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3. El Rayo del Cuarto Reino


Ahora tocaremos brevemente un tema oscuro y difícil, que interesa principalmente a quienes trabajan con la Ley de Analogía o Correspondencia. Los esotéricos deben recordar que todos los reinos de la naturaleza constituyen una totalidad de vidas. Todos los átomos que existen en cada forma de la naturaleza son una vida, y estas vidas constituyen las células del cuerpo de un Ser o vehículo en manifestación. Existe un Ser incorporado a cada reino [i343] de la naturaleza. Así como las miríadas de vidas atómicas en el cuerpo humano constituyen el cuerpo de expresión del ser humano y forman su apariencia, lo mismo sucede con la gran Vida que da forma al cuarto reino de la naturaleza. Esta apariencia –como todas las apariencias-, se halla cualificada por algún tipo particular de rayo, determinada también por el principio vital o aspecto espíritu. Todas las formas se componen de innumerables vidas en las cuales prepondera alguna cualidad de rayo, siendo una verdad esotérica muy conocida. Dichas vidas cualificadas producen la apariencia fenoménica, constituyendo así una unidad por medio de la influencia del principio integrador siempre presente.

El rayo que rige la totalidad del reino humano es el cuarto Rayo de Armonía a través del Conflicto. Podría decirse simbólicamente que el rayo egoico de la Vida que da forma a la familia humana es el cuarto, y el de la personalidad el quinto rayo de conocimiento a través de la discriminación, denominado rayo de Conocimiento Concreto o Ciencia. La armonía a través del conflicto y el poder de adquirir conocimiento por la decisión discriminadora, son los dos rayos o influencias mayores que pasan a través de toda la humanidad y la impulsan hacia su destino divino. Constituyen los factores predisponentes con que el ser humano puede contar y de los que depende infaliblemente. Son la garantía de la realización y también de las dificultades y la dualidad temporaria. La armonía, expresada en belleza y poder creador, se adquiere mediante la lucha, la tensión y el esfuerzo. El conocimiento, expresado oportunamente por la sabiduría, sólo se logra por la angustia que causan las decisiones, presentadas sucesivamente, que al ser sometidas a la inteligencia discriminadora durante las experiencias de la vida, traen finalmente el sentido de los verdaderos valores, la visión del ideal y la capacidad de diferenciar la realidad que está detrás del espejismo que se interpone.

Quienes estudian esoterismo deberán tener en cuenta que [i344] el cuarto rayo tiene una relación natural con el cuarto reino de la naturaleza, que a su vez es la manifestación inferior de la cuarta Jerarquía creadora. La unificación de los tres resultados principales de la actividad de esa gran Vida podrían enumerarse como:

1. El cuarto rayo de poder o vida, que tiende siempre a la armonía y a la eventual belleza.

2. La jerarquía creadora de mónadas humanas (por poco que éstas lo comprendan) ya han alcanzado la sabiduría y, en verdad, son actualmente los hijos divinos de Dios.

3. El cuarto reino de la naturaleza, resultado de la actividad evolutiva de los anteriores, que a su vez son impulsados a esta actividad por el cuarto rayo.

Esencialmente ésta es la verdadera sucesión apostólica, pues proporciona la triple línea de energía dirigida. Produce la manifestación humana en el cuarto globo de nuestra cadena terrestre, y en esta cuarta ronda es responsable de la tremenda crisis que enfrenta a la actual humanidad. El aspecto conflicto del proceso ha llegado al máximo, y hasta ha sobrepasado el summum, desde el punto de vista de la manifestación en el plano físico. Esta situación y triple influencia, que produce la manifestación de los hijos de Dios, está resumida con palabras concisas en El Antiguo Comentario -concisas si recordamos que expresan la larga agonía de la prueba pasada por la humanidad y la apertura de la puerta para el ser humano al quinto reino del ser espiritual-. Estas palabras incluyen en su significado su meta, objetivo y el proceso por el cual el ser humano lo logra:

Los Cuatro Sagrados descienden de sus lugares celestiales y se aventuran hacia la esfera de la Tierra. Desde el cuarto gran plano controlan la batalla.

"El Señor de Armonía, sentado en lo alto, derrama toda su vida y fuerza sobre el campo de conflicto. Ve el fin desde el principio, y no detiene Su mano [i345] aunque el dolor y la agonía sean profundos. La paz debe ser el objetivo. Debe lograrse la belleza. No puede entonces detener la vida y evitar que fluya.

"Los Cuatro del Medio, que han descansado ya de su campaña anterior, ciñen sus armaduras y se ocultan detrás de la forma externa. Abandonan la cuarta gran esfera de armonía y pasan al plano de la mente. Allí fortifican el templo del Señor, lo iluminan con luz y gloria, y luego vuelven sus ojos hacia la Tierra.

"Los Cuatro Inferiores toman formas en las vidas que no son humanas y los tres grupos de vidas que moran debajo del umbral. Tratan de vincular, mezclar, eslabonar y fusionar. El género humano ahora vive. Los cuatro superiores y los cuatro del medio se reúnen en los cuatro inferiores en el cuarto gran globo.

"La batalla prosigue. Cuando los tres grupos de los cuatro manifestados puedan verse mutuamente en la luz y cuando fusionen posteriormente sus fuerzas, la meta será alcanzada.

"En el cuarto globo de acción y en el ciclo mayor de la cuarta expresión se completará esta fusión. Los cuatro inferiores fusionados en los cuatro del medio abandonarán el triple mundo de conflictos y hallarán su morada, mientras estén en la forma, dentro de la cuarta esfera de donde vinieron los cuatro regentes superiores. Así se establecerá la regencia, se verá la gloria y se demostrará el poder de la jerarquía.

