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2. Las Jerarquías Creadoras - Parte 1


Quizás sería oportuno intercalar un diagrama o tabla, que sugiriera algunas de esas energías entrelazadas que actúan por medio de nuestro sistema solar, lo atraviesan, retornan, estimulan y energizan todas las partes de nuestro sistema solar. Solo evocan respuesta consciente cuando el vehículo de expresión y de respuesta es adecuado al impacto, afirmación que atañe al Logos solar, a los Logos planetarios y a todas las formas y en todos los reinos de nuestro planeta. [i33] Lógicamente existirá una reacción inconsciente, pero será en una escala general o masiva, y gran parte de ellas afluyen a nosotros desde esas distantes constelaciones, por intermedio de la quinta Jerarquía Creadora. Esta Jerarquía, que se encuentra en vísperas de la liberación, ha de hallarse en el nivel intelectual de la conciencia y puede, por lo tanto, ser utilizada como punto focal y transmisor de las energías superiores a nuestro sistema solar y al planeta. Si estudian cuidadosamente el diagrama de las doce Jerarquías creadoras en la página 34 (ed. inglesa), observarán que dicha Jerarquía está influenciando, y es influenciada por el séptimo Rayo de Orden Mágico y de Organización Ceremonial. La función básica de este rayo es relacionar el espíritu y la materia y producir la forma manifestada. El signo del zodíaco con el que está vinculado más estrechamente es el de Cáncer, el Cangrejo, el signo de las masas, y una de las “puertas” que conducen a la vida manifestada.

La siguiente información sobre las Jerarquías puede ser de utilidad. Ha sido extraída de varias fuentes.

Quisiera recordarles que los siete planos de nuestro sistema solar son los siete subplanos del plano físico cósmico. Las cuatro Jerarquías Creadoras que han logrado la liberación se encuentran ahora enfocadas en el plano astral cósmico. De allí su potencia, aunque se hallen fuera de manifestación. La quinta Jerarquía Creadora existe en el nivel etérico más elevado y se unirá a las otras cuatro Jerarquías cuando la sexta Jerarquía Creadora esté a la altura de la oportunidad cósmica y se vaya acercando a la liberación. Las siguientes tablas muestran algunas de las relaciones astrológicas en conexión con:

1. La constelación de la Osa Mayor,
2. Las Pléyades o las Siete Hermanas,
3. Sirio.
4. Los siete sistemas solares. [i34]

Tablas I y II. Las Doce Jerarquías Creadoras

[i35] 

Las Siete Jerarquías Creadoras en Expresión Planetaria Activa

[i36] 

1. La Jerarquía de Poderes Creadores se divide esotéricamente en siete (4 y 3), dentro de las Doce Grandes Órdenes.

2. Tres Jerarquías son –en este ciclo mayor– de profunda significación: la cuarta, o Jerarquía Creadora humana, y las dos Jerarquías dévicas, la quinta y la sexta.

3. La cuarta Jerarquía Creadora es en realidad la novena, por eso se denomina la Jerarquía de los Iniciados. Esto puede observarse, si se consultan las tablas 1 y 2.

4. Se nos dice en Tratado sobre Fuego Cósmico que, en la novena, décima y undécima Jerarquías (contando de abajo hacia arriba) tenemos un indicio de la naturaleza de Agni, el Señor del Fuego, suma total de la vitalidad sistémica.

5. Mucha luz puede obtener el estudiante sensato si estudia los números vinculados a estas Jerarquías:

     Las primeras cinco son consideradas puras abstracciones.

a. A la Primera Jerarquía le corresponde los números 6.1.7.
b. A la Segunda Jerarquía le corresponde los números 7.2.6.
c. A la Tercera Jerarquía le corresponde los números 8.3.5.
d. A la Cuarta Jerarquía le corresponde los números 9.4.4.
e. A la Quinta Jerarquía le corresponde los números 10.5.3.
f. A la Sexta Jerarquía le corresponde los números 11.6.2.
g. A la Séptima Jerarquía le corresponde los números 12.7.1.

Es necesario tenerlo en cuenta, ya que en La Doctrina Secreta se encontrarán referencias a las Jerarquías bajo diferentes números. Esto sirve para ocultar, pero también confunde al estudiante.

6. Las primeras cuatro Jerarquías alcanzaron la liberación en el primer sistema solar. Su influencia llegó a la Tierra por intermedio de la quinta Jerarquía Creadora. [i37]

7. Por lo tanto, están relacionadas con los cuatro rayos que actúan como rayos menores de Atributo, regidos por el Tercer gran Rayo Mayor de Inteligencia Activa.

