Navegar por los Capítulos de este Libro

CAPÍTULO II LAS GLÁNDULAS Y LA CONDUCTA HUMANA

 

Capítulo ii

Las glándulas y la conducta humana

[i30] El estudio de las glándulas está en su infancia. En toda literatura sobre este tema, se afirma que muy poco se sabe y que la esencia interna –llamada técnicamente "hormona"– de las diversas secreciones glandulares, no ha sido aún descubierta y el tema está velado por el misterio. Si bien es cierto que fueron descubiertas las secreciones de ciertas glándulas y que en lenguaje común se oye hablar de la glándula tiroides y de la administración de extracto tiroideo, en algunos casos las secreciones de la mayoría de las glándulas son desconocidas, o fueron aisladas parcialmente.

Bajo estas circunstancias, un lego inteligente, aunque carezca de preparación científica en medicina o en psicología académica, lleno de paciencia y de un buen diccionario, no debe vacilar en aventurarse a analizar el tema de las glándulas y de sus secreciones y efectos, y después de examinar diligentemente el material disponible, investigar el campo e informar sobre él. Tal investigación puede ser realmente de verdadero valor para el público, al proporcionarle un resumen sobre una rama importante de la investigación. Puede ser también de sustancial ayuda, aún para el expositor entrenado, que no sólo le permitirá corroborar [i31] la impresión que la literatura técnica hace sobre los demás, sino especialmente porque una mente fresca, no recargada de datos científicos, adquiere con frecuencia una mejor perspectiva de todo el campo. Esto sería particularmente así, si quien investiga y expone de este modo, está versado de antemano en las creencias antiguas de la raza y en las convicciones legendarias de oriente sobre el tema general de la psicología.

Al considerar el sistema endocrino, no es mi intención describirlo en términos y efectos comunes fisiológicos, tales como su relación con el desarrollo del cuerpo, el cabello, el corazón, la sangre y los órganos genitales. Todo esto puede hallarse en cualquier libro de medicina, hasta en los publicados en el último siglo. Mi intención más bien es averiguar qué infieren de su estudio sobre las glándulas los investigadores avanzados y modernos, los médicos y los psicólogos: cuáles son los efectos que producen en la conducta humana, y qué valor tienen las pretensiones, frecuentemente expuestas, de que las misteriosas secreciones internas son responsables de las acciones, las emociones y la mentalidad del individuo, es decir, el ser humano mismo. Según ellos, comprender las glándulas, es conocer al ser humano.

Considerando las glándulas en este sentido, citaré mayormente lo que dicen los libros disponibles, no para que me consideren una autoridad, sino porque así puedo reflejar el punto de vista expuesto, en forma más fresca y vívida. Al final de este libro se expone una bibliografía parcial.

[i32] Estos libros y los investigadores entrenados emplean una terminología que anonada al lector común. Por ejemplo, las hormonas secretadas por la glándula tiroides, son denominadas Tetrayodotironina y Triyodotironina. Si es posible evitaré tales expresiones jocosas.

Antes de considerar las glándulas sería bueno determinar qué entendemos por "psicología". Al menos en Occidente, se ha abandonado su significado etimológico, de logos o ley, de psiquis o alma. El Dr. Daniel B. Leary[1] la definió recientemente, con toda claridad:

"Es la ciencia de la conducta humana, en la más amplia acepción de la palabra 'conducta', en el sentido que incluye todo cuanto hacen los seres humanos y lo que éstos poseen. En este sentido la conducta de toda la personalidad integrada está siendo investigada.

"La psicología se ocupa de todo el organismo como de un individuo integrado y orientado en contacto con otros individuos, en un medio ambiente externo complejo, parcialmente físico y parcialmente social, en resumen, como una personalidad.

"La conducta de los seres humanos, psicológicamente hablando... se reduce a su vez a hechos y descubrimientos fisiológicos y también al campo de la biología, luego al de la bioquímica, después al de la química en general, y más adelante e inevitablemente, al de la física como ciencia de la materia en movimiento".

La Psicología es, por lo tanto, la ciencia de la actividad del ser humano como organismo viviente en el [i33] entorno en el que se halla –la ciencia de la interacción entre el ser humano y ese medio ambiente. Es la ciencia de la conducta humana, pero no en el sentido ético de conducta correcta o errónea. Es la ciencia del comportamiento humano, la de la personalidad. Pero ¿qué hay detrás de este comportamiento? Dice William E. Hocking[2]: "El yo es en realidad un sistema de comportamiento. Es un sistema de comportamiento objetivista, que surge de una persistente esperanza. La médula del yo es su esperanza".

