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3. El Reino Animal - Parte 3


2. El sexo en la Nueva Era

La profecía es siempre peligrosa, pero a veces se puede hacer un pronóstico o una predicción basada en las actuales tendencias generales.

Durante los próximos doscientos años desaparecerán gradualmente las antiguas influencias bajo las cuales hemos vivido, y se harán sentir las nuevas potencias. Se dice que tres cosas caracterizarán la era acuariana venidera y llegarán a ser posibles por la influencia que ejercerán los tres planetas que rigen los tres decanatos de este signo. Primero, tendremos la actividad de Saturno, que producirá la bifurcación de los caminos y proporcionará la oportunidad a quienes puedan aprovecharla. También habrá un período de disciplina y un ciclo en que se harán decisiones; mediante estas decisiones discriminadoras la humanidad recibirá su derecho de progenitura. Hoy esta influencia ya se hace sentir en forma poderosa.

Posteriormente, por la influencia que ejerce Mercurio en el segundo decanato, tendremos la afluencia de la luz y la iluminación mental y espiritual, y una interpretación más veraz de la enseñanza de la Logia de Mensajeros. El trabajo realizado en el primer decanato permitirá a muchos decidir y realizar el esfuerzo que los llevará a elevar las energías inferiores a los centros superiores y transferir el enfoque de su atención de abajo arriba del diafragma. El trabajo efectuado en el segundo decanato permitirá, a quienes están preparados, fusionar la personalidad con el alma y, como ya [i293] indiqué, la luz brillará y el Cristo nacerá en ellos. En el tercer decanato se inaugurará el reino de la hermandad, y Venus regirá mediante el amor inteligente; lo importante es el grupo, no el individuo; el altruismo y la colaboración reemplazarán constantemente a la separatividad y a la rivalidad.

En ningún sector de la vida se sentirán tan potentemente estos grandes cambios como en la actitud que adoptará el ser humano hacia el sexo y en el reajuste de la relación marital, nueva actitud que irá produciéndose gradualmente a medida que la ciencia de la psicología, que se desarrolla lentamente, haga valer sus derechos. Cuando el ser humano llegue a comprender su triple naturaleza y penetre en la naturaleza de su conciencia y en la profundidad de su propia vida subconsciente, tendrá lugar, gradual y automáticamente, un cambio en la actitud del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia su destino. Cambio necesario que no será el resultado de medidas legales o de decisiones hechas por los representantes del pueblo para enfrentar los desastres del momento; vendrá lentamente como resultado del inteligente interés demostrado por las tres generaciones venideras. Los que vienen ahora a la existencia y los que vendrán durante el próximo siglo estarán bien preparados para enfrentar el problema del sexo, pues comprenderán el problema con mayor claridad que la vieja generación y pensarán en términos más extensos y amplios de lo que es común hoy. Serán más conscientes del grupo y menos individualistas y egoístas, se interesarán más por las nuevas ideas que por las antiguas teologías, no tendrán tantos prejuicios y serán más tolerantes que la mayoría de las actuales personas bien intencionadas. La psicología está recién ahora entrando en sus derechos y comenzando a comprender cuál es su función, sin embargo dentro de cien años será la ciencia que predominará [i294] y los nuevos sistemas de educación, fundados en la psicología científica, habrán reemplazado totalmente nuestros métodos modernos. En el futuro se tratará de determinar el propósito de la vida del ser humano. Se efectuará cuando se sepa a qué rayo pertenece, mediante el análisis de su equipo (la psicología vocacional es el incipiente comienzo), el estudio de su horóscopo y cuando se le imparta una base sólida respecto al control mental y al entrenamiento de la memoria, a fin de retener la información suministrada. Se dará especial atención al procedimiento por el cual podrá integrar su personalidad y elevar y purificar las cualidades vivientes, todo lo cual tendrá por objeto llegar a ser consciente y de valor para el grupo. Este factor es de gran importancia. Síntesis, pureza física, descentralización y bien grupal, serán las notas clave de la enseñanza a impartirse. Se enseñará el control emocional y el recto pensar, y una vez logrados, se adquirirá automáticamente el conocimiento de las realidades espirituales y se subordinará la vida al propósito grupal. Las relaciones del ser humano estarán inteligentemente dirigidas y, su relación con el otro sexo, serán guiadas no sólo en el amor y el deseo, sino por la ordenada comprensión intelectual de la verdadera significación del matrimonio. Lo antedicho puede aplicarse a la mayoría de las personas inteligentes y bien intencionadas, cuyas normas se desarrollarán en el transcurso de las décadas, y personificarán los sueños e ideales de los visionarios más avanzados de hoy. Existirán personas irreflexivas, ociosas y estúpidas, pero la evolución va aprisa y el orden está en camino.

