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LIBRO III - LA REALIZACIÓN DE LA UNIÓN Y SUS RESULTADOS - Parte 1

LIBRO III.
La Realización de la Unión y Sus Resultados.
a.  La Meditación y sus Etapas.
b.  Veintitrés Resultados de la Meditación.
Tema: Los poderes del Alma.

[i115] LOS AFORISMOS DEL YOGA DE PATANJALI
LIBRO TERCERO

LA REALIZACIÓN DE LA UNIDAD Y SUS RESULTADOS

[i237]

1. La concentración consiste en fijar la sustancia mental (chitta) en un objeto determinado. Esto es dharana.
2. La concentración sostenida (dharana) es meditación (dhyana).
3. Cuando chitta es absorbida por la realidad (o idea incorporada en la forma) y ya no es consciente de la separatividad o del yo personal, esto es contemplación o samadhi.
4. Cuando concentración, meditación y contemplación constituyen un acto consecutivo, se alcanza sanyama.
5. Como resultado de sanyama, llega el resplandor de la luz.
6. Esta iluminación es gradual; se desarrolla etapa tras etapa.
7. Estos tres últimos métodos del yoga tienen un efecto subjetivo más íntimo que los anteriores.
8. Sin embargo, estos tres aún no corresponden a la verdadera meditación sin simiente (o samadhi), la cual no está basada en un objeto. Está libre de los efectos que produce la naturaleza discriminadora de la sustancia mental o chitta.
9. La secuencia de los estados mentales es la siguiente: la mente reacciona a lo que ve; luego llega el momento en que la mente es controlada. Sigue otro en que la sustancia mental o chitta responde a ambos factores. Finalmente desaparecen y rige totalmente la conciencia perceptora.
10. Cultivando este hábito mental se alcanzará la estabilidad de la percepción espiritual. [i238]
11. El establecimiento de este hábito y la sujeción de la mente para apartarla de la tendencia a crear formas mentales, traen como resultado, en su oportunidad, el poder constante de contemplación.
12. Cuando el control ejercido por la mente y el factor controlador están equilibrados, entonces se produce la concentración unilateral.
13. Mediante este proceso se conocen los aspectos de cada objeto; entonces sus características (o forma), su naturaleza simbólica y su uso específico en la condición de tiempo (etapa de desarrollo) son conocidos y comprendidos.
14. Las características de cada objeto se adquieren: están en manifestación o latentes.
15. La etapa de desenvolvimiento es responsable de las variadas modificaciones de la versátil naturaleza psíquica y del principio pensante.
16. La meditación concentrada en la triple naturaleza de cada forma, otorga la revelación de lo que ha sido y será.
17. El sonido (o palabra), lo que éste denota (el objeto) y la esencia espiritual corporificada (la idea), son confundidos generalmente por la mente del perceptor. Por la meditación concentrada en estos tres aspectos, se logra la comprensión (intuitiva) del sonido emitido por todas las formas de vida.
18. Cuando se adquiere el poder de ver las imágenes mentales se pueden conocer las encarnaciones anteriores.
19. Por la meditación concentrada se perciben las imágenes mentales en las mentes de otras personas.
20. Debido a que el objeto de tales pensamientos no se manifiesta al perceptor, éste sólo ve el pensamiento y no el objeto. Su meditación excluye lo tangible.
21. La meditación concentrada en la diferencia que existe entre la forma y el cuerpo, permite rechazar o retirar las propiedades del cuerpo que lo hacen visible al ojo humano, y el yogui puede hacerse invisible.
22. Karma o efecto, es de dos tipos: karma inmediato o karma futuro. La [i239] meditación perfectamente concentrada en éstos, permite al yogui conocer la duración de su experiencia en los tres mundos. Este conocimiento también lo adquiere por medio de signos.
23. La unión con los demás se obtiene por la meditación centralizada en tres estados del sentimiento-compasión, ternura y desapasionamiento.
24. La meditación centralizada en el poder del elefante despertará esa fuerza o luz.
25. La meditación perfectamente concentrada en la luz desarrollada nos hará conscientes de lo sutil, oculto y remoto.
26. La meditación centralizada en el sol traerá conciencia (o conocimiento) de los siete mundos.
27. La meditación centralizada en la Luna otorga el conocimiento de todas las formas lunares.
28. La concentración en la Estrella Polar proporcionará el conocimiento de las órbitas de los planetas y de las estrellas.
29. Fijando la atención en el centro denominado plexo solar, se obtiene un conocimiento perfecto acerca de la condición del cuerpo.
30. Fijando la atención en el centro laríngeo se aplaca el hambre y la sed.
31. Fijando la atención en el conducto o nervio situado debajo del centro laríngeo, se logra el equilibrio.
32. Enfocando la luz en la cabeza se puede ver a quienes han alcanzado el dominio de sí mismos y establecer contacto con ellos. Dicho poder se desarrolla por la meditación unilateral.
33. Todas las cosas pueden ser conocidas por la vívida luz de la intuición.
34. Por la meditación enfocada en el centro cardíaco, se alcanza la comprensión de la conciencia mental.
35. La experiencia (de los pares opuestos) se adquiere por la incapacidad del alma para distinguir entre el yo personal y purusha (espíritu). Las formas objetivas existen para uso (y experiencia) del hombre espiritual. Meditando sobre esto surge la percepción intuitiva de la naturaleza espiritual. [i240]
36. Como resultado de esta experiencia y meditación se desarrollan los sentidos superiores: oído, tacto, vista, gusto y olfato, que otorgan conocimiento intuitivo.
37. Estos poderes constituyen obstáculos para la comprensión espiritual superior, pero sirven como poderes mágicos en los mundos objetivos.
38. Al liberarnos de las causas de la esclavitud, mediante su debilitamiento y el conocimiento del método para transferirlas (retiro o entrada), la sustancia mental (o chitta) puede introducirse en otro cuerpo.
39. Subyugando la vida ascendente (udana), nos liberamos del agua, del sendero espinoso y de la ciénaga, y se obtiene el poder de ascensión.
40. Mediante la subyugación de samana, la chispa se convierte en llama.
41. La meditación concentrada en la relación existente entre el akasha y el sonido, desarrolla un órgano para oír espiritualmente.
42. La meditación concentrada en la relación existente entre el cuerpo y el akasha, otorga la ascensión fuera de la materia (de los tres mundos) y el poder de viajar en el espacio.
43. Cuando aquello que vela la luz desaparece, se alcanza ese estado de ser, llamado desencarnado (o incorpóreo), liberado de las modificaciones del principio pensante. Éste es el estado de iluminación.
44. La meditación concentrada en las cinco formas que adopta cada elemento, otorga el dominio sobre todos los elementos. Estas cinco formas son: la naturaleza grosera, la forma elemental, la cualidad, la penetrabilidad y el propósito básico.
45. Mediante este dominio se obtiene la máxima pequeñez y los otros siddhis (o poderes), así como la perfección corporal y la liberación de todos los entorpecimientos.
46. Simetría de forma, belleza de color, dureza y densidad del diamante, constituyen la perfección corporal.
47. El dominio sobre los sentidos se obtiene por la meditación concentrada en su naturaleza, atributos peculiares, egotismo, penetrabilidad y propósito útil. [i241]
48. Como resultado de esta perfección se obtiene rapidez de acción, como la de la mente, la percepción interdependiente de los órganos y el dominio sobre la sustancia raíz.
49. El hombre que puede discriminar entre alma y espíritu, alcanza la supremacía sobre todas las condiciones y llega ser omnisciente.
50. La desapasionada actitud hacia esta realización y todos los poderes del alma, hace que quien está libre de las semillas de la esclavitud, alcance el estado de unidad aislada.
51. Debe haber rechazo absoluto de las tentaciones de todas las formas, incluso la celestial, pues aún es posible la repetición de contactos malignos.
52. El conocimiento intuitivo se desarrolla por el empleo de la facultad discriminadora, cuando hay concentración enfocada en los instantes y su continua sucesión.
53. De este conocimiento intuitivo nace la capacidad de distinguir (entre todos los seres) y de conocer su especie, sus cualidades y el lugar que ocupan en el espacio.
54. Este conocimiento intuitivo, el gran liberador, es omnipresente y omnisciente y abarca el pasado, el presente y el futuro, en el Eterno Ahora.
55. Cuando las formas objetivas y el alma han logrado igual pureza, se alcanza la unificación, que trae como resultado la liberación.


