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CAPÍTULO XV - REVELACIÓN DE LA PALABRA

CAPÍTULO XV

REVELACIÓN DE LA PALABRA

Palabras solares

[i150] La base de todos los fenómenos manifestados es el sonido enunciado, o palabra pronunciada con poder, es decir, con el pleno propósito de la voluntad tras de ella. Aquí radica, como se sabe, el valor de la meditación, que produce eventualmente ese propósito interno y recogimiento dinámico, o esa interna ideación, que debe preceder infaliblemente a la pronunciación de cualquier sonido creador. Cuando se dice que el Logos produjo los mundos a través de la meditación, se quiere significar que dentro de Su propio centro de conciencia hubo un período en que caviló y meditó sobre los propósitos y planes que tenía en vista, visualizó para Sí el entero proceso del mundo, como un todo perfecto, viendo el fin desde el principio y teniendo conciencia de los detalles de la consumada esfera. Entonces, cuando terminó Su meditación, todo se completó como en un cuadro ante Su visión interna y empleó cierta Palabra de Poder que le fue comunicada por Aquel de Quien Nada Puede Decirse, el Logos del esquema cósmico, del cual nuestro sistema es tan sólo una parte. No nos conciernen las iniciaciones cósmicas y logoicas, excepto en la medida que las iniciaciones humanas reflejan sus asombrosos prototipos, pero al estudiante le interesa conocer que, así como en cada iniciación se le confía al iniciado una Palabra de Poder, también se le confió al Logos la gran Palabra de Poder, que produjo a nuestro sistema solar, denominada [i151] "Palabra Sagrada" o AUM. Debe recordarse que el sonido Aum es el esfuerzo del hombre por reproducir, en escala infinitamente pequeña, el triple sonido cósmico que hizo posible la creación. Las Palabras de Poder de todos los grados tienen una triple secuencia:

Primero. Las pronuncia alguna entidad totalmente autoconsciente, esto sucede invariablemente después de un período de deliberación o meditación, donde se visualiza totalmente el propósito.

Segundo. Afectan al reino dévico y producen la creación de formas. Este efecto tiene un doble carácter:

a. Los devas del sendero evolutivo, los grandes constructores del sistema solar y los que están subordinados a ellos, que han pasado la etapa humana, responden al sonido de la Palabra, y con comprensión colaboran conscientemente con quien la exhaló, y así se lleva a cabo el trabajo.
b. Los devas del arco involutivo, los constructores menores, que no han pasado por la etapa humana, también responden al sonido, pero inconscientemente o por la fuerza; por el poder de las vibraciones iniciadas construyen con su propia sustancia las formas requeridas.

Tercero. Actúan como factor estabilizador, y mientras persiste la fuerza del sonido, las formas permanecen coherentes. Por ejemplo, cuando el Logos termine la enunciación del sagrado AUM y cese la vibración, se desintegrarán las formas. Lo mismo ocurre con el Logos planetario, y así sucesivamente en escala descendente.

Las Palabras de Poder o variaciones del Aum existen en todos los tonos posibles, semitonos y cuartos de tono, y sobre estos matices del sonido se erige el trabajo de la creación y su sustentación. Dentro de cada sonido mayor hay multiplicidad de sonidos que afectan a diferentes grupos. [i152] Hablando general y ampliamente, los sonidos del sistema solar están incluidos en dos grupos:

1. Sonidos iniciáticos, o los que en todos los planos producen manifestaciones o fenómenos de algún tipo.
2. Sonidos resultantes, o los producidos desde adentro de las formas durante el proceso evolutivo, constituyendo el conglomerado de los tonos de cada forma en cualquier reino de la naturaleza. Toda forma tiene de igual modo un tono que es la resultante de los diminutos sonidos producidos por los átomos que componen esa forma. Estos sonidos dimanan del grupo anterior y afectan a grupos inferiores o reinos, si la palabra "inferior" puede emplearse en relación con algún sector de la manifestación divina. Por ejemplo, el reino humano, la cuarta Jerarquía creadora, fue producida por un triple Aum, pronunciado al unísono en una clave determinada, por las tres personas de la Trinidad ‑Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, o Shiva, Vishnu y Brahma. Este sonido aún persiste; la interacción y la mezcla de las numerosas y pequeñas notas de cada ser humano producen en conjunto un gran sonido, que puede oírse en los lugares elevados, teniendo a su vez un definido efecto sobre el reino animal. Es uno de los factores que producen formas animales, ya sea para el ser humano o para el animal, pues debe recordarse que el hombre es el vínculo entre lo animal y lo divino.

