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II. Las Siete Leyes de la Vida del Alma o Vida Grupal - Parte 2

2. La Ley del Impulso Magnético

 

Nombre Exotérico Nombre Esotérico Símbolo Energia de Rayo
2 La Ley del Impulso Magnético La Ley de la Unión Polar Dos esferas ígneas y un triángulo Energía Radiante. El segundo Rayo Manifestando Energía

Sería bueno recordar que no estamos considerando ese aspecto del segundo rayo que concierne particularmente a la forma y constituye el agente coherente y [i110] magnético en cualquier forma determinada, sea átomo, ser humano o sistema solar. No nos referimos a la relación que existe entre las formas, aunque se establece (como realmente es) por la energía de segundo rayo. Tampoco nos ocupamos de considerar la relación del alma con la forma, ni la del Alma Una con las innumerables formas, o la de un alma individualizada con la forma que la aprisiona. Las leyes que estamos considerando se refieren enteramente a la relación que existe entre las almas y la síntesis que subyace en las formas. Rigen el contacto consciente establecido entre los múltiples aspectos del Alma Una. He elaborado esta frase con mucho cuidado.

La Ley del Impulso Magnético rige la relación, la interacción, el intercambio y la interpenetración entre los siete grupos de almas en los niveles superiores del plano mental, el cual constituye la primera de las mayores diferenciaciones de la forma. Sólo podemos estudiarlas inteligentemente desde el ángulo de los siete grupos de rayo, ya que componen el aspecto espiritual de la familia humana. Esta ley rige también la relación entre las almas que, al manifestarse por medio de la forma, entran en mutua armonía. En consecuencia, es una ley que concierne a la interrelación de todas las almas, dentro de la periferia que los cristianos denominan «el Reino de Dios». Por la correcta comprensión de esta ley el ser humano llega a conocer su vida subjetiva, a manejar el poder subjetivamente y a trabajar conscientemente en y con la forma, mientras mantiene su polarización y su conciencia en otra dimensión y actúa dinámicamente detrás de la escena. Dicha ley concierne a esas actividades esotéricas internas que no se relacionan primordialmente con la vida de la forma.

Esta ley es muy importante porque la Deidad Misma pertenece al segundo rayo; pues el nuestro es un sistema solar de segundo rayo y por lo tanto todos los rayos y los distintos estados o agrupaciones de conciencia y todas las formas, dentro y fuera de la manifestación [i111] física, están coloreados y dominados por este rayo y, finalmente, controlados por esta ley. La Ley del Impulso Magnético es en el reino del alma lo que la Ley de Atracción en el mundo de los fenómenos. En realidad, es el aspecto subjetivo de dicha Ley. Constituye la Ley de Atracción cuando actúa en el reino de las almas, pero debido a que funciona en esos niveles donde no existe la «gran herejía de la separatividad», es difícil -con nuestras mentes activas y discriminadoras- comprender sus implicaciones y significaciones. Dicha Ley gobierna el reino del alma, y a ella responden también los Ángeles Solares, y por su estímulo se abren los lotos egoicos. Podría quizás ser mejor comprendido si la consideramos como:

  1. La interacción impulsiva existente entre las almas en y fuera de la forma.
  2. La base existente para el reconocimiento egoico.
  3. El factor que produce la reorientación en los tres mundos.
  4. La causa de la relación magnética que existe entre un Maestro y Su grupo, o un Maestro y Su discípulo.

Se la denomina ocultamente «la Ley de la Unión Polar». Cuando digo que esto implica la unión de los pares de opuestos, la fusión de las dualidades y el maridaje de las almas, pronuncio palabras sin sentido o, en el mejor de los casos, representan un ideal que está tan estrechamente ligado con las cosas materiales en la mente del aspirante y vinculado con el proceso del desapego (por el cual los discípulos trabajan con tanta vehemencia), que no espero poder presentarles la verdad respecto a las almas y a su relación entre sí.

Dicha ley rige también la relación del alma de un grupo con las almas de otros grupos. Gobierna la interacción, la cual es vital pero que aún no ha sido reconocida como potencia entre el alma del cuarto reino de [i112] la naturaleza, el humano, el alma de los tres reinos subhumanos y análogamente el alma de los tres reinos superhumanos. Debido a la parte preponderante que la humanidad debe desempeñar en el gran esquema, o sea el Plan de Dios, esta ley determinará la ley de la raza. Sin embargo, esto no sucederá hasta que la mayoría de los seres humanos comprendan algo de lo que significa actuar como alma. Luego, cuando la humanidad obedezca a esta ley, actuará como transmisor de luz, energía y potencia espirituales, para los reinos subhumanos, y constituirá un canal de comunicación entre «lo que está arriba y lo que está abajo». Tal es el alto destino que tiene ante sí la raza.

Así como ciertos seres humanos, por medio de la meditación, la disciplina y el servicio, han establecido definitivamente contacto con su propia alma y pueden convertirse en canales para expresarla y ser intermediarios para distribuir en el mundo la energía del alma, similarmente los hombres y mujeres que tienden a vivir como almas, forman grupos de almas en armonía con la fuente de provisión espiritual. Como grupo y desde el punto de vista de la Jerarquía han establecido contacto y están en comunicación con el mundo de las realidades espirituales. En cuanto el discípulo individual estabiliza dicho contacto y aprende a alinearse con rapidez, entonces y no antes, entra en contacto con el Maestro de su grupo y responde inteligentemente al Plan; análogamente, el grupo coordinado de almas puede entrar en contacto con ciertas grandes Vidas y Fuerzas de Luz como el Cristo y el Buda. La unida aspiración, consagración y devoción inteligente del grupo, eleva a los individuos que lo componen a alturas imposibles de alcanzar por sí solos. El estímulo grupal y el esfuerzo mutuo conducen al grupo a una intensa realización, que no la lograrían de otra manera. En la misma forma en que la Ley [i113] de Atracción, al actuar en el plano físico, unió a los hombres y mujeres en un esfuerzo grupal, así la Ley del Impulso Magnético puede empezar a controlarlos, cuando, repito, únicamente como grupo, constituyan en forma unida canales para prestar servicio con total olvido de sí mismos.

