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ANALISIS DE LAS TRES FRASES - Parte 1

 ANALISIS DE LAS TRES FRASES

[i447] Esta regla es, como ya saben, la última de las que rigen el trabajo en el plano astral, y la tarea mágica de motivar esas formas mentales que serán la expresión de algún tipo de energía. Hemos considerado las diferentes energías con las cuales trabajan las personas, y el poder que un ser humano puede ejercer mediante la construcción de formas mentales. Vimos también cómo un individuo puede manipular los diversos grados de materia hasta revestir, de materia mental y astral, la idea incorporada. Por lo tanto, es una entidad vital, a punto de materializarse en el plano físico. Debería observarse que nada puede ya evitar que surja a la objetividad, excepto el acto expresado, por la voluntad de su creador, porque siendo la forma vitalizada por su creador, está siempre sujeta a su voluntad, hasta que él se desconecta de ella mediante la pronunciación de la “frase mística”. Se supone que su decisión es que surja a la existencia efectiva y que el trabajo creador sea llevado adelante.

Debe tenerse en cuenta que este trabajo puede ser consciente o inconsciente. En la construcción inconsciente de formas mentales, como en el caso del ser humano común, muchas personas nunca producen los efectos deseados en el plano físico, fracasando en su propósito. Sin embargo, esto es algo benéfico mientras el ser esté animado por el egoísmo y el odio. Afortunadamente para la raza humana, pocas personas trabajan con materia mental. La mayoría trabajan con materia astral o de deseo, y estas formas son fluidas y cambiantes, y son poderosas solo por la facultadde persistencia. Existe una base oculta en [i448] la afirmación de que, al desear una cosa durante un prolongado período de tiempo se la llega a poseer. Tal es  ley que rige el regreso a la encarnación del ser humano común. Faltando la unidad de enfoque de la materia del plano mental, a medida que es influenciado por la mente concentrada, estas formas de deseos no hacen el daño que de otra manera harían. Su efecto es ampliamente sentido por el creador de estas formas kama-manásicas y no por quienes lo rodean. Desde el momento que entra el factor mente y llega a ser dominante, entonces el ser humano se hace peligroso o útil, según el caso –peligroso no solo para él mismo sino también para quienes lo rodean, o útil para realizar el plan de la evolución-. Entonces, él puede crear formas mentales, capaces de obtener resultados que se manifiestan externamente y producir efectos tangibles. Teniendo aspiración e impulsos espirituales, un ser humano se puede convertir en verdadero ocultista y producir resultados organizados y organismos que actúen en el plano físico. Empleo premeditadamente la palabra “organismo”, pues servirá para comunicar la idea de que cualquier forma mental es considerada por nosotros como una entidad subjetiva y existente, revestida de materia sutil y capaz de manifestarse. Esto es lo que comúnmente se llama “elaborar una idea”, o “llevar a cabo un proyecto”; a veces es llamado un “descubrimiento”, una “invención”, o algo similar. Durante todo el tiempo y sin darse cuenta, el ser humano habla en términos ocultistas, evidenciando una apreciación interna de los métodos por los cuales todo lo que ha sido pensado (por Dios o por el ser humano) viene a la existencia.

La idea encarnada o el pensamiento (siendo la primera potencialmente mucho más efectiva que el segundo), se ha encaminado hacia el margen de la manifestación física. Su creador, que en el caso de un “mago blanco” no está centralizado emocionalmente, es llevado conscientemente a la etapa en la que su propósito y plan internos pueden ser demostrados. Él mantiene la forma mental en su consciencia [i449] y le da forma y energía mediante el poder de su propio enfoque mental centralizado.

En la regla que estamos considerando, se dice que el aspirante debe realizar tres cosas:

  1. Averiguar la fórmula que cristalizará esa forma que él ha construido, en modo muy similar a como los arquitectos o constructores de puentes, reducen la forma empleada a una fórmula matemática.
  2. Pronunciar ciertas palabras que darán vitalidad a la forma y de esa manera conducirla al plano físico.
  3. Expresar la frase que separe la forma mental de su aura y así evitar el drenaje de sus energías.

Se observará que la fórmula tiene relación con la forma mental, las palabras de poder con el objetivo para el que se ha construido la forma, y la frase mística concierne al corte del eslabón magnético que une al creador con su creación. Por lo tanto, una corresponde a la forma, otra al alma incorporada (cuya característica inferior es deseo, el reflejo del amor) y la última al aspecto vida con el cual el creador dotó a su creación. Por consiguiente, enfrentamos nuevamente las eternas triplicidades espíritu, alma y cuerpo. Debería recordarse que las Reglas de la Magia, según las entiende el verdadero esoterista, son tan verdaderas, respecto a un universo creado, un sistema solar o un planeta, como lo son respecto a una diminuta creación mental de un chela o aspirante.

La primera reacción de un estudiante común al leer el párrafo anterior, es pensar inmediatamente en la naturaleza del cuerpo, cuando expresa algún tipo de energía. De modo que lo que se observa es la dualidad, y eso que utiliza la cosa está presente en su mente. Sin embargo, una de las principales necesidades ocultistas en la actualidad, es esforzarse por pensar en [i450] términos de la Realidad una, que es la Energía misma, y en nada más. Por eso es de valor recalcar, en nuestras discusiones sobre este tema tan abstruso, el hecho de que espíritu y energía son términos sinónimos e intercambiables. Solo cuando esto sea comprendido, podremos llegar a una reconciliación entre ciencia y religión, y a una verdadera comprensión del mundo de fenómenos activos que nos rodea y en el cual nos movemos.

Los términos orgánico e inorgánico son, en gran parte, responsables de la gran confusión y la marcada diferencia que existe en las mentes de muchas personas, entre cuerpo y espíritu, vida y forma, y han conducido a negar la identidad esencial de la naturaleza de ambos. El mundo en que vivimos es considerado por la mayoría como realmente sólido y tangible, pero poseyendo algún poder oculto que está dentro de él, que produce movimiento, actividad y cambio. Está expresado con crudeza, lógicamente, pero es suficiente para resumir esta actitud ignorante.

