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CORAZÓN, GARGANTA Y OJO

Cuando el aspirante haya asimilado los conocimientos aquí impartidos, llegará a una verdadera comprensión del significado real del corazón, la garganta y el ojo. El objetivo de los Guías de la raza consiste en estimularlos para que entren en actividad y funcionamiento en la actualidad. Por consiguiente, consideraremos:

  1. Los centros cardíaco y laríngeo y el centro ajna, entre las cejas.
  2. Su despertar y coordinación.
  3. Cómo se utilizarán en el ciclo mundial venidero.

Este tema es de vital importancia para el aspirante moderno, porque el mecanismo del corazón, la garganta y el ojo -parte de la estructura interna que tiene que aprender a usar- debe ser dominado y utilizado conscientemente hasta poder realizar un trabajo creador. Al emplear las palabras “trabajo creador” hablo esotéricamente, y no me refiero al valioso trabajo [i190] realizado por los artistas del mundo en sus diversos campos de expresión. Para el vidente, sus esfuerzos indican inquietud y coordinación interna, y una actividad que conduce a un verdadero esfuerzo esotérico y a un trabajo creador en los planos más sutiles.

Se supone que el estudiante posee un conocimiento elemental del cuerpo vital y de sus centros de fuerza, y también que estos siete centros o lotos, tienen 

teóricamente ubicación en su imaginación. Empleo el término imaginación premeditadamente, pues hasta no haber conocimiento y clara visión, la presunción imaginativa es un factor potente para producir la actividad de los centros.

Para mayor claridad, enumeraremos dichos lotos, indicando el número de sus pétalos y ubicación. Sus colores son de poca importancia por el momento, desde el punto de vista del estudiante, porque mucho de lo que se ha dado a conocer es erróneo o sirvió de pantalla, y en todos los casos los colores esotéricos son muy distintos de los exotéricos.

1. La base de la columna vertebral ............. 4 pétalos

2. El centro sacro ........................................ 6 pétalos

3. El centro plexo solar................................. 10 pétalos

Diafragma

4. El centro cardíaco .................................... 12 pétalos

5. El centro laríngeo ..................................... 16 pétalos.

6. El centro ajna ............................................ 2 pétalos

7. El centro coronario .................................. 1000 pétalos

El estudiante debe recordar dos hechos importantes que pueden ser considerados elementales, pero que deben realizarse en forma consciente y llegar a ser parte del propósito específico en el entrenamiento del aspirante. Es fácil generalizar, pero difícil darse cuenta. Es muy fácil comprender los datos intelectuales informativos respecto a los centros de fuerza pero muy difícil lograr el reordenamiento de las fuerzas que fluyen a través de estos vórtices, y aprender a actuar conscientemente por medio de los centros superiores, subordinando los [i191] inferiores. Esto debe llevarse a cabo sin acentuar el aspecto forma, como se hace en la mayoría de las prácticas utilizadas en la vitalización de los centros. Los dos hechos de importancia son:

1. Los tres centros abajo del diafragma,

a. la base de la columna vertebral,

b. el centro sacro,

c. el centro plexo solar,

que son, en la actualidad, los más potentes en la humanidad común, y también los de mayor “vitalidad”; requieren ser reorganizados, reorientados y llevados de un estado positivo a otro negativo.

En forma similar, los cuatro centros arriba del diafragma,

a. el centro cardíaco,

b. el centro laríngeo,

c. el centro ajna,

d. el centro coronario,

deben ser respetados y conducidos de un estado negativo a otro positivo.

Esto hay que efectuarlo en dos formas. Primero, transfiriendo a los centros superiores la energía positiva de los centros inferiores y, segundo, despertando el centro coronario mediante la actividad de la voluntad. El primer efecto se produce mediante la formación del carácter y la purificación de los cuerpos, a medida que el alma los utiliza en los tres mundos. El segundo es el resultado de la meditación y el desarrollo del propósito organizado, impuesto por la voluntad en la vida diaria. La formación del carácter, la pureza de vida, las reacciones emotivas controladas y el correcto pensar, son puerilidades conocidas en todos los sistemas religiosos, las cuales han perdido valor debido a que nos hemos familiarizado con ellas. No es fácil recordar que, a medida que vivimos con pureza y rectitud, estamos en realidad trabajando con fuerzas, subyugando energías para nuestras necesidades, subordinando [i192] las vidas elementales a los requisitos de la existencia espiritual y poniendo en actividad un mecanismo y estructura vital que hasta ahora solo había permanecido en estado latente y pasivo. Sin embargo, no deja de ser una verdad que, cuando las energías latentes en la base de la columna vertebral son conducidas a la cabeza y llevadas (a través del plexo solar, lugar de distribución de energía y de la médula oblongada) al centro entre las cejas (ajna), entonces la personalidad, el aspecto materia, alcanza su apoteosis y la Virgen María -en el sentido individual, analogía finita de una Realidad infinita- es “conducida al Cielo” para sentarse al lado de su hijo, Cristo, el alma.