No es posible ni deseable enumerar las Palabras de Poder, pero se pueden dar ciertas indicaciones generales que ayudarán al estudiante a darse cuenta de la magnitud del tema y su complejidad: [i153]

1. La Gran Palabra, tal como la pronuncia el Logos del sistema solar y como Le es  comunicada por Su superior.
2. Tres Palabras que el Logos solar ha confiado a cada uno de los tres Logos, y son:

a. El sonido sagrado A, comunicado a Shiva, Aquel Que incorpora el espíritu o aspecto voluntad. Es la palabra por la que actúa Dios Padre.
b. El sonido U, comunicado a Vishnu, el Hijo. Es el constructor de la forma y proporciona el cuerpo que debe ocupar el espíritu, posibilitando la encarnación divina. A, es el sonido de la vida; U, es el sonido de la forma.
c. El sonido M, comunicado a Brahma, que, en Su función de Proveedor de energía, vincula con inteligencia activa al espíritu y la forma, o el yo y el no‑yo.

Cabría señalar al estudiante, que si reflexiona inteligentemente, recibirá mucha información sobre las funciones de los tres departamentos de la Jerarquía de nuestro planeta.

3. Siete Grandes Palabras, basadas en los tres sonidos sagrados Aum, produjeron la creación o manifestación de los siete planos de nuestro sistema solar. Estas palabras no se confían a entidades humanas, sino a siete grandes Devas o Señores Rajas, vidas animadoras de un plano; por eso en las diversas iniciaciones es necesaria su colaboración antes de confiarle estas palabras clave al iniciado.
4. Cuarenta y nueve Palabras relacionadas con los cuarenta y nueve subplanos o Fuegos. Se confían a los cuarenta y nueve constructores de los Fuegos Sagrados. Los dos grupos de palabras anteriores se hallan en la jurisdicción del tercer aspecto y son otorgados por Brahma.
5. Hay también cinco grandes Palabras cuyos signos están bajo la jurisdicción de Vishnu, o Dios el Hijo, [i154] y Él las exhala. Por su intermedio vinieron a la existencia los cinco reinos de la naturaleza en el arco evolutivo:

a. El reino mineral.
b. El reino vegetal.
c. El reino animal.
d. El reino humano.
e. El reino espiritual.

Estos cinco reinos constituyen cambios o están construidos sobre el sonido U, así como las palabras enumeradas anteriormente lo están sobre el sonido M.

Es interesante observar que los tres primeros reinos están basados en dos sonidos; la U emitida sobre el tono básico de la M. En el cuarto reino, el tono M se va desvaneciendo, y las dos notas emitidas son U y A. En el quinto reino la M se reduce a un inaudible subtono, la U se fusiona con ella y no se la puede distinguir y la A, o nota de Shiva, resuena poderosamente y es la única nota que prácticamente se oye. Por la emisión de esta nota, la de Shiva, el Destructor, se niega al no‑yo y se disuelve todo lo que no es del espíritu. El sonido de la A afecta el desligamiento o la liberación del iniciado de los tres mundos.

6. Hay también ciertas palabras confiadas a cada uno de los Logos planetarios, base de la manifestación planetaria. Como bien se sabe, el sonido del aspecto Brahma, o tercer aspecto de nuestro Logos planetario, es la nota FA; aquí reside gran parte de la iluminación respecto a su etapa de evolución, pues se evidencia inmediatamente que el sonido A está llegando hasta el físico denso.
7. En nuestra propia Jerarquía existen muchas palabras derivadas de la Gran Palabra de nuestro Logos planetario confiadas a los Guías departamentales, [i155] Quienes a su vez las trasmiten en orden intercambiable a los iniciados graduados. Es necesario que el estudiante sepa diferenciar entre los conceptos, palabra y sonido, pues la palabra vela el pensamiento, idea o propósito, y el sonido hace posible manifestar, en cualquier clase de materia, alguno de los siete planos.

