010-014

[10] El Antiguo Comentario,
[11] Aspirante,
[12] Astrología,
[13] Aura,
[14] El Buddha

[10]

EL ANTIGUO COMENTARIO

Considero que podría ser de interés para los estudiantes conocer sobre este antiguo libro de texto de los Adeptos.

No se le puede asignar fecha a El Antiguo Comentario. Si tratara de decirles su antigüedad no podría comprobar la verdad de mis palabras. En las frases anteriores he tratado de dar el contenido de lo expresado en dicho comentario por medio de unos cuantos símbolos y un texto críptico. Estas Antiguas Escrituras no se leen en la forma en que los estudiantes modernos leen los libros. Se ven, se tocan y se comprenden. El significado se revela en un destello. Permítanme dar una ilustración: las palabras "el Uno enuncia una palabra que ahoga el triple sonido", son representadas por un rayo de luz que termina en una simbólica palabra de oro, sobrepuesta a tres símbolos en color negro, rosa y verde. En esta forma son protegidos cuidadosamente los secretos. (4 – 66).

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[11]

ASPIRANTE

(1) A medida que el aspirante progresa, no sólo equilibra los pares de opuestos sino que le es revelado el secreto que oculta el corazón de su hermano. Llega así a ser una fuerza reconocida en el mundo, de quien puede confiarse que se dedicará a servir. Los hombres se dirigen a él en pos de ayuda y apoyo dentro de su línea de actividad, y empieza a emitir su nota a fin de que no sólo escuchen los seres humanos sino también los devas. Esta etapa la realiza por medio de la literatura, las conferencias y la enseñanza, y también por medio de la música, la pintura y el arte. Llega a los corazones de los hombres de una manera u otra, convirtiéndose en un auxiliar y servidor de su raza. (3 – 687/8).

(2) Observen, si progresan con la rapidez deseada, que la vida de todos los aspirantes es de movimiento, cambios constantes y diferenciaciones, y de un continuo construir y destruir, planear y ver destruidos esos planes. Es una vida de incesante sufrimiento, de frecuentes choques con el medio ambiente, de innumerables amistades creadas y renovadas, de mutación incesante con su consiguiente agonía. Los ideales trascienden sólo para encontrar que son una pauta para otros caminos más elevados; se ven visiones, sólo para ser reemplazadas por otras; se. sueña para realizar los sueños y luego eliminarlos; se hacen amigos, para quererlos y luego dejarlos, siguiendo después más lentamente los pasos del aspirante que lucha. (4 – 193).

(3) Ningún aspirante está libre de faltas, ni importa cuán sincero y devoto sea. Si lo tuviera, sería un adepto. Todos los aspirantes son aún egoístas, propensos al mal genio y a la irritabilidad, a momentos de depresión y a veces hasta sentir odio. Con frecuencia ese mal genio y odio puede ser despertado por lo que podríamos llamar causas justas. Injusticias por parte de otros, crueldad hacia seres humanos o animales, odio y depravación hacia los semejantes, hacen despertar en ellos las reacciones correspondientes, ocasionándoles mucho sufrimiento y demora. Una cosa hay que tener siempre en cuenta. Si un aspirante siente odio por un compañero, si demuestra mal genio y encuentra aversión y antagonismo, es porque no es totalmente ino­fensivo; hay en él todavía la simiente de las dificultades, pues es ley de la naturaleza recibir lo que damos y producir reacciones de acuerdo a nuestra actividad física, emocional o mental. (4 – 350).

(4) Todos los aspirantes saben, y durante épocas se ha enseñado, que la mente limpia y el corazón puro, el amor a la verdad y una vida de servicio y altruismo, son los principales requisitos, y cuando no existen estas condiciones nada tiene valor y ninguno de los grandes secretos puede ser impartido. (4 – 392).

