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EL ALMA Y SUS FORMAS MENTALES - Parte 1

[i157] Hemos tratado los procesos de la creación en lo que concierne:

1. Al Creador de un sistema solar o de un esquema planetario.

2. Al Ego, cuando crea su cuerpo de manifestación. Debería recordarse aquí que toda la familia humana ha sido llevada a la manifestación por un grupo similar de egos.

3. Al ser humano, cuando crea esas formas mentales mediante las cuales se expresa, a través de las que trabaja y por las que está rodeado. Debería también recordarse que este trabajo creador definido, solo es posible para los que actúan en niveles mentales, los pensadores del mundo y los discípulos de los Maestros.

Como hemos observado, en todos los casos, la forma objetiva fue el resultado de la meditación del agente creador, de la respuesta de la materia sobre la cual ha actuado la fuerza generada en la meditación, produciendo así la construcción de la forma y su utilización mediante el sonido. Esto es seguido por la etapa en que la forma es percibida objetivamente y se convierte en una entidad viviente y vibrante. Así “el Verbo se hace carne” y así todas las formas –universos, seres humanos y pensamientos, dotados de alma— vienen a la existencia.

Esta regla cinco abarca tres factores que ocupan la atención del agente creador antes de hacerse visible la forma física en el plano externo. Estos tres son: [i158]

  1. La condición de las aguas.
  2. La seguridad de aquel que así crea.
  3. La constante contemplación.

Trataremos brevemente estos tres, y luego consideraremos los tres factores que el discípulo necesita relacionar, si es que alguna vez piensa llegar a ser un colaborador activo y potente de la Jerarquía. Estos son: el Ojo, el Corazón y la Garganta. La interpretación y significación de estas reglas pueden ser comprendidas de diversas maneras. Para nuestro propósito seguiremos la que se relaciona con el discípulo y su trabajo, y tratará de su entrenamiento en el trabajo mágico del ego o alma, a medida que este ocupa y emplea una forma física. Estas enseñanzas tienen una finalidad práctica, que acentúan el entrenamiento y la disciplina del discípulo, porque diseminados en estas hay indicios y sugerencias esotéricos que, si son seguidos, conducirán al aspirante a obtener experiencias y experimentar la verdad. Quienes no son verdaderos aspirantes no reconocerán los indicios y serán así preservados de todo peligro y experiencia prematura.

Tomemos, por lo tanto, los tres factores que ocupan nuestra atención y los consideraremos desde el punto de vista del ser humano que crea formas mentales y no desde el punto de vista de un Creador solar, o de un ego que se prepara para encarnar. Dos pensamientos accesorios son de valor aquí. Uno, que el proceso de crear formas mentales en la meditación diaria, es parte de la tarea de todo aspirante. Si el estudiante recordara que cada vez que practica la meditación matinal está aprendiendo a construir y vitalizar formas mentales, su trabajo podría adquirir mayor interés. La mayoría de los aspirantes tienden a ocuparse de sus deficiencias en el trabajo de meditación y de su incapacidad de ejercer control sobre la mente; en cambio, ambos aspectos de su esfuerzo [i159] podrían mejorar si se preocuparan del gran trabajo absorbente de construir formas mentales.

Una idea secundaria, y de menor importancia, es que esos egos que se preparan para tomar cuerpos humanos, están profundamente ocupados en el trabajo de meditación, y es muy improbable que el médium común de las sesiones espiritistas pueda llegar hasta ellos. Lo único que puede hacerse es establecer contacto con quienes recientemente han pasado al más allá, y en la mayoría de los casos se hallan en una profunda y distinta abstracción. No tengo tiempo ni propongo extenderme sobre este tema, pero es de interés para quienes investigan tales asuntos.

1. La Condición de las Aguas.

El agente creador, el ser humano, mediante los incentivos de un propósito coordinador, una meditación concentrada y una actividad creadora, ha construido la forma mental que anima con su propia vitalidad y dirige con su voluntad. Ha llegado el momento de enviar esa forma mental a cumplir su misión y llevar a cabo el propósito de su existencia. Como vimos en la regla anterior, la forma es “expulsada” de su creador por el poder del aliento expulsor. Esta es una afirmación simbólica y al mismo tiempo un hecho experimental en el trabajo mágico. El discípulo fracasa a menudo en su trabajo, debido a la incapacidad de comprender la significación esotérica y literal de este aliento expulsor cuando realiza su trabajo de meditación. Este aliento expulsor es el resultado de un período anterior de respiración rítmica, acompañado de una meditación concentrada, luego, de un enfoque definido de la atención y del aliento, a medida que el propósito de la forma creada se define mentalmente y, finalmente, la vitalización de la forma mental por su creador y su consiguiente energización hacia una vida y actividad independientes.

El primer obstáculo que se le presenta a la potencia del trabajo proviene del fracaso del discípulo para desempeñar simultáneamente [i160] estas actividades. La segunda causa del fracaso reside en que no ha considerado las condiciones de las aguas ni el estado de la sustancia emocional, en la cual debe penetrar esta forma mental, reuniendo en sí misma esa materia del plano astral que le permitirá convertirse en una entidad activa en ese plano. Si no puede hacerlo, se convierte sencilla y progresivamente en una forma muerta en el plano mental, porque le falta el poder impulsor del deseo necesario para completarla en el plano físico.

Es interesante recordar que si una forma mental es enviada al mundo emocional para reunir en sí un cuerpo de deseos (fuerza impulsora que produce toda objetividad) y está sumergida en una “condición de las aguas” que puede ser mejor descrita como puramente egoísta, ocurre lo siguiente: se pierde al ser atraída dentro del cuerpo astral del discípulo, punto focal de toda la energía astral empleada por él mismo. Es arrastrada hacia un vértice del cual el cuerpo astral del individuo es el centro, perdiendo su existencia independiente. La analogía del remolino es aquí de valor. El pensador es como la persona que empuja un bote de juguete, desde la orilla hacia la corriente. Si lo empuja hacia el remolino, es absorbido con el tiempo en el vórtice central, desapareciendo. Muchas formas así construidas por el aspirante en su trabajo de meditación, se pierden y fracasan en su objetivo, por el estado caótico y vertiginoso del cuerpo emocional del aspirante. De esta manera las buenas intenciones no llegan a nada; el buen propósito y la tarea planeada por el Maestro no se materializan, porque cuando la forma mental desciende al plano del deseo y de la emoción, hace contacto únicamente con las agitadas aguas del temor, de la desconfianza, del odio o del deseo vicioso puramente físico. Estos, al ser más potentes que la forma insignificante, la ahogan, desapareciendo de la vista y de la existencia, y el ser humano se da cuenta de otro esfuerzo malogrado.

