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EL PRESENTE Y EL FUTURO - Parte2

Teniendo presente estas precauciones, las vibraciones del temor pueden ser enfrentadas y eliminadas con el tiempo. Los colaboradores tienen dos tipos de temor: Temor a lo que el futuro pueda depararles y la duda respecto al resultado de cualquier esfuerzo. En la mayoría de las personas es una combinación de ambos.

Gran parte de los aspirantes no dudan básicamente del resultado final, pero a veces sí, respecto al desarrollo de dichos resultados en la actualidad, y retroceden también ante el esfuerzo que deben realizar en el sendero, sabiendo con razón que conduce, a través de la soledad y las pruebas, a los Pies del Hierofante. Se preocupan por los disturbios y las vibraciones elevadas que parecen emanar de fuentes espirituales superiores. Con frecuencia, llegarán fuertes vibraciones y, a medida que la raza evoluciona, estas serán más fuertes y sus reacciones deberán ser tratadas inteligentemente.

Cuando la vibración espiritual es excesivamente poderosa, dos cosas tienen lugar: son estimuladas todas las aspiraciones elevadas y sincronizadas las vibraciones superiores, e igualmente estimulado todo lo que llamamos “mal”. Los aspirantes deben tener esto bien presente. Puede demostrarse como una oleada de crímenes, pero también aparecer un creciente número de grupos que representa el [i348] esfuerzo espiritual y la aspiración elevada. El efecto de la elevación de la vibración en el aspirante puede manifestarse también de otras maneras. La fatiga física debe ser tratada no tanto por el sueño y el descanso -si bien es necesaria una justa proporción-, sino sobre todo por un cambio de vibración, recreación y diversión. Luego, al encarar el futuro, trae frecuentemente una profunda depresión y un absoluto desaliento. No obstante, enfrenten ese futuro y recuerden que lo que este reserva, no nos es revelado, sino que “la alegría” renace “por la mañana”. Ello trae como resultado una sensibilidad del cuerpo astral que es, quizás, aún más difícil de soportar. Esto tendrá que ser tratado por el individuo, de la mejor manera posible, teniendo en cuenta las sugerencias dadas. Trae también como resultado la estimulación permanente de los átomos en los diferentes vehículos y su vibración coherente y estabilizada. Lo eleva un poco más cerca de la meta, aunque tal vez el aspirante no lo perciba.

Todo se supedita a la capacidad del estudiante para captar el significado interno de los acontecimientos. Su progreso total en el sendero depende de su actitud para apropiarse de las enseñanzas. Solo cuando transmutamos las lecciones de los planos internos en conocimientos prácticos, se convierten en parte de nuestra propia experiencia y dejan de ser teóricos. La expansión de consciencia debe ser una experiencia práctica cada vez más creciente. Las teorías no tienen valor alguno hasta no convertirlas en hechos. De ahí la importancia de meditar sobre un ideal. Durante la meditación nuestros pensamientos vibran momentáneamente de acuerdo a la medida del concepto, y con el tiempo esa vibración se hará permanente.

Aquellos que inician el entrenamiento esotérico con ojos abiertos, en realidad deben tener muy en cuenta lo que cuesta. La compensación final es grande, pero el sendero es áspero y el verdadero esoterista lo recorre solo. La capacidad de mantenerse aislado, de asumir [i349] responsabilidad y luego, sin ayuda, valerse por sí mismo y desafiar el mal por amor al bien logrado, es la característica del Hermano Blanco. Prepárense para enfrentar la soledad, para evitar los peligros de la formación de un carácter ofuscado y sombrío, y para dedicar la vida sin recompensas personales. Solo a medida que se expande la consciencia y se encuentra la verdadera ubicación en la totalidad cósmica, la compensación es evidente; pero no teman, y sepan que la personalidad es solo temporal, y no importa que sufra. Algún bien alcanzado para la Hermandad universal, alguna ley explicada y demostrada en la vida diaria quizás hagan decir al Maestro oportunamente (después que todo haya terminado): ¡Bien hecho! Miren siempre adelante. No se desvíen a la derecha ni a la izquierda. El sendero conduce hacia arriba, a una mayor rapidez de vibración y de sensibilidad. Busquen el punto de equilibrio en su trabajo y manténganlo, porque los años suponen mucho trabajo, presión y sufrimiento.

¿Son suficientemente fuertes como para ver la congoja del mundo, el desastre y, no obstante, conservar la alegría? ¿Pueden asociarse en el trabajo de acrecentar la evolución de la raza, y darse cuenta de que son necesarias la dificultad y la disciplina y, sin embargo, no hacer nada para aliviar el sufrimiento? Almas seleccionadas y probadas están siendo entrenadas hoy en todas partes del mundo. Los Maestros están abrumados y sobrecargados de trabajo. Dan todo lo que pueden, pero del aspirante individual depende del empleo de lo que se le da.

Quienes vigilamos y guiamos en el aspecto interno de la vida, tenemos más conocimiento que ustedes, que llevan la carga y la preocupación de la existencia en el plano físico. Conocemos las desventajas físicas y algún día podremos ayudarlos definidamente a construir cuerpos fuertes para el servicio mundial. Ahora el miasma astral es de tal índole, que les resulta casi imposible, a nuestros esforzados hermanos, [i350] tener buena salud; el karma del mundo lo prohíbe. La corrupción astral y los pestilentes pozos sépticos de los niveles inferiores del plano mental infectan todo, y afortunado aquel que los evade. Vigilamos compasivamente a quienes poseen cuerpos débiles y sensibles, y se esfuerzan, trabajan, luchan,

fracasan, continúan y sirven. No se nos pasa desapercibida ni una hora de servicio ofrecida en el dolor y la tensión, ni la tarea de un solo día efectuada con los nervios torturados, la cabeza cansada y el corazón dolorido. Lo sabemos y nos preocupa mucho, sin embargo no podemos hacer nada de lo que se necesita y que ustedes, que luchan en el mundo, pueden hacer. El karma del mundo envuelve a cada uno en esta época. Ojalá pudieran darse cuenta de que el tiempo es corto y que el descanso, la alegría y la paz están en camino.

Conocemos la victoria obtenida a medias, los días vividos con algún éxito, pero sin haber logrado el ideal; los momentos de agotamiento del alma y del cuerpo, cuando la vacuidad de todo, incluso el servicio mismo, parecen ser lo único perceptible; las semanas y meses de esfuerzo y de lucha contra obstáculos aparentemente insuperables, contra el enorme poder de las fuerzas de la evolución, y de la rugiente marea de la ignorancia del mundo. Confórtense en la seguridad de que el amor rige todo; anímense, sabiendo que la Jerarquía los respalda.

