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SECCIÓN DOS - ENSEÑANZAS SOBRE EL CUERPO ETÉRICO - Parte 3

CAPÍTULO VI. LA VIDA PLANETARIA, UN CENTRO EN EL SISTEMA SOLAR

[i182] Ahora trataremos de aplicar cualquier conocimiento referente a la vida planetaria, que se manifiesta como un centro del sistema solar. También se estudiará su expresión secundaria, a través de los tres centros mayores: Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad.

El concepto fundamental del hilozoísmo constituye la base de toda la enseñanza esotérica sobre el tema de la vida manifestada. Cada forma está compuesta de muchas formas, y todas -compuestas o simples- son la expresión de una vida que anima o mora internamente. La fusión de la vida con la sustancia viviente produce otro aspecto de expresión: la conciencia. Esta conciencia varía según la receptividad natural de la forma, su grado de evolución y su posición en la gran cadena de la Jerarquía.

Sin embargo, por encima de todo concepto, está el concepto de la vida misma. Existe - hasta donde nos es permitido conocer - sólo una Vida, expresándose como Ser, conciencia sensible y apariencia material. Esa Vida Una se conoce a sí misma (si puedo emplear tal término) como la voluntad de ser, la voluntad de bien y la voluntad de saber. Evidentemente constituyen términos y métodos que han sido organizados para impartir una mejor información.

Es también un breve preámbulo de otra afirmación que puede expresarse de la manera siguiente: El Logos planetario, Aquél en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, es la Vida que da forma y anima a este planeta, la Tierra; su vida integra al planeta en una totalidad y fluye por todas las formas - grandes o pequeñas - que, [i183] en conjunto, constituyen la forma planetaria. Mantengan en la imaginación, mediante esa facultad innata de construir símbolos que posee el individuo, el concepto de nuestro planeta como un gran loto compuesto de muchas energías entretejidas, localizadas dentro de la forma mayor del sistema solar, que -como sabemos- está representado por un loto de doce pétalos. Este loto, la Tierra, responde a las numerosas energías entrantes, de las cuales me ocupé extensamente en mi libro “Astrología Esotérica”16[xvi]*

En el corazón de este vasto mar de energías, se encuentra esa Conciencia cósmica a la que damos el nombre de Sanat Kumara, el Señor del Mundo, el Anciano de los Días. Su Voluntad de Ser trajo Su forma manifestada a la palestra tangible de la vida; Su Voluntad de Bien activa la Ley de Evolución y lleva Su Forma, con las innumerables formas menores de que está compuesta, a la gloria final que sólo Él ve y conoce. Su conciencia y respuesta sensible a todas las formas, a todos los estados del ser y a todos los posibles impactos y contactos, garantizan el desarrollo de la conciencia de las innumerables vidas que existen dentro o sobre nuestra Tierra.

Este gran Centro de Existencia actúa, por medio de un triángulo de energías o a través de centros menores, siendo cada uno llevado a la expresión activa por uno de los tres Rayos o Energías mayores. El Centro creado por el Rayo de la Voluntad o Poder se denomina Shamballa, y Su mayor actividad consiste en conferir, distribuir y hacer circular el principio fundamental de la vida misma, en cada forma retenida dentro del “círculo no se pasa” planetario de la Vida o Logos planetario. Esta energía es el incentivo dinámico, en el corazón de toda forma, y la expresión sostenida de la intención de Sanat Kumara, intención que se manifiesta como el propósito planetario, conocido únicamente por Él.

[i184] El segundo Centro está creado por el Rayo de Amor-Sabiduría; es la energía fundamental que trajo al ser a todo el universo manifestado, porque es la energía del aspecto constructor. A ella damos -en lo que atañe a la humanidad- el nombre de Jerarquía, porque es el factor que controla la gran cadena de la Jerarquía. La actividad principal de este Centro se relaciona con el desenvolvimiento de la conciencia del planeta y, por lo tanto, con todas las formas de vida dentro o sobre el planeta; en ningún sentido está relacionado con el aspecto vida.

