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LA FUNDACIÓN DE LA JERARQUÍA

LA FUNDACIÓN DE LA JERARQUÍA

Las diversas energías que actúan sobre el ser humano y producen su desenvolvimiento, constituyen su campo de experiencia. Estas dos palabras -desenvolvimiento y experiencia- debieran estar siempre vinculadas, porque de una deriva la otra. Mientras persiste el sometimiento a la experiencia en el mundo de la forma, tiene lugar un desenvolvimiento paralelo de la consciencia. Debido a que dicho desenvolvimiento origina constantes cambios de comprensión y la consiguiente y constante reorientación hacia un nuevo estado de consciencia, conduce necesariamente a nuevas experiencias -experiencias de nuevos fenómenos, nuevos estados del ser y condiciones dimensionales hasta ahora desconocidas-. De ahí la frecuente reacción del discípulo al hecho de que no hay aún para él un lugar de paz. La paz fue el objetivo del aspirante atlante. La realización es el objetivo del discípulo ario, el cual nunca puede permanecer estático ni descansar; constantemente se ajusta a nuevas condiciones; continuamente aprende a actuar en ellas, y luego encuentra que desaparecen para dar lugar a nuevas. Esto continúa hasta establecer la consciencia en el Yo, en el Uno. Entonces el iniciado [i375] se conoce a sí mismo como la Unidad observadora, y vigila el fenómeno fantasmagórico de la Vida .

Pasa de una sensación de unidad a una de dualidad, y de ahí nuevamente a una unidad más elevada. Primeramente, el Yo se identifica con el aspecto forma, a tal punto que desaparece toda dualidad en la ilusión de que el yo es la forma. Tenemos entonces la forma, constituyendo aparentemente todo lo que existe. A esto le sigue la etapa en que el yo, que internamente mora, empieza a ser

consciente de sí mismo como también de la forma; entonces, hablamos en términos del yo superior y el yo inferior, del yo y sus envolturas, del yo y el no-yo. Esta es la etapa dual del aspirante y del discípulo, hasta el momento de entrenarse para la tercera iniciación. Comienza con el conocimiento de que es una entidad espiritual confinada en una forma. Su consciencia, durante un largo período de tiempo, es predominantemente la de la forma. Gradualmente va cambiando -tan paulatinamente que el aspirante aprende la lección de resistencia (hasta el punto de soportar el no-yo), y llega una vida equilibrada en que ninguno de los dos predomina-. Esto produce en el ser un estado de aparente negatividad e inercia, que puede perdurar durante una vida o dos, donde parece que poco realiza en un sentido u otro, pero para el trabajador es una indicación valiosa en su trato con las personas. Luego, cambia el punto de equilibrio y, desde el ángulo de su influencia, el alma parece dominar, y todo el aspecto de la consciencia comienza a trasladarse al más elevado de los dos aspectos. Sin embargo, persiste aún la dualidad, porque el individuo se identifica unas veces con el alma y otras con su naturaleza forma; en esta etapa se encuentra ahora la mayoría de los discípulos más sinceros. No obstante es “absorbido” poco a poco en el alma, y entra así en relación con todos los aspectos del alma en todas las formas, hasta que un día se da cuenta de que solo existe el alma, entonces sobreviene el estado superior de unidad.

[i376] Estos puntos deben ser considerados por ser de valor, pues existen escuelas de pensamiento (como la Vedanta y otros grupos de pensadores místicos) que subrayan el aspecto vida y parecen negar la dualidad. Otras escuelas (como la Teosófica, a pesar de negarlo) enseñan la verdad del yo y del no-yo, por eso puede interpretarse en términos de dualidad. Ambas son correctas y se necesitan recíprocamente. Debe recordarse que, en el proceso de la manifestación, trabajamos, a través de la dualidad, de una unidad relativa a otra, de la siguiente manera:

La unidad de la forma, en que el yo se identifica aparentemente con la forma, y es absorbido en la vida de la forma.

La dualidad, que se traslada y fluctúa entre el yo y la forma, enfocando la consciencia en uno y a veces en otro.

La unidad del alma, donde parece no existir nada más que el alma, y solo el ser se registra en la consciencia.

Como se verá, ambas escuelas tienen razón, y el concepto dualista es un paso en el camino de la unión esencial con la Vida Una.

Debe recordarse que, así como para el aspirante o probacionista, el campo de batalla (el kurukshetra) es el plano astral, el plano mental es el campo de batalla para el discípulo. Allí está su kurukshetra. El aspirante debe aprender a controlar su naturaleza psíquica emocional por el correcto control de la mente, y Krishna trata de subrayarlo cuando entrena a Arjuna para dar el siguiente paso hacia la correcta visión. El discípulo debe llevar adelante esta atención mental y, mediante el uso correcto de la mente, lograr una comprensión más elevada, poniendo en actividad un factor aún más elevado, el de la intuición.

[i377] El aspirante repite en sí mismo el desenvolvimiento racial y desempeña nuevamente el drama racial. Para comprender esto hay que captar ciertos hechos, respecto a ese drama y al trabajo de la Jerarquía, y los enumeraré a continuación:

1. El movimiento de divulgación de la Doctrina Secreta tiene dieciocho millones de años.

2. Únicamente cuatro de los Divulgadores originales permanecen aún con nosotros. La tarea (impulsora y controladora) está ahora en manos de tres grupos de vidas, si puedo expresarlo así:

a. Aquellos de nuestra humanidad terrestre que se han capacitado para servir.

b. Ciertas existencias que han venido de otros esquemas planetarios a nuestro esquema terráqueo.

c. Un gran número de devas de evolución superhumana.