[i161] Repito: la “condición de las aguas” no es la de un remolino autogenerado, sino que se asemeja a la de un charco cuyas aguas se agitan en una masa espumosa e hirviente, mediante las actividades de los demás. Hay muchos discípulos que han logrado una buena medida de autocontrol y desinterés personal. No son víctimas del deseo y de los objetivos de la personalidad, y están comparativamente libres del remolino de las tendencias egoístas. Pero sus cuerpos astrales son arrastrados repetidas veces a un estado de agitación, por el grupo para el cual y en el cual trabajan. Están exaltados o deprimidos, satisfechos o insatisfechos por los resultados logrados; lo realizado o no, y la firmeza o deslealtad de sus compañeros servidores les produce agitación y perturbación emocional, y en esta poderosa reacción, sus formas mentales construidas con tanto esmero y devoción, quedan en la nada. Su “capacidad de acción” se pierde, por estar atados al resultado deseado, y entonces su labor es infructuosa.

Existen numerosas “condiciones de las aguas” que todo aspirante puede suministrar por sí mismo. Sin embargo, hay otra sobre la cual quisiera detenerme. El cuerpo emocional del discípulo que debe nutrir y abastecer a la forma mental infantil (con su núcleo mental), es necesariamente parte de la forma emocional planetaria, de ahí que vibra al unísono con dicha forma. Hay que considerar esto cuidadosamente, porque el cuerpo emocional es impulsado a un estado de actividad por la condición astral general, debiendo ser manejado inteligentemente desde este ángulo.

En la actualidad, tres cualidades predominan en el planeta -temor, expectativa y un deseo culminante (en la familia humana) de posesiones materiales-. Observen la palabra “culminante”. Se ha alcanzado el summum del deseo humano de felicidad material y se ha sobrepasado la cima de ese deseo, por lo tanto la humanidad ha logrado y superado mucho. Pero el ritmo de las edades es muy fuerte.

[i162] Estas tres cualidades deben ser comprendidas y desechadas por el aspirante a medida que trata de servir desde los niveles mentales. El temor debe ser sustituido por esa paz que es privilegio de quienes viven siempre en la Luz de lo Eterno; la expectativa inquietante tendrá que ser sustituida por esa seguridad placentera, aunque activa, del objetivo final que proviene de la visión del Plan, del contacto con otros discípulos y luego con el Maestro. El deseo de posesiones materiales debe ser reemplazado por la aspiración a esas posesiones que son la alegría del alma -sabiduría, amor y poder para servir-. ¡Paz, seguridad y correcta aspiración! Cuando estas tres palabras se comprenden y se experimentan en la vida diaria, producen esa correcta “condición de las aguas” que asegura la supervivencia de toda forma mental, debidamente engendrada en la meditación, por la persona que actúa como alma.

2. La Seguridad de Aquel que así Crea.

Podría decir aquí enfáticamente, aunque sea una verdad reconocida, que muy a menudo las personas son destruidas (en sentido oculto y, por lo tanto, más importante) por sus propias formas mentales. La creación de pensamientos, mediante la concentración y la meditación, es una cuestión muy peligrosa. Esto no debe olvidarse jamás. Existen formas mentales que no poseen suficiente materia de deseos, y al no poder descender envenenan al ser humano en los niveles mentales, y lo hacen de dos maneras:

1. Llegan a ser tan potentes en el plano mental, que el ser cae víctima de lo que ha creado. Esta es la “idea fija” del psiquiatra; la obsesión que conduce a la locura, la línea de pensamiento centralizada que, finalmente, aterroriza a su creador.

2. Llegan a multiplicarse tan rápidamente, que el aura mental del ser humano se convierte en algo que se asemeja a una nube espesa y densa, a través [i163] de la cual la luz del alma no puede penetrar, y el amor de los seres humanos, las actividades amorosas, bellas y alentadoras de la naturaleza y de la vida, en los tres mundos, tampoco pueden penetrar. El ser humano se ahoga, está sofocado por sus propias formas mentales, y sucumbe a la miasma que él mismo ha engendrado.

También hay otras líneas de pensamiento que provocan en el cuerpo emocional una reacción de naturaleza ponzoñosa. El ser humano puede seguir cierta línea de pensamiento en relación con su hermano. Engendra odio, envidia y celos, y se manifiesta en tal forma que produce esas actividades en el plano físico que ocasionan la muerte de su creador. Esto literalmente puede suceder en el caso de un asesinato, que la mayoría de las veces es el resultado de la intención cristalizada, o también puede convertirse en una enfermedad. El pensamiento puro, el móvil correcto y el deseo amoroso, son los verdaderos remedios de la enfermedad, y cuando el deseo (que anima a muchos) es elevado hasta el pensamiento constructivo, se eliminará gradualmente la enfermedad. Hasta ahora muchos son los que desean y pocos los que piensan. Recuerden que los Grandes Seres no buscan a quienes solo desean y aspiran, sino a los que combinan en su deseo la determinación de aprender a usar sus cuerpos mentales y llegar a ser creadores, y a trabajar constructivamente para estos fines.

Así se comprenderá por qué, en todos los sistemas de verdadero entrenamiento ocultista, se hace hincapié sobre el recto pensar, el deseo amoroso y el limpio y puro vivir. Solo así puede llevarse adelante el trabajo creador sin peligro, y solo así puede descender la forma mental a la objetividad y ser un agente constructivo en el plano de la existencia humana.

3. Constante Contemplación.

Observarán que no se ha empleado la palabra “meditación”. La idea es otra. El proceso [i164] de meditación, que involucra el empleo del pensamiento y la construcción mental de la forma, para poder completarla, perfeccionarla y estar de acuerdo con la forma mental del grupo de condiscípulos del discípulo, y por consiguiente con el Plan, ha sido completado por el ser humano de acuerdo a su capacidad. Ahora, con firmeza, debe contemplar lo que ha creado y, con igual firmeza, inspirarlo con la necesaria vida, para que pueda cumplir su función.

Deja de razonar, pensar, formular y construir en materia mental. Simplemente vierte su vida y la proyecta para cumplir su voluntad. En la medida en que pueda contemplar y mantenerse firme, así su creación cumplirá su intención y actuará como su agente.

De acuerdo a cómo enfoca su atención en el ideal, por el cual creó la forma mental, y puede vincular la forma y el ideal, así en una sostenida visión, durante ese tiempo, servirá su propósito y expresará su ideal. En esto reside el secreto del éxito de toda colaboración exitosa con el Plan.

Ahora estudiaremos un poco las palabras “corazón, garganta y ojo”, porque tienen una peculiar significación. Forman el mecanismo que todos los discípulos emplean durante el ciclo mundial que rápidamente se aproxima.

Es muy cierto que, en esta época, no existe un grupo numeroso de discípulos en encarnación, y que aún está en embrión el mecanismo de la mayoría de quienes actúan en el nivel del discipulado. Sin embargo, hay que recordar que el ciclo mundial ha sido inaugurado recientemente y abarcará un vasto período de tiempo. Actualmente solo hay alrededor de cuatrocientos discípulos aceptados en el mundo -es decir, hombres y mujeres que realmente saben que son discípulos, saben cuál es su trabajo y lo están realizando-. No obstante, hay muchos centenares (de la generación actual de gente joven) que están en vísperas de ser aceptados, y millares se hallan en el sendero de probación.