La tarea de las “unidades de Energía”, que constituyen el personal de este Centro, reside en despertar y estimular el sentido de la percepción y de la conciencia, que responde en forma sensible a la vida de todas las formas. Así como la actividad fundamental en Shamballa y a través de ella, podría denominarse la Ciencia de la Vida o vivencia dinámica, también la ciencia fundamental mediante la cual la Jerarquía trabaja, podría denominarse la Ciencia de las Relaciones. Conciencia no sólo es el sentido de identificación o de autopercepción, sino que se refiere también al sentido de relación de este auto-reconocimiento, el “Yo”, con todos los demás yoes. La conciencia se desarrolla progresivamente, y los Miembros de este segundo Centro, la Jerarquía, tienen una tarea grande e importante que realizar, en este ciclo particular del sistema solar específico, la de hacer comprender a los entes de cada reino de la naturaleza, el lugar, la posición, la responsabilidad y las relaciones. Quizás esto no tenga relación con esas condiciones en que se hallan las unidades de vida, por ejemplo, en el reino vegetal o animal; pero un destello de comprensión llegará, si recuerdan que la simiente o germen de todos los estados de conciencia está latente en cada forma, y los instintos de perpetuación y de maridaje son los campos de mayor fecundidad.

El tercer Centro es el Reino Humano, que fue traído a la existencia por la energía del tercer Rayo [i185] de Inteligencia Activa. Su función principal es la creación inteligente; sin embargo, posee la actividad secundaria de relacionar los Centros segundo y tercero, y asumir progresivamente el control de los reinos subhumanos y relacionarlos entre sí. Esta función secundaria está adquiriendo ahora tal proporción, que puede ser reconocida y comprobada.

Triángulo Central de Energías

Cada uno de estos tres Centros tiene un Triángulo de Energías o Triángulo Central, que los rige y controla. Con relación a Shamballa, este triángulo está compuesto por los tres Budas de Actividad, que representan la Vida consciente e inteligente y la sabiduría y la creación activas, conscientes e inteligentes.

En conexión con la Jerarquía, el Triángulo central está compuesto por el Manu, que representa la vida amorosa e inteligente; por el Cristo, que representa la conciencia inteligente y amorosa, y por el Mahachoan, que representa la actividad amorosa e inteligente. Representan, en conjunto, todos los aspectos de la vivencia, la expresión y la acción grupales; estas cualidades se enfocan principalmente a través del Mahachoan, porque Él es el Señor de la Civilización, y la civilización de la humanidad representa el crecimiento y el desarrollo progresivos.

Sólo en la última raza raíz humana, aparecerá y actuará, abiertamente sobre nuestro planeta, el Triángulo central esencial en el tercer Centro planetario, la Humanidad. Los individuos no están todavía preparados para ello, pero las zonas de actividad creadora consciente, de donde surgirá este triángulo de energías personificadas y actuantes, ya están en proceso de preparación. Un aspecto de este futuro triángulo emergerá del campo de los gobiernos mundiales, de la política y de los estadistas, otro, de las religiones mundiales, y el tercero, del campo de la economía y de las finanzas mundiales. En la actualidad, no existen en la Tierra personas de voluntad, amor e [i186] inteligencia espirituales; si surgieran en estos tres campos de expresión, poco podrían hacer, pues el sentido de reconocimiento y responsabilidad no está aún desarrollado; vendrán más tarde; entonces, relacionarán el departamento del Manu con el del gobierno mundial, el del Cristo con el de las religiones mundiales, y el del Señor de la Civilización con el orden social y financiero. Esa época llegará con toda seguridad, pero sólo después de la exteriorización de la Jerarquía y de su actuación abierta en el plano físico. Entonces, algunos de los discípulos avanzados de cada uno de los tres departamentos jerárquicos, aparecerán y ensayarán el experimento de esta centralización y personificación de las tres cualidades del Triángulo central. Así, por acción directa, se descubrirá cuándo la humanidad está preparada para realizar el experimento de ser controlada directamente y si ha desarrollado el sentido de responsabilidad necesario, responsabilidad que producirá cooperación.