Forman, en conjunto, la Jerarquía oculta del planeta; trabajan en tres divisiones principales y en siete grupos, descritos en muchos libros teosóficos y resumidos en el libro Iniciación Humana y Solar.

3. En las etapas primitivas, esta Jerarquía era conocida por diversos nombres, entre otros se la denominaba el Templo de Ibez.

4. Consideraremos la fundación del Templo de Ibez. Para hacerlo será necesario tener en cuenta el período del advenimiento a la Tierra de la Hermandad Blanca, y el problema inmediato ante Ella; esto involucrará el reconocimiento de ciertos hechos que nunca fueron adecuadamente considerados. Es un hecho reconocido en esoterismo que el advenimiento de la Jerarquía oculta fue para la humanidad de nuestra Tierra un acontecimiento épico, y produjo dos cosas:

La cristalización definida de esa alma grupal denominada hoy cuarto reino o humano.

[i378] El despertar de la mente o manas, en el homo-animal, en forma triple:

a. Por la encarnación directa de ciertos miembros de la Hermandad Blanca, que trajeron así los factores nuevos y necesarios, trasmitiéndolos a sus hijos.

b. Por la implantación definida de lo que se llama en las Escrituras Esotéricas “la chispa de la mente” en el homo-animal. Esto es simplemente una forma pictórica de representar la creación -por un acto directo- de la necesaria unidad de la mente o mecanismo mental del pensamiento, dentro del cuerpo causal o espiritual.

c. Por el estímulo gradual de la facultad mental del homo animal y la continua vitalización del germen latente de la mente, hasta que floreció como mente manifestada.

Esto abarcó un vasto período de tiempo, y aunque la Hermandad estableció su sede en Shamballa y dirigió sus actividades desde allí, fue necesario, durante la primera subraza de la Raza Raíz Atlante, realizar ciertos esfuerzos para que la evolución de la raza prosiguiera de acuerdo al plan. Los estudiantes de estos misterios deben recordar que, si bien se habla de Shamballa como que existe en materia física y ocupa una localidad definida en el espacio, la materia física a que se refiere es etérica; el Señor del Mundo y sus ayudantes de los grados superiores, ocupan cuerpos formados de materia etérica.

5. Hace alrededor de diecisiete millones de años (el advenimiento de la Jerarquía y la fundación de Shamballa tuvo lugar hace dieciocho millones y medio de años) se decidió tener, en el plano físico denso, una organización y sede de los misterios, y un grupo de Adeptos y Chohanes que actuarían en cuerpos físicos densos, y así satisfarían la necesidad de la humanidad que rápidamente estaba despertando. [i379]

6. El primer puesto de avanzada para la Fraternidad de Shamballa fue el templo original de Ibez, situado en el centro de Sudamérica, y una de sus ramas, en un período muy posterior, se encontraba en las antiguas instituciones mayas y en la adoración fundamental del Sol, como fuente de vida en los corazones de todos los seres humanos. Una segunda rama se estableció posteriormente en Asia, y de esta rama, los adeptos del Himalaya y del sur de la India son los representantes, aunque el trabajo ha cambiado materialmente. En el futuro se harán descubrimientos que revelarán la realidad del antiguo tipo de trabajo jerárquico; antiguos archivos y monumentos serán revelados, algunos a flor de tierra y muchos en refugios subterráneos. A medida que se exploran los misterios del Asia Central, en las tierras que se extienden desde Caldea a Babilonia, a través del Turquestán hasta

Manchuria incluyendo el desierto de Gobi, está proyectado revelar gran parte de la primitiva historia de los trabajadores de Ibez. Podrá observarse que la palabra Ibez es literalmente una especie de sigla que vela el verdadero nombre del Logos planetario de la Tierra, uno de cuyos principios se está manifestando en Sanat Kumara, convirtiéndolo así en una encarnación directa del Logos planetario y en una expresión de su divina consciencia. Estas cuatro letras son las iniciales de los verdaderos nombres de los cuatro Avatares de los cuatro globos de nuestra cadena terrestre, donde encarnaron cuatro de los principios divinos. Las letras IBEZ no son las verdaderas letras en idioma Sensar, si es posible usar expresión tan inexacta de un idioma ideográfico, sino que son sencillamente una deformación europeizada. El verdadero significado solo se imparte en la cuarta iniciación, cuando es revelada la naturaleza del Logos planetario y se hace un contacto definido con Sus cuatro Avatares por medio del trabajo mediador directo de Sanat Kumara.