[i165] En todos los grupos verdaderamente esotéricos debería formarse un grupo donde exista una comprensión intelectual de este mecanismo del corazón, la garganta y el ojo. Debería estar constituido por quienes se someten a una disciplina y un entrenamiento, cuya utilización sería para ellos un hecho demostrado en la naturaleza. Quisiera llamarles la atención sobre estas palabras y pedirles que las estudien cuidadosamente.

El mecanismo del cuerpo físico se utiliza de dos maneras: Primero, involuntariamente, y no se comprende cómo, por qué y cuándo se lo utiliza. El animal emplea un mecanismo similar, en muchos sentidos, al que utiliza el ser humano. Ve, oye y funciona orgánicamente, en líneas similares al humano, pero le falta la comprensión mental y la vinculación entre la causa y el efecto, lo cual caracteriza al reino superior de la naturaleza.

Existe un estado similar de cosas, en las primeras etapas del sendero del discipulado y en las etapas finales del sendero de probación. El discípulo llega a ser consciente de capacidades y poderes que aún no están inteligentemente bajo su control. Experimenta destellos de percepción interna y conocimientos que parecen inexplicables y sin valor inmediato. Hace contacto con vibraciones y fenómenos de otros reinos, pero es inconsciente del proceso mediante el cual lo ha logrado, e incapaz de renovarlos o volver a experimentarlos. Percibe fuerzas activas en su cuerpo etérico. A veces puede localizarlas y, por lo general, admite teóricamente que hay un despertar a la actividad consciente, una séptuple estructura que es una forma simbólica y poderosa cuando se la emplea. No puede todavía controlarla y es incapaz de atraerla a una inteligente cooperación con sus propósitos e ideas, a pesar de todos sus esfuerzos. Lo único que puede hacer es registrar tales fenómenos y anotar esas experiencias, teniendo siempre en cuenta que, en las primeras etapas de su desarrollo, solo se registran en su conciencia cerebral [i166] las vibraciones más groseras y materiales. Sencillamente debe esperar y tratar mentalmente de purificar sus vehículos y eliminar todo aquello que cree puede desfigurar su visión. Este período puede ser largo o corto, depende de que el aspirante entre por primera vez en la consciencia subjetiva o retome el hilo de una empresa anterior, lograda parcialmente.

Quisiera aclarar aquí, a todos los verdaderos y sinceros aspirantes, que en el entrenamiento que se dará en las próximas décadas, el desarrollo de la visión y el oído astral serán completamente eliminados, o si existen, tendrán que ser oportunamente superados. El verdadero discípulo se ha esforzado por centralizarse en el plano mental con el objeto de elevar aún más su consciencia a la percepción amplia e incluyente del alma.

Su objetivo consiste en incluir lo superior, y en esta etapa no es necesario recobrar esa facultad astral que, como bien se sabe, poseían las razas poco evolucionadas de la Tierra y la mayoría de los animales superiores. Posteriormente, cuando sea adepto, podrá actuar en el plano astral, si así lo desea, pero debe recordar que el Maestro trabaja con el aspecto alma de la humanidad (y de todas las formas) y no con sus cuerpos astrales. Esto ha sido frecuentemente olvidado por los instructores, tanto de Oriente como de Occidente.

Al trabajar con las almas se lleva adelante la verdadera técnica de la evolución, porque el alma de las formas, en cada reino de la naturaleza, es responsable del trabajo de desarrollo de la forma y dentro de ella. Permítanme, por lo tanto, expresar que el objetivo principal consiste en llegar a ser conscientes del alma, cultivar la consciencia del alma y aprender a vivir y a trabajar como almas. Aconsejaría, hasta que llegue el momento en que puedan utilizar su mecanismo a voluntad, entrenar sus mentes, estudiar las [i167] leyes que rigen la manifestación y aprender a incluir todo lo que ahora abarcamos con el término “superior” -término erróneo, aunque satisfactorio.

Segundo, cuando el ser humano utiliza voluntariamente el instrumento subjetivo, y sabe cómo y cuándo debe utilizarlo y puede dejar de hacerlo y volver a emplearlo a voluntad, entonces cambia totalmente su estado y aumenta su utilidad. Por el empleo de la mente, la humanidad ha llegado a percibir los propósitos y la utilización del mecanismo físico. Ahora, mediante el empleo de una facultad más elevada, característica del alma, obtiene un control voluntario e inteligente de su instrumento, y aprende a comprender los propósitos para los cuales dicho instrumento existe. Esta facultad superior es la intuición.

Quisiera agregar, en forma destacada, que únicamente cuando la persona llega a ser intuitiva es de utilidad en el grupo de un Maestro, y recomiendo a todos los aspirantes que estudien muy detenidamente el significado y significación de la intuición. Cuando esta comienza a actuar, entonces el discípulo puede pasar de la etapa de probación a la de aceptación, en el grupo de un Maestro.

Quizás se pregunten cómo puede conocer y comprobar esto el probacionista. Se le da mucho entrenamiento al probacionista sin que conscientemente lo reconozca. Se le indican las tendencias erróneas, a medida que trata sinceramente de entrenarse para el servicio, y cuando el análisis del móvil se hace con honestidad, sirve en forma asombrosa para sacar al pseudo discípulo del mundo astral o emocional, y elevarlo al mundo de la mente. Es en este mundo mental donde por primera vez se hace contacto con los Maestros, y es allí donde hay que buscarlos.

Pero ha llegado el momento en que la Luz en la cabeza no solo está presente, sino que puede ser utilizada en cierta medida. El karma del aspirante es de tal naturaleza que puede, mediante el esfuerzo esmeradamente aplicado, manejar su vida, [i168] de manera que no solo cumple con su karma, desempeñando sus obligaciones, sino que tiene la suficiente determinación para permitirle solucionar los problemas y cumplir también con las obligaciones del discipulado. Desempeña con un móvil correcto su servicio en bien de los demás; comienza a ejercer y a hacer sentir su poder; pierde de vista su propio interés por el ajeno. Cuando esto sucede se producen ciertos acontecimientos esotéricos.

El Maestro consulta, con algunos de sus discípulos más avanzados, si es aconsejable admitir al aspirante dentro del aura del grupo, y mezclar su vibración con la del grupo. Si se llega a alguna decisión, en el término de dos años, un discípulo avanzado actúa entonces como intermediario entre el Maestro y el aspirante recientemente aceptado. Trabaja con el nuevo discípulo aminorando (si así puede expresarse) la vibración del Maestro para acostumbrar a los cuerpos de aquel a las aceleradas vibraciones superiores. Plasma en la mente del discípulo, por medio de su ego, los planes e ideales del grupo, y observa su reacción a los acontecimientos y oportunidades de la vida. Podría decirse que asume, por el momento y en forma práctica, los deberes y la posición del Maestro.