LOS AFORISMOS DEL YOGA DE PATANJALI
LIBRO TERCERO
REALIZACIÓN DE LA UNIDAD Y SUS RESULTADOS

1. La concentración consiste en fijar la sustancia mental (chitta) en un objeto determinado. Esto es dharana.

[i243] Hemos llegado a los Aforismos de la Yoga que tratan específicamente del control de la mente y del efecto de ese control. Los quince primeros aforismos están dedicados al control de la mente y cómo lograrlo, y los cuarenta restantes conciernen a los resultados producidos cuando se ha obtenido este control. Se enumeran veintitrés resultados, todos en la línea de expansiones de conciencia y manifestación de facultades psíquicas, inferiores y superiores.

El primer paso para este desenvolvimiento es la concentración, o la capacidad de mantener la mente firme y sin desviarse sobre aquello que el aspirante ha elegido. Este primer paso es la etapa [i244] más difícil del proceso de la meditación, e implica la capacidad constante e incansable de hacer volver la mente al "objeto" elegido por el aspirante para concentrarse. Las etapas para la concentración están bien definidas y pueden ser enumeradas como sigue:

1. Elección del objeto en el cual se va a concentrar.
2. Retiro de la conciencia mental de la periferia del cuerpo, a fin de aquietar las avenidas de percepción y contacto externo (los cinco sentidos), entonces la conciencia ya no se exterioriza.
3. Centralización de la conciencia, fijándola en la cabeza. En el punto medio entre las cejas.
4. Aplicación de la mente, o poner la mayor atención posible al objeto elegido para la concentración.
5. Visualización del objeto, percepción imaginativa y razonamiento lógico del mismo.
6. Extensión de los conceptos mentales formados, de lo específico y particular a lo general y lo universal o cósmico.
7. Proponerse alcanzar lo que se halla detrás de la forma considerada, o llegar hasta la idea responsable de la forma.

Este proceso eleva gradualmente la conciencia y permite al aspirante llegar al aspecto vida de la manifestación, en vez del aspecto forma. Sin embargo, se empieza por la forma u "objeto". Los objetos, en los cuales se puede uno concentrar son de cuatro tipos: [i245]

1. Objetos externos, como imágenes de la deidad, cuadros o formas de la naturaleza.
2. Objetos internos, como los centros del cuerpo etérico.
3. Cualidades, como las diversas virtudes, a fin de despertar el deseo de poseerlas, y hacer que lleguen a formar parte del contenido de la vida personal.
4. Conceptos mentales, o esas ideas incorporadas en los ideales, subyacentes en todas las formas animadas, y que pueden asumir la forma de símbolos o de palabras.

