Un Nuevo Modo de Vivir se Cierne Sobre la Humanidad

Alice A. Bailey
 

Un nuevo modo de vivir se cierne sobre la humanidad y se materializará cuando sea correctamente derrotado el egoísmo y se visualicen las rectas relaciones humanas, y el ideal de este nuevo mundo se aparte de todo concepto y aspiración nacionalistas.

Les pediré que mediten sobre la visión de este nuevo mundo, manteniendo la mente abierta y comprendiendo que este nuevo modo de vivir se cierne sobre la humanidad y se materializará cuando sea correctamente derrotado el egoísmo y se visualicen las rectas relaciones humanas, y el ideal de este nuevo mundo se aparte de todo concepto y aspiración nacionalistas. Éste no será un mundo americano, francés, británico o totalitario, sino el resultado de la saliente civilización y de la cultura que es la flor de esa civilización, pero, al mismo tiempo, tampoco será una de ellas. Será un mundo humano, basado en la correcta comprensión de las rectas relaciones humanas, en el reconocimiento de iguales oportunidades educativas para todos los hombres, las razas y las naciones, y sobre la comprensión fundamental de que "Dios ha creado a todos los pueblos con una sola sangre".

Será un mundo en el que las diferencias raciales y las unidades nacionales se conocerán como enriqueciendo la totalidad y contribuyendo a la significación de la humanidad. Esas diferencias y nacionalidades serán mantenidas y cultivadas, no en un aislamiento separatista, sino en la comprensión de que muchos aspectos del desenvolvimiento y de la diferenciación humana producen un todo noble y que todas las partes de ese todo son interdependientes. Todos comprenderán su relación mutua en un esfuerzo progresivo, sintético, humano, y la empresa de la vida en conjunto producirá un trabajo interno que florecerá en belleza y riqueza, que caracterizarán a toda la humanidad. En esto todos participarán con sabiduría y eficiencia planeada, ofreciendo a la vida planetaria y mutuamente lo que tienen para contribuir. Será posible porque todo el género humano será reconocido como la unidad esencial y de mayor importancia espiritual que la parte.

Esto no es un sueño vano y visionario. Ya está sucediendo. Movimientos embrionarios hacia esta síntesis mundial ya se están realizando. Se sueña con una federación, con una interdependencia económica y unidad religiosa, además de una interrelación social y nacional que está tomando forma rápidamente, primero en las mentes de los hombres y luego en los experimentos. Hay un vínculo de unido propósito, presentido por muchos en los campos político y económico, que no es el cumplimiento de un deseo o una fantasía, sino el indicio de una realidad emergente. Los pensadores en todas partes lo sienten y reconocen…

Cuando esta visión haya sido captada por los hombres y mujeres de buena voluntad de todas las naciones y cuando se haya convertido en parte de la vida y de la mente de todo discípulo y aspirante, entonces el paso siguiente será estudiar los factores que obstaculizan su materialización. Para esto es esencial una amplia tolerancia y una mente sin prejuicios, y estas cualidades son raras en el estudiante común y en el hombre de la pequeña ciudad. Se debe hacer frente a los errores pasados; reconocer el egoísmo en las esferas del capital tanto como en las del trabajo; la ceguera, las ambiciones nacionalistas, la adhesión a antiguas demandas territoriales y derechos asumidos, las posesiones heredadas, la negativa a abandonar ganancias pasadas, los disturbios en las zonas de conciencia religiosa y social, la incertidumbre sobre las realidades de la vida subjetiva y espiritual y la falta de sinceridad, basadas en el espejismo y el temor -todos estos factores están entretejidos en el canon de vida de cada nación, sin excepción, siendo explotados por las fuerzas del mal y eludidos por las personas débiles, pero bien intencionadas del mundo. Estos factores deben ser vistos en su verdadera perspectiva. Las personas que tratan de trabajar regidas por las Fuerzas de la Luz deben apartar su mirada del mundo de los efectos y dirigirla al reino de las causas; deben reconocerse los factores que crearon y condicionaron el mundo moderno y conocerse dichos factores predisponentes por lo que son.

Alice A. Bailey, La Exteriorización de la Jerarquía, pp. 241–243 ed. inglesa, adaptado.
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