Economía con alma

>El problema del Capital, el Trabajo y el Empleo plantea algunas de las cuestiones más fundamentales respecto al tema de las correctas relaciones humanas. En el mundo interconectado de hoy, muchas personas de buena voluntad están despertando a la visión de una sociedad global basada en la justicia social –una sociedad que respeta los derechos humanos y el bienestar de todos los pueblos. Este cuaderno de estudio explora una amplia gama de cuestiones interrelacionadas que incluyen la deuda internacional, el capital y la inversión, las corporaciones multinacionales, el trabajo infantil, y las mujeres en el trabajo; se enfoca sobre el nuevo pensamiento respecto al dinero, el capitalismo y el desarrollo sostenible, los nuevos patrones de trabajo, un salario mínimo universal, nuevos métodos de dirección y desarrollo humano, junto con diversas iniciativas que demuestran la buena voluntad en las relaciones entre capital y trabajo. También hay información sobre el trabajo de la Organización Internacional de Trabajo, la agencia de la ONU construida sobre el principio de que una paz universal y duradera depende de la justicia social.

El materialismo está siendo ahora cuestionado, así como la ideología del crecimiento económico constante. En el futuro, la actividad económica deberá rendir cuentas por los costes de la contaminación, y la humanidad deberá vivir más en armonía con la tierra. La explotación rampante de los recursos de la tierra está siendo ahora equilibrada por el concepto de una tutela inteligente. También existe una percepción creciente de la apremiante necesidad de salvar la brecha entre ricos y pobres, tal como lo ilustran los Objetivos del Milenio de la ONU, y la campaña para perdonar la deuda de países profundamente endeudados o subdesarrollados.

En palabras del Informe sobre el Desarrollo Humano de 1995 de Naciones Unidas, “A inicios de un nuevo siglo vivimos en un mundo dividido y el grado de esta división plantea un desafío fundamental a la comunidad global. Parte de ese desafío es ético y moral. Como dijo Nelson Mandela en 2005: ‘Una pobreza masiva y una desigualdad obscena son los azotes terribles de nuestros tiempos –tiempos en los que el mundo presume de avances asombrosos en ciencia, tecnología, industria y acumulación de riquezas –que hay que poner mano a mano con la esclavitud y el apartheid como males sociales’. Los azotes gemelos de la pobreza y la desigualdad pueden ser derrotados –pero el progreso ha sido vacilante y desigual”. (1)

Puede que la verdadera pregunta, realizada por Alice Bailey en su libro Los problemas de la humanidad, sea “¿Qué es lo que de verdad yace en el corazón mismo de la dificultad materialista actual? (p. 79 de la versión inglesa). La respuesta reside en esas bien conocidas palabras “El amor al dinero es la raíz de todo mal”, puesto que el dinero es el símbolo de la naturaleza del deseo –deseo de bienes, la acumulación de posesiones, comodidades materiales, poder, supremacía. El deseo controla el pensamiento humano. El amor al dinero domina las vidas de numerosas personas mientras que muchas otras viven en una pobreza abyecta; sin embargo, existe ahora un elevado número de personas que piensan en términos de valores superiores y de una forma de vida más simple y espiritual que puede ayudar a transformar las relaciones económicas e industriales de la humanidad. Desde luego, una breve búsqueda por Internet revela una enorme cantidad de información sobre individuos y grupos, sean gubernamentales, internacionales o de la sociedad civil, que están trabajando en el mundo del Capital, el Trabajo y el Empleo y cuyos motivos se basan en intereses, propósitos y valores compartidos.

Además de las estructuras formales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) –la agencia de la ONU cuyos principales objetivos están relacionados con estándares, principios fundamentales, derechos en el trabajo, un empleo decente, protección social y diálogo social– existen pensadores imaginativos que están trayendo ideas retadoras al dominio público. Por ejemplo, James Robertson, el pensador político y económico, señala que existen tres principios claves para un nuevo orden económico: la conservación; capacitar a las personas que busquen autonomía y la capacidad de autodesarrollarse; y un sistema multinivel de un sólo mundo, con partes autónomas pero interdependientes a todos los niveles. Susan George, del Instituto Transnacional, hace referencia al “efecto boomerang” de la crisis de la deuda, que tiene consecuencias sociales y medioambientales para las naciones acreedoras del Norte, dado que la falta de oportunidades económicas entre los países endeudados fuerza la emigración al Norte, mientras que los que se quedan atrás están frecuentemente obligados a dañar el medioambiente a fin de sobrevivir.