Uno de los Puranas expresa muy bellamente la idea subyacente en la concentración. Se dice al aspirante, después que ha utilizado los cinco primeros métodos de yoga (expuestos en el Libro Segundo), "que debe ubicar la sustancia mental en algún apoyo auspicioso". Esta ubicación está ilustrada en la descripción de la manera en que debe ser fijada la atención sobre una forma de Dios.

"La forma encarnada del excelso Ser, desvanece todo deseo por cualquier otro apoyo. Debería entenderse que la atención fija es cuando la sustancia mental está concentrada en dicha forma. Y lo que es esta forma encarnada de Hari, sobre la cual debe reflexionarse, tú debes responder ¡oh Regidor de los hombres! La atención fija no es posible sin algo en qué fijarla". (Vishnu Purana, VI, 7:75-85).

Luego sigue la descripción de la forma encarnada del excelso Ser y concluye con estas palabras:

"... que el yogui reflexione sobre Él; y perdido en Él concentre su propia mente hasta que ¡oh Rey!, la atención se fije sobre Él únicamente. Mientras [i246] realiza esto o alguna otra actividad voluntariamente, donde su mente no se desvía, entonces debe considerar que esta atención fija es perfecta". (Naradiya Purana, LXVII: 54-62).

La convicción de que son necesarios los "objetos" para concentrarse, originó la demanda de imágenes, esculturas sagradas y cuadros. Todos estos objetos implican el empleo de la mente concreta inferior, etapa preliminar necesaria. El empleo de tales objetos permite el control de la mente, de manera que el aspirante pueda hacer de ella lo que quiera. Los cuatro tipos de objetos ya mencionados llevan gradualmente al aspirante hacia adentro y le permiten transferir su conciencia desde el plano físico al reino etérico, de allí al mundo del deseo o de las emociones y, progresivamente, al mundo de las ideas y conceptos mentales. Este proceso se desarrolla en el cerebro, y todo el ser humano inferior es llevado a un estado de coherente atención en una sola dirección, donde todos los aspectos de su naturaleza están dirigidos a lograr una atención fija, o una concentración de todas las facultades mentales. Entonces la mente ya no se dispersa ni exterioriza, simplemente se aquieta y "fija plenamente su atención". Vivekananda traduce "dharana" como "mantener la mente fija en un pensamiento durante doce segundos".

Esta percepción clara, unilateral y tranquila de un objeto, sin que otro objeto o pensamiento penetre en la conciencia, es muy difícil de obtener. Cuando puede mantenerse durante doce segundos, entonces se está logrando la verdadera concentración. [i247]

2. La concentración sostenida (dharana) es meditación (dhyana).

La meditación es sólo la prolongación de la concentración; proviene de la facilidad con que el aspirante consigue "fijar la mente" a voluntad en un objeto determinado. Está sujeta a las mismas reglas y condiciones de la concentración, la única diferencia es el factor tiempo.

Una vez adquirida la capacidad de enfocar la mente con firmeza en un objeto, el siguiente paso consiste en desarrollar el poder de mantener la sustancia mental o chitta, sin desviarse del objeto o pensamiento, durante un período prolongado. El Purana citado anteriormente continúa:

"La sucesión ininterrumpida de las ideas presentadas con la única intención de fijarse en Su forma, sin desear nada más, eso ¡oh Rey! es contemplación. Se obtiene por los primeros seis métodos de la yoga”.

La palabra contemplación en este caso es sinónimo de meditación. Tal meditación es aún con simiente o con un objeto.

Dvivedi, al comentar este aforismo dice:

"...Dhyana consiste en fijar la mente en el objeto imaginado hasta hacerlo uno con ella. En efecto, la mente debería en ese momento ser consciente únicamente de sí misma y del objeto".

La actitud del ser humano se convierte en atención pura y fija; su cuerpo físico, sus emociones, aquello que lo circunda y los sonidos y lo que ve, se pierden de vista, y el cerebro es consciente sólo del objeto que constituye el tema o simiente de la meditación, y de los pensamientos que la mente va formulando en relación con el objeto. [i248]

3. Cuando chitta es absorbida por la realidad (o idea incorporada en la forma) y ya no es consciente de la separatividad o del yo personal, esto es contemplación o samadhi.

La manera más sencilla de comprender este aforismo es tener en cuenta que toda forma u objeto constituye una vida manifestada de determinado tipo. En las primeras etapas del proceso de meditación, el estudiante se da cuenta de la naturaleza de la forma y de su relación con ella. Los dos estados, en que es consciente de sí mismo y del objeto de su meditación, son condiciones totalmente mentales; existen en su mente.

Esta condición va seguida de otra, donde su comprensión se introduce internamente en el plano subjetivo, y se da cuenta de la naturaleza de su vida, que va expresándose por medio de la forma. La cualidad y las relaciones subjetivas absorben su atención y pierde de vista el aspecto forma, persistiendo aún el sentido de separatividad o dualidad. Todavía es consciente de sí mismo y del no-yo. Sin embargo, posee una similitud de cualidad y de respuesta a vibraciones análogas.

En las etapas de dharana y dhyana, de concentración y meditación, la mente es el factor importante y el productor en el cerebro. Un gran Instructor hindú, Kecidhvaja, expresa esta idea en las siguientes palabras:

"El alma posee los medios. Pensar es el medio. Éste es inanimado. Cuando el pensamiento ha completado la tarea de liberarse, ha hecho lo que debía hacer y cesa". (Vishnu Purana, VI, 7:90).