7. Diré algo respecto al trabajo de los adeptos de Ibez y sus misterios; es necesario señalar [i380] que toda la tendencia de su trabajo fue de una manera diferente y necesariamente así, a la de los adeptos de esta época. Su objetivo era estimular el misticismo y el Reino de Dios en el átomo humano. La naturaleza de su trabajo es sumamente difícil para la comprensión del ser humano común de hoy, debido a sus diversos estados de consciencia. Los adeptos de Ibez tuvieron que tratar con una humanidad que estaba en su infancia, cuya polarización era extremadamente inestable y su coordinación muy imperfecta. Había muy poca mentalidad, y los seres humanos eran casi totalmente astrales, funcionando en el plano astral aún más conscientemente que en el físico, y parte de la tarea de estos adeptos primitivos, que trabajaban bajo las instrucciones de Shamballa, fue desarrollar los centros de energía de la unidad humana, estimular el cerebro y hacerlo plenamente autoconsciente en el plano físico. Su objetivo fue lograr la comprensión del reino de Dios interno, y (en el entrenamiento de Sus discípulos) se le dio poca importancia al hecho de alcanzar el conocimiento de Dios en la naturaleza y en otras unidades. En esos días fue necesario emplear métodos más definidamente físicos que los permitidos hoy, empleándose estos métodos de estímulo físico y enseñándose las leyes de energía, tal como actúa a través de los distintos centros, hasta el momento en que se efectuó otro gran cambio en los métodos jerárquicos; entonces, se cerró la puerta entre el reino animal y el humano y se abrió el portal de la iniciación. También se consideró, en esa época, que el ser humano estaba suficientemente autocentrado e individualizado como para permitir un cambio drástico en el método y en la práctica. Todo esto tomó un vasto período de tiempo, habiéndonos llegado los resabios de las primitivas prácticas del Templo en las degradadas enseñanzas fálicas, en la magia tántrica y en las prácticas de Hatha Yoga. A la infantil humanidad lemuriana y a los primitivos atlantes, hubo que enseñarles [i381] estas prácticas utilizando símbolos y métodos que hoy nos parecerían burdos, imposibles y de tal índole, que la raza debería haberlos trascendido hace millones de años.

8. En el momento de abrir el portal de la iniciación, hace varios millones de años, la Logia decidió dos cosas:

Que la individualización debía cesar hasta que el ser humano coordinara no solo los cuerpos físico y astral y pensara conscientemente por sí mismo, sino hasta que trascendiera también el físico y el astral. Cuando llegue a ser consciente del grupo, entonces se abrirá nuevamente el portal al reino de la autoconciencia.

Que el sendero del misticismo debía conducir oportunamente al sendero oculto; que debían formularse planes para impartir las enseñanzas, y que era necesario organizar los misterios que revelarían la naturaleza de Dios en todo lo que se ve, y no únicamente en el individuo. Al ser humano había que enseñarle que, como individuo, constituye parte de un todo mayor y que sus intereses deben subordinarse a los del grupo. Las enseñanzas fueron reorganizadas lentamente, y el plan de estudios ampliado; paulatinamente la gente se fue capacitando y se desarrollaron los misterios, hasta que llegamos a las maravillosas Escuelas de los Misterios de Caldea, Egipto, Grecia y muchas otras.

9. Tres cosas podrán mencionarse:

a. El punto de evolución, relativamente inferior, de muchos seres humanos y su natural polarización física.

b. El trabajo de los adeptos negros y de quienes siguen el sendero de la izquierda. Cuando los adeptos de Ibez (también con instrucciones de los Maestros de Shamballa) empezaron a recluirse en los Templos, siendo así los misterios más difíciles de alcanzar, y a trabajar contra los abusos y las deformaciones, muchos de los que habían sido hasta entonces sus seguidores más íntimos, poseedores de

gran poder y conocimientos, lucharon contra ellos, y ahí tenemos una de las causas de la aparición de la [i382] magia blanca y de la negra, y una de las razones que hizo considerar necesarias las aguas purificadoras del diluvio.

c. Las poderosas formas mentales construidas en los primitivos misterios de Ibez, las cuales (especialmente en América) aún no han sido destruidas. Este gigantesco “Morador en el Umbral” de todos los verdaderos Misterios, tiene que ser destruido antes de que el aspirante pueda seguir su camino.

10. El trabajo realizado por los adeptos de Ibez y los misterios de su templo, aún persisten y lo están llevando a cabo los maestros y adeptos encarnados físicamente en todas partes del mundo. Enseñan el significado de la psique, el ego o alma, y de la unidad humana, para que el ser humano pueda en realidad ser lo que es: un Dios que camina sobre la tierra, cuya naturaleza inferior (física, astral y mental) está completamente controlada por el alma o aspecto amor, no solo teóricamente sino de hecho y en verdad.