Estos tres Centros, por lo tanto, pueden ser representados de la manera siguiente: por un círculo, que representa toda forma de energía, por el triángulo central de energías, que contiene las cualidades de los tres rayos menores, y por el punto en el centro, que representa la Vida dinámica personificada. En lo que respecta a Shamballa, ese punto es Sanat Kumara Mismo; cuando llegue el momento propicio (todavía no ha llegado), tendrá Sus Representantes como puntos centrales en la Jerarquía y en la Humanidad. Para este acontecimiento relativamente lejano, la doctrina o teoría de los Avatares, de los Mediadores o de los Intermediarios, prepara o preparará el camino que permitirá a los seres humanos pensar en tales términos representativos e incluyentes.Ni siquiera para la Jerarquía [i187] es el momento adecuado para la “permanencia en estado del Representante divino”. Buda aparece todos los años y trae fuerza de Sanat Kumara para la Jerarquía, pero no puede permanecer. Las “unidades de energía”, los Miembros de la Jerarquía, no pueden soportar durante mucho tiempo la poderosa cualidad de la vibración entrante, sino después de una debida preparación grupal y sólo durante breves minutos, sin embargo, el “período de potencia dinámico” se prolonga, durante este siglo, de uno a cinco días; en el próximo siglo, se instituirá un período de registro más extenso. 

 

Al finalizar la era, los tres Centros mayores estarán en actividad completa, unificada y sintonizada, con Sanat Kumara en Shamballa, influyendo e informando a Sus Representantes, en losCentros jerárquicos y humanos; entonces, el Triángulo central, en cada Centro, no sólo funcionará activamente, sino que trabajará conjuntamente en estrecha relación, formando simbólicamente la “Estrella de nueve puntas, en continua rotación”; luego, el conjunto de energías de los tres Centros mayores dominará a los otros cuatro, lo cual controlará la manifestación de la Expresión de Vida en todos los reinos de la naturaleza.

Si consideramos la esfera de radiación de estos tres Centros mayores, es interesante observar que, en esta época y en el actual ciclo mundial, la radiación más potente y la influencia de mayor alcance es la de la Jerarquía. Además de “dar vida” a todas las formas sobre el planeta y dentro de él, la influencia o irradiación de Shamballa es restringida, en forma consciente y definida, hasta el momento en que la Jerarquía y la Humanidad pueden responder en forma constructiva. Es innecesario decir que se halla presente y evoca respuesta de quienes son capaces de penetrar en su esfera de radiación, pero se considera que aún existen demasiadas formas de expresión, que no podrían reaccionar correctamente al trabajo del “Destructor de formas”, siendo el aspectomás poderoso [i188] de este centro de primer rayo y el que primero se manifiesta, porque su tarea debe ser cumplida antes que puedan funcionar correctamente los otros dos aspectos de su potencia. El centro llamado humanidad irradia todavía en forma inadecuada, debido a que en la actualidad está desarrollado en forma impropia; su esfera de influencia es limitada, aunque los individuos ya comienzan a trabajar externamente, en dirección a los reinos subhumanos, y a atraer con mayor fuerza el reino de las almas. Sin embargo, la Jerarquía no tiene restricciones internas, tales como las que, consciente y deliberadamente, se ha impuesto a sí misma Shamballa, o que, inconscientemente, se ha impuesto la humanidad; todo lo que impida la radiación jerárquica (si se me permite emplear tal término) provendrá de las formas sobre las cuales haga su impacto aquella irradiación, pero la influencia que sale del Triángulo central de la Jerarquía, es única y de gran alcance.