La OlT ha destacado el desgarrador problema del trabajo infantil, con muchos cientos de millones de niños de todo el mundo obligados a mantener a sus familias, frecuentemente sacrificando su educación y su salud. También hay niños que están esclavizados en trabajos forzados. Se han establecido metas y objetivos para atajar este problema en forma de un Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. Las mujeres, tanto jóvenes como ancianas, se enfrentan a la discriminación en el mercado laboral, y las niñas tienen más probabilidades de caer víctimas de la esclavitud y la prostitución que los niños. En reconocimiento al papel vital que desempeñan las mujeres que trabajan por el bienestar familiar, muchos gobiernos están tomando ahora medidas para promover el bienestar y avance de las mujeres en el trabajo.

Un artículo sobre Capitalismo y sostenibilidad de Jonathan Porritt, medioambientalista y escritor, concluye que, puesto que es probable que el capitalismo siga con nosotros en un futuro próximo, la sostenibilidad debe servirse en un marco capitalista. Como señala, “No tenemos tiempo de esperar a ningún sucesor ideológico a gran escala”.

Hazel Henderson, la economista futurista y evolucionista, cree que el destino de los niños del mundo, el futuro de la familia humana y de la Tierra misma están inextricablemente unidos. El nivel del nuevo campo de juego global necesita elevarse a base de colocar un suelo ético bajo él, es decir, “nuevas normas, tratados y acuerdos para proteger a la infancia, a los trabajadores, a los consumidores y a todas las personas así como al entorno”. Esto parece especialmente relevante hoy porque, a pesar de la presión ejercida por los gobiernos, y de las prohibiciones de la ONU, el trabajo forzado y el tráfico de personas sigue siendo uno de los mayores problemas.

Un extracto que hace pensar de un artículo de Jonathan Rowe, el escritor y economista, discute la idea de la propiedad pública – de propiedad revestida de una dimensión comunitaria. Afirma que una sociedad propietaria que trabaja para el mundo es la que presta tanta atención a lo que nos pertenece como grupo, como a lo que nos pertenece aparte –por ejemplo, el acceso público a las playas, bosques, plazas de las ciudades y sistemas de WiFi públicos.

Los negocios también están desempeñando su papel. El Consejo Mundial de Negocios para un Desarrollo Sostenible (CMNDS) es una coalición de 180 compañías internacionales que comparten un compromiso con el desarrollo sostenible a través del crecimiento económico, el equilibrio ecológico y el progreso social. Los miembros provienen de más de 30 países y 20 grandes sectores industriales y su misión es proporcionar un liderazgo empresarial como catalizador del cambio hacia un desarrollo sostenible en un mundo cada vez más influido por las cuestiones de desarrollo sostenible. CMNDS cree que las principales compañías globales de 2020 serán aquellas que proporcionen bienes y servicios y lleguen a nuevos clientes de manera que resuelvan los principales desafíos del mundo –incluyendo la pobreza, el cambio climático, la desaparición de los recursos, la globalización y los cambios demográficos.

El mundo laboral está cambiando muy deprisa. Por ejemplo, está lo que James Robertson llama trabajopropio, en el que las personas deciden por sí mismas “hacer su especialidad”. También hay ahora nuevos patrones creativos de autoempleo y empresas cooperativas, así como participación de los empleados en compañías como la John Lewis Partnership. Aún más, nuevas formas de gestión, basadas en la colaboración y el compartir más que en las órdenes y el control de unos pocos, están ahora de moda, y el éxito del concepto de equipo expresa latendnecia a pasar de la consciencia individual a la grupal.

El concepto de un salario mínimo universal está ganando terreno lentamente en los países desarrollados, pero el aumento de competitividad creado por la globalización ha obligado a muchas compañías multinacionales a buscar trabajo barato en lugares como India, China, México y el Caribe, dónde el sueldo medio diario es inferior a $5(US). Para lograr el establecimiento de una justicia económica y social real y duradera, la interrelación existente entre trabajadores y empleados y, en un contexto mayor, entre capital y trabajo, debe basarse en el principio de compartir –de ahí los beneficios a largo plazo de un salario mínimo global.

El consumo y la inversión éticos están ahora firmemente implantados en la agenda, con cifras cada vez mayores de personas que empiezan a ejercitar la responsabilidad y una perspectiva ética cuando adquieren bienes de consumo. El movimiento de Comercio Justo está al frente de esta tendencia. También hay procedimientos innovadores mediante los cuales la gente que carece de medios puede empezar a generar riqueza y salir de la pobreza, con el éxito del banco Grameen, fundado por Mohamed Yunus, y otras iniciativas similares de microcréditos.

Resumiendo, el objetivo del estudio no es proporcionar respuestas: en su lugar, ofrece una amplia gama de perspectivas con la esperanza de estimular la reflexión. Existen links a libros y páginas web de utilidad, a fin de fomentar una mayor investigación.

(1). Human Development Report Overview 2005, disponible en http://hdr.undp.org/reports/view_reports.cfm?type=1.

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