Cuando esto suceda, el cuerpo físico ya no ejercerá atracción para el ser humano real, la naturaleza emotiva y el cuerpo de deseos ya no lo desviarán, tampoco la mente excluirá lo verdadero y espiritual, sino que ese Dios utilizará los tres cuerpos como vehículos para servir a la raza. Entonces, el reino humano será trascendido y el ser humano pasará al reino espiritual, donde recibirá otras lecciones, así como la humanidad infantil, cuando salió del reino animal, fue entrenada por los instructores de Ibez y se le enseñó sus funciones y su trabajo.En los días atlantes, la meta que la Jerarquía de Maestros se fijó para Sí Misma fue el despertar en el ser humano la naturaleza del amor, como paso hacia el despertar del centro cardíaco. Para efectuarlo, los Maestros de esa época se enfocaron (deliberada e intencionalmente) en el centro cardíaco y eligieron trabajar totalmente a través de dicho centro, subordinando su equipo mental y [i383] las energías mentales que podían utilizar a la necesidad del momento. Mantuvieron pasiva su fuerza mental al entrenar a los iniciados, hasta llegado el momento de la tercera iniciación. En nuestra raza, la condición es a la inversa. La Jerarquía trabaja completamente en niveles mentales, aunque basa todo esfuerzo sobre realizaciones pasadas, en conexión con el centro cardíaco. Por lo tanto, hasta la tercera iniciación, los discípulos deben tratar de trabajar totalmente con energía mental, a fin de controlarla, dominarla y emplearla. Su tentativa está entonces concentrada en transmitir (desde niveles egoicos) el aspecto voluntad del alma. Dicha voluntad debe imponerse a la personalidad hasta llegar a ser esta el autómata del alma. De este modo controla la intuición, y las energías del plano intuitivo o búdico empiezan a hacer su impacto sobre la naturaleza forma, la personalidad. Previo a este período de control intuitivo, pasan muchas vidas donde la intuición comienza a desempeñar su parte y el estudiante a aprender el significado de la iluminación. Sin embargo, hasta después de la tercera iniciación, el factor dominante es la mente iluminada y no la pura percepción intuitiva o razón pura. Después de esta gran iniciación, que marca una transición definitiva de la consciencia forma, el iniciado puede actuar a voluntad en el plano de la intuición, y la mente es constantemente relegada a segundo plano, hasta constituir parte del mecanismo instintivo -parte integrante de la naturaleza subconsciente instintiva, como lo es la naturaleza instintiva que el psicólogo materialista tanto acentúa-. La percepción intuitiva, la visión pura, el conocimiento directo y la capacidad de utilizar las energías no diferenciadas de la Mente Universal, son las principales características de los adeptos arios. Empleo las palabras “no diferenciadas” en el sentido de estar liberadas de la multiplicidad; se encontrará que ciertas distinciones esenciales subsisten aún. La voluntad del alma, respecto a esa alma que ocupa [i384] su lugar en uno de los siete rayos, es reemplazada por la voluntad del Todo.

Estas palabras significan muy poco, o a lo sumo solo tienen una significación teórica para los estudiantes de este grupo. Cuando digo que la voluntad transmitida por medio de la mente controlada está encarnada en siete tipos de energía, para los cuales existen los correspondientes tipos humanos, sin duda dirán que está claro y no es muy difícil de captar. Pero, ¿lo comprenden realmente? ¡Siete tipos de energía y siete tipos de mentalidades que responden y dependen de los siete tipos de rayo! En esta afirmación observamos las diferenciaciones del aspecto alma, tal como lo capta la mente. Estas son las siete diferenciaciones que reemplazan a las múltiples diferencias dentro de las cuales se clasifica la forma. No obstante, son distinciones y diferenciaciones, y mantienen su aferramiento sobre el ser humano hasta la tercera iniciación. Es impulsado por ellas a ciertas actividades principales y tendencias de la vida, de acuerdo a su rayo específico. Estas son distinciones mentales. Todas las almas en el plano mental adoptan las formas de los Ángeles solares, de los divinos hijos de la mente. Por eso tenemos esos agrupamientos, y de ahí el enfoque de las energías a través de las cuales se realiza el Plan de las edades, a través de sus siete sectores principales.

En una etapa posterior, cuando se efectúen ciertas grandes transiciones de consciencia y se pierda el aferramiento a la forma, aun estas divisiones desaparecerán y se percibirá el plan como un todo, se conocerá la Vida en su unicidad esencial, y el vocablo mónada empezará a tener alguna verdadera significación.

Los estudiantes deben recordar siempre que todas las distinciones y categorías son producciones mentales debidas a las modificaciones del principio pensante y al control de la forma por la energía mental. Como el Pensador central del Universo actúa mediante el poder del [i385] pensamiento, el problema de superar estas distinciones y diferenciaciones es casi imposible, hasta que el aspirante quede bajo el completo control del segundo aspecto de la divinidad y ya no lo domine el tercer aspecto o materia. Pero hasta la tercera iniciación, incluso el segundo aspecto (el del amor) implica dualidad, porque es inherente al amor mismo. Aun allí, siempre existe el que ama y lo amado, el que desea y lo deseado, el que busca y lo buscado. Solo cuando el primer aspecto, el de la vida energizadora (que arrastra todas las formas y dualidades a una gran síntesis), sea percibido en la tercera iniciación, las palabras que he dictado impartirán algún significado o conocimiento práctico.

Simplificaremos las cosas, si es posible, con tres exposiciones claras, resumiendo el trabajo que realiza el discípulo mientras lucha con las energías del mundo mental y las domina:

1. El trabajo en el plano mental produce la comprensión de la dualidad. El discípulo trata de combinar y mezclar conscientemente el alma y su vehículo. Procura fusionarlos en una unidad. Aspira a comprender que, aquí y ahora, son UNO. La unificación del yo y del no-yo es su objetivo. Da el primer paso, en este sentido, cuando deja de identificarse con la forma, y reconoce (durante este período de transición) que es una dualidad.

2. Cuando la mente es empleada correctamente, llega entonces a registrar dos tipos de energía, o dos aspectos de la manifestación de la Vida una. Registra e interpreta el mundo de fenómenos; registra e interpreta el mundo de las almas; es sensible a los tres mundos de la evolución humana, y se hace sensible también al reino del alma. Es el gran principio mediador en ese intervalo de reconocimiento dual.

3. Más tarde, se fusionan y unifican en tal forma el alma y su instrumento, que desaparece la dualidad, y el alma reconoce [i386] ser todo lo que es, lo que ha sido y lo que será.

Hay un curioso y antiguo cántico atlante en desuso, que en esos remotos tiempos era entonado por el iniciado al recibir la tercera iniciación –iniciación culminante de ese período-. La traducción de los símbolos en que fue escrito exige la pérdida de ritmo y poder, y dice:

“Estoy entre los Cielos y la Tierra. Visualizo a Dios, veo las formas que Dios adoptó. Odio a ambos. Nada significan para mí, porque a uno no lo puedo alcanzar, y al inferior de los dos, ya no lo amo.

