Boletín 2017 #1 DEL INTELECTO A LA INTUICIÓN

Los actuales acontecimientos mundiales sugieren que la vida de la humanidad ha alcanzado un punto de crisis fundamental. La intensidad de los disturbios políticos en América y Europa, los prolongados y brutales conflictos en el Medio Oriente, en partes de África y en otros lugares, el peligro de un mayor colapso económico, las inminentes amenazas a largo plazo asociadas con el cambio climático ­–todo esto está provocando que numerosas personas de buena voluntad se sientan confusas e incluso desesperadas. Es como si la ilusión de la separatividad hubiese vuelto a arraigar con más fuerza, y como si todos los avances tan duramente logrados durante las últimas décadas en cuanto a desarrollo, derechos humanos, construcción de buenas relaciones internacionales o el establecimiento de una gestión medioambiental inteligente estén resultando afectados, incluso perdidos.

Sin embargo, para evaluar con precisión la situación mundial es vital adoptar un punto de vista desapegado y ver las cosas en el contexto de una referencia temporal mayor. El estudio de la evolución humana nos muestra que los ciclos de crisis, tensión y emergencia rigen a las sociedades –grandes y pequeñas– y que a lo largo de períodos de crisis y tensión hay que realizar ajustes, la consciencia evoluciona y la buena voluntad emerge a una expresión superior. Aunque es difícil no involucrarse en la inmediatez de los acontecimientos mundiales y no sentirse decepcionado ante los aparentes fracasos, suelen ser períodos durante los que se aprende lecciones importantes –lecciones que verán florecer la consciencia humana hacia expresiones mayores de la buena voluntad a medida que nos adentramos en la fase de emergencia del ciclo. También tenemos que tener presente la velocidad del cambio que está produciéndose en este momento por todo el mundo, y con qué rapidez se está desarrollando la consciencia. Debido a ello, podemos esperar que la buena voluntad se movilice de formas nuevas; y como resultado es posible que los ajustes necesarios para el actual punto de crisis mundial se realicen en breve, y que la humanidad emerja de esto más sabia y más decidida que nunca a avanzar hacia la unidad.

Teniendo esto presente, si algo exige esta época desconcertante de las personas de buena voluntad es que profundicen su alineamiento con esa Realidad donde la Vida se conoce como buena y verdadera. Sólo entonces se vuelve posible ver la magnificencia del desarrollo del Plan de esas Fuerzas Divinas que guían nuestro planeta. Sólo desde la perspectiva del alma a medida que vive en nuestro interior podemos empezar a ver cómo  la consciencia está siendo transformada alquímicamente mediante el encuentro de la humanidad con la totalidad. La voluntad de establecer relaciones de compartir, justicia, respeto por todo y un sentido imperecedero de la unidad de la vida está creciendo silenciosamente entre individuos y grupos. Aunque los acontecimientos de los últimos meses no cambian eso –si que son una llamada a profundizar la voluntad al bien, esa cualidad de la voluntad espiritual que abarca la voluntad de ser, la voluntad de amar y la voluntad de servir.

Como contribución a esa profundización de la voluntad y para fomentar la necesaria lucidez de mente y corazón, Buena Voluntad Mundial ha estado iluminando, durante los últimos meses, el papel que desempeña la intuición en la reorganización de nuestro mundo y de nuestras vidas espirituales. Para aquellos inmersos en los descarnados dominios de la política, la economía, las relaciones internacionales, la etnicidad y la raza, la relación entre intelecto e intuición puede parecer irrelevante. Sin embargo, el progreso en cada uno de estos campos depende enormemente de esa relación.

A fin de enfocar el pensamiento sobre el papel de la intuición en esta época, Buena Voluntad Mundial produjo un folleto dirigido a lograr una distribución tan amplia como fuese posible: Un haz de luz – Reflexiones sobre la intuición. Contiene pensamientos de científicos, filósofos, artistas y poetas. Por favor, utilice el impreso que acompaña este boletín de noticias para encargar copias para distribuir en lugares apropiados, eventos y reuniones; y por favor comparta el enlace a la copia digital a través de redes sociales y correo electrónico. A finales de octubre Buena Voluntad Mundial continuó este enfoque con seminarios en Londres, Ginebra y Nueva York, incluyendo una reunión especial en Naciones Unidas en Ginebra relacionando la Intuición con la Responsabilidad Ética y con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Más que talleres con ponencias, los seminarios incorporaron el silencio, la meditación y la visualización como parte central del programa y como una forma clave de servir para el despertar de la intuición. Los vídeos de todas las ponencias, así como copias del delineamiento de la meditación está ahora disponibles en la web.

Este número del boletín continua el enfoque sobre la relación entre intelecto e intuición y su papel en este momento crucial de la historia con una selección de transcripciones editadas de algunas de las charlas de los seminarios. Incluye comentarios basados en la forma de entender la intuición de la Sabiduría Eterna junto con una abundante diversidad de riquezas explorando el papel de la intuición en la trasformación de las políticas partidistas, el dinero y la economía, la ciencia, la educación, la ecología, la sanación, la música y las artes.


Un haz de luz – Reflexiones sobre la intuición    www.lucistrust.org/es/resources/reflections_on_the_intuition
Del Intelecto a la Intuición Vídeos del Seminario y más   www.lucistrust.org/es/world_goodwill/homepage/world_goodwill_homepage/seminar

Entrando en la Imaginación Divina


Laurence Newey

Aunque hay quien sigue considerando la imaginación como una forma de escapismo, una ventana a la fantasía y la ficción, su verdadera función es lo opuesto a esto; revela la realidad de los mundos internos, ­los reinos subjetivos­– mediante la exteriorización de fuerza. La imaginación es una ‘facultad de crear imágenes’ y, como tal, trabaja con el intelecto para concretizar energía subjetiva en formas objetivas. Es manifiestamente fundamental para la creatividad en el mundo del arte, la cultura y la ciencia, que unidos enriquecen tanto la psique humana.

Debido a la asociación común de la imaginación con un estado de ensoñación, esto podría parecer inicialmente una idea perturbadora; pero es la cualidad y dinamismo de la energía en la que elegimos enfocar la imaginación lo que determina nuestra sensación de realidad. Como escribió Carl Jung: “Estoy de verdad convencido de que la imaginación creativa es el único fenómeno primordial accesible a nosotros, el verdadero Fundamento de la psique, la única realidad inmediata”.1 En este espíritu, cada ser humano es un rayo cristalizado de la Imaginación Divina que ha luchado algo ciegamente a través del proceso evolutivo para convertirse en lo que es. Como tal, él o ella es una historia en desarrollo y para dar el siguiente paso en esta historia se requiere cooperación inteligente. La imaginación creativa humana debe emplearse en cooperación con la imaginación Divina. Y es la intuición lo que constituye el puente entre ambas. La intuición es la imaginación humana y divina fusionadas y combinadas.

Cuando este puente de la intuición se ha establecido, la consciencia tiene acceso al reino divino de las ideas –los arquetipos que han sido creados por la imaginación divina y que están pensados para expresarse en el mundo manifestado como parte del proceso evolutivo. La imaginación inteligente y creativa se utiliza entonces para exteriorizar una idea construyendo una imagen de ella que sea adecuada e inteligible para la etapa actual de evolución y entendimiento humanos.

Sobre este hecho descansa la gran verdad de que cada ser humano está destinado a convertirse en un co-creador en el esquema divino de las cosas. Pero ¿dónde empezar? Como sabemos gracias a todas las grandes religiones mundiales, la cualidad fundamental de la Divinidad es el Amor. Luego claramente, trabajar en meditación con la energía de la buena voluntad y expresar buena voluntad en todo cuanto hacemos es un buen comienzo. Otra cualidad sobresaliente de la Divinidad es la Luz. Y esto sugiere que para desarrollar nuestra visión interna y percibir la imaginación Divina, debemos ver claramente –y esta es la base de la intuición– el amor y la luz. El amor es la cualidad que hace que la visión sea precisa. Sin amor, la consciencia egoísta tuerce y distorsiona la luz y obtiene una impresión errónea. A menudo surgen espejismos e ilusiones acompañadas de fanatismo.

Alice Bailey ha escrito que “Intuición es luz, y cuando actúa, el mundo se ve como luz y la luz existente en todas las formas se hace gradualmente visible. Esto trae consigo la capacidad de contactar con el centro de luz en todas las formas, y de este modo se establece una relación esencial”.

Las tres cualidades conferidas por la intuición son: Iluminación; Comprensión; Amor. En otro libro de Alice Bailey leemos que el objetivo del experimento Divino en la tierra es “producir una condición psicológica cuya mejor definición sería la de ‘lucidez divina’. El trabajo de la psique, y el objetivo de la verdadera psicología, es ver la vida con claridad, como es, y con todo lo que implica. Esto no quiere decir condiciones y entorno, sino Vida. Este proceso se inició en el reino animal, y se consumará en el humano… La primera tenue indicación de esta tendencia hacia la lucidez se ve en la facultad de la planta de girarse hacia el sol”.

Se trata de un símbolo simple y bello. La planta gira hacia el sol y desarrolla la belleza de su flor en esa luz. Esto es exactamente lo que tiene que hacer el ser humano descubriendo y girándose hacia la luz interior. En su propia vuelta de la espiral, el buscador espiritual también ejecuta experimentos divinos. La ‘lucidez’ implica pensar profunda y creativamente sobre la naturaleza de nuestras relaciones mutuas, con nuestra familia, nuestros amigos, nuestra comunidad y nación. En este trabajo, la imaginación puede emplearse provechosamente como herramienta para la experimentación y es posible descubrir las líneas de luz viva que conducen a las profundidades del corazón de las relaciones de alma. Aprendiendo cómo enfocar y concentrar la luz estamos, de hecho, enfocando la esencia misma de nuestro ser en una lanza de percepción interna –una que ilumina todo el campo de relaciones en los mundos superior e inferior. El observador mira hacia el interior en la luz espiritual y hacia el exterior en esa misma luz esclarecedora.

El progreso hacia este elevado ideal requiere una visión que esté liberada de sesgos nacionales, culturales e ideológicos. Son necesarios niveles cada vez más finos de desapasionamiento, discriminación y desapego para todos cuantos sirven a la humanidad y anhelan señales de que el Plan de amor y de luz se está exteriorizando en la tierra. La refinada naturaleza emocional del buscador espiritual puede estar tan enfocada en los efectos externos y en el alza y caída de las fortunas de la humanidad que la percepción se vuelva borrosa por la esperanza y la desesperación. El espíritu se eleva con esperanzadoras señales de una síntesis creciente sólo para volver a truncarse por los oscuros poderes del separatismo que todavía prevalecen. El efecto estroboscópico de estas victorias alternativas entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad deja al buscador en un estado de confusión en cuanto a la posición del mundo en relación con el Plan Divino.