No podemos explicar la expansión de las palabras fundamentales, desde su enunciación, por entidades cósmicas, descendiendo hasta las infinitesimales diferenciaciones producidas por el lenguaje del hombre, las expresiones vocales de los animales y el canto de las aves. Cada uno es una manifestación de conciencia en cierto grado y producen su efecto. El iniciado aprende a emitir sonidos conscientemente; logra los resultados deseados y premeditados, pronuncia palabras, tiene plena conciencia de las consecuencias en todos los planos, crea formas y dirige la energía por medio de sonidos sagrados, impulsando así los fines de la evolución.

Fue necesaria esta disgresión antes de referirme a las palabras confiadas al iniciado, a fin de subrayar la importancia radical del asunto y justificar así la celosa protección de este aspecto del trabajo divino.

El empleo de las Palabras

Nos hemos ocupado brevemente de la significación de las Palabras de Poder. Ahora resumiremos algunos de los postulados inferidos y luego trataremos parcialmente la ceremonia de la iniciación y las Palabras confiadas al iniciado. Los postulados que aquí se enuncian son nueve, y si el aspirante reflexiona detenidamente sobre ellos, obtendrá una gran revelación acerca del proceso creador y del poder de la palabra:

1. Todas las Palabras de Poder tienen su raíz en la gran Palabra confiada al Logos solar en los albores de la manifestación. [i156]

2. Todas las Palabras de Poder son intercambios o expansiones de los tres sonidos fundamentales, que acrecientan su longitud a medida que se van involucrando los planos, hasta llegar a las frases y al lenguaje de la unidad finita, el hombre, con sus miríadas de diferenciaciones.

3. Por lo tanto, en el sendero de retorno, el lenguaje es más breve; las palabras se emplean con parquedad y, finalmente, llega el momento en que el adepto emplea fórmulas de Palabras sólo cuando son necesarias para llevar a cabo propósitos específicos, en dos sentidos:

a. Procesos creadores definidos.
b. Dirección específica de la energía.

Esto lo lleva a cabo lógicamente en los planos de los tres mundos.

4. Por lo tanto, cuando el aspirante se prepara para la iniciación debe hacer principalmente tres cosas:

a. Controlar todas las actividades de su triple naturaleza inferior. Ello involucra aplicar energía inteligente a cada átomo de sus tres envolturas ‑física, astral y mental‑ que literalmente constituyen el fulgor de Brahma o tercer aspecto del Dios interno.
b. Controlar la palabra en todos los instantes del día. Algo fácil de decir, pero muy difícil de practicar, y quien lo logra se aproxima rápidamente a la emancipación. Esto no se refiere a la reticencia, a la melancolía, al silencio o mutismo que caracterizan a las naturalezas poco evolucionadas y que en realidad se hallan en un estado de inarticulación. Se refiere al empleo controlado de las palabras para obtener ciertos fines y a la retención de la energía vocal cuando no es necesaria, algo muy diferente. Involucra el reconocimiento de los ciclos, de las temporadas y de las estaciones; supone el conocimiento del poder del sonido y de los efectos producidos [i157] por la palabra hablada; entraña la comprensión de las fuerzas constructivas de la naturaleza y su debido manejo y se basa en la capacidad de manejar sustancia mental y ponerla en movimiento para obtener resultados en la materia física, de acuerdo con el propósito claramente definido del Dios interno. El fulgor del segundo aspecto del yo, Vishnu, o aspecto constructor de la forma, es la principal característica del ego en su propio plano. Debería reflexionarse sobre esto.
c. Meditar y llegar a conocer el propósito del ego. Esta meditación pone constantemente de relieve el primer aspecto, y la voluntad consciente del Dios interno puede hacerse sentir en el plano físico.

Las tres actividades del aspirante deben ir a la par y se observará que la segunda es resultado de la primera, manifestándose como energía en el plano físico. Sólo cuando el aspirante haya realmente logrado un real progreso en estas tres direcciones de esfuerzo, se le confiará la primera de las grandes Palabras.