(5) La meta inmediata para todos los discípulos aspirantes en estos momentos, puede ser vista como:

  1. El logro de la claridad mental respecto a sus problemas personales e inmediatos, y principalmente el problema concerniente a su objetivo en el servicio. Esto deberá hacerse a través de la meditación.
  2. El desarrollo de la sensibilidad a los nuevos impulsos que afluyen al mundo en esta época. Esto se logrará amando más a toda la humanidad y, por el amor y la comprensión, haciendo contacto con ella más fácilmente. El amor revela.
  3. El servicio prestado con completa impersonalidad. Esto se hace eliminando la ambición personal y el amor al poder.
  4. La negación a prestar atención a la opinión pública y a los fracasos. Esto se hace mediante la aplicación de la estricta obediencia a la voz del alma y por el esfuerzo de morar siempre en el lugar secreto del Altísimo. (4 – 454).

(6) Ningún estudiante sincero pasa sin ser reconocido. En la presión del trabajo y en la carga y el afán de la tarea diaria, es alentador saber que hay quienes vigilan, y que cada acción amorosa, cada pensamiento de aspiración y cada reacción altruista, es observada y conocida. Recuerden, sin embargo, que es reconocido por Aquellos que nos ayudan, mediante la vibración acrecentada del aspirante y no por un conocimiento específico de la acción efectuada o el pensamiento emitido. Aquellos que enseñan se ocupan de los principios de la verdad, de los grados de vibración y de la cualidad de la luz que se verá. No se dan cuenta ni tienen tiempo para considerar hechos específicos, palabras y condiciones, y más rápidamente progresarán los estu­diantes, cuanto más pronto capten esto y eliminen de sus mentes la esperanza de ponerse en contacto fenoménico con algún individuo, a quien llaman un Maestro, con mucho tiempo disponible y tantos poderes desarrollados que puede ocuparse, en tiempo y espacio, de los asuntos triviales.

Sin embargo, donde hay un crecimiento constante, una aplicación a los principios ocultos, a fin de producirse definidos cambios en los cuerpos empleados, y donde una acrecentada luz radiante es conocida y registrada, el aspirante es recompensado con progresivas oportunidades para servir a sus semejantes. (4 – 456).

(7) El reflejo de esta quíntuple experiencia en la vida individual se efectúa en el siguiente orden, durante la vida del aspirante común inteligente, que responde y saca provecho de la civilización y la educación de la época actual:

  1. La apropiación de la envoltura física. Tiene lugar entre los cuatro y los siete años, cuando el alma que hasta ese momento había influido, toma posesión del vehículo físico.
  2. Una crisis durante la adolescencia, en la que el alma se apropia del vehículo astral. La gente no reconoce esta crisis y sólo el psicólogo común la percibe tenuemente debido a las momentáneas anormalida­des que presenta, el cual no reconoce la causa sino únicamente los efectos.
  3. Una crisis similar ocurre entre los veintiuno y los veinticinco años, en que el alma se apropia del vehículo mental; entonces el hombre común debería empezar a responder a las influencias egoicas, y en el caso del hombre evolucionado frecuentemente lo hace.
  4. Una crisis entre los treinta y cinco y los cuarenta y dos años, en que se establece el contacto consciente con el alma; entonces la triple personnalidad comienza a responder como unidad, al impulso del alma.
  5. Durante los restantes años de vida debería establecerse una acrecentada y fuerte relación entre el alma y sus vehículos, lo cual conduce a otra crisis entre los cincuenta y seis y los sesenta y tres años. De esa crisis dependerá la futura utilidad de la persona, de si el ego continuarrá utilizando los vehículos hasta la vejez, o si tendrá lugar un retiro gradual de la entidad que mora internamente.

En el transcurso de las épocas, ha habido muchos ciclos de crisis durante la historia de la vida de un alma, pero estas cinco crisis mayores pueden ser delineadas con claridad desde el punto de vista de la visión superior. (15 – 63).

(8) La sensibilidad síquica, la dualidad mística y el poder dominante --los tres principales problemas del aspirante -- deberían ser estudiados y comprendidos. Afectan a los tres centros mayores ---el coronario, el cardíaco y el centro entre las cejas-- del discípulo, porque la sensibilidad síquica está relacionada con el corazón, la dualidad mística con el centro ajna y el problema de¡ poder con el centro más elevado de la cabeza.