Aquellos que deben enseñar al mundo algo más respecto a los Maestros y se están entrenando para ser puntos focales de contacto, son sometidos a una disciplina sumamente drástica. Son probados en toda forma y enseñados a través de experiencias muy amargas. Aprenden a no dar importancia al hecho de no ser reconocidos. Se entrenan a no juzgar por las apariencias, sino por la visión interna. La capacidad de reconocer el propósito del Maestro y el poder de amar, son considerados de suprema importancia. Los aspirantes que desean ser elegidos para trabajar con discípulos, deben perder todo deseo por las cosas del no-yo y estar dispuestos a [i351] pagar lo que sea por obtener conocimiento. Si se quiere probar al mundo la realidad del reino subjetivo, se hará con la sangre del corazón, porque solo con “la sangre del corazón” se puede obtener sin peligro el poder y manejarlo inteligentemente. A medida que avanzan y estudian, como aspirantes, las leyes ocultas de la naturaleza, comprenderán la necesidad del precio pagado. El desenvolvimiento espiritual del carácter del discípulo debe ir a la par de su conocimiento interno. Este conocimiento se desarrolla de tres maneras:

1. Por definidas expansiones de consciencia, que dan al discípulo una comprensión de las etapas a alcanzar. Su mente formula lo que debe captar más adelante, siendo el primer paso hacia la adquisición. Un aspirante se lleva a cabo en forma definida a los planos internos y un chela más avanzado le indica el trabajo a realizar, algo así como cuando un instructor indica a su alumno la lección a aprender.

2. El próximo paso consiste en dominar la lección y desarrollar, por la meditación y el experimento, las verdades percibidas. Este es un procedimiento largo, porque todo debe ser asimilado y constituye parte integrante del yo del discípulo, antes de poder continuar. Es similar al plantear de un problema de aritmética, que debe seguirse, guarismo por guarismo, línea por línea, hasta obtener la solución. Este trabajo se efectúa tanto en los planos internos como en el físico. En el Aula de Aprendizaje se instruye al alumno todas las noches durante un breve período, antes de realizar cualquier trabajo de servicio. Estas enseñanzas las trae a la conciencia de su cerebro físico, en forma de un profundo interés por ciertos temas y como una acrecentada aptitud para pensar concreta y abstractamente en los diversos asuntos esotéricos que ocupan su atención. Intenta experimentar y prueba distintos métodos para estudiar las leyes, y en el transcurso del tiempo obtiene para él al mundo la realidad del reino subjetivo, se hará con la sangre del corazón, porque solo con “la sangre del corazón” se puede obtener sin peligro el poder y manejarlo inteligentemente. A medida que avanzan y estudian, como aspirantes, las leyes ocultas de la naturaleza, comprenderán la necesidad del precio pagado. El desenvolvimiento espiritual del carácter del discípulo debe ir a la par de su conocimiento interno. Este conocimiento se desarrolla de tres maneras:

1. Por definidas expansiones de consciencia, que dan al discípulo una comprensión de las etapas a alcanzar. Su mente formula lo que debe captar más adelante, siendo el primer paso hacia la adquisición. Un aspirante se lleva a cabo en forma definida a los planos internos y un chela más avanzado le indica el trabajo a realizar, algo así como cuando un instructor indica a su alumno la lección a aprender.

2. El próximo paso consiste en dominar la lección y desarrollar, por la meditación y el experimento, las verdades percibidas. Este es un procedimiento largo, porque todo debe ser asimilado y constituye parte integrante del yo del discípulo, antes de poder continuar. Es similar al plantear de un problema de aritmética, que debe seguirse, guarismo por guarismo, línea por línea, hasta obtener la solución. Este trabajo se efectúa tanto en los planos internos como en el físico. En el Aula de Aprendizaje se instruye al alumno todas las noches durante un breve período, antes de realizar cualquier trabajo de servicio. Estas enseñanzas las trae a la conciencia de su cerebro físico, en forma de un profundo interés por ciertos temas y como una acrecentada aptitud para pensar concreta y abstractamente en los diversos asuntos esotéricos que ocupan su atención. Intenta experimentar y prueba distintos métodos para estudiar las leyes, y en el transcurso del tiempo obtiene para él valiosos resultados. Pasa el tiempo, y a medida que adquiere mayor conocimiento, este se sintetiza, [i352] quedando preparado para enseñar e impartir a otros el remanente del conocimiento, del cual está seguro.

3. Al enseñar a otros se obtiene más conocimiento. La definición de la verdad en la enseñanza cristaliza los hechos aprendidos y, en el juego con las otras mentes, las vibraciones propias del aspirante se sintonizan con planos cada vez más elevados, afluyendo nuevas intuiciones y nuevas verdades.

Cuando ha dominado de esta manera una lección, prepara otra, y cuando el estudiante sabe una determinada serie de lecciones, se gradúa y recibe una iniciación. El grupo que él instruye se beneficia por el paso dado, porque cada discípulo lleva consigo, en forma peculiar e indefinida, a quienes instruye. El beneficio sobre una unidad repercute en el conjunto. En forma similar el Maestro lleva consigo a sus discípulos hacia adelante y hacia arriba. El tema es abstruso y en gran parte constituye uno de los secretos de la ley de expansión vibratoria. La iniciación del Logos tiene efecto universal.

Es correcta la presunción de que el sendero de probación corresponde a las últimas etapas del período de gestación. La primera iniciación, que en El Nuevo Testamento se llama “el niño en Cristo”, comienza con el peregrinaje en el sendero. La primera iniciación representa simplemente el comienzo. Se ha erigido una estructura del recto vivir, recto pensar y conducta correcta; ha sido construida la forma que va a ocupar el Cristo y ahora debe ser vivificada y habitada. La vida crística penetra y la forma vive. He aquí la diferencia entre teoría y convertir esa teoría en parte de uno mismo. Se podrá tener un cuadro o una imagen perfectos, pero carece de vida. Podrá haber una persona que haya modelado su vida sobre lo divino, hasta donde le ha sido posible. Habrá obtenido una semejanza, pero le falta algo. ¿Qué es ese algo? La manifestación del Cristo que en ella mora. El germen ha estado allí, pero adormecido. Ahora lo nutre y trae a la existencia y pasa [i353] la primera iniciación. Entonces queda mucho por hacer. La analogía es completa. El discípulo Jesús, después del nacimiento, estuvo muchos años antes de recibir el bautismo. Las tres iniciaciones restantes las recibió en tres años. La misma situación impera en el aspirante al sendero.

