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3. Algunos Problemas Psicológicos - Parte 4

Las personas que participan en la actividad de esas escuelas de pensamiento, con infinidad de nombres tales como: la Escuela de la Ciencia Mental (Mental Science), grupos del Nuevo Pensamiento (New Thought), Ciencia Cristiana (Christian Science) y muchos grupos similares, propenden a caer en un estado de negatividad basado en la autosugestión. La constante repetición del hecho (aún incomprendido) de la realidad de la divinidad, evocará oportunamente la respuesta del aspecto forma de la vida, lo cual -aunque no sea una guía verbal- constituye, sin embargo, el reconocimiento de una especie de guía, que impide el libre albedrío, y es una reacción, en amplia escala, de lo mencionado anteriormente. Así como, en el primer caso, tenemos la ciega aceptación de un destino indeseable, porque creen que tal es la voluntad de Dios, y dicha Voluntad debe ser buena y correcta, en el otro caso, existe el propósito de conmover al ser humano subjetivo para que acepte una condición totalmente opuesta. Se le enseña que no existen malas condiciones, excepto las que él mismo puede crear; que no existe dolor ni nada que pueda considerarse indeseable; se le incita a reconocer que él es divino y el heredero de las edades, y que las malas condiciones, las limitadas circunstancias y los acontecimientos adversos, son producto de su propia imaginación creadora, y se le explica que en realidad no existen.

En ambas escuelas de pensamiento, se enseña y recalca la verdad [i484] sobre el destino, a medida que se cumple, bajo la ley de Causa y Efecto, y sobre la divinidad innata en el ser humano, pero, en ambos casos, el individuo es un sujeto negativo y víctima de un destino cruel o de su propia divinidad. Premeditadamente empleo esta fraseología, porque ansío que los lectores comprendan que el destino nunca ha tenido, por finalidad, convertir al ser humano en víctima inerme de las circunstancias, ni en instrumento autohipnotizado de una divinidad aseverada y no desarrollada. El ser humano está destinado a ser árbitro inteligente de su propio destino y exponente consciente de su divinidad innata, el Dios interno.

Nuevamente repito, las escuelas esotéricas, teosóficas y rosacruces, tienen también (especialmente en sus aulas internas) sus propios métodos ilusorios para servir de guías; son distintos de los dos anteriores, pero los resultados, en gran parte similares, reducen al estudiante a la condición de ser guiado, a menudo dirigido por voces ilusorias. Con frecuencia, los dirigentes de dichas organizaciones pretenden estar en comunicación directa con un Maestro, o con toda la Jerarquía de Maestros, de Quienes reciben órdenes. Estos dirigentes, a su vez, imparten dichas órdenes a los miembros menores de la organización y esperan una obediencia rápida e indiscutida. En el sistema de entrenamiento que se imparte con la denominación de desarrollo esotérico, se ofrece, como aliciente para el trabajo y la práctica de la meditación, una relación similar con el Maestro o la Jerarquía, haciéndole creer al aspirante que algún día escuchará la voz de su Maestro, que lo guiará, le dirá lo que debe hacer y le explicará la participación que tendrá en los diversos trabajos. Gran parte de las dificultades psicológicas, que prevalecen en los grupos esotéricos, puede atribuirse a esa actitud y a esa esperanza ilusoria que se le ofrece al neófito. En vista de esto, no puedo dejar de repetir enfáticamente que:

  1. El objetivo de la enseñanza, impartida en las verdaderas escuelas [i485] esotéricas, consiste en poner al ser humano en contacto consciente con su alma, y no con el Maestro.
  2. El Maestro y la Jerarquía de Maestros trabajan únicamente en el plano del alma, como alma y con almas.
  3. La respuesta consciente a la impresión y al Plan jerárquicos depende de la reacción sensible que pueda desarrollarse en forma permanente entre el alma del ser humano y su cerebro, por conducto de su mente.
  4. Deben recordarse los puntos siguientes, que cuando:
  • a. El ser humano llega conscientemente a darse cuenta de que es un alma, entonces, puede establecer contacto con otras almas.
  • b. Es un discípulo consciente, está en contacto con otros discípulos y colabora inteligentemente con ellos.
  • c. Es un iniciado, otros iniciados son realidades en su vida y en su conciencia.
  • d. Es un Maestro, la libertad que le otorga el Reino de los Cielos es suya, y trabaja conscientemente como miembro avanzado de la Jerarquía.

Pero -y esto es de primordial importancia- todas estas diferenciaciones se refieren a las categorías del trabajo, y no a las de las personas; a las expansiones del alma, y no a contactos graduados con personalidades. De acuerdo al desarrollo del alma, logrado en el plano físico, así será la respuesta al mundo de las almas, del cual la Jerarquía oculta constituye el corazón y la mente.

La guía, a la cual frecuentemente responden la mayoría de los miembros que pertenecen a las escuelas esotéricas, no es la guía de la Jerarquía, sino la de Su reflejo astral, por lo tanto, responden a una presentación ilusoria y desfigurada, creada por el ser humano, de una gran realidad espiritual. Ellos podrían, si quisieran, responder a esa realidad [i486].

Aparte de las escuelas comunes de ocultismo y de esoterismo que existen actualmente en el mundo, hay grupos y también individuos aislados que practican diversas formas de meditación y de yoga. Esto es verdad respecto a los aspirantes occidentales y orientales. Algunas de estas personas trabajan con un verdadero conocimiento y, por lo tanto, lo hacen sin peligro; otras no sólo ignoran totalmente las técnicas y los métodos, sino que desconocen los resultados que deben esperar de sus esfuerzos. Inevitablemente, el principal resultado obtenido consistirá en retrotraer internamente la conciencia, desarrollar el espíritu de introspección y orientar al hombre o mujer, hacia los mundos subjetivos internos y los planos sutiles del ser, generalmente hacia el mundo astral y raras veces hacia el mundo verdaderamente espiritual de las almas. Excepcionalmente se evoca la naturaleza mental, y los procedimientos aplicados producen la negatividad y pasividad de las células cerebrales, mientras la mente permanece inactiva y a menudo aletargada. Por lo tanto, la única zona visible de la conciencia es la astral. Así quedan excluidos los mundos de los valores físicos y tangibles y análogamente el mundo mental. Quisiera que reflexionen sobre este enunciado.