8. Piscis encabeza la lista de los signos zodiacales, porque rige el actual ciclo mundial astrológico de 25.000 años. Fue también uno de los signos dominantes que influyó sobre nuestro planeta en el momento de la individualización, cuando vino a la existencia el reino humano. Está relacionado básicamente con la primera o más elevada Jerarquía Creadora, que a su vez está relacionada con el tercer Rayo de Inteligencia Activa, producto del primer sistema solar. El desarrollo de la iluminación a través de una inteligencia despierta es la primera meta de la humanidad

9. La quinta Jerarquía Creadora (a la que también le corresponde el número 8) se halla en vísperas de la liberación. Está conectada peculiarmente con la décima Jerarquía Creadora, con la constelación de Capricornio y con la personalidad humana, que vela y oculta temporariamente el principio Crístico tras la forma y la mente. El número ocho también se considera, de acuerdo con ciertos sistemas numéricos, el número de Cristo.

10. Los Grandes Constructores y los Constructores Menores actúan en el segundo y tercer plano de nuestro sistema solar, tienen sus actividades reflejadas en el trabajo de los Señores Lunares y las vidas elementales.

11. Observarán que a la Jerarquía humana (en la tabla 9.IV.4.) no se le asigna ningún elemento en particular, ya que tiene que fusionarlos y sintetizarlos todos. Esto es parte de las grandes pruebas iniciáticas en Escorpio.

12. Esta clasificación se ha hecho únicamente en relación con la cuarta Jerarquía Creadora, la humana, y no con otras manifestaciones planetarias. [i38]

(El gráfico fue compilado del escaso conocimiento revelado hasta ahora sobre el tema y es exacto hasta donde lo permiten las circunstancias).

Cada una de estas siete Jerarquías de Seres, contenidas dentro de las Doce, que son los Constructores o Agentes Atractivos, son (en su grado) intermediarias; todas encarnan uno de los tipos de fuerza que emanan de las siete constelaciones. Por lo tanto, su trabajo intermediario es doble, y son:

1. Los mediadores entre el Espíritu y la materia, y
2. Los transmisores de las fuerzas que provienen de fuentes foráneas al sistema solar a las formas que se encuentran dentro del sistema solar.

Cada uno de estos grupos de Seres es igualmente de naturaleza septenaria, y los cuarenta y nueve fuegos de Brahma son la manifestación inferior de su naturaleza ígnea; cada grupo también puede considerarse “caído” en el sentido cósmico, porque está implicado en el proceso de construcción, u ocupa formas de un grado u otro de densidad.

Jerarquía I. La primera gran Jerarquía emana del Corazón del Sol central Espiritual. Es el Hijo de Dios Mismo, el Primogénito en sentido cósmico, así como Cristo fue el “Hermano mayor de una vasta familia de hermanos”, y la “primera flor de la planta humana”. El símbolo de esta Jerarquía es el Loto Dorado con sus doce pétalos cerrados. La Doctrina Secreta, T. 1., págs. 235-50; T. VI, págs. 199-200.(ed. española)

Deben recordar que esta Jerarquía es literalmente la sexta, pues ya han desaparecido cinco, que fueron producto del sistema anterior, donde el objetivo era la Inteligencia o Manas. Las cinco Jerarquías liberadas son la suma total de manas. En orden, es la quinta Jerarquía, y se dice que está [i39] en proceso de lograr la liberación final o de tener la cuarta Iniciación, y es la causa de ciertos fenómenos en nuestro planeta, por eso ha merecido ser llamada la “Estrella del Sufrimiento”. Existe un vínculo kármico entre el reino animal y la quinta Jerarquía Creadora del sistema anterior, que se expresa en el ser humano como la necesidad de crucificar la naturaleza física animal, especialmente en la línea sexual. Debe recordarse que las Jerarquías trabajan bajo la Ley de Atracción; es la ley de los Constructores.

Esta primera (sexta) Jerarquía tiene como tipo de energía el primer aspecto del sexto tipo de electricidad cósmica, y ejerce por lo tanto un poder especial, conjuntamente con el fuego inferior o “fuego por fricción”, a medida que se hace perceptible en el sexto plano. Dichas vidas se llaman “los ardientes Hijos del deseo” y fueron “los Hijos de la necesidad”. El Antiguo Comentario refiriéndose a ellos dice:

Ardían por saber. Se lanzaron hacia las esferas. Son el anhelo del Padre por la Madre. Sufren por ello, arden y anhelan, por medio de la sexta esfera del sentido”.