Cuando las energías del centro sacro, enfocadas hasta ahora en el trabajo de creación y generación física, y por lo tanto origen del interés y la vida sexual, son sublimadas, reorientadas y ascendidas al centro laríngeo, entonces el aspirante se convierte en una fuerza consciente y creadora en los mundos superiores; traspasa el velo, y empieza a crear el canon de las cosas que, oportunamente, traerán el nuevo cielo y la nueva tierra.

Cuando las energías del plexo solar -hasta ahora expresión de la potente naturaleza de deseos, que nutre la vida emocional, de la personalidad- son también transmutadas y reorientadas y después conducidas al centro cardíaco, se obtiene como resultado la comprensión de la consciencia, el amor y el propósito grupales, que hacen del aspirante un servidor de la humanidad y un asociado de los Hermanos Mayores de la raza.

Consumadas estas tres transferencias, entonces se produce una actividad en el centro coronario, último factor regidor, y por un acto de la voluntad del alma regente e inmanente, tienen lugar ciertos acontecimientos que consideraremos más adelante.

2. El segundo hecho a tener presente es que a medida que ocurren estos cambios y reorientaciones, el discípulo empieza a despertar psicológicamente a nuevos estados de consciencia, [i193] a nuevos estados de existencia y a nuevos estados del ser. Por lo tanto, es evidente la necesidad de proceder con lentitud en estas cosas, de modo que la captación mental y la capacidad de razonar lógica y sensatamente puedan ir a la par del desarrollo de la intuición y de la percepción espiritual. Muchas escuelas tratan de forzar y desarrollar prematuramente las facultades superiores, y conducen al aspirante (si puedo expresarlo en lenguaje místico) directamente del reino de los sentimientos y del deseo al de la intuición, pero dejando las facultades intelectuales y el mecanismo mental sin desarrollo y en estado latente. Cuando así ocurre -hablando nuevamente en forma mística- se produce un vacío o brecha en una parte del equipo que el alma debe utilizar forzosamente en los tres mundos de su esfuerzo. La mente interpretadora, organizadora y comprensiva, no puede desempeñar su parte. Cuando falta comprensión y capacidad mental, hay peligro de incomprensión, de credulidad y de interpretación errónea de los fenómenos correspondientes a otros estados del ser. Faltará el sentido de los valores, se sobrestimarán las cosas no esenciales y no será captado el valor de las realidades espirituales.

En estos casos la energía puede fluir hacia los centros de fuerza, pero como no hay una inteligencia que la dirija quedará sin control, por eso tenemos esos tristes casos de que está sembrado el camino del esfuerzo esotérico, que han desacreditado el trabajo de la Logia -casos de personalidades sobrestimadas, devotos supersticiosos, crédulos seguidores de los dirigentes, desequilibrados idealistas, fanáticos y esas mentes retorcidas que se arrogan poderes que no les pertenecen-. Los hombres y mujeres son arrastrados por el astralismo y vagan en el valle de la ilusión, considerándose distintos de los demás, situándose en un pedestal y por encima de la humanidad común. Así caen conscientemente en el pecado de la separatividad. Agréguese a lo anterior los casos de perversión sexual, [i194] producidos por el superestímulo del centro sacro, los casos de neurosis, supersensibilidad, emocionalismo, ocasionados por la vitalización prematura del centro plexo solar y, por último, los casos de locura, producidos por el excesivo estímulo de las células cerebrales, debido a la práctica ignorante de la meditación; según lo expuesto se hace cada vez más clara la razón por la cual se considera necesario actuar con lentitud y desarrollar los procesos mentales a la par de la naturaleza espiritual.

El estudiante común empieza sabiendo que posee centros y anhela la pureza de carácter. Quienes saben le aseguran que, a medida que se esfuerce, medita, estudia y sirve, se producirán en él ciertos cambios internos y surgirá, desde las profundidades de su ser, un despertar dinámico; se le dice que, después, le seguirá una exhalación, vibración y vitalización, que harán destacar su vida subjetiva espiritual. Esta vida subjetiva se expresa como energía espiritual mediante el cuerpo de energía o cuerpo vital; la energía así expresada cambiará el enfoque e interés de su vida y producirá un efecto dinámico y magnético que atraerá y elevará a la humanidad. Esta energía es de naturaleza séptuple y utiliza, como agentes, siete puntos focales en el cuerpo etérico.