[i249] La verdad de lo antedicho hace excesivamente difícil describir y explicar el elevado estado de samadhi o contemplación, pues las palabras o frases sólo son esfuerzos de la mente para trasmitir al cerebro del yo personal aquello que le permitirá captar y valorar el proceso.

En la contemplación el yogui pierde de vista:

1. La conciencia cerebral, o lo que se entiende en el plano físico como tiempo y espacio.
2. Sus reacciones emocionales hacia el tema de su proceso de meditación.
3. Sus actividades mentales, de manera que todas las "modificaciones" del proceso pensante y las reacciones emocionales de su vehículo deseo-mente (kama-manas) quedan subyugadas y el yogui es inconsciente de ello. Sin embargo, está intensamente vivo y alerta, positivo y despierto, porque controla firmemente el cerebro y la mente y los utiliza sin que ellos interfieran de manera alguna.

Esto significa, textualmente, que la vida independiente de estas formas, por medio de las cuales actúa el verdadero yo, está paralizada, aquietada y subyugada, y el hombre real o espiritual, despierto en su propio plano, puede actuar utilizando plenamente el cerebro, las envolturas y la mente del yo inferior, su vehículo o instrumento. Por lo tanto, está centrado en sí mismo o en el aspecto alma. Ha perdido de vista todo sentido de separatividad o del yo personal inferior y se ha identificado con el alma de esa forma, objeto de su meditación.

Sin obstrucciones de la sustancia mental ni de la naturaleza [i250] de deseos, "entra en" ese estado cuyas cuatro características sobresalientes son:

1. Absorción en la conciencia del alma y por lo tanto, la percepción del alma de todas las cosas. Ya no se ve la forma y es revelada la visión de la realidad, velada por todas las formas.

2. Liberación de los tres mundos de la percepción sensoria, y únicamente así se conoce y establece contacto con lo que se ha liberado de la forma, del deseo y de la sustancia mental concreta inferior.

3. Comprensión de la unicidad de todas las almas subhumanas, humanas y superhumanas. "Conciencia grupal" expresa más o menos la idea, así como "conciencia separada" o comprensión de la propia identidad individual, caracteriza la conciencia en los tres mundos.

4. Iluminación o percepción del aspecto luz de la manifestación. Por la meditación el yogui se conoce como luz, un punto de esencia ígnea. Debido a la facilidad con que medita, puede enfocar la luz sobre el objeto elegido, y ponerse "en armonía" con la luz que el objeto oculta. Entonces se sabe que esa luz es una en esencia con su propio centro de luz y así son posibles la comprensión, comunicación e identificación.

4. Cuando concentración, meditación y contemplación constituyen un acto consecutivo, se alcanza sanyama.

Ésta es una idea muy difícil de expresar, pues los idiomas occidentales carecen del equivalente [i251] de la palabra sánscrita "sanyama". Sintetiza las tres etapas del proceso de meditación y sólo quien ha aprendido y dominado las tres etapas de control mental puede alcanzarlas. Por este dominio obtiene los siguientes resultados:

1. Se ha liberado de los tres mundos, de la mente, la emoción y la existencia en el plano físico. Ya no le llaman la atención. No se concentra ni está absorbido en ellos.

2. Puede enfocar su atención a voluntad y, si lo desea, mantener su mente firme indefinidamente mientras actúa intensamente en el mundo mental.

3. Puede polarizarse o centrarse en la conciencia del ego, alma u hombre espiritual, y conocerse como algo aparte de la mente y las emociones, de los deseos y sentimientos y de la forma que constituyen el hombre inferior.

4. Ha aprendido a reconocer que el hombre inferior (el conjunto de estados mentales, de emociones y de átomos físicos) es simplemente su instrumento para comunicarse a voluntad con los tres planos inferiores.

5. Ha adquirido la facultad de contemplación, esa actitud de verdadera Identificaciónb con el reino del alma, que puede ser observado análogamente a como el ser humano  utiliza sus ojos para ver en el plano físico.

6. Puede trasmitir al cerebro lo que ve, por medio de la mente controlada, y así impartir el conocimiento del yo y de su reino, al hombre en el plano físico.

Esto es meditación perfectamente concentrada, y [i252] la capacidad de meditar así, se denomina "sanyama" en este aforismo. Desarrollar el poder de meditar es el objetivo del sistema de raja yoga. Por medio de esta realización el yogui aprende a diferenciar entre el objeto y lo que el objeto oculta o vela. Aprende a atravesar todos los velos y a ponerse en contacto con la realidad que existe tras ellos. Alcanza el conocimiento práctico de la dualidad.

Existe una conciencia más elevada que ésta, es el conocimiento aún no alcanzado, descrito por la palabra unidad. Sin embargo esta etapa es muy elevada, produce en el ser humano sorprendentes efectos y lo introduce en diversos tipos de fenómenos.

5. Como resultado de sanyama, llega el resplandor de la luz.

Los diversos comentadores y traductores han empleado varios términos en este aforismo, y será interesante considerar algunos, porque del estudio de las distintas interpretaciones obtendremos plena comprensión de las palabras sánscritas.