La segunda iniciación marca la crisis del control del cuerpo astral. Después del bautismo faltan las tres tentaciones, que demuestran el control completo de los tres vehículos inferiores. Luego viene la Transfiguración, seguida del conocimiento del futuro y de la total autoabnegación. Por lo tanto, tenemos:

  1. El momento de concepción - la individualización.
  2. Los nueve meses de gestación - la rueda de la vida.
  3. La primera iniciación - la hora del nacimiento.

El sendero es, en consecuencia, donde se adquiere una constante expansión de consciencia con acrecentada sensibilidad a las vibraciones superiores. Esto se manifiesta al principio como sensibilidad a la voz interna, una de las facultades más necesarias en un discípulo. Los Grandes Seres buscan a quienes puedan obedecer rápidamente a la voz interna de su alma. Los momentos son críticos y se exhorta a todos los aspirantes a ser también sensibles a la voz del Maestro. El Maestro se halla completamente ocupado y los discípulos deben llegar a ser sensibles a su impresión. Una pequeña insinuación, un dedo que señala, una prematura sugerencia, puede ser todo lo que Él tenga tiempo de dar, y cada discípulo debe estar a la expectativa. La presión sobre los Maestros es grande, ahora que se van acercando al plano físico. Actualmente, un mayor número de almas tienen mayor consciencia de los Maestros, que cuando trabajaban únicamente en niveles mentales, y también Ellos, cuando trabajan en planos más densos, encuentran condiciones más difíciles. Los devas y los discípulos, los aspirantes y quienes están en el sendero de probación, se reúnen a su alrededor y son organizados en grupos, asignándoseles un trabajo especial. Algunas almas pueden trabajar únicamente [i354] en conjunto, agrupadas y unificadas por una aspiración común. Así actúa la mayoría de los cristianos, por ejemplo, en las Iglesias, porque desconocen las leyes del ocultismo y presintiendo únicamente la verdad interna, trabajan en líneas generales de preparación. Son ayudados por grupos de devas inferiores o ángeles que sugieren, guían y controlan.

Otros más avanzados trabajan en grupos pequeños. Idealizan más y son los pensadores y conductores de las reformas sociales, de la regeneración humanitaria y de la dirección eclesiástica, sea cristiana u oriental. A estos los guían los devas superiores, los devas azules y los amarillos, y a los primeros los devas azules y los rosa.

Detrás de ellos están los más avanzados -los aspirantes, probacionistas y discípulos del mundo-. Trabajan solos o en grupos de dos o tres, y nunca en grupos que excedan de nueve -la significación oculta de estos números es necesaria para el éxito de su trabajo-. Los grandes devas blancos y los áureos vigilan sus tareas.

Detrás de estos tres grupos se hallan los Maestros y los devas de los niveles amorfos -una gran Hermandad, consagrada a servir a la humanidad-.

Se están estableciendo movimientos para transmutar, si es posible, la tarea de destrucción en trabajo constructivo. El momento es crítico, pues ha sobrevenido una pausa en el trabajo de los destructores. Existe la oportunidad de cambiar la marea y reconstruir el cuerpo social.

Por esta razón es necesario que todos se dediquen nuevamente al trabajo de redención. Las personalidades deben ser sumergidas. Los aspirantes han de llevar una vida inofensiva en pensamiento, palabra y obra. De esta manera cada uno proporcionará un canal puro, llegará a ser una avanzada para la conciencia del Maestro y suministrará un centro de energía a través del cual la Hermandad podrá trabajar.

El problema principal del aspirante consiste en dominar la naturaleza emocional. Entonces será el vencedor en el campo de [i355] Kurukshetra; las nubes habrán desaparecido, y de allí en adelante podrá caminar en la luz. Recuérdese que esta misma libertad de caminar en la luz trae su propio problema. Preguntarán, ¿cómo puede ser? Permítanme presentar un argumento sencillo y, sin embargo, convincente.

Cuando un ser camina literalmente en la luz de su alma, y la clara luz del sol afluye a través de él -revelando el sendero-, eso revela al mismo tiempo el Plan. Sin embargo, llega a ser consciente simultáneamente de que el Plan aún está muy lejos de ser consumado. Lo oscuro, en verdad, se hace más evidente; el caos, la miseria y el fracaso de los grupos mundiales quedan revelados; se observa la impureza y el polvo de las fuerzas que guerrean, y todo el sufrimiento del mundo pesa sobre el asombrado, pero iluminado aspirante. ¿Podrá resistir esta presión? ¿Podrá conocer en realidad el dolor y, sin embargo, regocijarse eternamente en la consciencia divina? ¿Es capaz de enfrentar lo que revela la luz y, no obstante, continuar su camino con serenidad, seguro del triunfo final del bien? ¿Será abrumado por el mal superficial y olvidará el corazón de Amor que late detrás de todas las apariencias externas? El discípulo debe recordar siempre esta situación, si no, lo que ha descubierto lo destruirá a él.

Pero con el advenimiento de la luz, se hace consciente de una -para él- nueva forma de energía. Aprende a trabajar en un nuevo campo de oportunidades. El reino de la mente se abre ante él, y descubre que puede diferenciar entre la naturaleza emocional y la mental; también descubre que se puede obligar a la mente a asumir la posición de controladora, y que las fuerzas sensoriales responden, obedeciendo a las energías mentales. “La luz de la razón” produce esto -luz siempre presente en el ser, pero solo significativa y poderosa cuando es vista y conocida, sea fenoménica o intuitivamente.

[i356] En la actualidad, circulan muchas enseñanzas falsas respecto a la mente y al alma. Podrían ser resumidas en las enseñanzas dadas por una escuela que permanecerá en el anonimato, y son:

La naturaleza es cruel y selectiva. Actúa de acuerdo a la Ley de la supervivencia del más apto; en el proceso de selección se sacrifican millones de vidas, y el nacimiento de muchas formas queda en la nada. De ahí que el logro de la vida del alma sea un raro acontecimiento. Pocas personas tienen alma y, por consiguiente, solo unas cuantas poseen la inmortalidad, y van a su propio lugar de poder para no retornar jamás. Las demás están perdidas, sumergidas y absorbidas en el proceso general de la naturaleza, y el reino humano, como un todo, constituye una absoluta pérdida, salvo algunos personajes significativos y descollantes, producto del pasado y del presente. Han llegado a la realización mediante el sacrificio de los muchos.