Afectan la garganta, el plexo solar y el centro sacro del aspirante o del ser humano avanzado, pero como esto se debe sobre todo a una expansión de la conciencia, no se registra un efecto perceptible en el hombre no evolucionado o el hombre común, preocupado con la vida del plano físico y las reacciones emocionales. No está pasando por una estimulación sino por un proceso disruptor de reorientación, de reconocimiento de la dualidad y de fusión de la personalidad. Como hemos observado anteriormente el proceso de integración acarrea sus propios problemas. (15 – 466).

(9) Lo que ustedes más necesitan es intensificar la aspiración espiritual interna. Deben trabajar más definidamente, desde lo que podría llamarse un punto de tensión. Estudiar lo expuesto sobre tensión e intensidad. La intensidad del propósito los hará cambiar de un aspirante anhelante y bastante satisfactorio, en un discípulo de corazón y mente ardiente. Sin embargo, quizás prefieren avanzar constantemente sin ningún esfuerzo grupal, haciendo del trabajo que realizan para mí y el grupo, una parte ordenada de su vida diaria, adaptándola a voluntad, y donde la vida del espíritu tenga una razonable participación, donde no se descuide el aspecto servicio y la presentación de su vida esté bien equilibrada y la lleven casi sin tensión. Si esto sucede, podrá ser tanto elección de la persona­lidad como decisión del alma para una vida específica, pero significa que usted no es el discípulo que ha subordinado todo a la vida del discipulado.

"Quisiera señalar aquí dos cosas. Primero: si usted puede cambiar la tensión en forma tal, de verse impulsado por la vida del espíritu, implicará un enérgico trastorno para la vida interna. ¿Está usted preparado para ello? Segundo, no le producirá ningún cambio externo en sus relaciones ambien­tales. Debe seguir cumpliendo sus obligaciones e intereses externos, aunque me refiero a orientaciones internas, decisiones dinámicas internas y a organización interna para el servicio y el sacrificio. ¿Quizás prefiere el método más lento y fácil? Si es así es cuestión suya, y aún está en el camino. Sigue siendo igualmente una persona constructiva y útil. Aquí estoy simplemente enfrentándolo con una de las crisis que aparecen en la vida de todos los discípulos, en la cual se han de hacer elecciones determinantes durante un ciclo, pero sólo para un ciclo. Es preeminentemente cuestión de velocidad y organización para la rapidez. Significa la eliminación de lo no esencial y la concentración sobre lo esencial ‑las esencialidades internas conciernen al alma y su relación con la personalidad, y las externas conciernen a usted y a su medio ambiente. (18 – 408/9).

(10) La principal tarea como aspirantes, es cultivar la sensibilidad superior; Regar a ser tan puros y altruistas que sus mentes permanezcan imperturbables por los acontecimientos en los tres mundos; mantener alerta ese sentido espiritual que les permitirá ser impresionados y luego interpretar correctamente las impresiones recibidas. (18 – 451).

(11) La meta de la mayoría de los aspirantes no es limitar su conciencia concentrándose en menudencias tales como los átomos permanentes y los detalles concernientes a la naturaleza forma del individuo. El objetivo de cada aspirante es expandir su conciencia hasta incluir lo que está más allá de sí mismo, alcanzar los más elevados estados de conciencia en la vida del grupo y de la humanidad, integrarse conscientemente en la Jerarquía, oportuna­mente en Shamballa, y conocer ocultamente a Dios en sus muchos aspectos de extensión y perfección omnincluyente. (5 – 702).

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[12]

ASTROLOGÍA

(1) La astrología es una ciencia, y en verdad una ciencia del futuro. Es también verdad que la astrología, en su aspecto más elevado y en su verdadera interpretación, permitirá finalmente al hombre enfocar su comprensión y actuar correctamente. Además es correcto que en las futuras revelaciones de la astrología se hallará el secreto de la verdadera coordinación entre alma y forma. Pero esa astrología aún no se ha descubierto. Mucho se pasa por alto, y se conoce muy poco para hacer de ella la ciencia exacta que la mayoría pretende. La aseveración será cumplida en fecha futura, pero aún no ha llegado el momento.

Son exactas las pretensiones de los astrólogos respecto a la realidad de las energías que actúan sobre el organismo humano, pero son infundadas respecto a la capacidad de interpretarlas verdaderamente; la personas más inteligente de nuestro planeta sabe muy poco, pues no olviden que los adeptos emplean principalmente la intuición.