El Movimiento del Grupo Oxford también ha dado demasiada importancia a la necesidad de ser guiado, sin embargo, parece ser que no ha comprendido verdaderamente el tema, ni le ha dedicado mayor atención a la investigación incluyente de las posibles alternativas de la voz de Dios. Místicos de toda índole, que tienen una predisposición natural hacia la vida negativa e introspectiva, oyen en la actualidad voces, reciben orientación y obedecen a impulsos que ellos afirman provenir de Dios. En todas partes, hay grupos que están abocados a la tarea de orientar a la gente hacia la vida espiritual, o de comprobar el Plan de Dios, o colaborar con él en una u otra forma. Algunos de estos grupos trabajan con inteligencia, y a veces, sus suposiciones y esfuerzos son [i487] correctos, pero la mayoría son incorrectos y de naturaleza mayormente astral.

Esto trae dos resultados. Uno, fomenta una gran esperanza, entre los trabajadores espirituales del mundo, a medida que observan la rapidez con que la humanidad se dirige hacia el mundo del significado correcto, de los verdaderos valores espirituales y de los fenómenos esotéricos. Se dan cuenta de que, a pesar de los errores y equívocos, la tendencia de la conciencia racial va dirigida “internamente hacia el centro de vida y paz espirituales”. El otro, es el resultado o reconocimiento de los períodos de verdadero peligro, que transcurren durante este proceso de reajuste de los valores más sutiles y, a no ser que haya una comprensión inmediata de las condiciones y posibilidades psicológicas y que la mentalidad de la raza llegue a comprender y a tener el sentido común, tendremos que atravesar un ciclo de profundos disturbios psicológicos y raciales antes de finalizar este siglo. En la actualidad, por ejemplo, dos factores producen un profundo efecto psicológico sobre la humanidad:

La incertidumbre, el temor y el recelo que prevalece, en todos los países, afecta en forma adversa a las masas, estimulándolas astralmente y, al mismo tiempo, disminuyendo su vitalidad física.

El impacto producido por las fuerzas espirituales superiores, sobre las personas orientadas inteligentemente y motivadas místicamente, está produciendo serias y grandes dificultades, pues derriba las barreras etéricas protectoras y abre de par en par las puertas del plano astral. Éstos son algunos de los peligros que implica el estímulo espiritual.

Por lo tanto, resultará de valor efectivo estudiar las fuentes de donde provienen la mayoría de las seudo “guías”. Para mayor claridad y eficacia, me propongo enumerarlas muy brevemente, sin hacer extensos comentarios. [i488] Ello permitirá hacer comprender al investigador inteligente y ansioso, que el tema es mucho más vasto e importante de lo que supone, y puede llevarlo a hacer un análisis cuidadoso de los “tipos de guía” y a comprender cuáles son los posibles agentes rectores de que puede ser víctima el pobre e ignorante neófito:

  1. La guía o instrucción proveniente de una persona, en el plano físico, hacia la cual se dirige la persona guiada -la mayoría de las veces inconscientemente- en busca de ayuda. Esto constituye, en gran parte, una relación cerebral, de naturaleza eléctrica, establecida mediante contactos conscientes en el plano físico, y facilitada grandemente por el hecho de que el neófito sabe perfectamente lo que su instructor diría en cualquier circunstancia dada.
  2. La actitud introvertida del neófito o del místico hace surgir a la superficie toda su “vida de deseos” subconsciente, lo cual, debido a su inclinación mística, y probablemente a que aspira a lograr la beatitud y la vida del espíritu, adopta ciertas tendencias de adolescente hacia la actividad religiosa y sus prácticas. Sin embargo, las interpreta como una guía definitivamente externa, y se las explica a sí mismo en tal forma que se convierten para él en la Voz de Dios.
  3. La recuperación de antiguas aspiraciones y tendencias espirituales que llegan de una vida o vidas anteriores, lo cual está profundamente oculto en su propia naturaleza, pero se las puede hacer surgir a la superficie mediante el estímulo grupal. Recuerda así, en esta vida, deseos y aptitudes espirituales que, hasta entonces, no habían aparecido. Cree que son totalmente nuevos y fenoménicos, y los considera como mandatos divinos provenientes de Dios. Sin embargo, siempre han existido (aunque latentes) en la propia naturaleza, [i489] y son el resultado de una antigua tendencia u orientación hacia la divinidad, inherente en todos los miembros de la familia humana. Es el hijo pródigo que, dialogando consigo mismo, exclama: “me levantaré e iré”, pasaje que Cristo aclara plena y bellamente en dicha parábola.

La guía registrada puede ser, simplemente, sensibilidad a las voces, mandatos y buenas intenciones de gente benévola que está en camino de reencarnar. El actual dilema espiritual de la raza es causa del rápido retorno a la vida del plano físico de muchas almas evolucionadas. Mientras se ciernen sobre la zona limítrofe de la vida externa, esperando el momento de renacer, los seres humanos en encarnación frecuentemente establecen inconsciente y subjetivamente contacto con ellas, especialmente durante la noche cuando la conciencia está fuera del cuerpo físico. Lo que dicen y enseñan (con frecuencia bueno, por lo general mediocre, y a veces, bastante ignorante) es recordado en los momentos que despierta la conciencia, y el neófito lo interpreta como la voz de Dios que lo va guiando.

Las guías pueden ser también de naturaleza emocional o astral, resultado de los contactos logrados en el plano astral por el aspirante, firme en su aspiración, pero débil en su polarización mental. Abarcan tantas expresiones que no puedo extenderme sobre ellas. Están coloreadas por el espejismo; un sin número de líderes, conductores y organizaciones bien intencionados extraen su inspiración de estas fuentes. No contienen una guía divina verdadera y duradera. Podrán ser inofensivas, afables, bondadosas y bien intencionadas; podrán nutrir la naturaleza emocional, desarrollar la histeria o la aspiración; podrán despertar la ambición de la víctima y conducirla por los desvíos [i490] de la ilusión, pero no constituyen la voz de Dios ni la de miembro alguno de la Jerarquía, y son tan divinas como pudiera serlo la voz de cualquier instructor común en el plano físico.