No puedo anticipar las leyes que se promulgarán para controlar a las personas sobre este difícil tema del sexo, ni predecir cuáles serán las leyes matrimoniales. Aún no se sabe en qué forma enfrentarán el problema las legislaturas de las naciones. No me interesa hacer conjeturas. [i295] Pero lo que puedo hacer y haré, es proporcionar las premisas fundamentales que subyacen en las mejores ideas futuras sobre el tema del sexo y el matrimonio.

Estas premisas son tres: cuando sean comprendidas, captadas, se integren a las ideas prevalecientes de la época, formen las bases de las normas reconocidas y una vida decorosa, entonces los detalles de cómo, dónde y cuándo se resolverán por sí solos.

1. La primera premisa está basada en la relación entre ambos sexos, y la forma de encarar la relación matrimonial se considerará como parte de la vida grupal y para el bien del grupo; esto no será el resultado de las leyes que reglamentan el matrimonio, sino como consecuencia de la educación acerca de las relaciones grupales, del servicio y de la ley del amor comprendida prácticamente y no en forma sentimental. Los hombres y mujeres se considerarán como células de un organismo vital, y esta comprensión y perspectiva coloreará sus actividades. También será considerada como una realidad de la naturaleza y un producto de pasados ciclos de evolución; no será una teoría y una esperanza como sucede en la actualidad. Se estudiará lo que es mejor para el grupo y lo que se necesita para fomentar la eficiencia de un ente del grupo. Los humanos vivirán cada vez más en el mundo de las ideas y de la comprensión, y no en el mundo del deseo desordenado y del instinto animal; el amor del hombre por la mujer y viceversa será más verdadero de lo que es hoy, pues no será estrictamente emocional y tendrá una base inteligente.

A medida que el impulso asciende desde el centro sacro al laríngeo, las personas no se centrarán tan poderosamente en sus impulsos físicos sexuales y manifestarán más consistentemente su expresión creadora. Su vida en el plano físico continuará en forma normal, pero es necesario que comprendan que el modo en que el ser humano satisface su naturaleza sexual es anormal y desordenado [i296] y estamos en camino de llegar a una normalidad sensata. El deseo del placer egoísta y la satisfacción del impulso animal, que es instintivamente correcto cuando es ordenado, e incorrecto cuando se lo prostituye exclusivamente para el placer, serán reemplazados por la decisión que adopten ambas partes. La decisión satisfará la necesidad natural en forma correcta, conveniente y ordenada. En la actualidad se sacrifica generalmente una de las partes, sea por una indebida abstinencia o un excesivo desenfreno.