Pero a medida que el observador aprende cómo mirar hacia el mundo de los fenómenos desde el rayo de luz del alma, el reino de las fuerzas causativas emerge a la vista y sobreviene la comprensión directa. Ya no hay necesidad de cavilar, deducir o interpretar –la consciencia y la visión pura se han convertido en una misma cosa y se ha realizado la gran transición del intelecto a la intuición. En palabras del pensamiento simiente de meditación: “El desarrollo de la intuición producirá un reconocimiento mundial del Plan Divino. Toda vida y todas las formas se verán entonces en su verdadera perspectiva y se percibirá la síntesis de la evolución del mundo”.

Laurence Newey es vicepresidente de Lucis Trust
1. Carl Jung, Letters, Vol.1, p. 60

Dios Estaba Aquí… Y Yo No Lo Sabía.


Bayo Akomolafe

Posiblemente estén de acuerdo conmigo en que estos tiempos tan modernos, en lo que todo parece apresurado; cuando cada rostro parece débilmente iluminado por el brillo suave y seductor de algún dispositivo manual; y cuando estamos permanentemente bombardeados con información que fluye de píxeles y vallas publicitarias y pantallas de televisión y grandes titulares, el impulso de pedir un santuario, de arraigarse en aguas nutrientes, es imperioso. Pero ¿dónde encontrar un santuario? ¿Dónde está el hogar? Creo que estas preguntas están implícitas en la forma en la que pensamos sobre pensar –y sin duda son relevantes para la idea de avanzar del ‘intelecto’ a la ‘intuición’. Es casi como si estuviéramos aferrando los vestigios amenazados de lo sagrado, a duras penas vivo en una sociedad cada vez más global que parece hostil al encantamiento. ¿por qué, si no, querríamos avanzar del intelecto a la intuición? ¿Qué está pasando para ocasionar este cambio?

En un sentido muy urgente (y también muy retórico), estamos en una era de vertidos y rupturas fundamentales en ls fronteras de las cosas. Desde el vertido de petróleo en el Golfo de México en 2010, a la ‘insurgencia’ de los refugiados sirios, a las sorprendentes revelaciones de que con la ASN los americanos espían al resto del mundo, y a la vergonzosa implosión de políticas respetuosas con filtraciones de ‘grabaciones de vestuario’ y periodismo ‘Wikileaks’, si que parece que todo se desmorona y los centros están asediados y acosados. En un mundo de vertidos, se nos invita a cuestionar nuestros conceptos de pureza, de fronteras estáticas, y de propiedades predeterminadas. Tendemos a pensar sobre el mundo en binario: es nosotros versus ellos, blanco versus negro, macho versus hembra, humano versus no humano, dios versus carne, sujeto versus objeto, luz versus oscuridad. Todo cuanto está vivo y es sagrado queda confinado en un espacio muy pequeño –quizá el espacio que abarca un halo. ¿Pero es este el caso? ¿El mundo exterior es un halo muerto e inerte, o el halo también tiene vertidos?

Se acredita al filósofo francés del s. XVII, René Descartes, con ser quien formuló el dictum, tan conocido ahora, de Pienso, luego existo –un sorprendente manifiesto para la mortalidad y redundancia del mundo. Para Descartes, era importante arraigar la ciencia en algo que no pudiera refutarse –la certeza. Y así, con un experimento mental, procedió a cuestionar la existencia de todo. Descubrió que podía prescindir rápidamente de la existencia de las águilas, los ríos, las nubes, los sándwiches en Londres, del fuego, del mundo entero, de hecho. Pero la única cosa que Descartes no pudo dudar fue de que dudaba. Así llegó a la conclusión de que la duda era evidencia de la mente, y de que la mente estaba fundamentalmente separada del mundo material. Que era de una materia más fina, menos discernible, si quieren. De esta manera, dividió formalmente el mundo en formas que aun resonaban con cómo nos encontramos con el universo –como recurso o telón de fondo silencioso a la gloriosa actividad de primer plano de los humanos.

Estas ortodoxias cartesianas sitúan la mente a cierta distancia de la materia. El método científico se basa en esta asunción: que para saber adecuadamente lo que una cosa ‘es’, hay que distanciarse de ella –en el sentido de preservar la distancia entre sujeto y objeto. ¡Esto podría verse casi como un gesto burgués de repulsión! ‘Finalmente’, los parámetros cartesianos nos han conducido a localizar el pensamiento, sentimiento, agente y todos los misteriosos sucesos psicológicos con los que estamos ligados, en el cerebro.  Y así, con unos amplios brochazos, Descartes pintó el retrato de un mundo donde el encanto siempre escasea. Estamos dotados de alma en un mundo que no tiene alma hasta que nuestra presencia fálica lo toca. El alma es algo desecado, encerrado en el infinito… ausente. La trama se complica, y las dinámicas de una escapatoria largamente deseada se activan.

Hoy, nuestros numerosos sistemas de ser y nuestras instituciones están codificadas con estos imperativos cartesianos. Cuando arrollamos un árbol y extendemos el régimen de alquitrán y asfalto, y hablamos del cambio climático como si no fuese más que una cuestión de continuidad humana, o insistimos en que los océanos y su inconmensurable riqueza de vida nos cuestan, de hecho, cientos de miles de millones de dólares, estamos creando un punto ciego –una negación de la significancia y actividad del mundo que supuestamente nos ‘rodea’. Afortunadamente, nuestras coordenadas cartesianas se encuentran con influencias alarmantes y perturbadoras que impugnan esta forma de ser. Se cuentan ‘nuevas’ historias que nos sonrojarían. ¿Qué pasaría si el mundo estuviese vivo? ¿Qué pasaría si hubiese encanto y mente y belleza y actividad incluso en las cosas que nos parecen muertas y meramente instrumentales? ¡Pienso luego existo! –¡que maleducado! Se está generando un perverso coqueteo entre materia y mente. Y la embarazosa inmanencia de lo sagrado en lo ordinario continúa su impía cruzada.

En una época en la que el mundo científico estaba enredado con cuestiones sobre la naturaleza de la naturaleza –y concretamente la naturaleza de la luz, si se trataba de una onda (mostrando patrones de interferencia) o de una partícula (localizada en pequeños fragmentos)– un médico del siglo XVIII nacido en Londres, Thomas Young, presentó un experimento diseñado para resolver la cuestión de una vez por todas. Diseñó un aparato que mostró que la luz se comportaba como una onda, dispersándose por todas partes –una visión que iba en contra de la creencia de Isaac Newton, de un siglo de antigüedad, de que la luz estaba compuesta de partículas.

Muchos años después de Young, Niehls Bohr, un físico danés, padre de la teoría del quantum y contemporáneo de Einstein, insistió en que la luz no era inherentemente una onda o una partícula. Era ambas y ninguna. Einstein, su encarnizado rival, trató de ridiculizar sus afirmaciones insistiendo en que las implicaciones del pensamiento de Bohrs eran que nada existía tal como se daba –o que las cosas no llegan ya fabricadas. Einstein quería creer que el mundo tenía leyes materiales ordenadas, elegantes, mensurables, que regían el modo en que las cosas se relacionan entre sí– pero ahí estaba Bohr diciendo básicamente que las cosas en sí no derivaban su ‘cosedad’ de nada de su interior. Y que la propiedad de una cosa, la identidad de una cosa, su ontología, lo que hace a un humano, o a una taza de té, o a un sandwich lo que es, depende de cómo se le mida. Bohr estaba señalando que el mundo está hecho de relaciones, no de cosas. Las cosas derivan su ‘cosedad’ en el contexto de las relaciones.

Si el mundo es una relación continuada, si no existen cosas en sí mismas, no hay límites sólidos que no sean ya un coágulo fluido en una corriente de llegar a ser más-que-humano, y si la desambiguación se produce sólo en el contexto de esta corriente, tenemos que repensar todo –incluso el pensar. Al menos está sucediendo algo interesante que justificaría echar una segunda mirada a nuestras ideas sobre el mundo – a nuestras alforjas de conocimiento. ¡Aquí estamos hablando de vertidos! Vertidos supremos y fugas que no pueden evitarse.

Karen Barad, una física teórica y feminista –cuyo trabajo ha enriquecido enormemente mi trabajo con el mundo– formuló el concepto de intra-acción (como opuesto a ‘interacción’) para describir cómo las cosas están constantemente disolviéndose entre sí y cómo existen originales. Donna Haraway habla sobre ecologías infecciosas, sugiriendo que el mundo surge de un hacerse-unidos, una simpoiesis, un avanzar unidos. John Shotter, ‘reflexionando’ sobre estos cambios dramáticos, explica que todo esto “significa que ninguna ‘cosa’ existe para nosotros como una ‘cosa-en-sí’ fija y permanente, separada de su entorno. Todas las ‘cosas’ existen como ‘hechos’, como agentes de manifestación, como cosas focales atendidas desde un proceso mayor, ilimitado, fluido que se desarrolla incesantemente. Así, como seres dentro de (y pertenecientes a) un mundo que está siempre en proceso de convertirse en algo distinto a lo que era antes, debemos aprender a pensar ‘mientras estamos en movimiento’, por así decirlo, y tratar a nuestros ‘pensamientos’ como resultados temporales dentro de un siempre constante proceso de llegar a ser”.

Todo esto indica que las “cosas que denominamos ‘pensamientos’ es mejor imaginarlas como procesos intra-activos que tienen lugar en el mundo en general. El pensamiento no está localizado en el cerebro humano. No somos especiales. Se sabe que las orcas han llevado a cabo experimentos con personas que creían ser quienes realizaban el único experimento. Pero no son sólo los perros y cetáceos y animales los que son grandes-como-nosotros, es que no podemos afirmar con ninguna certeza que vivamos en el mundo descrito por Descartes –el mundo de unos seres aislados y otros empobrecidos. Estamos siendo testigos de vertidos que superan las fronteras, y los binarios fálicos entre humano y no humano, macho y hembra, esto y aquello, aquí y allí, están desmoronándose.