“Estoy atormentado. Al espacio y su Vida no los puedo conocer, y por eso no los deseo. Conozco demasiado el tiempo y sus millares de formas. Pendiente estoy, suspendido entre ambos, sin anhelar el uno ni el otro.

“Dios habla desde su elevado Cielo. Se produce un cambio. Oigo con atento oído y, escuchando, vuelvo la cabeza. Aquello que se visualiza y aunque visualizado no lo puedo alcanzar, está más cerca de mi corazón. Los antiguos anhelos retornan nuevamente y, sin embargo, se extinguen. Las viejas cadenas se rompen con estruendo. Me precipito hacia adelante.

“Millares de voces hablan y detienen mi camino. El estruendo de los sonidos de la Tierra excluye la voz de Dios. Doy la espalda a mi sendero de progreso, y visualizo nuevamente los placeres terrenales, carnales y paternales, disfrutados durante largo tiempo. Pierdo la visión de todo lo eterno. La voz de Dios desaparece.

“Estoy nuevamente atormentado, pero solo por breve tiempo. Hacia atrás y hacia adelante se desliza mi pequeño yo, así como el ave se remonta al cielo y vuelve a posarse en el árbol. Pero Dios, en su elevado lugar, sobrevive a la avecilla. Así sé que Dios será el vencedor, y más tarde mantendrá esclavizados a mí y a mi mente.

“Escuchen el jubiloso himno de alegría que entono; el trabajo está terminado. Ya no oigo más los llamados de la tierra, salvo aquella vocecilla de todas las almas ocultas dentro de las formas externas, pues son como yo, y con ellas estoy unificado.

“La voz de Dios resuena clara y, en sus tonos y subtonos, las vocecillas de las insignificantes formas disminuyen y se desvanecen. Moro dentro de un mundo de unidad. Sé que todas las almas son una.

“Soy elevado por la Vida universal y en mi trayectoria por el [i387] camino progresivo -el camino de Dios- veo desaparecer todas las energías inferiores. Soy el Uno, Yo, Dios. Soy la forma en que se mezclan todas ellas. Soy el alma en la cual todas las almas se fusionan. Soy la Vida, y en esa Vida, todas las diminutas vidas permanecen”.

Estas palabras entonadas en las antiguas fórmulas y con notas peculiares y seleccionadas, eran sumamente poderosas y producían resultados definidos en ciertas ceremonias antiguas que han desaparecido hace mucho.

A las tres breves afirmaciones anteriores podríamos agregar una cuarta, y es:

4. Cuando la sustancia mental o chitta, se lleva a la actividad por las ideas abstractas (los pensamientos encarnados de la mente divina, transportando la energía de su creador y, por lo tanto, la causa de efectos fenoménicos en los tres mundos), y cuando a esto se le agrega la comprensión divina y la captación sintética de la voluntad y el propósito de Dios, entonces se unifican los tres aspectos de la mente, que ya fueron tratados con anterioridad y se denominan:

  1. Sustancia mental o chitta.
  2. Mente abstracta.
  3. Intuición o razón pura.

Tienen que ser unificadas en la consciencia del aspirante. Cuando esto ocurre, el discípulo ha construido el puente (el antakarana) que une:

1. La tríada espiritual.

2. El cuerpo causal.

3. La personalidad.

Al efectuarse esto, el cuerpo egoico ha servido a su propósito, el Ángel solar ha realizado su trabajo y ya no es necesaria la forma para la existencia, según la comprendemos y utilizamos como medio de experiencia. El ser entra en la consciencia de la Mónada, el UNO. El cuerpo causal [i388] se desintegra; la personalidad se desvanece, y la ilusión termina. Esta es la consumación del Gran Trabajo, y otro Hijo de Dios ha entrado en el hogar del Padre. Probablemente salga de allí para ir al mundo de los fenómenos y trabajar con el Plan, pero no necesitará someterse a los procesos de la manifestación como lo hace la humanidad. Entonces puede construir su cuerpo de expresión para el trabajo, y trabajar con energías y a través de ellas, según lo exige el Plan. Analicen estas últimas palabras porque contienen la clave de la manifestación.

El estudio de las energías presentadas a nuestra atención, cuando estudiamos esta regla, nos lleva a la consideración de:

La energía de la Personalidad, que emana de:

a. El ser humano coordinado.

b. Seres humanos dominadores.

c. Grupos tales como:

1. La Jerarquía de Adeptos.

2. El Grupo de Místicos de la Nueva Era que se está integrando.

Esta consideración es importante, porque dicho grupo de místicos adquiere cada año mayor potencia.

Las Energías planetarias, que emanan de:

a. Los siete planetas.

b. La Tierra.

c. La Luna.

Solo pueden considerarse algunas cosas respecto a esta sección sobre energía y a la siguiente, porque constituyen una serie de Instrucciones para el aspirante y no un tratado sobre energía.

Energías solares, que emanan de:

a. El sol físico.

b. Fuentes cósmicas.