El aspirante ignora durante todo este tiempo lo que ha sucedido, y es inconsciente de sus contactos subjetivos. Sin embargo, reconoce en sí mismo tres cosas:

Acrecentada actividad mental. Al principio esto le traerá mucha dificultad y le parecerá como si estuviera perdiendo el control de la mente en vez de adquirirlo, pero solo es un estado transitorio, y gradualmente asumirá el mando.

Acrecentada respuesta a las ideas y creciente capacidad para visualizar el Plan de la Jerarquía. Esto, hasta cierto punto, lo convertirá en un fanático en las primeras etapas. Continuamente será arrastrado por ideales, -ismos, modos de vivir y nuevos sueños, en bien del mejoramiento de la raza. Se afiliará a un culto tras otro, porque quizás ello posibilitará la llegada del milenio. Pero después [i169] de un tiempo recobrará su equilibrio y el propósito asumirá el control de su vida. Trabajará en su propia ocupación, y contribuirá a la actividad del todo, de acuerdo a su capacidad.

Acrecentada sensibilidad psíquica. Indica crecimiento y al mismo tiempo una prueba. Puede ser seducido por los poderes psíquicos y tentado a desviar su esfuerzo del servicio especializado a la raza, hacia la explotación de los poderes psíquicos, utilizándolos para el propio engrandecimiento. El aspirante debe progresar simultáneamente en todos los aspectos de su naturaleza, pero hasta no actuar conscientemente como alma o psiquis, y emplear la inteligencia cooperadora, los poderes inferiores deben estar pasivos, los cuales pueden ser utilizados sin peligro por los discípulos avanzados e iniciados. Son armas e instrumentos de servicio que deben ser empleados en los tres mundos por quienes aún están atados a esos mundos por la Ley de Renacimiento. Quienes han pasado por la gran Liberación y “cruzado ocultamente el puente”, no necesitan emplear los poderes inherentes a los vehículos inferiores, pueden utilizar el conocimiento infalible de la intuición y la iluminación del principio Luz.

Existen falsos conceptos, en las mentes de las personas, respecto a la forma en que el Maestro permite al discípulo darse cuenta que ha sido aceptado. Se ha generalizado la idea de que se le comunica y se le acuerda una entrevista, en la cual el Maestro lo acepta y le designa un trabajo. Pero no es así. La Ley oculta rige tanto para el discipulado como para la iniciación, y la persona progresa ciegamente. Espera pero no sabe, tiene la esperanza de que así sea; aunque no tiene ninguna seguridad tangible, llega a la conclusión, por el estudio de sí mismo y de los requisitos, que quizá ha alcanzado el estado de discípulo aceptado. Por lo tanto, actúa sobre tal suposición y vigila sus actos, cuida sus palabras y controla sus pensamientos, de modo que ninguna acción, palabra innecesaria o pensamiento [i170] maléfico, rompan el ritmo que él cree haber establecido. Sigue con su trabajo, pero intensifica la meditación; investiga sus móviles; trata de equipar su cuerpo mental; coloca ante sí el ideal de servicio, procurando siempre servir; entonces (cuando está tan absorbido en el trabajo que tiene entre manos, que se ha olvidado de sí mismo) repentinamente un día ve a Aquel que durante tanto tiempo lo ha estado observando.

Esto puede acontecer en dos formas: ya sea en plena conciencia vigílica, o porque el cerebro físico registra la entrevista tal como participó en ella durante las horas de sueño.

Paralelamente al reconocimiento de este evento, los discípulos llegarán a otros reconocimientos:

1. El acontecimiento se reconoce como un hecho, fuera de toda controversia. Ninguna duda queda en la mente del discípulo.

2. Sabe que no debe mencionarlo. Pasarán meses o años antes de hacerlo, y entonces lo dirá solo a quienes son también reconocidos como discípulos o a un compañero de tarea que está bajo la misma influencia grupal, cuyo derecho es saberlo, derecho sancionado por el Maestro del grupo.

3. Ciertos factores que rigen la relación del Maestro con el discípulo son gradualmente reconocidos y empiezan a regir cada vez más la vida del discípulo:

a. Reconoce que los puntos de contacto con su Maestro están regidos por la emergencia y la necesidad grupales, y tienen que ver con su servicio grupal. Paulatinamente se da cuenta de que su Maestro podrá interesarse por él, solo hasta donde su ego pueda ser utilizado en el servicio, por medio de la personalidad en el

plano físico. Empieza a darse cuenta de que Él trabaja con su alma y que esta, y no el yo personal, está en relación con el Maestro. Por lo tanto su problema, problema de todos los discípulos, se va aclarando cada vez más, el cual consiste en mantener [i171] abierto el canal de comunicación entre el alma y el cerebro, mediante la mente, de modo que el Maestro pueda comunicarse inmediatamente y con facilidad. A veces tiene que esperar varias semanas antes de poder ser oído por el discípulo, porque el canal ascendente está cerrado y el alma no está en relación con el cerebro. Esto sucede especialmente en las primeras etapas del discipulado.

b. Descubre que él mismo cierra la puerta en la mayoría de los casos, mediante el psiquismo inferior, la incapacidad física y la falta de control mental; en consecuencia descubre que debe trabajar constante e incesantemente con su yo inferior.

c. Percibe que una de las primeras cosas que debe hacer es aprender a discriminar entre:

  • La vibración de su propia alma.
  • La vibración del grupo de discípulos con quienes está asociado.
  • La vibración del Maestro.

Los tres son diferentes y es fácil confundirlos especialmente al principio. La guía más segura para los aspirantes, cuando hacen contacto con una vibración y un estímulo superiores, consiste en suponer que quien hace contacto con ellos es su propia alma, el Maestro en el corazón, y no (algo muy halagador para orgullo de la personalidad) que el Maestro trata de llegar a ellos.

d. Descubre además que no es costumbre de los Maestros adular o hacer promesas a sus discípulos. Están muy ocupados y son demasiado sabios; tampoco les dicen que están destinados a desempeñar altos cargos, ni que son sus intermediarios y que de ellos depende la Jerarquía. La ambición, el amor al poder y la autosuficiencia, características de muchos tipos mentales, ponen a prueba al aspirante luchador, y recibe de su personalidad todo lo que necesita en ese sentido. Estas cualidades lo engañan y desvían, forzándolo [i172] a situarse en un pedestal de donde finalmente tendrá que descender. Los Maestros no dicen nada que pueda nutrir el orgullo en sus discípulos, ni pronuncian palabras que fomenten en sus chelas el espíritu de separatividad.