La esperanza de que la vida llegue a ser algo más grande de lo que ha sido hasta ahora, es realmente una constante esperanza. Sin embargo, sabemos que para realizarla, debemos nosotros mismos ayudar a alcanzar esa realización. De allí la conducta objetivista de que habla Hocking.

En este campo de la conducta humana y de la personalidad, hay tres factores principales. Primero, tenemos el medio ambiente, que es algo más que un simple hecho presente o conjunto de hechos, o un mero escenario pasivo donde se representa el drama. Se lo ha definido como "todo lo que no es organismo, cultural, social, físico o como se quiera, presente en forma real o simplemente registrado"[3]. Segundo, existe el mecanismo humano, especialmente el de respuesta, del cual trataremos ahora más detalladamente. Por último tenemos la conducta o el resultado de la interrelación entre el medio ambiente y el mecanismo de respuesta, y dado cierto medio ambiente y [i34] determinado mecanismo de respuesta, se consideran inevitables algunas líneas de conducta –la interacción de estos tres da por resultado el comportamiento humano.

Aquí nos ocupamos lógicamente, del segundo factor principal, el mecanismo de respuesta.

En ese mecanismo ciertos aspectos del mismo exigen mayor atención que otros, por ejemplo, los sistemas nervioso y endocrino, que funcionan estrechamente coordinados en la estructura humana.

Mediante el sistema nervioso, quizás la parte más intrincada y maravillosa de la estructura humana, entramos en contacto con nuestro medio ambiente, el mundo externo, y nos adaptamos para actuar en él.

Por medio de este sistema, llegamos a ser conscientes de lo tangible y, por medio de la red de nervios más la médula espinal y el cerebro, nos hacemos conscientes de la incesante información que se nos imparte. Circulan mensajes a lo largo de millones de líneas telegráficas de nuestros nervios hasta la central de nuestro cerebro; allí son transformados, por algún medio misterioso, en información. Respondiendo a esa información, se inicia una actividad inversa y somos energizados para actuar.

Conjuntamente con este despliegue de energía nerviosa, entrante y saliente, ocurren actividades paralelas en el sistema de las glándulas de secreción interna (y el sistema muscular), y la actividad entrelazada es tan grande, que a no ser que las glándulas de secreción interna funcionen normalmente, no habrá respuesta adecuada [i35] a la información telegrafiada ni trasformación de un tipo de energía a otro.

Todo este mecanismo de respuesta y la mecánica del proceso, han sido resumidos en los términos siguientes:

"Un organismo es un dispositivo transformador que convierte la energía entrante del medio ambiente, recibida a través de los receptores, en energía saliente, en forma de trabajo muscular y glandular, y al mismo tiempo, como dispositivo trasformador se trasforma a sí mismo en esas y también otras energías, originando internamente el estímulo. Ambos, el estímulo y el producto de la energía, cooperan en el acto completo o conducta del organismo".[4]

El sistema nervioso y los músculos pueden ser descritos superficialmente como el mecanismo físico de respuesta a los medios por los cuales se responde físicamente al medio ambiente, y el sistema nervioso y las glándulas de secreción interna como el mecanismo de respuesta inteligente y emocional, y el medio para responder efectivamente.

Se alega que esta última interacción entre el mecanismo y el medio ambiente produce la conducta y el comportamiento; que el sentimiento y la actividad mental tienen su asiento en el sistema endocrino, y que hasta la misma naturaleza del hombre se justifica así. "Es probablemente verdad", continúa diciendo el Dr. Leary[5], "que a la larga, cuando la actual especulación haya sido sustituida por un conocimiento más preciso y mejor [i36] cimentado, encontraremos la sede del temperamento en las glándulas de secreción interna o en relación con ellas."

El Dr. H. H. Rubin[6] dice que "estamos llegando rápidamente a la creencia de que todo lo que somos y lo que podemos esperar ser, depende en gran parte, de haber nacido con las glándulas de secreción interna normales o anormales". A su vez el Dr. D. Leary[7] dice: "Las emociones están más estrechamente relacionadas con los órganos internos, con los músculos estriados y con las glándulas de secreción interna, que con los instintos". El Dr. I. G. Cobb[8] dice, "... sólo tres partículas y media de secreción de la tiroides separan la inteligencia de la idiotez. Es triste reconocer que la ausencia de una sustancia química pueda dar como resultado la falta de desarrollo de la mente y del cuerpo de un individuo".