2. La segunda premisa se basará en el grado de evolución alcanzado, y para cumplirla correctamente es necesaria una verdadera integración de la personalidad. Esta regla podría expresarse de la manera siguiente: El verdadero matrimonio y la correcta relación sexual deben involucrar la unión de los tres aspectos de la naturaleza del ser humano, y unirse los tres niveles de conciencia al mismo tiempo, físico, emocional y mental. Para que un hombre y una mujer formen un matrimonio verdaderamente feliz deben complementarse en los tres aspectos de su naturaleza y existir una unión simultánea. ¡Cuán rara vez ocurre y que extraño es encontrarlo! No es necesario que entre en detalles sobre esto, pues esta verdad es evidente y ha sido expresada repetidas veces. Más adelante, aunque el día está muy lejano todavía, se formarán matrimonios que tendrán como base la etapa de desarrollo de la personalidad integrada, y sólo podrán celebrar el sagrado ritual del matrimonio, quienes hayan alcanzado la misma etapa en el trabajo de trasmutar lo inferior a los centros superiores; un matrimonio se considerará indeseable y sus partes dispares, cuando una de ellas viva la vida de la personalidad purificada, centrada arriba del diafragma, y la otra, la vida del animal inteligente centrada abajo del diafragma. Para finalizar diré que muy pocos elegirán sus cónyuges entre aquellos en los que el Cristo ha nacido nuevamente y [i297] expresan la vida crística. Pero el tiempo no ha llegado aún, excepto para pocos y raros casos.

3. La tercera premisa se refiere al deseo de proporcionar cuerpos sanos y buenos para los egos que encarnan, lo cual no es posible debido a nuestro mal reglamentado sistema de convivencia. La mayoría de los niños que nacen hoy han venido a la existencia en forma accidental, sin que se los haya deseado. Si bien algunos, muy pocos han deseado tenerlos, pero aún en tales casos, el deseo se funda generalmente en razones de herencia, posesión, perpetuación del linaje o materialización de una ambición insatisfecha. Sin embargo, se acerca el día en que los nacimientos serán deseados y controlados; cuando llegue ese día, encarnarán más rápidamente discípulos e iniciados. La correcta preparación tendrá lugar antes de satisfacer el impulso sexual, y las almas serán atraídas por la urgencia del deseo de sus padres, la pureza de sus móviles y el poder de su trabajo preparatorio.

Cuando estos tres móviles se estudien detenidamente y cuando los hombres y mujeres moldeen sus relaciones en el plano físico, basados en sus relaciones grupales, en su unión simultánea en los tres planos y en la oportunidad ofrecida a las almas que encarnan, entonces tendremos el restablecimiento del aspecto espiritual del matrimonio, veremos la entrada de esa era, donde la buena voluntad será la característica sobresaliente, y desaparecerán el propósito egoísta y el instinto animal.

3. Sugerencias para el ciclo actual

He tratado de señalar una situación que existe actualmente e indicar una situación ideal futura que aún no es posible realizar. Esto tiene valor, pero deja un vacío en nuestra mente que requiere ser llenado. Surge ahora un interrogante que podría formularse en los [i298] términos siguientes: Dada la exactitud de lo expuesto sobre las actuales y terribles condiciones y la posibilidad de un acercamiento al ideal presentado para un futuro distante, ¿será posible actualmente dar los pasos que conducirán con el tiempo a aplicar los ajustes necesarios en los aspectos del sexo? Sin duda lo será y formularé mi respuesta en la forma siguiente:

Cuando ciertos postulados básicos, cuatro en total, hayan sido presentados y repetidos constantemente al público, ello conducirá finalmente a educar a la opinión pública de tal modo que se emprenderán las necesarias actividades. Pero el primer paso consiste en educar al público y en que éste capte las cuatro leyes esenciales. Cualquier corrección que se haga en las actuales condiciones se deberá al progreso interno de la humanidad misma y no a la imposición de leyes externas. El entrenamiento de la conciencia pública debe por lo tanto seguir adelante constantemente, y así sentaremos las bases para los posteriores cambios.

