Marzo 2007

Cuando el discípulo es aceptado (porque la Logia reconoce su consagración a su propia alma) llega a reconocer definida y efectivamente a la Jerarquía. Su vida de anhelos y aspiraciones, sus suposiciones, deseos y teorías, o como quieran denominar su ansia de exteriorizarse y ascender hacia la divinidad, se convierte en un claro conocimiento del grupo de almas liberadas. Esto no se produce por algún convincente fenómeno, sino por la afluencia de la intuición. Por lo tanto, el discípulo pasa por una expansión de conciencia que puede o no registrarla el cerebro. Cada paso del camino, desde ese punto de reconocimiento en adelante, debe ser conscientemente realizado e involucra también un consciente reconocimiento de una serie de expansiones. Estas expansiones no son iniciaciones. Tengan esto claramente presente. La iniciación que está por delante es simplemente el efecto del reconocimiento. Podrían llamarse "puntos de crisis estabilizadores", donde lo "ocasional se convierte en lo constante y la intención en lo intencional". Reflexionen sobre estas palabras.(El Discipulado en la Nueva Era T..II, p. 220)