e. El discípulo muy pronto se da cuenta de que los Maestros no son fácilmente accesibles. Se hallan tan ocupados, que difícilmente disponen de tiempo para comunicarse con el discípulo, y únicamente en una emergencia, en el caso de un principiante en el Sendero del Discipulado, utilizan la energía necesaria para ponerse en contacto. Con los discípulos antiguos y probados, los contactos son más frecuentes, se logran con más facilidad y tienen resultados más rápidos. Sin embargo, debe recordarse que cuanto más nuevo es el discípulo exige mayor atención y considera que debe recibirla. Los servidores antiguos y más experimentados tratan de cumplir con sus obligaciones y llevar a cabo el trabajo mediante el menor contacto posible con el Maestro. Procuran ahorrarle tiempo y, frecuentemente, consideran que una entrevista con Él es una demostración de

fracaso de su parte, y por lo tanto les produce desazón ocupar el valioso tiempo del Maestro, obligándolo a emplear su energía en proteger el trabajo de cualquier error, y al discípulo de algún daño. El objetivo de todo discípulo avanzado es desempeñar su tarea y relacionarse con el centro de fuerza espiritual, su grupo, y estar así en continuo contacto con el Maestro, sin entrevistas ni contactos fenoménicos. La mayoría solo espera establecer contacto con su Maestro una vez al año, generalmente en la época del plenilunio de mayo.

f. Encuentra también que la relación entre Maestro y discípulo está regida por la ley y que existen grados y etapas definidos de contacto en la relación deseada. Estos pueden ser enumerados, pero no dilucidados:

1. La etapa en que el Maestro hace contacto con el discípulo por medio de otro chela en el plano físico. Esta es la etapa de “el breve período de Chela”. [i173]

2. La etapa en que un discípulo más avanzado dirige al chela desde el nivel egoico. Esta es la etapa denominada “el Chela en la Luz”.

3. La etapa en que, según la necesidad, el Maestro hace contacto con el chela, mediante:

a. Una vívida experiencia en el sueño.

b. Una enseñanza simbólica.

c. La utilización de una forma mental del Maestro.

d. Un contacto en la meditación.

e. Una definida y recordada entrevista en el Ashram del Maestro.

Esta es definidamente, la etapa de discípulo aceptado.

4. La etapa en que habiendo demostrado su sabiduría en el trabajo y apreciado el problema del Maestro, se le enseña al discípulo cómo (en una emergencia) atraer la atención del Maestro y así extraer su fuerza y conocimiento y recibir consejos. Esto es algo instantáneo y no le ocupa prácticamente tiempo al Maestro. Esta etapa recibe el nombre peculiar de “el chela en el Hilo o Sutratma”.

5. La etapa donde se le permite conocer el método por el cual puede originar una vibración y un llamado que le otorgará una entrevista con el Maestro. Esto únicamente se le concede a esos chelas dignos de confianza, de quienes se puede esperar la utilización del conocimiento solo para las necesidades del trabajo; ninguna razón ni aflicción personal los impelería a utilizarlo. El chela es denominado en esta etapa “el discípulo dentro del aura”.

6. La etapa en que puede atraer la atención del Maestro en cualquier momento. Se halla siempre en estrecho contacto. En esta etapa el chela es preparado definidamente para una iniciación inmediata, o una vez recibida la iniciación, se le da trabajo especializado para hacerlo en colaboración con él--. Esta etapa se describe como “el discípulo dentro del corazón de Su Maestro”.

[i174] Existe una etapa posterior de identificación aún más íntima, donde se produce una mezcla de Luces, pero no hay términos adecuados para expresar el nombre. Las seis etapas mencionadas han sido parafraseadas para la comprensión occidental y en ningún sentido deben considerarse como traducción de palabras antiguas.

Estas son algunas de las enseñanzas que conciernen a los discípulos y su reconocimiento, y es de valor que los aspirantes reflexionen sobre ellas. Se ha de comprender que, aunque el buen carácter, la elevada ética, la sana moral y la aspiración espiritual, son requisitos básicos inalterables, sin embargo, es necesario algo más para adquirir el derecho a entrar en el Ashram del Maestro.

Haber adquirido el privilegio de ser una avanzada de la consciencia del Maestro, requiere altruismo y la entrega de sí mismo, para lo cual pocas personas están preparadas; el hecho de ser atraído dentro de su aura, de manera de formar parte integrante del aura grupal, presupone una pureza que pocos pueden cultivar; poder escuchar al Maestro y merecer el derecho de ponerse en contacto con Él a voluntad, requiere sensibilidad y fina discriminación, y pocos están dispuestos a pagar el precio. No obstante hay una puerta abierta de par en par para todos los que quieran llegar, y ningún alma dedicada y sincera que llene todos estos requisitos será rechazada.

No existe ninguna duda, en la actualidad, de que quienes han avanzado algo en la evolución, están acelerando esa evolución como no ha sucedido hasta ahora en la historia del mundo. La crisis es tan grave y la necesidad tan grande, que quienes están en condiciones de entrar en contacto con el aspecto interno de la vida, aunque sientan levemente las vibraciones de los discípulos más avanzados y de los Hermanos Mayores de la raza y puedan hacer descender los ideales, tal como son conocidos en los planos superiores, son entrenados cuidadosa, ardua y enérgicamente. Es necesario que sean capaces de actuar exacta y adecuadamente como transmisores e intérpretes.

Quisiera señalar ciertos factores y métodos [i175] que deben tenerse presentes en conexión con los escritos inspirados y la mediumnidad, y con la redacción de esos libros como La Doctrina Secreta, las Escrituras del mundo y esas obras dictadas que afectan poderosamente el pensar de la raza. La interpretación del proceso depende de muchas causas; la categoría de los escritores puede ser sobreestimada o no apreciada suficientemente; los términos empleados por el transmisor dependen de su cultura y pueden también ser incorrectos o dar lugar a malas interpretaciones. Por lo tanto, es necesario tener alguna comprensión del proceso.

Algunos transmisores trabajan totalmente en niveles astrales, y su trabajo es necesariamente parte de la gran ilusión. Son médiums inconscientes e incapaces de comprobar la fuente de donde proceden las enseñanzas; cuando aseguran conocer esa fuente, con frecuencia están equivocados. Algunos reciben enseñanzas de entidades desencarnadas, no muy evolucionadas y a menudo de inferior evolución a la de ellos mismos. Otros extraen simplemente el contenido de su propia subconsciencia, y constituyen las hermosas trivialidades revestidas de la fraseología cristiana y matizadas por los escritos místicos del pasado, muy conocidos por los discípulos que trabajan conscientemente en el plano físico.

Otros trabajan solo en niveles mentales, aprendiendo, por medio de la telepatía, lo que los Hermanos Mayores de la raza y sus propias almas tienen que impartir. 