El Dr. Cobb dice también en la introducción[9] que: "Es indiscutible la actividad de las glándulas para determinar la construcción del cuerpo; la perspectiva mental –'los complejos del comportamiento'– del individuo parece depender del bienestar físico; el bienestar físico depende sin duda de la acción e interacción exitosa y de las diversas secreciones glandulares...

"Aunque todavía estamos tan sólo bordeando el asunto, hemos avanzado bastante para reconocer que, así como se establecen ciertas normas en el cuerpo, por un [i37] arreglo particular de las glándulas de secreción interna, también la mente recibe su cuota de la misma fuente".

El profesor J. S. HuxIey, citado por el Dr. Cobb, en una de sus conferencias dijo: "Es evidente que el temperamento es aún más importante que el intelecto puro para obtener éxito; en gran parte es una cuestión de equilibrio de las diversas glándulas de secreción interna –tiroides, pituitaria y otras. Puede ocurrir muy bien, que la fisiología aplicada del futuro, descubrirá el modo de modificar el temperamento".[10]

Respecto a esta cuestión del temperamento, hace notar el Dr. W. E. Hocking[11] "No hay la más mínima razón para dudar del hecho general del profundo efecto ejercido sobre el temperamento por las glándulas de secreción interna, tales como la tiroides, las glándulas intersticiales o las suprarrenales. El estímulo de ciertas glándulas, la inyección de sus productos o la nutrición con ellas, pueden producir cambios que antes hubieran sido conceptuados milagrosos. La administración de tiroxina a un cretino puede  llevarlo a un estado parecido al normal; si se suspende la dosis, vuelve a su condición original; si se aumenta la dosis, lamentablemente ni él ni nadie se eleva de la normalidad al genio; sólo producimos otra forma de anormalidad. Hasta ahora no hubo un descubrimiento químico que justifique abrigar la esperanza de mejorar al ser humano normal. En verdad, ciertas drogas hacen que el individuo se sienta genio, pero si los resultados no son juzgados de acuerdo a la misma influencia, resultarán extrañamente decepcionantes. No podemos, por lo tanto, alentar demasiadas esperanzas sobre [i38] el futuro del género humano, fundándonos en estos descubrimientos. Pero en cierto y genuino sentido, el alma tiene su química, y una deficiencia de yodo convertirá en idiota a un hombre inteligente."

Por lo tanto, la consideración de las glándulas de secreción interna y de su efecto, no sólo sobre la estructura física sino también sobre la conducta, es de vital importancia. ¿Qué son las glándulas? Y, especialmente, ¿qué son las glándulas de secreción interna, tan frecuentemente nombradas? El Dr. I. G. Cobb[12] dice:

"Las glándulas pueden ser divididas en dos grupos principales: las que conciernen al sistema de drenaje –las glándulas linfáticas– y las que segregan productos para ser utilizados en la actividad corporal. De las glándulas linfáticas no nos ocuparemos aquí. El segundo grupo, cuya función consiste en proporcionar fluidos que actuando mutua y concertadamente controlan y regulan los procesos corporales, se compone de dos subdivisiones.

"La primera contiene glándulas con conductos, por los cuales descargan su contenido. La segunda no posee conductos; sus secreciones son absorbidas directamente por la corriente sanguínea, siendo conocidas como glándulas de secreción interna u 'órganos endocrinos', siendo su producto denominado secreciones internas. Se llama 'endocrinología' al estudio de las glándulas de secreción interna."

Debe observarse que la palabra "endocrino" viene de la voz griega "krinein", que significa “separar” . El Dr. H. H. Rubin[13] dice:

[i39] "A estas glándulas de secreción interna u órganos de secreción, se los llama con frecuencia 'glándulas endocrinas'. Sus secreciones son absorbidas directamente por la sangre, y de allí, a las corrientes de linfa nutridora –parecería que el cuerpo suministra sus drogas.

"Estas secreciones contienen las 'hormonas', o mensajeros químicos del organismo, que excitan algunas de las más maravillosas reacciones conocidas en fisiología. Se ha llegado a declarar que las hormonas son para la fisiología, lo que es el radio para la química".