El científico ortodoxo se ocupa mucho de las estructuras, las relaciones, la composición de las formas y de la actividad de las partes componentes de las formas y sus interrelaciones y dependencias. Los elementos y productos químicos, las funciones y partes que desempeñan y sus mutuas interacciones, al componer las formas en todos los reinos de la naturaleza, son el tema de sus investigaciones. La naturaleza del átomo, de la molécula y de la célula, sus funciones, las cualidades de sus manifestaciones de fuerza y sus diversos tipos de actividad, la solución del problema referente al carácter y naturaleza de sus energías -enfocadas o localizadas en diferentes formas del mundo natural o material-, requieren la consideración de las mentes más capaces en el mundo del pensamiento. Sin embargo, los interrogantes, ¿qué es la Vida?, ¿qué es la Energía? o ¿cuál es el proceso de Ser y la naturaleza del Ser?, permanecen sin respuesta. El problema del porqué y [i451] para qué es considerado como infructuoso y especulativo, casi insoluble.

Sin embargo, para la razón pura y mediante el correcto funcionamiento de la intuición, estos problemas pueden ser resueltos y estas preguntas contestadas. Su solución es una de las revelaciones comunes y uno de los logros de la iniciación. Los únicos verdaderos biólogos son los iniciados en los misterios, porque tienen una comprensión de la vida y su propósito, y están tan identificados con el principio vida, que piensan y hablan en términos de energía y sus efectos, y todas sus actividades, en conexión con el trabajo de la Jerarquía planetaria, están basadas en unas pocas fórmulas fundamentales que conciernen a la vida, cuando se hace sentir a través de sus tres diferenciaciones o aspectos: energía, fuerza, materia.

Debería observarse aquí que tal como el ser humano se comprende a sí mismo, puede alcanzar una comprensión de aquello que es la suma total de lo que llamamos Dios. Esto es una gran verdad oculta, pero cuando es llevada a la acción, conduce a una revelación que hace que el actual “Dios desconocido” sea una realidad reconocida. Permítaseme ilustrar:

El individuo se conoce a sí mismo como un ser viviente, y llama muerte a ese proceso misterioso cuando se retira ese algo que comúnmente se designa como el soplo de vida. Cuando este se retira, la forma se desintegra. La fuerza cohesiva vitalizadora se ha retirado y esto produce que se desintegre en sus elementos esenciales de lo que hasta ahora había sido considerado como el cuerpo.

Este principio de vida, la esencia básica del ser y factor misterioso y esquivo, es la correspondencia en el ser humano de lo que llamamos espíritu o vida en el macrocosmos. Así como la vida mantiene unida la forma en el ser humano, la anima, la vitaliza y la impele a la actividad y hace de él un ser viviente, así la vida de Dios -como la llama el cristiano- efectúa el mismo propósito en el universo y produce [i452] ese conjunto coherente, viviente y vital que llamamos sistema solar.

Este principio vida en el ser humano se manifiesta en forma triple:

1. Como voluntad directiva, propósito e incentivo fundamental. Esta es la energía dinámica que pone al ser en funcionamiento, lo trae a la existencia, fija el término de su vida, lo conduce a través de los años y se abstrae al final de su ciclo de vida. Es el espíritu manifestándose en el individuo como la voluntad de vivir, de ser, de actuar, de proseguir, de evolucionar. En su aspecto inferior, trabaja a través del cuerpo o naturaleza mental, y en conexión con el físico denso se hace sentir a través del cerebro.

2. Como fuerza coherente. Es esa cualidad esencial y significativa que hace ser diferente a cada ser, y produce esa manifestación compleja de disposiciones de ánimo, deseos, cualidades, complejos, inhibiciones, sentimientos y características que producen la psicología especial de una persona. Es el resultado del intercambio entre el aspecto espíritu o energía y la naturaleza material o corporal. Constituye el individuo distintivo subjetivo, su colorido o nota individual, que es lo que fija el grado de actividad vibratoria de su cuerpo, produce su tipo particular de forma y es responsable de la condición y naturaleza de sus órganos, de sus glándulas y de su aspecto externo. Esto es el alma y -en su aspecto inferior- actúa mediante su naturaleza emocional o astral, y en conexión con el físico denso, mediante el corazón.

3. Como actividad de los átomos y las células de que está compuesto el cuerpo físico. Es la suma total de esas pequeñas vidas que componen los órganos y comprende a todo el ser humano. Estos tienen vida propia y una consciencia que es estrictamente individual e idéntica. Ese aspecto del principio vida actúa por medio [i453] del cuerpo etérico o vital, y en conexión con el mecanismo sólido de la forma tangible mediante el bazo.

No es posible, por supuesto, dar las palabras y frases mántricas mencionadas en esta regla. Serían totalmente incomprensibles para todos, excepto para los iniciados, y por lo tanto, no es necesario que ocupen nuestra atención. Debe tenerse en cuenta que mucho de lo que se da en estas instrucciones se anticipa al pensamiento moderno, y tanto estas instrucciones como las del Tratado sobre Fuego Cósmico, serán plenamente comprendidas a fines de este siglo.

Consideremos esta regla, frase por frase, para llegar a una de las interpretaciones más fáciles para el aspirante común. Todas estas reglas pueden ser leídas desde el punto de vista del ser inteligente y le significarán muy poco; pueden ser leídas desde el punto de vista del aspirante, y entonces transmitirán ciertas ideas prácticas que serán susceptibles de aplicación diaria y podrán ser elaboradas en el crisol de la experiencia de la vida. Llegarán a tener sentido a medida que el aspirante aprenda a manipular las energías, a trabajar en la materia mental y a colaborar creativamente con el Propósito subyacente en el plan evolutivo. Desde el punto de vista del discípulo, estas reglas contienen ciertas instrucciones poderosas y lo conducirán a una comprensión del proceso del trabajo creador en la naturaleza, que está necesariamente oculto para la mente del aspirante. Con respecto a la comprensión del iniciado, estas palabras llevan órdenes definidas que solo pueden ser interpretadas correctamente por su intuición iluminada. De los grados más elevados de inteligencias no es necesario que nos preocupemos. Por lo tanto, consideraremos esta regla únicamente desde el punto de vista del aspirante común, dejando otras interpretaciones para los individuos cuyo equipo interno les permita comprender.