Pero la reacción de los seres humanos es adecuada a estas enseñanzas. El sentido de la inmortalidad, la seguridad de un futuro eterno, la innata creencia en Dios, la revelación de la luz, el logro de una sabiduría que ayuda y auxilia, no son prerrogativas de los Sénecas, de los San Pablo, de los Akbar de la raza. Todo eso se encuentra (y a veces en su forma más pura) en el campesino más humilde. Brotan palabras de sabio consejo de labios de los analfabetos, y descubrimos el conocimiento de Dios y la creencia en la inmortalidad del alma, latentes en los corazones de quienes menos se espera, y a menudo de los más pecadores. Pero, cuando los más altamente evolucionados y los más inteligentes de la raza descubren en sí mismos la divina Llama y despiertan el poder del Supremo Controlador, situado en el corazón de su ser, son propensos a considerarse de más categoría que otras personas y estiman que no merecen ser llamados Hijos de Dios quienes son tan diferentes de ellos, porque no tienen su misma captación mental de las diferenciaciones del desarrollo evolutivo. Consideran que no poseen alma quienes no trabajan con energía mental [i357] y, por consiguiente, no serán eternos como individuos. Esto solo es espejismo de la mente, parte de la gran herejía de la separatividad, y apenas indica el período venidero donde la mente predominará y desviará, como lo hace el cuerpo sensorial en la actualidad.

Por lo tanto, estudiemos los tipos de energía mental con que tiene que trabajar el individuo, y veamos cómo puede subsanarse esta gran herejía de la separatividad, “la falacia del repudio”, como a veces se la denomina.

Una de las principales cosas que debemos recordar, al considerar estos tipos de energía, es que su tendencia y trabajo pueden ser comprendidos más fácilmente y con mayor amplitud, en relación con la humanidad, que los efectos producidos por el empleo individual de la energía mental. Solo algunos seres humanos utilizan conscientemente este tipo de fuerza y, por lo tanto, solo unos pocos pueden comprender lo que realmente implica. Los seres humanos entrarán cada vez más, como unidades, en posesión de su herencia intelectual, pero, hablando numéricamente, apenas uno de cada diez mil utiliza este poder inherente y actúa en su cuerpo mental con pleno conocimiento.

No obstante, observando a la humanidad como un todo y mirando retrospectivamente el pasado desarrollo racial, podemos ver que la energía mental ha tenido un efecto sumamente definido y ha producido resultados destacados. El empleo de dos factores diferencia al humano del animal, ya sea que los utilice consciente o inconscientemente. Ambos están latentes en el animal, pero el ser humano es la única entidad en los tres mundos que puede, conscientemente, extraer beneficio de ellos. Uno de estos factores es el dolor, el otro la facultad de la discriminación. Por el dolor y el consiguiente proceso analítico de relación, más la memoria y la visualización, el ser humano aprende a conocer lo que debe evitar y lo que debe cultivar. Esto tiene lugar en el reino de los acontecimientos del plano físico y de la experiencia sensorial. Mediante la discriminación de las ideas y las corrientes de pensamientos, el ser humano aprendió a decidir en qué basar sus actividades en todos los sectores [i358] de los asuntos humanos, que tiene una comprensión imperfecta de la verdadera naturaleza de las ideas, y su aplicación de las verdades presentidas es también muy imperfecta. Es penosamente verdad que, a menudo, elige desacertadamente, que las ideas que rigen la conducta del grupo no son muy elevadas y que la opinión pública está proverbialmente moldeada por intereses personales y egoístas. Sin embargo -a través del dolor y aprendiendo a utilizar el poder de elegir en el reino de las ideas- el ser humano se está abriendo camino firmemente hacia la completa libertad y el control de la tierra, porque su derecho es heredarla. El Antiguo Comentario redactado en lenguaje simbólico, refiriéndose a estas dos características del ser, dice algo muy hermoso. Las frases van a continuación, y cuando se reflexiona sobre ellas, debe tenerse en cuenta que el agua simboliza la sensibilidad o reacción astral, y el fuego es el símbolo de la mentalidad.

“Las aguas sedantes refrescan. Paulatinamente traen alivio, sustraen de la forma todo lo que se pueda tocar. El calor febril de los deseos largamente reprimidos cede al trago refrescante. El agua y el dolor se neutralizan mutuamente. Prolongado es el proceso del trago refrescante.

“El fuego ardiente desliga todo lo que entorpece el camino de la vida. Llega la bienaventuranza y viene después del fuego, como fuego sobre las aguas. El agua y el fuego se combinan y originan la gran Ilusión. Producen niebla y bruma, vapor y ruido, velando la Luz, ocultando la Verdad y excluyendo al Sol.

“El fuego arde con furor. El dolor y las aguas desaparecen. El frío, el calor y la luz del día, la irradiación del sol naciente y el perfecto conocimiento de la Verdad aparecen.

“Este es el sendero para todos los que buscan la luz. Primeramente, la forma y todos sus anhelos. Luego, el dolor. Después, las aguas sedantes y la aparición de un minúsculo fuego. El fuego aumenta, entonces el calor se activa dentro de la diminuta esfera y desempeña su ígnea tarea. Además se percibe humedad y densa niebla, y la triste desorientación se suma al dolor, pues quienes utilizan el fuego de la mente, durante la primera etapa, se hallan extraviados dentro de una luz ilusoria.

“Se intensifica el calor, luego, se pierde el poder de sufrir. Pasada esta etapa, [i359] el sol y la clara y brillante luz de la verdad brillan sin obstrucciones. Este es el sendero de retorno al centro oculto.

“Utiliza el dolor. Llama al fuego, oh Peregrino, en tierra extraña y desconocida. Las aguas lavan el barro y el lodo de lo que crece en la naturaleza. Los fuegos consumen las formas obstructoras que tratan de retener al peregrino, trayendo así la liberación. Las aguas vivientes, cual río, llevan al peregrino al Corazón del Padre. Los fuegos destruyen el velo que oculta el Rostro del Padre”.