Este pensamiento encierra la oportunidad inmediata que se abre ante los grupos de aspirantes y personas afines de buena voluntad que existen hoy en el mundo. Si trabajan juntos como grupos de almas pueden realizar mucho, lo cual ilustra también el significado de que esta ley produce la unión polar. Es necesario comprender que en este trabajo no puede haber ambición personal ni espiritual. Tampoco se trata de establecer unión personal. Esto no se refiere a la unión mística de las escrituras ni a la tradición mística. Mucho menos significa alineamiento ni unión con el grupo de un Maestro, ni fusión con el propio grupo interno de discípulos consagrados, ni con el propio Rayo de la vida. Estos factores constituyen implicaciones preliminares y se aplican individualmente. Les pido que reflexionen sobre esta frase. La unión que debe establecerse es mucho más importante y vital, porque es una unión grupal.

Estamos tratando de llevar adelante un esfuerzo grupal de tal magnitud que, en el momento apropiado, producirá, con acrecentado empuje, un impulso potente y magnético que llegará a esas Vidas que vigilan a la humanidad y a nuestra civilización y trabajan por intermedio de los Maestros de Sabiduría y de la Jerarquía. Este esfuerzo grupal exigirá de Ellos una respuesta e impulso magnético que unirá, por intermedio de todos los grupos aspirantes, las Fuerzas benéficas influyentes. Por medio del esfuerzo concentrado de estos grupos mundiales (que subjetivamente constituyen el Grupo Uno), la luz, la inspiración y la revelación espiritual podrán ser liberadas con tal afluencia de poder que efectuarán definidos cambios [i114] en la conciencia humana y ayudarán a mejorar las condiciones de este mundo necesitado. Abrirá los ojos de los seres humanos a las realidades fundamentales, hasta ahora sólo vagamente sentidas por el público reflexivo. La humanidad misma debe aplicar los necesarios correctivos, apoyándose en la fuerza de su propia sabiduría y fortaleza; sin embargo, siempre se hallará detrás de la escena el conjunto de aspirantes mundiales que trabajan silenciosamente al

unísono, entre sí y con la Jerarquía, manteniendo abierto el canal por el cual puede fluir la sabiduría, la fortaleza y el amor necesarios.

Por lo tanto, tenemos en esta gran tarea las siguientes relaciones y grupos:

  1. Las Fuerzas de la Luz y el Espíritu de Paz, Vidas personificadas y de gran potencia grupal.
  2. La Jerarquía planetaria.
  3. Buda.
  4. Cristo.
  5. El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.
  6. La Humanidad.

Observarán que Buda enfoca en Sí Mismo las fuerzas descendentes, mientras que Cristo enfoca en Sí Mismo la demanda externa y las aspiraciones espirituales de todo el planeta. Esto produce un alineamiento planetario de gran poder. Si se realiza el trabajo necesario, podrán hacerse los reajustes esenciales en el mundo. El éxito o el fracaso residen mayormente en las manos de los hombres y mujeres que diseminados por el mundo, pero espiritualmente unidos, constituyen lo que se denomina el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

La clasificación anterior nos aclara muy poco lo que implican las palabras «La Ley de la Unión Polar». Todo el proceso concierne a la conciencia, a los resultados [i115] conscientemente obtenidos y a los consiguientes acontecimientos en el plano físico, lo cual depende de las realizaciones conscientes de los hombres y mujeres de buena voluntad que pertenecen o no, al Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

Este trabajo, llevado a cabo con éxito y en forma inteligente, posibilitará la introducción de una nueva relación entre la Jerarquía y el género humano. Este esfuerzo podría señalar (y esperamos que así sea) el principio de un nuevo tipo de trabajo mediador, llevado adelante por un grupo de servidores salvadores que se está entrenando para establecer ese grupo que, eventualmente, salvará al mundo bajo la Ley del Sacrificio. Sin embargo, este trabajo de mediación incluye el reconocimiento de la Ley del Impulso Magnético y el deseo de comprenderla y de colaborar con Quienes la manejan. Por su intermedio y por la correcta comprensión de la Ley, sería posible establecer la unión necesaria entre las almas liberadas (que son en sí mismas el símbolo del Alma de todas las formas) y las almas aprisionadas. Gran parte del éxito de este esfuerzo planeado depende del alcance intelectual de los miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo en conexión con la técnica necesaria. Dependerá también de la voluntad que tengan para aceptar la idea de la oportunidad, y de su disposición para trabajar de acuerdo con las líneas indicadas. No tienen la garantía de la exactitud de lo expuesto respecto a la importancia de este período, ni poseen conocimiento personal de la situación tal como se la describe aquí. Algunos ni siquiera saben que existe una Jerarquía que vigila, pero son almas consagradas y altruistas y, como tales, pertenecen al Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Si pueden aspirar, orar, meditar y servir, enfocándose al unísono con los demás servidores, la salvación de la humanidad se llevará a cabo con más rapidez que nunca, y muchos responderán a este llamado. [i116] Para el discípulo individual la significación de la Ley del Impulso Magnético y las relaciones correspondientes en su propia vida deben ser también clasificadas:

  1. El mundo de las almas en los niveles mentales superiores.
  2. El Maestro de su grupo.
  3. El ángel solar.
  4. El discípulo aspirante que se halla en los niveles mentales inferiores.
  5. La personalidad integrada, causa frecuente de dificultades.
  6. Los asociados del entorno del aspirante.

Será de utilidad que los estudiantes recuerden estas analogías, porque pueden liberarlos frecuentemente de las limitaciones de sus vidas y obtener una mayor y verdadera comprensión de los acontecimientos más importantes, cuando observan que sus insignificantes vidas son sólo el reflejo de factores mayores y más trascendentales.

Es conveniente recordar que en el plano de la existencia del alma no hay separación ni existe «mi alma y tu alma». Sólo en los tres mundos de la ilusión y de maya pensamos en términos de almas y cuerpos. Ésta es una verdad oculta muy repetida y conocida, pero la repetición constante de una verdad bien conocida, sirve a veces para hacer comprender su exactitud.

La segunda ilustración que quizás aclare más el significado y el propósito de esta ley, que será de profundo interés para los esotéricos, se halla conectada al símbolo que especifica esta ley en los registros sagrados y en los archivos de la Logia. Es el 

símbolo del triángulo y las dos esferas de fuego. Esto no sólo tiene un significado planetario y cósmico, sino también una relación muy definida con el desarrollo individual (en el cuerpo físico) de la vida espiritual del discípulo. Permítaseme explicarlo en forma más sencilla. Los estudiantes saben que en la cabeza existen dos centros: ajna y coronario, dos esferas de fuego que simbolizan la [i117] conciencia ígnea del alma y no la conciencia animal del cuerpo.