I. Averiguar la fórmula que confine las vidas dentro de su muralla esferoidal.

Como ya se sabe, todas las formas en la naturaleza están compuestas de [i454] miríadas de diminutas vidas, teniendo cierta medida de percepción, ritmo y coherencia, de acuerdo con la fuerza de la Ley de Atracción, utilizada por el constructor de la forma. Esto es verdad tanto respecto al Macrocosmos como al infinito mundo de vidas microcósmicas contenidas dentro del gran todo. Sistemas solares embrionarios, que vienen al ser mediante el impulso del pensamiento divino, primero son fluidos y nebulosos, de contornos cambiantes y se mantienen débilmente unidos por el núcleo central de energía -otro modo de expresar la idea encarnada-. A medida que transcurre el tiempo adquieren otras condiciones, toman formas más definidas, entran en relación peculiar con formas similares adyacentes, y se ajustan a variables relaciones de naturaleza interna, con esas formas de imposible realización en las etapas primitivas. Finalmente hallamos un sistema solar como el nuestro y miríadas de otros -un sistema solar que actúa como un sol con sus planetas que giran y rotan manteniendo sus diferentes órbitas, sus posiciones señaladas y relativas, activos como organismos independientes e interdependientes y, sin embargo, presentando al ojo del astrónomo una coherencia, una unidad y una estructura, única en cada caso, y no obstante funciona de acuerdo a la ley cósmica-. Se ajusta a un vasto propósito concebido y mantenido firmemente en la Mente universal, que es a su vez un aspecto de esa entidad consciente de grupo y autoconsciente, autora de su ser y creadora de su forma.

Puede afirmarse que esta Vida inteligente crea en su meditación (o meditaciones, si se prefiere, pues qué importan las palabras cuando son inútiles para expresar la realidad tal como es) y por consiguiente en su mente reflexiva, lo que llamamos una forma mental. Esta forma mental tiene cuatro características principales:

1.- Es traída a la existencia mediante el uso consciente de la Ley de Atracción. [i455]

2.- Es formada por un infinito número de entidades vivientes que son atraídas por la mente del divino Creador, entrando en relación entre sí.

3.- La forma es la exteriorización de algo que su Creador:

  • a. Ha visualizado.
  • b. Ha construido inteligentemente, “matizado” o “calificado”, a fin de cumplir el propósito para el cual estaba destinado.
  • c. Ha vitalizado con la potencia de su deseo y la fuerza de su pensamiento viviente.
  • d. Ha mantenido formado durante el tiempo necesario para efectuar su trabajo específico.
  • e. Ha conectado en sí mismo, por un hilo magnético, el hilo de su propósito viviente y la fuerza de su voluntad dominante.

4.- Este propósito interno, que se ha revestido de sustancia mental, astral y vital, es potente en el plano físico mientras:

  • a. Permanece conscientemente en el pensamiento de su Creador.
  • b. Conserva “su distancia”, en sentido esotérico, de su Creador. Muchas formas mentales son inútiles por estar “demasiado cerca” de su Creador.
  • c. Pueden ser dirigidas en cualquier dirección deseada, y de acuerdo a la ley de menor resistencia pueden encontrar su propio lugar, ejecutar su función deseada y llevar a cabo los propósitos para los cuales fueron creadas.

Por lo tanto, la “fórmula” puede ser considerada como la idea que emana del divino Pensador; podría ser definida como el propósito dinámico, la “cosa” como la ve el Pensador y la exterioriza en su mente y la visualiza como portadora de su intención. Las matemáticas que subyacen en la construcción de un puente, como los puentes de gran envergadura que señalan las hazañas humanas, nada [i456] expresan para el no iniciado, pero para quienes saben y comprenden, son el puente mismo, reducido a sus términos esenciales. Son el puente en la latencia, y en estas fórmulas matemáticas subyace oculto el propósito, la calidad, la forma completa de la estructura y su eventual utilidad. Así sucede con los conceptos y las ideas que dan nacimiento a una forma mental. Estas fórmulas ocultas existen en el plano arquetípico que (para el aspirante) es el plano de la intuición, aunque en realidad es un estado de consciencia mucho más elevado. Estas fórmulas son la razón fundamental de un mundo de formas y deben ser conocidas por quienes están debidamente equipados para trabajar bajo el Gran Arquitecto del Universo. Simbólicamente hablando, hay tres grandes libros de fórmulas. Obsérvense las palabras “simbólicamente hablando” y no las olviden. Tenemos primero el Libro de

la Vida, leído y con el tiempo dominado por los iniciados de todos los grados. Está el Libro de la Sabiduría Divina, leído por los aspirantes de todos los grados, llamado a veces el Libro de la Experiencia Conocedora, y también el Libro de las Fórmulas, que es de lectura obligatoria para todos aquellos cuya inteligencia está despertando a la actividad funcional. Ahora consideraremos el Libro de las Fórmulas.

Patanjali habla de “la nube de cosas cognoscibles” que el alma percibe conscientemente. El aspirante, cansado del eterno divagar de sus propios pensamientos inútiles y sin importancia, procura extraer de los recursos de esa “nube” y así precipitar, sobre la tierra, algunos de los pensamientos de Dios. Trata de trabajar para promover la manifestación de las ideas del Creador. Para hacer esto debe cumplir ciertos requisitos iniciales, que pueden ser resumidos brevemente de la manera siguiente:

  1. Conocer el verdadero significado de la meditación.
  2. Alinear con facilidad el alma, la mente y el cerebro.
  3. Contemplar o funcionar como alma en su propio plano. Entonces el alma puede actuar como [i457] intermediario entre el plano de las ideas divinas y el plano mental. Se verá aquí que tal participación, en el proceso divino creador, actúa como objetivo de todo verdadero trabajo de meditación.
  4. Registrar la idea recibida intuitivamente por el alma y reconocer la forma que debe tomar. Estas últimas seis palabras son de vital importancia.
  5. Reducir la vaga y nebulosa idea a sus esencialidades, eliminando las vagas imaginaciones y las formulaciones de la mente inferior, capacitándose así para a la actividad y, mediante la constancia en la contemplación, recibir con exactitud la visión de la estructura interna o del armazón subjetivo, si puedo emplear este término, de la forma tal como será.
  6. Cuando el alma registra esto en la mente, en forma consciente, también lo registra conscientemente la mente, la cual se mantiene firme en la luz y puede considerarse como la reducción de la fórmula al anteproyecto. No es la fórmula misma, sino el proceso secundario. De acuerdo a la fuerza, simplicidad y claridad de la incorporación de la fórmula, en una estructura sencillamente esbozada, así será finalmente el edificio completo y la forma consiguiente, que confinará dentro de la periferia externa de la forma misma, las vidas utilizadas en su construcción.