Todo lo que hemos considerado se efectúa dentro del cuerpo etérico del planeta, porque todos estos centros existen sólo etéricamente, y no son afectados por el hecho de que las “unidades de energía” de Shamballa o de la Jerarquía puedan o no estar actuando como vehículos físicos. Algunas lo están, otras no. Las Vidas condicionadoras, en ambos Centros, actúan solamente por medios etéricos, manejando y controlando energías; el Centro Humano, con sus “unidades de energía”, actúa hoy, en gran parte, en niveles puramente físicos o por medio de ese tipo de sustancia que denominamos “materia”; los individuos trabajan con formas externas, conelementos tangibles y con factores materiales. Las “unidades”, en los demás Centros, trabajan con sustancia y no con materia. Esta distinción es muy importante y vital. La Jerarquía existe en el plano búdico, el primero de los éteres cósmicos, y opera desde allí impresionando a la materia mental. Shamballa actúa en los niveles de los tres éteres superiores, mientras que la humanidad opera principalmente en los tres mundos [i189] del plano físico denso cósmico. El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo tiene, en dicho plano, “unidades de energía” que pueden trabajar con materia y con sustancia.

Existe aquí una diferencia muy interesante y muy pocas veces captada. Hablando esotéricamente, se aplica la palabra “materia” o material, a todas las formas de los tres mundos; al ser humano común le es difícil comprender que la materia, considerada desde el ángulo espiritual, es el medio por el cual se efectúan los procesos mentales y con el cual se construyen todas las formas mentales; sin embargo, es así; sustancia - hablando técnicamente y comprendida esotéricamente1. - es, en realidad, materia etérica cósmica, o aquello que compone los cuatro planos superiores de nuestros siete planos. Desde el punto de vista humano, la capacidad de trabajar con sustancia etérica cósmica y en ella, se demuestra, ante todo, cuando se despierta la mente abstracta y comienza a impresionar a la mente concreta; la intuición es una idea revestida de sustancia etérica, y desde el momento que el individuo responde a esas ideas, comienza a dominar las técnicas del control etérico. Todo eso constituye, en realidad, un aspecto del gran proceso creador; las ideas que emanan de los niveles búdicos del ser (el primer éter o éter cósmico inferior), deben ser revestidas con materia de los niveles abstractos del plano mental; luego, con materia del plano mental concreto; más adelante, con materia de deseos y, finalmente (si aún subsisten), toman forma física. Una idea es verdadera cuando viene de los niveles intuitivos de la conciencia divina. Es observada o captada por el individuo, cuyo cuerpo tiene sustancia de la misma cualidad, porque la relación magnética entre la persona y la idea ha hecho posible su captación. En el gran proceso creador, él dará forma a la idea, si puede hacerlo, apareciendo el artista o el humanista creador, ayudando de esta manera a la intención creadora divina. [i190] No obstante, las ideas pueden nacer sin vida y ser abortadas, no llegando a manifestarse.

Secuencia de Triángulos Interrelacionados

El estudiante se da cuenta de que los tres Centros principales tienen sus analogías en el cuerpo etérico humano y cadauno de ellos se relaciona con su analogía superior; así, pueden ser “impresionados“, afectados y despertados por su correspondiente agente superior. Podría decirse que: 

1. La energía proveniente del centro planetario, Shamballa, utiliza el centro coronario, el loto de mil pétalos, cuando el individuo está suficientemente desarrollado. Dicho centro es el agente de la voluntad divina en la vida del ser espiritual, actuando a través de la Tríada espiritual. Sólo es activamente útil cuando el antakarana ha sido construido o está en proceso de construcción.

2. La energía proveniente del centro planetario, la Jerarquía, utiliza el centro cardíaco. Este centro es el agente del amor divino (que manifiesta básicamente la voluntad de bien), actuando a través del alma del aspirante o discípulo individual; esto es posible cuando se logra, en cierta medida, contacto con el alma y el aspirante está en camino de convertirse en una personalidad fusionada con el alma.

3. La energía proveniente del tercer centro planetario, la Humanidad, utiliza el centro laríngeo y actúa a través de la personalidad integrada; únicamente lo utiliza cuando alcanza un grado relativamente elevado de desarrollo evolutivo. El centro laríngeo sólo se despierta, en forma creadora y espiritual, cuando la naturaleza inferior ha sido, hasta cierto punto, subordinada a la aspiración idealista, aspiración que no ha de ser espiritual ni religiosa y, por lo tanto, restringida, como la considera el pensador ortodoxo, [i191] sino que debe ser de naturaleza tan amplia, que el individuo integrado constituye su instrumento, lo cual le exigirá que ponga en actividad toda su facultad creadora.