La guía que se ha captado, puede ser también el resultado de la sintonización telepática del sujeto con la mente o mentes de otras personas. Esto sucede frecuentemente cuando se trata de personas inteligentes y de quienes están mentalmente enfocadas. Constituye una especie de telepatía directa, pero inconsciente. Por lo tanto, la guía proviene de otras mentes, o de las mentes enfocadas de un grupo de trabajadores, con los cuales el ser humano puede tener afinidad a sabiendas o no. Las guías que así se imparten, podrán tenerse en forma consciente o inconsciente, y ser de calidad buena, mala o neutra.

Los mundos mental y astral están llenos de formas mentales, con las cuales es posible hacer contacto e interpretarlas como guías. Los Guías de la raza pueden emplear dichas formas mentales para ayudar y guiar a la humanidad. También pueden ser utilizadas por fuerzas y entidades indeseables. Por lo tanto, dichas formas mentales tienen su utilidad, pero cuando un ser humano las interpreta como guías divinas, que constituyen una orientación infalible (la cual evoca y exige una ciega e indiscutible aceptación), se convierten en una amenaza para el libre albedrío del alma y no tienen valor alguno.

En consecuencia, la guía es de muchos tipos y puede provenir de personas encarnadas o no, y clasificarse desde lo excelente a lo pésimo. Éstas incluyen la ayuda ofrecida por los verdaderos iniciados y adeptos, a través de sus discípulos y aspirantes activos, y esas actividades mentales y astrales que desarrollan las personas inteligentes comunes, incluso [i491] las egoístas y emocionalmente orientadas. Debe recordarse que el verdadero iniciado o discípulo nunca trata de controlar a una persona ni le indicará, como si impartiera órdenes, la acción que debería emprender. Innumerables personas sintonizan la enseñanza que las mentes entrenadas trasmiten a los discípulos, o captan telepáticamente las poderosas formas mentales, creadas por los pensadores del mundo o los miembros de la Jerarquía. De ahí que haya tantas interpretaciones erróneas y tantos seudo-guías. A veces, los seres humanos se apropian de lo que está destinado a un grupo o de la sugerencia dada por un Maestro a Su discípulo.

También dichas guías provienen de la propia y poderosa personalidad integrada del ser humano, que a menudo no la reconoce por lo que es. La ambición, el deseo o los propósitos vanidosos de la personalidad podrán descender del cuerpo mental y plasmarse en el cerebro y, sin embargo, el ser humano, en su conciencia cerebral, creerá que le llega desde una fuente externa y foránea. Sin embargo, él ha respondido, todo el tiempo, a los mandatos e impulsos de su propia personalidad. Esto frecuentemente ocurre a tres tipos de personas:

a. Aquellos cuyo ego o personalidad pertenecen al sexto rayo.

b. Los que están abiertos a los espejismos del plano astral, debido a la sobreestimulación del plexo solar.

c. Los que son susceptibles, por una u otra razón, a la energía pisciana menguante.

Como es sabido, la guía puede provenir de la propia alma del individuo, cuando por la práctica de la meditación, la disciplina y el servicio, ha establecido contacto con ella y existe, por consiguiente, un [i492] canal directo de comunicación entre el alma y el cerebro a través de la mente. Cuando dicha comunicación es clara y directa, constituye la verdadera guía divina proveniente de la divinidad interna. Sin embargo, si la mente no se ha desarrollado, ni existe pureza de carácter y el ser humano no está totalmente libre del control de la personalidad, la comunicación podrá ser distorsionada y mal interpretada. La mente debe aplicar debidamente la verdad o la guía impartida. Cuando se capta correcta y verdaderamente la divina voz interna, sólo entonces la guía es infalible y la voz del Dios interno habla con claridad a Su instrumento, el ser humano, en el plano físico.

Cuando esta última forma de guía se haya establecido, estabilizado, fomentado, desarrollado y comprendido, será posible lograr otros tipos de guías espirituales. Para ello se debe pasar a través de la norma de valores que constituyen el alma misma y someterse. La percepción del alma es parte de la percepción total. El reconocimiento de la percepción del alma acontece en forma gradual y progresiva, en lo que respecta al ser humano en el plano físico. Las células cerebrales deben ser despertadas paulatinamente y desarrollada la correcta respuesta interpretativa. Por ejemplo, cuando el ser humano es consciente del Plan de Dios, creerá que un Maestro o un miembro de la Jerarquía le imparte informaciones sobre dicho Plan, y podrá también pensar que el conocimiento le llega por medio del contacto inmediato establecido con una forma mental del Plan. El obtener e interpretar correctamente este conocimiento, forzosa y sencillamente reconoce aquello que su alma inevitablemente sabe, porque su alma es un aspecto del alma universal y parte integrante de la Jerarquía planetaria [i493].

Existen otras fuentes de donde provienen las guías, las inspiraciones y las revelaciones, pero para los propósitos psicológicos de nuestro estudio bastará lo antedicho.

Ahora entraremos en el tema de los sueños, que está adquiriendo tanta importancia en las mentes de ciertos psicólogos eminentes y en determinadas escuelas de psicología. De ninguna manera abrigo la intención de criticar o atacar sus teorías. Han llegado a establecer un hecho muy importante y significativo, la realidad de la vida interna subjetiva de la humanidad, fundada en antiguos recuerdos, en las enseñanzas actuales y en contactos de distintos tipos. La verdadera comprensión de la vida de sueños de la humanidad establecerá:

  1. La realidad de la reencarnación.
  2. La realidad de que, durante el sueño o inconsciencia, se realiza alguna actividad.
  3. La realidad del alma, aquello que persiste y tiene continuidad.

Estos tres hechos proporcionan una línea definida de acercamiento a los problemas que estamos considerando y, si los analizáramos, corroborarían la posición adoptada por los esotéricos.

El origen de la palabra soñar es, en sí, discutible y no se conoce nada verdaderamente positivo ni comprobado al respecto. Pero tiene mucha importancia lo que de ella se infiere y lo que sugiere. El Diccionario Webster, autoridad reconocida, le da dos orígenes a la palabra. Uno deriva de la raíz sánscrita que significa “dañar o herir”, el otro, de la raíz anglosajona que significa “goce o alegría”. ¿No contendrán ambas derivaciones cierta medida de veracidad, y al buscar su antiguo origen y raíz, no se podrá descubrir el verdadero significado? En cualquier caso, dos conceptos emanan del estudio comprensivo de estas derivaciones [i494].