Este sistema de glándulas endocrinas constituye funcionalmente una unidad, cuyos componentes trabajan con la máxima colaboración o interdependencia. Dice el Dr. Louis Berman[14], que "el cuerpo de la mente es una perfecta corporación, de la cual son rectoras las glándulas de secreción interna... Detrás del cuerpo y de la mente se halla este panel de regentes". Todas las glándulas trabajan al unísono. Se sabe que correlacionan su actividad, se equilibran mutuamente y, mediante su efecto unido, se dice que hacen del hombre lo que él es.

Forman en realidad, un sistema estrechamente entrelazado, con funciones y organismos claramente diferentes de los de otros sistemas existentes en el mecanismo de la estructura humana. Los sistemas sanguíneo y nervioso cumplen sus propias actividades, pero están estrechamente vinculados con el sistema endocrino. La sangre actúa misteriosamente como portadora de las hormonas peculiares de las diferentes glándulas, y el sistema nervioso [i40] parece estar más específicamente relacionado con el desarrollo psíquico, derivado del funcionamiento, normal o anormal, de las glándulas endocrinas.

En esta discusión del sistema endocrino, llegamos lógicamente a la pregunta: ¿qué son separadamente las glándulas de secreción interna?

Empezando por la cabeza y descendiendo, hay siete glándulas de especial importancia para ser clasificadas, y son:

Nombre                           Ubicación                     Secreción[15]

1.  Glándula pineal.................. ……….cabeza......................... ………desconocida

2.  Pituitaria............................ ……….cabeza

              anterior.................................................................... ………desconocida

              posterior................................................................... ………pituitrina

3.  Tiroides............................. ……….garganta...................... ………tiroxina

4.  Timo  ……………………………….parte superior del pecho ………desconocida

5.  Páncreas............................. ………región del plexo solar.... ………insulina

6.  Suprarrenales...................... ……… detrás de los riñones

corteza.................................................................... ………desconocida

médula.................................................................... ………adrenalina

7.  Gónadas............................. ... abdomen inferior................. testosterona y estrógenos                                     

        

De este modo tenemos distribuido entre la cabeza y el tronco una red de importantes glándulas que, según se pretende, rigen la estructura, desarrollo y cambios químicos del cuerpo y fisiológicamente son responsables de las reacciones emotivas y de los procesos mentales del ser humano. De allí que sean productoras de sus [i41] cualidades, buenas o malas, de su comportamiento, de la conducción de sus asuntos y de su mismo carácter.

Consideraremos ahora las siete glándulas mencionadas, pero limitando nuestra exposición a sus efectos mentales y psíquicos.

        1. Glándula pineal –ubicada en la cabeza– secreción desconocida.

La glándula pineal tiene forma cónica, del tamaño de un guisante, y se halla en el centro del cerebro en una pequeña cavidad, detrás y por encima de la glándula pituitaria, la cual está ubicada un poco más atrás de la raíz de la nariz. La glándula pineal está pegada al tercer ventrículo del cerebro. Contiene un pigmento similar al de la retina del ojo, y también depósitos de lo que se ha llamado "partículas de arenillas cerebrales". El Dr. Frederick Tilney[16] dice:

"Se han hecho numerosas tentativas para determinar la función –si tiene alguna– de la glándula pineal. ¿Es indispensable para vivir o desempeña un papel importante en alguna fase particular de la actividad metabólica? Quizá podamos admitir que este órgano posee una función en el hombre y en la mayor parte de los mamíferos. No es improbable que esta función esté determinada, particularmente, por una secreción interna, secreción que, sin embargo, no es indispensable para vivir. La influencia exacta de la secreción pineal, es aún oscura".

También se ha insinuado que esta glándula regula nuestra susceptibilidad a la luz; que tiene un efecto definido sobre lo naturaleza sexual; que está relacionada con el desarrollo del cerebro, y que su funcionamiento [i42] activo produce la precocidad intelectual, como se indica claramente en el caso histórico que va a citarse más adelante. Se ha denominado a esta glándula el tercer ojo y también el ojo del Cíclope. Aparte de estos hechos y conjeturas, los investigadores dicen francamente que nada saben, y que los experimentos han aportado poca luz. Se ha experimentado alimentando a niños y a personas anormales con extracto de glándula pineal, pero la respuesta fue nula cuando el sujeto tenía más de quince años de edad, y contradictoria en los demás casos, por lo cual fue imposible llegar a conclusiones.

