Imagínese que un niño le pregunta, “¿qué hace la ONU?” Es una pregunta sencilla y, para responder, puede que busque en Internet noticias relacionadas con la ONU. Un par de horas después, posiblemente contestaría al niño, “bueno, cuando se trata de cosas importantes –cosas que afectan a personas en todas partes– hay pocas cosas que la ONU no haga.” La mayoría de la gente está acostumbrada a oír hablar sobre la implicación de la ONU en crisis humanitarias urgentes, como la situación de los refugiados en Siria y los países colindantes. Muchos también sabrán que la ONU está involucrada simultáneamente en el lado político de esta crisis, intentando reunir a las partes para poner fin al conflicto armado. Pero si nos alejamos del foco de atención de las crisis inmediatas, la ONU está implicada en muchas otras situaciones de ayuda menos ‘noticiosas’ –dos ejemplos recientes están en el estado de Kachin en Birmania, y en el área de Seleka en la República de África Central. Y la ONU está también involucrada en muchos otros conflictos, tanto activos como en alto el fuego temporal. Aún menos conocido es el trabajo de la ONU y sus agencias en otras áreas –la reforma de los impuestos internacionales, la cooperación meteorológica, la navegación internacional aérea, la cooperación científica, educativa y cultural, y la lista sigue.

La Carta

En ese punto, nuestro niño imaginario podría decir, “¿Y por qué hace tantas cosas? ¿Para qué sirve la ONU?” responder a esta pregunta nos llevaría a examinar la Carta de la ONU. El preámbulo de la Carta es, posiblemente, la declaración de intenciones más emotiva y ambiciosa de cualquier organización, y merece la pena citarla, tomándonos un tiempo para reflexionar:

“NOSOTROS LOS PUEBLOS DE LAS NACIONES UNIDAS RESUELTOS

  • a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha inflingido a la Humanidad sufrimientos indecibles,
  • a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas,
  • a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tragados y de otras fuentes del derecho internacional,
  • a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad

Y CON TALES FINALIDADES

  • a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos,
  • a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armado sino en servicio del interés común, y
  • a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos,

HEMOS DECIDIDO AUNAR NUESTROS ESFUERZOS PARA REALIZAR ESTOS DESIGNIOS

Por lo tanto, nuestros respectivos Gobiernos,… establecen una organización internacional que se denominará las Naciones Unidas.”

Evitar la guerra en el futuro… reafirmar la fe en los derechos humanos… establecer el respeto por la legislación internacional… promover el progreso social… cualquiera de estas tareas implica cambiar el mundo, ¡y la ONU pretende lograr las cuatro! Y todo ello con un presupuesto que es una diminuta fracción del PIB anual de países bastante pequeños. La escala del trabajo de la ONU explica por qué está involucrada o, mejor, por qué debe estar involucrada, en tantas áreas de cooperación internacional. Además, implícito en todos estos objetivos está el hecho de que, aunque existan numerosas naciones y culturas en el mundo, sólo hay una humanidad. Todas las agencias, procesos y programas de la ONU existen únicamente para resolver las implicaciones concretas de este hecho. Y el nombre mismo de la organización, que contiene tanto “Naciones” (implicando división) y “Unidas” (implicando totalidad) revela la tensión dinámica y creativa que subyace en el corazón de la existencia misma de la ONU.

Un Resultado Positivo del Conflicto

Como nos recuerda el preámbulo, Naciones Unidas surgió de las cenizas de la guerra global, como respuesta a la necesidad acuciante de encontrar una forma nueva de resolver los conflictos entre naciones. Por ello es, en cierto sentido, un resultado positivo del conflicto. Cuando se deja que siga su curso, el conflicto evoca una fuerte resolución en el alma humana de encontrar un camino diferente hacia la paz; de buscar más profundamente para encontrar la causa inicial del conflicto. El conflicto nos enseña que, cuando realizamos elecciones erróneas, estas no deben repetirse. Los fundadores de Naciones Unidas estaban decididos a no repetir los errores del pasado. Visualizaron y crearon un foro mundial en el que la consciencia humana pudiera elevarse a un nuevo nivel, donde la capacidad creativa de la mente y el corazón humanos podrían resolver conflictos potenciales antes de que estallasen en guerras. Es un sendero que llama a compartir la responsabilidad por el estado del mundo y, aún más importante, los principios sobre los que se fundó la ONU evocan en sus miembros una mayor voluntad espiritual de servir las necesidades de toda la humanidad. Inspirada desde lo alto – por el alma universal – la ONU permite que los seres humanos se relacionen gracias a sus numerosas agencias.