La mente se convierte en materia, y la materia ya no parece la cualidad reduccionista y apretada que creíamos haber descifrado por completo. En este espacio es donde muchos hablan de ‘intra-pensamiento’ o la idea de que la mente es transcorpórea, alterando los límites entre interior y exterior, castigando nuestros intentos por instalarnos rápidamente lejos del ‘entorno’. La proposición de que ‘tenemos’ almas –almas que son responsables de todo nuestro comportamiento– queda rota de inmediato cuando seguimos minuciosamente los procesos transitivos que existen entre ‘mente’ y ‘materia’. Me gusta decir que el alma ya no está dentro, ni fuera –sino simplemente ‘con’. Es en los espacios intermedios, en la relación, en la naturaleza más allá de nuestras vallas donde el alma prospera– y en cierto sentido, todavía no nos hemos encontrado con el alma.

Nuestras navegaciones diarias del mundo, esas cosas que parece que sabemos –incluso aunque no podamos respaldarlas de forma que satisfagan al público– son igual de importantes que esos conocimientos que parecen estar arraigados intelectualmente. Pero hablando así perpetúo un falso binario. La gramática me falla aquí. El intelecto y la intuición no son dos caras de una moneda. No están separados, y sus significados todavía están en juego. Ambos son procesos de construcción del mundo. Si adoptamos un entendimiento convencional, y vemos la intuición como redes neuronales pre-conscientes conformadas por la práctica y el comportamiento, eso quiere decir que el intelecto –o el proceso más consciente y racional implicado en nuestras prácticas cognitivas– es parte de esa conformación. Ambos son co-constitutivos, de la misma manera que el océano constituye la orilla y la costa caracteriza el océano. ¿Qué pasaría si empezásemos a confiar en nuestros cuerpos, en nuestros sentimientos –respecto a qué está haciendo el mundo?

Concluyendo, esta redescripción post-humana y feminista del mundo coincide con lo que mi gente de Nigeria parece saber –que el mundo está vivo, y que podemos aprender a escuchar. Que la materia significa, inicia, dirige experimentos, anhela, espera, escucha, se maravilla, perturba y crea. De repente el mundo anoréxico de cuatro coordenadas –adelante, atrás, arriba, abajo– se interrumpe (¿o debería decir ‘intra-rupte’?) por perversas nuevas direccionalidades: embarazoso.

Somos parte de un mundo que está cosido y recosido con vida –un mundo que no finalizó en las historias míticas de los orígenes que narramos. Un mundo que todavía está descifrándose a sí mismo, deshaciendo sus propios parámetros, resolviendo sus significados. Un mundo que está siempre en juego.

Quizás, como Jacob –ese viejo personaje estafador de afecciones judeo-cristianas– que durmió en el exilio, apoyando su fatigada y preocupada cabeza sobre una roca, maldiciendo su proceder ajetreado y el hecho de que de nuevo estaba huyendo de un hermano que quería su cabeza, podemos despertar del sueño de las escisiones cartesianas, echar una mirada ‘mejor’ al mundo que constantemente nos esforzamos por dejar atrás, y exclamar, como él hizo, “Dios estaba aquí… lo sagrado ha estado aquí todo el tiempo, aquí mismo… y yo no lo sabía”.

Bayo Akomolafe es un autor y ponente mundialmente conocido, famoso por su “visión poética, no convencional, contraintuitiva e indígena sobre la crisis global, la acción cívica y el cambio social”. Es director ejecutivo de The Emergence Network.

La Nota Clave en Democracia es Relación


Mark Gerzon

En el curso de mi vida se ha producido un extraordinario crecimiento de la consciencia humana, una especie de surgimiento de sabiduría. Podemos observarlo en la creciente capacidad de los seres humanos para resolver conflictos y encontrar un terreno común y en cosas como la comprensión de la inteligencia emocional. Podemos verlo en el profundo y poderoso aumento en la atención y percepción de la dimensión espiritual de la vida. Las imágenes de la tierra captadas desde el espacio exterior aparecieron por vez primera durante mi vida, y millones de personas se volvieron conscientes de la interdependencia y del hecho de que la tierra es un sistema vivo.

Sin embargo en la actualidad lo que de verdad llama la atención es el contraste entre esta sabiduría emergente y la naturaleza extremadamente partidista de los tiempos. Parece haber una caída abismal en el discurso público y en la capacidad de la democracia de fomentar la conversación. La gran filósofa y periodista Hannah Arendt dice que la democracia necesita un lugar donde sentarse, y la democracia parece haber perdido ese lugar.

Desde mis 30 a mis 40 años, con financiación de la Fundación Rockefeller, empecé a reunir a grupos liberales y conservadores con empresas en común. Fue tal éxito que un comité del congreso de EEUU me contrató para diseñar y facilitar retiros. Los participantes, que no podían haber sido más diversos, estaban todos de acuerdo en que las relaciones entre los miembros del Congreso se hundían y había que resucitarlas. Sugirieron numerosas propuestas. Pero cuando volvieron al Congreso, los dirigentes de los partidos se aseguraron de que ninguna de las propuestas se llevase a cabo. Cualquier cosa proveniente del retiro disminuiría el poder de los dirigentes del partido.

De ello deduje que en la vida política del país faltaba liderazgo colaborador. Comprendí que lo que sucedía en EEUU era similar a la luz roja que se enciende en el automóvil cuando necesitamos aceite. Si no se pone aceite una vez que la luz se ha encendido, a nadie le sorprenderá que el automóvil acabe por estropearse. Eso es lo que ha pasado en nuestro país (y en más lugares del mundo). No hemos respondido a la luz de aviso. Hemos olvidado fomentar la percepción, en el país, de que todos somos interdependientes y estamos interconectados.

Así que, con este reconocimiento volví a la mesa de dibujo y a una mentalidad de principiante. Me llamó la atención una verdad fundamental sobre mi cuerpo. Cuando entro en una habitación camino sobre un pie izquierdo y un pie derecho. Si inicio con el pie izquierdo, impulso con el derecho y viceversa. Mis pies saben que izquierda y derecha forman parte de la totalidad. Lo mismo con mis ojos. Cuando les miro, miro con los dos ojos. Cuando hacemos cosas, empleamos dos manos. Nuestra mano izquierda y nuestra mano derecha no se pelean, colaboran para hacer la lazada de un zapato, la cena, o sujetar a un bebé.

De manera que a nuestro nivel corporal somos seres transpartidistas. El problema está en nuestras mentes, que están polarizadas inherentemente. Las estadísticas muestran que las actitudes políticas de la mayoría de las personas son una combinación de rojo y azul pero tenemos que pretender que somos una u otra cosa. Cuando vemos a una mujer embarazada no nos importa la madre y no el bebé, o el bebé y no la madre. Pensamos inmediatamente en la belleza de la imagen. La vida está dando fruto, y es hermoso. Pensamos en ello como una totalidad. Pero tan pronto como se vuelve político, pensamos en términos de rojo o azul: el derecho de una mujer a elegir o el derecho del niño a vivir. Estas son las elecciones partidistas que se os dan, incluso a pesar de que tendemos a incluir tanto la perspectiva conservadora como la liberal en la forma en la que realmente pensamos sobre una cuestión.

A fin de entender esto me gustaría profundizar un poco en la estructura de la consciencia humana, dado que afecta a la ciudadanía. Y para ello quiero emplear el lenguaje de software de ordenador. Cuando Microsoft presenta Windows 12 y yo tengo el 10, no pienso “tengo el 10 así que no voy a comprar el 12”. En lugar de eso, me pregunto si la Versión 12 es mejor que la que tengo. Puede que no la compre, pero siento curiosidad. Y con este espíritu carente de prejuicios quiero explorar distintas iteraciones de la ciudadanía.

Ciudadano 1.0, Perspectiva mundial basada en uno mismo. El auto-interés es algo muy honorable. Es lo que nos impulsa a conseguir un buen trabajo, tener un techo sobre nuestra cabeza, y lograr una porción justa de lo que se supone que nos corresponde. Si no ejercitamos algo de este enfoque basado en el ego, no comemos y no sobrevivimos.

Ciudadano 2.0, Perspectiva mundial basada en el grupo personal. Nelson Mandela describió como, cuando era un niño, sólo quería jugar en los bosques, ser feliz y jugar con mis amigos. Cuando se hizo mayor, empezó a preocuparse por los sudafricanos negros. Quería que los sudafricanos negros tuviesen una participación mejor en nuestro país. Se identificaba con su grupo y a todos nos alegra que lo hiciera. Ahora tenemos multitud de personas que están preocupándose por ellos mismos: chiitas y suníes, cristianos y británicos que quieren separarse de la UE –todos preocupándose por el ‘nosotros’, sea lo que sea. Es un paso adelante desde la perspectiva egocéntrica y una forma honorable de ser ciudadano.

Ciudadano 3.0, Perspectiva mundial basada en la nación de uno. Llegamos al punto en el que decimos: soy americano, o soy keniata, o francés, o ciudadano de Reino Unido. Significa que nos estamos identificando con algo mayor que nuestro grupo y esto es un avance en la consciencia. Realmente es un paso muy grande porque hay muchos americanos (por ejemplo) que piensan que aman América pero que de hecho están odiando a otros americanos y llamándoles cosas horrorosas. De manera que ser Ciudadano 3.0 significa estar dispuesto a identificarse con algo superior a tu grupo. Puede incluso considerarse como identificarse con el alma de una nación. Pero el Ciudadano 3.0 también puede ser antagonista respecto a otras naciones. Hay un tipo de americanismo que sólo quiere preocuparse por nosotros y no le importa Japón o África. Los acuerdos de comercio se enfocan sólo en términos de “conseguir la mejor oferta para nosotros”.

Ciudadano 4.0, Perspectiva mundial basada en múltiples culturas. Cada vez hay más personas pasando temporadas en países distintos a su país de origen, aprendiendo idiomas extranjeros o enamorándose de alguien de otro país. Como resultado, cada vez hay más personas que se identifican con más de un país. Después de que Mandela comprendiese que le importaba su grupo, los sudafricanos negros, entendió que los negros no se liberarían a no ser que los sudafricanos blancos se liberasen también del apartheid. Llegó a preocuparse por todo su país. Y en prisión empezó a ver que no habría cambio a no ser que otros países dejasen de apoyar el apartheid. Finalmente, llegó al punto en el que se identificó con la lucha por la libertad por todo el mundo, incluyendo la libertad de todos los seres vivos.