Jerarquía II. La segunda Jerarquía está vinculada estrechamente con la Osa Mayor. Se nos dice que entraron a través del segundo ventrículo del Sagrado Corazón y son (como se nos dice en La Doctrina Secreta) los prototipos de las Mónadas. Son la fuente de la Vida monádica, pero Ellos no son las Mónadas; Ellos son mucho más elevados.

Esta Jerarquía, que literalmente es la séptima, está constituida por esas vidas que afluyen a nuestro sistema, que en el primer sistema solar permanecieron en su propio plano, porque eran demasiado puras y sagradas para obtener una oportunidad en esa evolución tan materialista e intelectual. Aún en este sistema solar, lo único que podrán hacer es influir sobre los Jivas o Mónadas encarnantes, impartiéndoles la capacidad de comprender la naturaleza de la conciencia grupal, la cualidad de los siete Hombres Celestiales, pero no serán capaces de expresarse [i40] plenamente. Algunas claves de este misterio se obtendrán si el estudiante considera cuidadosamente que en nuestro sistema solar y en nuestros siete planos tenemos únicamente el cuerpo físico del Logos, y que ese cuerpo es una limitación para la expresión de Su triple naturaleza. Se puede considerar que la primera (sexta) Jerarquía se esfuerza en expresar la vibración mental del Logos solar, y la segunda, Su naturaleza emocional, o astral cósmica. 

Esta segunda (séptima) Jerarquía tiene como tipo de fuerza el segundo aspecto del séptimo tipo de fuerza de los muchos que ya existen. Se obtendrá una idea del relativo grado de evolución del Logos solar mediante el estudio de los diversos aspectos de fuerza que está demostrando en esta encarnación particular. Dicha energía impulsa a las Mónadas a la encarnación física, ya que se hace perceptible en el séptimo plano. Las energías que hoy actúan son las que el Logos ha desarrollado y adquirido en encarnaciones previas. Lógicamente existen brechas y faltan ciertos tipos de fuerza, debido a que todavía tiene mucho que adquirir cósmicamente.

La energía de esta Jerarquía da por resultado la manifestación del Divino Andrógino y los siete centros de fuerza que constituyen las siete Energías Espirituales.

Jerarquía III. La tercera Jerarquía Creadora (la octava) es peculiarmente interesante. Se denominan “las Tríadas”, porque contienen en sí las potencias de la triple evolución mental, psíquica y espiritual. Estas Triadas de Vida son inherentemente las tres Personas de la Trinidad y, desde cierto punto, la flor del sistema anterior. Vista desde otro ángulo, cuando es estudiada como la “flor de las Ocho anteriores”, constituyen los óctuples puntos que esperan la oportunidad de surgir como llamas. Son los devas preparados para servir, lo cual consiste en dar a otra Jerarquía ciertas [i41] cualidades de las que carece. Esta Jerarquía se considera como la gran donadora de la inmortalidad, mientras se “mantiene apartada de la encarnación”. Sus miembros son los Señores del Sacrificio y del Amor, pero no pueden pasar más allá del cuerpo etérico logoico hacia el vehículo físico denso.

Esta Jerarquía maneja el tercer aspecto de la fuerza eléctrica del primer tipo de energía cósmica. Representa el ciclo recurrente de ese primer tipo simbolizado por el número 8. Las fórmulas de estas energías eléctricas son demasiado complicadas para darse aquí, pero el estudiante debe tener presente que tales Jerarquías expresan:

1. Energía cósmica septenaria.
2. Prana cósmico.
3. Energía solar o fuego eléctrico, fuego solar y fuego por fricción.

Cada Jerarquía manifiesta una triple energía o un aspecto de cada uno de los mencionados anteriormente, y ello requiere una nónuple diferenciación, porque las dos primeras son triples, y también la tercera. El rechazo de las vidas Triádicas por las unidades de la cuarta Jerarquía, la de las Mónadas humanas, con el tiempo precipita al ser humano en la octava esfera. Él se niega a convertirse en un Cristo, un Salvador, y permanece autocentrado.

Hemos tratado ya las tres primeras Jerarquías, consideradas como que siempre “ven la Faz del Regente de lo Profundo”, o que son tan puras y sagradas que Sus fuerzas están en contacto directo con Su fuente emanante.