Quizás una de las primeras cosas que todo estudiante debe aprender, al tratar de captar la naturaleza y empleo de la mente, es que la opinión pública debe ceder su lugar a la conciencia individual respecto a lo correcto, entonces debe emplear y concentrar esa consciencia individual, de modo de ver en su justa proporción el germen viviente, al expandirse en la divina flor del Hijo de la Mente, el Manasaputra, y el hilo que conduce de regreso al reino de la Mente Universal. Cuando este hilo y esta consciencia se siguen, conducirán al individuo a la Cámara del Concilio, donde quedarán revelados el plan y el propósito de la gran Vida, y todo el egoísmo humano y la búsqueda del yo desaparecen en la clara luz de la Voluntad de Dios. Mediante la correcta comprensión, el recto empleo y control de la naturaleza astral y el conocimiento de la naturaleza de la consciencia sensorial, el ser humano puede penetrar en el Corazón de Dios Mismo y conocer, más allá de toda controversia, que todo está bien, porque todo es Amor. Por medio del uso correcto de la mente y la comprensión correcta de la naturaleza del intelecto, el ser humano puede penetrar en la mente de Dios, y saber que todo está bien, pues está planeado, y el propósito divino realiza continuamente todos sus objetivos.

El trabajo de los Adeptos Atlantes fue impresionar en la consciencia del mundo la verdad de que Dios es Amor. Esta es la expresión simbólica de la verdad, como lo es el empleo de la palabra Dios. El trabajo de los Adeptos Arios consiste en plasmar, en la conciencia del mundo, que Dios es Voluntad. Para que redunde [i360] en bien de la familia humana, ellos trabajan con el intelecto a fin de controlarlo, para subordinar otras formas a la mente y, por medio de ella, revelar al ser humano la visión de lo que es y será. De esta manera el ser se alinea con el centro coronario esotérico de la Vida una. En el reino animal, por el desarrollo de la sensibilidad y el desenvolvimiento paralelo por medio del dolor, se alinean esos tipos de formas con el centro cardíaco de la naturaleza. Esta frase imparte una verdad que no puede ser expresada con mayor claridad hasta que el ser no sea más incluyente en su conciencia. Por medio del color en el reino vegetal, esas formas de manifestación divina son también puestas en contacto vibratorio con ese centro de fuerza en la naturaleza, análogo al centro laríngeo humano.

Al emplear estas palabras me refiero sobre todo a la Vida que se manifiesta a través de nuestro planeta, el Logos planetario; pero la idea (es innecesario decirlo) puede extenderse hasta incluir la gran Vida, de la cual nuestro Logos planetario es solo un reflejo y una expresión. El ser humano es el cerebro de la naturaleza; los animales son la expresión del corazón; el mundo vegetal es la expresión de la fuerza creadora o centro laríngeo; estos tres reinos de la naturaleza son, en forma peculiar, la analogía de los tres centros superiores en el ser humano, así como los tres reinos, en el arco involutivo, corresponden a los tres centros inferiores, y el reino mineral -por más abstracta que pueda parecer la idea a quienes no poseen consciencia del aspecto vida- corresponde al plexo solar, el gran distribuidor de lo que está arriba y lo que está abajo.

Estas analogías cambian a medida que transcurre el tiempo. En los días lemurianos, la humanidad, considerada como un reino de la naturaleza, expresaba el aspecto plexo solar, mientras que el reino animal representaba el centro sacro, y el centro en la base de la columna vertebral estaba simbolizado por el reino [i361] vegetal. A mediados del período atlante, cuando se efectuaron considerables cambios y experimentos, tuvo lugar un cambio en todo el proceso; como ya saben, entraron ciertos egos, según se relata en La Doctrina Secreta y en Tratado Sobre Fuego Cósmico, y mediante sus esfuerzos fue posible dar un gran paso hacia adelante. La sustancia mental o chitta se hizo más vibrante, y ahora tenemos concretamente el período de su actividad más intensa.

En la enseñanza esotérica se dice que los tres aspectos de la divinidad son en sí triples y, en lo que a la humanidad se refiere, podemos dividir la energía de la mente en tres aspectos. Por lo tanto, tenemos:

  1. La mente inferior concreta, llamada sustancia mental o chitta en los Aforismos del Yoga de Patanjali.
  2. La mente abstracta, o ese aspecto de la mente relacionado con el mundo de las ideas.
  3. La intuición o razón pura, es el aspecto más elevado de la mentalidad para el ser humano.

Las tres tienen su campo de influencia o su expresión incluyente, en el tercer aspecto del Logos, denominado Mente Universal, la Deidad activa e inteligente. Las líneas de fuerza de estos tres aspectos inferiores conducen de vuelta (si se puede usar una expresión tan inadecuada) al tercer plano, así como las líneas astrales de fuerza conducen al segundo plano o monádico, aunque en lo que se refiere a la consciencia del ser humano, solo retornan al plano búdico o intuitivo.

Es interesante observar que, así como la mónada, impulsada por el deseo, produce esa forma de vida llamada la personalidad, del mismo modo el aspecto mental, como parte del propósito llevado a cabo mediante la Mente Universal, produce, a su vez, esa manifestación denominada un Manasaputra, el gran Hijo de la Mente en el plano mental. De ahí que el principio mente de la humanidad lleve a la [i362] manifestación al cuerpo egoico, el vehículo causal, el karana sarira, el loto de doce pétalos. Por supuesto, hablamos aquí exclusivamente en términos del aspecto forma. La razón de esto reside en los planos cósmicos, donde el Logos planetario tiene su vida. Del plano astral cósmico proviene el impulso que origina la existencia de la forma y la expresión concreta, porque toda apropiación de forma es resultado del deseo. Del plano mental cósmico procede la voluntad de ser en tiempo y espacio, lo cual produce los siete grupos de vidas egoicas y la tercera emanación.

Se comprenderá, entonces, por deducción, que el correcto empleo de la energía por el iniciado, lo relaciona no solo con los planos superiores del sistema solar, sino también con esos planos cósmicos, donde nuestro Logos tiene su aspecto Personalidad, empleando estas palabras en sentido simbólico. El uso correcto de la energía física por el iniciado, le otorga “libertad” en el plano físico cósmico. El uso debido de la energía astral le da poder en el astral cósmico, y el uso correcto de la energía mental le facilita la entrada al mental cósmico. Tenemos, entonces, por deducción, que, cuando los tres centros superiores del ser funcionan perfectamente, desempeñan su parte en el trabajo de llevar energías, desde esas excelsas esferas, al campo de actividad del iniciado, actuando como portales que van hacia los reinos hasta ahora cerrados para él.