Estos dos centros (exteriorizados por dos glándulas, la pineal y el cuerpo pituitario) vibran, se vivifican y entran en intensa actividad por medio del servicio, la meditación y la correcta aspiración. Con el tiempo se establece una línea de contacto entre ambos, que aumenta su poder. Existe también otra línea de poder ígneo saliente que se dirige hacia la parte superior de la columna vertebral. A medida que la vida del alma se fortalece, aumenta la radiación de los centros y se establece la periferia de su esfera de influencia, creando un campo magnético dual. Hablando en forma esotérica, son «impelidos magnéticamente el uno hacia el otro» y hacia la energía acumulada que se encuentra en la columna vertebral y localizada en los cinco centros a lo largo de la misma. Oportunamente la interacción es tan poderosa que un triángulo de fuerza aparece dentro del radio del campo magnético, y este triángulo de luz, de fuego viviente, une los tres «centros laya». Entonces el símbolo se completa y esto indica que el discípulo es controlado por la parte subjetiva de su naturaleza. Lo rige la Ley del Impulso Magnético (tal como lo demuestra la vinculación de los centros de la cabeza), y los dos aspectos de su naturaleza, el superior y el inferior, se unen y constituyen los dos polos que a él le conciernen. Así se produce la unión polar. El tema de esta interacción magnética contiene material para pensar, e indica el método de servir en forma grupal e individual. A medida que los aspirantes individuales se olvidan de sí mismos al servir y llegan a ser indiferentes a las demandas y exigencias de la personalidad, aprenden a valorar el profundo y duradero espíritu de confianza, alegría y amor mutuos y también a trabajar unidos de todo corazón, para ayudar al mundo y ayudar a la Jerarquía. [i118]

 3. La Ley del Servicio

Nombre Exoérico Nombre Esotérico Símbolo Energía de Rayo
3 La Ley del Servicio La Ley del agua y los peces El hombre con un cántaro de agua La Energía que fluye del Sexto Rayo. Vida Vivificadora

Llegamos así a considerar la tercera Ley del Alma que rige toda la actividad del alma. Es la Ley del Servicio. Sin embargo, antes de entrar a dilucidar este tema, trataré de exponer tres cosas que merecen cuidadosa atención.

Primero, el resultado de todo contacto efectuado en la meditación y la medida de nuestra realización, estarán determinados por el consiguiente servicio prestado a la raza. Si hay correcta comprensión, habrá necesariamente correcta acción.

Se ha establecido anteriormente que las tres grandes ciencias que tendrán preponderancia en la Nueva Era y llevarán a la humanidad de lo irreal a lo real y de la aspiración a la realización, son:

  1. La ciencia de la Meditación, la futura ciencia de la mente.
  2. La ciencia del Antakarana, o la ciencia de erigir el puente entre la mente superior y la inferior.
  3. La ciencia del Servicio, definida técnica de unificación. Consideraremos ahora los amplios delineamientos generales de esta ciencia, porque es el principal factor liberador en la vida del discípulo.

Segundo, esta Ley del Servicio no puede ser evadida. Eludirla trae el consiguiente castigo, si se hace conscientemente. La capacidad de servir marca una definida etapa de progreso en el Sendero y, hasta no llegar a esa etapa, no puede prestarse un servicio espontáneo, [i119] brindado con amor y guiado por la sabiduría. Hasta ese momento lo único que habrá serán buenas intenciones, diversidad de móviles y frecuente fanatismo. Esto lo dilucidaré más adelante.

Esta ley consiste en imponer sobre el ritmo planetario ciertas energías e impulsos que emanan de ese signo del zodíaco hacia el cual nos dirigimos constantemente. Por lo tanto, no hay escapatoria. El efecto de esta fuerza, en algunos países, rige las masas en tal forma que el individuo sirve al grupo debido a una negación forzada de su yo personal. Sus propias ideas, bienestar personal e individualidad, están subordinados al todo y queda relativamente inutilizado en lo que respecta al desarrollo de su alma. Está obligado voluntariamente o no, a conformarse con las condiciones del grupo. Ésta es una de las manifestaciones inferiores del impacto de esta ley sobre la conciencia humana. En su expresión más elevada tenemos el servicio prestado en el planeta por la Jerarquía de Maestros a todos los reinos de la naturaleza. Hay una gran diferencia entre estas dos expresiones extremas, pero ambas son similarmente producidas por la respuesta (una prestada conscientemente y la otra dirigida inconscientemente) a la Ley del Servicio.

Tercero, esta Ley del Servicio la expresó plenamente, por primera vez, Cristo hace dos mil años. Fue el precursor de la era acuariana y de allí el constante énfasis puesto sobre el hecho de que Él era el «agua de la vida», el «agua viviente» que los seres humanos necesitaban. Por eso el nombre esotérico de esta ley es el agua y los peces». La era pisciana preparó lenta, muy lentamente, el camino para la divina expresión del servicio, que será la gloria de los siglos venideros. Hoy el mundo está llegando firmemente a comprender que “ningún ser humano vive para sí mismo”, que sólo cuando el amor, sobre el cual se ha escrito y [i120] hablado tanto, se exterioriza como servicio, el individuo puede estar a la altura de su capacidad innata.

El signo de la era acuariana representa a un hombre que lleva sobre sus hombros un cántaro de agua que rebasa sobre todo y todos y, sin embargo, se mantiene lleno. El signo de la Ley del Servicio es muy similar al de la era acuariana, pero la diferencia reside en que el hombre está perfectamente equilibrado en forma de cruz, con los brazos extendidos y el cántaro de agua sobre la cabeza. Una real significación reside en esta diferencia. El cántaro de agua sobre los hombros significa la obligación de servir. No es fácil servir. Recientemente el ser humano comienza a aprender a servir. El cántaro de agua sobre la cabeza del hombre, que ha permanecido en la cruz del sacrificio durante tanto tiempo, que tal posición ha llegado a ser para él perfectamente natural, indica que la cruz que lo ha sostenido también durante tanto tiempo, ha desaparecido. El hombre con el cántaro sobre la cabeza indica aplomo, ecuanimidad y equilibrio. La comprensión de la Ley del Impulso Magnético lo ha preparado para este equilibrio. Ésta es la ley de la Unión Polar y su símbolo el originador del signo zodiacal de la constelación de Libra -equilibrio y servicio. Éstas son dos expresiones de la Divinidad que, en la actualidad, representan para el ser humano el siguiente gran objetivo.