Hasta hace pocas décadas, se concedió escasa importancia a la glándula pineal. Ocurrió entonces el caso, registrado por el Dr. Louis Berman[17], de un niño que fue llevado a una clínica alemana, padeciendo de trastornos visuales y de dolores de cabeza. Tenía cinco años de edad y era muy desarrollado (aparentemente, había llegado a la edad de la adolescencia). Mentalmente era brillante en forma anormal y discutía temas metafísicos y espirituales. Tenía una fuerte conciencia grupal, y sólo era feliz cuando compartía con otros lo que tenía. Después que ingresó en la clínica empeoró y murió un mes más tarde. La autopsia reveló un tumor en la glándula pineal.

Como se verá más adelante, dicho caso tiene un interés especial, en vista de las conclusiones a que llegaron los filósofos orientales.

La mayoría de los libros dicen que, según los filósofos antiguos, la glándula pineal era la sede del alma, y se cita con frecuencia a Descartes, que [i43] decía: "En el ser humano, el alma y el cuerpo hacen contacto en un solo punto, la glándula pineal, que está en la cabeza".

En la antigua creencia de que la glándula pineal es la sede del alma y en el hecho aparentemente establecido de que sea una glándula característica de la infancia y que se atrofia después, ¿no hay quizás alguna conexión real e indicación de la verdad oculta? Los niños tienen una gran facilidad para creer en Dios y reconocerlo. Cristo decía: "El reino de los Cielos está en vosotros, y a menos que volváis a ser niños, no entraréis en el Reino de los Cielos".

Veamos también la "Oda a las Vislumbres de la Inmortalidad", extraída de "Reminiscencias de la Primera Infancia", de Wordsworth.

Nuestro nacimiento es un sueño y un olvido;

y el alma que nace con nosotros, estrella es de nuestra vida;

ha tenido su ocaso en otra parte

y de muy lejos viene;

no venimos con total olvido,

ni completa desnudez,

sino dejando una estela de nubes de gloria, venimos

de Dios que es nuestro hogar:

El cielo nos circunda en nuestra infancia,

las sombras de la cárcel comienzan a cerrarse

sobre el niño que crece,

pero contempla la luz, y de donde viene,

viéndola en su alegría.

El joven que cada día se aleja de Oriente

es un sacerdote de la naturaleza,

y la visión espléndida

lo acompaña en su camino.

[i44] A la larga el hombre percibe cómo desaparece,

y se desvanece en la luz cotidiana.

La filosofía oriental confirma esta posible conexión entre la glándula pineal y el alma.

        2. La glándula pituitaria –ubicada en la cabeza– cuya secreción del lóbulo anterior es desconocida y la del posterior es la pituitrina.

El interés por la glándula pituitaria fue evidente durante siglos, pero hasta fines del siglo xix, tan poco se sabía sobre ella que era considerada un órgano de secreción externa. Constituye realmente dos glándulas en una. Tiene el tamaño aproximado de un guisante, y está ubicada en la base del cerebro, a corta distancia y detrás de la raíz de la nariz.

Esta glándula ha sido llamada "el tesoro predilecto de la naturaleza", está alojada en un nicho, como si fuera "un cráneo dentro de otro". Como ocurre con la mayoría de las glándulas, en una u otra forma, tiene una estrecha relación con el sexo, y también con los fenómenos periódicos tales como el sueño y las épocas sexuales. Se dice que provee el continuo esfuerzo y el consumo de la energía y es esencial para la vida. Se cree que estimula células cerebrales, que influye en forma directa e importante sobre la personalidad, también que el insuficiente desarrollo pituitario, causa o por lo menos acompaña, una conspicua inferioridad moral e intelectual y la carencia de autocontrol, pero cuando hay un buen desarrollo pituitario, habrá también una pronunciada actividad y resistencia mentales. Parece tener una relación muy estrecha con nuestras cualidades mentales y emotivas.

[i45] Según he dicho, la pituitaria es realmente dos glándulas en una. La secreción de la pituitaria posterior es la pituitrina.

"La post‑pituitaria rige el instinto sexual maternal y su sublimación, los instintos sociales creadores... Puede decirse que energiza profundamente la ternura emotiva... Porque todos los sentimientos básicos (opuestos al sentimentalismo intelectualizado de autoprotección), la ternura del corazón, la simpatía y la impresionabilidad, están entretejidos con sus funciones".