Cada centro o chakra se compone de tres ruedas o remolinos concéntricos, que se entremezclan en el ser espiritual que se halla en el sendero de probación; se mueven lentamente en una sola dirección, pero gradualmente aumentan su actividad a medida que se aproxima al portal del sendero de iniciación. En la iniciación, hace contacto con el centro del chakra (un punto de fuego latente), la rotación se intensifica y la actividad se hace cuatridimensional. Es difícil expresar estas ideas en palabras comprensibles para los no iniciados, pero el efecto podría describirse como un cambio de girar acompasado, a otro de radiación rutilante, una “rueda [i363] que gira sobre sí misma”, según lo expresan las Antiguas Escrituras. De ahí que, por la purificación, el cumplimiento de las reglas y una aspiración que no admite obstáculos ni cesa ante el dolor, el aspirante ha hecho que palpiten y giren sus centros; solo entonces, el Maestro puede conducirlo a la Presencia del Hierofante. Luego, el iniciador, con pleno conocimiento del rayo y sub-rayo del discípulo tanto egoico como personal, y reconociendo cualquier karma que aún deba agotar, tocará el centro o centros preparados para la vivificación; entonces, el fuego oculto ascenderá precipitadamente y se centralizará. Recuerden que, en la vivificación de un centro, se produce siempre la correspondiente vitalización del centro análogo de la cabeza, hasta que oportunamente los siete centros del cuerpo y los siete de la cabeza giran al unísono. No olviden que, así como los cuatro rayos menores pasan dentro de los tres mayores, así también los cuatro centros menores mantienen la analogía y pasan al pralaya, hallando su punto focal en el centro laríngeo. Tenemos así los tres centros -coronario, cardíaco y laríngeo- conteniendo el fuego interno, y los tres centros mayores de la cabeza vibrando también al unísono.

Comprendo que todo esto es técnico y complicado. Sin embargo, tiene su lugar y valor, y mucho de lo que aquí se da, será útil cuando todos hayan pasado al más allá y un nuevo grupo de aspirantes sigan sus pasos. El entrenamiento del cuerpo mental es importante; muchos eluden tales tecnicismos, ocultándose detrás del énfasis puesto sobre el aspecto vida de la verdad, debido a la pereza inherente mental. Esto que reciben ahora es solo el abecé del esoterismo. No pierdan tiempo en hacer deducciones demasiado detalladas. Lo único que puede hacerse es dar un delineamiento amplio y general, tener paciente cautela, voluntad de reconocer las limitaciones del cerebro físico y aceptar una hipótesis. Creerán posibles estas hipótesis, a no ser que su intuición se rebele, o sean refutadas [i364] por las anteriores enseñanzas impartidas por otro de los Mensajeros de la Logia. No quiero ser dogmático. En estas instrucciones solo doy cierta información -la exactitud la dejo para ser demostrada en el futuro-. Pido simplemente que tomen nota y, en los años venideros, gran parte de lo que quizás parezca ahora raro y tal vez contradictorio, será desenmarañado, lentamente descifrado y más comprendido fácilmente. Poco conocimiento conduce a una gran confusión, a no ser que se deje a un lado para utilizarlo en el futuro, cuando los años de instrucción hayan aumentado el acerbo.

Volviendo a nuestro tema: el centro cardíaco del ser humano abre la puerta a lo que se llama “el corazón del Sol”. El centro laríngeo abre el camino a la plena comprensión del sendero del Sol físico, y los verdaderos astrólogos, con el tiempo, deben activar ese centro. El centro coronario abre el camino al Sol espiritual central, y cada uno pasa por intermedio de la analogía planetaria, a uno de los planos cósmicos.

Tenemos un resumen de los tecnicismos y de los hechos que (de acuerdo a la Ley de Analogía) son esencialmente de interés académico y nada más. Incluso los que somos iniciados no sabemos prácticamente nada sobre los planos cósmicos, más allá del físico cósmico. Nuestra consciencia empieza ahora a ser solar, y trabajamos dentro de nuestras pequeñas capacidades para superar esas limitaciones planetarias que nos impiden alcanzar el conocimiento y la vida solares. Para los aspirantes, que ni siquiera saben lo que significa consciencia planetaria, la información anterior tiene únicamente un valor, y es que acentúa la naturaleza sintética del gran plan y el hecho de que la unidad más pequeña es parte integrante del todo. Demuestra la idea de que la energía es un fluido vital que circula por todo el cuerpo del Logos, vivificando, por lo tanto, hasta el átomo más insignificante de esa totalidad. Es de valor tratar de comprender el cuadro e imaginarse la maravilla de lo que está aconteciendo. Sin embargo, es pérdida de tiempo [i365] reflexionar, por ejemplo, sobre el plano astral cósmico, cuando aun el plano del ego (el quinto subplano del físico cósmico, contando de arriba abajo) es todavía inaccesible para el humano común y constituye la meta de su aspiración y meditación.

Por consiguiente, la persona puede captar mejor la Mente Universal cuando ella se expresa mediante las denominadas mente concreta, mente abstracta e intuición o razón pura.

La mente concreta es la facultad de construir formas. Los pensamientos son cosas. La mente abstracta es la facultad de construir cánones, o la mente que actúa con los anteproyectos sobre los cuales se moldean las formas. La intuición o razón pura es la facultad que le permite al ser humano ponerse en contacto con la Mente Universal, captar el plan sintéticamente y aferrarse a las Ideas divinas o aislar alguna verdad fundamental y pura.

La meta del trabajo del aspirante consiste en comprender esos aspectos de la mente con los cuales debe aprender a trabajar. Por lo tanto, su trabajo podría resumirse de la manera siguiente:

Debe aprender a pensar, a descubrir que posee un mecanismo llamado mente y también sus facultades y poderes, los cuales han sido bien analizados en los dos primeros libros de los Aforismos del Yoga de Patanjali.

Debe aprender a situarse detrás de sus procesos mentales y de su tendencia a construir formas y descubrir las ideas que subyacen en la forma mental divina, el proceso mundial, y así aprender a trabajar en colaboración con el plan, subordinando a estas ideas su propia construcción de formas mentales. Debe aprender a penetrar en el mundo de estas ideas divinas y estudiar el “canon de las cosas en los Cielos”, según la Biblia. [i366] Debe además empezar a trabajar con los anteproyectos, donde todo lo que existe está modelado y moldeado.

Entonces se convierte en estudiante del simbolismo, y de idólatra se trasforma en idealista divino. Empleo estas palabras en su verdadero sentido y significado.

