La Promesa en el Compromiso Espiritual - Junio de 2021


“Las tres palabras: modificar, cualificar y adaptar, hacen referencia definitiva a los tres mundos en donde el Plan se debe manifestar.” (Discipulado en la Nueva Era, Vol II, p.390).

Entendido normalmente, un compromiso es un acuerdo entre dos partes que no complace totalmente a ninguna de las dos.  Pero nosotros estamos buscando elevar el significado y, ciertamente, ir más allá de un enfoque en lo que complace o disgusta a la personalidad. Buscando el significado que tenía en el siglo XV, nos encontramos con que un compromiso es “una promesa mutua que se cumple por una decisión del árbitro”. Esto nos puede dar una clave sobre cómo redefinir el compromiso en  términos espirituales. Podríamos sugerir que, desde el ángulo del espíritu, el árbitro o juez es la Verdad o la Realidad misma. Esto podría implicar que el compromiso, en su significado más elevado, es el reconocimiento de la promesa, el potencial latente dentro de una situación y el acuerdo mutuo de aquellos que reconocen esto para procurar ser conscientes de ese potencial.

Cuando consideramos lo que la red de Triángulos está buscando realizar, a saber, cambiar el vehículo etérico planetario de una red de cuadrados a una de triángulos, podemos ver emergiendo el resultado final  de tal compromiso espiritual. Esto representa nada menos que una completa renovación del organismo etérico planetario, produciendo una afluencia más libre de la vida universal. Desde otro ángulo, podríamos decir que esta es la promesa que los miembros de los Triángulos se hacen unos a otros, procurar ser conscientes de esta transformación extraordinaria al modificar, cualificar y adaptar su sentido  del sentido fundamental de las relaciones. Porque las relaciones triangulares, si son totalmente uniformes y libres de la personalidad, en otras palabras, si son auténticas relaciones alma-alma-alma, son los agentes supremos de la libre afluencia de la luz y el amor.

En otro sentido, podemos pensar sobre el trabajo de Triángulos en conexión con el compromiso espiritual. Cualquier persona que se sienta atraída a este trabajo es probable que también sea sensible al reconocimiento de cuanto más completamente podría expresarse en el mundo la vida del espíritu. Sin embargo, al mismo tiempo, esta percepción se debe equilibrar con el reconocimiento de que la oportunidad cíclica y la carga actual del Karma individual y colectivo, puede impedir aún su expresión completa. Por tanto, cada persona de la red de Triángulos se mantiene en el papel de árbitro mediador, convirtiéndose en un punto de tensión dinámica entre ‘el cielo’ y ‘la tierra’. Participar en la triple estructura universal del Triángulo puede ayudar a estabilizar este difícil acto de malabarismo y facilitar la distribución de energías superiores. Así, convirtiéndonos en maestros del arte del compromiso espiritual en nuestras vidas individuales, juntos podemos ayudar a realizar la gran promesa que yace inherente en la estructura de la Tierra, transformándola en un planeta sagrado.