Quisiera recordarles que las tres próximas generaciones (en las que se incluye la juventud actual) traerán a la encarnación un grupo de personas bien preparadas para sacar a la humanidad de la actual encrucijada. Esto debe tenerse muy presente, pues con frecuencia se olvida. En cualquier época de la historia humana siempre hubo aquellos que fueron enviados con el propósito de resolver los problemas que surgen. En último análisis, el problema del sexo es momentáneo y, aunque no lo crean, deriva de un error fundamental -el error del ser humano de haber pervertido las facultades otorgadas por Dios, para fines egoístas y materiales-, en vez de consagrarlas al propósito divino. El ser humano ha sido llevado y arrastrado por su instinto animal, y sólo una clara y pura comprensión mental de la verdadera naturaleza de su problema tendrá suficiente fuerza para llevarlo adelante hacia la Nueva Era y hacia el mundo de [i299] acciones y móviles correctos. El ser humano debe aprender y debe captar profundamente el hecho de que el principal propósito del sexo no es la satisfacción de los apetitos, sino proporcionar los cuerpos físicos mediante los cuales la vida puede expresarse. Tiene que comprender la naturaleza del simbolismo que está detrás de la relación sexual, y por ese medio captar el alcance de las realidades espirituales. La Ley del Sexo es la ley de esas relaciones por las cuales la vida y la forma se unen para que el propósito divino pueda manifestarse. Es ley fundamental de la creación, y rige cuando se trata de la Vida que anima un sistema solar, el nacimiento de un animal o la germinación de una planta. Sexo es la palabra que utilizamos para describir la relación existente entre esa energía que llamamos vida y el conjunto de unidades de fuerza, mediante las cuales esa energía se expresa y construye una forma. Incluye la actividad que tiene lugar cuando los pares de opuestos se unen, y por ese medio unifican y producen una tercera realidad, realidad o resultado que atestigua su relación, entonces otra vida aparece en la forma. Tenemos siempre relación, unificación y nacimiento. Tres palabras que contienen la verdadera significación del sexo.

Los seres humanos han pervertido la verdad y se ha perdido su verdadera significación. En la actualidad sexo significa satisfacer el deseo masculino por el placer sensual y mitigar el apetito físico mediante la perversión del aspecto femenino de ese deseo y apetito. Dicha relación no da los resultados esperados, sino que conduce a un momentáneo segundo de satisfacción, y todo ello está confinado a la naturaleza animal y al plano físico. Hablo en forma general y les recordaré que hay excepciones en todas las generalizaciones. Quisiera también agregar que no crean que considero solamente responsable del problema actual al aspecto masculino, al decir que el hombre utiliza a la mujer para su placer. No puedo significar eso, porque [i300] sé que todo ser humano es cíclicamente hombre o mujer, y que los hombres de hoy han sido mujeres en vidas anteriores. No existe sexo, según lo entendemos, en lo que concierne al alma; sólo existe el sexo en la vida de las formas. Únicamente en el proceso de diferenciación, a fin de pasar experiencias, el encarnante ser humano espiritual ocupa primero un cuerpo masculino y luego uno femenino, redondeando así los aspectos positivo y negativo de la vida de las formas. Toda la raza es culpable y debe estar activa en el proceso de crear las correctas condiciones y poner orden en el caos actual.

Por lo tanto, el primer postulado que debe formularse, respecto al cual se tiene que educar al público, es que todas las almas encarnan y reencarnan bajo la Ley del Renacimiento. De allí que en cada vida no sólo se recapitulan las experiencias anteriores sino que se reasumen antiguas obligaciones, se restablecen antiguas relaciones, se tiene la oportunidad de saldar antiguas deudas, la posibilidad de retribuir y no progresar, despeñar cualidades hondamente arraigadas, reconocer antiguas amistades y enemistades, solucionar detestables injusticias y explicar lo que condiciona al ser humano y hace que sea lo que es. Tal es la ley que ahora reclama un reconocimiento universal y que, cuando sea comprendida por las personas inteligentes, ayudará a resolver los problemas del sexo y del matrimonio.

¿Por qué será así? Porque cuando esta ley sea admitida como el principio intelectual gobernante, todos los seres humanos recorrerán más cuidadosamente el sendero de la vida y procederán con mayor cautela para cumplir con las obligaciones de la familia y del grupo. Sabrán muy bien que lo que “el ser humano siembra cosechará” y lo cosechará aquí y ahora, no en algún místico y mítico cielo o infierno; tendrán que hacer los reajustes de la vida diaria en la tierra, la cual proporciona un cielo adecuado y un infierno más que [i301] adecuado. La difusión de esta doctrina del Renacimiento y su reconocimiento y comprobación científica avanza con toda rapidez, y durante los próximos diez años se debe prestar mucha atención a este tema.