La secreción de la antepituitaria es desconocida:

"La antepituitaria ha sido descrita como la glándula de la intelectualidad... Entendemos por intelectualidad, la capacidad de la mente para controlar el medio ambiente mediante conceptos e ideas abstractas".[18]

Luego añade[19]: "La actividad mental va acompañada por una creciente función de la antepituitaria si es intelectual, y de la post‑pituitaria si es emocional."

Del estudio de estos comentarios se deduce claramente que las cualidades personales –emociones denominadas instintos maternales que compartimos con los animales, amor a nuestros semejantes, o amor a Dios– se consideran dependientes, en gran parte, de la condición de la glándula pituitaria, así como también de la capacidad de razonar.

Planteado el problema desde un punto de vista diferente, quien estudia la sabiduría oriental prueba la relativa exactitud de todas estas inferencias.

[i46] 3. La tiroides –ubicada en la garganta– cuya secreción es la tiroxina.

De la glándula tiroides se sabe más que de la glándula pineal o del cuerpo pituitario, lo cual es de esperar desde el punto de vista de la sabiduría oriental. Esta glándula se halla a horcajadas del cuello, sobre la tráquea, cerca de la laringe, siendo de gran tamaño. En un tiempo fue considerada glándula sexual; llamada con frecuencia “el tercer ovario”, siempre está implicada en los casos referentes a los ovarios. En los vertebrados inferiores está claramente conectada con los conductos de los órganos sexuales, pero en la marcha ascendente de la evolución "tal relación se pierde, la tiroides emigra cada vez más a la región de la cabeza, para convertirse en el vínculo entre el sexo y el cerebro"[20]. Se la llama el gran diferenciador de los tejidos, y tiene un poder antitóxico que impide el envenenamiento, acrecentando la resistencia a las toxinas.

La glándula tiroides controla ante todo, sin embargo, el metabolismo de la energía. Se la llama el lubrificador eficiente de la transformación de la energía y el gran catalizador de la energía del cuerpo. Controla la velocidad del vivir y es la piedra clave del sistema endocrino, siendo indispensable para la vida.

Basándose en investigaciones con personas con deficiencia mental, los investigadores llegaron a la conclusión de que, según las palabras del Dr. Louis Berman[21]:

"Sin tiroides no puede haber complejidad de pensamiento, ni cultura, ni educación, ni formación de hábitos, [i47] ni energía que responda a las situaciones, así como tampoco desenvolvimiento físico de funciones y facultades, ni reproducción de la especie, y ningún signo de adolescencia en la edad debida, ni manifestación posterior de las tendencias sexuales... "

Se dice también que[22]:

    "La sensibilidad, la capacidad de discernir entre los grados de sensación y de agudeza de percepción, es otra cualidad de la tiroides. Cuanto más energética es la tiroides, tanto más sensible es el individuo. Cuanto más sensible a las cosas, siente más rápidamente el dolor, porque llega con mayor rapidez a la etapa en que el estímulo perjudica a su sistema nervioso".

Tanto la tiroides como la pituitaria, tienen también estrecha conexión con la memoria[23].

"... la pituitaria parece estar relacionada con la preservación del depósito de la memoria... La memoria de la tiroides se aplica particularmente a la percepción y a los preceptos; la pituitaria a la concepción (lectura, estudio, pensamiento) y a los conceptos".

4. La glándula timo –ubicada en la parte superior del pecho–, de secreción desconocida.

De la glándula timo nada sabemos prácticamente; es la más misteriosa de todas. Análogamente a la glándula pineal, es considerada también la glándula de la niñez, pero de ambas se ha eludido hasta ahora la investigación.

La glándula timo está situada en el pecho, abarca la porción superior del corazón y quizá tenga relación con la nutrición y el crecimiento... Parece estar [i48] conectada con la naturaleza irresponsable del niño y, cuando funciona excesivamente en los adultos, produce al hombre o mujer irresponsable y a los amorales.

5. El páncreas –ubicado en la región del plexo solar– secreción, la insulina.

La mayor parte de la información dada en relación con el páncreas es estrictamente fisiológica, por lo tanto está fuera de lugar aquí. Basta decir, sin embargo, que se halla en el abdomen, cerca del plexo solar (el cerebro de la naturaleza animal instintiva), y concierne íntimamente a la movilización de la energía para fines físicos y mentales". Tiene dos secreciones, ambas de insulina; una, relacionada con el proceso digestivo, y la otra se sabe que es vital para el metabolismo del azúcar para las células. Sin suficiente azúcar para las células ningún trabajo muscular o nervioso (esencial en la lucha por la existencia) es posible[24].