En este sistema solar, el centro cardíaco es el que comúnmente se despierta primero y entra en actividad; tan pronto como hay vida y cierta actividad en ese centro, los otros dos centros mayores comienzan a despertarse. Su analogía se observa en el hecho de que la Jerarquía es el factor mediador entre los centros coronario y laríngeo planetarios, y entre Shamballa y la Humanidad. Por esto se hace hincapié en el aspecto corazón, en todas las enseñanzas.

Existen dos centros que se consideran “agentes receptores y distribuidores”:

1. El centro ajna, en el entrecejo, especialmente en esta etapa del desarrollo humano, actúa en conexión con los tres centros mayores, como distribuidor de la fuerza del alma y de la energía espiritual, provenientes de los centros cardíaco y laríngeo.

2. El centro plexo solar actúa en conexión con el sacro y con el centro ubicado en la base de la columna vertebral, el centro de la vida, actuando también con todos los centros subsidiarios que están abajo del diafragma, reuniendo y trasmutando sus energías y trasmitiendo al centro principal superior “aquello que ha sido purificado”.

Se podría agregar que la voluntad de ser es, desde cierto punto de vista, la energía de la inmortalidad; penetra y actúa a través del centro coronario, mientras que la voluntad de vivir se manifiesta como el instinto fundamental de autoconservación y está positivamente enfocada en el centro que se encuentra en la base de la columna vertebral, que está relacionado con la personalidad [i192] e íntimamente aliado al deseo, y por lo tanto, al plexo solar; hay una línea directa de energía, entre el centro inferior en la columna vertebral y el plexo solar, que aún no ha sido reconocida; la otra está vinculada con el individuo espiritual-divino y estrechamente aliada al alma y, por lo tanto, al centro cardíaco.

Relación Integral del Ser Humano y Función Creativa dentro del Todo

Le resulta difícil al neófito comprender la complejidad de todas estas relaciones, dificultad que se acrecienta debido a las numerosas y variadas etapas de desarrollo, a las diferenciaciones de rayo y también a los innumerables principios o énfasis puestos sobre los vehículos y sobre los distintos planos y niveles planetarios de conciencia y de existencia. Al estudiante no se le pide que se ocupe de esto. Los factores de importancia que debe comprender, y sobre los cuales ha de construir el templo de su vida y su actual modo de vivir, son los mismos para cada uno y para todos, no importa el rayo a que pertenezca ni su grado de evolución:

1. El cuerpo etérico del ser humano es parte integrante del cuerpo etérico planetario, y responde a la libre distribución de las innumerables energías circulantes.

2. Los tres vehículos periódicos que componen la expresión del ser humano y hacen que sea lo que es (la Mónada, el Alma y la Personalidad) están relacionados con los tres centros planetarios: Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad y, por lo tanto, con cada uno de los tres centros principales individuales del ser.

3. Los tres centros del ser humano que se hallan arriba del diafragma (el coronario, el cardíaco y el laríngeo) son órganos receptivos de las energías que proceden de los tres centros planetarios. [i193]

4. El centro ajna, entre las cejas, es el agente que distribuye las energías recibidas de los centros coronarios, cardíaco y laríngeo.

5. El agente purificador, transmutador y transmisor de las energías de todos los centros que se hallan abajo del diafragma es el centro plexo solar. Por medio de este centro, actúan hoy la mayoría de los seres humanos. Es el centro que ejerce mayor control, ya sea para la recepción o para la distribución de energía; esto sucederá hasta que el centro cardíaco se despierte y comience a ejercer control sobre la personalidad.

Mucho más podría decir, lógicamente, sobre el tema de los centros mayores planetarios y humanos, pero ya he dado al lector suficientes elementos para reflexionar (casi diría, para devanarse los sesos). Es importante tener presente la relación que existe entre:

1. Los centros que se hallan abajo y arriba del diafragma.
2. Los centros mayores.
3. Los centros mayores y los tres planetarios.