Primero, que los sueños originalmente fueron considerados indeseables, probablemente porque revelaban o indicaban, en la mayoría de los casos, la vida astral del que soñaba. En la época atlante, cuando el ser humano poseía una conciencia básicamente astral, los sueños controlaban casi totalmente su conciencia física externa. En esos días, la orientación de la vida diaria, la vida religiosa y psicológica (tal como existía) se fundaba en la ciencia perdida de los sueños, y es esta ciencia pérdida la que el psicólogo moderno (aunque no le agrade la idea) está recobrando rápidamente y tratando de interpretar. La mayoría de las personas (aunque no todas) que necesitan atención e instrucción psicológica poseen conciencia atlante, y este hecho ha inducido al psicólogo a poner inconscientemente el actual énfasis sobre los sueños y su interpretación.

Desearía volver a repetir que la verdadera psicología aparecerá y se aplicarán las técnicas correctas, cuando el psicólogo esté bien seguro (como medida primera y necesaria) a qué rayo pertenece el paciente, las implicaciones astrológicas y el tipo de conciencia que posee (Aria o Atlante).

En el transcurso del tiempo, los sueños de las mentes más inteligentes eran cada vez más de naturaleza futurista e idealista, y a medida que surgían a la superficie, eran recordados y registrados, y comenzaron a controlar en tal forma el cerebro del ser humano, que el énfasis puesto por el anglosajón en la alegría y el goce, llegó oportunamente a convertirse en la descripción de la generalidad de los sueños. Aquí tenemos el origen de las utopías, las fantasías y las presentaciones idealistas de la belleza y la alegría futuras, que caracterizan la vida mental del ser humano evolucionado, las cuales han sido expresión de las esperanzas (aún no cumplidas) expuestas en La República de Platón, en El Paraíso Recuperado de Milton y en las mejores producciones utópicas, idealistas y creadoras [i495] de nuestros poetas y escritores occidentales. Así Oriente y Occidente presentan una teoría sobre los sueños -de naturaleza astral e intuitiva superior- que constituye un cuadro completo de la vida de deseos de la raza. Esta vida de deseos abarca toda la gama, desde las ideas indecentes y la bestialidad inmunda, que a veces extraen los psicólogos de sus pacientes (revelando una vida de deseos y una conciencia astral de orden muy inferior), hasta los proyectos idealistas y los paraísos bien concebidos y órdenes cósmicas que corresponden a las clases superiores de aspirantes. Sin embargo, todos ellos tienen cabida dentro del reino de los Sueños. Esto también atañe a los sueños relacionados con la frustración sexual y los ideales no realizados; todos indican la existencia de un anhelo muy poderoso para satisfacer el egoísmo o para mejorar y lograr el bienestar del grupo.

Dichos sueños podrán contener, en sí mismos, antiguas ilusiones y espejismos astrales muy fuertes y poderosos, debido a su antiguo origen y al deseo racial, o de lo contrario, personificar la respuesta sensible de la humanidad evolucionada a los sistemas y regímenes de vida, que aguardan en la zona periférica de la manifestación, esperando la futura precipitación y expresión.

Esto les indicará cuán vasto es este tema, porque no sólo incluye los hábitos astrales del pasado de la raza, que tienden a dominar cuando existen ciertas condiciones patológicas o están fomentadas por las frustraciones inquietantes, sino que incluye también la capacidad de los aspirantes del mundo, orientados espiritualmente para hacer contacto con los planes designados para la raza, considerándolos como posibilidades deseables.

Habiendo explicado, así, el alcance de este tema, me agradaría hacerles notar que sólo procuro, en el tiempo limitado de que dispongo, realizar dos cosas:

  1. Tratar brevemente las condiciones que fomentan los sueños.
  2. Indicar las fuentes donde pueden originarse los sueños y qué los produce [i496].

No espero que el psicólogo común acepte estas teorías, pero en alguna parte habrá quienes poseen mentes suficientemente amplias como para aceptar algunas de las sugerencias y así beneficiarse y, por cierto, beneficiar también a sus pacientes.

Las principales causas que producen una vida angustiosa de sueños, consiste, en todos los casos, en la frustración o en la incapacidad que tiene el alma para imponer sus deseos o designios sobre su instrumento, el ser humano. Estas frustraciones se agrupan en tres categorías:

  1. Frustración sexual. Este tipo de frustración conduce, en muchos casos, especialmente en la persona común, a darle excesiva importancia al sexo y a una imaginación sexual incontrolada, a celos sexuales, pocas veces reconocidos, o a un escaso desarrollo físico.
  2. Ambición frustrada. Esto produce la retención de los recursos de la vida, una constante angustia interna, despierta la envidia, el odio, la amargura y la intensa antipatía por los que triunfan, y es causa de múltiples anomalías.
  3. Amor frustrado. El psicólogo común quizás incluiría esto bajo la denominación de frustración sexual, pero el esotérico no lo considera así. Podrá haber una plena satisfacción sexual o una completa liberación de su aferramiento y, sin embargo, el amor magnético externo del sujeto sólo hallará frustración y falta de respuesta.

Donde haya estos tres tipos de frustración existirá, frecuentemente, una vida de sueños vívida y malsana, impedimentos físicos de diversa índole e infelicidad cada vez más profunda.

Observarán que estas frustraciones constituyen, como es de esperar, simples expresiones del deseo frustrado, y es, en este sector particular (ligado con la conciencia atlante), [i497] donde el psicólogo moderno, necesaria y principalmente, lleva a cabo su trabajo. En el esfuerzo por conducir al paciente a una comprensión de su dificultad, y de acuerdo a lo que constituye la línea de menor resistencia, el psicólogo se esfuerza por aliviar la situación, enseñándole a evocar y a hacer que surjan a la superficie de su conciencia los episodios olvidados y su vida de sueños. A menudo, olvidan dos factores importantes, que es la fuente fructífera de los frecuentes fracasos en traer alivio. Primero, cuando el paciente desciende a las profundidades de su vida de sueños, traerá a la superficie no sólo esas cosas indeseables de su “vida de deseos” no reconocida, sino también lo que estuvo presente en vidas anteriores. Penetra en un pasado astral muy remoto. No hace tan sólo eso, sino que -a través de la puerta abierta de su propia vida astral- puede sintonizarse con la vida astral de la raza y extraer de ella. Entonces, logra hacer surgir el mal racial que quizás no tenga relación personal con él. Esto es muy peligroso, pues podría ser mucho más poderoso que la capacidad actual del ser humano para manejarlo.