6. Las suprarrenales –ubicadas detrás de los riñones– la secreción de la corteza suprarrenal es desconocida, la de la médula suprarrenal es la adrenalina.

Las glándulas suprarrenales son en sí dobles y están situadas a ambos lados del abdomen, a horcajadas y detrás de los riñones. Tienen que ver con el crecimiento general y el desarrollo de las células cerebrales. La secreción de la corteza de las suprarrenales (aún innominada), es una fuente de secreción interna productora de la madurez.

[i49] En todo caso, las glándulas suprarrenales son primordialmente las glándulas combativas. Producen esa respuesta inmediata y activa que el hombre demuestra en los momentos de peligro o ira, estimulándose su secreción en las emergencias. El dolor, la ira y el temor, tienen efecto definido sobre su secreción y se dice[25] que "toda su médula segrega la sustancia que produce el fenómeno del temor y la de su corteza predomina en las reacciones iracundas".

También que:[26]

"El valor está tan estrechamente relacionado con el temor y la cólera, que siempre se los asocia en toda discusión. Generalmente se cree que el valor es la emoción contraria al temor. De allí coaligamos que el valor significa sencillamente la inhibición de la médula suprarrenal. De hecho, el mecanismo del valor es más complejo. Hay que distinguir entre el valor animal y el valor deliberado. El valor animal es, literalmente, el de la bestia. Según se ha observado, los animales que tienen mayor cantidad de corteza suprarrenal, son los más belicosos, agresivos y acometedores, los reyes de los campos y de las selvas. La emoción que experimentan, probablemente es la ira, con sed de sangre, sin preocuparse de las consecuencias. El objeto atacado actúa como trapo rojo ante un toro, estimulando la afluencia de la secreción de la corteza suprarrenal, excitando el instinto de la ira, según se dice, por la nueva condición de la sangre. En el valor deliberado hay algo más que instinto. Tenemos un acto volitivo, un despliegue de la voluntad. Admitiendo que, sin corteza suprarrenal, tal valor sería imposible, el principal crédito para el valor [i50] debería adjudicársele a la antepituitaria. La adecuada conjunción de su secreción y la de la corteza suprarrenal produce el verdadero valor. Así actos de valor fueron registrados más frecuentemente en individuos de tipo antepituitario".

7. Las gónadas –ubicadas en el bajo vientre– secreción de los testículos y de los ovarios.

Las gónadas o glándulas intersticiales, son las glándulas sexuales de secreción externa, pero se sabe que tienen también una secreción interna. Su común secreción es el medio para la reproducción. Es innecesario extenderse mucho sobre los efectos de las gónadas en la personalidad. El impulso sexual y sus varios efectos subsidiarios, tanto físicos como psíquicos, han sido bien estudiados y reconocidos, y tales estudios, en gran parte referentes a perversiones e inhibiciones, han probado ser de suprema importancia para comprender a la humanidad. Algunos psicólogos relacionan todas las reacciones humanas (físicas, emocionales y mentales) con el sexo y únicamente con éste. Sabemos que detrás de cada posición extrema hay un fondo de verdad. Otros consideran que el sexo representa un papel importante, pero no es responsable de todo. La sabiduría oriental ofrece una interpretación que merece ser considerada, y aparecerá cuando estudiemos los centros de fuerza y su relación con las glándulas.

De todo lo anterior y de muchos libros y artículos leídos sobre el tema, puede darse el siguiente breve resumen:

[i51] Toda la cuestión permanece en un estado experimental y queda aún mucho por hacer. Sin embargo, se observará que existe estrecha relación entre las glándulas y sus funciones similares. La mayoría tiene que ver con el metabolismo del cuerpo y con el crecimiento, y todas parecen estar estrechamente relacionadas con la vida sexual. Final y aparentemente, determinan el tipo y el temperamento de la personalidad.