Abreviando, la idea implica el concepto de que la naturaleza del alma es luz, y que la luz es la gran reveladora. El yogui, gracias a la práctica constante de la meditación, llega al punto en que puede dirigir a voluntad, en cualquier dirección, la luz que irradia su propio ser e iluminar cualquier tema. Nada se le puede ocultar y todo conocimiento está a su disposición, por lo tanto, a este poder se lo describe como: [i253]

1. Iluminación de la percepción. La luz del alma fluye y el hombre en el plano físico, en su conciencia cerebral, puede percibir lo que antes estaba oscuro y oculto. Podemos describir técnicamente el proceso en los concisos términos siguientes:

a. Meditación.
b. Polarización en el alma o conciencia egoica.
c. Contemplación o dirección de la luz del alma hacia lo que debe conocerse e investigarse.
d. El subsiguiente descenso del conocimiento comprobado, como una "corriente de iluminación" al cerebro, por medio del sutratma, el hilo del alma, el cordón plateado o vínculo magnético. Este hilo pasa por la mente y la ilumina. Los pensamientos, engendrados por la respuesta automática de chitta (sustancia mental) al conocimiento trasmitido, se plasman entonces en el cerebro y el ser humano en conciencia física llega a conocer lo que el alma conoce. Entonces se convierte en un iluminado.

A medida que este proceso se hace más frecuente y constante, se produce un cambio en el ser humano físico. Se sincroniza cada vez más con el alma. El factor tiempo queda relegado a segundo término durante la transmutación, y la iluminación del campo de conocimiento por la luz del alma y la del cerebro físico, es un acontecimiento instantáneo.

La luz de la cabeza se acrecienta en la correspondiente medida y el tercer ojo se desarrolla y funciona, como también el correspondiente [i254] "ojo" en los planos astral y mental; de esta manera el ego o alma puede iluminar los tres planos en los tres mundos, lo mismo que el reino del alma.

2. Lucidez de conciencia. El ser humano llega a tener lúcida y clara visión. Es consciente de su creciente poder, que le permitirá explicar y resolver todos los problemas, y no sólo esto, también hablará con lucidez y llegará a ser una de las fuerzas instructoras del mundo. Todo conocimiento conscientemente adquirido por propia iluminación, debe ser compartido y claramente transmitido a otros. Es el corolario de la iluminación.

3. Brillante surgimiento de la visión interna. Esto proporciona un nuevo y muy importante ángulo al tema. Es la definición de la capacidad de "ver dentro" de una forma; de llegar a la realidad subjetiva, que ha hecho de la envoltura objetiva lo que es. Esta visión interna es algo más que captación, simpatía y comprensión, las cuales sólo son efectos de aquélla, que es la capacidad de atravesar todas las formas y llegar a lo que éstas velan, porque esa realidad es idéntica a la realidad en uno mismo.

4. Iluminación del intelecto. Salvo que la mente o intelecto pueda captar y trasmitir lo que el alma sabe, los misterios no tienen explicación para el cerebro físico y el conocimiento que el alma posee será únicamente una visión bella e inalcanzable. Pero una vez que el intelecto está iluminado, puede trasmitir y plasmar en el cerebro las cosas ocultas, que sólo conocen los hijos de Dios, en su propio plano. De ahí la necesidad del método de Raja Yoga, o la [i255] ciencia de unión por medio del control y el desarrollo de la mente.

6. Esta iluminación es gradual; se desarrolla etapa tras etapa.

Se considera aquí la naturaleza evolutiva de todo crecimiento y desenvolvimiento y se recuerda al aspirante que nada se obtiene de inmediato, sino como resultado de un prolongado y constante esfuerzo.

Una de las cosas que todo aspirante a los misterios debería recordar es que ese crecimiento gradual y relativamente lento, constituye el método de todo proceso natural; este desenvolvimiento del alma sólo es, después de todo, uno de los grandes procesos de la naturaleza. Lo que el aspirante debe hacer es proporcionar las condiciones correctas. Así el crecimiento se desarrollará normalmente por sí mismo. La perseverancia, la paciente resistencia, la realización de un poco cada día, tiene más valor para el aspirante que la vigorosa precipitación y el esfuerzo entusiasta de la persona temperamental y emocional.

Forzar indebidamente el propio desarrollo acarrea definidos y específicos peligros. Se evitan cuando el estudiante se da cuenta de que el sendero es largo y que la inteligente comprensión de cada etapa en el sendero tiene más valor para él que los resultados obtenidos por el despertar prematuro de la naturaleza psíquica. El enunciado de que se ha de crecer como crece la flor, encierra una gran verdad oculta. Hay otro enunciado en Ec. 7: 16-17: ".No seas excesivamente justo… ¿por qué te has de destruir. . .?” [i256]

7. Estos tres últimos métodos del yoga tienen un efecto subjetivo más íntimo que los anteriores.

Los primeros cinco métodos tienen como finalidad principal preparar al presunto yogui. Guardando los Mandamientos y las Reglas, alcanzando el aplomo y el control rítmico de las energías del cuerpo y por el poder de retirar la conciencia y centrarla en la cabeza, el aspirante puede aprovechar y cultivar sin peligro los poderes de concentración, meditación y contemplación.

Habiendo hecho contacto con lo subjetivo en sí mismo y siendo consciente de lo interno, puede comenzar a trabajar con los métodos internos e íntimos.

Los ocho métodos de yoga sólo preparan al ser humano para ese estado de conciencia espiritual que trasciende el pensamiento, independientemente de cualquier germen de pensamiento; es amorfo y sólo puede ser descrito (y aún así inadecuadamente) con términos tales como: unificación, comprensión, identificación, conciencia nirvánica, etcétera.

