Rapidly, UN Warns” (El almacenamiento mundial de alimentos disminuye rápidamente, advierte la ONU) (www.stwr.net/content/view/2533/1/) en la página web: Share the World’s Resources.

1. Para más información, le rogamos consulte El Destino de las Naciones, de ed. Sirio.

2. Para obtener material referente a este seminario, por favor escríbanos a la dirección en el reverso.

La Ciudad y el Plan

Un examen de cómo la planificación y la construcción de las ciudades tiene impacto en las relaciones humanas correctas.

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Señales de Cambio

Una ojeada a la necesidad de las ciudades de ser más sostenibles y como se esfuerzan por conseguirlo.

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Sanando la División Urbana

Un examen de la desigualdad en los escenarios urbano y algunos grupos que están afrontando el problema.

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Iniciativas de los Colaboradores

Cooperación con el tema del Seminario anual, Evocando el Alma de las Naciones.

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