En Nueva York, los ponentes invitados eran el embajador Anwarul K. Chowdhury y la Sra. Bárbara Valocore. En los comentarios iniciales, se observó que “la siguiente etapa en el crecimiento evolutivo de la humanidad es hacer frente a la crisis de libertad de los deseos materiales.” Este comentario fue de particular relevancia para la charla del embajador Chowdhury, que se centró en la pobreza en los países menos desarrollados, en los que sirvió como subsecretario general y alto representante de la ONU. La pobreza, como la ausencia del dinero y los recursos necesarios para una vida humana decente, es la otra cara de la excesiva concentración de recursos representada por los bienes y servicios de lujo.

Es este desequilibrio entre escasez y abundancia lo que muestra cuán distorsionado se ha vuelto el Flujo Circulatorio Divino, y por qué hay una necesidad tan grande de que la humanidad se libere del deseo material, para que una correcta circulación del dinero pueda reasignar los recursos equitativamente. Ciertamente, según el embajador Chowdhury, la erradicación de la pobreza, y la paz y seguridad globales, son “dos caras de la misma moneda”. Prosiguió diciendo que la comunidad internacional debe responder y realizar esfuerzos colectivos para superar y tratar el problema de los pobres del mundo.

Según el embajador, la definición y la forma en la que vemos la pobreza ha cambiado a lo largo de los años. Posiblemente ello se deba a una perspectiva más caritativa y a una comprensión mayor de la libertad y el desarrollo mediante los derechos humanos. La comprensión de la libertad ha extendido enormemente nuestro pensamiento hasta incluir una forma más amplia de tratar con el desarrollo y la capacidad humanas. Observó que, “El valioso trabajo del premio Nobel de economía, el profesor Amartya Sen… ha contribuido a un cambio crucial de paradigma enfocando la atención internacional sobre un concepto distinto, multidimensional, de la pobreza y el desarrollo:

  • De medir el desarrollo en términos de GDP per capita y la pobreza en términos de mera privación de ingresos,
  • A caracterizar el desarrollo humano en términos de expansión de capacidades humanas valiosas, con un poderoso énfasis en las libertades y derechos individuales”.

Chowdhury explicó que, aunque no pensaba que los Objetivos del Desarrollo del Milenio fueran a quedar resueltos para 2015, creía que los esfuerzos que se estaban haciendo con estrategias de reducción de la pobreza como los microcréditos y los programas de pequeños préstamos han creado un impulso significativo en la superación de la pobreza en países como Bangladesh. Son estas iniciativas a nivel de base y estos esfuerzos comunitarios los que pueden conducir a un cambio efectivo y positivo en la reducción de la pobreza. Comentó que prefiere el microcrédito a las microfinanzas porque el microcrédito tiene “corazón y alma” mientras que la microeconomía tiene un enfoque más materialista. Observó, “Nada podría ser más empobrecedor que privar de una oportunidad justa. Todo ser humano tiene derecho a que se le dé una oportunidad razonable, una ocasión justa de salir de la pobreza. No es la pobreza de ingresos, sino la de oportunidades, la que es más devastadora. Sólo consideren cómo millones de campesinas analfabetas viviendo en una pobreza abyecta y discriminadas por la sociedad en mi país, Bangladesh, y en 60 otros países, han sacado a sus familias de la pobreza y encontrado dignidad humana gracias a la oportunidad que les ha brindado un miserable microcrédito.”

Concluyendo, el embajador subrayó la necesidad de la cooperación internacional para seguir apoyando a los países menos desarrollados.

Barbara Valocore, estudiante de la Antigua Sabiduría desde hace mucho tiempo, se centró más directamente en la naturaleza espiritual del dinero, y del Divino Flujo Circulatorio. Observó que la salud de todo sistema vivo depende de su capacidad para circular y distribuir correctamente sus recursos –esta es su propia economía interna. Siguiendo con este símil, el problema en la economía humana es uno de correcta circulación y distribución.