La energía de la constelación o signo específico en que nace el hombre es más profundamente significativa de lo sugerido hasta ahora. Encarna o indica su problema actual, establece el paso o ritmo de su vida, y está relacionada con la cualidad de su personalidad. Rige, si así puedo decirlo, el aspecto... actividad de su vida, durante la encarnación. (4 – 316/7).

(2) El sistema solar ya no debe considerarse un punto alrededor del cual gira el zodíaco, o a través del cual el sol pasa durante su gran cielo de aproximadamente 25.000 años. Los astrólogos que poseen visión interna podrán negar que esta sea la actitud comúnmente adoptada, sin embargo -a fin de esclarecerla y en conexión con el público en general‑ la inferencia es permitida y aceptada por los ignorantes. Sobre esta teoría, concerniente al zodíaco, se apoya ampliamente lo que denominamos la Gran Ilusión. Quisiera que recuerden esto al estudiar juntos las nuevas formas de encarar la más grande y antigua de todas las ciencias. La astrología es una ciencia que debe volver a su original belleza y verdad, para que el mundo pueda obtener una perspectiva más veraz y una apreciación más justa y exacta del Plan divino, tal como es expresado en la actualidad por medio de la Sabiduría de las Edades.

La segunda afirmación que quisiera hacer es que en la actualidad la astrología es esencialmente la más pura presentación de la verdad esotérica en el mundo, porque es la ciencia que trata de las fuerzas y energías que condicionan, rigen y actúan a través del espacio, y sobre él y todo lo que en éste se encuentra. Cuando sea captado este hecho, cuando el origen de esas energías sea mejor comprendido y la naturaleza del espacio correctamente captada, tendremos un horizonte más amplio y más íntimamente relacionado; las relaciones entre entidades individuales y planetarias, del sistema y del cosmos, serán entonces conocidas y comenzaremos a vivir científicamente, vivir científico que es el propósito inmediato de la astrología.

Al investigador moderno le agrada creer que sobre y a través de él hacen impacto y fluyen esas energías que provienen del signo en el cual está el sol en el momento de su nacimiento: considera que él responde a las fuerzas de los distintos planetas, a medida que rigen las casas de su horóscopo, y cree que las tendencias y circunstancias de su vida están determinadas así tampoco tiene en cuenta las energías que actúan constantemente sobre nuestro planeta, procedentes de otras constelaciones o de muchos planetas "ocultos". En la sabiduría Eterna se dice que existen alrededor de setenta de estos planetas en nuestro sistema solar. Por lo tanto no me ocuparé del tema de la astrología esotérica desde el punto de vista del horóscopo. Las relaciones universales, la interacción de energías, la naturaleza de lo que se halla detrás de la Gran Ilusión, la engañosa "apariencia de las cosas tal como son" y el destino de nuestro planeta, de los reinos de la naturaleza y de la humanidad como un todo, constituyen las partes más importantes de nuestro tema.

Esto me lleva a la tercera afirmación, la cual es tan básica y fundamental que les pediría se detengan a considerarla, aunque no capten plenamente todas sus implicaciones. La Sabiduría Antigua enseña que "el espacio es una entidad". La astrología esotérica se ocupa de la vida de esta entidad y de las fuerzas y energías, los impulsos y los ritmos, los ciclos, el tiempo y las estaciones. (16 – 16/8).

(3) La astrología esotérica trata de la Vida y las Vidas, que animan los "puntos de luz" dentro de la Vida universal. Constelaciones, sistemas solares, planetas, reinos de la naturaleza y el hombre microscópico, son el resultado de la actividad y la manifestación de la energía de ciertas Vidas, cuyos cielos de expresión y sus infinitos propósitos, están fuera de la comprensión de las mentes más avanzadas e iluminadas de nuestro planeta.