El servicio generalmente se interpreta como algo muy deseable, pero raras veces se comprende cuán difícil es servir. Implica sacrificar tiempo, todo aquello que nos interesa y las propias ideas; requiere un trabajo excesivamente arduo, porque necesita un esfuerzo deliberado, sabiduría consciente y habilidad para trabajar sin apego. Estas cualidades no las logra fácilmente el aspirante común; sin embargo, la tendencia a servir es una actitud que posee hoy una vasta mayoría de personas en el mundo. Tal el éxito obtenido por el proceso evolutivo.

[i121] A menudo se considera que servir consiste en lograr que las personas adopten el punto de vista de aquel que sirve, porque para el aspirante a servidor, lo que ha encontrado que es bueno, verdadero y útil, cree que debe ser necesariamente bueno, verdadero y útil para todos. Muchos creen que servir es darle algo al pobre, al afligido, al enfermo y al desgraciado, porque consideran que deben ayudarlos, sin comprender que esta ayuda se ofrece primordialmente porque se sienten incómodos ante las condiciones penosas y, por lo tanto, deben esforzarse por mejorar tales condiciones a fin de sentirse nuevamente cómodos. Esta forma de prestar ayuda alivia el propio malestar, aunque no logre liberar ni aliviar a los que sufren.

El servicio demuestra con frecuenta un temperamento preocupado o superactivo, o bien una disposición de autosatisfacción que lleva a su poseedor a realizar ingentes esfuerzos para cambiar las condiciones y convertirlas en lo que él cree que deben ser, obligando así a las personas a estar de acuerdo con lo que el servidor cree que debe hacerse.

También el servicio puede surgir del deseo fanático de seguir los pasos de Cristo, el gran Hijo de Dios que «hizo el bien» y dio el ejemplo para que siguiéramos Sus pasos. Por lo tanto estas personas sirven por el sentido de obediencia y no de forma espontanea hacia el necesitado. Falta la cualidad esencial para prestar servicio y empiezan por ciertos gestos. El servicio puede similarmente efectuarse por un profundo y arraigado deseo de alcanzar la perfección espiritual, considerada una de las cualificaciones necesarias para el discipulado, y si quiere llegar a ser un discípulo, debe servir. Esta teoría es correcta, pero carece de la sustancia viva del servicio. El ideal es correcto, verdadero y meritorio, pero el móvil que subyace en él es completamente erróneo. El servicio puede ser prestado [i122] porque está de moda y se ha convertido en una costumbre el estar ocupado haciéndolo de algún modo. La marea sube. Todo el mundo sirve activamente en sociedades de beneficencia, en empresas filantrópicas, en la Cruz Roja, en instituciones de elevación cultural y en la tarea de aliviar las malas condiciones del mundo. Servir está en boga. Servir da la sensación de poder, conquista amigos y es una forma de actividad grupal y, con frecuencia, beneficia mucho más al servidor (en el sentido mundano) que al servido.

Sin embargo, a pesar de los móviles erróneos y las falsas aspiraciones, se presta un constante y espontáneo servicio. La humanidad va hacia una correcta comprensión de lo que significa servir; cada vez responde más a esta nueva ley y está aprendiendo a reaccionar a la voluntad de esa gran Vida que se impone constantemente y anima a la constelación de Acuario, análogamente a como el

Logos solar lo hace con nuestro sistema solar, y el Logos planetario con nuestro planeta Tierra.

En la actualidad el servicio es la principal idea que debe ser captada, porque (al captarla) nos abrimos ampliamente a las entrantes nuevas influencias. La Ley del Servicio es la expresión de la energía de una gran Vida que, en colaboración con «Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser», está sometiendo a la familia humana a ciertas influencias y corrientes de energía que producirán oportunamente tres cosas:

  1. Despertarán el centro coronario de todos los aspirantes y discípulos.
  2. Capacitarán a la humanidad, emocionalmente polarizada, a enfocarse de forma inteligente en la mente.
  3. Transferirán la energía del plexo solar al corazón.

Este desarrollo que podríamos denominar «la conciencia del corazón» o el desarrollo del verdadero sentimiento, es el primer paso hacia la percepción grupal. Esta percepción e [i123] identificación con el aspecto sensorio de todos los grupos, es la cualidad que conduce al servicio, el cual debe prestarse como lo hacen los Maestros, y Cristo nos lo demostró en Galilea.

a. Ciertas preguntas respecto al servicio

Por lo tanto, el servicio que hoy se presta es lo que es, porque constituye la respuesta de los seres humanos a estas nuevas influencias acuarianas que se registran actualmente en el cuerpo astral, a través del plexo solar. Esto explica por qué gran parte del servicio prestado ahora en el mundo, es de naturaleza emocional y responsable del odio engendrado por quienes reaccionan sensiblemente al sufrimiento y, debido a su identificación emocional con el sufrimiento, culpan a una persona o grupo de las penosas condiciones enfrentadas. También es responsable de la insuficiencia de gran parte de lo que se realiza ahora para aliviar las condiciones insuficientes desde el elevado punto de vista del alma.

Sin embargo, cuando el servicio constituye la respuesta mental a la necesidad humana, todo el problema se aparta del velo de la ilusión y del valle del espejismo mundial. Entonces el impulso de servir se registra en el centro cardíaco y no en el plexo solar, y cuando esto se generalice tendremos una demostración más feliz y exitosa del servicio.

En este tratado procuro expresarme en forma muy práctica, pues la nueva ciencia del servicio debe tener una base sólida y una comprensión sensata. Quizás la forma más simple para poder tratar un tema tan nuevo y, sin embargo, tan trillado, es formulando ciertas preguntas y contestando tan completa y concisamente como sea posible. [i124]

1. ¿Cómo se define la palabra «servicio»?

2. ¿Cuál es el campo de esta ciencia, y por qué la denominamos ciencia?

3. ¿Cuáles son las características del verdadero servidor?

4. ¿ Qué efecto tiene el servicio sobre:

  • a. la mente?
  • b. las emociones?
  • c. el cuerpo esotérico?

5. ¿Comprueba esta ciencia que los siete tipos de rayo emplean métodos distintos para servir?

