¿Ya llegamos? - Diciembre de 2022


La llegada de diciembre marca el comienzo de una temporada de buena voluntad, con sus festividades tradicionales y la reunión de familias y amigos; un momento muy ocupado, esperado con impaciencia por muchos. Sin embargo, en medio de esto, para muchas personas también tiene lugar otra actividad habitual: la recapitulación del año que han vivido y lo que planean para el futuro, especialmente para el próximo año. Tal planificación es una herramienta fundamental en el camino espiritual. Ya sea que los planes en consideración impliquen un cambio extenso o una resolución de Año Nuevo comparativamente menor, la discriminación es una habilidad esencial para evaluar el objetivo elegido y lograrlo. Un enfoque realista, con un esfuerzo hábil y persistentemente aplicado, proporciona una base sólida para el progreso y, naturalmente, alienta a pensar que las posibilidades de éxito son buenas.

Sin embargo, teniendo en cuenta que no hay garantías, si el resultado no es el deseado y esperado, o si parece que no hay resultados para la iniciativa, ¿cómo se puede evaluar? ¿Qué constituye un fracaso y cómo reconocemos el éxito? Al menos hasta cierto punto, el juicio de éxito o fracaso depende del sistema de valores empleado –material o espiritual, cuantitativo o cualitativo– y es influenciado por otros factores circunstanciales. A menudo, ni el éxito ni el fracaso hacen posible una evaluación adecuada, y solo una revisión más profunda y/o autoindagación puede arrojar suficiente luz para llegar a una evaluación matizada y apropiada.

En el servicio de Triángulos, no es de extrañar que los miembros se pregunten si han tenido éxito en su meditación; pero usar la dicotomía de éxito o fracaso no es apropiado. Aquí y en muchas otras situaciones, existe un enfoque alternativo relevante para hacer la evaluación. No se pregunta si el esfuerzo es un éxito o un fracaso, sino que ve toda la experiencia como una valiosa oportunidad para aprender. Para el alma en encarnación, estos acontecimientos proporcionan el sustento para el crecimiento espiritual, revelando valores y conduciendo al desarrollo de cualidades y habilidades: son observaciones necesarias para establecer un mayor contacto y expresión del alma. La gran atención prestada no sólo puede revelar los obstáculos que persisten, sino también los que se han superado, por lo que afirma el esfuerzo y alienta a seguir avanzando.

Y lo más importante en todo esto es que cada dedicada meditación aumenta esas energías que circulan para el servicio a la humanidad a través de la red, “ese diseño entrelazado de luz y buena voluntad que debe sustentar o ‘fundamentar’ todo trabajo exotérico de renovación, rehabilitación y reconstrucción” 1.  Todo esfuerzo sincero apoya esto.

1 El Discipulado en la Nueva Era, Tomo II, p.39 ed. Inglesa