Consideraremos ahora muy brevemente dos Jerarquías, que nos conciernen muy de cerca, las entidades humanas autoconscientes. Estos dos grupos son literalmente tres, ya que la quinta Jerarquía es dual, y esto produce cierta confusión; su significado oculto subyace detrás del fatídico número trece. Son los “Buscadores de la satisfacción” y la causa de la segunda caída a la generación; esta es la razón [i42] por la cual el Ego adopta una naturaleza inferior. La cuarta y quinta Jerarquías son la novena y la décima, o los “Iniciados” y los “Seres Perfectos”. Los seres humanos o “Jivas Imperecederos” son los que evolucionan por medio de graduadas series de iniciaciones autoinducidas, o producidas en nuestro planeta con ayuda foránea. Progresan mediante el “matrimonio” con el siguiente orden, el quinto. Así se completan y perfeccionan, y debido a este hecho oculto, la cuarta Jerarquía se considera masculina y la quinta femenina.

Jerarquía IV. La cuarta Jerarquía Creadora es el grupo en el que se encuentra el aspecto más elevado del ser humano, su “Padre en el Cielo”. Estas vidas son los puntos de fuego que deben convertirse en la llama, realizándose por intermedio de la quinta Jerarquía y de los cuatro pábilos, o las dos Jerarquías duales inferiores. De esta manera podrá observarse que en lo concerniente al ser humano, la cuarta, quinta, sexta y séptima Jerarquías son, durante el ciclo de encarnación, su mismo ser. Constituyen los “Señores de Sacrificio” y los “Señores de Amor”, la flor de Atma-Budi.

Cuando se estudian estas Jerarquías, una de las lecciones más valiosas a aprender es el lugar y la importancia que tiene el ser humano en el esquema. La Jerarquía, por ejemplo, que constituye la esencia de la intangible Vida del Espíritu y del principio Búdico, es la causa esotérica del matrimonio cósmico entre espíritu y materia, basado en el amor y deseo del Logos, pero cada Jerarquía se expresa también por medio de esa manifestación particular que la mente finita del ser humano considera como la Jerarquía misma. Sin embargo, no es así, y debe tenerse cuidado y saber diferenciar dichas Jerarquías.

Sus miembros constituyen gérmenes latentes de centros de fuerza y se manifiestan subjetivamente: dan calor y vitalizan a grupos de formas; [i43] florecen y se expresan por medio de una forma o de otra Jerarquía. Dichas Jerarquías están todas interrelacionadas y son negativas o positivas entre sí, según el caso.

Según afirma La Doctrina Secreta, T. 1., pág. 238, esta Jerarquía constituye la cuna de los Jivas encarnantes, Jerarquía que lleva en sí los gérmenes de las Vidas que alcanzaron la etapa humana en otro sistema solar, que no estaban capacitadas para proseguir más allá, debido a la llegada del pralaya, que las proyectó a un estado de latencia. La condición de la Jerarquía es similar, solo que en escala cósmica, en lo que respecta a las simientes de la vida humana retenidas en estado de obscuración durante un período intercadenario. Las otras tres Jerarquías tratadas (primera, segunda y tercera) fueron las que (en anteriores kalpas de manifestación logoica) habían pasado más allá de la etapa humana. Por lo tanto, son grupos arupa o sin forma, así como los restantes son grupos rupa o con forma.

La cuarta Jerarquía Creadora, la novena, ocupa en este sistema solar lo que podría considerarse el tercer lugar:

Primero, las Vidas o las tres Personas de la Trinidad.
Segundo, los Prototipos del ser humano, los siete Espíritus.
Tercero, el ser humano, o la manifestación inferior del aspecto Espíritu autoconsciente.

Es necesario considerarlo cuidadosamente, pues no se refiere al aspecto forma sino únicamente a la naturaleza de las Vidas que se expresan a través de otras vidas, que también son autoconscientes o plenamente inteligentes, mientras que ciertas Jerarquías no lo son.

Las cuatro Jerarquías inferiores se ocupan de la manifestación [i44] en los tres mundos, o del cuerpo físico denso del Logos solar. Son las que pueden descartar o bien atravesar el cuerpo etérico del Logos solar y tomar las formas compuestas de sustancia gaseosa, líquida o densa. Las otras no pueden hacerlo ni pertenecer a la generación física.