Segundo, en el deseo de verse libre de lo que contiene dentro de sí mismo y le produce dificultades, en el deseo de agradar al psicólogo (fomentado por algunos de ellos bajo el método de transferencia) y en el deseo de producir lo que cree que el psicólogo quiere que él produzca, frecuentemente extraerá de su imaginación personal y de la imaginación colectiva, o se sintonizará telepáticamente con la imaginación de quien trata de aliviarlo y ayudarlo. Por lo tanto, produce algo que fundamentalmente es falso y engañoso. Estos dos puntos exigen una cuidadosa atención, pues hay que proteger al paciente de sí mismo, de la vida mental racial circundante y también del psicólogo que trata de ayudarlo. Esto es algo difícil de realizar, ¿no es verdad? [i498].

Ahora quisiera intercalar algo que creo necesario y sugestivo. Se pueden aplicar tres métodos principales para ayudar a la persona que busca asistencia psicológica, cualquiera que sea el caso y el sujeto. Tenemos, ante todo, el método que ya hemos tratado, el cual hurga el pasado del paciente, trata de desentrañar esas condiciones básicas determinantes y ocultas, en los acontecimientos ocurridos en su niñez o infancia. Se dice que los acontecimientos descubiertos proporcionan una dirección o giro equívoco a la naturaleza de deseos o a la vida mental; inician la predisposición a tener complejos-gérmenes y constituyen, en consecuencia, la fuente de toda dificultad. Este método (aunque el psicólogo no se dé cuenta) puede conducir a vidas pasadas, abriendo así una puerta que muy bien pudo dejar cerrada hasta poder abrirla sin peligro alguno.

El segundo método, que a veces va combinado con el anterior, consiste en llenar el momento actual con una ocupación constructiva y creadora, expulsando así los elementos indeseables de la vida, mediante el poder dinámico expulsor que ejerce el nuevo interés absorbente y supremo. Quisiera indicarles que este método podría aplicarse con menos peligros, si la vida subjetiva de los sueños y las dificultades ocultas no fueran tratadas por lo menos temporalmente. Este método constituye (para la persona término medio, de conciencia estrictamente atlante, pero que ahora ha comenzado a desarrollar la actividad mental), por lo general, una forma sólida y segura de trabajar, siempre y cuando el psicólogo obtenga la colaboración comprensiva de la persona implicada.

El tercer método que ha sido aprobado por la Jerarquía y que sus miembros emplean en su trabajo, consiste en hacer surgir conscientemente el poder del alma.

Este poder, entonces, afluye a través de la vida, de los vehículos y de la conciencia de la personalidad, limpiando y purificando así todos los aspectos de la [i499] naturaleza inferior. Será evidente, sin embargo, que dicho método sólo es útil para quienes (y existen muchos en la actualidad) han alcanzado ese grado de desenvolvimiento, al que se puede llegar y entrenar la mente y, por lo tanto, el alma puede impresionar al cerebro, vía la mente.

Si se estudian estos tres métodos, se llegarán a comprender los tres sistemas que los psicólogos podrían elaborar y desarrollar, a fin de manejar los tres tipos de conciencia moderna, la lemuriana, la inferior que existe hoy en nuestro planeta, la atlante, la que más prevalece hoy, y la aria que se está desarrollando y desenvolviendo con gran rapidez. Actualmente los psicólogos aplican el método inferior para ayudar a todos los grupos y estados de conciencia. Esto realmente no parece ser muy inteligente, ¿verdad?

Ahora surge el interrogante sobre el origen de los sueños. También aquí, como en los casos que consideramos, en conexión con el origen de los llamados guías, enumeraré simplemente los orígenes y dejaré que el estudiante de psicología aplique adecuadamente la información, cuando enfrente algún problema vinculado con los sueños. Estas fuentes son aproximadamente diez, y podrían definirse de la manera siguiente:

1. Los sueños producidos por la actividad cerebral. En estos casos, el sueño del sujeto es muy liviano. Realmente nunca abandona su cuerpo y el hilo de la conciencia no se retira totalmente, como sucede cuando se duerme profundamente o se está inconsciente. Por lo tanto, se identifica íntimamente con su cuerpo; debido al retiro parcial del hilo de la conciencia, está en un estado de aturdimiento y de confusa autoidentificación, más bien que dormido. Este estado podrá persistir durante toda la noche o en las horas que duerme. Pero, por lo general, sólo persiste durante las dos primeras horas y más o menos una hora antes de volver a la conciencia total de vigilia. Los problemas, preocupaciones, placeres, aflicciones, etc., de las horas [i500] de vigilia, agitan todavía las células cerebrales, pero el reconocimiento y la interpretación de estas impresiones vagas y agitadas es insegura y de naturaleza confusa. No se le debe dar ninguna importancia a este tipo de sueños. Indica nerviosidad física y poca disposición para dormir, pero no tiene una profunda significación psicológica ni significado espiritual. Son los más comunes en la actualidad, debido al predominio de la conciencia atlante y a la tensión bajo la cual viven hoy los pueblos. Es muy fácil darle una importancia indebida a las divagaciones desatadas, estúpidas y confusas de un cerebro inquieto, sin embargo, la dificultad reside en que el ser humano no duerme profundamente.

No es bueno inducir a soñar, ni entrenar a las personas para que recuerden su vida de sueños, cuando por naturaleza duermen profundamente y poseen la capacidad de dormirse fácilmente y no sueñan. La evocación de los sueños, tal como se lleva a cabo mediante los métodos empleados por ciertas escuelas de psicología, sólo debería aplicarse forzosamente (si se puede emplear esta palabra) por la determinación de la voluntad durante las etapas posteriores en el Sendero. Hacerlo previamente produce, a menudo, una especie de continuidad de conciencia que agrega más complejos del plano astral a los de la vida diaria del plano físico; pocas personas son lo bastante competentes para manejar ambos y, cuando se persiste en el esfuerzo de evocar los sueños, las células cerebrales no descansan y puede sobrevenir insomnio. La ley de la naturaleza ordena que todas las formas que tienen vida, deben a veces dormir.

Ahora analizaremos dos tipos de sueños, en relación con la naturaleza astral o emocional, que se tienen con mucha frecuencia.