Estas preguntas me permitirán hacer tres cosas:

  1. Demostrar en mis respuestas que el servicio no es un sentimiento ni un ideal, sino un efecto y, al mismo tiempo, un procedimiento científico.
  2. Señalar la necesidad actual de comprender correctamente la técnica que, cuando sea aplicada por el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, conducirá a la humanidad al mundo del verdadero significado y de los valores reales. Trataré de demostrar cómo trabajará el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.
  3. Dar una idea de la forma en que ciertos grupos de Maestros de Sabiduría prestan hoy servicio en nuestro planeta.

Responderé a estas preguntas una por una.

¿Cómo se define la palabra «Servicio»?

Definir esta palabra no es fácil. Se ha intentado infinidad de veces definirla de acuerdo al conocimiento que posee la personalidad. En forma breve, el servicio puede definirse como el efecto espontáneo del contacto con el alma, el cual es tan definido y estable que la vida del alma puede afluir al mecanismo [i125] que el alma debe obligatoriamente emplear en el plano físico. Así puede expresarse la naturaleza de esa alma en el mundo de los asuntos humanos. El servicio no es una cualidad ni una acción, tampoco una actividad que la gente debe realizarla esforzadamente, ni un método para salvar al mundo. Debe captarse con claridad esta diferencia, de lo contrario será errónea la actitud que adoptemos respecto a esta trascendental demostración del éxito que ha obtenido la humanidad en el proceso evolutivo. Servir es una manifestación de la vida. Es un anhelo del alma y es tanto un impulso evolutivo de ésta como el instinto de auto preservación, o la reproducción de la especie es la demostración del alma animal. Éste es un enunciado de gran importancia. Es un instinto del alma, si podemos emplear una expresión tan inadecuada y, por lo tanto, innato y peculiar al desarrollo del alma. Constituye la característica sobresaliente del alma, así como el deseo es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior. Es un deseo grupal, así como en la naturaleza inferior existe el deseo personal. Es el impulso hacia el bien grupal. 

Por lo tanto, no puede ser enseñado ni impuesto sobre persona alguna como evidencia deseable de la aspiración, que actúa desde afuera y está basada en la teoría del servicio. Es sencillamente el primer efecto verdadero que se evidencia en el plano físico, de que el alma comienza a expresarse externamente.

Ni la teoría ni la aspiración harán ni podrán hacer de un ser humano un verdadero servidor. ¿Por qué se lleva a cabo tanto servicio activo en el mundo de hoy?

Sencillamente porque la vida, las palabras y los hechos del primer gran Servidor del Mundo, Aquel que vino a demostrar con toda claridad lo que es esencialmente el servicio, han producido lógicamente efectos, y los seres humanos intentan hoy ansiosamente imitar Su ejemplo, sin comprender que por la imitación no obtendrán resultados verdaderos, sino que sólo llegarán a ver las posibilidades existentes.

[i126] Estas leyes del alma (y la Ley del Servicio no es una excepción), se manifiestan inevitablemente de dos maneras. Primero, tienen efectos sobre el individuo. Esto sucede cuando se ha hecho en forma definida contacto con el alma y su mecanismo comienza a responder. Se evidencia ya entre los estudiantes esotéricos diseminados en el mundo, pues han llegado al punto en que el verdadero servidor puede salir de sus filas y demostrar que ha establecido contacto con el alma. Segundo, las leyes del alma comienzan a producir un efecto grupal en la humanidad y a influir en la raza de los seres humanos en su totalidad. Este efecto tiene un parecido con el reflejo de la conciencia superior en la naturaleza inferior, por eso, en la actualidad, se busca con tanto ahínco dónde poder servir y se realizan tantos esfuerzos filantrópicos. Sin embargo, todo ello está profundamente coloreado por la personalidad y, con frecuencia, produce mucho daño, porque la gente procura imponer sus ideas sobre cómo servir y también sus técnicas personales a otros aspirantes. Quizás sean sensibles a la impresión, pero interpretan erróneamente la verdad y son influidos por los objetivos de la personalidad. Deben aprender a poner el énfasis sobre el contacto con el alma y familiarizarse con la vida egoica y no sobre el aspecto forma del servicio. Quisiera pedirles a quienes responden a estas ideas y son sensibles a la impresión del alma (que interpretan a menudo erróneamente la verdad y son influidos por los objetivos de la personalidad) que pongan el énfasis sobre el contacto con el alma y no en el aspecto físico del servicio. La actividad del aspecto físico realza la ambición personal, y los envuelve en el espejismo del servicio. Al poner cuidadosa atención en lo esencial del servicio -el contacto con el alma-, éste será expresado en forma espontánea, en líneas correctas y dará muchos frutos. El servicio altruista y la profunda afluencia de la vida espiritual demostrada últimamente en el trabajo mundial, es un esperanzado indicio.

[i127] ¿Cuál es el campo de esta ciencia y por qué la denominamos ciencia?

El próximo punto que se considerará es el campo donde se presta el servicio y su naturaleza como ciencia. El campo de servicio se manifiesta ante todo como la vida del espíritu, que actúa dentro de la órbita de la propia naturaleza del individuo. Lo primero que debe hacer el alma cuando ha establecido contacto y el ser humano lo reconoce en su conciencia cerebral, debido a la impresión activa de la mente, es lograr que él sea consciente de que constituye un principio viviente de la divinidad, y luego prepare su triple naturaleza inferior para someterla automáticamente a la Ley del Sacrificio. Entonces no obstaculizará la vida que debe fluir y fluirá a través de aquélla. Ésta es la primera y más difícil tarea que desempeñan actualmente los aspirantes del mundo. ¿No significa esto, acaso, el grado de evolución alcanzado por la mayoría? Cuando el ritmo de esta ley se ha impuesto, el impulso natural del ser humano encarnado es llegar a ser una expresión del alma, y cuando este ritmo puede establecerse como diaria expresión natural, el ser humano empieza a «permanecer en el ser espiritual» y la vida que fluye a través de él, suave y naturalmente, ejercerá un efecto sobre su medio ambiente y sus asociados. Entonces este efecto puede denominarse “vida de servicio”.

Se ha puesto demasiado énfasis sobre el proceso por el cual la naturaleza inferior debe ser subyugada a la Ley del Servicio superior, y se ha desarrollado la idea del sacrificio, en sus peores implicaciones. Esta idea hace resaltar el necesario e inevitable choque que existe entre la naturaleza inferior que actúa bajo sus propias leyes, y los aspectos superiores que actúan bajo las leyes espirituales. La palabra sacrificio es muy apropiada cuando adquiere grandes proporciones el sacrificio de lo inferior a lo superior. Hay sacrificio, hay sufrimiento y hay un doloroso [i128] proceso de desapego, y también hay el prolongado esfuerzo de permitir que la vida fluya, mientras que la personalidad constantemente interpone una barrera y una obstrucción tras otra. Esta etapa y esta actitud pueden ser observadas con simpatía y comprensión, pues muchas personas poseen tanta teoría respecto al servicio y su expresión, que no prestan servicio alguno ni captan comprensivamente el período de dolor que precede siempre a un más amplio servicio. Las teorías obstruyen el camino hacia la veraz expresión y cierran la puerta a la verdadera comprensión. El elemento mente es demasiado activo.