Resulta fácil delinear un modelo de cuatro niveles. Pero el viaje en sí es un desafío considerable. Creo que todos estos niveles coexisten en nosotros todo el tiempo. Somos una confluencia dinámica de estos niveles de consciencia que residen en nosotros. La clave es ser consciente de esto; ello crea cierto grado de compasión. Al final, creo que ser un ciudadano global consiste en ser alguien que aboga por una ecología de perspectivas mundiales, reconociendo que tu visión personal del mundo no es la única. Mantener todos estos niveles de ciudadanía en tu corazón requiere cierta sabiduría y humildad, y la voluntad de ir más allá de los límites que dividen a la especie humana.

Aquí es donde entra la intuición. Si somos íntegros y tenemos una sensación innata incorporada de nuestra propia integridad y de la integridad de la creación, vamos a estar más capacitados para tener un mundo pacífico, justo y sostenible. Esto requiere la capacidad de descender hasta el fondo de quién somos en este momento, agradecidos por ser alguien que mantiene unidos izquierda, derecha y centro en su propio ser. Si nos negamos a abandonar esta sensación interna de poder y verdad podemos observar todo cuanto sucede a nuestro alrededor desde ese lugar arraigado en la integridad y la unidad.

La nota clave en democracia es relación. Si me niego a convertir en mi enemigo a quien sostiene una opinión distinta, y si me implico en la relación con esa persona, seré capaz de implicarme en una respetuosa posición de adversario. Tomen como ejemplo las diferentes perspectivas sobre los acuerdos comerciales. Las discusiones tienen que basarse en el enfrentamiento de manera que, mediante el aprendizaje y la relación, podamos ahondar de verdad nuestro conocimiento –gracias a nuestras diferencias de opinión. He experimentado esto en cada nivel de mi vida, así que ¿por qué no vamos a poder experimentarlo como nación? Creo que podemos mantenernos en el apoyo a la confrontación mientras nos arraigamos en esta sensación interna de integridad.

Necesitamos ver a quienes sustentan puntos de vista distintos a los nuestros como complementos adversariales. Si digo ‘vamos a invertir una cantidad en arreglar este problema’, necesitaré un complemento adversarial que dirá, ‘estamos endeudados –ese dinero no existe’. Y si tengo la actitud de que estamos en deuda y por lo tanto no podemos gastar dinero en niños hambrientos, necesitaré un complemento que dirá, ‘pero somos una nación decente y compasiva y podemos cuidar los unos de los otros’. Esto es lo que quiero decir cuando hablo de la necesidad de valorar los complementos adversariales, reconociendo que forma parte de ver la totalidad. Creo que este es el desafío al que nos enfrentamos, y lo que falta en nuestra cultura actual.

He recorrido mi propio viaje pasando de Rojo como joven, a Azul en la universidad, a debatir y defender, a mediar y trabajar con el Congreso de EEUU. Ese fue el viaje del Alma. Creo que las almas de las naciones están también realizando un viaje. Y creo que existe una profunda conexión entre mi alma o vuestra alma y el alma de la nación. El mayor regalo de lealtad y fidelidad a América, mi país, es aportar la plenitud de mi alma a este país. Porque el viaje del alma está muy conectado con el alma de la nación y el alma de la humanidad.

Por último, quiero recordar el reto de Einstein: los problemas no pueden resolverse en el mismo nivel de consciencia que los crea. Esto se relaciona con la dimensión del alma. No podemos resolver problemas al nivel del intelecto que los creó. Tenemos que adentrarnos en lo que algunos llamarían el corazón, otros la intuición y otros tal vez la integridad. Pero lo llamemos como lo llamemos, tenemos que alcanzar un nivel más elevado de consciencia para resolver los desafíos a los que nos enfrentamos.

Mark Gerzon, fundador y presidente de Mediators Foundation, ha fomentado capacidades de Liderazgo Colaborativo en la ONU, el Congreso de EEUU y por todo el mundo. Es autor de numerosos libros sobre la ciudadanía global –su ultimo título es: The Reunited States of America: How We Can Bridge the Partisan Divide (Los Estados Reunidos de América: cómo podemos salvar la división de los partidismos). Mark  concluyó su charla con un conjunto de tres pasos de acciones concretas que las personas de EEUU podían dar para ayudar a construir una cultura política no-partidista.

Pensar sobre el Pensamiento, Música e Intuicióni


John Dalton

‘Del intelecto a la intuición’ es un tema fascinante que nos lleva a pensar sobre el pensamiento. Vivimos en una época en la que científicos que gastan fortunas buscando partículas cada vez menores miran sus ordenadores e instrumentos, y parecen pensar que sus procesos mentales personales son, de alguna manera, menos reales. Incluso algunos instructores y gurús de la Nueva Era nos dicen, ‘Pensar es el problema’, y hablan de la ‘mente de mono’ que obstaculiza el camino de la ‘verdadera percepción’.

Hoy, muchos dicen que pensar es algo que sucede en la privacidad de nuestras cabezas. Alan Watts, filósofo y escritor sobre Zen, dice: ‘La mente hace crecer pensamientos como el campo hace crecer hierbas’. ¿ Puede el cuerpo humano, de hecho, producir pensamientos?

Hay otra forma de ver esto. ¿Es posible que el mundo del que formamos parte no produzca pensamientos en nuestro interior así como lo hace con los colores y aromas de las flores, los sonidos de la naturaleza, los sabores en la fruta, y las maravillas creativas que vemos a nuestro alrededor? Actualmente, la ciencia puede detectar los cambios que tienen lugar en el cerebro, y hay quien piensa que estos cambios son la causa del pensamiento. Sin embargo, si viésemos huellas en la arena, ¿deduciríamos que la causa fue las fuerzas en la arena?

Cuando observamos el mundo y sus innumerables fenómenos, este panorama de visiones y sonidos, texturas y colores, sería absolutamente desconcertante si no fuésemos capaces de pensar acerca de ello y de distinguir entre lo que vemos, lo que oímos y lo que tocamos. Pensar es en realidad una forma de ver, y es el sentido a través del cual vemos algo que está por encima y que resulta invisible para los sentidos físicos. Pensar es, de hecho, una forma de clarividencia, y la riqueza de nuestra vida interior depende de la medida en la que aprendemos a desarrollar y enfocar nuestra percepción de lo mental/espiritual. La curiosidad que sentimos (a veces o frecuentemente, dependiendo de nuestro carácter) es en realidad el aspecto no visible y conceptual de lo que estamos percibiendo del exterior, surgiendo en nuestro interior. Aquí podemos distinguir entre el intelecto, la capacidad de separar, distinguir y ordenar las cosas que percibimos, y el poder de la Razón, a través del cual podemos reunir los conceptos separados por el intelecto en una totalidad. Ambos son necesarios. El primero requiere la habilidad de diferenciar y separar los fenómenos, el segundo la capacidad de ver lo que siempre estuvo ahí: la unidad.

La capacidad de ver/pensar el contenido de algo es la Intuición. Todos los objetos contienen pensamientos en sus formas, y podemos aprender a leerlos. Si todo revelase su naturaleza interior de inmediato a los sentidos físicos, no habría necesidad de pensar (ni necesidad alguna de las ciencias), pero no es el caso: la mente, más que un súper-ordenador, es un órgano de percepción. Y podemos ver que esencialmente hay dos clases de pensamiento: lo que está de acuerdo con la realidad y lo que no lo está –esto último son las ficciones de cualquier tipo. Ambos tienen su lugar. Lo importante es ser capaz, mediante la Intuición, de distinguirlos, y también de distinguir la diferencia entre pensamientos vivos, intencionados, y pensamientos pasivos que surgen simplemente de las palabras; palabras que pueden ser muy lógicas pero que aún así tienen poco que ver con la realidad.

Cuando podemos ver que pensar no es sólo un producto de nuestro cerebro sino un aspecto vivo de la realidad llegando a la consciencia en nuestro interior, nos abrimos aún más a la Intuición, la percepción del contenido espiritual alrededor nuestro. Y una gran ayuda para ver más profundamente –a través de los ojos, y no con ellos, como dijo Blake– es el amor.

¿Cómo se vincula la intuición con la libertad? Cuando una persona actúa por instinto, no es libre; tampoco cuando la guían los sentimientos –lealtad, deber, orgullo, etc.; ni siquiera cuando la guían las lecciones aprendidas en experiencias previas, o los principios morales recibidos de autoridades externas o estudiados y comprendidos. Todo esto puede desempeñar una parte, y generalmente lo hace. Pero cuando podemos actuar desde la intuición, viendo mediante un amor de la acción lo que es correcto en la situación (que puede coincidir o no con cualquiera de los anteriores), podemos actuar con libertad. ‘Nada es más raro, en cualquier hombre, que un acto propio’, dijo Ralph Waldo Emerson.

La mayoría de las personas actúan necesariamente por las razones antes descritas, por nociones de bienestar personal o estándares morales o, actualmente, por ideas de ‘PC’. Cuando alguien rompa el código del PC, miles de personas tipo autómata protestarán. Una buena parte de la Nueva Era está atada a normas, con seguidores tan uniformados como en cualquier sociedad controlada del pasado. Más allá de esto, todos tenemos la posibilidad de actuar libremente cuando seguimos nuestro amor por el objetivo, nuestra intuición moral. Sin duda podemos concebir el hecho de ser libres cuando nos permitimos actuar desde una decisión completamente original e intuitiva. Esto está estrechamente relacionado con la creación artística.

Las artes implican todo tipo de juegos creativos, y, más allá de los territorios del arte en espectáculos y propaganda, está el esfuerzo por revelar verdades más profundas. Esto es lo que hacen las ciencias, pero con conceptos, ideas y explicaciones, mientras que el artista revela verdades mediante obras de arte que pueden hablar al observador u oyente a un nivel intuitivo. La música es un buen ejemplo, porque es una forma de arte que puede hablar a todos, niños, adultos, personas de distintas culturas, incluso bebés todavía en el seno materno.

Cuando pensamos en lo que oímos en el mundo, podemos distinguir tres cosas. En primer lugar están los sonidos, que pueden ser producidos por cualquier sustancia material, y que nos dicen algo del material, de su densidad, de su blandura o fragilidad y así sucesivamente. 

En segundo lugar está la pronunciación: las voces de otras personas, los sonidos de los animales y los pájaros, y de las cosas vivas. Cuando oímos voces, aunque no entendamos las palabras, podemos sentir algo de la naturaleza del alma, los sentimientos del otro, y de nuevo somos conducidos fuera de nosotros, hacia el ser del otro.