Al reflexionar sobre estas energías debe recordarse que llegan a través o, mejor dicho, [i389] constituyen los cuerpos de ciertas vidas denominadas devas, en sus grupos mayores y menores y, por lo tanto, trabajamos continuamente dentro de los cuerpos de las vidas, influenciándolas. A quienes han estudiado Tratado sobre Fuego Cósmico les será de valor tener en cuenta los siguientes datos informativos:

1. Los tipos inferiores de devas o constructores, en el sendero evolutivo, son los de color violeta; les siguen los de color verde, finalmente los devas blancos. Todos dominados por un cuarto grupo especial. Controlan los procesos exotéricos de la existencia en el plano físico.

2. No debe olvidarse, sin embargo, que en una escala inferior de la evolución, existen otros grupos de vidas erróneamente llamados devas, que trabajan en obediencia a la ley, controlados por entidades superiores. Hay, por ejemplo, formas más densas de vida gaseosa, denominadas frecuentemente salamandras, los elementales del fuego, controlados directamente por el Señor Agni, el señor del plano mental, y el elemento fuego, en esta era mental, se va introduciendo en el mecanismo de la vida como no había sucedido hasta ahora. Si se eliminaran los productos controlados por el calor, nuestra civilización se detendría; llegarían a paralizarse todos los medios de transporte y los sistemas de alumbrado, y se inutilizarían todas las industrias. Fundamentalmente estas vidas ígneas se encuentran también en todo lo que arde, en el calor que sustenta a toda forma de vida en la tierra y produce el florecimiento de todas las cosas vivientes.

3. De acuerdo a la Ley de Correspondencias, el plano mental tiene su analogía en el tercer subplano del plano físico, en el cual está entrando ahora la ciencia. Lo que denominamos civilización científica constituye para la mente la principal expresión en el mundo material.

4. Agni rige en el plano mental y análogamente en el tercer subplano de los planos etéricos. [i390] Es el Señor del quinto plano o mental, contando de arriba abajo, si debemos emplear estos términos como simbolismos. Durante este ciclo mundial, predomina la influencia de Agni, aunque Indra, el Señor del nivel búdico o intuitivo, ejerce un sutil control que continuamente se acrecienta. Toda la humanidad se esfuerza por alcanzar el cuarto plano de unión entre los tres planos superiores y los tres inferiores, pero el plano de la mente o del fuego es el más importante en la actualidad.

5. Sería conveniente recordar aquí que, así como en determinadas encarnaciones, los seres humanos están enfocados o polarizados en diferentes cuerpos -a veces en el astral y otras en el mental-, también en esta época podría deducirse que nuestro Logos planetario está enfocado en su cuerpo mental. Como se ha dicho, Él está esforzándose para recibir la cuarta iniciación cósmica, lo cual nos permite recibir la cuarta iniciación, pues nos lleva adelante consigo y, en nuestro nivel especial, obtenemos la realización como células de su cuerpo.

6. A medida que pasa el tiempo, Indra empezará a controlar, y se inaugurará la era del aire. A medida que se manifiesta el principio búdico y se alcanza la unificación, veremos que dicha era viene a la existencia. Puede verse una corroboración de esto en el gradual dominio del aire por los seres humanos. En sentido esotérico, todo en el futuro se tornará más liviano, sutilizado y etéreo. Elijo mis palabras cuidadosamente.

7. La frase “Nuestro Dios es un Fuego consumidor” se refiere principalmente a Agni, el factor controlador de esta era. Los devas del fuego desempeñarán una parte cada vez más importante en todos los procesos de la Tierra. A ellos está encomendado el trabajo de inaugurar la nueva era, el nuevo mundo, la nueva civilización y el nuevo continente. La última gran transición fue regida por Varuna.

8. Agni controla no solo los fuegos de la Tierra y rige el plano mental, sino que está definidamente asociado en [i391] la tarea de despertar el fuego sacro, el kundalini. Observen que la analogía es aplicable aquí. Gran parte de la quinta raza raíz, tal vez tres quintas partes, se halla cerca del sendero de probación, y con la llegada de la nueva era y el advenimiento de Cristo, a su debido tiempo y en su propio lugar (observen con cuánto cuidado expreso esto, pues las afirmaciones dogmáticas en términos de la mente concreta humana no son aconsejables), muchos podrán hacer el esfuerzo extra adecuado que implica recibir la primera iniciación mayor. Comenzarán a pasar del quinto plano al cuarto. El Señor del Fuego realizará su trabajo especial para este ciclo, despertando el fuego kundalini en un gran número de quienes ya están preparados. Esto se iniciará en este siglo y se llevará adelante activamente durante los próximos mil años.

Más adelante se les podrá enseñar -todo depende de la capacidad de cada uno- métodos de acercamiento a estas fuerzas dominadoras, pero ello llegará subjetivamente y no por medio del trabajo y las fórmulas mágicas. El logro de una elevada vibración producirá automáticamente las correctas condiciones y relaciones.

También puntualizaré nuevamente que no perderemos tiempo en complicaciones planetarias ni en la interacción de energías solares, sino que nos ocuparemos de las leyes del vivir práctico espiritual. Trato solo de presentar unas pocas ideas que se relacionan con la era venidera y que permitirán al ser humano avanzar hacia esa gloriosa herencia que le pertenece, y de la cual deben entrar en posesión inevitablemente, de acuerdo a la buena Ley y por la experiencia del renacimiento, a través del cual aprende a dominar y utilizar correctamente la forma.