"En la cuarta raza (Atlante - A.A.B.) empezó el conflicto y nació la conciencia. En la quinta raza (Aria - A.A.B.) tendrá lugar la crisis de la batalla, y los cuatro inferiores y los cuatro del medio comenzarán a unir sus fuerzas. En la sexta raza se disipará el polvo de la batalla. Los cuatro inferiores, los cuatro del medio y los cuatro superiores cantarán al unísono la gloria de su Señor, la belleza del Amor de Dios y el prodigio de la hermandad del ser humano. Éste es su himno triunfal”.

Hablando esotéricamente (no en forma simbólica, pues existe una diferencia en estos dos modos de expresarse, que los estudiantes deberían tener en cuenta), cuando las líneas de fuerzas se ajustan y existe un libre intercambio de energías y un canal alineado y directo entre los distintos aspectos de la divinidad, entonces tenemos realización y belleza. Tal el tema de la [i346] antedicha formulación antigua y simbólica de la verdad, lo cual encierra una profecía también simbólica. La misma idea se ha expuesto en una afirmación más antigua y concisa, que debe comprenderse y reducirse a una fórmula mántrica, al recibirse la cuarta iniciación:

“Cuando las fuerzas de los cuatro, repetidas tres veces, se convierten en el cuatro; entonces la Vida de... se revela a sí misma como belleza.”

Es interesante observar que en idioma inglés el valor numérico de la palabra “four” (cuatro) es el mismo que el de la palabra “force” (fuerza) si se elimina el número cinco. Para la humanidad la quinta energía conduce al campo de batalla, la energía de la mente discriminadora, que al ser empleada, controlada y trasmutada a su debido tiempo, “sólo quedan las cuatro restantes y la fuerza ha desaparecido”. Observen el detalle numerológico:

F O R C E

(Fuerza)

 

6 6 9 3 5 ...........

29 ....................

11.  Número del adepto que utiliza energía

F O U R

(Cuatro)

 

6 6 3 9 ...............

24 ....................

6. El creador que unifica lo subjetivo y lo objetivo.

Es evidente que fuerza en el primer grupo termina en separatividad, porque cinco es el número de la mente y del ser humano. El número nueve, el de la iniciación, está oculto en la mitad de la palabra fuerza, pero los guarismos culminantes indican actividad y separación. En el segundo grupo de números, la actividad precede al nueve de la iniciación, y ese nueve es la culminación. Pero al cinco se lo ha omitido. El individuo ya no es realmente humano o separatista, sino el cuatro perfecto de los tres inferiores del alma. Para explicar la verdad en forma simple se debe tener presente que el género humano, el cuarto reino, expresión de la cuarta jerarquía creadora de mónadas humanas, es arrastrado por el instinto o el impulso hacia la armonía, y se halla principalmente bajo la influencia del cuarto rayo. Esta armonía se logra [i347] mediante la utilización de la energía del quinto rayo de conocimiento. Entonces el conocimiento adquirido y aplicado da por resultado la belleza y el poder de crear. Después se retirará el Señor del quinto rayo del ciclo mayor que rige a la humanidad; entonces la sabiduría y la respuesta búdica intuitiva caracterizarán a la humanidad. Existe una íntima interacción en este ciclo mayor, en lo que concierne al género humano, entre los dos rayos de los Señores de Armonía y Conocimiento. En esta relación numérica del cuatro y del cinco surge también el número nueve de la iniciación. Adepto de la quinta iniciación es aquel que ha realizado la completa armonía mediante el correcto conocimiento. Esto tiene lugar en la cuarta iniciación y se demuestra o comprueba en la quinta.

Un estudio concienzudo sobre la clasificación de los rayos que afectan a la humanidad, aclarará que son tantos y tan diversos, que la complejidad del tema es muy grande. Numerosas influencias hacen del ser humano lo que es, y nada se sabe aún sobre muchas de ellas. En las primeras etapas de su desarrollo es casi imposible (excepto para un iniciado) ocuparse de las diversas fases, ni reconocer los indicios de las reacciones de la humanidad hacia estos rayos. Pero a medida que el género humano evoluciona y el aspecto forma llega a ser un mecanismo de respuesta más apto y refinado y un reflector más plástico y sensible del ser humano interno, resulta más fácil hacer definiciones y análisis. Así surgen con mayor claridad los delineamientos de los distintos tipos y las cualidades de rayo comienzan a dominar. Entonces puede observarse con mayor claridad la impresión de los rayos que controlan, y comprenderse con mayor exactitud la etapa de evolución alcanzada.

Ahora trataremos los rayos que predominan en las razas del género humano. Sería conveniente que el lector común adoptara la posición de que por lo menos, para él, la información [i348] impartida hasta ahora y lo que concierne a los rayos raciales, nacionales y cíclicos, constituyen una interesante hipótesis que puede ser aceptada inteligentemente o refutada. Este conocimiento lógicamente debe ser hipotético durante el transcurso de varias vidas, en lo que concierne al estudiante común. Sin embargo, cuando lleguemos a tratar los tres puntos finales de este tercer capítulo será posible verificar la información, correlacionar los tipos de rayo y descubrir por el estudio de las potencias involucradas, sus características emergentes y fuerzas de rayos.

Por lo tanto, al comprobar en detalle lo humano, sentamos las bases para la aceptación del conocimiento cósmico, solar y planetario. Lo que se comprueba como verdad en pequeña escala abre la puerta para la comprensión de lo que existe en escala más amplia. “Ser humano, conócete a ti mismo” es la clave poderosa para el conocimiento de la Deidad y la actuación de la divinidad.