Los estudiantes deben tener en cuenta que, desde el punto de vista del Logos, los Ángeles solares, en el plano mental (el quinto subplano del plano físico cósmico), están en encarnación física, y lo que se llama “segunda caída” es aplicable aquí. La primera caída significa tomar una forma construida de materia etérica cósmica, tal como sucede con los Hombres Celestiales, los prototipos de los Jivas humanos. En este último caso, los cuerpos utilizados se llaman “amorfos” desde nuestro punto de vista, y son “cuerpos vitales” animados por el prana cósmico. En nuestro propio caso y en los grupos restantes, las formas están compuestas de sustancia de los tres planos inferiores (aquello que el Logos no considera un principio) y, por lo tanto, es materia que todavía responde a la vibración del sistema anterior. Esto significa que las cuatro Jerarquías inferiores son eslabones entre la vida pasada y la futura. 

Constituyen el presente. Como no habían finalizado los contactos con el principio inteligencia activo en el kalpa anterior, deben continuar tales contactos en este. Lo lograrán en el presente sistema; los cuatro se convertirán en los tres y constituirán entonces las tres Jerarquías amorfas superiores del próximo sistema.

Antes de continuar nuestra consideración de estas jerarquías particulares, es necesario señalar que a algunas se las denomina “jerarquías dominantes” y a otras “jerarquías subsidiarias”. Significa que en este sistema solar, algunas se están expresando más plenamente que otras, lo cual entraña, como consecuencia, [i45] que su vibración se sienta más que la de los grupos subsidiarios. Los grupos dominantes son el segundo, el cuarto y el quinto, y ello se debe a que:

a. El segundo constituye la gran expresión de la dualidad, del Hijo, que vitaliza al Sol.

b. El cuarto constituye la Jerarquía de Mónadas humanas, quienes son las mediadoras o sintetizadoras que expresan el fruto del 1er. Sistema y la meta del 2do. Sistema.

c. El quinto o décimo, está vinculado estrechamente con las cinco jerarquías liberadas, siendo la expresión de su vida sintetizada. Podría decirse entonces que la quinta Jerarquía sirve como representante de los cinco grupos liberados, y la cuarta constituye el grupo representante del sistema actual, mientras que la segunda representa (para el ser humano, o ambos grupos unidos) aquello que es el aspecto Espíritu, el Padre, lo Desconocido.

 Jerarquía V. La quinta Jerarquía Creativa es, como sabemos por el estudio de La Doctrina Secreta, una de las más misteriosas. Este misterio es incidental a la relación de la quinta Jerarquía con los cinco grupos liberados. Esta relación, respecto a nuestro planeta, que no es sagrado, puede comprenderse en parte si se observa la historia de Buda y Su obra. En La Doctrina Secreta, T. VI, se insinúa esto.

La relación de la quinta Jerarquía con cierta constelación, tiene también que ver con este misterio. Se halla oculto en el karma del Logos solar y concierne a Su relación con otro Logos solar y a la interacción de fuerza entre ambos en un mahakalpa mayor. Encierra el verdadero “secreto del Dragón”, y la influencia del dragón o la “energía serpentina” fue lo que causó el influjo de energía manásica o de la mente, al sistema solar. Entrelazado estrechamente [i46] con el karma de estas dos Entidades cósmicas, estaba el de esa Entidad cósmica menor, la Vida de nuestro planeta, el Logos planetario. Este triple karma introdujo la “religión serpentina” y las “Serpientes o Dragones de Sabiduría” en los días lemurianos. Tenía que ver con el kundalini solar y planetario, o fuego serpentino. Existe un indicio en el hecho de que la constelación del Dragón tiene la misma relación con el UNO, mayor que nuestro Logos, como el centro en la base de la columna vertebral la tiene con el ser humano. Concierne al estímulo y vitalización con la consecuente coordinación de los fuegos en manifestación.

También tenemos una clave del misterio en la relación que existe entre dicho quinto grupo y los dos polos contrayentes. Son los Quíntuples Vínculos, “los Unidores Benignos” y “los Productores de la Expiación”. Esotéricamente son “los Salvadores de la Raza” y de Ellos emana ese principio que –en conjunción con el aspecto más elevado– eleva el aspecto inferior hasta el Cielo.

Cuando estos misterios sean cuidadosamente estudiados, incluyendo el estudio de la vida de los más grandes exponentes del principio de la unificación1, se evidenciará cuán grande y omnimportante es el lugar que ocupa en el esquema.

