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LA SUPERACIÓN DE LOS OBSTÁCULOS

Ciertos conocimientos de primordial importancia deben preceder a esta tarea de eliminación de obstáculos, y son:

a. Que en el cumplimiento del deber inmediato y [i85] en la adhesión a las formas más puras de la verdad hasta ahora conocida, reside el sendero de una mayor revelación.

b. Que el desapasionamiento es algo que debe ser cultivado, y desarrollada la disposición a soportar gozosamente cualquier inconveniente, dolores o agonías momentáneos, teniendo en cuenta la gloria futura que disipará las nubes de lo pasado.

c. Que en la síntesis está el método para obtener la comprensión, y que en la fusión de los pares de opuestos se alcanza el sendero medio que conduce directamente al corazón de la ciudadela.

Cuando estas tres cosas controlen principalmente sus puntos de vista acerca de la vida, el estudiante tendrá la esperanza de vencer, mediante arduo esfuerzo, los cuatro obstáculos anteriormente mencionados.

Continuando con la consideración de esta regla, nos ocuparemos primeramente de la relación del alma con la personalidad, especialmente desde el punto de vista de la meditación y, por lo tanto, de “la luz superior” y posteriormente de la “proyección hacia arriba de la luz inferior”. Esto también está de acuerdo con la ley del conocimiento esotérico, según la cual comenzamos por lo universal.

Se debería tener presente que estas reglas son únicamente para aquellos cuya personalidad está coordinada y sus mentes están siendo gradualmente controladas. El ser humano, por lo tanto, utiliza la mente inferior, la mente razonadora, mientras que el alma utiliza la mente superior o abstracta. Ambas unidades trabajan con dos aspectos del principio universal de la mente, y en este terreno es posible su relación. El trabajo que debe hacer el ser humano con su mente consiste en lograr que sea negativa y receptiva al alma; esta es su tarea positiva (observen aquí el empleo de la palabra “positiva”, en la tarea de hacer receptiva la mente, porque en ello reside la clave de la correcta acción). El trabajo del alma durante [i86] la meditación, consiste en hacer del tema de la meditación algo tan positivo, que la mente inferior pueda ser impresionada, y el ser humano inferior logre así alinearse con el Plan Eterno.

Se establece de este modo, nuevamente, la relación entre una vibración positiva y una negativa, y el estudio de estas relaciones proporciona mucha información al estudiante, y es parte de la enseñanza preparatoria para la primera iniciación. Podría enumerar estas situaciones relacionadas, presentándolas en su relación progresiva en el sendero de evolución.

1. Relación entre los cuerpos físicos masculino y femenino, que el ser humano denomina relación sexual, considerada de suma importancia en esta época. En el valle de la ilusión el símbolo absorbe frecuentemente la atención y se olvida lo que este representa. Con la solución de esta relación sobrevendrá la iniciación racial, y de esto se ocupa ahora la raza.

2. Relación entre el cuerpo astral y el físico, que para la mayoría constituye el control que la naturaleza astral ejerce sobre el físico negativo automático. El cuerpo físico, instrumento del deseo, es influido y controlado por el deseo -deseo de vivir físicamente y de adquirir lo tangible.

3. Relación entre la mente y el cerebro, problema de los seres humanos y de las razas más avanzadas; el vasto sistema de escuelas, colegios y universidades, indican su importancia. Se han efectuado muchos progresos en esta relación durante los últimos cincuenta años, y el trabajo de los psicólogos marca su punto más elevado. Cuando esto sea comprendido, la mente será considerada el factor positivo, y los otros dos aspectos de la naturaleza forma responderán receptivamente. Serán los autómatas de la mente.

4. Relación entre el alma y la personalidad, problema que absorbe la atención de los aspirantes en la actualidad, porque son los precursores de la familia humana, los que abren el camino al mundo del alma. De esta [i87] relación se ocupan los místicos y esotéricos.

5. Relación entre los centros que se hallan abajo y arriba del diafragma, o entre:

a. El centro en la base de la columna vertebral y el loto de mil pétalos, el centro coronario, en el cual los cuatro pétalos del centro básico se convierten en los muchos, o el cuaternario se pierde en lo universal.

b. Los centros sacro y laríngeo. Aquí se produce la unión entre las doce Jerarquías creadoras y el cuaternario, y es visto el secreto de los dieciséis pétalos del loto laríngeo.

c. Los centros plexo solar y cardíaco, donde el diez del ser perfecto, en este sistema solar, se pierde en los doce consumados. Así como el ser humano hace contacto con las doce Jerarquías creadoras (en su aspecto externo creador) y es el cuaternario perfecto desde el punto de vista de la forma, así en la relación entre el plexo solar y el cardíaco se perfecciona el segundo aspecto; el amor del alma puede expresarse perfectamente mediante la naturaleza emocional.

6. Relación entre los dos centros de la cabeza, el ajna o entre las cejas, y el que está encima de la cabeza. Esta relación se establece y estabiliza cuando el alma y el cuerpo son una unidad funcional.

7. Relación entre la glándula pineal y el cuerpo pituitario, como resultado de lo anterior.

8. Relación entre la mente superior y la inferior, implicando un contacto constante y acrecentado con el alma. La actitud meditativa del alma se duplica en los tres cuerpos (mediante el ser espiritual) y la meditación constante del alma continúa también en su propio plano. En esta regla nos ocuparemos principalmente de esto y sus efectos.

Una relación posterior, que de ninguna manera nos concierne, se [i88] establece después de la tercera iniciación, entre el alma y la mónada, estas relaciones surgirán durante todo el trascurso de la evolución cósmica. Sin embargo, a la raza, como una totalidad, solo le incumbe establecer una relación entre el alma y el cuerpo, y más allá de esto no es necesario ir.

