Tensión Eléctrica y Espacio Sagrado - Parte 2

Continuación de la parte 1

 

El manto de las aguas

 

Обои вода, лучи
света, дуги

 

 

En la primera parte presentamos una visión general de la tensión eléctrica y el espacio sagrado; pero ahora es necesario relacionarlos con los otros temas del Puente Eléctrico, sobre todo de La Corriente Sanguínea Cósmica. En esta se trazaron las correspondencias entre el éter interestelar y el agua; asimismo se observó que el éter es agua en su estado primordial. En ambos casos, la tensión electromagnética actúa basándose en la geometría sagrada del hexágono.

El cuerpo humano consta de más o menos dos tercios de agua. En vista de que el plasma de la sangre está compuesto de un 90 por ciento de agua, todas las cadenas del ADN y las proteínas en el cuerpo están inmersas en agua; ella es, por lo tanto, la base del organismo humano. De hecho, las moléculas de agua constituyen el 99 por ciento de todas las moléculas del cuerpo humano.

En el Diccionario de la lengua sagrada de todas las escrituras y mitos hay un símbolo llamado El manto de las aguas que representa las vestiduras de la Sabiduría que envuelven al Yo liberado... El Yo se ve como siendo un centro en el que todos los rayos de la Vida divina se concentran, formando una Luz celestial, y alrededor de la naturaleza divina están las vestiduras... de la Verdad [representada] por el agua. 

 

Además de ser una bella imagen, este símbolo también expresa la realidad de que mientras la vida de un organismo se halla en el centro de la forma, externamente es un «vestido de la verdad» —un manto de éter que crea, sostiene y guía a la manifestación conforme a su parte en el Plan divino—. Este manto está hecho de dos tejidos: éter y agua. El primero impregna la segunda; luego, esta suministra información a todas las células del cuerpo.

 

 

La investigación de Gerald Pollack, profesor de Ingeniería Genética en la Universidad de Washington, es fundamental para demostrar por qué esto es así. Él y su equipo de investigación han hecho muchos experimentos sobre el agua para investigar su alta tensión superficial. Hasta ahora se pensaba que en la superficie del agua existían un par de capas de moléculas con carga estática; pero esto siempre ha parecido ser insuficiente para crear una tensión superficial que permitiera que objetos tan pesados como monedas pudieran flotar sobre ella o que ciertos animales, como el apropiadamente llamado lagarto Jesucristo, pudiera caminar sobre el agua (si bien que debido a que se mueve a una velocidad extraordinaria).

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Pero ahora en experimentos se ha demostrado que en su superficie el agua asume un cuarto estado. Mientras que los otros, el hielo, el agua y el vapor, son muy bien conocidos, este cuarto estado tiene la cualidad de un cristal líquido. Posee una estructura gelatinosa. Y no solo está compuesto de un par de capas de moléculas, sino muchísimas más, del orden de dos o tres millones de capas. Esta agua es una sustancia viscosa, tiene una estructura ordenada, con carga eléctrica negativa. Su energía y capacidad de ordenarse provienen de varias fuentes de luz, como del sol y de la luz infrarroja que hay en nuestro entorno. Pero lo que es particularmente interesante es que esta agua absorbe la luz de 270 nanómetros. Esta longitud de onda corresponde a la parte ULTRAVIOLETA del espectro. La luz ultravioleta es el puente de comunicación entre la luz visible y la luz invisible de los niveles etéricos del plano físico, de los que están compuestos los cuerpos de energía de todas las formas de vida. A través de un puente de luz ultravioleta, la información procedente del cuerpo etérico se transmite directamente al agua que rodea a cada célula del cuerpo físico. Es aquí donde, probablemente, se halla la verdadera fuente de información del código genético y del ADN.

 

 

La manera cómo el agua retiene esta información es a través de un estado de tensión eléctrica basado en la geometría del hexágono. Debido a que este cuarto estado del agua es un cristal líquido, él actúa como un semiconductor. Puede retener la información por medio de sus estructuras semejantes a anillos hexagonales. Se sabe que estas estructuras absorben la luz ultravioleta de unos 270 nanómetros.

Gerald Pollack descubrió que este cuarto estado del agua está formado de láminas compuestas de estos hexágonos, dispuestas en capas, una encima de la otra, como un panal de abejas. Además, el ángulo de cada hoja está desplazado de sesenta grados; y a medida que las capas de hexágonos se apilan, crean una estructura helicoidal, formando así un manto perfecto que rodea cada molécula de ADN y ARN en el cuerpo.

 

Exclusion Zone Right Shift

Exclusion Zone Helix

 

Es aquí donde se encuentra el secreto de la memoria del agua que ha intrigado a investigadores recientes, como Jacques Beneviste, así también el de la transferencia de la energía mental al agua, como lo demuestran los experimentos del Dr. Masaru Emoto. La energía mental que se precipita a través de los éteres continúa descendiendo naturalmente hasta llegar al agua. Como analizamos en otra parte de las páginas del Puente Eléctrico, cuando miras el agua —ese líquido transparente, insípido, inodoro y adaptable, con todas sus cualidades notables—, estás mirando directamente el éter en su forma más densa.

 

Debido a que el agua constituye un 90 por ciento del plasma sanguíneo, y mucha parte de este se encuentra en esa cuarta fase, la de cristal líquido eléctricamente cargado, podemos hallar aquí algunas evidencias científicas de que la acción eléctrica es la principal responsable de la circulación de la sangre y no el corazón. El corazón no es una bomba que impulsa, a presión, sangre inerte, sino que la sangre es propulsada por su propia potencia biológica y se estimula con un «ímpetu inducido» desde el corazón.1 En 1932, Bremer de Harvard filmó la sangre en un embrión que se hallaba en las etapas iniciales de desarrollo; esta circulaba en corrientes espirales, ¡y eso antes de que el corazón estuviera funcionando! Pero él quedó tan impresionado con el patrón espiral del flujo sanguíneo que se le pasó por alto las implicaciones más relevantes, a saber, que la sangre tiene su propio impulso inherente; el corazón sirve solo para propulsar con impulsos espirales.2 La investigación de los científicos rusos muestra que «el corazón necesitaría 106 veces su presión para poder trabajar como una bomba». La investigación de Gerald Pollack sugiere que la energía infrarroja del medio ambiente que irradia en la sangre ayuda a impulsar la circulación sanguínea. Esta investigación está avanzando en la dirección correcta; si bien que desde el punto de vista de la ciencia esotérica, la fuente de energía está principalmente en los niveles etéricos.

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Continúa en la parte 3

1         El corazón no es una bomba. Revista del Center for Frontier Sciences de la Universidad de Temple en Filadelfia. http://www.rsarchive.org/RelArtic/Marinelli/

2         Ídem