Por esta razón las Entidades de la quinta Jerarquía se llaman “los Corazones del Amor Ardiente”; salvan mediante el amor; a su vez dichas vidas están particularmente cerca del gran Corazón de Amor del Logos solar. Estos grandes Ángeles de redención, los Hijos de los Hombres en su propio y verdadero plano, el mental, se describen siempre, por lo tanto, tomando la forma de lotos de doce pétalos –esta simbología los vincula con “el Hijo del divino Amor Divino”, el sistema solar manifestado, del cual se dice que es un loto cósmico de doce pétalos, y que el loto causal logoico, igualmente de una naturaleza de doce pétalos. [i47]

Tenemos entonces una afluencia directa de energía que viene a través de:

a. El loto egoico logoico de doce pétalos. El plano mental cósmico.
b. El loto solar de doce pétalos.
c. El corazón logoico planetario, también un loto de doce pétalos.
d. El loto egoico humano de doce pétalos en el plano mental.
e. El centro cardíaco de doce pétalos de un ser humano.

O expresado de otra manera, la energía fluye directamente de:

a. El Logos solar, por medio de tres grandes centros cósmicos:

1. El Sol central espiritual.
2. El Corazón del Sol. 3. El Sol físico.

b. El centro cardíaco del Logos planetario, situado en el cuarto plano etérico cósmico (nuestro plano búdico).

c. El loto egoico de un ser humano en el plano mental, que es literalmente una correspondencia del “corazón del Sol”. En el sistema humano el punto monádico es un reflejo del “Sol central espiritual”.

d. El centro cardíaco de un ser humano en el plano etérico del plano físico, que a su vez es una correspondencia del Sol físico.

Así el minúsculo átomo humano se conecta con la gran Vida central del sistema solar.

Esta quinta Jerarquía constituye igualmente, de acuerdo con la ley, un distribuidor de energía para el quinto subplano de cada plano del sistema; solo debe tenerse en cuenta que en los tres mundos es el quinto subplano considerado desde arriba hacia abajo, mientras que en los mundos de la evolución superhumana es el [i48] quinto de abajo hacia arriba. Esta Jerarquía maneja, como sabemos, los aspectos duales de manas, uno en los tres mundos y otro que se expresa en esferas superiores.

Debe recordarse que estos grupos (aunque se los denomine “amorfos”) son las verdaderas formas de todo lo que perdura, pues están en el cuerpo etérico del Logos solar o del Logos planetario. Debe ponerse gran énfasis sobre este punto. Durante mucho tiempo, los estudiantes consideraron que la forma es el cuerpo físico denso, mientras que para el ocultista el cuerpo físico no constituye la forma, sino una burda ilusión o maya, y considera el cuerpo vital como la verdadera forma. Por lo tanto, estas Jerarquías son la suma total de las vidas vitales y el sustrato o la sustancia de todo lo que es. Podemos considerar el tema de la manera siguiente:

a. Los cuatro grupos superiores son la expresión de las Jerarquías a través de los tres éteres cósmicos, el segundo, el tercero y el cuarto.

b. Los dos grupos inferiores constituyen las vidas que actúan como materia involutiva (organizada e inorganizada) del cuerpo físico denso logoico, el líquido y el gaseoso, con la sustancia viviente de los cuatro subplanos superiores del cuerpo físico denso sistémico.

c. La quinta Jerarquía tiene una posición interesante como cuerpo “mediador” entre los cuatro superiores y los que se encuentran en los tres subplanos inferiores. Existe una correspondencia vital y significativa entre los siete centros de la cabeza y los siete grupos de egos en el plano mental, y una analogía oculta entre los tres centros de la cabeza (glándula pineal, cuerpo pituitario y centro alta mayor) y la expresión de estos siete grupos de egos en los tres mundos. Este [i49] hecho es muy esotérico y los estudiantes que meditan sobre las leyes de unificación2 deben tener en cuenta esta analogía.

Es útil recordar el lugar que ocupan estas Jerarquías en el esquema y comprender que sobre la suma total de estos cuerpos vitales se reúne gradualmente la manifestación densa, a la que consideramos como materia evolutiva. Las formas (desde la forma de cada átomo hasta el cuerpo del Ego, desde la forma de una flor hasta el inmenso loto planetario o solar) son construidas porque las Jerarquías existen como el conjunto de vidas germinales que dan impulso, proporcionan el modelo y procuran, mediante su existencia misma, la razón de ser de todo lo que se ve en todos los planos.