Extraen de las fuentes de conocimiento, lo acumulado en la consciencia egoica. Llegan a percibir los conocimientos acumulados en el cerebro de los discípulos que pertenecen a su mismo rayo. Incluso otros de ellos, siendo una avanzada de la consciencia del Maestro, llegan también a conocer su pensamiento. Algunos utilizan, consciente o inconscientemente, diversos métodos. Cuando trabajan conscientemente, les es posible correlacionar las enseñanzas dadas y, de acuerdo a la Ley de Correspondencia o Analogía [i176] (mediante el uso de símbolos que perciben por la clarividencia mental), verifican la exactitud de esas enseñanzas. Los que trabajan inconscientemente (no me refiero a los psíquicos astrales) pueden tener confianza y aplicar la discriminación, hasta que hayan evolucionado más. No deben aceptar nada que contradiga los hechos impartidos por los grandes Mensajeros de la Logia, y en cambio estar dispuestos a agregar al cúmulo de conocimientos que poseen, una estructura de mayor amplitud.

Cada generación deberá tener sus videntes. Ver es conocer. La falla de todos ustedes es que no ven; perciben un ángulo, un punto de vista, un aspecto parcial de la gran trama de la verdad, pero todo lo que subyace detrás, está oculto para la visión tridimensional. Los que quieran actuar como verdaderos transmisores e intermediarios entre los Conocedores de la raza y los “pequeños seres”, deben mantener sus ojos en el horizonte y tratar así de ampliar su visión; sostener firmemente esa comprensión interna que ya poseen y tratar de aumentar su alcance; aferrarse a la verdad de que todas las cosas están orientadas hacia la revelación, y que la forma no tiene ninguna importancia. Deben tratar preeminentemente de ser instrumentos de confianza, inmutables ante las tormentas pasajeras. Han de procurar no sentirse deprimidos ni desalentados, no importa lo que ocurra; tener un agudo sentido de proporción, sano juicio en todas las cosas, vida moderada, un cuerpo físico disciplinado y una devoción íntegra hacia la humanidad. Allí donde estén presentes estas cualidades, los Maestros podrán empezar a utilizar esos trabajadores que ya tienen destinados; cuando ellos no existen, hay que buscar otros instrumentos.

Algunas personas aprenden durante la noche y traen con regularidad a la conciencia de su cerebro físico los hechos que necesitan saber y las enseñanzas que deben transmitir. Se prueban muchos métodos adecuados a la naturaleza del aspirante [i177] o chela. Algunos poseen cerebros que actúan telepáticamente como transmisores. Me refiero a métodos más seguros y poco comunes, que emplean el vehículo mental como intermediario entre el alma y el cerebro, o entre el instructor y el discípulo. Los métodos de comunicación en el plano astral, tales como el tablero ouija, el lápiz plancheta, la escritura automática, la voz directa y las afirmaciones hechas por el médium, temporalmente obsesionado, no son utilizados por los chelas, aunque a veces resulte útil emplear la voz. Los métodos mentales superiores son más avanzados y seguros, aunque no tan comunes.

Los verdaderos transmisores de los niveles egoicos superiores al plano físico proceden de las maneras siguientes:

1. Escriben con conocimiento personal y, por lo tanto, utilizan sus mentes concretas en la tarea de expresar ese conocimiento en términos que revelarán la verdad a los que tengan ojos para ver, aunque oculten lo que puede ser peligroso para los curiosos y los ciegos. Esta tarea es difícil porque la mente concreta expresa lo abstracto en forma muy inadecuada, y en el afán de expresar la verdad en palabras, se pierde el verdadero significado.

2. Escriben porque están inspirados. Debido a su equipo físico, su pureza de vida, su sinceridad de propósito, su devoción a la humanidad y el karma a agotar como servicio en sí, han desarrollado la capacidad de hacer contacto con las fuentes superiores, de las cuales fluye la verdad pura o simbólica. Pueden extraer de las corrientes de pensamientos movilizadas por ese gran grupo de Contempladores -denominados Nirmanakayas- o de esas corrientes mentales definidas y especializadas, iniciadas por uno de los miembros del grupo de instructores. Sus cerebros, que son receptivos transmisores, les permiten trasladar al papel los pensamientos captados; la exactitud de la transmisión depende de la receptividad del instrumento (es decir, [i178] la mente y el cerebro) del transmisor. En dichos casos, la formulación de palabras y frases se dejan libradas por lo general al criterio del escritor. Por lo tanto, la propiedad en la utilización de los términos y la corrección de la fraseología dependen de su equipo mental, su educación, la extensión de su vocabulario y su capacidad inherente de comprender la naturaleza y la cualidad de los pensamientos e ideas impartidos.

3. Escriben, porque han desarrollado el oído interno. Su trabajo es en gran parte taquigráfico, aunque depende también de su grado de desarrollo y educación. Cierto desarrollo definido de los centros, conjuntamente con la disponibilidad kármica, constituye la base de la elección del instructor en los planos más sutiles, que trata de impartir una instrucción definida y una línea especializada de pensamiento. Por consiguiente, la responsabilidad respecto a la exactitud, corresponde tanto al que imparte las enseñanzas como al agente transmisor. El agente del plano físico tiene que ser cuidadosamente seleccionado, pues la exactitud de la información dada, según es expresada en el plano físico, dependerá de su voluntad para ser utilizado, de su polarización mental y positiva y de su liberación del astralismo. A esto habrá que agregar que cuanto más instruido, más amplio será su campo de conocimiento y el alcance del interés mundial, y más fácil será para el instructor en el aspecto interno, presentar, por su intermedio, los conocimientos a impartir. La información dictada puede ser a menudo completamente extraña al receptor. Debe tener cierto grado de instrucción y convertirse en un profundo buscador de la verdad, antes de ser elegido como receptor de enseñanzas destinadas al público en general o para uso esotérico. Ante todo debe haber aprendido, por la meditación, a enfocarse en el plano mental. En la similitud de vibraciones e intereses, reside la clave de la elección de un transmisor. [i179] Observen lo que digo; similitud de vibración e intereses, y no igualdad de vibración e intereses.

Esta forma de trabajo podría ser dividida en tres métodos: Primero, tenemos la clariaudiencia superior que habla directamente de mente a mente. Esto no es exactamente telepatía, sino una forma directa de oír. El instructor habla al discípulo de persona a persona. En consecuencia se entabla una conversación totalmente en niveles mentales con las facultades superiores como punto de enfoque. Involucra el uso de los centros de la cabeza, y ambos deben ser vivificados antes de poder emplear este método. En el cuerpo astral los centros que corresponden al físico deben despertarse antes de ser posible el psiquismo astral. La tarea a que me refiero, involucra una correspondiente vivificación de la contraparte del cuerpo mental.

Segundo, tenemos la comunicación telepática. Constituye el registro, en la conciencia del cerebro físico, de la información impartida:

a. Directamente de Maestro a discípulo; de discípulo a discípulo; de estudiante a estudiante.

b. De Maestro o discípulo al ego, y de allí a la personalidad, mediante los subplanos atómicos. Observarán, por lo tanto, que únicamente aquellos en cuyos cuerpos se encuentra materia del subplano atómico, pueden trabajar en esta forma. La seguridad y la exactitud subyacen en esta facultad.

c. De ego a ego mediante el cuerpo causal, y transmitida directamente de acuerdo al método anterior, o acumulada para actuar gradualmente y cuando sea necesario.