5. Cada gran palabra incluye en sí misma sus propias diferenciaciones, expansiones e intercambio y el iniciado, al pronunciarla, pone en movimiento la menor, mediante la vibración de la mayor. De ahí la enorme responsabilidad y la magnitud de los resultados obtenidos. Toda palabra es confiada al iniciado, oral y visualmente. Se le comunica primero verbalmente, en forma de siete sílabas, cada una de las cuales debe ser recordada como palabra separada; luego se le enseña a combinar las siete sílabas para formar un triple sonido y producir así resultados más armónicos y trascendentales. Finalmente, los tres sonidos se fusionan en una sola Palabra, la cual se le confía. Las siete palabras que forman la gran Palabra son comunicadas al iniciado en cada iniciación por los iniciados del mismo grado. Este grupo se divide en otros [i158] siete, según el subrayo o formación del rayo, y cada grupo entona entonces una Palabra en rápida rotación. Simultáneamente los colores y símbolos de los distintos sonidos pasan ante el iniciado, de modo que oye y ve lo que se le confía. El grupo más avanzado que rodea el trono (los tres Guías Departamentales en las dos primeras iniciaciones y los Pratyeka Budas en las finales) entonan para el iniciado la triple Palabra que fusiona a las siete, y nuevamente él la ve ante su ojo interno. Por último, el Iniciador la pronuncia y el iniciado es consciente internamente de haber experimentado en forma práctica el gran sonido uno y sabe cuál es la vibración de determinado centro. Es bien sabido que todo centro está conectado con algún plano, esquema, rayo u otras divisiones septenarias, poniéndose así en evidencia la significación de su reacción interna.

6. Los Maestros e Iniciados, en Su tarea de contribuir a la evolución de los tres mundos, se ocupan principalmente de las siete sílabas de la Palabra de Su grado. Las tres palabras que unen las siete son empleadas raras veces, salvo bajo la sanción directa de uno de los Guías Departamentales. (De acuerdo a la sílaba involucrada, cada palabra está conectada directamente con el triple Aum y por lo tanto con el aspecto Brahma, Vishnu y Shiva, de los cuales los tres Guías son los representantes planetarios).

Cuando algún iniciado desea emplear la Palabra como una unidad, para fines evolutivos, debe lograr la sanción de la Logia reunida, pues dicha Palabra afecta a la materia de todo un plano dentro de un esquema planetario y, en consecuencia, a la materia de esos planos subsidiarios del plano involucrado. Por ejemplo, un iniciado de tercer grado, al pronunciar la Palabra de su grado, influye sobre la materia de los subplanos mentales inferiores y, por lo tanto, sobre la de los planos astral y físico. Un iniciado de segundo grado, influye de igual modo sobre el plano astral y, por consiguiente, [i159] sobre el físico. Así se obtienen resultados de gran alcance, que influyen sobre el trabajo de muchas personas.

7. Cada Palabra diferenciada o sintetizada afecta a los reinos dévicos y desde allí al aspecto constructor de la forma de la manifestación. Todo sonido produce su correspondiente respuesta en la sustancia dévica e impulsa a multitudes de diminutas vidas a adoptar formas específicas. Estas formas persisten y llevan a cabo sus funciones, mientras se prolonga el sonido que las produjo, y la específica energía volitiva de aquel que inició el sonido va dirigida hacia la forma viviente. Esto también es verdad respecto a un Logos solar al pronunciar el Aum, creando así el sistema solar; cuando un Logos planetario pronuncia Su Palabra planetaria crea un esquema planetario; un adepto al producir resultados, al ayudar a la humanidad en el plano físico y a un ser humano común ‑en lenguaje diferenciado y diversificado- expresa un propósito interno o estado mental y construye una forma o vehículo con sustancia dévica. La mayoría de los seres humanos construyen todavía inconscientemente y la forma construida es un agente benéfico o maléfico, según sea el móvil o propósito del hombre y cumplirá su voluntad mientras dure el período estipulado de su existencia.

