Acerca de la Vida y el Amor - Septiembre de 2021


¿Qué es lo que hace a un ser humano? Uno puede argumentar que es el alma inmortal, el yo, el morador dentro de la forma que es el verdadero ser humano y que todo lo demás es el no-yo, el vehículo, o una mera proyección de ese ser. Una verdad tanto tiempo mantenida es innegablemente correcta, pero continúa siendo incompleta porque pasa por alto la belleza, la maravilla y la vivencia de la experiencia humana. Sólo a través del proceso de vida y la evolución humana puede cada uno llegar a ser lo que es y siempre fue en esencia. Solamente cuando los retos de la experiencia humana se hayan superado y la belleza, maravilla y divinidad de los tres mundos sea vista y oída, puede revelarse el alma.

El hecho de las relaciones subyace en toda la experiencia humana. A medida que el niño pasa de la adolescencia a la edad adulta y luego a la vejez, los maestros, mentores, amantes, familia amigos, todos condicionan y modelan poderosamente lo que uno llega a ser. Dentro de la psique del ser humano en evolución, la virtud y el vicio, el triunfo y la derrota, la aspiración y la depresión, y cualquier otro número de pares de opuestos surgen y menguan hasta que se establece una correcta relación y se encuentra el camino medio entre ellas. Tal relación interna actúa simultáneamente dentro de cada relación externa nuestra evocando valor, compasión, empatía, creatividad, inteligencia, visión, perseverancia, sacrificio — las cualidades del más elevado altruismo humano. Tal manifestación se hace posible por la influencia del alma, que en sí misma es la quintaesencia de la más perfecta inofensividad, del sacrificio más absoluto y del conocimiento más elevado. El alma es la luz misma, producida  a través del acercamiento del espíritu y la materia. Es el principio de relación o Amor.

Amor es mucho más que un sentimiento humano. Es la fuerza de la evolución que impulsa todas las cosas hacia adelante hacia una consumación perfeccionada. Construye, altera y finalmente destruye todas las formas que obstruyen la expresión de la vida del alma. Es la fuerza que mantiene todas las cosas en orden. El amor une los mundos: el mundo de la vida humana y el mundo del alma. Cuanto más uno ama, tanto más puede esta fuerza cósmica verterse a través de nuestro propio ser hacia los otros.

¿Cómo podemos transformarnos en centros vibrantes de amor radiante? A través del olvido de sí mismo, sacrificio, voluntad, conocimiento, empatía, compasión, cultivando la alegría en todas las cosas y viviendo la experiencia humana en toda su plenitud. Esto conduce finalmente a la conciencia del alma y a su debido tiempo al desarrollo de la intuición. La intuición es “captar comprensivamente el principio de universalidad” y cuando está activa produce una identificación con todos los seres y una completa pérdida del sentido de separatividad. Para el ser humano, el ejercicio más elevado de la fuerza del amor es la evocación de la intuición. Tal expresión elevada de amor, que requiere una comprensión total del principio de relación mismo, demanda todo lo que uno puede dar. Ese dar nos conduce a través de la experiencia humana y hacia la gloria de una vida aún mayor.