Valocore destacó la transición desde la era pisceana, en la que había una separación notable entre las preocupaciones materiales y las espirituales, a la era acuariana, en la que los temas de relación y síntesis se están volviendo cada vez más importantes. La comprensión de estos temas hace más fácil reconocer nuestro propio lugar dentro del Flujo Circulatorio Divino. También subraya nuestra responsabilidad respecto a la correcta circulación y dirección de energía. Y, aún más importante, estamos aprendiendo que las cuestiones espirituales y materiales son igualmente importantes y divinas, y no deberían separarse en el pensamiento: de ahí la necesidad de re-evaluar nuestras actitudes y acciones respecto al dinero.

No hace falta decir que una re-evaluación así constituye un desafío. Como observó Valocore, “estamos siendo retados aromper con siglos de un pensamiento habitual y erróneo, concretamente que el dinero es sucio o algo imposible deemplear con fines espirituales. Las energías emergentes nosestán moviendo a abrazar nuevas formas de pensar y a saber de verdad que los reinos material y espiritual no pueden permanecer separados y aparte. Lo más elevado y lo más bajo deben encontrarse, mezclarse y fusionarse. No podemos seguir separando el dinero de las preocupaciones espirituales. Un pensamiento unificado es lo que más puede restaurar el flujo circulatorio divino.”

Llamó la atención sobre cierto número de tendencias esperanzadoras. En primer lugar está el “Giving Pledge”, una iniciativa patrocinada por Bill y Melinda Gates y Warren Buffett, que anima a otros millonarios y multimillonarios a donar el 50% o más de su fortuna a caridades, resultando en que se están destinando enormes sumas de dinero para el beneficio de la humanidad. En segundo lugar, está el trabajo que está realizando la Fundación Rudolph Steiner, cuya misión central es “transformar la manera en la que el mundo trabaja con el dinero”. En la página web de uno de sus proyectos, llamada Re-imagine Money and the Transforming Money Collaborative, se encuentra una extensa lista de recursos de organizaciones e individuos que están creando nuevos acuerdos y relaciones en torno al dinero. Valocore continuó, “Rudolph Steiner Social Finance ofrece un paradigma nuevo y muy acuariano sobre la circulación y el flujo del dinero. El dinero de un inversor se coloca en forma de préstamos a grupos sin ánimo de lucro trabajando por la buena voluntad y por el beneficio social. El inversor sabe dónde está el dinero y puede ver los proyectos. La diferencia en las tasas de interés entre lo que recibe el inversor y lo que paga el prestatario, finanza la infraestructura de la organización. Los prestatarios son examinados a fondo y existe una relación personal, de manera que la tasa de morosidad es casi inexistente. Son seres humanos enfrentándose e intercambiando amor, en este caso dinero. Los prestadores y los prestatarios se encuentran regionalmente cara a cara para discutir las tasas de interés más equitativas y actualmente hay $130 millones en circulación. Estos dólares están trabajando directamente para ‘fomentar una renovación social y espiritual.’”

Finalmente, Valocore hizo mención a movimientos en los que está produciéndose una regeneración masiva del dinero, como Slow Money y Move your Money, que se centran en invertir el dinero localmente –una tendencia similar a las monedas locales destacadas por Josh Ryan Collins en Londres. Subrayó la necesidad de ejercer una responsabilidad personal respecto al dinero, citando el comentario de Alice Bailey respecto a que la regeneración del dinero no tendrá lugar como resultado de la filantropía de unos cuantos individuos sumamente ricos, sino que las acciones y la actitud de millones de personas en todos los países son lo puede recanalizarlo permanentemente. Concluyó diciendo que “aunque es cierto que la reciente crisis económica ha afectado adversamente a millones de personas, es indudable que puede ser una bendición disfrazada ya que no cabe duda de que en occidente estamos siendo empujados a repriorizar cómo manejamos el dinero y dónde ponemos nuestros valores”.

En los comentarios finales del simposio de Nueva York, se destacó la necesidad de ejercer una responsabilidad individual y colectiva: “…debemos trabajar, todos y cada uno de nosotros, para elevar la consciencia humana hasta llegar a reconocer que ‘no tenemos futuro evolutivo si no nos asociamos los unos con los otros’”.

Reporte Londres || Reporte Ginebra

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