El próximo punto que deben captar, es que el éter del espacio constituye el campo a través del cual actúan las energías que provienen de innumerables Fuentes de origen. Por lo tanto, estamos relacionados con el cuerpo etérico del planeta, del sistema solar y de los siete sistemas solares, de los cuales el nuestro es uno, y con el vasto y general cuerpo etérico del universo en el cual estamos localizados. Empleo deliberadamente la palabra 1ocalizado? por las inferencias que puede tener. Este amplio campo como también los más reducidos y conocidos, proporcionan el medio de trasmitir las energías que actúan sobre y a través de nuestro sistema solar, esferas planetarias y todas las formas de vida que existen en esas esferas. Forma un ininterrumpido campo de actividad en constante e incesante movimiento, medio eterno para el intercambio y trasmisión de energías.

En conexión con esto y a fin de comprenderlo mejor será útil estudiar al hombre individual. De esta manera podemos obtener una tenue comprensión de la verdad básica y subyacente. Los estudiantes deben recordar siempre que la Ley de Analogía es un medio de interpretación. El esoterismo enseña --y la ciencia moderna está Regando a la misma conclusión-- que subyacente en el cuerpo físico y en su complejo e intrincado sistema de nervios, existe un cuerpo vital o etérico, contraparte y verdadera forma del aspecto fenoménico externo y tangible, siendo análogamente el medio para trasmitir fuerza a todas las partes de la estructura humana y el agente de la conciencia y de la vida que mora internamente. Determina y condiciona al cuerpo físico, pues constituye en sí el receptáculo y el trasmisor de energía proveniente de los diversos aspectos subjetivos del hombre y también del medio ambiente en el cual vive el hombre interno y el externo.

Agregaré aquí otros dos puntos. Primero: el cuerpo etérico individual no es un vehículo humano aislado y separado, sino que en forma curiosa es parte integrante del cuerpo etérico de esa entidad que denominarnos familia humana. Este reino de la naturaleza, por medio de su cuerpo etérico, forma parte integrante del cuerpo etérico planetario, que no está separado de los cuerpos etéricos de otros planetas, sino todos ellos juntamente con el cuerpo etérico del sol, constituyen el cuerpo etérico del sistema solar, que está relacionado con los cuerpos etéricos de los seis sistemas solares, los cuales forman con el nuestro una unidad cósmica, afluyendo a ellos energías y fuerzas de ciertas grandes constelaciones. El espacio es etérico en su natura­leza, y su cuerpo vital está compuesto de la totalidad de los cuerpos etéricos de todas las constelaciones, sistemas solares y planetas que se encuentran en él. En todas partes de esta áurea red cósmica circulan constantemente energías y fuerzas, constituyendo la base científica de las teorías astrológicas. Así como las fuerzas del planeta y del hombre espiritual interno (para mencionar sólo un factor entre muchos) fluyen en el plano físico a través del cuerpo etérico del hombre individual y condicionan su expresión externa, actividad y cualidades, así también las variadas fuerzas del universo fluyen a través de cada parte del cuerpo etérico de esa entidad que llamamos espacio, y condiciona y determina la expresión externa, las actividades y las cualidades de cada una de la formas que se hallan dentro de la periferia cósmica.

Segundo, en el cuerpo etérico humano hay siete centros principales de fuerza, agentes distribuidores y acumuladores de electricidad, que propor­cionan al hombre fuerza dinámica y energía cualitativa, produciendo efectos definidos sobre su manifestación física externa. Por medio de su constante actividad aparecen en el hombre sus cualidades y comienzan a emerger las tendencias de sus rayos, indicando claramente su etapa de evolución.

Este "control de la forma por medio de un septenario de energía" (como lo define El Antiguo Comentario) constituye una regla inalterable del gobierno interno de nuestro universo y de nuestro particular sistema solar como en el caso del hombre individual‑ Existen, por ejemplo, en nuestro sistema solar, siete planetas sagrados, que corresponden a los siete centros de fuerza individuales del hombre. Los siete sistemas solares, de los cuales el nuestro es uno, a su vez son los siete centros de energía de Aquel a quien me he referido en otros libros como "Aquel de Quien Nada Puede Decirse". (16 – 19/21).

(4) Los cielos, constelaciones, signos y planetas, significan una cosa para la Jerarquía, otra para los astrónomos y aún otra para los astrólogos, mientras que para el ciudadano común son simplemente confusas galaxias de luz. (16 – 197).

