Presentación de la Versión Adaptada

Preparar a los hombres para la reaparición de Cristo es el primer y mayor deber. La parte más importante de ese trabajo es enseñar a las personas, en amplia escala, a emplear la Invocación para que llegue a ser una plegaria mundial y enfoque la demanda invocadora de la humanidad (La Exteriorización de la Jerarquía, p. 641 versión en inglés).

La traducción de las “siete antiguas fórmulas” al idioma moderno fue el logro supremo de una colaboración de 30 años entre Alice A. Bailey y el Tibetano, Djwhal Khul. Desde cuando fue dada a conocer, en 1945, la Gran Invocación (GI) ha resonado en todo el mundo y ha sido traducida a más de 70 idiomas y dialectos. Ahora puede decirse que como resultado de su uso mundial a través de los años, las energías invocadas por la Gran Invocación se han anclado profundamente en la conciencia humana.

El Tibetano, Djwhal Khul, siempre tuvo clara la intención de que la Gran Invocación fuera distribuida masivamente y se convirtiera en una plegaria mundial. Ahora, en un mundo cada vez más pluralista y multicultural, es necesario continuar dándola a conocer a tantas personas como sea posible. El lenguaje es un medio de expresión vivo y cambiante que opera en consonancia con los cambios en la conciencia humana. Por esa razón, la junta directiva internacional de Lucis Trust concluyó que al distribuir masivamente la Gran Invocación —que es el propio mantram del Cristo para la era de Acuario— se le pueden hacer unas leves adaptaciones idiomáticas sin cambiar su significado. El objetivo es lograr que un mayor número de personas trabajen con la Gran Invocación en una forma ligeramente adaptada a fin de fomentar la tan necesaria transformación de la conciencia en este periodo de crisis planetaria.

Creemos que el enunciado original de la GI, como se dio en inglés, no sólo es innegablemente inclusivo para quienes entienden realmente su significado, sino que la elección cuidadosa de las palabras y la cadencia mántrica contienen una gran enseñanza espiritual por sí misma. Sin embargo, también reconocemos que los tremendos cambios que han ocurrido desde cuando la Gran Invocación fue dada a conocer por primera vez –cambios que han generado un mayor reconocimiento de la contribución de la mujer a la sociedad y una creciente apreciación de las tradiciones y creencias del mundo, especialmente las de Oriente, como el budismo y el hinduismo­– han creado un clima mental en el que ahora la humanidad considera intolerable todo aquello que pueda denotar o parecerse siquiera a exclusividad, estrechez de miras o prejuicio. En este período de preparación para la exteriorización de la Jerarquía y la reaparición del Cristo, el Instructor Mundial, la demanda mundial generada por la Gran Invocación es uno de nuestros medios más importantes de cooperación. Por lo tanto consideramos que no debe permitirse que ninguna de las persistentes resistencias impuestas al empleo de las palabras de la Gran Invocación se convierta en un obstáculo para su uso y distribución generalizada.

También comprendemos que la Invocación está construida sobre “siete antiguas fórmulas” y que el Tibetano mismo parecía alentar la ligera adaptación de ciertos términos al presentar la Gran Invocación a grupos específicos. Siempre ha habido objeciones a la enunciación de la Gran Invocación, probable y comprensiblemente debido a su gran potencia como mantram; sin embargo, dos palabras en particular, “hombres” y “Cristo”, han suscitado más malentendidos que el resto. Aunque la palabra “hombre” (man) viene del sánscrito y significa “aquel que piensa”, la mente moderna ve esta palabra masculina como sexista y excluyente. Y en cuanto a la palabra “Cristo”, es lamentable ver que con demasiada frecuencia este término está asociado con algo que pertenece casi exclusivamente a la cristiandad y que es poco significativo para las personas de otras religiones o para quienes no tienen ninguna religión en particular. Por eso consideramos que, en caso de que se considere necesario, se pueden modificar estos dos aspectos de la Gran Invocación, sin comprometer en forma alguna su inigualable valor espiritual. Con base en lo aquí expuesto transcribimos entonces esta nueva versión:

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios
Que afluya luz a las mentes humanas
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios
Que afluya amor a los corazones humanos
Que Aquél que Viene retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida
Que el propósito guíe a todas las pequeñas voluntades humanas
El propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza humana
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
>Y selle la puerta donde se halla el mal.

Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

Esta versión ligeramente adaptada ahora está disponible como tarjeta para uso personal y para su distribución pública por parte los colaboradores. También está disponible como afiche de presentación del Día Mundial de Invocación.

Continuaremos trabajando con la Gran Invocación original en nuestras reuniones y conferencias, y sabemos que muchos colaboradores harán lo mismo. Sin embargo nuestra esperanza es que, ya sea que una persona  trabaje con la versión original, o con la adaptada que acabamos de transcribir, su uso contribuya a la transformación de conciencia, permitiendo penetrar más allá de las palabras y captar el verdadero significado e importancia de esta gran plegaria mundial.