Esto, en realidad, se asemeja a la etapa de la concepción. Latente dentro del germen (resultado de la interrelación femenina y masculina) se hallan todas las potencias y capacidades del producto final. Latente en la idea que materialmente ha sido concebida, pero que fue inspirada por el aspecto espíritu, están ocultas en potencia las formas mentales completadas. El aspecto materia, representado por la mente, ha sido fecundado por el aspecto Espíritu, y la triplicidad [i458] será finalmente completada por la forma creada. Pero, en las primeras etapas, existe solo la “fórmula” -la idea concebida, el concepto latente aunque dinámico-. Tiene suficiente potencia para atraer a sí misma lo esencial para su crecimiento y forma, pero, ¿quién podrá decir si será un aborto, un producto débil y mediocre, o una creación de verdadera belleza y valor?

Cada idea exteriorizada posee, por lo tanto, forma, está animada por el deseo y creada por el poder de la mente. En el plano del deseo la mente impone sus concepciones a fin de producir la “idea encarnada”, revistiéndola con la forma. Es, por consiguiente, el campo de gestación. La mente ha sido previamente el receptor de la idea arquetípica, tal como la ha captado y visualizado el alma. A su vez el alma es el receptor de la fórmula, según le fue presentada en el mundo de las ideas. Tienen así la “idea presentada”, la “idea percibida”, la “idea formulada” y la idea desarrollándose en la manifestación.

Es conveniente tener en cuenta los siguientes factores que rigen la idea cuando surge de la Mente Universal y va al mundo de las formas tangibles. Estos son:

1. Las energías que emanan desde el plano arquetípico. Este plano es el foco de atención del grupo de Inteligencias más elevadas de nuestro planeta. Sus conciencias pueden responder y ser incluyentes en esa esfera de actividad en que la Mente de Dios se expresa, libre de las limitaciones de lo que entendemos por forma. Son los custodios de la fórmula, son los matemáticos que preparan los anteproyectos del gran Plan, calculan los efectos de las fuerzas con las cuales el trabajo se lleva a cabo, y de las energías que deben ser manipuladas; tienen en cuenta los esfuerzos y las tensiones a las que deben estar sujetas las formas bajo el impacto de la fuerza de la vida; tratan con los impulsos cíclicos a los cuales deben responder los procesos evolutivos; conciernen [i459] a la relación entre el aspecto forma y el impulso de la vida.

2. El estado intuitivo de percepción. En este nivel de consciencia, hallamos a los Maestros de Sabiduría efectuando su trabajo, y en esta esfera de influencia trabajan con tanta comodidad y facilidad, como un ser humano de inteligencia normal lo hace en el plano físico. Sus mentes están constantemente en contacto con las mentes arquetípicas, custodias de las fórmulas, y Ellos, tomando los anteproyectos (hablo nuevamente en forma simbólica), tratan con las especificaciones, buscan a esas personas adecuadas para controlar el trabajo y reúnen al personal necesario. Descubren entre sus discípulos al más apto para servir de punto focal de información en el plano físico, o al grupo más apropiado para llevar a la manifestación la parte deseada del Plan. Trabajan con quienes han sido elegidos, impresionando en sus mentes esa eterna triplicidad de idea-cualidad-forma, hasta que empiezan a surgir los detalles y puede seguir adelante el trabajo, que es literalmente una “precipitación”.

3. La actividad del estado mental de la consciencia. En el plano mental es donde necesariamente se ha hecho gran parte de este trabajo y hay una razón suficiente para el desarrollo, en lo que al aspirante concierne, de un intelecto entrenado. La “nube de cosas cognoscibles” se precipita, ante todo, en el plano mental, y una precipitación posterior se produce cuando discípulos y aspirantes son receptores. Estos últimos, a su vez, procuran impresionar y guiar a los trabajadores y aspirantes menores que, kármicamente o por elección, se hallan dentro de su radio de influencia. De ese modo la “idea” presentada es captada por muchas mentes y el aspecto fórmula del gran trabajo ha desempeñado su parte.

Puede verse que este trabajo es esencialmente trabajo grupal, y por lo tanto, solo posible para quienes hayan dominado en parte el proceso [i460] de meditación y pueden “mantener la mente firme en la luz”. En realidad esta luz emana de la Mente Universal, es de diversas clases, fue generada (esotéricamente hablando) en un sistema solar anterior y debe utilizarse y desarrollarse en el actual.

Con las palabras “la luz de la intuición”, se imparte a nuestras mentes el tipo de energía que encarna el propósito, la voluntad de Dios, el Plan, tal como lo consideramos. En las palabras “la luz del alma”, tenemos la expresión que resume el propósito, el plan, la voluntad de esas entidades que, encarnadas humana, actuando a veces fuera del cuerpo, tienen la responsabilidad de materializar los conceptos divinos en los cuatro reinos de la naturaleza. El reino humano es, por excelencia, el medio de expresión de la Mente Universal, y cuando los hijos de Dios sean humanamente perfectos, los problemas del mundo natural serán resueltos en gran parte. Los hijos de Dios plenamente conscientes, conscientes de sí mismos mientras están en la forma humana (pero aún son muy pocos), constituyen el cerebro de la vida planetaria.