Todas las formas, en sí, no son expresiones de la personalidad. Para que merezcan serlo deben estar presentes tres tipos de energía -tres tipos fusionados, mezclados y coordinados en un solo organismo funcionante-. Por lo tanto, una personalidad es una mezcla de energía mental, de energía emocional y de fuerza vital, y estas tres están disimuladas, ocultas [i392] o veladas (observen esta terminología) por un cascarón externo o forma de materia físico densa. Esta corteza externa es en sí una forma de energía negativa. El resultado de esta unión de tres energías, en forma objetiva, constituye la autoconciencia. Su fusión produce ese sentido de individualidad que justifica el empleo de la palabra “yo”, y relaciona todos los acontecimientos a un yo. Donde existe esta entidad central consciente que utiliza la mente, reacciona sensualmente por medio del cuerpo emocional y energetiza al físico denso (mediante el cuerpo vital), entonces tenemos una personalidad. Es la existencia autoconsciente . Es percibir la identificación en relación con otras identidades, y esto atañe tanto a Dios como al ser humano. No obstante, es un sentido de identificación que solo persiste durante el proceso creador y también mientras los aspectos materia y consciencia presentan la eterna dualidad de la naturaleza. Durante el desarrollo evolutivo no existe en las formas subhumanas, pero sí en el reino humano, aunque fusionado en las formas mayores y en las conciencias que llamamos superhumanas, pero negado por ellas.

La personalidad es ese estado de percepción que tiene su factor condicionador en la materia mental, y puede ser trascendido cuando dicha materia ya no controla. Como la mente individual es parte integrante de la Mente Universal, y como el principio mental es inherente a todas las formas, el sentido de individualidad y de propia percepción será eternamente posible. No obstante, en los estados superiores de consciencia, queda con el tiempo relegado a una posición subalterna. Por ejemplo, Dios puede estar eternamente consciente de esa realidad que constituye el yo, que rige todo el sistema y la interacción solar con otros sistemas, pero la consciencia de la divinidad y la percepción de la Deidad solar no se ocupan especialmente del yo. Este -como resultado de anteriores períodos y experiencias mundiales- se halla bajo el umbral de la consciencia divina y [i393] se ha convertido en parte tan integrante de la naturaleza instintiva cósmica como todos los atributos instintivos humanos. El enfoque de la Eterna atención (¡si se me permite tan inadecuada expresión donde las palabras son casi inútiles!) reside en niveles de consciencia distantes de nuestra captación, tan distantes de nuestra comprensión como la consciencia de un Maestro de Sabiduría lo está de una hormiga o de un ratón. Por lo tanto, es inútil insistir sobre esto. Debemos alcanzar la realización de la personalidad, registrar o percibir plenamente el yo inmanente; allí reside la utilización de esa personalidad y su eventual sacrificio en bien del grupo, con su consiguiente fusión del yo con el Yo uno y la fusión del alma individual (consciente y voluntariamente) con la superalma.

“Yo soy” es el clamor de todo ser humano; “Yo soy Ese” es el clamor de toda personalidad consciente de su yo, cuando utiliza su personalidad para expresar la voluntad de la entidad inmanente, la verdadera persona. “Yo soy Ese Yo soy” es el clamor del alma individual al perderse en el todo y alcanzar su unicidad con el alma o el yo de todas las cosas.

Las características del individuo que comienza a actuar como personalidad, podrían ser enumeradas brevemente; son simples, claras y preeminentemente egoístas. No debe olvidarse que, en el camino hacia el yo, el primer paso inevitable es el egoísmo; tampoco que el mayor obstáculo para la personalidad avanzada y altamente evolucionada es el yo, o la prolongación de la actitud egoísta. Por lo tanto, las características y su desarrollo correlativo son:

  1. La facultad de decir yo soy, yo anhelo, yo deseo, yo quiero.
  2. Ser conscientes de que somos el centro de nuestro propio y diminuto universo. “A mi alrededor se mueven los cielos, y las estrellas giran en sus órbitas” es el lema de esta etapa. [i394]
  3. El sentido dramático y la capacidad de visualizarnos como el centro de nuestro medio ambiente.
  4. El sentido de responsabilidad y la aptitud de considerar a los miembros de la familia humana circundante como dependiendo de nosotros.
  5. El sentido de la propia importancia -derivado de lo anterior-. Esto se manifiesta como poder e influencia, cuando existe una entidad real que despierta constantemente detrás de la “persona”, y también como engreimiento y jactancia en el ser egoísta y mezquino.
  6. El poder de emplear todas las facultades, a fin de que la mente y el cerebro funcionen en forma sincrónica y la naturaleza emocional quede subordinada, inhibida o controlada. Esto implica el constante desarrollo del poder de utilizar el pensamiento.
  7. La capacidad de llevar una vida coordinada, para que toda persona funcione y sea guiada por el propósito (que expresa la energía de la voluntad), por el deseo (que expresa la energía de la naturaleza emocional o psíquica) y por la vitalidad (que alinea el vehículo físico con el propósito y el deseo).
  8. El poder de influir, inducir, guiar y mantener a otros, al alcance del propósito y deseo individuales.

Cuando se ha alcanzado esta etapa, las tres energías que constituyen la personalidad han sido fusionadas y mezcladas exitosamente y el mecanismo, o instrumento del yo inmanente, es un acerbo utilizable y valioso. El ser humano es una personalidad potente y se convierte en centro de un grupo; descubre que es un punto focal para otras vidas, y un individuo magnético e influyente que induce a otros y coordina las unidades humanas en grupos y organismos. Llega a encabezar organizaciones y partidos, grupos religiosos y políticos y, en algunos casos, naciones. Así vienen a la existencia personalidades dominadoras y se encuentran a sí mismas; así descubren la diferencia [i395] entre el centro de poder, el yo y su equipo, y finalmente adquieren consciencia de la vocación en el verdadero sentido del término.