En tercer lugar está el tono musical. Cuando escuchamos tonos y líneas musicales, hablan a algo en nuestro interior, que surge al igual que la intuición, el contenido espiritual de algo, puede surgir en nuestras mentes. Cuando escuchamos música, sabemos intuitivamente que no ha sido producida por las fuerzas de la naturaleza ni por los animales. No, mientras que el mundo material pueda producir sonidos, y los seres con alma tengan voces de todo tipo, son los seres espirituales los que pueden producir y amar la música. (Los verdaderos músicos de la naturaleza son los pájaros, esas criaturas que aman elevarse sobre la tierra).

La música, al contener tonos, sonidos y a veces voces, puede hablarnos espiritualmente, desde nuestro interior, y también puede hablar a nuestras almas y cuerpos. En ello reside el secreto de la terapia musical. En los tres reinos de la música (melodía, armonía y ritmo) podemos ver intuitivamente las respectivas conexiones con los mundos espiritual, del alma y material, y con nuestras propias fuerzas de pensamiento –una melodía es como un hilo de pensamiento–, sentimiento y voluntad. Ello también encuentra correspondencias con los tres tipos de instrumentos musicales: cuerdas, viento y percusión. Cuando escuchamos música podemos sentir, intuitivamente, lo que no escuchamos sólo a través de los oídos, aunque solemos atribuirles el mérito. No, ‘oímos’ o ‘sentimos’ los diferentes instrumentos y tonos con todo y en nuestro interior: algunos en nuestros huesos, otros con la piel, otros en nuestra respiración y latidos, algunos en nuestros miembros inferiores, algunos por encima de nosotros; todo nuestro ser puede llenarse de figuras musicales.

Cuando intelectualizamos la música, la perdemos, la música se desvanece. Cuando escuchamos con atención plena, puede hablarnos al más profundo nivel, y podemos tener la intuición enunciada por Mozart: ‘La música’, dijo, ‘no son las notas sino los silencios entre ellas’.

John Dalton es un  premiado arpista que habla regularmente sobre el misterio de la música, acompañando sus charlas con el arpa. Ha sido director de Rudolf Steiner Press en RU, fundador de New View Magazine, y antiguo editor de Avalon Magazine.

Intuición, Dinero y Servicio


John Bloom

Hablar de la intuición es hablar de nuestra vida espiritual; eso que no es físico pero que es bastante material para toda la humanidad. Hay numerosas cosmologías que hablan de este ser intuitivo, pero esencialmente es aquello que nos es único, nuestra individualidad, nuestro Ser esencial: el ‘Yo soy’ de quien yo soy. Puedo compartir mi intuición y participar en una intuición colectiva, pero sin esa primera experiencia del Ser, el compartir no puede emerger.

La vida espiritual tiene que ser libre. Cuando no es libre alguien me está diciendo quién soy y eso no sienta bien. A veces nos hacemos eso los unos a los otros. La libertad interior, la libertad espiritual, tiene que ser completamente respetada. Eso es una ley espiritual fundamental. Es nuestra verticalidad, nuestra rectitud.

Y después, de una u otra forma tenemos que estar en el mundo sabiendo que cada persona tiene su propia individualidad. Necesitamos hablar los unos con los otros y encontrar maneras de estar juntos. Así es como creamos acuerdos. Y los acuerdos son el soporte de nuestra vida social.

El dinero es un acuerdo. Todo el dinero con el que trabajamos no representa sino un acuerdo. Hemos creado todo tipo de divisas diferentes para realizar intercambios basados en un conjunto de acuerdos. Las divisas federales oficiales son la modalidad aceptada. Son bastante convenientes dado que llevamos los billetes encima y los obtenemos de máquinas cuando viajamos. Pero vivimos en todo tipo de divisas a través de las cuales realizamos intercambios incluyendo las divisas del amor, las relaciones y la reputación. Se mueven constantemente; lo que les permite moverse, realizar transacciones, es la naturaleza de nuestros acuerdos.

Ninguna transacción tiene lugar sin un acuerdo, y esos acuerdos están gobernados consciente o inconscientemente por el principio de la igualdad. No se puede crear una norma o un acuerdo para otra persona. Intentamos crear acuerdos unilaterales constantemente, pero nunca duran. Ningún acuerdo es sostenible para individuos, organizaciones o naciones hasta que las partes no se sientan juntas, se encuentran como iguales y alcanzan un acuerdo que reconoce a ambas. En un acuerdo entre iguales no hay uno más poderoso que el otro. Eso es lo que definiría como tener poder uno con otro, más que sobre el otro. Ello implica un cambio de paradigma en la naturaleza del poder, y lo importante es que puede incorporarse en los acuerdos que realizamos. Eso es lo que el dinero representa, idealmente.

Sin embargo el dinero es energía, y también argumentaría que es una medida, una reserva de valor; nos permite movernos en nuestra vida económica y en este marco de referencia de los acuerdos respecto al valor. Tampoco es algo singular porque el dinero nos permite hacer muchas cosas. Podemos comprar cosas, podemos prestar dinero a otras personas, podemos dar dinero y el gesto interior de cada una de estas transacciones es bastante distinto. Todos estamos preparados para pensar que el dinero sólo concierne a las transacciones. Vas al banco o al cajero automático y sacas tu dinero: esto es una transacción. Ni siquiera tienes que hablar con alguien. Pero no prestarías dinero a alguien sin una conversación o un acuerdo de algún tipo. Hay una relación mutua inherente y ligada al tiempo en la actividad de prestar dinero que es bastante distinta de, por ejemplo, comprar algo o ir al cajero automático.

Además está toda la cuestión del dinero que se regala y cómo y qué mueve esto. Para mí, este es un lugar donde la intuición puede emerger en el mundo de los acuerdos, porque podemos intuir quién puede hacer un uso mejor del dinero que no necesitamos. Ahí es donde está el regalo. También implica una imaginación de alguien cumpliendo el recorrido de su destino, y logrando la realización de algo que su mente ha decidido. Pero cuando doy, también estoy completando algo del recorrido de mi destino porque reconozco esto en otra persona. Aquí es donde surge la intuición en relación con los regalos, permitiendo que el regalo se mueva. Sigue existiendo un acuerdo, aunque el donante diga que no hay compromisos. Es el acuerdo lo que permite que se produzca la transacción, pero no hay límites alrededor.

“El tiempo es dinero”. Esto nos lleva a la cuestión del servicio que es, para mí, un concepto de enorme importancia en economía. El servicio significa que tenemos la capacidad interna de reconocer las necesidades de los demás. ¿Por qué vas a servir a otro si no reconoces sus necesidades? Alguien tiene una necesidad que apela a cierta fuerza altruista en nosotros, que no concierne a nuestra individualidad, aunque esta la informe. No necesito un acuerdo para reconocer la necesidad de otro. Puedo hacerlo sin más. Es función de estar despierto a lo que llamo interdependencia compasiva. Es despertar al hecho de que de verdad dependemos los unos de los otros, y si no nos prestamos atención mutuamente no satisfaremos nuestras necesidades. Sin una interdependencia compasiva nos situaríamos en un lugar muy anti-social donde el dinero y el poder se emplearían únicamente para ocuparnos de nosotros mismos. Ello implicaría retirarse del sistema energético. El auto-interés también es un mito porque dependemos completamente de los demás para lograr lo que necesitamos hacer. Decir que sólo te ocupas de ti mismo y que sólo trabajas para ti es una gran mentira. De ser así, nadie estaría sentado en esta sala de conferencias, no habría sillas, ni abrigos que ponerse, ni avión para que yo volase hasta aquí. Todavía no hemos desenmascarado ese mito porque el dinero y la economía siguen midiéndose por la acumulación en lugar de por la circulación. Lo que demuestra la interdependencia es la circulación.

Aquí hay tres terrenos: la intuición, que es espiritual y tarea de cada individuo; el dinero, que son acuerdos; y después todo el mundo del servicio, que atañe al hecho de estar despierto a las necesidades de los demás. Es de esperar que yo encuentre una forma de satisfacer las necesidades de otros y que ellos satisfarán las mías, de manera que establezcamos una relación recíproca y circulatoria. Esto es una triple imagen de cómo estamos en el mundo. El desafío es: ¿Cómo integro los acuerdos con mi ser espiritual libre y con mi percepción altruista, centrada en el corazón, de las necesidades de los demás? La dificultad surge porque tendemos a tratar los tres terrenos como entidades separadas. Tomemos, por ejemplo, el terreno del dinero. A menudo experimentamos una cualidad visionaria cuando consideramos las cosas que pueden hacerse en el mundo del ánimo de lucro o sin ánimo de lucro. Pero cuando pensamos en el dinero implicado, es frecuente que reemplacemos esta abundancia con escasez, la fuerza opositora de `nunca hay suficiente´. ¿Cómo establecer una relación diferente con el dinero que libere tanto al servicio como a la intuición? Los tres terrenos están relacionados entre sí y son partes de una totalidad. Median entre sí. De muchas maneras la libertad es un mediador entre reconocer las necesidades del otro y nuestros acuerdos. Siempre tenemos la libertad de renegociar un acuerdo, pero no la de hacer lo que queramos una vez que se ha realizado un acuerdo.

Con suerte estos pensamientos fomentarán una percepción más profunda de cierto tipo de integridad en relación con la intuición, el dinero y el servicio, y despertarán el reconocimiento de que no están separados. A pesar de que los principios cambian en cada terreno, seguimos siendo seres humanos íntegros y queremos llevar lo mejor de nosotros a cada uno de esos terrenos. Estamos constantemente creando acuerdos, no porque yo sea más espiritual que tú, sino porque como seres humanos se nos crea iguales y estamos en el mundo del servicio. De manera que en cierto sentido la intuición sirve al dinero, el dinero sirve al servicio, y el servicio sirve a la intuición: se informan entre sí y forman parte de un sistema íntegro.

John Bloom es Vice Presidente de Organizational Culture en RSF Social Finance (anteriormente la Rudolf Steiner Foundation),  una organización de servicios financieros que ofrece inversiones, préstamos y servicios de donación a quienes están comprometidos con la mejora de la sociedad y del medioambiente. Desde  1984, RSF ha realizado préstamos, becas e inversiones por un valor superior a $540. Recientemente John ha recibido el título de Secretario General de la Sociedad Antroposófica en América.