A medida que el ser humano trata de controlar la mente, el alma llega a su vez a ser más activamente prometedora. Hasta ahora el trabajo del Ángel Solar se ha hecho mayormente en su propio mundo, ocupándose de su relación con el espíritu; el ser humano que está pasando por sus ciclos en el plano físico, nada tiene que ver con esto. El mayor consumo de energía del alma ha sido general y se ha exteriorizado hacia el quinto reino. Actualmente el Ángel Solar se acerca a una época de crisis y de reorientación. En la historia primitiva de la humanidad existió una gran crisis denominada individualización. Los Ángeles Solares, en respuesta a una demanda o atracción de la raza de homo-animales (tengan en cuenta esto como un todo), enviaron en esa época una parte de su energía, que encarnaba la cualidad de “mentalización” en dichos homo-animales. Fecundaron el cerebro, si así puede expresarse. De este modo la humanidad fue traída a la existencia. Este germen llevaba consigo otras dos potencialidades, amor y vida espirituales. Y a su debido tiempo deben aparecer.

El florecimiento de la mente en los humanos, que tanto caracteriza la era actual, le señala al Ángel Solar una segunda crisis, de la cual la primera solo fue el símbolo. Aquello por lo cual existe el Ángel Solar hace sentir su presencia en la humanidad, y se está ejerciendo una fuerte atracción sobre el Ángel Solar, que esta vez traerá una segunda fecundación, lo cual proporcionará al ser humano esas cualidades que le permitirán trascender las limitaciones humanas y formar parte del quinto reino de la naturaleza o reino espiritual. El primer esfuerzo del Ángel Solar convirtió a los homo animales en seres humanos; el segundo, [i89] cambiará a los seres humanos en entidades espirituales, además de los beneficios obtenidos por la experiencia de la familia humana.

El Ángel Solar, el alma, se está organizando y reorientando para ello, de modo que su poder pueda ser redirigido hacia el mundo de los seres humanos. El alma debe hacer contacto con el aspecto inferior de su triple naturaleza y con el aspecto que está alojado en el cerebro humano. La actividad inteligente y el amor-sabiduría deben unirse, y la unión debe efectuarse en el plano físico. A fin de lograrlo, el alma está entrando en “meditación profunda” conjuntamente con todas las demás almas que han llevado su instrumento a un estado responsivo. Esta es la meditación grupal básica, y cuando el ser humano ha alcanzado lo que los libros orientales denominan “samadhi”, ha podido participar como alma en esta meditación grupal, entrando en ese ciclo de servicio por medio de la Jerarquía planetaria. Las mentes racional y abstracta funcionan como una unidad, y el principio motivador es el amor. El alma, cuando expresa amor e inteligencia abstracta, se unifica con su expresión en el plano físico mediante el cerebro, y cuando esto sucede, el ser humano inferior ha sincronizado su meditación con la del alma.

Tal es el objetivo de nuestra tarea. Recuérdenlo y procuren hacer cualquier esfuerzo por llevar la mente y el cerebro a una condición de actividad tal, que el ser humano salga de su propia meditación y (perdiendo de vista sus propios pensamientos) se convierta en el alma, el pensador en el reino del alma.

Algunos quizá consideren nueva la idea de que el alma se está organizando para el esfuerzo, reorientando sus fuerzas y preparándose para un nuevo y poderoso impulso, lo cual es verdad. Todas las formas de vida bajo las fuerzas de la evolución pasan de una iniciación a otra, y el alma no está exenta de este proceso. Así como el alma del homo animal se unió con otro principio divino, y de esta manera produjo [i90] el cuarto reino de la naturaleza, así el alma de la humanidad está tratando de hacer contacto con otro aspecto divino. Cuando se efectúe este contacto, el reino de Dios aparecerá en la tierra; el plano físico se transformará y llegará ese período especial representado simbólicamente bajo el término milenio.

Los Conocedores de Dios de dicha época predominarán sobre aquellos que simplemente aspiran a ese conocimiento, y su contacto y los resultados de la fuerza que transmiten, se harán sentir en todos los reinos de la naturaleza. El dominio sobre todas las formas y el poder de actuar como transmisores de esa energía espiritual que llamamos amor, son la recompensa prometida a los triunfantes Ángeles Solares, y la preciada meta de su trabajo de meditación. Los Hijos de Dios, en plena encarnación, triunfarán sobre la tierra y traerán luz (y por lo tanto vida) a todas las formas manifestadas. Esta es la “vida más abundante” de la que habla Cristo. Es la realización de quien verdaderamente ha alcanzado el verdadero Nirvana, vive en una meditación ininterrumpida en el reino espiritual y, sin embargo, puede trabajar en la Tierra. El trabajo de iniciación permite al ser humano vivir siempre en el centro, pero debe actuar como distribuidor de la energía divina en cualquier sentido y -después de las últimas iniciaciones- en todas direcciones.

Al considerar la siguiente regla, nos ocuparemos del trabajo de la “luz menor”, el ser humano en el plano físico. Yo, que he llegado a comprender algo de la vida del Ángel Solar, procuro asegurarles a mis compañeros peregrinos que las cosas pasajeras de los sentidos son solo trivialidades, y no tienen valor alguno comparadas con las recompensas que recibirá aquí y en esta vida, el ser humano que trata de fusionar su conciencia cotidiana con la de su propia alma. Entonces penetra en la comunidad de las almas y ya no está solo. Los períodos de soledad son únicamente el resultado de una errónea orientación y del aferramiento a aquello que oculta la visión y colma las manos en tal medida, que no puede apoderarse de lo que se ha denominado la “joya en el loto”.