Hay una verdadera significación oculta en las palabras “arrojar luz” sobre un problema, una condición o una situación. En su significado esencial quiere decir la revelación de la idea presentada, del principio que subyace en la manifestación externa. El reconocimiento de la realidad espiritual interna produce la forma externa visible. Esta es la nota clave de todo el trabajo simbólico. La tarea de comprobar las fórmulas y trazar los planos o diseños subjetivos de impresión intuitiva, más la intensa actividad en el plano mental, es exclusiva de la jerarquía planetaria organizada. La segunda fase del trabajo es llevada adelante por aquellos trabajadores que, colaborando conscientemente con la Jerarquía, demuestran la realidad de ese trabajo en los tres mundos de la evolución humana. Llevan el germen de la idea y el concepto embrionario a una externa y completa existencia, [i461] mediante el proceso del pensar correctamente, el despertar del anhelo y el fomento de la opinión pública correcta. Así se efectúa la actividad física necesaria.

Aspirantes, dirigentes de grupos y pensadores de todas partes del mundo pueden estar dispuestos para este trabajo, siempre que sus mentes estén abiertas y enfocadas. De acuerdo a la sencillez de su acercamiento a la verdad, la claridad de su pensamiento, su influencia grupal y su estado de percepción incluyente, y a su poder de soportar el esfuerzo prolongado, así se asemejará la forma externa a la idea interna y a la realidad espiritual subjetiva.

Trato de poner de manifiesto que el lector común de estas instrucciones nada tiene que hacer con las fórmulas. Captadas y comprendidas por los grandes Conocedores que están tras el proceso evolutivo, son responsables de su actividad funcional. La Jerarquía de Maestros, los iniciados mayores y los discípulos prosiguen firmemente con ese trabajo; pero, de acuerdo a la Ley, ello depende de quienes deben producir las formas externas en el plano físico. Si fracasa la respuesta, habrá demora o construcción incorrecta; si cometen errores, habrá pérdida de tiempo y de energía, y nuevamente demora; si pierden interés y dejan de trabajar o se interesan principalmente en sus propios asuntos y personalidades, el Plan tendrá que esperar, y la energía disponible para resolver los problemas humanos y guiar a la humanidad, deberá encontrar salida en otras direcciones. Nada es estático en el proceso creador; la energía que fluye en el palpitar de la Vida una, y en su actividad rítmica y cíclica -que nunca finaliza ni descansa-, es utilizada en alguna parte y halla su camino en alguna dirección, a menudo (cuando la persona falta a su deber) con resultados catastróficos. El problema de los cataclismos, la causa del peligro constante y acrecentado de los insectos, por ejemplo, [i462] se relaciona con la afluencia de energía no utilizada ni reconocida, que es capaz de una dirección y un propósito correctos y para el progreso del Plan si los aspirantes y discípulos del mundo asumen sus responsabilidades grupales, sumergen sus personalidades y logran una verdadera realización. La humanidad debe ser más activa e inteligente en el cumplimiento de su verdadero destino y sus obligaciones kármicas. Cuando los seres humanos estén universalmente en armonía con los custodios del plan, y sus mentes y cerebros sean iluminados por la luz de la intuición, del alma y de la mente universal, y cuando puedan entrenarse a sí mismos para responder inteligentemente a los impulsos oportunos que cíclicamente emanan del aspecto interno de la vida, entonces habrá un constante ajuste entre la vida y la forma y un rápido mejoramiento de las condiciones mundiales. Es interesante tener en cuenta que el primer efecto de la respuesta de los más avanzados de los hijos de los seres humanos a las fórmulas traducidas y transmitidas por los Conocedores, será el establecimiento de correctas relaciones entre los cuatro reinos de la naturaleza, y también entre unidades y grupos de la familia humana. Se está dando un paso en esta dirección. Las relaciones entre las cuatro esferas de actividad que llamamos humana, animal, vegetal y mineral, no están actualmente bien ajustadas, porque la energía de la materia es principalmente el factor regente. En el reino humano, la actuación de esta energía se manifiesta en lo que llamamos egoísmo. En el reino animal, se demuestra en lo que llamamos crueldad, y no se puede criticar allí donde solo existe el sentido instintivo y temporal de responsabilidad. En el reino vegetal, estos ajustes equívocos se demuestran durante el período planetario de abuso y enfermedad.

¿Les sorprende esto? La enfermedad tiene sus raíces principalmente en los desajustes y en las fuerzas mal dirigidas del reino vegetal; este afecta a los reinos animal y mineral [i463], y por consiguiente al humano. La demostración de esto se halla aún muy lejana, pero cuando sea comprendido, los investigadores deberán enfocar la atención en ese reino de la naturaleza y la extirpación de las enfermedades encontrará finalmente su solución.

II. Pronunciar las palabras que expresen a esas vidas qué deben hacer y dónde llevar lo que ha sido hecho.

Recordemos que esta regla solo es poderosa de acuerdo a como “el que trabaja con la Ley” está en armonía con la realidad interna dentro de sí mismo, el alma. Es esencial que su consciencia esté plenamente despierta para que el alma actúe a través de él. El alma es quien pronuncia las palabras. El alma es quien expresa la frase mística, pero es el alma controladora o gobernante del mecanismo, el de la forma. Este control solo es posible donde hay alineamiento del cerebro, la mente y el alma. Nuevamente es necesario recordar que esta regla, siendo una expresión del trabajo creador, se aplica a todo proceso creador, macro o microcósmico, o al tratar de Dios como creador del sistema solar, del alma como creadora del mecanismo humano, o del ser humano cuando intenta dominar la técnica del trabajo mágico, y así llegar a ser un creador de formas en su propia esfera. Todos deben elaborar la verdadera significación de esta regla, porque Dios actúa bajo la Ley de su Ser, y esta Ley nos demuestra las leyes de la naturaleza.