Debemos considerar todo esto, en términos de energías que circulan y se mueven libremente, distribuyéndose por todo el cuerpo etérico del planeta (y en consecuencia, por todo el cuerpo etérico humano), de acuerdo al propósito esencial de Shamballa y bajo la dirección de la Jerarquía.

El tema de las relaciones es el canon fundamental del proceso evolutivo de desarrollo, en el actual sistema solar (el segundo de tres), [i194] el del Hijo, donde la cualidad del segundo aspecto divino, el Amor, se está perfeccionando. El individuo participa al principio, inconscientemente, en este proceso de perfeccionamiento, durante el extenso ciclo de desarrollo evolutivo, de acuerdo a la Ley de Necesidad; pero, cuando se convierte en aspirante y da los primeros pasos en el camino hacia la madurez espiritual, empieza a desempeñar un papel crucial, que mantendrá hasta lograr la liberación espiritual y convertirse en un miembro de la Jerarquía, el quinto reino o espiritual, por medio del servicio perfecto en el cuarto reino o humano.

La relación entre los reinos cuarto y quinto aumenta continuamente, proporcionando nuevos poderes y una mayor vivencia vital en la familia humana, lo cual es registrado conscientemente por los miembros más avanzados. La distribución de energía, desde la Jerarquía, ofrece una secuencia muy interesante, sobre la cual daré breves indicaciones. Como sabemos, la Jerarquía es el Ashrama del Señor de Amor, el Cristo; también sabemos que este principal Ashrama está formado por los siete Ashramas de Rayo; cada uno tiene en su centro a un Chohan o Maestro de sabiduría, y cada uno de los siete Ashramas está vinculado a uno o más Ashramas subsidiarios.

Un Ashrama es una fuente de donde emana la impresión jerárquica hacia el mundo. Sus “energías impulsoras” y sus incitantes fuerzas están dirigidas a expandir la conciencia humana, mediante las vidas magnéticas de los miembros del grupo, a medida que desempeñan sus deberes, obligaciones y responsabilidades en el mundo externo, siendo ayudado también por la constante actividad vibratoria de los miembros del Ashrama que no están en encarnación física, y por el pensamiento claro y unido, así como por el conocimiento convencido de todo el Ashrama. Los principiantes, como la mayoría de los aspirantes (aunque no todos), son absorbidos, por lo general, por la idea del Ashrama. Los discípulos entrenados son absorbidos por el trabajo a realizar, y elAshrama -como [i195] tal Ashrama- tiene poca cabida en sus pensamientos; se hallan tan preocupados con la tarea que tienen por delante, con la necesidad de la humanidad y con aquellos a quienes deben servir, que rara vez piensan en el Ashrama o en el Maestro “que está en su centro”. Son parte integrante de la conciencia ashrámica y su ocupación consciente se denomina, en los escritos antiguos, “la emanación de lo que fluye a través de ellos, la enseñanza de la doctrina del corazón, de la verdad misma, radiación de la luz de la vida, llevada por la corriente a la que el no-iniciado da el nombre de “la luz de amor”.

Los miembros del Ashrama constituyen un canal unido para las nuevas energías que actualmente entran en el mundo; dichas energías afluyen dinámicamente a través del Ashrama, al mundo humano, y pasan poderosamente a través del Maestro que está en el corazón del Ashrama; se mueven a “velocidad luminosa” por todo el círculo interno; son aminoradas por aquellos que constituyen el círculo externo, siendo esto bueno y correcto; su penetración en el mundo humano se ve retardada por el neófito y el nuevo discípulo, y esto no debe suceder. Se retardan porque el nuevo discípulo ha vuelto la espalda al mundo humano y tiene fijos sus ojos en la meta interna, y no en el servicio externo; se afirman en el Maestro, en Sus discípulos y colaboradores consagrados, y no en la gran necesidad humana.