2. Los sueños en que se recuerdan cosas. Dichos sueños constituyen el recuerdo de cosas vistas y sonidos oídos, mientras se duerme, en el plano astral. En este plano, se halla [i501] generalmente el ser humano, cuando el hilo de la conciencia se separa del cuerpo. En dicho caso, participa de ciertas actividades o adopta la posición del espectador que ve cosas reales, actuaciones, personas, etc., etc., así como una persona las ve, cuando camina en la calle de una gran ciudad u observa desde una ventana. Estas cosas y sonidos generalmente dependerán de la vida de deseos y de las predilecciones del sujeto, lo que le agrada o no, lo que desea y le atrae. Buscará y frecuentemente hallará a aquellos que ama; a veces buscará y hallará a aquellos a quienes quiere hacerles daño y tendrá la ocasión de herir a los que odia; se favorecerá a sí mismo, participando en el cumplimiento de lo que desea, lo cual siempre es posible imaginativamente en el plano astral. Dichos deseos abarcarán toda la gama, desde el deseo de la satisfacción sexual hasta el anhelo del aspirante, espiritualmente orientado, por ver al Maestro, al Cristo o al Buddha. Las formas mentales, creadas por los deseos similares de la multitud, satisfarán sus deseos y, al despertar, traerá consigo los recuerdos de esa satisfacción en forma de un sueño. Los sueños relacionados con las satisfacciones astrales, son ilusorios y evocados, y relacionados por uno mismo, sin embargo, indican una experiencia real, aunque sólo se haya realizado astralmente, lo cual será de valor para el psicólogo interesado, dentro de lo que puedan indicarle las tendencias caracterológicas del paciente. No obstante, puede surgir una dificultad. Dichas formas mentales (a las cuales el ser humano ha respondido y ha encontrado en ellas una satisfacción imaginaria) personifican la expresión de la vida de deseos de la raza, y existen, en consecuencia, en el plano astral para que todos las vean. Muchas personas las ven, hacen contacto con ellas y pueden identificarse con las mismas al regresar a la conciencia de vigilia. En realidad, [i502] no han hecho más que registrar estas formas mentales, del mismo modo que se puede registrar el contenido de un escaparate al pasar delante. Por ejemplo, algo horrible puede inducir a una persona a relacionar inocentemente un sueño, que en realidad es sólo el registro de algo que ha visto o experimentado, de lo cual ha sido testigo durante el tiempo que dormía, pero con el cual no tiene ninguna conexión. Esta experiencia la asocia con desagrado y disgusto y, con mucho sentimiento, relata su experiencia al psicólogo y frecuentemente le da una interpretación que le revela las profundidades del mal que testimonian, aparentemente, sus deseos no realizados. El psicólogo saca a la superficie los anhelos inexpresados, le advierte al sujeto que éstos desaparecerán cuando se los enfrentan, y que el fantasma de su desorden mental y psicológico será conjurado. A no ser que el psicólogo posea verdadera iluminación, culpará al sujeto que está bajo su cuidado, de haber tenido una experiencia que nunca ha pasado, pues sólo fue testigo. Expongo esto como un ejemplo de lo que ocurre muy a menudo y produce mucho daño. Hasta que los psicólogos no acepten que la vida de la humanidad continúa durante el sueño, al separarse del cuerpo físico por la noche, con frecuencia cometerán tales errores. Las implicaciones son evidentes.

3. Los sueños que constituyen recuerdos de actividades reales. Dichos sueños registran actividades verdaderas; no han sido simplemente observadas, registradas y relatadas por el sujeto. Cuando una persona ha alcanzado:

a. Un estado de verdadera integración del cuerpo astral y del cuerpo vital o etérico, además del cuerpo físico, entonces, estos tres aspectos funcionan armónicamente.

b. La capacidad de emprender una actividad ordenada mientras duerme. Entonces, el ser humano puede plasmar, en el cerebro físico, el conocimiento de estas actividades [i503] y, al volver a la conciencia de vigilia, las lleva a la práctica mediante el cuerpo físico.

Por lo tanto, los sueños del ser humano serán, en realidad, ni más ni menos que la relación de la continuidad de las actividades desplegadas durante el día, tal como se llevaron a cabo en el plano astral. Constituirán simplemente el registro, impresionado en el cerebro físico, de sus actividades y emociones, sus propósitos e intenciones y sus conocidas experiencias. Éstas son tan reales y verídicas como cualesquiera de las que registra el cerebro durante las horas de vigilia. No obstante, en la mayoría de los casos, son registros parciales y de naturaleza mixta, porque los espejismos, las ilusiones y las percepciones de lo que hacen los demás (según se registran en la segunda categoría de sueños explicada anteriormente) podrán producir todavía algún efecto. Los registros mixtos y las identificaciones erróneas, etc., conducen a muchas dificultades. El psicólogo debe tener en cuenta:

a. La edad o experiencia del alma del paciente, determinar si el paciente ha participado en forma ilusoria en el sueño relatado, o ha sido una actividad percibida o registrada, o un real y verdadero acontecimiento experimentado por el individuo mientras dormía.

b. La capacidad del sujeto para recordar perfectamente la experiencia relatada, capacidad que depende de haber establecido previamente la continuidad de conciencia, de manera que, en el momento de regresar, el cerebro del individuo implicado es fácilmente impresionado por la experiencia del ser humano verdadero, cuando se halla fuera del cuerpo.

c. Que el paciente no desea impresionar al psicólogo su honestidad innata, el control que ejerce sobre su imaginación y la capacidad para expresarse verbalmente [i504].

Respecto a los discípulos y aspirantes avanzados, la situación es algo distinta. La integración realizada ha involucrado a la mente y también al alma. La actividad registrada, plasmada y relacionada, es la del servidor en el plano astral. Las actividades que interesan al servidor del mundo son, por lo tanto, muy distintas de las que ha experimentado y relacionado anteriormente. Concernirán a los actos asociados con otras personas, al cumplimiento del deber que incluye a otras personas, la enseñanza impartida a los grupos, más que a los individuos, etc.

Cuando se estudien cuidadosamente estas diferencias, el psicólogo del futuro (que deberá ser un esotérico) las reconocerá como muy reveladoras, porque indicarán en forma muy interesante, el estado espiritual y la relación jerárquica del paciente.