En la frase que estamos considerando, están incluidas las ideas de actividad ordenada y de una meta consciente e intencionada. El constructor de cualquier forma es, ante todo, un controlador de vidas y el árbitro de los destinos de ciertas entidades. Este pensamiento ilumina el tema del libre albedrío y de la Ley de Causa y Efecto. No debe olvidarse, sin embargo, que el misterio de las causas está oculto en universos pasados -todos, en su día, fueron “formas habitadas por Dios”-. Para nosotros no puede haber tal [i464] cosa como la causa pura, sino únicamente el desarrollo de efectos mayores. Así como una realidad, tal como la razón pura, es totalmente incomprensible e inasequible para nosotros, así también sucede con la causa pura. Estos factores son anteriores a nuestro sistema solar, y por lo tanto, será inútil especular sobre ellos, excepto en lo que tiende al desarrollo del mecanismo mental. Nuestro sistema solar es un sistema de efectos, que a su vez genera causas. Únicamente en la familia humana, y entre aquellos que utilizan conscientemente el poder mental, se generan causas de cualquier clase. Todas las causas iniciadas por alguna mente que actúa conscientemente y piensa con claridad, presupone un Pensador, y en realidad esta es totalmente la posición de las ciencias ocultas. Nuestro sistema solar es una forma mental que tiene existencia real mientras persiste el pensamiento. Todo lo que existe forma parte de la corriente de ideas que emana del divino Pensador. Todos los pensamientos son parte de la corriente divina. Las multitudes no piensan, y así no generan causas que a su debido tiempo producen efectos.

Se preguntarán, ¿dónde está, entonces, la verdad afirmada, en muchos libros esotéricos modernos, de que la tendencia de la vida o los ciclos de la vida indican necesariamente el futuro y que las causas iniciadas en una vida se desarrollan como efectos en otra? Donde las vidas son predominantemente emocionales y están físicamente orientadas, no es determinada vida la que marca el paso, sino un grupo de vidas que interactúan simultáneamente, predisponiendo el futuro en ciertas líneas. Esto es eternamente verdad respecto a todos los seres humanos, en cierto nivel de desarrollo consciente, donde son dominados por un conjunto de ideas, moldeados irreflexivamente por la tradición y la opinión pública; están decididamente sumergidos en intereses egoístas, y no comprenden las condiciones, pues son llevados adelante en la marea de la evolución. Es una forma de actividad grupal (grupos regidos por la vibración de formas físicas y astrales) que produce las [i465] características y tendencias causantes de la situación y circunstancias ambientales. En la comprensión de esto se halla oculto el secreto del karma y de las condiciones raciales y nacionales. En estos grupos se encuentra sumergido el ser humano común activo y sensible, y para salir de esta inmersión debe encontrar su camino, descubriendo y utilizando su mente. El instinto tiene que ceder el lugar al intelecto. Durante ciclos de vidas, grupos de almas encarnan por la atracción de las formas materiales. Estas energías atractivas han sido anteriormente utilizadas por el alma -finalmente eliminadas y desintegradas-. En el primer caso, la potencia de la forma atrae al alma a la encarnación porque, en la primera mitad del proceso evolutivo, la materia -altamente organizada en un sistema solar anterior- es el factor dominante. Más tarde, como es bien sabido, el espíritu se eleva sobre la materia. La interacción conjunta de espíritu y materia es ahora tan potente que una de las experiencias más importantes que puede sobrellevar un alma, es lograr la etapa donde la atracción de la materia empieza a disminuir y el alma aprende a desprenderse de ella. La humanidad está pasando ahora por esta experiencia -también es una actividad grupal en una vuelta más alta de la espiral.

Las amplias generalizaciones son más seguras que la información detallada y frecuentemente errónea de las reglas que rigen la apropiación y el abandono de formas, que tanto abunda en nuestra literatura pueril, y aun estas generalizaciones deberían ser consideradas con mucho recelo. Lo único que se puede afirmar es que, bajo la Ley de Causa y Efecto, la materia y el espíritu se fusionaron y los mundos fueron hechos. Regidas por la misma ley, las formas fueron creadas y llegaron a ser expresiones materiales del impulso de vida. Fueron arrastradas dentro y fuera de la manifestación de acuerdo a una pulsación cíclica rítmica, iniciada en sistemas solares que precedieron al sistema inmediato al nuestro. Grupos de formas aparecían y desaparecían y estaban regidas [i466] casi completamente por su vibración y coherencia grupal. Así progresó la vida, a través del reino elemental e involutivo, y de los tres reinos inferiores de la naturaleza hasta el reino humano.

La misma actividad grupal reina en las etapas humanas inferiores y en la etapa del homo animal, solo que (como en los reinos involutivos) los grupos son cada vez más pequeños a medida que las unidades individuales logran, una por una, el estado de verdaderos individuos autoconscientes y comienzan a actuar como almas. Entonces, no solo llegan a ser creadores por el poder de permanecer solos, por la facultad de pensar con claridad y por la correcta visualización, sino que demuestran ser poseedores del arte creador o facultad de imaginación creadora. Pasan a través de una vida tras otra de autosuficiencia, donde desarrollan y utilizan la personalidad; luego, empiezan a descubrir su grupo subjetivo, que oportunamente ocupará en sus consciencias el lugar de los grupos materiales externos. De ese modo, vuelven a adquirir existencia grupal, pero esta vez con pleno conocimiento y control.

En el grupo, con el cual están subjetivamente afiliados, encontrarán a muchos de los que trabajaron con ellos en la etapa masiva anterior, es decir, trabajarán en íntima asociación con quienes han estado más cerca y unidos a ellos en el gran ciclo de la vida.

A estas etapas se les da ciertos nombres en los archivos ocultos, que son sugestivos e iluminadores y, por supuesto, simbólicos. Podría ser de interés si expusiera algunas de estas antiguas expresiones crípticas, las cuales proporcionarán los tres datos siguientes: el nombre de la etapa, su color esotérico y su símbolo. Quisiera señalar, sin embargo, que estos intrigantes fragmentos de informaciones que a veces imparto, y que algunos estudiantes parecen considerar como de importancia vital, son de [i467] mucha menor trascendencia que el mandato de vivir de forma benévola, expresar palabras amables y sabias y practicar el autoolvido. Los datos ocultos son leídos y observados; las instrucciones familiares son descuidadas y pasadas por alto. Nosotros, que trabajamos con aspirantes, frecuentemente

sonreímos por la simplicidad y la falta de discernimiento que evidencian aquellos a quienes enseñamos. Dígase a un estudiante que practique con constancia la ley de benevolencia amorosa, y dirá que tratará de hacerlo, pero en su fuero interno lo desvirtúa, debido a la familiaridad del requerimiento, considerándolo a lo sumo como una trivialidad necesaria. Dígase al estudiante que se le darán algunas frases ocultas o alguna información sobre los Grandes Seres, y con ansiedad, excitación, satisfacción propia y complacida curiosidad, se preparará para recibir la importante revelación. Sin embargo, el primer requerimiento es portador de información oculta y le indica una ley que -si es seguida correctamente- lo conducirá a la libertad y la liberación. El segundo concierne a los fenómenos, y este conocimiento no conduce al cansado peregrino a los portales del cielo. Es necesario que recuerden esto.