Cuando el yo personal inferior se subordina a los ritmos superiores y obedece a la nueva Ley del Servicio, entonces la vida del alma comienza a fluir a través del ser humano y llega a los demás; el efecto que produce en su familia y en su grupo inmediato se demuestra en real comprensión y en prestar verdadera ayuda. A medida que se aplique esa corriente de vida afluirá con más fuerza y se extenderá desde el pequeño grupo familiar circundante hasta quienes se hallan en las inmediaciones. Entonces se hace posible una amplia serie de contactos hasta que, oportunamente (si han vivido varias vidas influidos por la Ley del Servicio), el efecto de la vida que fluye puede llegar a ser nacional y mundial. Pero esto no debe ser planeado y tampoco se luchará para imponerlo como un fin en sí mismo. Será una expresión natural de la vida del alma, adquiriendo forma y orientación de acuerdo al rayo a que pertenece el ser humano y a la expresión de su vida pasada, y estará coloreada y ordenada por las condiciones ambientales de tiempo, período, raza, edad. Será una corriente viviente y una dación espontánea, y la vida, el poder y el amor demostrados, provenientes de los niveles del alma, tendrán una fuerza poderosa y atractiva sobre las unidades del grupo con las cuales el discípulo puede entrar en contacto en los tres mundos de expresión del alma. No existen otros mundos, actualmente, donde el alma pueda expresarse a sí misma. Nada puede impedir o detener el poder de esta vida de servicio natural y amoroso, [i129] excepto en esos casos en que se entromete la personalidad. El servicio, tal como lo entienden los Instructores del aspecto interno de la vida, es tergiversado y alterado y luego se convierte en intromisión; se trasforma en ambición; se realiza el esfuerzo a fin de que otros sirvan en la forma que nosotros creemos que debe servirse, y se trueca en amor al poder, que obstaculiza el verdadero servicio en vez de convertirlo en amor a nuestros semejantes. Existe una etapa peligrosa en toda vida cuando se capta la teoría del servicio y se reconoce la ley superior; entonces la cualidad imitadora de la personalidad, su naturaleza simiesca y el anhelo que proporciona la aspiración de grado superior, pueden fácilmente confundir la teoría con la realidad, y las acciones externas de la vida de servicio con la natural y espontánea afluencia de la vida del alma a través de su mecanismo de expresión.

Es necesario poseer una constante y creciente sutileza para poder discernir, y a todos los estudiantes consagrados se los exhorta hoy a hacer un balance de sí mismos. Enfrentan un nuevo ciclo de servicio y deben beneficiarse de un nuevo día de oportunidad. Existe la gran necesidad de permanecer en el ser espiritual; donde existe este equilibrio permanente, no habrá necesidad de que otros los inciten a servir. Dejen que las «Fuerzas de la Luz» afluyan, y las filas de los servidores del mundo aumentarán rápidamente. Permitan que el «Espíritu de Paz» utilice la naturaleza inferior como instrumento y reinará paz y armonía en el campo del servicio personal. Permitan que el «Espíritu de Buena Voluntad» domine vuestras mentes y no habrá lugar para la crítica ni se difundirán las discusiones destructivas. Por esta razón, y con el objeto de desarrollar un grupo de servidores que puedan trabajar con fines verdaderos y espirituales, debe acentuarse ampliamente la necesidad de ser Inofensivos. La inofensividad prepara el camino para que afluya la vida; elimina las obstrucciones que impiden la libre afluencia del amor, y es la llave que libera la naturaleza inferior de las garras de la ilusión mundial y del poder de la existencia fenoménica.

[i130] Hemos expresado la creencia de que una de las principales ciencias de la era venidera se erigirá alrededor de la prestación de un servicio activo. Hemos empleado la palabra «ciencia», pues el servicio, como cualidad espiritual, será rápidamente reconocido como expresión fenoménica de una realidad interna, y cuando se comprenda correctamente lo que significa servir, se revelarán muchas cosas sobre la naturaleza del alma. Servir es un método que produce resultados fenoménicos externos y tangibles en el plano físico; llamo la atención sobre esto porque evidencia su cualidad creadora. Por virtud de esta cualidad creadora, el servicio eventualmente se considerará una ciencia mundial. Es un anhelo, un impulso y una importante energía creadora. Esta cualidad creadora ha sido ya vagamente reconocida en el mundo de los asuntos humanos con diversos nombres, tal como la ciencia del entrenamiento vocacional. Ya se reconoce el impulso proveniente de la correcta comprensión y el estudio de las relaciones sociales. Se están realizando muchas investigaciones sobre estas mismas líneas en conexión con la criminología y el correcto manejo de la juventud de las naciones, o de grupos nacionales.

El servicio es, por excelencia, la técnica de las correctas relaciones grupales, sea la correcta orientación de un niño antisocial en una familia, la inteligente asimilación del agitador de un grupo, el manejo de los grupos antisociales de nuestras grandes ciudades, la técnica correcta a emplear en la conducción de los niños en nuestros centros educativos, o la relación existente entre las religiones, entre los partidos políticos o entre las naciones. Todo esto forma parte de la nueva y creciente Ciencia del Servicio. La imposición de esta ley del alma traerá oportunamente la luz a un mundo perturbado y liberará las energías humanas hacia la correcta dirección. Sólo es posible dar breves indicaciones sobre esto. El tema es demasiado vasto pues incluye el despertar de la conciencia espiritual, con sus correspondientes responsabilidades, y el amalgamamiento del individuo en un grupo espiritualmente despierto; implica [i131] también la imposición de un ritmo nuevo y más elevado en los asuntos mundiales. Constituye, en consecuencia, un esfuerzo científico definido y merece la atención de las mejores mentalidades. Con el tiempo demandará también el esfuerzo consagrado de los discípulos mundiales.

¿Cuáles son las características del verdadero servidor?

