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CONCLUSIÓN

CONCLUSIÓN

«El espíritu inmanente es el Verbo, largo tiempo extraviado,
buscado con dolor por el mundo del alma,
a través de un mundo de palabras huecas y vanas.
Mientras la sombra y la luz estén mezcladas
nunca la mundana búsqueda del Verbo será terminada,
ni las heridas del mundo serán curadas
hasta que el Verbo hecho carne, ‘sea el Verbo hecho Alma’».

Arthur Edward Waite

[i265]¿Cuál será el resultado de todos nuestros esfuerzos? ¿La satisfacción personal o un gozoso cielo de eterno descanso y beatitud? ¡Dios no lo quiera! La búsqueda en el mundo continúa; el grito de la humanidad se eleva desde las profundidades y asciende hasta el trono de Dios Mismo. Desde el Corazón del Templo de Dios hasta el cual nos hemos abierto camino luchando y esforzándonos, volvemos y trabajamos en la Tierra. No descansamos de nuestros esfuerzos hasta que el último de los buscadores del mundo haya encontrado su camino de retorno al hogar. 

¿Qué salvará a este mundo de su agonía, desastre económico y caos actuales? ¿Qué va a introducir la nueva era de hermandad y vida grupal? ¿Quién o qué salvará al mundo? ¿No surgirá a la existencia activa un grupo de místicos prácticos que, asociados en el sentido de unidad divina, trabajen en forma práctica en la Tierra? Ellos no se retirarán a los monasterios o a los lugares solitarios del mundo, no importa lo atrayentes que les parezcan, sino que participarán de la vida normal del planeta. Serán los ejecutivos de nuestras grandes ciudades; desarrollarán nuestros programas políticos; conducirán a la juventud por los senderos de la correcta educación; regularán nuestros destinos económicos, sociales y nacionales, y lo harán desde el centro de su ser y desde [i266] el punto de vista del alma; conocerán el secreto de la iluminación; sabrán cómo someter todos los problemas a la omnisciencia del alma; conocerán el secreto de la vida, que hace que todos los hombres sean hermanos.

Reconocerán, como hijos de Dios, a todos cuantos los rodean, pero descubrirán también el signo del hombre iluminado y tratarán de colaborar con él para bien de todos. Se encontrarán unos a otros telepáticamente y trabajarán, por lo tanto, en la más estrecha colaboración. Este grupo ya existe, y sus miembros están en íntima relación entre sí. Se hallan en todos los países del mundo; sin embargo, se reúnen diariamente en el reino del alma. Hablan un mismo lenguaje; tienen los mismos ideales; no conocen fronteras ni divisiones; no sienten odios ni establecen diferencias de clase; no establecen barreras raciales; ven las cosas tal cual son; no siendo idealistas ilusos, se concentran sobre el siguiente paso que debe dar la humanidad y no en las etapas finales de su propio desarrollo. Trabajan con sabiduría mundana, a la vez que con percepción espiritual. Sobre todo, trabajan unidos y se ponen en relación mediante el poder de una realización unificada.

Este grupo integrador de místicos y conocedores es la esperanza del mundo y constituye el grupo Salvador del Mundo. Están por encima y más allá de todos los credos y teologías; actúan en todos los campos de la realización humana -científico, político, religioso, educativo y filosófico. No se [i267] interesan en terminologías, ni pierden el tiempo tratando de imponer a otros sus propias teorías, ni sus términos peculiares o su especial método de acercamiento a la verdad. Reconocen la verdad subyacente en todas las presentaciones y sólo les interesan los principios de la hermandad y hacer resaltar lo esencial y vivir la vida del espíritu en el mundo cotidiano.

Conocen el significado de la meditación y están con nosotros ahora. Nuestro es el privilegio de ingresar en sus filas sometiéndonos a la técnica de la meditación, a la disciplina del correcto vivir cotidiano y a la influencia que ejerce el móvil puro de SERVIR.