Siendo la ciencia, como es, experimental, el hombre parece haber sido por fin psicoanalizado y comprendido. Esos procesos sutiles e intangibles, llamados emociones y conceptos mentales, lo explican en términos de materia. Todo lo que el individuo es, se achaca a las glándulas, al sistema nervioso, al desarrollo bueno o malo y al funcionamiento del mecanismo humano de contacto y de respuesta. A un santo se lo podría convertir en un pecador y a un pecador en un santo, y esto simplemente acrecentando o disminuyendo ciertas secreciones internas. Así, el ser humano no sería mejor ni peor que el equipo con el cual viene al mundo, y el mecanismo es la suma total del ser humano. Puede mejorarlo o emplearlo erróneamente; pero ese mecanismo sería el factor determinante. Así se elimina el libre albedrío y se niega la inmortalidad. Lo mejor que puede hacer el ser humano es actuar de modo de sentirse feliz y aceptar también la responsabilidad de construir cuerpos más perfectos, para que en la próxima generación pueda manifestarse mejor físicamente.

Estemos de acuerdo o discrepemos con esas conclusiones, debemos al menos admitir que, siendo el mecanismo el objeto de todo estudio, sería eventualmente [i52] posible establecer las leyes y métodos por los cuales puedan construirse cuerpos perfectos que, a su vez, sean los instrumentos por los que funcione una naturaleza psíquica perfecta.

Pero, ¿son correctas estas conclusiones sobre las glándulas endocrinas? ¿Está el hombre bien clasificado y rotulado en líneas generales que sólo nos resta llenar huecos en el diseño general? ¿Quién puede decirlo? A mi modo de ver, la respuesta radica en dos preguntas o dos grupos de ellas: una primordialmente individual, la otra omniabarcante.

Respecto al individuo ¿las glándulas y las funciones glandulares son causas primarias, o sólo meros efectos o instrumentaciones? ¿No hay en realidad algo más grande o subyacente? ¿No hay en cada uno de nosotros un alma que funciona por medio de todo el mecanismo físico y psíquico? En resumen ¿no tenía razón San Pablo, al decir que el ser humano tiene un cuerpo natural y un cuerpo espiritual, y que una cosa es el esplendor del cuerpo natural y otra la gloria del cuerpo espiritual?

Referente a la segunda y más amplia pregunta: ¿puede un mero mecanismo constituir el todo, o el fin de todo, y nuestro único objetivo consistir en el perfeccionamiento del mismo? Si es así "comamos y bebamos pues mañana hemos de morir". ¿No existe en nosotros un yo más sutil (llámeselo espíritu, alma, o lo que se quiera), y no forma él, de por sí, parte de un Todo trascendente (llámesele Dios como en las religiones, o Superalma –como Emerson, o por cualquier otro [i53] nombre), en cualquier caso un Todo trascendente, cuya gloria y radiación sobrepasan a toda comprensión? ¿No nos unificaremos nunca con Ése y, entre tanto, no nos impulsará hacia adelante el anhelo de esa unificación? Este ser corruptible ¿no buscará la incorruptibilidad? o este ser mortal, ¿no buscará la inmortalidad? ¿No podrá jamás ser vencida la muerte?

Para responder a estas preguntas, dirijámonos a la Sabiduría de Oriente.

 

[1] Modern Psychology: Normal and Abnormal, págs. 10, 14, 18

[2] Self, Its Body and Freedom, pág. 46

[3] Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág. 46, de D. Leary

[4] Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág. 46, de Daniel Leary

[5] Ídem. Pág. 189

[6] Your Mysterious Glands, pág. 10

[7] Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág. 61

[8] The Glands of  Destiny, pág. 5

[9] The Glands of Destiny, págs. 3, 6

[10] Ídem. Págs. 11, 12

[11] Self, its Body and Freedom, págs. 58, 59

[12] The Glands of Destiny, pág. 1

[13] Your Mysterious Glands, págs. 8, 9

[14] The Glands Regulating Personality, pág. 86

[15] Desde que se escribió este capítulo han continuado los experimentos con las glándulas de secreción interna. Los detalles que aquí se dan no son definitivos ni concluyentes, pero los postulados básicos de la autora, permanecen inmutables. F. B.

 

[16] The Pineal Gland, págs. 537, 542

[17] The Glands Regulating Personality, pág. 89

[18] The Glands Regulating Personality, pág. 178, de Louis Berman

[19] Ídem, pág. 236

[20] The Glands Regulating Personality, pág. 46

[21] Ídem, pág. 55

[22] Ídem, pág. 180

[23] Ídem, pág. 182

[24] The Glands Regulating Personality, pág. 93

[25] Ídem, pág. 76

[26] Ídem, pág. 177