8. Cada Palabra entonada se caracteriza por:

a. Un color específico.
b. Un tono determinado.
c. Una forma especial.
d. Cierto grado de energía o actividad.
d. La naturaleza de la vida animadora, autoconsciente, consciente o inconsciente, Dios, hombre o deva.

El estudiante hallará que esto es verdad respecto a un sistema solar, un esquema planetario, un ser humano, una forma mental animada por una vida elemental y al átomo del físico o del químico. Por el conocimiento de estos hechos [i160] y por su comprensión consciente, se conocerá al verdadero ocultista. El Logos solar pronunció una Palabra, la forma de nuestro sistema solar vino a la existencia, su color es azul y su nota un determinado tono musical cósmico. Su grado de actividad es de índole específica y matemática, inasequible a la mente humana en la actual etapa de evolución, y la naturaleza de su gran Vida animadora, el triple Logos, es Amor inteligente activo.

9. La gran Palabra de nuestro sistema solar se puede afinar, si es posible expresarlo así, con otras Palabras, pues no es más que una palabra de la séptuple Palabra, conocida por esa gran Existencia que se halla en idéntica relación con el Logos solar, como éste lo está con el Logos planetario. Las Palabras sagradas de siete sistemas solares, uno de ellos el nuestro, forman el sonido septenario que vibra actualmente en las esferas cósmicas.

Estos nueve postulados resumen brevemente las grandes verdades sobre los procesos creadores del sistema solar; ocultan el secreto de la verdadera magia, y su comprensión dará al hombre espiritualmente intuitivo, pureza de vida y de móviles, intención altruista, un severo autocontrol, valentía y el poder de llevar adelante los propósitos del ego, colaborador consciente en el trabajo de la evolución, participando, en parte, de los planes del Logos planetario de nuestro esquema. Esto se presenta en forma breve para proteger las verdades ocultas y a su vez revelarlas a quienes estén preparados.

En las siete iniciaciones se revelan las siete Palabras del sistema solar y forman la Palabra logoica que sólo conocemos, en su triple forma, como el Aum.

En la primera iniciación se otorga la Palabra para el plano físico. [i161]

En la segunda iniciación se otorga la Palabra para el plano astral.

En la tercera iniciación se otorga la Palabra para el plano mental inferior.
En esta iniciación, como ya se ha dicho, el Hierofante es el Señor del Mundo, no sólo se le otorga la Palabra para el plano mental inferior, sino que también se le confía una Palabra que sintetiza las tres Palabras para los tres mundos. Ésta se da al iniciado como tema de meditación, hasta recibir la cuarta iniciación, pero se le prohíbe que la emplee hasta la liberación final, pues proporciona completo control sobre los tres planos inferiores.

En la cuarta iniciación se otorga la Palabra para el plano mental superior.

En la quinta iniciación se otorga la Palabra para el plano búdico.

En la sexta iniciación se otorga la Palabra para el plano átmico.

En la séptima iniciación se otorga la Palabra para el plano monádico.

En la sexta iniciación el Hierofante otorga la Palabra que sintetiza la cuarta, quinta y sexta palabras, y el iniciado puede ejercer así completo control, por el poder del sonido, sobre la sustancia de los cinco planos de la evolución humana. En la séptima iniciación el triple AUM, en su verdadero carácter, es revelado al iluminado Buda, entonces puede manipular energía en los seis mundos o planos.

Dos iniciaciones más se pueden recibir, pero poco se dice respecto a ellas en nuestro esquema terrestre porque no es un esquema "sagrado", y muy pocos seres humanos ‑acaso alguno‑ logran las iniciaciones octava y novena. Para ello deben pasar primero a otro sistema durante un largo período de servicio e instrucción. Todo lo que se puede insinuar es que [162] en la octava iniciación se manifiesta la dualidad del triple Aum, y en la novena se revela el sonido uno del Absoluto y su significación es vista y oída. Esto trae a la conciencia del iniciado algo de la energía y poder de "Aquel de Quien Nada puede Decirse", o el Logos de nuestro Logos solar. La unidad de conciencia es entonces perfecta, como es perfecto el Logos, pasando a realizar un trabajo paralelo al del Logos solar. Tal es el grandioso programa y la oportunidad que se despliega ante los hijos de los hombres y ante todos los átomos.