El segundo postulado fundamental fue enunciado por el Cristo cuando dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Hemos prestado poca atención hasta ahora a este enunciado. Nos amamos a nosotros mismos y tratamos de amar a las personas que nos gustan. Pero amar en forma universal y amar al prójimo porque es un alma como nosotros, de naturaleza esencialmente perfecta y con un infinito destino, ha sido siempre considerado como un hermoso sueño a realizarse en un futuro tan remoto y en un cielo tan lejano que es mejor olvidarlo. Han transcurrido cerca de dos mil años desde que la más grande expresión del amor de Dios deambuló por la tierra, y dijo de amarnos los unos a los otros. Sin embargo, todavía luchamos y odiamos y utilizamos nuestros poderes para fines egoístas, nuestros cuerpos y apetitos para placeres materiales y, nuestros esfuerzos para vivir van dirigidos conjuntamente hacia fines egoístas personales. ¿Han considerado lo que sería el mundo de hoy si los seres humanos hubieran escuchado las palabras del Cristo y hubiesen tratado de obedecer Su mandato? Muchas enfermedades se habrían eliminado (las enfermedades originadas por el abuso sexual constituyen un gran porcentaje de nuestros males físicos y devastan nuestra moderna civilización), no existirían las guerras, se habría reducido al mínimo el crimen y nuestra vida moderna sería el ejemplo de una divinidad en manifestación. Pero no ha sido así, de allí nuestras actuales condiciones mundiales modernas.

La nueva ley tiene que ser enunciada y lo será y puede resumirse en las siguientes palabras: Que el ser humano viva de tal modo que su vida sea inofensiva. Entonces sus pensamientos, acciones y palabras no producirán daño alguno. Esto no es inofensividad negativa, sino una difícil y positiva actividad. Si la anterior fraseología práctica de las palabras del Cristo, fueran divulgadas, aplicadas y practicadas universalmente, [i302] surgiría el orden del caos, el amor grupal reemplazaría al egoísmo personal, la unidad religiosa ocuparía el lugar de la intolerancia fanática y tendríamos, en vez de libertinaje, el control de los apetitos.

Las dos leyes que he proclamado y los dos postulados que he enunciado parecen trivialidades, pero éstas son verdades universales y reconocidas, y una verdad es un pronunciamiento científico. Modelar la vida de acuerdo a estos dos reconocimientos (la Ley del Renacimiento y la Ley del Amor) salvaría a la humanidad y reconstruiría nuestra civilización. Quizás sea demasiado sencillo provocar un reconocimiento, pero detrás de ello subyace el poder de la divinidad misma y su reconocimiento es simplemente cuestión de tiempo, porque la evolución obligará a que se la reconozca en alguna fecha lejana. De los discípulos y pensadores actuales depende que se aceleren estos reconocimientos.

La tercera ley fundamental que traería una solución a nuestros problemas actuales modernos, incluyendo el del sexo, surge lógicamente de las otras dos. Es la Ley de la Vida Grupal. Nuestras relaciones grupales deben ser observadas y reconocidas. El ser humano no sólo debe cumplir amorosamente sus obligaciones familiares y nacionales, sino pensar en términos más amplios abarcando a la humanidad misma, y así expresar la Ley de la Hermandad. La hermandad es una cualidad grupal. Los niños que nacen ahora vienen equipados con un sentido más profundo del grupo y una conciencia grupal más desarrollada que hasta hoy. Resolverán sus propios problemas incluso el del sexo y se interrogarán a sí mismos si se les presenta una situación difícil. ¿Tenderá mi acción hacia el bien grupal? ¿Se dañará o sufrirá el grupo si hago esto o aquello? ¿Se beneficiará y obtendrá progreso e integración y unidad el grupo? Toda acción que no esté a la altura de los requisitos grupales será automáticamente rechazada. En la dilucidación de los problemas el [i303] individuo o ente, aprenderá a subordinar lentamente el bien y los placeres personales a las condiciones y requisitos grupales. Por lo tanto, podrá observarse que el problema sexual también tendrá solución. La comprensión de la Ley del Renacimiento, la buena voluntad hacia todos los seres humanos, expresándose como inofensividad y el deseo de lograr la buena voluntad grupal, llegarán a ser gradualmente factores determinantes en la conciencia racial y nuestra civilización se adaptará con el tiempo a estas nuevas condiciones.