Debe observarse que este desarrollo correlativo es paralelo a un crecimiento interno de percepción egoica, si bien el método de expresión de dicho crecimiento depende por lo general del rayo a que pertenece la Entidad espiritual.

Aquí hay un punto que los aspirantes deben observar cuidadosamente. El significado común de las palabras “crecimiento espiritual” se refiere principalmente al crecimiento de la comprensión religiosa. A un individuo se lo considera espiritual si se interesa por las Escrituras mundiales, si es miembro de Iglesia y si lleva una vida santa. Pero no es esa la verdadera definición, por no ser suficientemente comprensible. Se ha desarrollado como resultado del impacto producido en el pensar humano y en las terminologías de la era pisciana, mediante la influencia de sexto rayo y la obra de la Iglesia Cristiana -todo muy necesario e inherente al gran plan, pero que (separados de su eterna contextura) conducen a acentuar exageradamente ciertas expresiones divinas y a pasar por alto otras manifestaciones vitales de la consciencia divina.

El verdadero significado de las palabras “crecimiento espiritual” es mucho más amplio e incluyente de lo que se manifiesta a través de la literatura religiosa y mística, y de las organizaciones que difunden la verdad metafísica. El poder, el propósito y la voluntad son cualidades y expresiones divinas, y se exteriorizan con igual claridad a través de un Mussolini o de un Papa. En ambos casos el mecanismo de expresión modifica y aminora las cualidades, y sirve de obstáculo. Una potente personalidad puede actuar en cualquier campo de la expresión humana y su trabajo merecer el calificativo de espiritual, si está basado en un idealismo elevado, el mayor bien para el mayor número y el esfuerzo de autosacrificio. [i396] Idealismo, servicio grupal y sacrificio son características de esas personalidades que se hacen más sensibles al aspecto del alma, cuyas cualidades son conocimiento, amor y sacrificio.

Por esta razón, en todas las escuelas verdaderamente esotéricas el énfasis es puesto en el móvil. Las personas de fuerte individualidad que están desarrollando la consciencia grupal en alguna vida, inevitablemente se abren camino hacia las escuelas esotéricas y tienen que ser guiadas en forma tal que la naturaleza egoica envuelva, subyugue y utilice a la personalidad.

Las características más destacadas de esas personalidades que aún no están centradas o controladas por el alma, son: dominio, ambición, orgullo y falta de

amor al todo, aunque aman frecuentemente a quienes les son necesarios para sí mismos y su comodidad.

Por lo tanto, en el desarrollo correlativo de la humanidad tenemos las etapas de:

  1. La conciencia animal.
  2. El individuo emotivamente polarizado, egoísta y regido por el deseo.
  3. Las dos etapas anteriores, más una creciente captación intelectual de las condiciones circundantes.
  4. La responsabilidad hacia la familia o amigos.
  5. La ambición y el ansia de ejercer influencia y poder en algún campo de la expresión humana. Esto conduce a un nuevo esfuerzo.
  6. La coordinación del equipo de la personalidad bajo el estímulo anterior.
  7. La influencia ejercida en forma egoísta y a menudo destructivamente, porque los móviles más elevados aún no se han registrado.
  8. La percepción grupal en constante aumento.

Esto es percibido como:

a. El campo de oportunidad.

b. La esfera de servicio. [i397]

c. El lugar donde el sacrificio en bien de todos llega a ser gloriosamente posible.

Esta última etapa ubica al ser humano en el sendero del discipulado, que incluye -no es necesario decirlo- el de la primera fase de probación o prueba.

El problema consiste en descubrir en qué peldaño de la escala y en qué nivel nos encontramos en determinado momento. Detrás de cada ser humano se extiende una larga serie de vidas, y muchos se dirigen ahora a la etapa de la expresión dominante y egoísta de la personalidad, y con plena consciencia se van formando como individuos. Esto para ellos constituye un paso adelante, así como lo es el discipulado para ustedes. Otros ya han formado su personalidad y comienzan a experimentar con la energía que fluye a través de ellos, y a reunir a su alrededor a esas personas que vibran en la misma nota, y para quienes tienen que dar un mensaje definido. Esto explica los miles de pequeños grupos que existen y trabajan en el mundo en todos los campos conocidos de la expresión humana. Otros han sobrepasado esa etapa y se están descentralizando de la expresión de la personalidad en los tres mundos de la vida humana, motivados por el aspecto superior de la energía de la personalidad. Ya no trabajan, proyectan, ni luchan, para expresar sus personalidades y hacer un impacto individual en el mundo, tampoco para reunir magnéticamente a su alrededor un grupo de personas que respeten y nutran las fuentes de su orgullo y su ambición, haciéndolos influyentes e importantes. Empiezan a ver las cosas bajo una perspectiva más nueva y auténtica. A la luz del Todo se desvanece la luz del pequeño yo, así como la luz inherente a todo átomo del cuerpo se une y queda anulada en la luz del alma, cuando esta resplandece en toda su gloria.

Cuando esta etapa de altruismo, servicio y subordinación [i398] al Yo uno y de sacrificio al grupo llega a ser el objetivo, el ser humano ha alcanzado la etapa en que puede ser aceptado en ese grupo de místicos, conocedores mundiales y trabajadores grupales, que es el reflejo de la Jerarquía planetaria en el plano físico.