No es posible para el aspirante, en las primeras etapas del sendero del discipulado, trabajar con los siete tipos de energía en forma inteligente y utilizarlos. Para los propósitos de entrenamiento se acentúan solo tres de ellos, que son:

1. La energía de la voluntad, fuerza o poder, a través del centro coronario, energía del ser humano espiritual, proveniente directamente de la mónada, por conducto del alma. Sin embargo, hasta la tercera iniciación el discípulo necesita comprender únicamente que el aspecto voluntad del alma debería controlar la personalidad vía el cuerpo [i195] mental, hasta el centro coronario. Cuando esto sucede, el loto de mil pétalos comienza a funcionar. La línea de esta corriente de fuerza es:

Mónada

Atma. Voluntad espiritual.

El círculo interno de pétalos en el loto egoico,

los pétalos de la voluntad.

El cuerpo mental.

El centro coronario en el cuerpo etérico.

El sistema nervioso y el cerebro.

2. La energía de amor sabiduría, a través del centro cardíaco. Cuando este centro se despierta, conduce a esa expansión de conciencia que inicia a la persona en su vida grupal. Pierde la sensación de separatividad y, finalmente, emerge a la plena luz de la comprensión -comprensión de la unidad con su propio Dios inmanente, con toda la humanidad, con las almas de todas las formas de la naturaleza y así también con la superalma-. Esta corriente de fuerza proviene también de la mónada, por intermedio del alma, y su línea es:

Mónada

Budi. Amor espiritual. Intuición.

El segundo círculo de pétalos en el loto egoico, los pétalos del amor.

El cuerpo astral.

El centro cardíaco.

La corriente sanguínea.

En el ser humano poco evolucionado, esta corriente de fuerza pasa a través del centro cardíaco directamente al plexo solar, y utiliza sus dos aspectos de vida vital y cualidad del alma; uno energizando la corriente sanguínea y el otro despertando el centro plexo solar. Entonces se convierte en el factor dominante en la vida energética del ser humano y en la fuerza por la cual se expresa su naturaleza de deseo, hasta el momento en que el aspirante logra [i196] la necesaria transmutación y reorientación de su naturaleza emocional y de deseo. Luego, el corazón despierta y entra en actividad, y la vida del centro plexo solar se subordina a la del corazón. Esto se logra desarrollando interés por las cosas grupales, cultivando la inclusividad, y perdiendo constante interés por la personalidad y las cosas separativas y egoístas.

3. La energía de la inteligencia activa o energía que anima al aspecto forma, creando formas de acuerdo a los propósitos subjetivos de la inteligencia que la preside -Dios o ser humano, divino o humano-. Esto también procede del tercer aspecto de la mónada, siendo la línea de contacto:

Mónada

Manas. Inteligencia espiritual. Mente superior.

La tercera hilera o externa de pétalos del loto egoico, los pétalos del conocimiento.

El cuerpo etérico en su totalidad, penetrando en el cuerpo físico denso.

El centro laríngeo.

Las células del cuerpo.

En el ser humano poco evolucionado, como en el caso del segundo aspecto y su desarrollo, la energía pasa simplemente por el centro laríngeo y va directamente al centro sacro, poniendo así en actividad los procesos generadores y las facultades creadoras, utilizados en la tarea reproductora y en la vida sexual de la raza.

Este es un delineamiento amplio y general de las tres corrientes principales de fuerza o energía divina y su dirección.

No consideraremos aquí la relación existente entre el centro coronario y la base de la columna vertebral, donde yace el fuego latente, ni tampoco trataremos la función del centro plexo solar como centro de distribución de las energías inferiores. [i197] Ansío que los estudiantes comprendan simplemente la idea general y la estructura de la enseñanza.

Todo ser humano encuentra con el tiempo su camino de regreso al Sendero de Retorno, hacia uno de los tres rayos mayores. Todos tienen que expresar finalmente la facultad creadora inteligente, estar animados por el amor divino y poner en función activa la Voluntad, a medida que expresa el propósito y el plan divinos.

El primer centro que el aspirante trata conscientemente de energizar es el cardíaco, y en él se concentra durante las primeras etapas del noviciado. Debe aprender a ser consciente del grupo, sensible a los ideales del mismo e incluyente en sus planes y conceptos; tiene que aprender a amar en forma pura y general; no debe ser impelido por la atracción de la personalidad ni por el móvil de la recompensa. Hasta no producirse este despertar en el corazón, no se le puede confiar el manejo de los poderes creadores del centro laríngeo, porque estarían subordinados al auto-engrandecimiento y a ambiciones de distintos tipos.

Se ha de observar que ninguno de estos desenvolvimientos pueden encararse desde el punto de vista de la plena pasividad estática, ni desde el ángulo de una empresa completamente nueva. Estamos en proceso de evolución. Ciertos aspectos de nuestros centros de fuerza ya están despiertos y actúan en relación con el aspecto forma, pero aún no expresan las cualidades del alma. Tenemos, detrás de nosotros, un pasado largo y fructífero. Ninguno de nosotros es absolutamente egoísta o separatista. La sociedad humana es ahora cohesiva e interdependiente. Toda la humanidad ya ha hecho mucho para poner en actividad parcial el centro cardíaco, y despertar algunos de los aspectos más importantes del centro laríngeo.