Es inútil que el neófito intente comprender hasta no haber desarrollado el instrumento interno de comprensión; no tiene objeto que el ser humano mundano dude y pida que se le demuestren las cosas, si al mismo tiempo no está dispuesto (como al estudiar cualquier ciencia) a aprender el abecé y perfeccionarse en la técnica.

[i257] Johnston en su comentario dice:
"...Los métodos de crecimiento ya descritos conciernen a la liberación de las ataduras y velos psíquicos del hombre espiritual; en cambio debe aplicar este triple poder y así liberarse y permanecer sobre sus pies, contemplando la vida con los ojos abiertos".

8. Sin embargo, estos tres aún no corresponden a la verdadera meditación sin simiente (o samadhi), la cual no está basada en un objeto. Está libre de los efectos que produce la naturaleza discriminadora de la sustancia mental o chitta.

En todas las etapas previas el pensador ha sido consciente de sí mismo, el conocedor, y del campo de conocimiento. En las primeras etapas era consciente de la triplicidad, pues el instrumento de conocimiento era también reconocido, para ser más tarde trascendido y olvidado. Ahora viene la etapa final, objetivo de todas las prácticas de yoga, en que se conoce la unidad y en la cual hasta la dualidad es considerada una limitación. Sólo queda la conciencia del yo, el omnisciente y omnipotente conocedor, que es uno con el Todo, cuya naturaleza es percepción y energía. Como muy bien se ha dicho:

"Existen dos tipos de percepción: la percepción de las cosas vivientes y la de la Vida, o la percepción de las obras del alma y la del alma misma".

El expositor del yoga ansía describir los resultados de la meditación (algunos en relación con el psiquismo superior y otros con el psiquismo inferior). Los siete aforismos siguientes [i258] se refieren a la naturaleza de los objetos vistos y al control de la mente, a medida que el verdadero ser humano trata de enfocar sobre ellos el rayo iluminador de su mente.

Al estudiar estos resultados de la meditación en la esfera psíquica, debe tenerse en cuenta que los ocho métodos de yoga producen efectos definidos sobre la naturaleza inferior, causando ciertos desenvolvimientos y experiencias, que ponen al aspirante más conscientemente en armonía con los planos internos de los tres mundos. El proceso es seguro y necesario, siempre que sea el resultado del despertar del hombre en su propio plano y el dirigir a esos planos el ojo del alma por intermedio de la mente y del tercer ojo. La presencia del poder psíquico inferior puede significar, sin embargo, que el alma está dormida (desde el punto de vista del plano físico) y es incapaz de emplear su instrumento y que estas experiencias son, por lo tanto, el resultado de la actividad del plexo solar que produce percepción en el plano astral. Este tipo de psiquismo es un retorno al estado animal y a la etapa infantil de la raza humana, siendo indeseable y peligroso.

9. La secuencia de los estados mentales es la siguiente: la mente reacciona a lo que ve; luego llega el momento en que la mente es controlada. Sigue otro en que la sustancia mental o chitta responde a ambos factores. Finalmente desaparecen y rige totalmente la conciencia perceptora.

Si el estudiante analiza algunas traducciones de estos aforismos, hallará que la traducción de éste [i259] varía mucho, la mayoría son excesivamente ambiguas. Podemos ver esto en la traducción de Tatya:

"De dos corrientes de pensamientos autoreproductores las modificaciones que se producen en el órgano interno son las de la forma de "Nirodha", resultantes de Vyutthana y Nirodha respectivamente; la primera está subyugada y la segunda manifestada, y en el momento de la manifestación, el órgano interno (chitta) está involucrado en ambas corrientes”.

Las otras son aún más vagas, excepto la traducción de Johnston, la cual arroja mucha luz sobre el pensamiento involucrado:

"De los grados ascendentes surge el desenvolvimiento del control. Primero, hay que vencer la impresión mental de la excitación. Luego se manifiesta la impresión mental del control. Después del momento del control sigue la conciencia perceptora. Esto es el desenvolvimiento del control".

Quizás la manera más sencilla de entender esta idea es darse cuenta que el cerebro físico, cuando trata de meditar, percibe tres factores:

1. Es consciente del objeto de su meditación. Esto excita o impresiona su mente y pone en actividad las "modificaciones del principio pensante", o estimula la tendencia de la mente a crear formas mentales, haciendo que la sustancia mental adopte las formas correspondientes al objeto visto. [i260]

2. Luego se hace consciente de la necesidad de subyugar esta tendencia, entonces pone en acción su voluntad y aquieta y controla la sustancia mental, de modo que cese de modificarse y adquirir formas.

Gracias al esfuerzo firme y perseverante se neutraliza el orden consecutivo de estos dos estados de conciencia que, con el tiempo, se hacen simultáneos. El reconocimiento de un objeto y el control inmediato de la sustancia mental responsiva ocurren como un relámpago. Este es el estado llamado técnicamente "nirodha". Debe tenerse presente que, como dice Vivekananda:

"Si hay una modificación que impele a la mente a precipitarse externamente a través de los sentidos y el yogui trata de controlarla, ese mismo control constituye una modificación".

La impresión que la voluntad ejerce sobre la mente, la conducirá a asumir la forma que la controla, la cual llevará una modificación, que dependerá, en gran parte, del grado de evolución alcanzado por el aspirante, de la tendencia de sus pensamientos diarios y de la amplitud de su contacto egoico. Esta no es la verdadera y más elevada forma de contemplación, sino una de las primeras etapas, pero es más elevada que la concentración y la meditación con simiente, según se entiende por lo común, porque va seguida inevitablemente de la tercera etapa, la cual es muy importante.