Es esencial que los servidores de todas partes -los hombres y mujeres inteligentes de buena voluntad- tengan una comprensión fresca y clara del trabajo a realizar, y se conviertan en canales de trasmisión para la corriente divina, y no en puntos egoístas de interferencia. Esto requiere visión y valentía. Hay que tener valor para adaptar las vidas -diariamente y en todas las relaciones- a la necesidad de la hora y al servicio de la humanidad; se necesita valor para atacar los problemas de la vida en bien de los demás, [i196] abandonar nuestros propios deseos personales, en la presente emergencia y necesidad, haciéndolo continua y constantemente. Sin embargo, hay mucho para estímulo del servidor. La Humanidad ha alcanzado ya un grado de desarrollo, en que ha obtenido una definida comprensión del Plan de la Jerarquía, se denomine fraternidad, participación, internacionalismo, unidad o lo que se quiera. Esto es una comprensión creciente y real, reconocida generalmente por los pensadores y esotéricos del mundo, por las personas religiosas iluminadas, por los estadistas de amplia visión, por los industriales y personas de negocio de visión incluyente y percepción humanitaria, y actualmente hasta por la persona de la calle. Existe ya un reconocimiento más definido de los valores espirituales emergentes, y una mayor prontitud para renunciar a todo lo que obstaculiza el servicio. Los planes de Cristo, para liberar a la humanidad, han alcanzado una mayor madurez, pues han debido esperar hasta que la tendencia de la aspiración humana estuviera más definida; la Nueva Era ya se divisa en el horizonte con sus posibilidades latentes, libre de los velos del espejismo y de los anhelos que la oscurecían hace diez años. Esto es un desafío para el discípulo. ¿Qué es lo que él debe hacer?

El discípulo tiene que aceptarse a sí mismo tal como es, en cualquier momento dado, con cualquier equipo que disponga y bajo cualquier circunstancia; entonces él, sus asuntos y su tiempo se subordinan a la necesidad del momento, especialmente durante el período de crisis grupales, nacionales o mundiales. Cuando lo haga a conciencia y piense en términos de verdaderos valores, descubrirá que sus problemas particulares se resuelven, su capacidad aumenta y olvida sus limitaciones. Ocupa el lugar que le corresponde, entre aquellos que perciben las necesidades del ciclo entrante, donde las ideas e ideales nuevos deben ser recalcados y por los cuales hay que luchar, donde los planes más amplios para el bien de todos han de ser comprendidos, [i197] apoyados y divulgados, y la nueva y clara visión del vivir humano ha de ser captada y finalmente llevada a la manifestación; y donde el esfuerzo de todos los Miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo deberá dedicarse a aliviar la carga de la humanidad.

Existe un Mantram esotérico que personifica esta actitud del discípulo que lucha, en el esfuerzo mancomunado, para vincular la intención jerárquica con la aspiración humana y, así, acercar a la humanidad a su meta. La intención de la Jerarquía consiste en aumentar la capacidad del individuo para alcanzar la libertad, a fin de actuar con efectividad en esa “vida más abundante” que traerá Cristo y que exige que el espíritu humano sea libre para acercarse a la divinidad y para escoger el Camino de ese acercamiento. El Mantram se denomina “La Afirmación del Discípulo”. Involucra ciertos reconocimientos y aceptaciones internos, fácilmente percibidos por aquellos cuya intuición está suficientemente despierta; su significado no deberá estar más allá de la capacidad de penetración de cualquier estudiante y pensador sincero y, si ello los atrae, hallarán significado y justificación a su esfuerzo.

Soy un punto de luz dentro de una Luz mayor.
Soy un hilo de energía amorosa, dentro de la corriente de Amor divino.
Soy una chispa de fuego de sacrificio,
enfocada dentro de la ardiente Voluntad de Dios.

Y así permanezco.

Soy un camino por el cual los humanos pueden llegar a la realización.
Soy una fuente de fuerza que les permite permanecer.
Soy un haz de luz que ilumina su camino.

Y así permanezco.

Y permaneciendo así, giro
Y huello el camino humano.
Y conozco los caminos de Dios.

Y así permanezco.

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16 Tratado sobre los Siete Rayos, Vol. III