Ecología Comprometida: Una Práctica Intuitiva


Rhonda Fabian

Hace poco recopilé algunas de las buenas ideas de mis instructores en un conjunto de siete principios y prácticas que llamé ‘Ecología Comprometida’. Utilizo la palabra ‘Comprometida’ para expresar una Ecología que avanza más allá de los conceptos intelectuales a una transformación real y una práctica profunda ­–formas de ser, pensar y actuar que nos restituyen a nosotros y a nuestras relaciones más básicas. Lo que planteo es que la transformación es un proceso intuitivo.

Una Ecología Comprometida es un conjunto de valores e instrucciones derivados de la Naturaleza que pueden guiarnos de vuelta a la armonía y restituir nuestra relación fundamental con la Tierra. Exploraré los tres primeros principios –los más sencillos; los más cercanos al cuerpo.

Comenzamos con el Principio 1 –El extraordinario diseño de la tierra es omnipresente.

Nosotros, por supuesto, somos Naturaleza. Sólo tienen que mirar profundamente su propia mano, con sus ojos, para llegar a la conclusión de que ustedes son una maravilla de la naturaleza, una confluencia de condiciones y energías que hacen posible ‘tener manos’ y ‘tener ojos’. Si miran con suficiente detenimiento, verán el sol, los ríos, los nutrientes del suelo que han alimentado su propia existencia hasta este preciso momento. Durante miles de millones de años la Tierra ha sustentado vida –y seguirá haciéndolo, con o sin nosotros. Al igual que nos despertamos con el día y dormimos en la noche –así también las naciones e imperios surgen y caen– galaxias enteras e innumerables mundos se manifiestan y desaparecen. Esta idea no debería hacernos sentir insignificantes, sino milagrosamente especiales. Estamos presentes –absolutamente preciosos y únicos– en el aquí y ahora –una nota de gracia en la sinfonía de la realidad.

Nuestra Práctica, entonces, es cultivar la percepción de nuestra existencia esencial –nuestra verdadera Naturaleza. Y para hacerlo, primero debemos parar. Parar de correr y perseguir, de planificar, e incluso de intelectualizar. La percepción no puede tener lugar sin parar. En mi práctica parar siempre empieza con la vuelta a la respiración. Nuestra respiración es un preciado regalo de la Vida –nos acompaña desde el momento del nacimiento hasta la última exhalación de la muerte. Centrar la consciencia en una respiración aquietada mientras permanecemos sentados sin distracciones, aunque sólo sea durante unas cuantas respiraciones al día, es una forma segura de retornar a nuestro verdadero ser.

Muchos de ustedes practican la meditación, estoy segura. Les animo a que añadan una meditación respiratoria, si no forma parte de su vida cotidiana.

Como dijo el filósofo Sri Aurobindo, ´Lo que… hace falta para la apreciación de la más profunda verdad de la belleza es el despertar de cierta visión, una percepción interna y una respuesta intuitiva en el alma’. Tomar el sol durante un momento, incluso beber un vaso de agua puede traer una gran alegría cuando practicamos este camino. Sólo parando y volviéndonos conscientes de las maravillas de la vida podemos despertar de verdad –‘ver con nuestra alma’ y escuchar con nuestro corazón– la esencia de la intuición.

El segundo principio es que la Naturaleza se adapta y se auto-regula –ajustándose continuamente a los cambios en las condiciones.

Como un río, nosotros también debemos estar abiertos al aprendizaje y al cambio. En un artículo de Kosmos que realicé con mi antigua compañera de clase del Annemberg School, la Dra. Jen Horner, nos centramos en la idea de que el trabajo grupal está cambiando, utilizando más la improvisación. ¿Qué significa esto?

Significa que se hace camino al andar. De la misma forma que el arroyo y su orilla son inseparables como acto de co-creación –nosotros, como trabajadores de grupo, nos estamos volviendo más intuitivos, ajustándonos constantemente a obstáculos y nuevas condiciones. La improvisación y la intuición están estrechamente ligadas. Cada una es una conversación. Para que algo pase, tenemos que escuchar. Para que la improvisación sea bella, hace falta auto-dominio y auto-control –piensen en el virtuoso de jazz o de ballet. Tienen que ser buenos en lo que hacen. Lo siguiente es ser conscientes de los jugadores más cercanos a nosotros y de cómo unidos en tiempo real generamos energía. Y por último, debe existir un sentido intuitivo en todos los miembros de la totalidad –el propósito mayor– hacia el que nos dirigimos.

Practicando con este nivel de apertura y flexibilidad en nuestra perspectiva, nos beneficiamos de la sabiduría y creatividad de otros, prestando especial atención a las voces de los marginados, los indígenas, los tímidos, los introvertidos.

Así, tenemos ideas muy firmes acerca de lo que pensamos que otros deberían hacer. Sin embargo, mediante la práctica de la escucha profunda, del auto-control, y de fluir como un río, se revela una percepción interna y una belleza mucho mayores. Muchas organizaciones y grupos fracasan, porque algunos miembros no han hecho el trabajo interno de dominar su ego y sus emociones fuertes. Creen que tienen todos los datos. La sabiduría no es acumular datos. Lo que creemos que sabemos está sujeto a cambios y nadie tiene todas las respuestas.

Principio 3 –La Naturaleza expresa un potencial innato.

Práctica –Desarrollar empatía con todas las formas de vida.

Todos los seres vivos están ocupados en el proceso de desarrollar su potencial innato. Prometemos reconocer y animar el potencial de todos los seres, desde las formas de vida más pequeñas a las personas, ecosistemas, y la Tierra entera. No apoyaremos actos que maten o destruyan vida, en nuestro pensamiento o en nuestras acciones y forma de vida. Examinaremos el impacto que ejercemos sobre los animales no-humanos y haremos un esfuerzo por reducir su sufrimiento. La agricultura industrial, los experimentos con animales, la utilización de animales para el entretenimiento público y la caza de especies amenazadas provocan un enorme sufrimiento.

Toda vida tiene valor en sí, y este valor no depende de su utilidad para los humanos. Debemos trabajar para cambiar nuestra visión de que los humanos somos superiores a otras formas de vida en la tierra y proteger la diversidad.

Podemos practicar examinando a fondo los alimentos, ropa y otros productos que consumimos y eligiendo no comprar o utilizarlos si ‘contienen’ un sufrimiento innecesario de personas o animales. Podemos elegir bienes locales y manufacturados, productos humanitarios y de Comercio Justo, y sencillamente vivir con menos.

De nuevo, la intuición desempeña un papel importante en las elecciones que hacemos. Digamos que estoy intentando ahorrar agua acortando mi tiempo de ducha. Pero el uso residencial de agua es literalmente una gota en el océano comparada con las prácticas despilfarradoras de la industria y la agricultura. Muchas de las prácticas ‘verdes’ que se nos pide que adoptemos son engañosas… punitivas. Nos estamos quedando sin agua por culpa de usted.

Es una especie de desorientación sistémica de la llamada Economía Verde. No debemos confundir actos de sacrificio personal con activismo político organizado. Hay gente muriendo porque el agua se está robando, desviando, contaminando y comercializando. Si están siguiendo los sucesos en la reserva Sioux de Standing Rock, sabrán que ahora mismo, nuestros hermanos y hermanas están pasando por dificultades para proteger nuestras aguas.

Y el hecho doloroso es que, aunque todos fuésemos en bici al trabajo y utilizásemos estufas de madera, el efecto sobre el calentamiento y la polución global sería insignificante.

De manera que ¿por qué preocuparnos por cambiar nuestros hábitos de consumo? ¿Por qué darme una ducha más corta? Intuitivamente, conocemos la respuesta. Lo hacemos como un acto de piadosa solidaridad con quienes tienen menos, y como acto de respeto con la Tierra. Por amor a la Tierra.

David Whyte dice: “Los seres humanos tienen una capacidad intuitiva y un conocimiento de que en algún lugar en el centro de la vida existe algo inefable e inalterablemente correcto y bueno”.

Es el espíritu de la Buena Voluntad –si escuchamos, nos guía. Como la luna en la oscuridad. Que nos guíe a trabajar estrechamente con otros, y a constantemente buscar formas de proteger las vidas de las personas, plantas, y animales, minerales, ecosistemas y cuencas acuíferas –aunque implique un riesgo para nosotros.

Rhonda Fabian, editora digital de Kosmos Journal (www.kosmosjournal.org), es escritora, realizadora de cine y directora y co-fundadora de la empresa educativa de medios de comunicación, Fabian Baber Communications. Rhonda ha sido ordenada en la tradición monástica de su instructor, el maestro Zen Thich Nhat Hanh.

Fomentando la Humanidad Una


Domen Kočevar

La humanidad es una familia de 7 mil millones de personas, cada una buscando la felicidad como motivo principal de su vida. Todo el mundo quiere ser feliz. Los problemas surgen con tener o no tener lo que queremos o cuando mi sentimiento de felicidad te excluye del tuyo. Estos problemas traen dolor y todas las otras variantes de sentimientos no deseados.

Los breves sutras de yoga de Patanjali, una joya de la filosofía hindú, sintetizan esto en su descripción de los 5 KLESHAS, u obstáculos a la experiencia de la unión. “La falta de percepción de la Realidad, el sentido de egoísmo o de “Yo-idad”, las atracciones y repulsiones hacia los objetos y el fuerte deseo de vida son las grandes aflicciones o causas de todas las miserias de la vida”.1 Si conociésemos nuestro verdadero estado de ser, si supiésemos quienes somos en realidad, todos nuestros problemas desaparecerían.

La consciencia se identifica con la materia con la que se implica. Desciende a la materia, en un sendero involutivo, hasta el punto de inflexión. La ascensión evolutiva hacia el alma y, más adelante hacia el espíritu, si empleamos estos términos, es el sendero de liberación de los obstáculos a la unión de manera que el poder de avidya (la ignorancia) sea cada vez más débil. El resultado es que nuestra identificación cambia. Las identificaciones se vuelven más sutiles y difíciles de detectar y ver.

La historia del descenso y ascenso del humano se ha descrito tantas veces y de tantas maneras a lo largo de la historia que ahora está bastante clara en las mentes de quienes estudian el sendero. Un gran número de personas sabe mucho. Y también están produciéndose realizaciones más profundas en las que el conocimiento está siendo transformado a una acción inteligente y firme.

Hay muchas personas hablando de la humanidad una, de la unidad, de la conexión de todo. El año pasado, cuando empecé a considerar seriamente hacer un doctorado sobre este tema, vi la inmensa cantidad de personas tocando el corazón mismo de la humanidad. La ciencia está revelando multitud de ejemplos concretos de investigaciones que demuestran el hecho inevitable de que somos uno.