Jerarquía VI y VII. Estas sexta y séptima Jerarquías que proporcionan las formas sustanciales de los tres mundos, tienen un empleo vital y ocupan un lugar muy interesante. Desde el punto de vista logoico no se considera que constituyan principios, pero desde el punto de vista del ser humano sí le proporcionan a él Sus principios inferiores. Mantienen con el Logos la misma relación que el cuerpo físico denso con el ser humano, y todo lo que concierne a su evolución debe estudiarse (en este lugar particular) como lo que sucede dentro del vehículo físico logoico. Se ocupan del despliegue de energía física, de la ejecución en el vehículo físico de todos los propósitos divinos, y de la organización física de cierta gran Vida cósmica.

Esto ocurre especialmente cuando analizamos estas dos Jerarquías. Constituyen el residuo inferior del sistema anterior, y la energía de esa materia (líquida, gaseosa y densa) que la vibración del átomo logoico permanente (en el plano adico) atrae hacia sí al construir la forma divina. Con propósitos de clarificación [i50] y generalización, debe observarse que la séptima Jerarquía es la vida o energía que se encuentra en el corazón de cada átomo, su aspecto positivo, y la sexta Jerarquía, la vida de las formas de todos los cuerpos etéricos de cada objeto tangible. La función de esta Jerarquía está bien descrita en las palabras de El Antiguo Comentario:

Los devas oyen emitirse la palabra. Se sacrifican a sí mismos, y con su propia sustancia construyen la forma deseada. Extraen vida y el material de sí mismos, y ceden ellos mismos al impulso divino”.
Tratado sobre Fuego Cósmico, págs. 1196-1207 (ed. ingl.)

TABLA III

I.

ENERGÍA DINÁMICA............

...............................................

Fuego Eléctrico

 


   1. Sirio..........................

| Cáncer
| ........Saturno..........................
| Capricornio


Quinta Jerarquía Creadora (la 8ª) Desconocida

 

 

La Cruz Cardinal

 

 


  2. La Osa Mayor.........

| Aries
| ......El Sol, que oculta a Vulcano.......

| Libra


Segunda Jerarquía Creadora
(la 11ª) Desconocida

 

 

La Cruz Cardinal

 

 


    3. Las Pléyades....................

| Géminis
| ......... Mercurio....................
| Sagitario


Cuarta Jerarquía Creadora
(la 9ª) Desconocida

 

 

La Cruz Mutable

 

Todas las energías que anteceden, en lo que concierne al ser humano, se ponen en actividad durante las iniciaciones mayores y en el Sendero de Iniciación.

II.

ENERGÍA MAGNÉTICA........

...............................................

Fuego Solar

 


    4. Los 7 sistemas solares......

| Tauro
| ......... Marte..........................

| Escorpio


Tercera Jerarquía Creativa
(la 10ª) Desconocida

 

 

 

La Cruz Fija

Toda la energía que antecede, en lo que concierne al ser humano, entra en actividad mientras se entrena como discípulo y se halla en el Sendero del Discipulado. [i51]

Antes de continuar con el análisis de las tablas y demostrar las interrelaciones que existen en este ciclo particular zodiacal, entre los doce signos del zodíaco y los doce planetas, quiero indicar ciertas cosas en conexión con estas constelaciones zodiacales. Son generalizaciones, pero de ellas podrá deducirse lo específico y lo particular.

Primero de todo, quisiera señalar que los doce planetas que gobiernan las doce casas, conciernen primordialmente a la expresión del ser humano en el plano físico; afectan poderosamente el aspecto personalidad; sus influencias, además de las condiciones kármicas heredadas, producen esos estados ambientales y circunstancias que ofrecen la oportunidad para desarrollar y eventualmente controlar el aspecto forma de la vida.

Segundo, las doce constelaciones se ocupan principalmente de estimular el alma dentro de la forma, produciendo actividad subjetiva, que a su vez produce cambios en la expresión externa, por medio de la fusión de la energía de la constelación con la de los planetas. El efecto producido tiene dos etapas:

1. La primera es cuando el signo del Sol domina al ser humano y gradualmente lo capacita para responder al alma, desarrollándose sus posibilidades latentes para esta vida. El efecto del signo del Sol se denomina algunas veces “la potencia del Sol de la Probabilidad”.

