De lo Irreal a lo Real - Septiembre de 2023


Parece que la humanidad ha llegado a un punto de máxima identificación con sus vehículos de expresión y muchos viven volcados hacia el mundo que los rodea. Para una gran mayoría, ‘lo real’ es aquello que se percibe a través de los sentidos, todo lo que se puede ver, medir y tocar. En este estado de conciencia, primero percibimos y luego reaccionamos ante las experiencias que nos proporcionan placer o displacer, lo que a su vez genera formas de apego mediante su atracción o aversión. Buda enseñó que tanto la avidez como la aversión son obstáculos para alcanzar la liberación del sufrimiento. Debido a la insaciable búsqueda de placer individualista y al olvido del bien común, la vida basada en la satisfacción material ha producido la aguda crisis que vivimos hoy.

En esta civilización materialista muchas personas están siendo impulsadas por una sensación de profundo vacío y sienten que la vida no tiene significado. Hay un inmenso sufrimiento en este estado que se asemeja al vacío, pero como contraste a esta negatividad, puede surgir un cambio muy positivo; ya que es entonces cuando el alma se hace sentir y así se inicia un camino de reflexión en el cual se intensifica la búsqueda del mundo del significado. Como resultado, la conciencia deja de enfocarse en los acontecimientos externos y busca deliberadamente aquello que se encuentra detrás de las experiencias sensorias. Esto nos lleva a encontrar una mayor profundidad y un valor espiritual en las experiencias, a adquirir mayor conocimiento y a lograr un mayor enfoque en el mundo del significado. También nos permite internarnos en el amor-sabiduría del alma. Esto vincula poderosamente al individuo con aspectos de vida cada vez más elevados de la vida espiritual. Quizás por esta razón se nos ha dicho que el significado es la “antecámara de la liberación”, ya que por este descubrimiento reconocemos la unidad de la vida y comprendemos que el sendero que estamos hollando nos conduce de lo individual a lo universal.

Una de las metas expresadas en las enseñanzas espirituales es “hacer retroceder el mundo de los fenómenos al trasfondo de la conciencia, en tanto que el mundo del significado se hace más vital y real”1. Esta búsqueda nos impele a cuestionarnos sobre el propósito de todo lo que nos ocurre, y a indagar sobre el significado que hay detrás de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Esta práctica nos lleva a reconocer las grandes influencias que condicionan nuestro medio ambiente y a percibirlas no como hechos y circunstancias, sino como manifestaciones de energías sutiles.

Aprender a penetrar detrás de los acontecimientos externos para descubrir sus significados arroja luz en un mundo oculto a fin de colaborar en el proceso redentor. Lo físico es un símbolo de lo que ocurre en los mundos internos y justamente allí debemos penetrar con la mayor precisión posible. Estudiar el mundo del significado, eventualmente nos abrirá el portal que conduce a la Vida como energía misma. El servicio grupal de Triángulos contribuye al proceso redentor con la Luz y la Buena Voluntad que evoca y ayuda a quienes buscan el mundo del significado y trabajan en él.


1 El Discipulado en la Nueva Era, Tomo II, p. 141 ed. Inglesa

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