(5) Ciertos cambios básicos se están produciendo en la inclinación del eje de la Tierra y esto traerá gran confusión en los cómputos de los astrólogos, cambios que se efectúan lenta y progresivamente y de acuerdo a la ley cósmica. A medida que esto sucede resulta imposible hacer cómputos y deducciones exactas. Cuando la orientación y el "punto de dirección" del polo de la Tierra haya sido nuevamente estabilizado, podrán obtenerse, con exactitud, las nuevas cifras matemáticas condicionantes. En verdad, desde los antiguos días egipcios, no se ha podido lograr una verdadera exactitud. Cualquier cosa que pueda realizarse en estas líneas sólo es aproximado y, por lo tanto, resulta imposible hacer el análisis, la predicción y la interpretación verídicos. Todo el tema es muy confuso y completamente incomprensible para el astrólogo común y, lógicamente, para el estudiante común. Sin embargo les recordaré que en el gran ciclo de vida de la Tierra se ha producido varias veces el cambio de las "estrellas polares" y que nuestra actual estrella polar no ha estado siempre en la misma posición. Esto también la ciencia lo reconoce.

En cada uno de los grandes deslizamientos del eje de la Tierra, hubo convulsiones, confusiones y cataclismos previos a la reconstrucción, estabilización y aparente y relativa calma. Estos acontecimientos macrocósmicos tienen analogías microcósmicas similares, tanto en la vida de la humanidad como en la del hombre individual. (16 – 305/6).

(6) No puedo insistir demasiado en que la astrología esotérica concierne totalmente a las fuerzas y energías que afectan al aspecto conciencia del ser humano y condicionan la vida de la personalidad. Este punto debe ser considerado por sobre todo lo demás. En otras palabras, la astrología esoté­rica concierne al alma y no a la forma y, por lo tanto, todo lo que tengo que decir se refiere a la conciencia, a su expansión, al efecto que produce sobre sus vehículos, la forma y ‑en último análisis (como se comprobará más adelante) ‑ a la Ciencia de Iniciación. (16 – 362).

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[13]

AURA

(1) Quisiera recordarles que el aura que cada uno ha creado alrededor del núcleo central del "yo o alma en encarnación” es un fragmento de la súper alma una, que trae el ser a la manifestación. Esta aura, como bien saben, está compuesta de las emanaciones del cuerpo etérico, y éste, a su vez, encarna tres tipos de energía, de los cuales cada uno es individualmente responsable. Estos tres tipos (cuando se asocian a la energía de prana que compone los vehículos etéricos) son:

  1. El aura de la salud, que es esencialmente física.
  2. El aura astral, que por lo general es el factor más predominante, amplio y controlador.
  3. El aura mental, que en la mayoría de los casos es relativamente pequeña, pero se desarrolla rápidamente cuando el discípulo emprende conscientemente su propio desarrollo o cuando la personalidad está polarizada en el plano mental. Finalmente llegará el momento en que el aura mental eliminará (si puedo emplear éste término inadecuado) al aura emocional o astral, entonces la cualidad egoica de amor creará un sustituto, a fin de que la necesaria sensibilidad no desaparezca totalmente, sino que sea de naturaleza más elevada y aguda.

En esta triple aura (o mejor dicho, cuádruple, si contamos el vehículo etérico) todo individuo vive, se mueve y tiene su ser; esta aura vital es el agente que registra las impresiones objetivas y subjetivas. El Yo interno debe con­trolar y utilizar a este "agente de respuesta sensitiva" a fin de registrar las impresiones y dirigir las impresiones etéricas o mentales hacia el mundo de los hombres. La impresión astral es completamente egoísta y personal, y aunque puede afectar al medio ambiente del hombre, no está dirigida como las energías registradas. Esta aura es responsable de los efectos que una persona produce sobre otra; las palabras no producen reacciones, aún suponiendo que sean el reflejo de sus reacciones y pensamientos, pero, en realidad, son generalmente expresiones de sus deseos emocionales.