Desde ese idealismo desarrollado, debe progresar aún más profundamente, hasta penetrar en el reino de la intuición pura. Entonces, puede extraer la verdad de su fuente. Penetra en la Mente de Dios Mismo. Además de idealizar, intuye; es sensible a las ideas divinas, las cuales fertilizan su mente. Más tarde, las denomina intuiciones y, a medida que las desarrolla -ideas o ideales-, basa en ellas todo su trabajo y la dirección de sus asuntos.

Después, le sigue el trabajo de construir conscientemente formas mentales, basadas sobre esas ideas divinas que emanan como intuiciones desde la Mente Universal, lo cual se realiza a través de la meditación.

Todo verdadero estudiante sabe que esto involucra concentración, a fin de enfocar u orientar la mente inferior con la superior. Inhibe temporalmente la tendencia normal a construir formas mentales. Valiéndose de la meditación, que es el poder de la mente de mantenerse en la luz, y en esa luz percibir el plan, aprende a “atraer” las ideas necesarias. Por medio de la contemplación, encuentra que puede penetrar en ese silencio que le permitirá extraer de la mente divina, arrebatar de la consciencia divina el pensamiento de Dios y conocer. Este es el trabajo que tiene ante sí todo aspirante, de ahí la necesidad de conocer la naturaleza de su problema mental y las herramientas que está obligado a utilizar, y de saber aplicar, mediante el empleo correcto del mecanismo mental, lo que aprende y adquiere.

¿Cómo realizar esto? ¿Cómo atraerlo y construirlo después?

[i367] Por muy pequeño o insignificante que sea un pensador individual, sin embargo, en colaboración con sus hermanos, maneja una poderosa fuerza. Solo mediante el firme, potente y recto pensar de las personas, y la comprensión del empleo correcto de la energía mental, podrá avanzar progresivamente la evolución en las líneas deseadas. El recto pensar depende de muchas cosas, y sería útil exponer algunas de ellas con toda sencillez:

1. La aptitud para percibir la visión. Esto involucra, en pequeña medida, la capacidad de reconocer el arquetipo en que la Logia procura modelar la raza. Implica colaborar en el trabajo del Manu, y en el desarrollo del pensamiento abstracto tanto como del sintético, es decir, un destello de la intuición. La intuición arrebata, de los lugares elevados, una parte del plan ideal latente en la mente del Logos. A medida que los seres humanos desarrollan esta capacidad, harán contacto con fuentes de poder que no están en los niveles mentales, pero constituyen esos planos de los cuales el plano mental mismo extrae su sustento.

2. Luego, habiendo percibido la visión y vislumbrado una fracción de la belleza (¡es asombroso lo poco que ven los humanos!), tiene la oportunidad de atraer al plano mental todo lo que es posible extraer del plan. Al principio, tratan de captarlo en forma tenue y nebulosa, sin embargo, comienza a materializarse. Raras veces podrán, al comienzo, hacer contacto con él, porque la visión llega a través del cuerpo causal y pocos pueden sostener esa elevada consciencia durante largo tiempo. Pero el esfuerzo por captarlo traerá resultados y, gradualmente, se filtrará la idea en los niveles concretos del plano mental. Luego, se convertirá en pensamiento concreto, en algo que puede visualizarse definidamente y apropiarse como base para el pensamiento.

3. Realizado esto, ¿qué viene después? Un período de gestación, donde se construye la forma mental de esa parte de la visión que pueden traer a su [i368] consciencia. Esto debe hacerse paulatinamente, porque es deseable una vibración estable y una forma bien construida. El trabajo apresurado no conduce a nada. A medida que construyen, sentirán poco a poco un anhelo y un deseo de ver aparecer esta visión en la tierra y que sea conocida por otros hijos de los humanos. Después, se vitaliza la forma mental con el poder de la voluntad, tratando que se materialice; entonces, el ritmo se hace más pesado y lento, el material con que se ha construido su forma es necesariamente más tosco, y se hallará que la forma mental de la visión está revestida de materia de los planos mental y astral.

4. Feliz el discípulo que puede acercar, aún más, la visión a la humanidad y traerla a la existencia en el plano físico. Recuerden que la materialización de un aspecto cualquiera de la visión en el plano físico, no es tarea de un solo individuo. Solo cuando ha sido percibido por muchos y solo cuando han trabajado en su forma material, sus esfuerzos unidos pueden llevarlo a la manifestación exterior. Podemos ver así el valor de educar a la opinión pública, porque lleva a los numerosos colaboradores a ayudar a los pocos visionarios. La ley rige siempre, tanto en el descenso como en la diferenciación. Dos o tres personas perciben el plan intuitivamente; entonces, el ritmo que establecen con sus pensamientos arrastra la materia del plano mental a la actividad, y los pensadores se posesionan de la idea. Esto es algo difícil de aprender y de hacer, pero la recompensa es grande.

Para quienes luchan, perseveran y se esfuerzan, la alegría es múltiple cuando llega la materialización. El contraste causa alegría, pues conociendo el pasado de tinieblas, gozarán en la luz de la fructificación y poseerán la alegría del compañerismo experimentado y probado; los años habrán demostrado quiénes son los asociados elegidos, y en la comunidad del sufrimiento se fortalecerá el vínculo; la alegría de la paz, después de la victoria, será suya; para el cansado guerrero los frutos de la realización y el descanso son doblemente dulces; obtendrán la alegría de participar en el plan [i369] de los Maestros, y será correcto todo aquello que los asocie a ellos más estrechamente; la alegría de haber ayudado a consolar a un mundo necesitado, de haber llevado luz a las almas ensombrecidas, de haber curado, en alguna medida, las llagas del sufrimiento del mundo, les pertenecerá, y tener consciencia de haber empleado bien los días y recibir la gratitud de las almas salvadas, trae la mayor de todas las alegrías -la que experimenta un Maestro cuando sabe que ha contribuido a elevar a un hermano un poco más en la escala de evolución-. Esta alegría les aguarda a ustedes, y no está muy lejana. De manera que, no trabajen para la alegría, sino hacia ella; no por la recompensa, sino por la necesidad interna de ayudar; no por la gratitud, sino por el impulso que sobreviene al percibir la visión y comprender la parte que les corresponde desempeñar para traer esa visión a la tierra.

Ayudará mucho saber diferenciar entre la felicidad, la alegría y la beatitud:

Primero, la felicidad tiene su asiento en las emociones y es una reacción de la personalidad.

Segundo, la alegría es una cualidad del alma, sentida mentalmente cuando se efectúa el alineamiento.