El último postulado que quiero recalcar es que si se cumplen estas tres leyes conducirán necesariamente a un deseo urgente de obedecer la ley del país donde el alma ha encarnado. Es innecesario decir que sé muy bien cuán inadecuadas son las leyes impuestas por los seres humanos. Quizás son temporariamente insuficientes para satisfacer la necesidad. Podrán fallar en su alcance y ser inadecuadas, pero en cierta medida resguardan a los pequeños y débiles seres y serán consideradas aplicables por quienes tratan de ayudar a la raza. Estas leyes están sujetas a cambios, a medida que se hace sentir el efecto de las tres grandes leyes, pero hasta que no sean reformadas inteligentemente (y eso llevará tiempo), frenarán el libertinaje y el egoísmo. También podrán causar sufrimiento. Esto nadie puede negarlo. Pero los sufrimientos no serán tan malos ni los efectos tan duraderos como lo sería si se derogaran esas leyes y comenzara el consiguiente ciclo anárquico. Por lo tanto, el servidor de la raza colabora en su vida diaria con las leyes del país, trabajando al mismo tiempo para subsanar las injusticias que ellas puedan producir, y para mejorar las imposiciones legales que inciden sobre el género humano en su país.

Cuando se reconozcan las cuatro leyes -las del Renacimiento, del Amor, del Grupo y del País- tendremos la salvación de la raza. [i304]

4. El sexo y el discipulado

Quisiera decir algunas palabras respecto al sexo en la vida del discípulo. Existe una gran confusión sobre el tema; en las mentes de los aspirantes el precepto sobre el celibato está asumiendo un cariz de doctrina religiosa. Con frecuencia nos dicen los bien-intencionados, pero carentes de lógica, que si un hombre es discípulo no puede contraer matrimonio y, por consiguiente, no puede haber una realización espiritual a no ser que el hombre practique el celibato, teoría que tiene su origen en dos cosas:

Primero, en Oriente ha existido un concepto erróneo respecto a las mujeres. Segundo, en Occidente ha prevalecido, desde la época del Cristo, la tendencia a conceptuar la vida espiritual como monástica y conventual. Ambos conceptos encierran dos ideas equivocas y son la raíz de la gran incomprensión y la razón de muchos males. El hombre no es mejor que la mujer ni la mujer mejor que el hombre. Sin embargo, millares de personas consideran a la mujer como la perfección del mal y la base de la tentación. Pero Dios ordenó desde el principio que hombres y mujeres tenían que satisfacer las necesidades comunes y actuar y complementarse entre sí. Dios no ordenó que los hombres vivan en comunidad, aislados de las mujeres o las mujeres de los hombres; estos dos grandes sistemas han conducido a los abusos sexuales y a grandes sufrimientos.

Creer que el discípulo debe llevar una vida de celibato y abstenerse de practicar toda función natural, es incorrecto e indeseable. Esto puede comprobarse por el reconocimiento de dos cosas:

Primero, si la divinidad es verdaderamente una realidad y la expresión de la omnipotencia, de la omnipresencia, así como de la omnisciencia, y si el ser humano es esencialmente divino, entonces no puede existir una condición donde la divinidad no tenga supremacía. No puede haber una esfera de actividad humana en la que el ser humano no [i305] actúe en forma divina, o que las funciones no puedan ser iluminadas por la luz de la razón pura y la inteligencia divina. No me refiero aquí a ese argumento engañoso e hipotético que, debido a la divinidad inherente en el ser humano, considera correcto lo que las personas normales y bien orientadas consideran erróneo. Eso puede ser sólo una excusa superficial para actual mal. Me refiero a las correctas relaciones sexuales dentro de los límites de las leyes tanto espirituales como las del país.