Tercero, tenemos la inspiración. Implica otro aspecto de desarrollo. La inspiración es análoga a la mediumnidad, pero totalmente egoica. Utiliza la mente como medio para transmitir al cerebro lo que el alma sabe. La mediumnidad describe generalmente el proceso cuando está confinado totalmente en los niveles astrales. En el plano egoico esto implica la inspiración. Reflexionen sobre esta definición porque explica mucho. La mediumnidad es peligrosa. [i180] ¿Por qué lo es? Porque aún no está implicado el cuerpo mental y el alma no controla. El médium es un instrumento inconsciente. No es el factor controlador, sino que está controlado.

También a menudo las entidades desencarnadas que emplean este método de comunicación, utilizando el cerebro o el órgano de la voz del médium, son poco evolucionadas e incapaces de emplear los métodos del plano mental.

Muchas personas combinan el método de inspiración con el de recibir instrucciones en distintos campos y, cuando esto sucede, existe una gran exactitud en la transmisión. En ocasiones, como en el caso de H.P.B., se combina el profundo conocimiento, la capacidad de ser inspirado y la clariaudiencia mental. En este caso se posee un instrumento raro y útil para ayudar a la humanidad.

La inspiración se origina en los niveles superiores; supone un grado de evolución muy elevado, porque implica la consciencia egoica y requiere el empleo de sustancia atómica, abriendo un amplio campo de comunicadores. Significa seguridad. Debe recordarse que el alma siempre es buena; le podrán faltar conocimientos en los tres mundos y en este sentido ser deficiente, pero no alberga ningún mal; la inspiración es segura, en cambio debe evitarse siempre la mediumnidad. La inspiración podría implicar la telepatía, porque la persona inspiradora puede hacer tres cosas:

a. Utilizar el cerebro de quien ha sido designado como canal, vertiendo pensamientos en él.

b. Ocupar el cuerpo de su discípulo, retirándose este último conscientemente a sus cuerpos sutiles, entregando su cuerpo físico.

c. Producir, finalmente, una fusión temporal, si puede denominarse así -un intercambio donde el utilizador y el utilizado alternan o se complementan, según sea necesario, a fin de cumplir el trabajo asignado-. No puedo explicar esto con mayor claridad.

4. Escriben lo que ven. Este método no es de orden muy elevado. Observarán que, en el primer caso, [i181] tenemos sabiduría o disponibilidad en los niveles búdicos o intuitivos; en el segundo, tenemos la transmisión desde el cuerpo causal en los niveles mentales superiores; en el tercero, tenemos suficiente desarrollo para que el aspirante pueda recibir al dictado; en el cuarto, tenemos la capacidad de leer en la luz astral, pero frecuentemente no hay capacidad para diferenciar entre lo que fue, lo que es y lo que será. Por lo tanto, hay ilusión e inexactitud. Sin embargo, este método se usa algunas veces pero -si no es utilizado directamente bajo el estímulo aplicado por un Maestro- puede ser muy engañoso, como también lo es su corolario, la clariaudiencia astral. Es el método de la clarividencia mental y requiere una mente entrenada e interpretadora, y en verdad esto es muy raro de encontrar.

En todos los casos que he citado pueden aparecer errores debido a las limitaciones físicas y al obstáculo que ofrecen las palabras, pero en el caso de quienes escriben con conocimiento personal, los errores en la expresión no tendrán ninguna importancia, mientras que en los casos segundo y tercero, los errores dependerán del grado de evolución del agente transmisor. Sin embargo, si une la inteligencia, la devoción y el servicio, con su capacidad de recibir y oír, corregirá rápidamente los errores y aumentará su comprensión.

Más adelante se emplearán dos métodos nuevos que facilitarán la transmisión de la verdad desde el plano interno al externo. La escritura precipitada será dada a aquellos en quienes se puede confiar, pero no ha llegado aún el momento de generalizar su empleo. Será necesario esperar hasta que el trabajo de las escuelas esotéricas haya alcanzado un desarrollo más definido. Las condiciones aún no son apropiadas, pero se le urge a la humanidad a estar dispuesta y con mente abierta para este desarrollo. Más adelante adquirirá poder de materializar las formas mentales. Encarnarán personas que tendrán temporalmente la capacidad de crear y vitalizar dichas formas mentales, [i182] lo cual permitirá que el público las vea. Sin embargo, no ha llegado aún el momento. Existe demasiado temor y no se ha experimentado suficientemente la verdad en el mundo. Es necesario adquirir mayores conocimientos respecto a la naturaleza del pensamiento y de la materia; esto debe ser seguido en forma experimental por esas personas de mente aguda y entrenada, de alto grado de vibración y de cuerpos construidos con materia muy refinada. Para lograrlo será necesario disciplina, dolor, autoabnegación y abstinencia. Procuren hacerlo.

El grupo de Instructores con quienes pueden estar en contacto los aspirantes comunes y los discípulos en probación, en el plano mental, son seres de pasiones similares, pero con mayor experiencia en el sendero y un autocontrol más sabio de sí mismos. No trabajan con aspirantes por sentir afecto personal, sino porque la necesidad es tan grande que buscan a quienes puedan ser entrenados. La actitud mental requerida es rápida captación, habilidad de registrarlo y no dudar hasta tener mayor conocimiento. Luego se le urge al aspirante a dudar de todo. Les recordaré las palabras de un Instructor que dijo: “Somos humanos sensatos y equilibrados que instruimos, así como enseñamos en la Tierra, no adulando a nuestros estudiantes, sino disciplinándolos. Los conducimos sin forzar ni nutrir sus ambiciones con promesas de poder, sino impartiéndoles información e induciéndolos a utilizarla en su trabajo, sabiendo que el correcto uso del conocimiento lleva a la experiencia y a la realización de la meta”.

¡Cuántas veces se encuentra un estudiante más preocupado por el Maestro y lo que Este hará, que por su propio trabajo! Sin embargo, adaptarse al servicio y capacitarse para colaborar útilmente, son o debieran ser sus principales preocupaciones.

Interesa más la investigación respecto al Maestro que las cualidades necesarias para el discipulado. Lo que se sabe respecto a los adeptos interesa más que la constante investigación sobre las limitaciones [i183] e incapacidades, cosa que debería ocupar la atención del aspirante. Es más fácil despertar la curiosidad acerca de las costumbres y los métodos de determinados Maestros para manejar a los discípulos, que aplicar pacientemente hábitos correctos y métodos de trabajo en la vida del pseudo-discípulo. Todas estas cuestiones son de orden secundario y solo dificultan y limitan, y una de las primeras cosas que se aconseja, a quien quiera entrar en comunicación con los Maestros, es apartar su atención de todo lo que no le concierne y enfocarla en los pasos y etapas necesarios que debe expresar en su vida y suprimir esos momentos perdidos, estados de ánimo y períodos mentales que frecuentemente ocupan la mayor parte de su vida mental.