4. Los sueños de naturaleza mental. Éstos se originan en el plano mental y presuponen una conciencia que está llegando a ser, por lo menos, más sensible mentalmente. De todas maneras, no se registran en la conciencia cerebral de vigilia hasta que no haya cierta medida de control mental. Aquí podría agregar que una de las principales dificultades que enfrenta el psicólogo, al tratar de interpretar los sueños de su paciente, se basa no sólo en su incapacidad de ubicarlo esotéricamente en el tipo de rayo a que pertenece, estado evolutivo, aspectos astrológicos y características que le son inherentes, sino que también está enfrentando la incapacidad del paciente para explicar sus sueños correctamente. Lo que se le presenta al psicólogo es una descripción confusa e imaginativa de las reacciones cerebrales, fenómenos astrales y (donde hay cierto equilibrio intelectual) también algún fenómeno mental. Pero no posee capacidad para hacer diferenciaciones. Esta confusión se debe a la falta de alineamiento y de una verdadera relación mental entre la mente y el cerebro. [i505] Por lo tanto, se repite el caso del “ciego que guía a otro ciego”.

Los sueños de origen mental son fundamentalmente de tres tipos:

a. Los sueños basados en el contacto establecido con el mundo de las formas mentales. Esto abarca un vasto reino de antiguas y modernas formas mentales como también a esas formas nebulosas e incipientes. Su origen es estrictamente humano y forman parte definida de la gran Ilusión. Constituyen, en la mayoría de los casos, el esfuerzo que realiza el ser humano para interpretar la vida y su significado en el transcurso de las épocas. Se mezclan con el alma del espejismo que es de naturaleza astral. Es evidente que estas formas mentales abarcan todos los temas posibles. No personifican la vida de deseo de la raza, pero conciernen a los conceptos de los seres humanos sobre las ideas e ideales que -en el transcurso de las épocas- han controlado la vida humana y, por lo tanto, son la base de la historia.

b. Los sueños de naturaleza geométrica, en los cuales el sujeto se da cuenta de esos diseños, formas y símbolos básicos que constituyen los anteproyectos de los arquetipos que determinan el proceso evolutivo, produciendo oportunamente la materialización del Plan de Dios. También constituyen los grandes símbolos de la conciencia del ser humano en desarrollo. Por ejemplo, el reconocimiento del punto, la línea, el triángulo, el cuadrado, la cruz, el pentágono y símbolos similares, significa simplemente el reconocimiento de un vínculo con ciertas líneas de fuerza que han determinado el proceso [i506] evolutivo hasta la fecha. En todas las razas, hay siete formas análogas que evolucionaron y fueron reconocidas; para nuestro actual propósito, tenemos veintiún símbolos básicos que, en forma geométrica, encierran los conceptos determinantes de las civilizaciones lemuriana, atlante y aria. Será interesante saber que aparecerán catorce más. Los símbolos que ya han evolucionado, están profundamente arraigados en la conciencia humana y conducen, por ejemplo, al empleo constante de la cruz con sus formas numerosas y diversas. En la actualidad, dos símbolos están adquiriendo forma, como base de la civilización venidera, el loto y la antorcha flamígera, por eso, su frecuente aparición en las meditaciones y los sueños de los aspirantes del mundo.

c. Los sueños que constituyen presentaciones simbólicas de las enseñanzas recibidas en el Aula del Aprendizaje, mientras duermen los aspirantes y discípulos, en el nivel más elevado del plano astral y en el Aula de la Sabiduría, en el plano mental. En el aula primera, la raza ya aprendió lo mejor, mediante la experiencia atlántica y en el mundo del espejismo, a través de los cuales puede hacerse una elección inteligente. El Aula de la Sabiduría personifica la enseñanza que las dos razas venideras desarrollarán y desenvolverán; con ese fin, son entrenados el discípulo y el iniciado.

Lo único que puedo hacer, es indicar de esta manera la naturaleza de estas tres experiencias mentales básicas, que hallan su camino en la vida de sueños del ser humano en el plano físico. Éstas las expresa como sueños relacionados, trabajo creador e ideales expresados, que están forjando la conciencia humana [i507].

5. Los sueños que registran el trabajo realizado. Esta actividad la lleva a cabo el aspirante, mientras duerme y cuando se halla ausente del cuerpo, y la realiza:

  1. En la zona limítrofe entre el cuerpo astral y el cuerpo físico.
  2. En la denominada “tierra estival”, donde se centra toda la vida de deseo de la raza y adquieren forma todos los deseos raciales.
  3. En el mundo del espejismo, que es parte del plano astral y contiene el pasado, fertiliza la vida de deseos del futuro inmediato.

Estos aspectos y esferas de actividad son reales. Los aspirantes que logran actuar con cierta conciencia, en el plano astral, están abocados, en un nivel u otro, a desarrollar alguna actividad o trabajo constructivo. Dicha actividad, realizada en forma egoísta (pues muchos aspirantes son egoístas) o en forma altruista, constituye en su mayor parte el material de los denominados seudo sueños, como los describe el ciudadano común inteligente. No se les debe poner mayor atención de la que se concede a las actividades comunes y a los acontecimientos de la vida diaria, que tienen lugar en el plano físico durante la conciencia de vigilia, ni interpretarlas misteriosamente o dilucidarlas en forma simbólica. Estas actividades son de tres tipos:

a. La actividad que desarrolla el paciente mientras duerme, cuando está libre del cuerpo físico.

b. La observación de las actividades que despliegan otros, de las cuales tiende a apropiarse involuntaria y erróneamente, debido a la tendencia egocéntrica de la mente humana común [i508].

c. La instrucción impartida por quienes son responsables de su desarrollo y entrenamiento.

Este tipo de sueños prevalece cada vez más, a medida que se perfecciona el alineamiento de los cuerpos astral y físico, y se desarrolla lentamente la continuidad de conciencia. Dicha actividad implica la actividad religiosa, las distintas facetas de la vida sexual (pues no todas son físicas, aunque se relacionen con el problema de los pares de opuestos y la dualidad esencial de la manifestación), la actividad política, artística y creadora, y muchas otras formas de expresión humana, las cuales son tan variadas y diversas como las que despliega la humanidad en el plano físico, y éstas son la fuente de mucha confusión, en la mente del psicólogo, y deben ser analizadas y consideradas cuidadosamente.