Creo que a la humanidad le falta poco para dar un salto colectivo al nivel de vida básica de las cualidades del alma. Los sutras de Patanjali delinean los pasos necesarios para superar los obstáculos o KLESHAS a nuestra percepción de unión, y las personas han recorrido estos pasos en el pasado y siguen haciéndolo. Pero ahora el campo colectivo está tan cargado que pronto empezará a desbordarse y nos sorprenderá cuando menos lo esperemos.

El sendero a una vida consciente como una gran y solidaria familia humana está entrando en una sintonía creciente con el Amor Uno, la Mente Una y la Voluntad Una. Mi observación del mundo es que hay muchos individuos a punto de sintonizar lo bastante como para no ser capaces de dañarse los unos a los otros, e incluso de empezar a cuidarse y ayudarse activamente entre sí… a punto. Es como una  taza llena de agua y cada gota está rebosando. Una vez que empiece a fluir será un proceso irreversible. Nuestro conocimiento interno de igualdad, de compartir los mismos sueños y miedos y sufrimientos es muy fuerte. También es fácil ver que está sucediendo exactamente lo opuesto: que hay un sustrato que está intentando detener el salto cuántico. Pero creo que los extremos que estamos contemplando en el mundo anuncian la fuerza del  trasfondo del movimiento de los Bueno, de la BUENA VOLUNTAD de Todos.

Junto con otros amigos, Nina Meyerhof y yo estamos trabajando en un proyecto sobre Auschwitz. Es la expresión más horrorosa y condensada del mal en la historia. El proyecto se centra en cómo avanzar desde ahí hacia un futuro en el que cualquier cosa parecida sea imposible. Sabemos que en la actualidad están sucediendo cosas similares a las de Auschwitz en el mundo. ¿Cómo ir más allá de la posibilidad de ser capaz de hacer algo tan malvado los unos a los otros? No importa quién sea el opresor y quién la víctima. Para mí siempre es sólo una cuestión de ¿CÓMO ES POSIBLE QUE SUCEDAN HECHOS ASÍ DE HORRENDOS? Eso debería vibrar en cada uno de nosotros y empujarnos a emprender las acciones que sabemos son correctas para cada uno de nosotros. Es osado decir que no importa quién es el villano y quién la víctima. ¿Pueden imaginarse la capacidad de perdón necesaria para mirar algo como Auschwitz si se es la víctima? Y lo mismo si eres el villano que entiende el resultado de sus actos. El sentimiento de culpa está devastando a muchas personas.

Cuando veo la violencia que está sucediendo ahora en el mundo, a veces intento identificarme con el hombre en el tanque que está disparando sobre otros seres humanos. ¿Cómo puede hacerlo? (Sí, suele ser un Hombre). Comprendo el proceso del mando, el odio que surge del sufrimiento, el proceso de defender y después de utilizar la oportunidad… veo fácilmente cómo esto es posible cuando la naturaleza humana está desconectada de la totalidad.

Pero también veo el sencillo cambio que puede producirse cuando alguien se identifica con el Otro y se ve a sí mismo en el otro. Ve a la madre del otro y se ve a sí mismo. Ve a los hijos del otro y ve a los suyos. Cuando ve la sonrisa más simple de una mujer a la que ama piensa en la tristeza de no volver al hogar. Conexiones así de pequeñas pueden “envenenar” la consciencia con el conocimiento de la totalidad. Y el “campo” está de verdad llenándose con información sobre nuestra interconexión. Desde aportaciones totalmente científicas al conocimiento práctico absoluto de la Unidad e Igualdad de todo. El exterior está buscando alcanzar el interior y el interior está intentando aún más fuertemente salir. Los puntos de contacto están produciéndose en seres humanos de todo el mundo.

Tocar el corazón de la Humanidad Una es saber la importancia de cada color del mundo. Es saber que cada alma es diferente, pero siendo consciente de la Unidad de todas. Se reconoce la importancia de todos, cada uno con sus dones y mensaje.

El cambio general se produce cuando cambia el planteamiento fundamental –todo se adapta a esto. Creo que la Humanidad Una, la hermandad de todos, está más cerca de lo que imaginamos. El cuenco de conocimiento está llenándose rápidamente con los datos de la Vida Una y las personas responderán en consonancia.

Domen Kočevar ies conferenciante, escritor y representante de la biblioteca teosófica de Alma M. Karlin, Celje, Eslovenia.

1. I. K. Taimni, The Science of Yoga: The Yoga Sutras of Patanjali, Section II, Sutra 3, p. 130

Enseñando Intuición al Intelecto en los Colegios Actuales


Aïsha Guennoun

Alice Bailey escribió que: “La naturaleza y verdadera importancia de la meditación, y su empleo a gran escala en Occidente… pueden eventualmente sustituir los actuales métodos de entrenamiento de la memoria, y mostrarse como un poderoso factor en los procedimientos educativos modernos”. ¿Cómo puede la intuición ser una herramienta de aprendizaje en los colegios actuales?  ¿Qué podemos hacer hoy para fomentar una educación más enfocada en su desarrollo en los colegios del mañana? El desafío ahora es educar al intelecto para que se vuelva más receptivo a la intuición.

Terminología

El intelecto es la mente concreta que recibe, cosecha y analiza el conocimiento para aplicarlo a, por ejemplo, aprender a contar o a usar aritmética mental para hacer compras. Cuando más avanzamos en nuestros estudios, más refinamos el empleo del intelecto para reflexionar sobre cuestiones concretas. Tocamos la frontera de la mente abstracta, el reino de las ideas universales, cuando usamos el intelecto para reflexionar sobre aspectos globales o nociones abstractas. Sin embargo es importante reconocer que el intelecto está ahora tan sumamente cultivado en nuestra sociedad que impide actuar a la intuición.

En La Philosophie de A à Z, se dice que “toda intuición tienen la naturaleza del descubrimiento de un objeto, de una nueva idea”. Evocamos la “naturaleza divina de la intuición”.1 Nos acerca a la comprensión del corazón. En el proceso, una “verdad” que resuena y armoniza con nuestro ser interno es validada, de manera que podamos vivir más plenamente. Es el vínculo entre nuestro mundo interno “real” y el entorno cotidiano de nuestro mundo terrenal, permitiendo el paso del mundo invisible al visible.

¿Por qué Enseñar Intuición?

El estudiante es más receptivo al mundo del conocimiento cuando está aprendiendo con el corazón o mediante el corazón. La visualización creativa grupal es una herramienta de enseñanza que estimula el despertar de la intuición en jóvenes y adultos. El instructor no sólo imparte conocimiento a sus alumnos, sino que lleva a cabo con éxito un proyecto educativo en colaboración con ellos. Así se vuelven responsables como parte de un grupo de clase. Visualizar e imaginar creativamente es, para los estudiantes, crear sustancia mental nueva en el mundo de hoy. Esta sustancia, este medio de pensamiento, es lo que les permite construir unidos el mundo del mañana.

Enseñar que “yo = nosotros” ayuda a establecer una atmósfera creativa en el grupo de clase: los alumnos se sienten sintonizados en la misma frecuencia durante sus clases, como si estuvieran en la misma longitud de onda. Las diferencias ya no se ven como desacuerdos, sino como un enriquecimiento del grupo de clase. En los nuevos colegios del presente, enseñamos a trabajar, cooperar y colaborar como grupo. Varios movimientos pedagógicos alternativos2 están estableciendo este método de aprendizaje unido de forma creativa. La educación Steiner promueve e implementa el juego creativo: juegos con “material no estructurado a fin de desarrollar la imaginación”.3 El método Montessori emplea un enfoque más sofisticado con respecto al rimo de despertar y aprendizaje de cada niño.

La Enseñanza de la Intuición, en la Actualidad

En el mundo de la educación temprana, los términos espiritual e intuición no implican una educación mística, sino educarse en la no-separatividad (de ahí el trabajo grupal). Ello se refleja en los valores universales que encontramos en la educación cívica o en la ciudadanía en el programa nacional de educación en Francia, por ejemplo, y el despertar de la creatividad esencial (lo interior se expresa externamente) sin imponer un marco rígido de expresión artística. La libertad creativa se fomenta mediante una técnica artística renovada y repetida de manera que los alumnos puedan refinar su expresión individual.

El Ejemplo Finlandés

Pero la intuición es también el arte de construir puentes entre el presente y el futuro. En la escolarización de niños de 6 a 16 años, Finlandia es un ejemplo de síntesis de pedagogía tradicional con las de Steiner y Montessori, adaptándolo a las necesidades de los jóvenes. Al enseñar lo práctico y lo intelectual, se anima a los niños a que sigan un camino de su elección.

Grupos de Edades

En La educación en la nueva era 4 vemos que niños de distintos grupos de edades se polarizan en un cuerpo u otro. Durante los primeros diez años, se enseña al niño a “utilizar inteligentemente la información que le llega al cerebro por medio de los cinco sentidos”.  Ello requiere enseñar al niño a “responder a sus impulsos creadores para hacer y reproducir lo que ve y oye”. Se pone el énfasis en el arte y las manualidades, el dibujo y la música. Después, cumplidos los once años, la mente se vuelve dominante en los niños. El adolescente aprende a “racionalizar sus deseos y sus impulsos emocionales, a discriminar lo bueno de lo malo” en, por ejemplo, historia y educación cívica. Así, agudiza su sentido de valores. Alice Bailey sugiere que “el estudio de la psicología” y “la naturaleza del alma” se añadan al currículo a los diecisiete años. Después, a partir de los dieciocho, podía enseñarse meditación, como “pensar profundamente” en asignaturas como matemáticas, ciencias y la vida en la tierra porque fomentaría la capacidad de “enfocarse e intuir”.5

Arte e Intuición

Según Steiner, la rutina escolar es una cuestión importante que afecta el desarrollo de los jóvenes alumnos. Debe evitarse la fatiga dando una forma artística a la enseñanza. Es el sentido artístico donde “entre el yo y el cuerpo físico están el cuerpo astral y el etérico”. Cultiva en los niños una noción de la bondad, de manera que pueden “sentir”, experimentar la belleza… en este terreno, durante la edad escolar es cuando están más receptivos”.6 Marie-Laure Viaud escribe que en el campo de la creación artística, el hombre aprende a dar forma a la materia para que pueda revelar una realidad espiritual. El joven estudiante debe ser capaz primero de vivir esta realidad en su interior, para expresarla artísticamente. La creación artística no puede realizarse sin una “profundización de la vida espiritual”.7 Ciertamente, según Paul Klee, el arte vuelve visible lo invisible.8

La enseñanza de la intuición es, en sí, un arte. En el mundo de la intuición, el estudiante debería ser guiado para usar su imaginación creativa: “el origen del arte es la imaginación creativa que captura lo espiritual y lo trae al mundo visible desde el invisible”.9 En las escuelas de hoy, desarrollamos el aprendizaje del conocimiento, pero demasiado a menudo dejamos de lado el arte o la imaginación creativa. Esto puede ralentizar o incluso paralizar el desarrollo y la expresión de la intuición.