Las etapas que preceden a la humana, son omitidas, porque ninguno de los que leen estas palabras posee el equipo necesario para comprender su significado interno. Comenzaremos, por lo tanto, con las etapas del reino humano.

1a Etapa.

La vida ha ascendido muchos peldaños al utilizar diariamente la forma. A través de los tres inferiores, con lento progreso, fue hollado el largo sendero. Ahora, otra puerta está abierta. Y son emitidas las palabras: “penetra en el camino del verdadero deseo”.

La vida, que se conoce a sí misma solo como forma, se reviste de rojo vívido, el rojo del deseo conocido, y por medio del rojo todas las formas deseadas se acercan, son captadas y retenidas, utilizadas y desechadas, hasta que el color rojo cambia al rosa, [i468] del rosa a un rosado pálido, y luego al blanco. Entonces florece la rosa blanca y pura de la vida.

La diminuta rosa de viviente vida se ve en el capullo; aún no esta abierta.

2ª Etapa.

El cuadro cambia de forma. Otra voz, que viene de muy cerca, pronuncia otra frase. La vida sigue su camino. “Entra en el campo donde juegan los niños y participa de sus juegos”. Cuando ha despertado al juego de la vida, el alma atraviesa el portal.

El campo es verde y, sobre su ancha extensión, las muchas formas movientes de la Vida una se divierten; forjan la danza de la vida las muchas formas modeladas que Dios adopta. El alma entra “en el campo de recreo del Señor” y juega en él hasta que ve la estrella de cinco puntas brillantes y exclama: “Mi Estrella”.

La estrella es solo un punto de luz, aún no es un sol radiante.

3ª Etapa.

El camino del rojo deseo fracasa. Pierde su seducción. El campo de recreo de los hijos de Dios ya no ejerce atracción. La voz emitida dos veces, desde el mundo de la forma, se enuncia ahora dentro del corazón. Llega el desafío: “prueba tu propio valor. Posesiónate de la esfera anaranjada de tu propósito centralizado”. Respondiendo a la palabra emitida, el alma viviente, sumergida, emerge de las muchas formas y abre su camino hacia adelante. Viene el camino del destructor, del constructor, y nuevamente del destructor de las formas. Las formas destruidas no tienen el poder de complacer. La propia forma del alma es ahora el gran deseo, y así entra al campo de recreo de la mente.

Pero en estos sueños y fantasías llega a veces una visión, la visión de un capullo de flor de loto, sus pétalos cerrados, [i469] apretadamente sellados; sin aroma todavía, pero bañado en una fría luz azul.

El color naranja y el azul, en una época lejana, serán fusionados. Su fusión baña en luz el capullo y trae su futura apertura. Que la luz brille.

4ª Etapa.

Dentro de la oscuridad prosigue la vida. Una voz diferente parece surgir: “penetra en la caverna y encuentra tu propia caverna; camina en la oscuridad y sobre tu cabeza lleva una lámpara encendida”. La caverna es oscura y solitaria; es fría y un lugar de numerosos sonidos y voces. Las voces de los muchos hijos de Dios, que quedaron jugando en el campo de recreo del Señor, y claman pidiendo luz. La caverna es larga y estrecha. El aire está cargado de nieblas. El ruido del agua que corre se encuentra con el del viento impetuoso y el frecuente retumbar del trueno.

A lo lejos, nebulosa y muy vagamente percibida, aparece una abertura ovalada de color azul. Extendida a través de este espacio azul, se ve una cruz rosada, y en el centro de la cruz, donde se unen los cuatro brazos, una rosa. En el brazo superior, un vibrante diamante brilla en el centro de una estrella de cinco puntas.

El alma viviente se arroja con ímpetu hacia la cruz que impide su camino hacia la vida, revelada y conocida.

La cruz aún no ha sido cargada y, por lo tanto, quedó atrás. Pero, adelante, va el alma viviente, los ojos fijos sobre la cruz, los oídos atentos a los lamentos de todas sus almas hermanas.

5ª Etapa.

¡Afuera hacia la radiante vida y la luz! La caverna es dejada atrás; la cruz es echada abajo; el camino queda despejado. Las palabras suenen claras dentro de la cabeza y no dentro del corazón. “Entra de nuevo en el campo de juego del Señor y esta vez dirige los juegos”. El camino hacia el segundo [i470] rellano está cerrado, pero por obra del alma misma. El rojo deseo ya no rige la vida, pero ahora la clara llama azul arde con fuerza. En el último peldaño del Camino cerrado, él vuelve atrás y pasa abajo hasta el campo de juego, donde encuentra envolturas muertas construidas en una etapa anterior y, pisando sobre las formas descartadas y destruidas, tiende las manos serviciales. Sobre su hombro está el ave de la paz; en sus pies las sandalias del mensajero.

¡Aún no ha llegado la gloria completa de vida radiante! ¡Aún no ha penetrado en la paz eterna! Aún queda el trabajo y la elevación de los pequeños.

Aquí tenemos, en forma simbólica, cuadros de la vida y del progreso humanos, de la vida y en el crecimiento, mediante el proceso constructivo que caracteriza el trabajo creador. Es solo una escueta traducción de algunas frases mántricas y algunos símbolos básicos, y de ninguna manera deben considerarse como algo que únicamente indica un proceso, velado y expresado de manera tal, que solo quienes saben pueden comprenderlo. Los esotéricos observarán que estas cinco etapas abarcan el período de vida de toda forma, no importa que el creador sea cósmico, planetario o humano.