6. Los sueños telepáticos. Son simplemente el registro, en la conciencia del cerebro físico, de acontecimientos reales que se comunican telepáticamente de una persona a otra. Un amigo o pariente que ha tenido una experiencia, trata de comunicarla a su amigo o -en un momento de crisis- piensa intensamente en él. Esto lo registra en la mente el amigo y, con frecuencia, lo recupera mientras duerme, recordándolo al despertar como si hubiera sido una experiencia personal. La mayoría de los sueños que describen las personas, son registros de experiencias pasadas por otras personas, y que el ser humano percibe apropiándoselas honestamente para sí.

Ahora llegamos a esos sueños, que constituyen parte de la experiencia de esas personas que han establecido un contacto definido con el alma y están en proceso de establecer un estrecho vínculo con el mundo de las almas. Las “cosas del reino de Dios” se despliegan ante ellos, y los fenómenos, los acontecimientos, las ideas, la vida y el conocimiento del reino del alma, se [i509] registran con una exactitud acrecentada en la mente, y de la mente, son transferidos o plasmados en las células cerebrales. Por lo tanto, tenemos:

7. Sueños que son dramatizaciones del alma. Este tipo de sueño corresponde a la actuación simbólica del alma, cuando tiene el propósito de instruir, advertir u ordenar a su instrumento, el ser humano, en el plano físico. Estos sueños simbólicos y dramatizados son cada vez más numerosos, en el caso del aspirante y del discípulo, especialmente durante las primeras etapas del contacto con el alma. Pueden manifestarse mientras duerme y también durante el período o proceso de la meditación. Únicamente el ser humano que tiene conocimiento de sí mismo, puede interpretar en forma correcta este tipo de sueños. Es evidente además que los tipos de rayo al cual pertenecen el alma y la personalidad, determinarán, en gran parte, el tipo de simbolismo y la naturaleza de la dramatización empleados. Esto, por lo tanto, debe determinarlo el psicólogo antes de dar una interpretación inteligente y útil.

8. Los sueños relacionados con el trabajo grupal. En este tipo de sueño, el alma entrena o capacita a su vehículo, el ser humano inferior, para desarrollar una actividad grupal. Estos sueños constituyen la analogía superior de los tratados ya en el punto cinco. El trabajo grupal involucrado no se lleva a cabo en los tres mundos de la expresión humana, sino en el mundo de la vida y la experiencia del alma. El conocimiento y el propósito del alma están implicados; podrá registrarse el trabajo que se realiza en el grupo de un Maestro y considerarlo como un sueño, a pesar de su realismo y ocurrencia básicamente fenoménica. Las realidades del reino de Dios se infiltrarán, durante un tiempo, en la conciencia cerebral en forma de sueños. La mayoría de las experiencias registradas en los escritos místicos de occidente, durante los últimos siglos, corresponde a esta categoría, lo cual merece una cuidadosa reflexión [i510].

9. Los sueños donde se reciben instrucciones. Encierran las enseñanzas dadas por su Maestro a su discípulo aceptado. De estos no me ocuparé. Cuando el ser humano está en condición de recibir conscientemente estas instrucciones, mientras duerme y está ausente del cuerpo, o durante la meditación, debe aprender a dirigirlas en forma correcta, de la mente al cerebro, e interpretarlas con exactitud. El Maestro las comunica al alma del ser humano. Luego, el alma las plasma en la mente que se ha mantenido firme en la luz, y después, la mente, a su vez, las formula en formas mentales, que luego son precipitadas al cerebro expectante y pasivo. De acuerdo al desarrollo mental y a la cultura del discípulo, así será su respuesta y el empleo correcto de la enseñanza que le ha sido comunicada.

10. Sueños conectados con el plan Mundial, el plan solar y el esquema cósmico. Éstos podrán abarcar desde el cerebro mismo y las experiencias registradas por los mentalmente desequilibrados, hasta las enseñanzas inteligentes y mesuradas de los conocedores mundiales. La enseñanza le es comunicada al discípulo mundial, y éste puede considerarla como una inspiración o un sueño de profunda significación. Debe recordarse que, en ambos casos (en los mentalmente desequilibrados y en el discípulo entrenado), existe una condición similar, una línea directa que se extiende desde el alma al cerebro, la cual es así en ambos casos. Dichos sueños o instrucciones registradas indican un grado muy elevado de desarrollo evolutivo.

Un análisis de lo antedicho demostrará la complejidad del tema. El estudiante superficial o la persona con inclinaciones místicas, tiende a creer que todos estos tecnicismos son de poca importancia. Con frecuencia, alegan que la jerga ocultista y su información académica no tienen valor alguno, en lo que respecta al conocimiento divino. Afirman que es innecesario conocer los [i511] planos y los distintos niveles de conciencia, la Ley de Renacimiento y la Ley de Atracción; que es un esfuerzo innecesario impuesto a la mente humana estudiar el fundamento técnico de la creencia en la hermandad, o considerar nuestro origen remoto y futuro posible. Sin embargo, puede existir la posibilidad de que, si los místicos, durante el transcurso de las épocas, hubieran reconocido estas verdades, tendríamos hoy un mundo mejor dirigido. Sólo ahora están entrando estas fuerzas en actividad, las cuales conducirán a comprender mejor a la familia humana, a comprender más inteligentemente el equipo humano y, por lo tanto, a realizar un esfuerzo para poner el vivir humano en concordancia con las verdades espirituales fundamentales. La situación mundial actual y lamentable no se debe al desarrollo intelectual del ser humano, como a menudo se afirma, sino al desarrollo de los efectos inalterables de causas originadas en el pasado de la raza aria.

El mal engendra el bien; los malos efectos de la pereza mental del ser humano pueden ser transmutados. En el futuro servirá de tema de estudio; la humanidad es hoy suficientemente inteligente como para adquirir sabiduría, resultado de la amplia difusión de las verdades académicas, de las enseñanzas esotéricas y de su correcta interpretación por las mentes entrenadas de Occidente. El Oriente ha recibido dichas enseñanzas desde épocas remotas y ha hecho numerosos comentarios sobre ella (el trabajo de las mejores mentes analíticas que el mundo ha conocido), pero no ha empleado en forma masiva el conocimiento, y los pueblos de Oriente no se han beneficiado con ello. En Occidente será distinto, y ya se modifica e influencia el pensamiento humano en gran escala; está compenetrando la estructura de nuestra civilización y oportunamente la salvará. Por lo tanto, no se deben temer los tecnicismos de la sabiduría, sino que debe buscarse la razón de la reacción indeseable contra ellos, en la inercia latente de las mentes místicas y en la baja vitalidad de toda la raza.