3. Luego el yogui repentinamente se desliza fuera del estado inferior de conciencia, y se da cuenta que está identificado con el perceptor, con el pensador en su propio plano, y debido a que la mente está controlada y el [i261] objeto visto no evoca respuesta, la verdadera identidad puede percibir lo que hasta entonces ha estado velado.

Sin embargo, debería aclararse que el perceptor en su propio plano ha sido siempre consciente de lo que ahora reconoce. La diferencia está en que el instrumento, la mente, se halla bajo control, por lo tanto el pensador puede imprimir en el cerebro lo que percibe por la mente controlada. El ser humano, en el plano físico, también percibe simultáneamente y es posible, por primera vez, la verdadera meditación y contemplación. Al principio será durante breves segundos. Un destello de percepción intuitiva, un instante de visión y de iluminación y todo desaparece. La mente empieza de nuevo a modificarse y a entrar en actividad, pierde de vista la visión, el momento elevado ha pasado y la puerta al reino del alma parece cerrarse repentinamente. Pero se ha obtenido seguridad, registrado una vislumbre de la realidad en el cerebro y obtenido la garantía de una futura realización.

10. Cultivando este hábito mental se alcanzará la estabilidad de la percepción espiritual.

Este punto de equilibrio, entre la excitación de la mente y su control, se obtiene con mayor frecuencia por la constante repetición, hasta que se adquiere el hábito de estabilizarla. Una vez logrado, ocurren dos cosas: [i262]

1. El control instantáneo de la mente a voluntad, lo cual produce:
a. Una mente tranquila, libre de formas mentales.
Un cerebro pasivo y responsivo.
2. El descenso al cerebro físico de la conciencia del perceptor, el alma.

Este descenso se hace cada vez más claro, más informativo y está menos sujeto a interrupciones a medida que transcurre el tiempo, hasta que se establece una respuesta rítmica entre el alma y el ser humano en el plano físico. La mente y el cerebro están completamente sometidos al alma.

Debe tenerse en cuenta que esta condición de la mente y del cerebro es positiva y no un estado negativo.

11. El establecimiento de este hábito y la sujeción de la mente para apartarla de la tendencia a crear formas mentales, traen como resultado, en su oportunidad, el poder constante de contemplación.

Dada la claridad de este aforismo, poco tenemos que decir para explicarlo. Es una especie de resumen de los anteriores.

La idea que imparte es que debe alcanzarse un estado de permanente meditación. Aunque son de enorme valor los períodos en que se lleva a cabo un trabajo definido, durante ciertas horas específicas y determinadas, particularmente en las primeras etapas del desenvolvimiento del alma, no obstante, la condición ideal es mantenerse en un estado de realización durante todo el día y cada día. La capacidad de extraer a voluntad los recursos del ego, el reconocimiento constante de ser un hijo de Dios [i263] encarnado en el plano físico, y la capacidad de hacer descender cuando es necesario el poder y la fuerza del alma, es algo que con el tiempo logrará todo aspirante. Pero, primeramente, debe establecer el hábito del recogimiento y adquirir la capacidad de reprimir las modificaciones del principio pensante para lograr este deseable estado del ser.

12. Cuando el control ejercido por la mente y el factor controlador están equilibrados, entonces se produce la concentración unilateral.

El término sánscrito empleado es difícil de explicar con claridad. Tales términos como: concentración unilateral, en un sólo propósito, fija, sintética, perfecta, todos dan una idea de la condición de la mente que estamos considerando.

El aspirante es ahora deliberadamente inconsciente de todos los estados mentales relacionados con los tres mundos. Su atención está enfocada en un objeto específico, principalmente en la realidad o vida subjetiva, velada por la forma del objeto. Es además inconsciente de sí mismo, el pensador o conocedor; únicamente aquello contemplado es percibido en el verdadero sentido del término. Éste es el aspecto negativo.

Sin embargo, se ha de recordar que éste es un estado mental muy activo, porque la conciencia perceptora se da cuenta del objeto de una manera más comprensiva. La totalidad de las cualidades, aspectos y vibraciones le son revelados, así como también la energía esencial central que ha traído ese [i264] objeto particular a la manifestación. Esto queda revelado al proyectar directamente sobre el objeto la luz iluminadora de la mente. La conciencia perceptora se da cuenta también de su identificación con la realidad detrás de la forma. Esta es la verdadera comprensión ocultista, no tanto la comprensión del objeto, sino la identificación del ente con la vida que el objeto vela.

Esto en sí es una condición dual, aunque no en el sentido generalmente aceptado. Sin embargo, hay un estado de conciencia aún más elevado, cuando se comprende la unidad de la vida en todas las formas y no simplemente la unidad de la vida en un objeto específico.

13. Mediante este proceso se conocen los aspectos de cada objeto; entonces sus características (o forma), su naturaleza simbólica y su uso específico en la condición de tiempo (etapa de desarrollo) son conocidos y comprendidos.

Aquí debe tenerse en cuenta que toda forma de manifestación divina tiene tres aspectos, de manera que está hecha realmente a imagen de Dios, con todas sus potencialidades divinas. Esto también concierne al reino humano e igualmente a todas las formas. EL yogui perfectamente concentrado percibe esta triple naturaleza, ve los tres aspectos tal como son, pero sabe, al mismo tiempo, que constituyen un todo. En su comentario, Johnston resume con las siguientes palabras las ideas implicadas:

"... obtenemos una doble perspectiva de este objeto, viendo a la vez todas sus características individuales; [i265] su carácter esencial, especie y género, lo vemos en relación consigo mismo y con el Eterno".