Toda forma es construida por una chispa impulsora de vida, emanada de un creador, y crece, etapa tras etapa, bajo la ley de crecimiento -un aspecto de la ley de atracción, que es la ley de la vida-. Esta ley colabora con la Ley de Causa y Efecto que, como sabemos, es la que rige la materia. Causa, atracción o deseo, crecimiento y efecto -estas cuatro palabras rigen la construcción de cualquier forma mental-. Cuando esta última es una entidad completa, constituye un efecto producido por el crecimiento, bajo el poder de una causa organizada.

La raza ha evolucionado hasta un punto en que pensamos en los efectos en términos de cualidad más bien que de materia. Para nosotros existe una forma mental cuyo fin es [i471] producir un efecto. Hemos llegado a sentir que la razón de ser de todas las formas es expresar alguna cualidad subjetiva, que nos dará la clave del propósito de su creador. Reflexionen sobre estas palabras. Por lo tanto, en esta regla encontramos que el propósito de la palabra pronunciada es decirle a las vidas que constituyen la forma “qué deben hacer y dónde han de llevar lo que ha sido hecho”. Así nos encontramos con la idea de propósito, actividad y meta.

No es necesario acentuar o agregar, a la enorme cantidad de literatura publicada, la significación del propósito en conexión con una forma mental tal como un sistema solar, un planeta, un reino de la naturaleza o un ser humano. En cierto sentido, esta subjetiva triplicidad de propósito, actividad y meta, es bien conocida, y en otro sentido, es de naturaleza demasiado elevada e inescrutable para ser tratada en estas instrucciones e internarnos en los reinos de la especulación. Desde hace mucho tiempo, la religión se ha preocupado por la meta; actualmente el científico intenta tratar con el aspecto actividad; los pensadores y filósofos más avanzados constantemente especulan con la voluntad de Dios. Solo cuando el ser humano se someta a la disciplina de su propia voluntad espiritual, controle la actividad de las vidas dentro de su naturaleza forma y se oriente hacia la meta, a medida que progresivamente hace un llamado a su visión, llegará a una verdadera comprensión del plan, el cual constituye la voluntad de Dios, en la medida en que pueden captarla los seres humanos.

Ahora nos ocuparemos de las formas mentales que el ser humano comienza a crear mientras diariamente aprende a pensar, pues es la primera lección que debe aprender en el trabajo mágico. El creador en materia mental debe:

  1. Aprender a construir inteligentemente.
  2. Dar el impulso, mediante palabras correctas, que animará lo que ha construido y permitirá a la forma mental transmitir la intención de la idea. [i472]
  3. Exteriorizar su forma mental, orientándola correctamente hacia su meta, dirigiéndola con tal exactitud, que el transmisor alcance su objetivo y cumpla su propósito.

La necesidad de pensar claramente y eliminar pensamientos ociosos, destructores y negativos, aumenta cuando el aspirante progresa en su camino. Cuando se va acrecentando el poder de la mente y el ser humano distingue su pensamiento del pensamiento de la masa, inevitablemente construye formas de sustancia mental. Al principio, lo hace automática e inconscientemente. No puede evitar hacerlo, y afortunadamente para la raza las formas construidas son tan débiles, que son en gran medida inocuas, o tan en línea con el pensamiento de la masa que son insignificantes en su efecto. Pero, a medida que el ser humano desarrolla su poder, se acrecienta su capacidad de dañar o de ayudar, y a menos que aprenda a construir adecuadamente y a darle un móvil correcto a lo construido, se convertirá en un agente destructor y en un centro de fuerza maligna -destruyendo y dañándose no solamente a sí mismo, como pronto veremos, sino también a quienes vibran en su nota.

Al admitir todo esto, cabe preguntarse: ¿hay alguna regla simple que el neófito sensato y sincero pudiera aplicar a esta ciencia de construcción, y tan clara y concisa que produzca el efecto necesario? Las hay, y las estableceré tan sencillamente que el principiante podrá, si las sigue, eludir los peligros de la magia negra y aprender a construir de acuerdo con el plan. Si sigue las reglas que doy, evitará el intrincado problema que él mismo ha construido ciegamente y que, en verdad, impide la entrada de la luz del día, oscurece su mundo y lo aprisiona dentro de un muro de formas que son para él su propia gran ilusión.

Estas reglas quizás le parezcan demasiado sencillas al aspirante entrenado, pero para quienes están dispuestos a volver a ser niños, encontrarán que son una guía segura hacia la verdad [i473] y oportunamente les permitirá pasar las pruebas para el adeptado. Algunas están expresadas en términos simbólicos, otras necesariamente veladas, y aun otras expresan la verdad tal como es:

  1. Observa el mundo del pensamiento y separa lo falso de lo verdadero.
  2. Aprende el significado de la ilusión, y en su centro localiza el cordón dorado de la verdad.
  3. Controla el cuerpo emocional, porque las olas que surgen en los mares tempestuosos de la vida engullen al nadador, ocultan el sol e inutilizan todos los planes.
  4. Descubre que posees una mente y aprende su uso dual.
  5. Concentra el principio pensante y sé el maestro de tu mundo mental.
  6. Aprende que el pensador y su pensamiento, y lo que constituye el medio del pensamiento, son diversos en su naturaleza y, sin embargo, uno en la realidad última.
  7. Actúa como el pensador y aprende que no es correcto prostituir tus pensamientos en el vil deseo separatista.
  8. La energía del pensamiento es para bien de todos y para ayudar al Plan de Dios. Por lo tanto, no la utilices para fines egoístas.
  9. Antes que una forma mental sea construida por ti, visualiza su propósito, asegura su meta y verifica su móvil.
  10. Para ti, aspirante en el camino de la vida, el camino de construcción consciente no es aún la meta. El trabajo de limpiar la atmósfera del pensamiento, cerrar para siempre las puertas al odio, al dolor, al temor, a los celos y a los bajosdeseos, debe preceder al trabajo consciente de construcción. Cuida tu aura, oh caminante en el sendero.