Por lo tanto, todos poseemos un mecanismo subjetivo que es el verdadero y perfecto reflejo de nuestro propio grado de evolución. Esta es el aura que un Maestro observa y también el factor más importante en la vida del discípulo. La luz del alma dentro del aura y la condición de los distintos aspectos del aura indican si el discípulo está acercándose o no al Sendero del Discipulado. Puede comprobarse con exactitud el progreso del aspirante, a medida que su mente se clarifica y su reacción a las emociones es menos frecuente. Debe distinguir muy bien entre lo que es cuerpo astral y mental y lo que ellos emanan. Lo que se denomina cuerpo es de naturaleza sustancial; el aura es esencialmente irradiante y se extiende en todas direcciones desde el vehículo sustancial. Esto hay que tenerlo muy en cuenta. (11 – 80/1).

(2) Estos centros o sus vibraciones son en realidad lo que crea o constituye el aura del ser humano, aunque esa aura se confunde frecuentemente con la de la salud. En lugar de la palabra "frecuentemente" casi diría "generalmente", pues sería más correcto. El cuerpo etérico manifiesta y condiciona el aura. (11 – 138).

(3) La "esfera de radiación" es establecida fácilmente por quienes investi­gan y observan el efecto de la radiación en las personas, en la comunidad o en el medio ambiente. Una persona muy emotiva, que actúa a través de un plexo solar superdesarrollado e Incontrolado, puede destruir un hogar o una institución. Doy esto como ilustración. Una vida creadora y radiante, que utiliza conscientemente los centros cardíaco y laríngeo, puede inspirar a centenares de personas. Estos puntos son dignos de cuidadosa consideración. No obstante debe recordarse que estos centros se activan por el cultivo de ciertas virtudes principales, y no por la meditación o concentración sobre los centros; son llevados automáticamente a la necesaria condición irradiante por medio del correcto vivir, los pensamientos elevados y la actividad amo­rosa. Estas virtudes podrán parecer tontas y desprovistas de interés, pero son sumamente poderosas y científicamente eficaces para llevar los centros a la deseada actividad irradiante. Cuando la tarea está terminada y todos los centros son esferas vivientes de actividad irradiante externa, cada centro penetra en la órbita del otro, de tal manera que el iniciado se convierte en un centro de luz viviente y no en un conglomerado de siete centros irradiantes. Reflexionen sobre esto. (11 – 139).

(4) Recuerden que cuando miran al mundo y a su medio ambiente inmediato, lo hacen a través de su aura y por lo tanto deben enfrentar el espejismo y la ilusión. (10 – 35).

(5) Los he visto triunfar y fracasar. Esto lo hago mediante la observación de la pulsación de su luz, sin tener en cuenta los detalles de su diario vivir. (5 – 103/4).

Ver también: (5 – 689/90).

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[14]

EL BUDDHA

(1) El Buddha vino aproximadamente quinientos años antes del Cristo.

El Buddha respondió a los interrogantes de Su época impartiendo las Cuatro Nobles Verdades que se refieren eterna y satisfactoriamente a los por qué del hombre, verdades que pueden ser sintetizadas de la siguiente manera:

El enseñó que la aflicción y el sufrimiento eran producidos por el hombre mismo, y que el enfoque del deseo humano sobre lo indeseable, efímero y material, es la causa de la desesperación, el odio y la rivalidad y también la razón del por qué el hombre vive en el reino de la muerte ‑el reino de la vida física, que es la verdadera muerte del espíritu. (8 – 84/5).

(2) El Buddha vino y personificó en Sí mismo la divina cualidad e la sabiduría; fue la manifestación de la luz, el Instructor del camino de la iluminación. Demostró en Sí mismo los procesos de la iluminación y llegó a ser "El Iluminado". Luz, sabiduría, razón, como atributos divinos, a la vez que humanos, se enfocaron en el Buddha. Instó al pueblo a seguir el sendero de la Iluminación, cuyos aspectos evidentes son sabiduría, percepción mental e intuición.

Luego vino el siguiente gran Instructor, el Cristo. Personificó en Sí mismo un principio divino aún mayor --más grande que el de la Mente, el Amor--‑sin embargo, abarcó también en Sí mismo toda la Luz del Buddha. El Cristo fue la expresión de la Luz y del Amor. (7 – 158).

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