Tercero, la beatitud es la naturaleza del espíritu, sobre lo cual es inútil hacer conjeturas, hasta que el alma se da cuenta de su unicidad con el Padre. Esta comprensión viene después de una etapa anterior, en la que el yo personal se unifica con el alma. Por lo tanto, la especulación y el análisis, respecto a la naturaleza de la beatitud, no son de ningún beneficio para la persona común, cuyas metáforas y terminología tienen por fuerza que ser personales y están relacionadas con el mundo de los sentidos. ¿El aspirante se refiere a su felicidad o a su alegría? Si es a esta última, debe ser efecto de la consciencia y la solidaridad grupales, de la unicidad con todos los seres y, después de todo, no puede ser interpretado en términos de felicidad. La felicidad llega cuando la personalidad cumple con esas condiciones que satisfacen una u otra parte de su naturaleza inferior; cuando se experimenta una sensación de bienestar [i370] físico, contentamiento con su propio medio ambiente, con las personas que lo rodean o con las oportunidades y contactos mentales. La felicidad constituye la meta del yo separado.

Sin embargo, cuando tratamos de vivir como almas, no tenemos en cuenta la satisfacción del humano inferior, sentimos alegría en nuestras relaciones grupales y en esas condiciones que conducen a una mejor expresión de las almas de aquellos con quienes nos ponemos en contacto. El hecho de aportar alegría a otros, a fin de producir condiciones mediante las cuales puedan expresarse mejor, podrá tener un efecto físico cuando tratamos de mejorar sus condiciones materiales, o un efecto emocional cuando nuestra presencia les trae paz y los eleva, o un resultado intelectual cuando los estimulamos a pensar clara y comprensivamente. Pero, en nosotros, su efecto es de alegría por haber sido altruista y desinteresada nuestra acción y no depende de las circunstancias o del estado social del aspirante. Se renuncia forzosamente a gran parte de la felicidad cuando la salud es mala, el medio ambiente difícil y el “karma acumulado durante muchas vidas” agobia, o cuando las dificultades de la familia, la nación o la raza, pesan sobre la personalidad sensible. No debe confundirse la alegría con la felicidad de la juventud o la satisfacción autocentrada de la persona egoísta e insensible, que se oculta detrás de sus deseos.

Parece una trivialidad y una paradoja ocultista decir que, en medio de una profunda aflicción y desgracia de la personalidad, se puede conocer y sentir la alegría del alma. Sin embargo, es así, y tal debe ser la meta del estudiante. Algunas personas son felices porque cierran los ojos a la verdad o están autohipnotizadas, ocultándose detrás de una coraza de ilusión. Pero el aspirante, por lo general, ha alcanzado la etapa en que sus ojos están bien abiertos; ha aprendido a ser veraz consigo mismo y no ha construido ninguna muralla que lo separe de sus [i371] semejantes. Está despierto y alerta; es sensible y frecuentemente sufre. Se pregunta por qué lo han abandonado, en lo que el mundo denomina felicidad y paz, y cuál será la consecuencia.

Quienes vigilamos y guiamos desde el aspecto interno, observamos con amor a todos los que luchan en el fragor de la contienda. Somos como el Estado Mayor General que sigue el curso de la batalla desde un lugar alto y seguro. De nuestra seguridad depende el éxito final de ustedes, porque tenemos en nuestras manos la solución de muchos problemas, y aplicamos esa solución cuando la batalla no es favorable. Quisiera que recuerden siempre algo de vital importancia, y es la afirmación de que, en la destrucción de la forma, reside oculto el secreto de toda evolución. No crean que esto es una trivialidad. Lo verán aplicado constantemente, y es preciso prepararse para demostrarlo. Los Maestros utilizan la forma al máximo, tratan de trabajar por medio de ella, aprisionando la vida entre muros limitadores mientras sirven al propósito e instruyen a la raza por medio de esa forma. Entonces, llega el momento en que la forma ya no sirve para el propósito a que estaba destinada, la estructura se atrofia y cristaliza, y es fácilmente destruible. Su destrucción, entonces, es cuestión de gran preocupación y utilidad, la forma desaparece y otra nueva ocupa su lugar. Observen y comprueben si esto no es así. Siempre tenemos la construcción de la forma; su utilización durante el mayor tiempo posible; su destrucción cuando obstaculiza y restringe la expansión de la luz, y luego, la rápida reconstrucción de una nueva forma. Este ha sido el método desde el comienzo del tiempo.

En los albores de la raza las formas perduraban largo tiempo. La evolución avanzaba más lentamente, pero ahora, con la tendencia al ascenso de todas las cosas, la forma tiene una breve duración. Vive vigorosamente durante un breve período; se mueve con rapidez y luego es reemplazada por otra forma. Esta [i372] rapidez aumentará y no disminuirá hasta que la consciencia, o expansión interna de la vida de la raza, vibre siempre a un ritmo más rápido y ligero.

Análogamente es necesario llegar a comprender que uno de los objetivos principales del esfuerzo, en la actualidad, de parte de Aquellos que ustedes denominan Hermanos Mayores de la raza, es estimular, purificar y coordinar el cuerpo etérico. Este cuerpo etérico no solo es el transmisor de prana, sino un medio para todas las energías que estamos considerando. Su importancia reside también en otros factores:

a. Siendo de materia del plano físico, la consciencia etérica es el próximo paso que debe dar la raza. Esto se demostrará, al principio, como la capacidad de ver etéricamente y conocer la materia etérica.

b. Es el campo inmediato de exploración para el científico moderno. Dentro de diez años, muchos médicos clínicos lo reconocerán como un hecho de la naturaleza.

c. La mayoría de las enfermedades que experimenta el cuerpo físico, en la actualidad, tiene sus raíces en el cuerpo etérico. Pocas enfermedades son esencialmente físicas, si es que las hay. La enfermedad tiene sus fuentes en las condiciones astrales y etéricas.

d. El secreto de la clarividencia y la clariaudiencia sensatas y sin peligro, depende de la purificación del vehículo etérico.

e. Las emanaciones etéricas de las personas pueden ser grandes contaminadoras. Por consiguiente, en la purificación de este cuerpo reside el secreto de una humanidad más sensata y más buena.

De ahí la importancia del etérico. Existen otras razones que más tarde serán acentuadas. Sin embargo, al comenzar a formar sus ideas sobre el tema, será prudente adherirse a generalizaciones amplias hasta que toda la cuestión adquiera claros contornos en su mente.