En el siglo XXI, despiertos a la “virtualización” de las imágenes, los jóvenes están más en sincronía con la capacidad de visualizar. Son las generaciones que han crecido, en general, delante de una pantalla de televisión o de ordenador, especialmente en Occidente. Durante la adolescencia, los jóvenes funcionan con este modelo mental y virtual de la representación del mundo. El profesor o educador debe despertar la intuición reconectando al niño con sus imágenes internas más que con las externas provenientes de pantallas.

Voluntad Creativa e intuición: un Esfuerzo de Buena Voluntad

Para el adolescente, criado y alimentado con televisión e imágenes digitales, imaginar “por sí mismo” puede suponer un esfuerzo de voluntad. Es mas, una “educación que se centra en transmitir conocimiento asfixia otras áreas de la vida del alma debido a la naturaleza impersonal de las imágenes que transmite. Mediante el empleo de la voluntad, el alma esta activa desde su interior”.10

Welleck define este fenómeno como voluntad por “intención”, 11 o la dirección del pensamiento. Cuando utilizamos la voluntad para crear imágenes, hacemos un esfuerzo por imaginar formas en sustancia mental tan precisamente como sea posible, para estabilizarlas de manera que no sean efímeras: “las imágenes mentales pueden conducirse y dirigirse deliberadamente, en lugar de quedar descontroladas”.12

Aïsha Guennoun ies profesora en Francia y colaboradora en la sede de Lucis Trust en Ginebra..

1. La philosophie de A à Z, Hatier, ver “intuition”.
2. Montessori, Freinet, Steiner, une école différente pour mon enfant? by Maire-Laure Viaud, ed. Nathan, Paris 2008
3. ibid.
4. . La educación en la Nueva Era, Alice A. Bailey, (p. 26), Ed. Sirio
5. ibid.
6. En Bases de la pédagogie, éd. Anthroposophiques Romandes, 1988; (p.351)
7. ibid.
8. Montessori, Freinet, Steiner, p.252
9. ibid., p.30
10. L’enfant endevenir, Ernst-Michael Kranich, ed. Triades, 2000, Belgium, p. 33
11. Die Polaritätim Aufbau des Charakters, Berne 1950, work cited in L’enfant endevenir, p. 33
12. ibid., p.34

Educación del Alma para el Cambio Social


Nina Meyerhof

Si vamos a cambiar nuestros comportamientos para manifestar nuestra igualdad y conectividad, también deberá cambiar nuestro sistema educativo. Nuestros sistemas tienen que reflejar la comprensión más profunda de lo que significa ser humano y vivir en una época en la que la esencia de la sociedad global es verdaderamente la interconexión de todas las intenciones y hechos. La necesidad de una educación moral y el potencial creciente de la voz capacitada de individuos ha estado en un proceso evolutivo. Desarrollar esto con profundidad es saber que el siguiente modelo pedagógico relevante consistirá en educar para acceder a la consciencia superior y traducir la experiencia hacia acciones sociales para la armonía global externa. Debemos dirigir con nuestros corazones, utilizar nuestras mentes para ahondar nuestra comprensión de cómo funciona nuestro universo, y aprender entonces cómo comportarnos como una familia de la humanidad.

Nuestros colegios actuales están institucionalizados por normas y reglamentos. Tienden a sostener una visión mecanicista y mantienen el status quo. El foco se pone en información que pueda bajarse de la red. Están lentamente dándose cuenta de la necesidad de alterar su propósito pero son reacios al cambio, y están obligados a producir estudiantes que tienen éxito en el mundo del materialismo que hemos desarrollado. Así, el foco sobre el éxito está definido por el éxito económico y la continuación de la competividad entre individuos.

En la educación del alma se produce un abandono de estos modelos de éxito acompañado por un creciente entendimiento y aceptación de la necesidad de que el ser se realice. En este modelo, dar y recibir son de una importancia vital. El alma se convierte en la expresión, sabiendo que uno está revelando y ofreciendo un propósito individualizado.

Nuestra Consciencia Superior nos llama a recordar el verdadero propósito de nuestra vida. Nuestra Consciencia Superior ya no quiere funcionar solamente a un nivel personal integrado. Nuestra Consciencia Superior nos está llamando a un entendimiento mayor. Se nos está pidiendo que descubramos una profunda apreciación de la diversidad y, a la vez, que comprendamos y asumamos el hecho de que la suma de todas las partes resulta en un todo mayor. Somos la familia del hombre. Somos la Humanidad Una. Nuestras vidas deben abarcar la justicia y la sostenibilidad.

El Servicio Mundial es la manifestación externa de la realización interna de que todos somos Uno. Cuando me encuentro con el otro, me encuentro con el ser. Cuando me encuentro con el ser, puedo ser dadivoso con el otro. Si no me siento mermado ni temeroso de no tener, doy y recibo y estoy en equilibrio con la llamada de la naturaleza. Con esto nos convertimos colectivamente en constructores de la nueva cultura… la Cultura de la Paz.

Durante 2000-2010, Década para la Cultura de la Paz y la No-Violencia, se escribió un Manifiesto que recibió el apoyo de todos los galardonados con el premio Nobel vivos y por UNESCO, y endorsado por una resolución de la ONU. Los principios son: Respetar toda vida, Rechazar la violencia, Compartir con los demás, Preservar el planeta, y Redescubrir la solidaridad. Esto no son más que palabras, y ahora cada uno de nosotros debe traducir estas palabras a la acción.

Los educadores están comprendiendo que la educación necesita construir la cultura que unifica a la humanidad. Ya no es realista imitar lo que teníamos previamente a nosotros. Necesitamos salir y construir colectivamente un sistema unitivo como una familia humana basado en las comprensiones amparadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Debemos aprender, como educadores a llegar a la consciencia del estudiante –a tocar ese núcleo interno que existe más allá del dolor y del placer y que está en un estado de Ser. Este núcleo no necesita desarrollar autoestima –ni más información sobre normas respecto a cómo vivir éticamente. Sabe en su interior que la vida es sagrada. Se conoce como pleno y completo. Este ser desarrollado, a menudo denominado el Alma, ama y comparte y se atreve a vivir una vida de significado con servicio a los demás.

La Educación del Alma consiste en la búsqueda del Espíritu dentro de uno para potenciar todo aprendizaje. Esta búsqueda consciente fomenta el conocimiento intuitivo y la autopercepción. La sensación de sentirse íntegro y completo permite a cada individuo integrarse con los demás. El proceso de sabiduría personal infusa que alcanza la consciencia histórica va a la par con nuestra comprensión del aprender para encontrar significado.

La Educación del Alma es un proceso de búsqueda del alma –mirar al interior para salir al exterior– en el que normalmente no existe la competencia y el otro es tan valorado como uno. El individuo siente la importancia de la vida en su totalidad. La ética y valores que emergen son las leyes universales de la vida. Estas leyes son dictados que existen en cada cultura y nos muestran que somos una familia humana.

Estas Leyes Universales nos dicen que todas las cosas vivas están vivas y tienen espíritu. El Espíritu es consciencia que está disponible para ser aprovechada. Toda la vida está interconectada así. Cada acción que emprendemos tiene infinitas repercusiones  en esta red de vida. La consciencia es tener en cuenta esta ley de Uno. El amor es la interconexión de todo lo que es mientras que el miedo es una separatividad humana que se aprende. El amor es la Ley. El espíritu conecta. Educar es lograr esto.

La ética de vivir como un ser humano justo, compasivo y amoroso es resultado intrínseco de esta búsqueda interna. La Declaración Universal de los Derechos Humanos enumera esta ética para toda la humanidad. La Declaración Fuji lleva esto un paso más allá como signatarios: Afirmar la luz de la consciencia; Comprometerse con la paz y vivir y actuar en nombre de todos; y Luchar por liberar el esritu humanosoluciera que no  liberar el esse con la paz y vivir y actuar aprende. el ..rsado por una resoluciera que no píritu humano, y Avanzar una civilización humana armoniosa.

La educación del alma para esta emergente Nueva Era de Paz requiere muchas técnicas nuevas útiles, incluyendo: procesos de visualización para preguntarse a uno mismo: “¿Quién soy?”; y enseñanzas en múltiples agrupaciones que van más allá de las barreras de edad tradicionales y reconoce que la edad es sólo un constructo preconcebido de desarrollo intelectual… que el alma no conoce edad.

También está el concepto de Aprendizaje Altruista que implica que aprender a hacer feliz a otro es, en verdad, servir a las necesidades propias. Está el Aprendizaje Reflexivo que pide del estudiante que pregunte a su ser las preguntas más que repetir lo que el profesor ha dicho. En este modo, el profesor es más un facilitador que un instructor. El Aprendizaje Experiencial se vuelve muy importante a medida que el estudiante experimenta, analiza e incorpora significado para construir el ser y reflexiona sobre el Ser al nivel del Ser. Es más, es importante pensar en términos de Aprendizaje de Sistemas, buscando no centrarse demasiado en los detalles sino más bien en ver la totalidad y comprender cómo funcionan las cosas. Actualmente enseñamos cantidad de datos aislados a los que la mente debe aferrarse, sin que los datos tengan relevancia personal alguna. Pero si pensamos sobre la forma en la que la vida funciona realmente, en totalidades, entonces empezamos a ver las partes como parte de una totalidad y un sistema de desarrollo. Los seres humanos desarrollan entonces un sentido de la historia mayor de la vida. Finalmente, el Aprendizaje Transpersonal es una metodología que pide al individuo que se transforme y vaya más allá de lo que es el momento en su pensamiento presente y pase al potencial de aprender; que Trascienda el Aprendizaje que abarca la totalidad vista desde arriba.

La Dra Nina Meyerhof es presidenta y fundadora de Children of the Earth, una organización sin ánimo de lucro que ofrece programas por todo el mundo, inspirando y uniendo a los jóvenes mediante la transformación personal y social para contribuir a la creación de un mundo pacífico y sostenible.

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