2. La segunda es cuando existe una acrecentada respuesta a las energías ocultas por el signo ascendente. Evocan lo inesperado y producen una aceleración del progreso evolutivo y el desarrollo de la vida interna. El signo ascendente se denomina en lenguaje esotérico “el Sol de la Posibilidad”. [i52]

Por el efecto que produce la energía que afluye de los signos zodiacales, el ser humano se prepara para la “crisis de orientación”, en la cual, lenta y gradualmente, invierte su modo de progresar en la rueda de la vida y conscientemente comienza el viaje de retorno a su fuente de origen. Entonces va de Aries a Piscis vía Tauro, Escorpio y Capricornio, en vez de pasar de Aries a Tauro vía Sagitario, Leo y Cáncer. La triplicidad de las constelaciones mencionadas en estas dos grandes rutas alrededor del zodíaco, tiene un efecto definido y trascendente y se denominan “signos trascendentales de influencia.”. Durante este proceso se desarrolla el principio mental, la mente discernidora, y en esta conexión específica (no general), se pone el énfasis sobre la influencia que ejercen Aries, Géminis y Libra. Bajo esta influencia, el ser humano aprende a vencer el deseo, mediante el experimento y la experiencia con todo tipo de deseo e impulso egoísta. Así, gradualmente y con infinito dolor, el alma humana aprende a actuar primero como miembro de la familia humana y después como entidad espiritual, el alma divina.

Por lo dicho observarán que ciertas perspectivas adoptadas por los astrólogos esotéricos, invierten la posición de la astrología ortodoxa actual. La razón de ello es que cuando descienden las ideas del plano de las ideas, “se invierten” en el plano astral y, por tal motivo, están sujetas a la gran ilusión. La astrología debe liberarse oportunamente de esta inversión.

Una comprensión correcta del efecto que producen las distintas energías y fuerzas pondría en evidencia que, cuando las fuerzas planetarias condicionantes, las energías en expansión del signo del Sol y la tendencia de la energía impulsora del signo ascendente, son controladas y dirigidas por el ser humano espiritual iluminado, tenemos un alma al borde de la liberación.

Finalmente, las energías de las doce constelaciones [i53] y –en una etapa final de experiencia y desenvolvimiento– de las tres grandes constelaciones que condicionan al Logos solar, se mezclan con las energías innatas de los siete rayos, o de los siete Logos planetarios. Esto marca un punto de perfección. Estas energías foráneas (me refiero a las de las constelaciones mayores) son transmitidas a la Tierra por intermedio de los siete planetas sagrados y los cinco no sagrados, y cuando hay una completa fusión de las energías relacionadas y, por lo tanto, plena expresión, llega a su fin un gran período mundial. Por largo tiempo durante este ciclo de reencarnaciones y períodos de manifestación, el ser humano está condicionado casi totalmente por la actividad de los planetas no sagrados que, como bien saben, son cinco:

El Sol (ocultando un planeta)
La Luna (ocultando un planeta)
La Tierra
Marte
Plutón

El ser humano – hablando simbólicamente – es “la estrella de cinco puntas, y de las ígneas puntas se vierten las fuerzas del ser humano, y en cada una de esas puntas aparece un centro de recepción”. Esta es por supuesto una expresión pictórica, pero su significado es claro. Sin embargo, cuando el ser humano se acerca al Sendero del Discipulado, la influencia de los planetas sagrados se hace acrecentadamente efectiva, hasta que después de la quinta y última iniciación ya no producen efecto los planetas no sagrados, aunque el iniciado maneja potentemente las energías de los mismos, a medida que afluyen a través de sus vehículos de recepción, de respuesta y de expresión, pues deben tenerse en cuenta las tres actividades y propósitos.

Las energías de las doce constelaciones se mezclan con las de los doce planetas, pero su poder para evocar respuesta y ser recibidas, reconocidas y [i54] empleadas conscientemente, depende completamente del tipo de mecanismo de respuesta de la Vida planetaria y del ser humano individual. Se ha dicho acertadamente, que la consciencia depende de los vehículos y del grado de desarrollo y capacidad del individuo para identificarse con las energías e impulsos que le llegan, no dependiendo únicamente de lo que ya ha reconocido como parte o aspecto de sí mismo. Podría decirse que la respuesta más elevada a las realidades y cualidades reveladas y hechas posibles por el impacto de las energías de los signos zodiacales, depende parcialmente de la influencia menguante de los planetas para mantener sujeto el aspecto conciencia del ser humano. Reflexionen sobre esto, porque encierra una verdad profundamente esotérica.