Cuando un Maestro desea encontrar a quienes están capacitados para recibir instrucción y enseñanza, busca ante todo tres cosas. Si estas no existen, será inútil toda devoción, aspiración, pureza y formas de vida. Es esencial que todos los aspirantes comprendan estos tres factores y eviten sufrimiento mental y pérdida de energía.

  1. El Maestro busca la luz en la cabeza.
  2. Investiga el karma del aspirante.
  3. Observa su servicio en el mundo.

Si no hay indicios en la persona de que es, denominado esotéricamente, “una lámpara encendida”, será inútil que el Maestro pierda su tiempo. Cuando la luz en la cabeza está presente, indica:

a. El funcionamiento mayor o menor de la glándula pineal, que (como bien se sabe) es el asiento del alma y el órgano de la percepción espiritual. En esta glándula tienen lugar los primeros cambios fisiológicos incidentales al contacto con el alma, lo cual se logra mediante el trabajo definido de meditación, el control mental y la afluencia de fuerza espiritual.

b. El alineamiento del individuo con su ego -alma o yo superior en el plano físico- en el plano mental, más la subordinación de la vida y la naturaleza del plano físico a la impresión y el control del alma. Esto está muy bien explicado en los primeros tres capítulos del libro Cartas sobre Meditación Ocultista y debe ser estudiado por los aspirantes. [i184]

c. El descenso de fuerza mediante el sutratma, cordón o hilo magnético, desde el alma al cerebro, a través del cuerpo mental. Todo el secreto de la visión espiritual, correcta percepción y contacto, consiste en una debida comprensión de la afirmación anterior y, por lo tanto, los Aforismos de Yoga de Patanjali es siempre el libro de texto de los discípulos, iniciados y adeptos, porque allí se encuentran esas reglas y métodos que ponen a la mente bajo control, estabilizan el cuerpo astral y desarrollan y refuerzan el hilo del alma, a fin de poder ser un verdadero canal de comunicación entre el individuo y su ego. La luz de la iluminación desciende a la cavidad del cerebro y hace objetivas tres esferas de conocimiento. A menudo esto se olvida, y de ahí proviene la indebida aflicción y las interpretaciones prematuras del discípulo probacionista parcialmente iluminado.

La luz pone de relieve, primeramente, y lleva al primer plano de la consciencia esas formas mentales y entidades que representan la vida inferior, y que (en su conjunto) constituyen el Morador en el Umbral.

Así el aspirante se da cuenta, ante todo, de lo indeseable, de su falta de mérito y de sus limitaciones e irrumpen en su visión los componentes malsanos de su aura. La oscuridad interna se intensifica por la luz que brilla débilmente desde el centro de su ser, y con frecuencia se desespera y desciende a las profundidades de la depresión. Todos los místicos atestiguan esto, y este período debe ser [i185] vivido hasta que la luz pura del día despeje todas las sombras y la oscuridad; así poco a poco la vida se ilumina y brilla hasta que el sol en la cabeza fulgura en toda su gloria.

d. Finalmente, la luz en la cabeza indica haber descubierto el sendero, y a la persona solo le queda estudiar y comprender la técnica por la cual la luz se centraliza, intensifica, penetra, hasta que oportunamente se convierte en esa línea magnética (parecida al hilo de la araña) que puede ser seguida retroactivamente hasta llegar al origen de la manifestación inferior y penetrar en la consciencia del alma. El lenguaje empleado es simbólico, aunque vitalmente exacto, pero está expresado así a fin de impartir información a los que saben proteger a los que aún no saben.

“El sendero del justo es como una luz brillante” y, sin embargo, al mismo tiempo el ser humano debe convertirse en el sendero mismo. Penetra en la luz, se convierte en luz, y actúa como lámpara encendida en un lugar oscuro, llevando iluminación a otros e iluminando el camino ante ellos.

Como próximo punto, un Maestro debe considerar si ello es o no kármicamente posible, antes de admitir a una persona en su grupo, o si existen en su archivo esas condiciones que en esta vida le impiden ser admitido.

Tres factores principales deben ser considerados por separado y en relación entre sí.

Primero, ¿existen obligaciones kármicas en la vida actual del ser humano, que lo imposibilitan para actuar como discípulo? A este respecto hay que tener muy en cuenta que una persona puede llegar a ser discípulo y merecer la atención de un Maestro solo cuando su vida vale algo en el mundo de los seres humanos, cuando ejerce influencia en su esfera y cuando moldea y actúa sobre las mentes y los corazones de otros seres humanos.

Si no es así, el Maestro pierde tiempo en [i186] ocuparse personalmente de él, porque puede ser ayudado en forma apropiada, de otra manera, por ejemplo, podrá extraer mucho conocimiento de libros e instructores, que solo es de carácter teórico y no práctico y adquirir mucha experiencia bajo la guía de su propio ego, el Maestro en su corazón. El ser humano es un discípulo cuando puede ser utilizado para desarrollar el plan de la Jerarquía y puede ser influenciado para materializar esos esfuerzos planificados que permitirán a la humanidad dar los pasos necesarios hacia adelante. Esto implica (en su vida en el plano físico), tiempo, reflexión, circunstancias propicias y otras consideraciones, en que posiblemente el ser humano haya alcanzado la etapa, desde el punto de vista de su carácter, y merece el reconocimiento de un Maestro y, sin embargo, tener obligaciones y deberes que cumplir, que obstaculizarían su servicio activo en determinada vida. El Maestro debe considerar esto como también lo hace el ego del ser humano.

Actualmente, y con frecuencia, el resultado es que (tal vez inconscientemente para el cerebro físico) la persona adquiere una gran experiencia y toma a su cargo una excesiva responsabilidad en una vida particular, con el objeto de liberarse para prestar servicio en una vida posterior y obtener el estado de chela. Trabaja a fin de equiparse para la próxima vida y se dedica a cumplir pacientemente sus deberes del hogar, del círculo de amigos y de sus negocios. Se da cuenta de que, desde el punto de vista egoico, una vida es una cosa breve que pasa pronto, y que por medio del estudio, la actividad inteligente, el servicio amoroso y la paciencia, trascenderá esas condiciones que impiden ser aceptado en el grupo de un Maestro.

El Maestro también estudia la condición del cuerpo físico y de los cuerpos más sutiles de un aspirante, a fin de ver si en ellos existen estados de consciencia que traban su utilidad y actúan como obstáculos. Estas condiciones son también kármicas y deben ser ajustadas antes de poder ser admitido entre otros chelas. Un cuerpo físico [i187] enfermo, un cuerpo astral propenso a fluctuaciones, emociones e ilusiones psíquicas, y un cuerpo mental no controlado o mal equipado, resultan peligrosos para el estudiante si no son corregidos y perfeccionados. Un chela está sometido constantemente a la acción de las fuerzas que le llegan de tres fuentes principales,