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Alice A. Bailey accedió, en forma reticente, a escribir su propia Autobiografía. Lo que finalmente la decidió a escribir acerca de su vida fue la carta de un amigo que, nos dice A.A.B., sentía profundamente que "yo podía prestar un gran servicio si explicaba a la gente como había llegado a lo que soy, siendo de utilidad saber de qué manera una activa y rabiosa cristiana ortodoxa llegó a convertirse en una muy conocida instructora esotérica”.

Partiendo de una formación conservadora británica, la vida de Alice A.Bailey la llevó en muchas direcciones, aunque siempre en la misma: hacia aquel momento en que a través de drásticas experiencias personales de muchas clases, adquirió una síntesis de visión y entendimiento, y una absoluta convicción de que la vida divina una compenetra y anima a la humanidad una; de que el Plan para el hombre requiere la colaboración y el servicio de seres humanos entrenados y dedicados, inteligentemente informados sobre los asuntos mundiales, en colaboración con aquellos que forman la Jerarquía espiritual, el gobierno interno del planeta. El trabajo de su vida se convirtió en una parte integral de esta síntesis y de esta comprensión.  Sin perder en lo más mínimo sus cualidades y preocupaciones muy humanas, su alma cumplió el compromiso con su Maestro, y su personalidad colaboró totalmente en el campo del servicio aceptado.

Básicamente su trabajo se desarrolló como una dualidad – su servicio como discípula a su propio Maestro, Koot Humi, que incluyó la fundación de la Escuela Arcana; y su inicialmente reacia aceptación para trabajar con el Tibetano, el Maestro Djwhal Khul, en la escritura de una serie de libros que presentarían la siguiente fase en la continuidad de la enseñanza de la Sabiduría Antigua para el presente y el futuro inmediato.

Este trabajo con el Maestro Tibetano comenzó en 1919. En su introducción de "Tratado Sobre Fuego Cósmico" Foster Bailey señala: “En su Autobiografía Inconclusa, publicada en 1951, Alice Bailey narra la historia de los años dedicados al trabajo telepático que realizó conjuntamente con el Tibetano.  Relata el primer contacto establecido con Él en el plano físico, que tuvo lugar en California, en noviembre de 1919. El trabajo proyectado debía abarcar un período de treinta años.  Treinta y tres días después de finalizar dicho periodo, (en Diciembre de 1949) Alice Bailey se liberó de las limitaciones del vehículo físico".

Esta pronta liberación explica por qué la Autobiografía quedó inconclusa.

A medida que su trabajo con el Tibetano se desarrollaba, y su propio trabajo como escritora y conferenciante, y su trabajo de iniciar la Escuela Arcana probaban su eficacia, el Tibetano aprovechó su fuerte vínculo telepático con A.A.B. para establecer ciertas actividades necesarias para el trabajo de la Jerarquía a favor de la Humanidad. La Escuela Arcana, si bien nunca fue controlada ni supervisada por el Tibetano, fue utilizada para anclar ciertas actividades de Servicio tales como Triángulos, Buena Voluntad Mundial y la distribución de la Gran Invocación.  El Tibetano sugirió también cierta clase de trabajos de meditación como un servicio planetario, particularmente las Meditaciones Redentoras sobre la Preparación para la Reaparición de Cristo y para Atraer Dinero con Fines Jerárquicos, y la Escuela Arcana, en 1947, comenzó un serio estudio de los problemas fundamentales de la humanidad, basado en su libro con ese título.

La Escuela Arcana, por lo tanto, como un canal cada vez más útil entre la Jerarquía y la Humanidad, fue utilizada por el Maestro D.K. con el consentimiento y la colaboración de A.A.B., para anclar firmemente ciertos principios esotéricos y realidades necesarias para la conciencia humana, y para demostrar que el esoterismo es una forma de vida, y no un escape hacia vagas y místicas abstracciones. El trabajo de toda su vida, aunque dedicado a dos servicios distintos, demostró esa síntesis de visión y actitud característica de todo discípulo mundial.

En palabras de Foster Bailey, que se incluyen en la introducción a la Autobiografía: "La mayor parte del trabajo en su vida siempre fue subjetivo. Hemos visto y observado sus efectos objetivos en el ir y venir externos; la hemos ayudado y querido, criticándola a veces, quejándonos otras, pero siempre seguimos adelante con ella, y por ella, cada vez mejor y más arriba, lo cual no hubiera sido posible de otra manera… Eligió el sendero de los Salvadores del Mundo. Ahora ha retornado a su Maestro K. H. a fin de realizar juntos un trabajo más osado para Cristo".