Segundo, la vida que no esté bien integrada ni ejerza todas las funciones de su naturaleza (animal, humana y divina, y el ser humano es esas tres cosas en un solo cuerpo) es frustrada, inhibida y anormal. Es verdad que no todos pueden contraer matrimonio en estos tiempos, pero eso no niega la realidad más grande que Dios creó al ser humano para unirse en matrimonio. No todos están en una posición que les permita vivir vidas normales y plenas, consecuencia también de la actual y anormal situación económica, pero ello no niega de manera alguna que las condiciones son anormales. Es igualmente falso, anormal e indeseable decir que el celibato forzado indica una profunda espiritualidad y es parte necesaria de todo entrenamiento esotérico y espiritual. No hay mejor escuela de entrenamiento para un discípulo o un iniciado que la vida de familia, con sus relaciones obligatorias, la facilidad que otorga el ajustarse y adaptarse, el servicio y los sacrificios que demanda y las oportunidades que ofrece para expresar plenamente todas las facetas de la naturaleza del ser humano. El mayor servicio que puede prestarse a la raza es proporcionar cuerpos a las almas que encarnan, atenderlas y educarlas dentro de los límites del hogar. Pero la cuestión y el problema de la vida familiar y el engendrar hijos ha sido desfigurado y mal interpretado; pasará mucho tiempo antes de que el matrimonio y los hijos asuman su correcto lugar sagrado, y más tiempo aún pasará antes de que desaparezcan el dolor y el sufrimiento, debido a nuestros errores y abusos en las relaciones [i306] sexuales; la belleza y la consagración del matrimonio y la manifestación de las almas en la forma reemplazarán al actual conjunto de ideas erróneas.

El aspirante, el discípulo en el Sendero y el Iniciado en el “Camino Iluminado”, no tienen, por lo tanto, mejor campo de entrenamiento que la relación marital correctamente aplicada y comprendida. La disciplina rítmica de la naturaleza animal, la ofrenda de las naturalezas emocional e instintiva al altar del sacrificio, y la auto-abnegación requerida en la vida de familia, constituyen un enorme poder de evolución y de purificación. El celibato que se exige es de naturaleza superior en lo que respecta a las exigencias de la naturaleza inferior y a la negativa del ser humano espiritual a dejarse dominar por la personalidad y las exigencias de la carne. Adoptar la actitud de imponer el celibato en la preparación de la mayoría de los discípulos, ha conducido a la prostitución y a la perversión de las funciones y facultades otorgadas por Dios; aún donde no ha existido esta penosa condición y donde la vida ha sido sensata, consagrada y sana, ha habido frecuentemente indebido sufrimiento, dolor, angustia mental y disciplina, antes de que puedan ser controlados los pensamientos y las tendencias irrefrenables.

Es verdad que a veces un ser humano se ve obligado a llevar una vida en la cual enfrentará el problema del celibato y estará forzado a abstenerse de toda relación física y a vivir una vida estrictamente célibe, a fin de demostrarse a sí mismo que puede controlar la parte animal e instintiva de su naturaleza, pero esta condición es frecuentemente el resultado de excesos y libertinaje en una vida anterior, y es necesario aplicar medidas rigurosas y condiciones anormales para neutralizar y rectificar errores del pasado y dar a la naturaleza inferior tiempo para reajustarse. Repito, esto no indica desarrollo espiritual sino más bien lo contrario. No olviden que estoy tratando el caso especial del celibato auto-aplicado y no las actuales [i307] condiciones mundiales donde los hombres y mujeres, por razones económicas y de otra naturaleza, se ven obligados a vivir sin poder expresar la vida en forma natural y plena.

Finalmente, el problema sexual debe ser resuelto en el hogar y en condiciones normales, y a las personas más evolucionadas del mundo y a los discípulos de todos los grados les corresponde resolverlo.