En forma curiosa estos tres aspectos abarcan los tres de la ecuación tiempo, o la relación del objeto con su medio ambiente.

1. Características de la forma. Esta frase pone de manifiesto los aspectos tangibles y externos de la forma. Se refiere al aspecto materia de la idea en manifestación; primero considera y luego descarta aquello con que ha hecho contacto por medio de los sentidos. Dicha forma es el resultado del pasado, y se reconocen las limitaciones relativas a su etapa de evolución. Cada forma contiene en sí la evidencia de los ciclos anteriores y ello puede observarse en:

a. su grado de vibración,
b. la naturaleza de su ritmo,
c. la cantidad de luz que permite manifestar,
d. su color esotérico.

2. Naturaleza simbólica. Cada objeto no es más que el símbolo de una realidad. La diferencia en el desarrollo de las formas que simbolizan o corporifican esa realidad constituye la garantía de que, en fecha futura, todos los símbolos alcanzarán la fructificación de su misión. El símbolo es una idea corporificada, la manifestación de alguna vida en la existencia objetiva. Este es el aspecto conciencia, y dos grandes revelaciones están latentes en todo símbolo y forma: [i266]

a. La revelación de la plena conciencia o el surgimiento de la respuesta al contacto, el cual está en potencia o difiere aún en todas las formas, pero puede producirse y se producirá hasta adquirir su máxima percepción.

b. La revelación de aquello que el aspecto conciencia (el segundo aspecto) oculta. La revelación del alma conduce a la manifestación de la vida una. La manifestación del Hijo de Dios lleva al conocimiento del Padre. El resplandor del yo superior, por medio del yo inferior, revela al yo divino o espiritual. La matriz contiene al diamante, y cuando la matriz revela su joya oculta y se realiza el trabajo de tallado y pulido, puede verse la gloria de la joya. Cuando la planta de loto ha alcanzado la madurez, aparece la flor y se abre y, en medio de sus pétalos, puede verse la "Joya en el Loto" (Om Mani Padme Hum).

c. Este aspecto simbólico es común a todas las formas; sea el símbolo un átomo de sustancia, un mineral, un árbol, un animal o "la forma del Hijo de Dios", se hallará que oculta la joya del primer aspecto. Hará conocer su presencia por medio de la cualidad de la conciencia en alguno de sus innumerables estados.

3. Empleo específico en la condición de tiempo. Al concentrarse el yogui unilateralmente sobre la forma u objeto, medita sobre su cualidad (el aspecto subjetivo o naturaleza simbólica) y contempla la vida que la forma oculta, aunque atestiguada por el factor conciencia; entonces llega a ser consciente de la actual etapa [i267] de desarrollo y así quedan revelados a su intuición el pasado, el presente y el futuro.


Por lo tanto, será evidente, hasta para el lector ocasional, que si se desarrolla correctamente la meditación en las tres etapas mencionadas, todo conocimiento es posible para el yogui; el Eterno Ahora es para él una realidad efectiva en la naturaleza y puede colaborar inteligentemente en el plan evolutivo. El servicio tiene entonces por base la total comprensión.

14. Las características de cada objeto se adquieren: están en manifestación o latentes.

Este aforismo contiene más o menos la misma idea del anterior. En tiempo y espacio todas las características tienen un valor relativo. La meta es una, el origen uno, pero debido a los diferentes grados de vibración de los siete grandes alientos o corrientes de energía divina, toda vida contenida en ellos difiere y es distinta. El grado de desarrollo de los siete Señores de los Rayos es distinto. El desenvolvimiento de la vida de los diversos Logos planetarios, o de los siete Espíritus ante el Trono de Dios, no es uniforme, y los átomos de Sus cuerpos, o las Mónadas que constituyen Sus vehículos, no tienen por lo tanto desarrollo uniforme.

Este tópico es muy vasto y sólo podemos ocuparnos aquí muy brevemente. Los estudiantes hallarán útil e interesante buscar la información, dada en las distintas presentaciones de la verdad una, acerca de las grandes Vidas en las cuales "vivimos, nos movemos y tenemos [i268] nuestro ser". Podrían estudiarse bajo las siguientes denominaciones:

1. los siete Rayos,
2. los siete Espíritus ante el Trono,
3. los siete Logos planetarios,
4. los siete grandes Señores,
5. los siete Eones,
6. las siete Emanaciones,
7. los siete Prajapatis,

y otras denominaciones menos conocidas, de cuyo estudio se obtendrá mucha luz.

En forma característica (teniendo en cuenta el punto específico de desenvolvimiento o carencia del mismo), al conocedor se le revela:

a. a totalidad de lo adquirido. Lo que el pasado ha dado. Este es el acorde total que el alma de ese objeto es aún capaz de emitir.

b. La serie particular de cualidades, extraídas de la adquisición total, que la vida manifiesta por medio de alguna forma específica. Esta es la nota que corresponde al presente acorde adquirido, que el alma del objeto ha elegido emitir.

c. Lo que está latente y es posible. Este conocimiento será dual, y revelará primero las posibilidades latentes que deberán desarrollarse por medio de la forma contemplada, y segundo, las posibilidades latentes, susceptibles de ser desarrolladas en el actual ciclo mundial, por medio de diversas formas. Esto abarca los desarrollos futuros, que proporcionan al yogui el acorde completo, una vez finalizado el gran ciclo evolutivo. [i269]