Debido a que está dedicada a la humanidad entera, y debido a que su nota clave es el servicio, la ONU es un imán natural para todas las personas de buena voluntad. Por supuesto, es una organización completamente humana, con fallos y fracasos. Por ejemplo, su estructura organizativa original está lejos de ser la ideal, y ofrece importantes obstáculos a las reformas. Como observa el exdirector del Foro de Política Global, James Paul, “La ONU necesita una reforma. En eso todos estamos de acuerdo. Pero luego discrepamos fuertemente en cuanto a qué tipo de reforma y con qué fin. Los líderes de las ONGs pretenden una ONU más democrática, más abierta y capaz de rendir cuentas. Los tecnócratas buscan más productividad y eficacia por parte del personal de la ONU. Los delegados están a favor de reformas que se ajusten a sus intereses nacionales y promuevan el poder nacional. Los idealistas ofrecen planes para un organismo enormemente expandido que reduciría la soberanía de los estados. Mientras que los conservadores presionan por una ONU menor, de poderes fuertemente reducidos. Llegar a un acuerdo es extremadamente difícil.”1. Aún más, los individuos que constituyen el personal, por muy talentosos e idealistas que sean, se equivocan y cometen juicios erróneos, como todo el mundo. Dada la enormidad y complejidad de las tareas en las que están inmersos, lo contrario sería sorprendente. Pero el hecho mismo de la existencia de la ONU demuestra que en 1945 la humanidad alcanzó una nueva fase en la evolución de la consciencia, en la que el bien de todos quedó, por primera vez, consagrado como la estrella guía de la acción colectiva de la humanidad.

La Nota Clave del Servicio

Como ya se ha comentado, el servicio es una nota clave principal de la ONU, y esto lo logra mediante una desconcertante variedad de agencias, instituciones y programas, desde los conocidos, como UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos, a cuerpos más velados como la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones. Una adición relativamente reciente es el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), formado en 1988 para abordar la cuestión emergente del impacto humano sobre el clima global. Aún más recientemente, ONU Mujeres se creó en julio de 2010, producto de cuatro organizaciones previas de la ONU. Uno de los principales cuerpos coordinadores para muchas de las agencias es el Consejo Económico y Social (ECOSOC). Menos conocido que el Consejo de Seguridad y que la Asamblea General, ECOSOC es el foro central para debatir cuestiones internacionales económicas y sociales, y formular las políticas recomendadas. Desempeña un papel clave fomentando la cooperación internacional al desarrollo. También consulta con organizaciones no gubernamentales (ONGs), manteniendo así un vínculo vital entre Naciones Unidas y la sociedad civil.

Como hemos visto en la Carta, la ONU se ocupa de reafirmar la fe en los derechos humanos. Una de las formas más importantes de hacerlo es mediante la más famosa de sus Declaraciones, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Vivimos en tiempos en los que los derechos humanos están ampliamente considerados como normales, y se ven como la forma más útil de garantizar la moralidad en la esfera pública. Tanto es así que incluso países cuyos gobiernos son opresores se sienten obligados a defender su seguimiento de los derechos humanos. Es fácil subestimar el inmenso avance que ello supone. Buena parte del crédito por este hecho se debe a la influencia mundial que la DUDH ha logrado en sus sesenta y cinco años de existencia. Redactada tras las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, se pensó para dar efecto a las provisiones de la Carta de la ONU sobre los derechos humanos. Se ha convertido en una especie de estándar de oro contra el cual se mide el comportamiento nacional. Es un documento profundamente espiritual, porque implica una visión de libertad universal y de hermandad que transciende toda diferencia de condicionamiento cultural, religioso o social.2

Aunque de por sí no es jurídicamente vinculante, la DUDH ha servido como simiente para Declaraciones ulteriores, más detalladas, y también para Convenciones jurídicamente vinculantes como dos Acuerdos Internacionales, sobre derechos civiles y políticos, y sobre derechos económicos, sociales y culturales; y la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Por tratarse de documentos legales, son correspondientemente más complicados y amplios. Y aunque han sido adoptados extensivamente, también hay muchos países que cuestionan ciertas provisiones si piensan que entran en conflicto con su legislación nacional.

Aún así, la ONU, su Carta, sus agencias subsidiarias, las Declaraciones y Convenciones, y los objetivos específicos para el desarrollo, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (el tema de nuestro siguiente artículo) son logros espirituales significativos para la humanidad, incluso aunque sus propósitos solo estén, por ahora, parcialmente realizados. Son expresiones vivas y dinámicas de la intención de crear correctas relaciones humanas. Son la encarnación de principios elevados que resuenan en todas las personas de buena voluntad. Como tales, reclaman nuestra cooperación activa y nuestro apoyo.

1. UN Reform: An Analysis, p.1, James Paul, Global Policy Forum, 1996 (www.globalpolicy.org/images/pdfs/UN_Reform_An_Analysis_August_1996.pdf)

2. Para profundizar en el tema, vea el Comentario de Buena Voluntad Mundial La Declaración Universal de los Derechos Humanos: Señales hacia la Libertad. También está disponible el Comentario sobre la ONU – Naciones Unidas: el Desafío de la Humanidad.

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