En la actualidad, el problema de muchos aspirantes radica en el plexo solar, porque se ha abierto de par en par, funciona en forma activa y está casi totalmente despierto. El trabajo de transmutación continúa, sin embargo, simultáneamente y trae, como es [i198] de imaginar, grandes dificultades y condiciones caóticas. El centro cardíaco también empieza a vibrar, pero todavía no ha despertado; el centro laríngeo, con frecuencia, se despierta prematuramente por la transferencia de energía desde el centro sacro. Ello se debe a varias causas -a veces a un propósito e intención espirituales-, pero muy a menudo a la abstención de la vida sexual normal, debido a factores económicos o a la falta de vitalidad física que predispone al celibato. Esta falta de fuerza vital se debe, a su vez, a muchos factores, pero principalmente a una larga herencia, que produce degeneración del cuerpo físico, o al celibato obligado en vidas anteriores; esto es, con harta frecuencia, el resultado de una vida monástica y mística. Cuando este despertar creador encuentra expresión en cualquiera de las artes -literatura, pintura, música- o en la organización grupal y trabajo administrativo, no produce ningún daño, porque la energía encuentra una salida creadora normal. Estos puntos deben ser recordados por el aspirante, pues enfrenta un problema muy complejo; entra ciegamente en una situación, resultado de un largo proceso evolutivo, sobre la cual no tiene la clave. Esto sucede especialmente en las primeras etapas y antes de la primera iniciación, porque ignora la historia del pasado y no tiene previsión alguna respecto al futuro. Debe utilizar su equipo y su oportunidad y hacer lo que puede, guiado por las antiguas reglas de Raja Yoga y por la luz de su propia alma.

A medida que van despertando el centro cardíaco y el laríngeo, se inicia el trabajo creador, se establece una relación definida y una interacción de energía entre ambos. Esta actividad a su vez produce respuesta de ese aspecto del loto de mil pétalos (loto sintético) a través del cual pasa normalmente la energía que anima los centros cardíaco y laríngeo. Tal interacción y [i199] actividad responsiva produce dos resultados, que deben ser cuidadosamente observados:

Primero, aparece la luz en la cabeza. Un chispazo, si puedo expresarlo así, se establece entre la influyente energía superior positiva, cuando se centraliza en forma de loto de mil pétalos y la creciente vibración de los lotos o centros, cardíaco y laríngeo. Estos dos centros a su vez responden a las energías que ascienden desde los centros inferiores situados abajo del diafragma.

Segundo, el centro ajna también empieza a hacer sentir su presencia, y este significativo loto de dos pétalos comienza a vibrar. Simboliza el trabajo de unificación del alma y el cuerpo, lo subjetivo y lo objetivo. En algunos libros ocultistas se lo llama el loto de los noventa y seis pétalos, pero es solo una diferenciación de las energías enfocadas en los dos pétalos. Se observará que el total de los pétalos de fuerza en los centros (excluyendo los dos de la cabeza) suman cuarenta y ocho. Estas energías, en sus dos aspectos de energía física vital y cualidad del alma, constituyen los noventa y seis aspectos o vibraciones, de los dos pétalos del ajna o centro entre las cejas. Debe recordarse también que la palabra “pétalo” solo simboliza una expresión de fuerza y su efecto aparente en la materia.

Los cinco centros, con sus cuarenta y ocho pétalos, se sintetizan en el loto de dos pétalos; tenemos así cuarenta y ocho más dos, igual a cincuenta, el número de la personalidad perfecta, porque cinco es el número del ser humano y diez es el de la perfección. Si a la suma total de los cuarenta y ocho pétalos de los cinco centros, se agrega simbólicamente los noventa y seis pétalos del centro entre las cejas, tendremos el número ciento cuarenta y cuatro. Este número significa el trabajo completo de las doce Jerarquías creadoras, doce veces doce, y la unión del alma subjetiva con el [i200] cuerpo objetivo, en perfecta unión y unificación. Esta es la culminación. A esta cifra, ciento cuarenta y cuatro, agréguese la del número mil (la cantidad de pétalos en el loto del centro coronario) y tendremos el número de los que han sido salvados en el Libro de las Revelaciones, los ciento cuarenta y cuatro mil que pueden permanecer ante Dios, porque los tres últimos guarismos indican la personalidad. Cuando el ser humano haya concluido en sí mismo la gran tarea, y perciba el número ciento cuarenta y cuatro mil como simbolizando su etapa de realización, entonces puede permanecer ante Dios -ahora no solo permanece ante el Ángel de la Presencia, sino ante la Presencia Misma-.