Estas características pueden describirse fácil y brevemente. No son exactamente lo que se nos ha hecho creer. No me refiero aquí a las cualidades requeridas para hollar el Sendero del Discipulado o el Sendero de Probación. Son bien conocidas y constituyen verdades trilladas de la vida espiritual y el campo de batalla o el «kurukshetra», para la mayoría de los aspirantes. Aquí nos ocuparemos de esas cualidades que surgirán cuando el ser humano actúe impelido por la Ley del Servicio, y aparecerán cuando se convierta en un verdadero canal para la vida del alma. Tres serán sus principales características:

1. Como es de esperar, se caracterizará por su inofensividad, y la abstención de actos y palabras que puedan ser mal interpretadas. No dañará al grupo mediante palabras o sugerencias, indirectas e insinuaciones que expresan verbalmente

disconformidad. Observen que no digo «que dañará al individuo». Es innecesario recordar a quien trabaja de acuerdo a la Ley del Servicio, que no debe perjudicar a individuo alguno, pero cuando actúa bajo un excesivo estímulo espiritual e intensa aspiración, se ha de recordar a menudo que debe demostrar inofensividad grupal.

2. La segunda característica consistirá en dejar a los demás servir como mejor les parezca, pues sabe que la vida que fluye a través del servidor individual debe tener salida y hallar sus propios [i132] canales; dirigir esas corrientes sería peligroso y podría impedir la realización del servicio designado. El servidor orientará su esfuerzo en dos direcciones:

1. En ayudar a los demás a «permanecer en el ser espiritual», así como él lo está aprendiendo.

2. En ayudar al individuo para que preste servicio en el campo elegido y como desea hacerlo y no como cree que debería efectuarlo quien lo ayuda y observa.

Aquí se debe aclarar un punto. La tarea de quienes actúan de acuerdo a la Ley del Servicio no la llevan a cabo primordialmente con ese grupo que trabaja hoy en el mundo bajo el efecto de la respuesta general a la que ya me he referido. Tales efectos pueden ser fácilmente clasificados como actividades que, en conjunto, constituyen las instituciones filantrópicas, los experimentos educativos o los movimientos sociales en la vida de la comunidad. Los que responden a esto son legión, y la voluntad para servir de esta manera específica no requiere estimulo alguno, lo cual se evidenció definidamente en la admirable respuesta a las diversas y recientes campañas de beneficencia. El nuevo tipo de servidor deberá trabajar con quienes están estableciendo contacto con el alma y, por lo tanto, pueden trabajar regidos por la entrante nueva Ley acuariana, centralizados en la capacidad de permanecer no sólo en el ser espiritual, sino unidos a los demás trabajando subjetiva, telepática y sintéticamente. Esta diferencia merece cuidadosa atención, pues fácilmente hará un esfuerzo inútil si se introduce en campos que ya están bien organizados, desde el punto de vista de lo logrado por los entes en ese campo.

3. La tercera característica del nuevo servidor es alegría, [i133] la cual reemplaza a la crítica (creadora de disidencias), y el silencio elocuente.

Sería conveniente reflexionar sobre estas últimas palabras, pues su verdadero significado no puede describirse con palabras, sino únicamente por medio de una vida dedicada a los nuevos ritmos y al servicio de la totalidad. Entonces esa «alegría elocuente» y ese «elocuente regocijo» pueden hacer sentir su verdadero significado.

¿Qué efecto produce el servicio sobre la mente, las emociones y el cuerpo etérico?

Cabe recordar que, mediante sus efectos, el científico del futuro comenzará a deducir la existencia efectiva de una causa y de una realidad interna, o de un yo o alma. Vimos que servir no es simplemente la actividad desarrollada por una persona o grupo cuando realiza algo con buena intención para otra persona o grupo. Servir es el resultado definido de un grandioso acontecimiento interno, y cuando tiene lugar ese resultado habrá producido un sinnúmero de causas creadoras secundarias, que son principalmente un cambio en la conciencia inferior, una tendencia a apartarse de las cosas del yo personal y dirigirse a los asuntos esenciales del grupo, una real reorientación que expresa el poder de cambiar las condiciones (por medio de la actividad creadora), demostrando algo dinámicamente nuevo. Cuando tal acontecimiento interno se convierta en una condición interna estabilizada y equilibrada, los cambios citados se efectuarán con más regularidad y serán menos esporádicos, observándose en los tres cuerpos los efectos de las nuevas fuerzas que afluyen a la personalidad, y se utilizarán después en forma creadora. Así el verdadero servidor toma posesión de sus instrumentos para servir, y desde ese momento el trabajo creador, de acuerdo al Plan, puede seguir adelante en los tres planos. Así Dios, en Su sabiduría, decidió [i134] limitarse a Sí Mismo y así prosigue el trabajo de la evolución, únicamente por intermedio de Sus constructores elegidos y dirigidos -en este planeta- por esos seres humanos cuyas vidas están siendo trasformadas por medio del contacto con el alma y el servicio creador. Ellos constituyen la Jerarquía planetaria.

Cuando se ha efectuado el alineamiento, cuando se ha obtenido con más regularidad la unificación y cuando el antakarana (puente que conecta lo superior con lo inferior) está definidamente en proceso de construirse, la verdadera naturaleza del servicio, tal como la practica cualquier individuo, comienza a evidenciarse. El primer efecto de la afluente fuerza del alma, factor principal que conduce a prestar servicio, es integrar la personalidad y unir los tres aspectos inferiores del ser humano en una sola unidad de servicio. Esta etapa es elemental y difícil, respecto al estudiante que está en el Aula de la Sabiduría. El ser humano llega a ser consciente de su poder y capacidad después de comprometerse a prestar servicio, lo hace impetuosamente; crea un canal tras otro a fin de expresar la fuerza que lo impele, y derriba y destruye tan rápidamente como crea. Momentáneamente se convierte en un serio problema para los otros servidores con los cuales está asociado, pues sólo percibe su propia visión; entonces el ambiente de crítica que lo circunda y el fuerte empuje de la fuerza impulsora contenida dentro de él, constituyen el obstáculo con que tropiezan los «pequeños», lo cual obliga a los discípulos más antiguos y experimentados a hacer constantemente reparaciones, en vez de hacerlas él, quien es momentáneamente víctima de su propio anhelo de servir y de la fuerza que fluye a través de él. En algunos casos, en esa etapa, se aventará la llama de la ambición latente. En último análisis, esta ambición es sólo el anhelo de la personalidad por mejorar, constituyendo en su debido lugar y tiempo un haber divino que debe ser extirpado cuando la personalidad se convierte en instrumento del alma. En otros casos, la visión del servidor [i135] será más amplia y amorosa y, se despreocupará de sus propias realizaciones, trabajará al unísono y silenciosamente con los grupos de verdaderos servidores y sumergirá sus tendencias personales, sus ideas y ambiciones en el bien del todo, y el yo se perderá de vista. Quizás la sugerencia más valiosa que puede hacerse al hombre o a la mujer que tratan de actuar como verdaderos servidores, es pedirles que pronuncien diariamente, poniendo detrás de las palabras el corazón y la mente, la dedicación del Catecismo Esotérico que se halla al final del libro Iniciación Humana y Solar. Quisiera recordar a dichos servidores que si se rebelan o desalientan por las ideas contenidas en las palabras, quizás indique cuán necesario es que este objetivo de la vida se plasme en sus conciencias. La promesa es:

«Desempeño mi parte con firme decisión y decidida aspiración; miro arriba, ayudo abajo; no sueño ni descanso; trabajo; sirvo; ruego; Yo soy la Cruz; Yo soy el Camino; olvido mi trabajo realizado; me elevo sobre mi yo vencido; mato el deseo; me esfuerzo, olvidando toda recompensa; renuncio a la paz; rechazo el descanso y, en la tensión del dolor, me pierdo a mí mismo para encontrarme a Mí mismo, y así penetrar en la paz. Solemnemente me comprometo a realizar todo esto, invocando a mi Yo Superior».

A medida que el trabajo de aprender a servir prosigue y el contacto interno se afirma, le seguirá la profundización de la vida de meditación, y la luz del alma iluminará con mayor frecuencia a la mente. Así se ha revelado el Plan. Esto no significa que se arrojará luz sobre los planes del servidor, en lo que concierne a su propia vida o al campo elegido para servir, lo cual debe ser bien comprendido. Si así ocurriera indicaría la capacidad mental del servidor para buscar medios que justifiquen su propia ambición. Ello se debe a que su mente reconoce el Plan de Dios que corresponde al mundo en ese momento particular [i136] en que vive el servidor, y la parte que él puede desempeñar para desarrollar los objetivos de quienes son responsables de llevar a cabo ese Plan. Entonces, voluntariamente, se convierte en una ínfima parte de ese gran Todo, actitud que no varía aunque el discípulo llegue a ser un Maestro de Sabiduría. Se pone en contacto con un concepto mucho más vasto del Plan, y su humildad y sentido de proporción permanecen inmutables.

Una personalidad integrada e inteligente es la adecuada para ejecutar la parte que le corresponde al servidor en el trabajo activo mundial, siempre y cuando su visión no sea empañada por la ambición personal ni su actividad degenere en acciones precipitadas y en un despliegue de febril actividad. Le corresponde al alma trasmitir las ideas que revelarán a la mente equilibrada y pacífica el próximo paso que debe dar en la tarea de la evolución mundial. Tal es el Plan para la humanidad.

A medida que la fuerza afluye a través de la personalidad y otorga al servidor la visión requerida y el sentido de poder necesario que le permitirá colaborar, se va abriendo camino hacia el cuerpo emocional o astral. Aquí también el efecto será dual, debido a la condición del cuerpo astral del servidor y su orientación interna. Puede magnificar el espejismo y ahondar la ilusión, llevando al servidor a sufrir los efectos psíquicos ilusorios que allí existen. Cuando esto sucede, vuelve al plano físico ilusionado por la idea, por ejemplo, de los asombrosos contactos personales que ha hecho, aunque sólo sea el contacto con una forma mental grupal de los Grandes Seres. Estará bajo la ilusión de que ha sido elegido como agente transmisor o portavoz de la Jerarquía, cuando lo que sucede en realidad es que ha sido engañado por las innumerables voces, porque la Voz del Silencio ha sido apagada por el clamoreo del plano astral; entonces lo engañará la idea de que no existe otro camino más que el suyo. Estos engaños e ilusiones son comunes entre los instructores y trabajadores [i137] de todas partes, porque son innumerables las personas que establecen definidamente contacto con sus almas y, luego, se sienten impelidas a servir; sin embargo, no se han liberado todavía de la ambición y su orientación está aún dirigida básicamente a expresar la personalidad y no a fusionarse con el Grupo de Servidores del Mundo. Pero si ellos pueden eludir el espejismo y discernir entre lo Real y lo irreal, entonces la corriente de fuerza que 

afluye inundará sus vidas con un efectivo amor altruista y se dedicarán al Plan, a aquellos a quienes el Plan sirve y a Aquellos que sirven al Plan. Observen la secuencia de estas actitudes y ríjanse de acuerdo a ellas. Entonces ya no habrá lugar para la imposición o el interés propios, ni para la ambición egoísta. Todo lo que se tendrá en cuenta es la necesidad y la apremiante urgencia de dar el paso inmediato a fin de enfrentar esa necesidad que se manifiesta ante los ojos del servidor.

Cuando el corazón y la mente actúan unidos (ya por la unión egoísta para aparentar una personalidad activa, o por la consagración altruista y la búsqueda de la guía del alma) la fuerza que afluye a través del servidor energizará al cuerpo etérico para que entre en actividad. Entonces el cuerpo físico responderá automáticamente. En consecuencia, es muy necesario que el servidor haga una pausa en el plano astral y espere allí, en silencio santificado y controlado, antes de permitir que la fuerza afluya a los centros del cuerpo etérico. Este periodo de silencio constituye uno de los misterios del desarrollo espiritual. Una vez que la fuerza o la energía del alma -preservada en su pureza, o mancillada y desviada cuando está en camino de manifestarse físicamente- ha llegado al cuerpo etérico, nada más puede hacer el discípulo común. Cuando alcanza ese punto, el resultado es inevitable y efectivo. El pensamiento interno y la vida de deseo determinan la actividad que se expresará físicamente. Cuando la fuerza afluye en toda su pureza, pone en actividad los centros situados arriba del [i138] diafragma; cuando la fuerza afluye mancillada por las tendencias de la personalidad, utiliza principalmente el plexo solar y, entonces, provoca la manifestación de todas las ilusiones astrales,  engaños y el espejismo producido por los fenómenos egoístas, empleando la palabra egoísta en su acepción mundana y psicológica. Esto puede fácilmente observarse hoy en los líderes de los distintos grupos.